Entre el Miedo y el Amor- Capítulo 25



Kyuhyun saltó sobre la cama, agachándose para que el dosel no le molestara, y Sungmin corrió hacia la puerta. Pero el crujiente ruido de Kyuhyun al saltar de la cama le hizo cambiar de dirección.

Kyuhyun se dirigió a la puerta, la atrancó, después puso la llave fuera del alcance de Sungmin.

Sungmin la miró, no podía llegar y luego miró a Kyuhyun. Tomó un libro de una mesa cercana y se lo arrojó. El lo esquivó limpiamente, riendo ante sus esfuerzos, y se quitó la casaca.

–Si persistes, Kyuhyun, juró que te arrancaré los ojos.

–Puedes intentarlo, amor. –Sonreía. Se acercó al diván y lo sacó de un tirón desde atrás, sujetándolo con fuerza.

–Kyuhyun 


Sus labios lo silenciaron. Un momento después lo dejaba caer sobre la cama y lo apretaba contra el colchón con su largo cuerpo. Su boca devoraba la boca de Sungmin, sin dejarlo respirar, mucho menos insultarle. Los dedos de Sungmin, que le agarraban del pelo, no lograban retirarle la cabeza, ni sus movimientos le hacían perder el equilibrio. Sungmin le mordió el labio, y él retrocedió, sonriendo.

–No debes hacer eso, amor. ¿Cómo quieres que te bese como es debido si me arrancas un pedazo de labio? –Sungmin le dio un fuerte tirón de pelo y gruñó – Debí volver a emborracharte. Eres más agradable cuando estás ebrio.

Mientras Kyuhyun volvía a besarlo, los ojos de Sungmin se dilataron. ¿Emborracharlo? ¡No había sido un sueño! En realidad Kyuhyun le había hecho el amor aquella noche en la posada. Y lo había planeado. Le conocía lo bastante como para engañarlo... lo deseaba lo bastante como para darle mucho vino... lo deseaba.
Dios mío, aquellos sentimientos lo embargaban. ¿Hasta cuándo podría resistir?

Kyuhyun volvió a mirarlo, con ojos ardientes.

–Amor –dijo con voz ronca–, ámame. Ámame como me has amado antes –murmuró apasionado, y las defensas de Sungmin se desmoronaron. Súbitamente empezó también a besarle, con toda la pasión que poseía. Sungmin no estaba hecho de piedra. Era carne y sangre, y su sangre era ahora fuego.

Los dedos de Sungmin cambiaron de dirección, acercando a él la cabeza de Kyuhyun. Sus gruñidos de placer eran como una música para sus oídos. Kyuhyun lo deseaba... lo deseaba de verdad. Fue su último pensamiento, antes de que ya no le quedara tiempo para pensar.
Pues ya las manos de Kyuhyun se colaban por la piel descubierta de su pecho, tan firme y suave para su tacto.

Sungmin continuo besándole los labios, rosándolos con sutileza pero a la vez con lujuria y pasión, a aquel beso se sumaron sus lenguas que luchaban la una con la otra por dominarse. Pronto sus manos comenzaron a recorrer el cuerpo de Kyuhyun y sus gemidos comenzaron a sumarse al apasionado beso que amenazaba con robarles el aliento.

Pero Kyuhyun tampoco se quedaba atrás, ya que sus labios atacaron el cuello de Sungmin, donde comenzó a deleitarse con aquella blanquecida piel y los gemidos que este proporcionaba eran tan excitantes para sus sentidos. Sungmin retiro aquella camisa fastidiosa del cuerpo de su esposo y se dedicó a recorrer con sus dedos toda la extensión de su pecho.

Kyuhyun por su parte bajo hasta el pecho de Sungmin, besando la piel que quedaba al descubierto pero no duro mucho así, dirigió su atención a uno de sus pezones, deleito su lengua con aquella pequeña parte de la anatomía de aquel delicioso cuerpo. Sungmin no pudo evitar gemir, su piel se erizo por completo, era tan placentero sentir aquella lengua sobre su cuerpo otra vez.

