Atrévete a Amar- Capítulo 1



Inglaterra, 1818.


-¿Estás atemorizado, pequeño?


Choi Heechul dejó de mirar por la ventanilla del carruaje, por la que había estado contemplando el paisaje durante una hora sin verlo realmente. ¿Atemorizado? Estaba solo en el mundo, sin tutor ni familiares. Iba camino de un futuro incierto, dejando detrás suyo todo cuanto conocía. ¿Atemorizado? Estaba aterrorizado.

Pero Heechul trataría de evitar que Kim Heejin lo supiera. Heejin ya estaba bastante inquieta; lo había estado desde que cruzaran la frontera inglesa la mañana anterior, si bien trataba de ocultarlo tornándose quejosa, según su costumbre. Hasta entonces, Heejin había estado alegre y despreocupada, incluso cuando cruzaron las tierras bajas de Escocia, a las que despreciaba.

Heechul se esforzó por sonreír para complacer a su doncella y para tranquilizarla

-Oh, Heejin, ¿por qué habría de estar atemorizado? ¿Acaso no logramos salir subrepticiamente en medio de la noche? Hyunsang jamás adivinará que nos hemos fugado a Londres.

-Seguramente -dijo Heejin, complacida por el éxito que habían tenido hasta ese momento y olvidándose momentáneamente de que experimentaba temor y disgusto hacia los ingleses. Mucho más profunda era su aversión hacia Yoon Hyunsang - Y espero que ese maldito se asfixie con su propio malhumor cuando compruebe que lograste burlar sus detestables planes. Janghoon no me agradaba, pero sabía qué era lo mejor para ti. Fue él quien contrató ese excelente tutor para que no olvidaras tu verdadero idioma, especialmente ahora que estamos entre estos endemoniados ingleses.

Heechul sonrió y decidió gastarle una broma.

-Cuando vea a un inglés, recordaré de inmediato mi verdadero idioma. No me negarás estos últimos momentos en que puedo hablar sin necesidad de pensar en cada palabra que pronuncio, ¿verdad?

-Bah. Sólo lo olvidas cuando estás alterado.

Heejin lo sabía. En ocasiones, conocía a Heechul mejor que él mismo. Si bien Heechul no estaba malhumorado, que era cuando comenzaba a hablar con el acento escocés que había aprendido de ella y de su abuelo, lo cierto era que estaba alterado, y con razón. Pero no lo suficiente para olvidar el auténtico inglés que le había enseñado su tutor.

Heechul suspiró.

-Espero que lleguen los baúles o nos quedaremos en ascuas.

Ambos habían partido con una sola muda de ropa para desorientar aún más a su primo, por si alguien los veía y lo informaba.

-Ése es el menos grave de tus problemas, mi niño. El bendito Janghoon pensó en todos los detalles; incluso hizo enviar los baúles con anticipación, uno por uno, para que Hyunsang no sospechara.

En su huida habían cabalgado en medio de la noche hasta el pueblo más próximo, donde aguardaban el carruaje y su conductor, y habían debido aguardar varias horas para asegurarse de que no les seguían, antes de emprender el viaje. Pero habían sido necesarios todos esos inconvenientes y ocultamientos para burlar a Yoon Hyunsang por lo menos, así había opinado el abuelo.

Y Heechul le creyó, sobre todo al ver la expresión de Hyunsang cuando se leyó el testamento del abuelo. Después de todo, Hyunsang era el sobrino nieto de Choi Janghoon, el nieto menor de su hermano y el único pariente masculino que aún vivía. Hyunsang había estado en todo su derecho al suponer que parte de la inmensa fortuna de Janghoon sería para él, aunque sólo fuera una pequeña parte. Pero Janghoon había legado todo su patrimonio a Heechul, su joven nieto. Y Hyunsang había realizado grandes esfuerzos para no dar rienda suelta a su indignación.

