Entre el Miedo y el Amor- Capítulo 11



el escuchar como de los labios de Sungmin salía su nombre mezclado con sus gemidos y pequeños gemidos le volvían loco y le impulsaban a seguir cada vez más rápido, aceleró sus movimientos, y en una última embestida… Mil fuegos se habían encendido en él, uniéndose en una sola llama que pronto no podría ser contenida. Y le recorrió totalmente, ahogándolo en el más dulce de los fuegos.

Podía sentir como las paredes de Sungmin le envolvían con espasmos intermitentes, Kyuhyun entró en él una vez más, alcanzando el tan ansiado clímax a la vez. Kyuhyun corriéndose dentro de Sungmin llenándolo con su semilla, sintiendo como el placer se apoderaba de todas sus células, y Sungmin terminando en la mano de su prometido, lo que hizo que su corazón se saltara un latido.

Kyuhyun no recordaba haber quedado nunca tan saciado, ni haber sentido una ternura semejante después de hacer el amor. Quería abrazar para siempre a Sungmin, no soltarlo nunca más.


–¿Eso ha sido... normal? –preguntó Sungmin como en un sueño. Él rió.

–Después de lo que hemos experimentado... ¿quieres una mera normalidad?

–No, creo que no –levantó suspirando la cabeza que había dejado sobre el pecho de Kyuhyun, suspirando–. Creo que deberíamos volver a la casa.

–Oh, maldición –gruñó Kyuhyun –. Yo también lo creo.

Sungmin le miró, el amor y el anhelo brillando en su bello rostro.

–Kyuhyun...

–Sí, mi amor...

–No adivinarán nada, ¿verdad? –Lo cierto es que no le importaba que lo adivinaran, pero creía que debía preguntar.

Kyuhyun le sonrió.

–Nadie se atreverá a sugerir que hemos hecho el amor al aire libre. No es costumbre, amor.

Vistiéndose, bromeando, robándose besos, pasaron otros veinte minutos antes de que dieran vuelta al estanque en dirección a la casa. Kyuhyun le pasaba el brazo sobre los hombros, apretándolo contra él, cuando Taemin surgió ante ellos desde la cubierta de un matorral.

–Oh, Min, me alegro de que seas tú –dijo sin aliento.

–¿Me han echado de menos? –preguntó Min, preparándose para enfrentarse a una dura prueba.

–¿Echado de menos? No lo sé... yo salí a caminar, sabes, y no me di cuenta de que pasaba el tiempo... – Taemin empezó a toser, en verdad era una mala representación, porque el matorral que había detrás de ellos empezó a crujir.– Yesung se enojará terriblemente –dijo–. ¿Te importaría mucho decir que he estado contigo?

Sungmin logró contener una sonrisa.

–Claro que no.. si prometes que no perderás nuevamente el tiempo. Kyuhyun...

–Perfectamente –asintió él–. Sé personalmente hasta qué punto se nos puede pasar el tiempo.

Los tres lograron mostrar caras muy serias cuando volvieron apresurados a la casa.




La fiesta de compromiso dada por Kim Zhoumi y su esposo Henry fue un éxito total. Toda la familia y los amigos más cercanos estuvieron presentes. La abuela de Kyuhyun y la tía Arha se divirtieron enormemente, y Sungmin adivinó que habían temido que Kyuhyun no se casara nunca. Su madre, a la que el nunca nombraba, estaba conspicuamente ausente.

Kyuhyun estaba de muy buen humor y todo marchó maravillosamente. Habían tardado dos semanas en preparar la fiesta, y todo estaba meticulosamente cuidado al detalle.

Pero, el buen tiempo de navegación no dura. Dos meses después de la fiesta, Lee Sungmin estaba en el fondo de la desesperación. Y no le servía de nada haber llegado gradualmente a este nivel de desdicha.

Todo había sido para nada.

Y no lo había creído posible, no, después de haber hecho el amor con él. Había estado seguro de que después de aquella noche, Kyuhyun iba a considerarse feliz casándose con él. Había sido maravilloso, increíblemente paciente y tierno aquella vez. Es verdad que bebió un poco de más, pero, ¿tanto había sido como para que pudiera olvidar aquella noche?