Después de deleitarse con los pezones Sungmin, bajo sus manos hasta el camisón de este y se lo subió tan rápido, con maestría que Sungmin un cuenta se dio cuando ya se encontraba desnudo. Kyuhyun se arrodillo sobre la cama mirando fijamente y con la respiración algo agitada a Sungmin.

Kyuhyun sonrió juguetonamente y dirigió su vista al bulto que había entre las piernas de Sungmin, acerco sus labios a este lamiéndolo en toda su extensión y continuo con esto ante la mirada fija sorprendida de Sungmin. Los gemidos de este volvieron a inundar la recamara, por el placer que sentía su cuerpo al sentir aquellas caricias de manera lenta y tortuosa.

- Aaah… Kyuhyun... – gimió Sungmin ante las caricias que le eran proporcionadas en su virilidad.

- ¿Más?... - pregunto Kyuhyun en un tono sensual, mientras hacia sus caricias un poco más rápidas lo que provoco que Sungmin gimiera con más fuerza. - tomaré eso… como un sí.

Aumento el ritmo de sus caricias sobre el miembro de Sungmin, recorrió con su lengua toda la extensión del miembro del menor, se deleitaba con los gemidos, el placer lo estaba volviendo loco, la necesidad de poseerlo también lo enloquecía.

Pronto aquel liquido blanco se hizo presente, Sungmin había alcanzado el orgasmo y tal vez uno de los más esquicitos que tuviera en su vida, sus piernas temblaban, su respiración era agitada y Kyuhyun por su parte se dedicó a limpiar con su lengua los restos de semen del miembro de Sungmin, pero lo imaginable estaba por pasar.

Cuando se hubo recuperado un poco del sopor que le había generado el orgasmo, Sungmin empujo sobre la cama a Kyuhyun sorprendiéndolo, tomo su miembro erecto entre sus manos y se posiciono encima de este, lo tomo con una de sus manos para posicionar la punta en su entrada.

- Sungmin… no... - susurro algo asustado Kyuhyun, pues no lo había preparado. Lo que no sabía es que Sungmin estaba más que preparado para él.

- Te quiero dentro Kyu… quiero sentirte dentro de mi… - respondió mirando a Kyuhyun a los ojos.

Luego comenzó a ejercer presión sobre la punta para que esta pudiera entrar, cosa que logro entre pequeños quejidos de dolor, luego bajo con sumo cuidado auto penetrándose. Cuando ya sintió por completo el miembro de Kyuhyun dentro de él, se impulsó hacia arriba con sus piernas, provocando un gemido de dolor.

- No te muevas. - le ordeno Kyuhyun aunque lo estuviera deseando más que él. Pero Sungmin ni caso le hizo, así que no tuvo más remedio que levantarse, abrazarse a su cuerpo y detenerlo. – No quiero que te hagas daño. - le regaño.

- Kyuhyun… - susurro Sungmin separándose lo suficiente del abrazo para poder mirar sus ojos, había olvidado lo mucho que se preocupó Kyuhyun la primera vez que estuvieron juntos y ahora en su mirada de nuevo veía esa preocupación.

Eso le encanto, aunque sabía que el corazón de Kyuhyun no era exclusivo, y eso le dolía en lo más profundo de su alma, pero si así era la única manera de tenerlo, lo haría.

Sungmin volvió a impulsarse con sus piernas para luego dejarse caer, los quejidos de dolor se volvían hacerse presentes cada vez que volvía repetirlo. Con el paso del tiempo se volvieron en gemidos de placer, ya para ese entonces Kyuhyun se le había unido con un sutil movimiento de cadera para que las penetraciones fueran lo más profundas posibles.

Movimientos rápidos, gemidos y suplicas por mas, sus cuerpos sudorosos, el placer invadiéndolos, tantas cosas juntas los hicieron llegar al mismo tiempo al tan esperado orgasmo. Sungmin cayó rendido encima del pecho de Kyuhyun, ambos tenían sus respiraciones descontroladas.




–Buenos días, amor. –Los dientes de Kyuhyun mordieron suavemente el labio inferior de Sungmin – ¿Te ha dicho alguien alguna vez que, por la mañana, eres un delicioso revoltijo?

Sungmin sonrió con picardía.

–Minji es la única persona que me ve al amanecer, y no suele decir cosas que puedan subirse a la cabeza de un joven.