-No debió sorprenderse tanto -dijo Heejin al día siguiente de la lectura del testamento-. Sabía que tu abuelo le odiaba; que le culpaba de la muerte de tu querida madre. Por eso te cortejaba tan diligentemente durante todos estos años. Sospechaba que te lo dejaría todo. Y por eso, ahora que tu abuelo no está, es por lo que hemos tenido que marcharnos tan deprisa.

No había tiempo que perder. Heechul lo supo cuando Hyunsang volvió a pedirle que se casara con él, después de la lectura del testamento, y él volvió a rechazarlo. Esa misma noche, él y Heejin se habían marchado. No era el momento de apenarse ni de arrepentirse de la promesa que le había hecho a su abuelo. Ya había sufrido bastante cuando dos meses antes, se enteraron de que Janghoon moriría. Y, en realidad, su muerte había sido un alivio, pues durante los últimos siete años se había estado debilitando y soportando dolores; sólo su testarudez había logrado mantenerlo vivo durante tanto tiempo. No, no podía lamentar que su abuelo hubiera dejado de sufrir. Pero, cómo extrañaría al querido anciano, que había desempeñado el rol de padre y madre para él durante todos esos años.

-No llores por mí, mi niño -le había dicho unas semanas antes de morir-. Te lo prohíbo. Me has dedicado demasiados años y, cuando muera, no quiero que desperdicies ni un solo día más. Debes prometérmelo.

Una promesa más al anciano que amaba, que lo había criado, reprendido y protegido desde que su hija regresara a su hogar con un niño de seis años llamado Heechul. ¿Qué importaba una promesa más, cuando ya le había hecho esa promesa fatal que ahora le provocaba tanta ansiedad? De todos modos, no había tenido mucho tiempo para apesadumbrarse; por lo menos la había cumplido.

Heejin frunció el ceño cuando vio que Heechul miraba nuevamente por la ventanilla, pues sabía que estaba otra vez pensando en Choi Janghoon. Desde que Heechul llegara a la casa de su abuelo, había disfrutado provocando al viejo, que lo aceptaba complacido. Ambos lo extrañarían, pero ahora debían pensar en muchas otras cosas.

-Nos estamos acercando a la posada -anunció Heejin, sentada en el asiento que daba hacia el frente del carruaje.

Heechul se inclinó hacia delante y hacia el costado para mirar por la ventana. El sol del atardecer iluminó su rostro y sus cabellos. Eran cabellos de color rojizo como los de su madre. Todos sus rasgos se asemejaban a los de su madre, antes de que hubiera huido con su inglés. En realidad, Heechul no se asemejaba en nada a su padre, ese inglés que había enamorado a su madre, convirtiéndola en una sombra de sí misma cuando él murió en ese trágico accidente. Nunca fue la misma y, un año después, ella también murió. Gracias a Dios, Heechul había contado con el apoyo de su abuelo. El niño huérfano de siete años se adaptó perfectamente al anciano escocés, que satisfacía todos sus caprichos.

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-Esperemos que las camas sean más mullidas que las de anoche -dijo Heechul cuando el carruaje se detuvo frente a la posada-. Es lo único que me entusiasma de Londres. Sé que Geunsuk tendrá camas cómodas para nosotros.

-¿No te alegra volver a ver a tu mejor amigo después de tantos años?

Heechul miró a Heejin, sorprendido

- Por supuesto. Estoy ansioso por verlo. Pero las circunstancias no son las más propicias para un encuentro agradable, ¿no? Quiero decir que no tendré tiempo para visitas. Oh, ese Hyunsang -dijo, frunciendo el entrecejo-. Si no fuera por él...

-Si no hubieras hecho promesas no estaríamos aquí, pero de nada vale quejarse ahora, ¿verdad? -replicó Heejin.

Heechul sonrió.

-¿Quién se quejaba anoche de la cama dura?

Heejin emitió un bufido, negándose a responder y urgiendo a Heechul para que descendiera del coche cuando el conductor abrió la puerta y le extendió la mano para ayudarle a bajar. Heechul rió y Heejin volvió a bufar, esta vez para sí misma.

