El llanto estridente del niño despertó a Donghae. Tomó su
bata y entró corriendo en la habitación de su hijo. Miró alrededor para
asegurarse de que Hyukjae no estaba, y después se acercó a la cuna. El pequeño
dejó de llorar cuando lo vio, pero continuó moviendo los brazos y las piernas.
Donghae tenía un hijo que dormía tranquilamente la noche entera. Pero cuando
llegaba la mañana no admitía esperas y se aseguraba de que él lo supiese.
Lo cambió y después se sentó en la mecedora para alimentarlo. Mientras lo hacia, Donghae volvió a pensar en las palabras de Hyukjae. Nuestro hijo. Lo había dicho con mucha naturalidad. Siempre había pensado en el pequeño como en su propio hijo o como en el hijo de Hyukjae.
Volvió a poner al niño en la cuna y aproximó ésta a la luz del sol que entraba por la ventana. Le acercó algunos juguetes para que se entretuviera mientras llegaba la hora del baño y después pasó a su propia habitación. Tenía que prepararse para el encuentro con Kibum.
Lo cambió y después se sentó en la mecedora para alimentarlo. Mientras lo hacia, Donghae volvió a pensar en las palabras de Hyukjae. Nuestro hijo. Lo había dicho con mucha naturalidad. Siempre había pensado en el pequeño como en su propio hijo o como en el hijo de Hyukjae.
Volvió a poner al niño en la cuna y aproximó ésta a la luz del sol que entraba por la ventana. Le acercó algunos juguetes para que se entretuviera mientras llegaba la hora del baño y después pasó a su propia habitación. Tenía que prepararse para el encuentro con Kibum.
El pequeño reloj sobre la repisa de la chimenea indicaba que eran las siete y diez, pero Donghae tenía la certeza de que Kibum llegaría de un momento a otro. Decidió usar un traje que lo hiciera ver provocativo. No era una prenda apropiada para usarla por la mañana, pero confiaba en que así lograría distraer de su cólera a Kibum.
Después de mirar por última vez su imagen reflejada en el gran espejo, Donghae llegó a la conclusión de que su apariencia era satisfactoria.
Descendió a la planta baja y se alegró de comprobar que Kibum aún no había llegado. Por lo menos, podría desayunar en paz. Fue directamente a la repisa del comedor colmada de fuentes de alimentos, y se sirvió un plato. Como las fuentes estaban medio vacías era evidente que Siwon y Hyukjae ya habían desayunado, y probablemente habían salido de la casa.
Tras concluir el desayuno, se levantó para servirse otra taza de té. Cuando se volvió, vio a Kibum de pie en el umbral. Vestía un elegante traje de montar y en la mano derecha sostenía un látigo. Como había previsto, los ojos castaños del joven se fijaron directamente en su cuerpo.
Donghae sonrió con simpatía.
- Kibum no te he oído llegar, pero no importa. Ven y tómate conmigo una taza de té.
-¿Qué?
Finalmente él lo miró en los ojos.
-Dije que te invito a tomar una taza de té.
-Sí. -Se acercó a Donghae con ojos hambrientos y no de comida precisamente
-Te agrada? Me lo puse para ti.- dijo con voz seductora
Kibum se ablandó. Lo atrajo y lo abrazó. Sus labios buscaron los de Donghae, pero él no sintió nada que se pareciese a una excitación especial. No sintió la oleada de fuego que recorría su cuerpo cada vez que Hyukjae lo besaba.
- Dong te ves hermoso - lo apartó un poco mirándolo de arriba abajo- No me importa que lo uses ahora que Lee se ha ido.
-Kibum.
-Dios mío Dong, no sabes lo que he sufrido desde que vino ese hombre. ¡Un verdadero infierno! No podía dormir ni comer, no podía hacer nada. Mi único pensamiento era que había sido tu amante.
-Kibum.
-Pero ahora todo se arreglará. Dime, ¿lo expulsó Siwon anoche o se ha ido esta mañana?
-Kibum, Hyukjae no se irá.
Él lo miró como si hubiese recibido inesperadamente una bofetada en la cara, pero Donghae se apresuró a hablar.
-Siwon me creyó cuando le dije que anoche no ocurrió nada. Kibum, todo fue muy inocente... en efecto, no hubo nada. Lee Hyukjae ya no me desea... ya viste cómo se comportó con Heejin. No hay motivo para inquietarse.
-¡No hay motivo! -explotó Kibum - Estaba en tu cuarto y tú... ¡estabas desnudo! ¿Te parece que eso no significa nada? Donghae, no lo soportaré más aquí!. ¡No lo soportaré!
-Mira, Kibum, eso no está bien. Hyukjae tiene derecho estar aquí. En esta casa está su hijo.