Kyuhyun rió, y le acercó más a él.

–Tu Minji no me quiere, sabes, y no sé por qué. Soy un tipo muy simpático.

–Eres un tipo insoportable y lo sabes.

–Un simpático tipo insoportable.

Sungmin rió.

Que manera maravillosa de despertar, pensó Sungmin, acomodándose contra la sólida longitud de su marido. Y no estaba cansado, aunque había sido ardientemente amado en las horas previas al alba. No estaba cansado. Se sentía maravillosamente bien. Tenía que lograr que Kyuhyun le forzara a hacer el amor con más frecuencia.

El llanto de Hyunmin era lo único que podía turbar su idilio, y Sungmin lo oyó en aquel momento.

–Me preguntaba cuándo iba a empezar.

Sungmin le sonrió.

–Es mejor que me ocupe de él.

–Volverás pronto, ¿verdad?

–Decididamente, señor.

Cuando Sungmin regresó, veinte minutos después, el dormitorio estaba vacío. Buscó en la salita, después fue al dormitorio de Kyuhyun. Ambos cuartos estaban vacíos. Volvió a su cuarto y esperó. El no reapareció.

¿Dónde se había ido? ¿Y por qué? ¿Quería acaso usarlo, tratarlo con indiferencia? Pero se apresuraba a sacar conclusiones. Tenía que haber una buena explicación para esta desaparición.

Sungmin salió corriendo del cuarto y bajó las escaleras. Las voces del cuarto de desayuno le llevaron en esa dirección. En la puerta se detuvo de pronto, petrificado. Kyuhyun, vestido sólo con los calzones y una corta bata de terciopelo verde, estaba ante la mesa del bufete. Le daba la espalda, al igual que Kim Jinhee. Jinhee estaba tan cerca de Kyuhyun que el hombro de Jinhee tocaba su brazo. Kyuhyun inclinaba la cabeza hacia él y Jinhee reía por algo que él estaba diciendo.

Ante los ojos de Sungmin pasó una llamarada roja.

–¿Vuelvo a molestar?

Se dieron la vuelta. No había nadie más en la habitación, ni siquiera un lacayo, pero Kyuhyun no pareció avergonzado.

–No era necesario que bajaras, amor –sonrió–. Estaba preparando una fuente de dulces para llevarte.

–No lo dudo –contestó Sungmin, helado, sus ojos clavados en los de Jinhee – Señor, os agradecería que hicieseis vuestras maletas y partieseis de aquí antes del mediodía.

La agradable expresión de Jinhee se convirtió en un gesto mohíno.

–No podéis hacerlo: soy invitado de lady Eunhee.

–Lady Eunhee no es la dueña. Lo soy yo. Y los Cho somos famosos por echar a la gente de nuestras casas.– Tras librarse de aquello, Sungmin se dio vuelta y partió.

Kyuhyun lo alcanzó en el salón principal y lo asió por el hombro.

–¿Qué es toda esta historia?

–Suéltame –silbó Sungmin, apartando el brazo. Otra vez él lo tomó del hombro

–Ven. –Lo arrastro a la biblioteca y cerró la puerta tras ellos.– ¿Estás loco?

–Debo estarlo, puesto que creí que habías cambiado.

–¿Qué quieres decir?

–Mi cama estaba todavía caliente cuando salisteis en busca de otra conquista. Bueno, haced lo que queráis con todos los jóvenes, señor, pero no volváis a jugar conmigo.

–¿Cómo puedes suponer que deseo a otro joven después de anoche? –replicó Kyuhyun, realmente incrédulo – Lo que has visto no ha sido nada. Jinhee estaba aquí cuando vine en busca de los dulces, quería llevarte algo de comer, sabes, para que no tuvieras pretexto de salir del cuarto esta mañana.

–Tenéis una casa llena de criados para que os traigan dulces. –señaló Sungmin.

–Están acosados por todos los huéspedes. Yo tenia tiempo para hacerlo mientras esperaba que tú volvieras.

–No te creo.

Él suspiró aliviado.

–Esto es absurdo, Sungmin. No tienes motivos para perder el control y no tienes razón para echar a Jinhee. Se lo he dicho.