Oh, seguían pensando en casarse. Y él siempre le avisaba cuando iba a salir de la ciudad. A veces iba semanas enteras a Southampton, pretextando negocios. Siempre le avisaba cuando volvía a Londres, pero, en los últimos dos meses, no lo había visto más de cinco veces. Y esas cinco veces habían sido terribles, una tras otra.

Kyuhyun nunca se había retrasado cuando tenía que acompañarlo a una reunión, pero lo había traído de vuelta a casa sólo tres veces. Las otras dos, Sungmin había dejado que el mal humor se apoderara de él y había partido solo. No era que él lo hubiera dejado para pasar toda la velada en la sala de juego, o mezclado en discusiones políticas, pero, con frecuencia, pasaba más tiempo con Kim Jinhee que con él. Y cuando hacía el tonto siguiendo a aquel joven por todos lados, bueno, aquello ya era casi el límite.

Y todo era intencionado. Sungmin sabía que él se estaba portando mal para hacerle a él un favor. Y esto era lo que más le hería. Si él hubiera pensado por un momento, que él se mostraba como realmente era... bueno, habría dejado que Siwon se ocupara de él, claro que lo hubiera hecho. Pero Kyuhyun no era un canalla. Estaba haciendo una campaña despiadada para que él le dejara. Del mismo modo que se había visto obligado a aceptar el compromiso, quería ahora que él se viera obligado a dejarle.

Lo peor de todo era que, por más que le hiriese, Sungmin no podía romper con él. Ya no estaba él solo para pensar.

Kyuhyun le quitó la capa negra y se la tendió al lacayo, junto con su gran capa oscura bordeada de rojo y su sombrero de copa. Había logrado que su tío Zhoumi le dejara ir sin acompañante, por una vez. Desde la fiesta del compromiso, no había habido ningún intercambio amable entre él y Kyuhyun.

Pero, hubiera esperado lo que hubiera esperado, ahora estaba desilusionado. Habían estado solos y muy cerca, en el coche, durante el breve viaje, y él no había intentado acercarse, ni le había dicho una sola palabra.

Sungmin le lanzó una mirada de reojo cuando marchaban uno al lado del otro hacia el salón de música, donde una joven pareja, amigos de Kyuhyun, recibía a unos veinte invitados. Kyuhyun estaba muy apuesto esta noche. Sólo mirar aquel cuerpo largo y flexible bastaba para turbarlo.

El pelo de Kyuhyun era un revoltijo de mechones cortos y oscuros, con tantas mechas doradas que, a veces, parecía cobrizo. Sungmin sabía que era suave al tacto, y sabía también que los labios eran suaves, no la línea dura y rígida que parecían ser últimamente.

Oh, ¿por qué se negaba a hablar con él?

Un resplandor iluminó sus ojos. Se detuvo en el salón con un leve suspiro, forzando a Kyuhyun a detenerse también. Kyuhyun se volvió hacia él y Sungmin se agachó para ajustarse el zapato. Torpemente perdió el equilibrio y se balanceó hacia Kyuhyun. Este lo sostuvo agarrándolo por debajo de los brazos, pero a pesar de eso, Sungmin cayó contra él, sus manos se aferraron a los hombros y su pecho se pegó contra el de Kyuhyun.

Kyuhyun jadeó como si le hubieran dado un golpe en el estómago. Y en verdad era un golpe fuerte. El calor recorrió su cuerpo, el fuego entró en sus ojos, convirtiéndolos en carbones ardientes.

Los ojos negros de Sungmin también abrasaban.

–Gracias, Kyuhyun.

Se apartó, y caminó como si no hubiera pasado nada, mientras Kyuhyun seguía allí, con los ojos cerrados, los dientes apretados, procurando recobrar el control. ¿Cómo era posible que un incidente tan insignificante pudiera aflojar el apretado freno que le contenía? Ya era bastante con que el verlo, el oírlo, su perfume, fueran una provocación constante, pero el contacto... esta era el arma que había destruido enteramente sus defensas.

–¡Oh, mira, Kyuhyun! ¡El tío Siwon está allí!

Sungmin sonrió a Kim Siwon, al otro lado del cuarto, pero la sonrisa estaba dirigida tanto para sí como para su tío. Había oído el jadeo de Kyuhyun, le había sentido temblar, había visto el deseo en los ojos cafés. Era un mentiroso. Seguía deseándolo. No quería que él se diera cuenta, pero Sungmin ahora lo sabía. Y el saberlo lo animaba, compensaba el abominable trato que él le daba.