-¡Hablaré de esto con Siwon! ¡Ese hombre no continuará en la casa contigo!
-¡Esta es mi casa tanto como la de Siwon! -gritó Donghae - Y yo digo que Hyukjae puede permanecer aquí.
-¡Maldición!
Kibum descargó el látigo sobre la mesa.
-Kibum. Hyukjae está aquí sólo por su hijo... no por mí. ¿No comprendes?
-Entonces, ¿por qué demonios no le entregas a tu hijo?
-No puedes hablar en serio -dijo Donghae riendo.
-Si todo lo que Lee desea es tener a su hijo, entrégaselo. De todos modos, nunca quise a ese mocoso —dijo Kibum con amargura- Donghae, apenas nos casemos tendremos nuestros propios hijos. ¡Mis hijos!
Donghae habló con voz pausada
-Agradezco que me hayas dicho lo que sientes por el pequeño Hyukjae antes de que nos casemos. Ahora no habrá matrimonio. Kibum, si no quieres a mi hijo, no puedo casarme contigo.
-¡Donghae!
-No comprendes mis sentimientos hacia el niño, ¿verdad? Kibum, es mi hijo, y lo amo con todo el corazón. No hay poder en la tierra que me obligue a renunciar a él.
-¿Nunca has pensado en casarte conmigo, verdad? -gritó Kibum, el rostro rojo por la pasión. Un escalofrío recorrió la columna vertebral de Donghae - ¡Siempre has querido a ese hombre! Bien, no lo tendrás, Donghae. ¡Recuerda lo que digo! ¡Lee Hyukjae lamentará el día que entró en esta casa! !Y tú también lo lamentarás!
-¡Kibum! -gritó Donghae.
Pero él salió de la sala, cerrando la puerta con un fuerte golpe.
Donghae comenzó a temblar incontroladamente. ¿Qué podía hacer? ¿Qué se proponía hacer Kibum? Tenía que encontrar a Hyukjae y advertirle, pero no tenía idea del lugar en que se encontraba.
Donghae subió corriendo la escalera. Fue directamente a la habitación de Hyukjae y cerró la puerta. Lo esperaré aquí. ¡Oh, Hyukjae... por favor, date prisa! ¡Kibum ha enloquecido!»
Pasaron veinte minutos durante los cuales Donghae se paseó de un extremo al otro del cuarto de Hyukjae. Le parecieron horas. Continuó recordando lo que Kibum dicho y cavilando acerca del sentido de sus palabras. Cuando oyó pasos en el corredor, contuvo la respiración rogando que fuera Hyukjae. Cuando se abrió la puerta, casi se desmayó de alivio.
-¿Qué demonios haces aquí? ¿Intentas devolverme la visita que te hice anoche? -preguntó Hyukjae fríamente.
Entró en la habitación y comenzó a quitarse la pesada chaqueta de montar.
Donghae se sintió abrumado por la dureza de Hyukjae, pero recordó la razón por la cual estaba allí.
-Hyukjae he venido a advertirte. Kibum profirió amenazas contra ti, y se comportaba de un modo tan extraño que yo...
-¡Donghae no seas absurdo! - lo interrumpió - Me pediste anoche que saliera de tu cuarto y ahora te pido que abandones el mío. Tu hermano ha dicho claramente que no desea volver a vemos solos.
-¿Dijo eso?
-No exactamente, pero ése era el sentido -replicó Hyukjae.
-Pero Hyukjae. Kibum dijo que te pesaría haber venido aquí. Él...
-¿Crees realmente que me importa en lo más mínimo lo que dice Kim? Te aseguro que puedo cuidarme a mí mismo. -Se apartó de él, dejándolo sumida en total confusión- Si tu joven amante intenta algo trataré de que no sufra demasiado. Ahora, ten la bondad de salir de mi cuarto.
Donghae asió el brazo de Hyukjae y lo obligó a mirarlo y sus ojos irritados se clavaron en los ojos de Hyukjae.
-¡Creó que quiere matarte! ¿No puedes meterte eso en tu dura cabeza?
-De acuerdo, Donghae, es precisamente lo que me propongo hacer —dijo Kibum.
De pronto, Donghae sintió que las náuseas lo dominaban y percibió al mismo tiempo los músculos tensos del brazo de Hyukjae. Se volvió lentamente para mirar a Kibum, que estaba de pie en el umbral. El recién llegado apuntaba a Hyukjae con dos pistolas.
-Sabía que os hallaría juntos. Bien, Donghae, tu advertencia llegó un poco tarde. Ahora nada podrá salvar a tu amante.
Emitió una risa breve.
Donghae trató de hablar, pese a que le parecía que iba a desmayarse de un momento a otro.