–¡No es posible!

–Si te dieras cuenta hasta qué punto te estás portando de una manera ridicula...

El fuego que ardía en los ojos de Sungmin le hizo detenerse.

–¿De veras? Sí, es probable. Soy también un tonto, un imbécil. Pero, usted, señor, sois un bastardo, de pies a cabeza. ¿Así que no aguantas que se vaya tu amante? Entonces, vamos, que se quede. Que se traslade aquí definitivamente, porque yo no estaré para verlo. Y si intentas impedir que me vaya... ¡te pegaré un tiro!

La cara de Kyuhyun se ensombreció en una expresión furiosa, pero Sungmin estaba tan entregado a la liberación de los meses de rabia acumulada, que no se dio cuenta hasta qué punto era peligrosa la ira de Kyuhyun. Después Kyuhyun se dio la vuelta sin contestar, pero Sungmin corrió y le cerró el paso.

–¡No te atrevas a marcharte cuando estoy discutiendo contigo!

–¿Acaso hay algo más que decir, señor? –dijo amargamente – Finalmente habéis sacado todo a la luz. No tengo defensa, ¿sabéis?

Aquello le venció: ni mentiras ni excusas.

–Entonces... ¿reconoces que todavía lo deseas?

–¿Desear a quién? –rugió Kyuhyun - Naturalmente hablo de mi bastardía. Procuré evitártelo, no lo olvides. Hice todo lo posible para que no te casaras con un bastardo.

–Podías haber cambiado –replicó Sungmin con ardor.

–¿Acaso podemos cambiar las circunstancias de nuestro nacimiento?

–¿Nacimiento? – Sungmin frunció el ceño–. ¿Qué te pasa, Kyuhyun? Hablo de tu comportamiento. Y es un comportamiento bastardo.

Hubo una pausa cargada y luego Kyuhyun preguntó:

–¿Nunca te lo ha dicho Eunhee? ¿Nunca te reveló mi negro secreto?

–¿De qué estás hablando? –preguntó Sungmin – Sí, Eunhee me habló de tu nacimiento. A las dos semanas de haber llegado se deleitó diciéndomelo. ¿Y qué tiene eso que ver con todo? ¡Si quieres que te diga la verdad deberías estar contento de que ella no sea tu madre!

Aquello le hirió como un rayo.

–¿Quieres decir... que no te importa?

–¿Importarme? No seas absurdo –dijo Sungmin – Tengo dos primos bastardos. ¿Y acaso los quiero menos por eso? Claro que no. Tú no eres culpable de tu nacimiento.– Aspiró y prosiguió con fuerza – Tienes una montaña de defectos, a los que no es necesario añadir uno más. Estoy harto de ser esposo a medias. Hablo en serio. No me quedaré aquí para que renueves antiguas aventuras. Si vuelvo a verte de nuevo con ese hombre recordaré las lecciones de tiro que me ha dado Junsu y os haré pedazos a los dos.

Kyuhyun no quería, o no podía, dejar de reír. Y aquello bastó para que Sungmin chillara. En aquel momento entró Ahra.

–¿Hay aquí una guerra, queridos o es simplemente una pelea de familia?

–¿Familia? –gritó Sungmin – El no sabe que forma parte de una familia. Prefiere ser soltero. Cree que es soltero.

Kyuhyun se apaciguó:

–Eso no es verdad.

–Explícale, Ahra –dijo Sungmin – Dile que debe ser una u otra cosa. Debe ser un marido o no serlo.

Y Sungmin salió del cuarto, dando un portazo. Apenas estaba en la mitad de la escalera cuando las palabras de él volvieron, y casi se tambaleó. "Hice lo posible para impedir que te casaras con un bastardo".

Quedó como petrificado, mirando al vacío. ¿Podía ser este el motivo de su horrendo comportamiento? ¿Por qué no se le había ocurrido cuando Eunhee, casualmente, dejó caer la información? ¿Acaso creía Kyuhyun que él no iba a soportar estar casado con un bastardo?
¡Ah, el muy tonto, el imbécil!. Sungmin se sentó en la escalera y su propia risa se esparció por la habitación.


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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...