Cuando Heechul se acercó a la posada, no advirtió la presencia de un chico de dieciséis años, que estaba de pie sobre una banqueta encendiendo la lámpara que se hallaba sobre la puerta, pero lamentablemente el chico percibió la de él. Al oír la risa de Heechul, tan diferente de las que solía oír, miró por encima de su hombro y estuvo a punto de caer de la banqueta, azorado ante su aspecto. Parecía una llama encendida, pues el sol del atardecer hacía refulgir sus cabellos rojizos. A medida que se acercó, pudo distinguir los finos rasgos de su rostro ovalado de pómulos altos y labios carnosos. Cuando pasó por la puerta, estiró el cuello para continuar mirándolo, hasta que un sonido de desaprobación le hizo volver la cabeza y vio a la criada de expresión severa que lo miraba. El chico se sonrojó.

Pero Heejin se compadeció de él y nada dijo. Sucedía dondequiera que fuesen, pues Lord Choi Heechul ejercía ese efecto, ni los chicos ni los viejos parecían inmunes a su belleza. Y ésta era el joven que andaría solo por Londres.




-¿Y te preguntabas quién era su sastre? -dijo despectivamente uno de los presentes a su amigo-. Te dije que su sastre no tiene nada que ver con ello. Si deseas emularlo en algo, recoge el guante. Él ha estado en el asunto durante más de doce años.

El otro espectador se sobresaltó al oír el sonido del cuero que rozaba la piel, pero abrió los ojos. Los había cerrado momentos antes cuando aparecieron las primeras gotas de sangre en la nariz. Se estremeció al ver que ahora la sangre manaba en abundancia de la nariz y también de la boca y del tajo del arco superficial.

-¿Te desagrada? -dijo el primero, sonriendo al ver la palidez de su amigo-. Imagino que a su contrincante también, por lo menos hoy.- Rió, pensando que sus palabras eran graciosas.- Si Tsuruga estuviera con él en el cuadrilátero, tendríamos a quien apostarle. Él fue quien lo estrenó. Pero Tsuruga, según dicen, hace diez años que no boxea. Pero Kim está enardecido y eso empareja la situación.

Pero mientras contemplaban la pelea, junto con otros caballeros que rodeaban el cuadrilátero, Sir Kim Siwon se relajó y miró ceñudamente al dueño del establecimiento deportivo.

-Demonios, Tsuruga, te dije que aún no estaba preparado. No se ha recuperado de la última vez.

Ren Tsuruga se encogió de hombros, pero sus ojos brillaban, divertidos, al mirar al enfadado pugilista a quien consideraba un amigo.

-No tuve noticias de otro que aceptara el reto, milord. Si permitiera que otro hombre ganara alguna vez, quizás hallaría quienes estuvieran dispuestos a pelear.

El comentario suscitó muchas risas. Todos los que estaban allí sabían que hacía una década que Kim no perdía una pelea ni permitía que nadie le sacara ventaja ni siquiera en las prácticas de boxeo. Estaba en óptimas condiciones, sus músculos eran perfectos, pero era su habilidad la que lo tornaba tan extraordinario... e imbatible. Los promotores, entre ellos Tsuruga, darían cualquier cosa por hacerlo intervenir en una pelea profesional. Pero, para un libertino como Kim, el boxeo era tan sólo un ejercicio físico para mantenerse en buen estado y contrarrestar la vida disipada que llevaba. Sus visitas, tres veces por semana, a Tsurugas's Hall tenían para él la misma importancia que sus cabalgatas matutinas por el parque. Sólo le proporcionaban placer.

La mitad de los caballeros que allí se encontraban eran también pugilistas que aguardaban su turno para subir al cuadrilátero. Algunos habían ido a contemplar a los expertos en acción, aunque ocasionalmente existía la oportunidad de hacer algunas apuestas. Otros pocos eran camaradas de Kim; solían asistir para ver cómo él derrotaba a sus contrincantes, escogidos por Tsuruga, y sabiamente se abstenían de competir con él.