-Kibum ¡no puedes hacer esto! ¡Cometerás un asesinato! Arruinarás tu propia vida.
-¿Crees que mi vida me importa en lo más mínimo? No me importa lo que me ocurra, si él muere. Y ahora morirá, Donghae... ante tus propios ojos. ¿Crees que no sé que te acostaste con él mientras decías ser mi prometido? ¿Crees que soy tan estúpido?
-¡No es cierto Kibum! -gritó Donghae. Avanzó para proteger con su cuerpo a Hyukjae, pero él lo apartó con un movimiento del brazo y Donghae cayó en la cama.
-Donghae quítate del medio. Esto tiene que resolverse entre Kim y yo -dijo Hyukjae con voz dura.
-Muy emocionante -dijo Kibum riendo- Pero mi propósito no es herir a Donghae.
-¡Kibum escúchame! -rogó Donghae. ¡Tenía que detenerlo! Se incorporó bruscamente y se enfrentó a Kibum con la respiración agitada- Iré contigo Kibum. Me casaré hoy. Por favor, por favor, deja las pistolas.
-Mientes. ¡Siempre me has mentido!
-Kibum no te miento. ¡Esto es absurdo! No tienes motivo para sentir celos de Hyukjae. No lo amo. No me desea, y yo no lo deseo. ¿Cómo podría amarlo después de lo que me hizo? Por favor... ¡escucha mis razones! Partiré hoy mismo contigo y no volveremos a mencionar este asunto. ¡Por favor Kibum!
-¡Basta ya Donghae! De nuevo te burlas de mí y no lo toleraré. ¡Siempre has querido a este hombre y no trates de decir lo contrario! -rugió Kibum la cara contraída en una máscara de odio- Hemos sido novios y sin embargo jamás has permitido que te tocara, pero soportaste que él te pusiera las manos encima, ¿verdad? ¡Bien, ya es suficiente! Donghae no lo tendrás... ni tendrás a su hijo.
Kibum volvió a reír cuando oyó la exclamación de Donghae, pero mantuvo la vista fija en Hyukjae, que no hacía un solo movimiento.
-¿Crees que permitiré que ese mocoso viva para recordarte a este hombre? No, Donghae... ¡ambos morirán! Tengo dos balas, una para cada uno.
-Tendrá que usar las dos conmigo, Kim, e incluso así lo destrozaré.
La voz de Hyukjae era serena, pero amenazadora.
-Lo dudo, Lee... soy excelente tirador. Mi primera bala le destrozará el corazón y me quedará una para matar a ese bastardo. Donghae no conservará nada de usted -Hizo una pausa y miró el piso- Dong eras el hombre que siempre desee, pero te apartaron de mí.
Miró a Hyukjae y sus ojos de nuevo mostraron una expresión extraviada.
Kibum alzó una de las pistolas y apuntó al corazón de Hyukjae. Donghae profirió un grito escalofriante y se arrojó hacia adelante en el mismo instante en que Kibum disparaba.
Hyukjae había dado un paso al lado para esquivar la bala, pero pudo sostener a Donghae cuando éste se desmayó, la sangre le brotaba de una herida en la cabeza.
Donghae sintió que caía, en un movimiento lento, describiendo amplios círculos. Frente a sus ojos todo se tiñó de rojo... y después la oscuridad se lo tragó.
-Oh, Dios mío, ¿qué he hecho? ¡Lo he matado! -exclamó Kibum.
Había palidecido intensamente, profirió un grito que era casi un aullido, volvió y descendió corriendo la escalera. Pero antes de que llegase a la puerta principal Siwon salió del comedor, detrás iban Heechul y Sora.
-¡Kibum! -gritó Siwon, impidiéndole el paso. Kibum se volvió lentamente y Siwon palideció al ver las dos pistolas en sus manos- Dios mío, ¿qué has hecho?
Kibum dejó caer las armas, como si le quemaran las manos. Pero una pistola aún estaba cargada y cuando golpeó el suelo estalló con un estrépito horrible. Del primer piso llegó un grito de angustia. Kibum cayó de rodillas y las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.
-¡Ya está persiguiéndome! -exclamó Kibum - Oh, Dios mío, Dong no quería herirte. Yo te amaba.
-Quédate aquí Kibum - ordenó Siwon con voz ahogada y comenzó a subir de prisa la escalera, seguido por Heechul y Sora.
-¿Adónde voy a ir? -murmuró Kibum en el vestíbulo- ¿Por qué no viene a buscarme Lee? ¡Es necesario que se haga justicia! Oh, Dios mío, cómo he podido ser tan ciego que no he visto cuánto le amaba... tanto, que se cruzó en mi línea de fuego para protegerlo. No puedo soportar lo que he hecho... ¡Quiero morir!
No hay comentarios:
Publicar un comentario