Kyuhyun alcanzó a Sungmin a la entrada de la sala de música, y sus ojos vieron en seguida la oscura cabeza de Kim Siwon, inclinada hacia el joven que estaba sentado a su lado.

–¡Maldición! ¿Qué está haciendo aquí ese hombre?

Sungmin tuvo ganas de reírse al oír aquel tono, pero logró mantener una cara seria.

–No lo sé. Los dueños de la casa son amigos tuyos, no míos.

Los ojos de Kyuhyun se clavaron intensamente en él.

–Pero él no suele acudir a estas reuniones, aunque lo inviten, ha venido para vigilarte.

–Oh, no seas injusto, Kyuhyun –bromeó Sungmin – Esta es la primera vez que tropezamos con él.

–Olvidas Vauxhall.

–Bueno, eso fue un accidente. No creo que aquel día tuviera intenciones de vigilarme.

–No. Ambos sabemos cuál era su intención aquel día.

–Vamos, estás enfadado –murmuró Sungmin, y no habló más del asunto. Sabía por qué su tío estaba allí. Había oído que Kyuhyun había sido visto con otros jóvenes, y estaba furioso. Y al parecer pensaba que su presencia podía servir de algo.

La joven pareja que estaba sentada ante el piano terminó su dúo, y algunos invitados comenzaron a levantarse de sus asientos par estirar las piernas, antes de que se iniciara la segunda canción.

Sungmin conocía a todo el mundo, fuera del joven dueño de casa, el joven señor Hwang.
Park Hanheng estaba allí con su hermana y su hermano menor. Recientemente Sungmin había sido presentado a lord Shin Changmin, buen amigo de Kyuhyun. Incluso conocía al joven que tenía una aventura amorosa con Siwon, y que estaba sentado junto a él. Y, para su profunda irritación, Kim Jinhee estaba también presente, acompañado por un antiguo compinche de Siwon.

–Kyuhyun –dijo Sungmin tocándolo suavemente en el brazo–. Tienes que presentarme al joven dueño de la casa, antes que la hermana de Hanheng empiece su recital.

Sungmin sintió que él se endurecía bajo sus dedos, sonrió y se adelantó hacia el joven señor Hwang. Vamos, tenía que tocarlo con más frecuencia, pensó.


La velada no marchaba como Sungmin hubiera querido. Durante la comida estuvo sentado lejos de Kyuhyun en la larga mesa. Él estaba sentado al lado del joven dueño de la casa, un joven voluptuoso y atractivo, y Kyuhyun había decidido mostrarse encantador, cautivar a este y a todos los jóvenes que le rodeaban.

Sungmin hablaba tan graciosamente como le era posible con Hanheng, pero era difícil mostrarse animado cuando, realmente, estaba tan triste. El libertino lord Changmin, que se sentaba a su derecha, no le servía de mucho, y continuamente hacía comentarios acerca de Kyuhyun, comentarios que conseguían que Sungmin le mirara una y otra vez, forzándolo a reconocer todas las señales que ya había visto antes. Kyuhyun no se limitaba a mostrarse encantador con el joven Hwang, sino que tenía la expresión de un hombre en celo.

A medida que avanzaba la noche, Sungmin olvidó su triunfo al hacer perder la compostura a Kyuhyun. El no lo miró ni una sola vez durante la comida. Ahora le resultaba difícil a Sungmin fingir una leve sonrisa para sus compañeros de mesa y agradeció que Siwon no estuviera cerca. En casos de tener que oír sus comentarios socarrones, hubiera estallado en lágrimas.

Finalmente, y con un profundo alivio, Sungmin salió de la habitación con los otros jóvenes, aunque apenas tuvo unos momentos para reponerse, antes de que los hombres entraran en la sala. Contuvo el aliento, porque quería saber si Kyuhyun iba a continuar ignorándolo. El se fue directamente hacia el joven Hwang, sin lanzar ni una mirada a Sungmin.