Uno de ellos hizo una broma a Siwon. Casi de su misma estatura, pero más delgado, Lord Park era un individuo sin prejuicios de vivaces ojos. Era de su misma edad, pero castaño, en tanto que Siwon tenía cabellos oscuros, y compartía con él los mismos intereses, especialmente los jóvenes y el juego.

-Sólo lograrás que alguno de ellos lo haga con entusiasmo si conviertes en cornudo a algún chico corintio de tu fuerza y tamaño para que acepte el reto.

-Dada mi mala suerte, Hanheng -dijo Kim - sólo lograría que escogiera un duelo a pistola y eso no es divertido.

Park Hanheng rió, pues si bien no todos sabían que Siwon era imbatible en el cuadrilátero, nadie ignoraba que era incomparable en el campo del honor. Incluso solía preguntar a sus retadores en qué lugar de su anatomía deseaban recibir la herida, lo que naturalmente los atemorizaba más aún.

Siwon nunca había matado a nadie en un duelo, dado que siempre se había batido por jóvenes señores y pensaba que no valía la pena morir por ninguno de ellos, excepto por los que integraban su familia. Era soltero, pero sus tres hermanos mayores tenían hijos y, por ende, tenía sobrinos a quienes amaba mucho.

-¿Estás buscando competidores, Siwon? Debiste enviar a alguien para que me trajera. Sabes que siempre estoy dispuesto a complacerte.

Hanheng giró rápidamente sobre sí mismo, sorprendido al escuchar una voz que hacía diez años que no oía. Luego arqueó las cejas con incredulidad. En el vano de la puerta estaba Kim Hyukjae, que indudablemente había envejecido pero que aún tenía el mismo aspecto peligroso de diez años atrás, cuando fuera el libertino más notorio de Londres. Alto, pelirrojo y todavía apuesto. Dios ¡era increíble! Luego Hanheng se volvió hacia Siwon, para observar cómo reaccionaba ante la inesperada visita. Los dos hermanos habían estado muy unidos, ya que sólo había un año de diferencia entre ellos y ambos compartían los mismos intereses, si bien Hyukjae era sin duda el más alocado; o al menos lo había sido. Pero luego Hyukjae había desaparecido y aunque la familia no mencionó el motivo, los otros hermanos habían renegado de él y ni siquiera lo mencionaban. Siwon no era una excepción. A pesar de que Hanheng había sido amigo íntimo de Siwon durante todos esos años, éste nunca le había confiado por qué Hyukjae había sido expulsado de la familia.

Pero, para sorpresa de Hanheng, Siwon no reaccionó mal. Su atractivo rostro no expresó emoción alguna. Había que conocerlo muy bien para percibir que ese brillo que asomaba a sus ojos negros denotaba placer y no furia.

Pero cuando habló, pareció dirigirse a su peor enemigo.

-Hyukjae, ¿qué mierda estás haciendo en Londres? Esta mañana debiste embarcarte.

Hyukjae se limitó a encogerse de hombros.

- Hubo un cambio de planes, gracias al empecinamiento de Minho. Desde que conoció al resto de la familia ha sido imposible razonar con él. Seguramente ha tomado lecciones de manipulación con Minnie, pues logró convencerme para que le permitiera finalizar aquí sus estudios, aunque no sé cómo lo hizo.

Siwon hubiera deseado reír al ver la expresión desconcertada de Hyukjae, que había sido hábilmente manejado por un joven de diecisiete años, que más parecía hijo de Siwon que de Hyukjae, y lo hubiera hecho si Hyukjae no hubiera mencionado el nombre de Minnie. Ese nombre siempre irritaba a Siwon, como a Shindong y Zhoumi, sus hermanos mayores; y Hyukjae lo sabía, por lo cual había empleado el nombre Minnie en lugar de Min, que era como el resto de la familia llamaba a Cho Sungmin.

Mientras Hyukjae hablaba se había adelantado, quitándose el abrigo, dado que tenía toda la apariencia de complacer a Siwon en el cuadrilátero, Siwon se abstuvo de discutir sobre el nombre Minnie, lo que hubiera iniciado una de las riñas habituales y hubiera puesto en peligro la oportunidad de boxear amistosamente con él.

-¿Eso significa que tú también te quedarás? -preguntó Siwon mientras Hyukjae entregaba su abrigo a Hanheng y aceptaba los guantes que Ren Tsuruga le calzó con una sonrisa.

-Lo suficiente para dejar establecido al muchacho, supongo. Aunque Sunnie ha dicho que la única razón que teníamos para instalarnos en las islas era la de brindar a Minho un hogar.

Siwon no pudo evitar la risa.

-Dos viejos lobos marinos jugando a ser madres. Dios, cómo me hubiera agradado verlo.

-Yo en tu lugar no diría eso -dijo Hyukjae imperturbable-. Tú también hiciste de padre durante seis años todos los veranos, ¿verdad?

-Di mejor de hermano mayor. Me sorprende que no te hayas casado, como Shindong, sólo para darle otro padre Minho. Claro que, considerando que Xian Junsu está dispuesto a ayudarte a criar al muchacho, supongo que no lo creíste necesario.

Hyukjae subió al cuadrilátero.

-Estás menospreciando a mi mejor amigo.

Siwon hizo una leve reverencia.

-De acuerdo. Pero, ¿quién se ocupará del muchacho mientras tú y Sunnie deciden regresar?

La derecha de Hyukjae apuntó directamente al torso de Siwon, al tiempo que dijo:

-Tú.

Doblado en dos, Siwon trató de absorber el golpe y la respuesta. Las apuestas comenzaron. Finalmente había llegado alguien que parecía capaz de vencer al imbatible Lord Kim. Kim era un poco más alto, pero el otro era más fornido y parecía estar en condiciones de abatir a cualquiera. E iban a tener el privilegio de contemplarlo. Sólo unos pocos sabían que eran hermanos.

Cuando Siwon recobró el aliento, miró ceñudamente a Hyukjae a causa del golpe sorpresivo, pero, respondiendo a sus palabras, preguntó:

-¿Yo? ¿Por qué he de ser el afortunado?

-El muchacho te escogió. Eres su ídolo... después de mí, naturalmente.

-Naturalmente -dijo Siwon y tomó a Hyukjae de sorpresa con un golpe de abajo hacia arriba que hizo que retrocediera. Mientras Hyukjae movía la mandíbula, Siwon añadió: -Será un placer tenerlo conmigo, siempre que comprendas que no restringiré mis actividades como lo hice por Min.

Se acercaron el uno al otro, propinándose sendos golpes antes de que Hyukjae respondiera:

-No lo pretendo, pues yo no lo he hecho. Es diferente cuando uno está a cargo de un joven. Por favor, Minho ha estado frecuentando prostitutos desde que tenía catorce años.

Siwon se echó a reír, pero al hacerlo bajó la guardia y recibió un fuerte golpe en un costado de la cabeza. Pero reaccionó rápidamente y dio una trompada a Hyukjae que lo elevó del suelo, a pesar de que Hyukjae pesaba más que su hermano.

Siwon se mantuvo inmóvil, aguardando que su hermano se repusiera. Cuando Hyukjae levantó la mirada, sonreía.

-¿Deseamos realmente quedar doloridos, Siwon ?

Siwon sonrió.

-No, sobre todo si podemos hacer algo más agradable y te aseguro que podemos. -Se acercó a su hermano y le rodeó el hombro con el brazo.

-Entonces, ¿cuidarás del muchacho hasta que comience la escuela?

-Me agradaría, pero, Dios mío, me harán toda clase de bromas. Cualquiera que vea a Minho creerá que es mi hijo.

-Por eso desea estar contigo -dijo Hyukjae sonriendo y dejando ver sus blancos dientes-. Posee un endiablado sentido del humor. ¿Qué te parece esta noche? Conozco un par de rameras...

-¿Rameras?, por favor. Has sido pirata durante demasiado tiempo, capitán Hyuk. Bien, conozco un par de jóvenes señores...


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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...