Era casi el límite. Su orgullo no le permitía seguir allí. Y si su tío le decía una sola palabra acerca de Kyuhyun, Sungmin iba a estallar. Y no podía hacerlo en público.
Cuando pidió a Park Hanheng que le acompañara a su casa, los límpidos ojos de él se abrieron, deleitados. Después preguntó:

–¿Y vuestro tío?

–Estoy un poco enfadado con él. –Lo estaba y no lo estaba, pero servía de pretexto–. Y de todos modos él ha venido escoltando a un joven. Pero no quiero molestarle, Hanheng, tenéis con vos a vuestra hermana. ,

–Mi hermano se ocupara de ella, no temáis nada –declaró él sonriendo. Bueno, pensó Sungmin fastidiado, al menos gustaba a alguien.




–Me pregunto por qué percibís enseguida que Sungmin sale de la habitación con alguien.

Kyuhyun se dio la vuelta y encontró la firme mirada de Kim Siwon.

–¿Me estáis siguiendo, milord? –preguntó.

–No tiene sentido quedarse cuando la fiesta casi ha terminado –replicó amablemente Siwon - Y fue todo un espectáculo. Sólo hacía diez minutos que Sungmin se había ido y partisteis vos también. Eso produce mal efecto.

Kyuhyun le lanzó una mirada furiosa.

–Me sorprende que no lo hayáis seguido para aseguraros de que Park lo llevaba directamente a su casa. No es esto lo que corresponde a un buen perro guardián.

Siwon rió.

–¿Para qué? Sungmin hará lo que le dé la gana, haga yo lo que haga. Y estoy más tranquilo si va acompañado por Park que si lo acompaña usted... –Hizo una pausa y se aclaró la garganta.– Aunque era uno de sus pretendientes de la temporada pasada. Si no lo lleva directamente a casa, no creo que podáis echárselo a él en cara, ¿verdad? Estáis haciendo todo lo posible para mostrar a estos potrillos que Sungmin está todavía disponible. –Esperó un momento.– ¿No es así?

Los ojos de Kyuhyun llamearon.

–Si no os gusta mi comportamiento, ya sabéis lo que podéis hacer.

–Es verdad –dijo fríamente Siwon, y todo el buen humor desapareció en un instante.– Si no creyera que Min iba a armar un escándalo, os encontraría muy pronto en el terreno del honor. Cuando él deje de defenderos, acudiremos a esa cita... podéis contar con ello.

–Sois un maldito hipócrita, Kim.

Siwon se encogió de hombros.

–Sí, lo soy cuando uno de los míos está involucrado. ¿Sabéis, Guixian ? Shindong podrá tener una gran opinión acerca de usted, pero él sólo conoce los aspectos más positivos de vuestro carácter. No sabe lo que estáis tratando de hacer, pero yo lo sé.

–¿Lo sabéis?

Dejaron de hablar al ver acercarse a Changmin.
Siwon se apartó del enojado Kyuhyun y Changmin se acercó, comprensivo, a su amigo.

–De manera que has tenido otro choque con él, ¿verdad?

–Algo parecido –dijo Kyuhyun de mala gana.

Changmin movió la cabeza. El problema de Kyuhyun era que rara vez había encontrado oposición en la vida. Era lo bastante fuerte y lo bastante temerario como para que nadie quisiera tener un cambio de palabras con él, y mucho menos pelearse. Y ahora los parientes de lord Lee lo presionaban colectivamente, y la frustración se hacía sentir en él.

–No deberías tomarlo tan en serio, Kyu. Nunca te habías encontrado antes con alguien tan formidable como tú, y ahora tienes todo un surtido. –Y como Kyuhyun no contestará, prosiguió:– las cosas mejorarán cuando estés casado.

–¡Al diablo! –estalló Kyuhyun. Dejó a Changmin y fue en busca de su capa.

Kyuhyun aspiró profundamente el aire nocturno al salir para esperar su coche, pero esto no le apaciguó.

–Espera, Kyu –exclamó Changmin bajando las escaleras –. Tal vez te convenga hablar con un amigo.

–Esta noche, no Changmin. Estoy a punto de estallar.

–¿A causa de Kim ? –gruñó Changmin – ¿O acaso porque tu prometido se fue con Hanheng?

–Sungmin puede irse con quien demonios le dé la gana, ¿a mí qué me importa?

–Vamos, no enloquezcas –protestó Changmin, retrocediendo un poco.– Hanheng es... bueno, no enteramente inofensivo, pero... bueno, caramba, él está comprometida contigo. Él... –Se dio cuenta de que sus palabras sólo habían servido para empeorar las cosas.– No lo creo. ¿Acaso el insensible Guixian es capaz, por una vez, de mostrarse celoso?

–Claro que no estoy celoso –exclamó Kyuhyun –. Simplemente esperaba que esta noche terminara todo.

Pero lo cierto es que se puso rojo, rojo oscuro cuando Park Hanheng con su mano tomó el codo de Sungmin. Park era joven y apuesto, y el maldito Kim Siwon había dicho que había sido pretendiente de Sungmin durante la temporada pasada.

–¿De qué diablos estás hablando, Kyu? ¿El fin de qué?

–La farsa de este compromiso. Supongo que no crees que voy a casarme con ese muchacho porque me hayan forzado a aceptarlo.

Changmin silbó suavemente.

–Ah, ahora entiendo por qué andabas detrás de H. El no es tu tipo. –Kyuhyun movió la cabeza.– Creí que querías poner celoso a tu novio.

–Quería enfurecerlo para que me dejara. No es la primera vez que corro tras otros cuando él me está mirando. Incluso le he prestado atención a Jinhee, a pesar de estar harto de él. Pero Sungmin no ha mencionado eso ni una sola vez.

–Quizás ese muchacho te ama –dijo simplemente Changmin.

–No quiero que me ame, quiero que me odie –gruñó Kyuhyun. Ahora, se dijo, no después, no cuando él se hubiera acostumbrado al amor de Sungmin, cuando dependiera de ese amor y lo necesitara. Entonces ya no seria capaz de soportar su odio.

–Bueno, te has metido en una buena. ¿Qué vas a hacer si no rompe el compromiso? ¿Piensas dejarlo?

Kyuhyun miró al cielo.

–He dado mi palabra de casarme con él.

–Entonces terminarás haciéndolo.

–Ya lo sé.

–¿Y te parece tan mal?

Kyuhyun suponía que aquello sería el cielo, pero no se lo iba a decir a Changmin. Su coche llegó a la curva en aquel momento y preguntó:

–¿Quieres hacerme un favor, Changmin? Vuelve dentro y da un mensaje a mi futuro pariente político. Dile que conviene que tenga una charla con su sobrino acerca del sujeto que lo ha acompañado a casa esta noche. –Rió.– Si cree que me importa, es probable que redoble sus esfuerzos para hacer que él me abandone. Si no es así, el mensaje le irritará. Y eso me hará feliz. –Y en verdad, ya parecía sentirse mejor.

–Gracias, viejo. Él es capaz de cortarme la cabeza si le doy ese mensaje –dijo Changmin.

–No lo dudes –dijo Kyuhyun sonriendo.– Pero me harás ese favor de todos modos, ¿verdad? Eres un buen amigo...

Kyuhyun sonrió al ver la expresión de la cara de Changmin, y le saludó con la mano cuando su coche se alejaba por el camino.

Su buen humor tardó sólo un instante en desaparecer. Esta noche había quedado demostrado que no podía tolerar mucho tiempo la presencia de Sungmin.

Sólo tocarlo le había hecho ponerse de rodillas. ¡Maldición! Había procurado estar lejos de él todo lo posible, pero, aunque esto era más cómodo, la dificultad no disminuía. De hecho seguían comprometidos.

–El fin del camino, compañero –dijo una voz en medio de su ensueño.

¿Compañero?¿Era posible que su cochero le dijera esto?

Kyuhyun miró por la ventanilla y vio, no su casa, sino árboles cercanos. Sólo una angustiosa negrura lo rodeaba. ¿Cómo era posible que hubiera estado preocupado hasta el punto de no darse cuenta de que le llevaban al campo, que había salido de Londres? Si así era, tanto daba, porque no había allí tránsito esta noche.

¿Qué diablos había hecho Kim? ¿Había acaso contratado a un matón para que le liquidara y poderle decir después a Sungmin que él no había tocado a Kyuhyun? Casi podía ver al tío riéndose con sus amigotes de la aventura.

Kyuhyun sonrió torvamente. Era una manera de dejar escapar la tensión. ¿Por qué no se le había ocurrido a él?


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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...