Atrévete a Amar- Capítulo 24



Al ver entrar a Siwon, se puso rígido. Pero su tensión dio paso al asombro cuando vio quién estaba con él. ¿Cómo se atrevía? Pero se había atrevido. Por su cuenta, había traído consigo a Park Hanheng, sabiendo que Geunsuk estaría allí. Y, a juzgar por el gesto sorprendido de Hanheng, que quedó inmóvil al ver a Geunsuk, tampoco se lo había advertido a él.

-Espléndido -dijo Siwon jocosamente, entregando su sombrero y sus guantes al impávido mayordomo-. Veo que hemos llegado a tiempo para cenar. Hanheng


Heechul apretó los puños. La reacción de Geunsuk fue un poco más dramática. Palideció y, emitiendo un chillido de horror, se apartó de Heechul y regresó corriendo al recibidor.

Siwon dio a su amigo una palmada en la espalda, sacándolo de su estupor.

-Y bien, ¿qué haces ahí de pie como un tonto, Hanheng? Ve por él.

-No -dijo Heechul antes de que Hanheng pudiera dar un paso-. ¿No ha hecho suficiente?

Su tono despectivo amilanó al pobre hombre, pero luego se dirigió hacia el recibidor.

Estupefacto, Heechul corrió para cerrarle el paso. Pero no había contado con la intervención de Siwon. Antes de que llegara a la puesta del recibidor, atravesó el vestíbulo, lo tomó firmemente por la cintura y lo condujo hacia las escaleras.

-Suéltame...

-Vamos, vamos, querido; ten cuidado, por favor -dijo él con soltura-. Creo que ya hemos tenido suficientes escenas desagradables en ese vestíbulo, para deleite de los criados. No hace fasta otra.

Él estaba en lo cierto, de modo que bajó la voz, pero su furia no había disminuido.

-Si no...

Él apoyó un dedo sobre los labios de Heechul

-Presta atención, cariño. El se niega a escucharlo. Ya es hora de que lo obligue a hacerlo, y Hanheng puede hacerlo allí, sin interrupciones. -Luego hizo una pausa y le sonrió. -Suena conocido, ¿verdad?

-En absoluto -murmuró encolerizado-. Yo te escuché. Pero no te creí.

-Chiquillo testarudo -dijo él con cariño-. Pero no importa. Vendrás conmigo mientras me cambió para cenar.

Heechul se vio forzado a seguirlo, ya que Siwon lo llevó prácticamente en brazos hasta la planta alta. Pero cuando llegaron a la habitación de Siwon, Heechul se apartó violentamente de él, sin percibir que Sunwoo estaba de pie junto a la cama.

-Es lo más aborrecible que jamás has hecho -estalló.

-Me alegra saberlo -respondió él, alegre-. Creía que lo más aborrecible que había hecho era...

-Calla. Por favor, calla.

Pasó junto a él para dirigirse hacia la puerta. Él lo tomó por la cintura y lo depositó en el diván que estaba junto al hogar. Luego apoyó una mano a cada lado de Heechul, hasta que éste se vio obligado a apoyarse para mantener la distancia entre ambos. La expresión de él ya no era graciosa, sino bastante seria.

-Te quedarás aquí, querido esposo, o te ataré a una silla. -Arqueando un poco una ceja, añadió: -¿Está claro?

-No lo harías.

-Puedes tener la seguridad de que lo haría.

Heechul apretó los labios y se miraron belicosamente a los ojos. Pero cuando vio que Siwon no se movía y permanecía inclinado sobre él, consideró prudente ceder.

Expresó su conformidad bajando la mirada y levantando las piernas sobre el diván para estar más cómodo. Siwon aceptó esas señales de rendición y se incorporó, pero continuó de mal humor. Percibió que, al ayudar a Hanheng, había perjudicado mucho su propia causa.

Cualquier avance que hubiera podido lograr en su intento de disminuir el enojo de Heechul se había estropeado. Debía aceptarlo. Después de tantos años, Hanheng se merecía esa oportunidad. ¿Qué podían significar unas pocas semanas más de animosidad por parte de Heechul?

Una tortura.

Siwon se volvió; su expresión era tan ceñuda que su criado retrocedió sin quererlo. Después de eso, reparó en él.

-Gracias, Sunwoo -Su voz era deliberadamente inexpresiva, para disimular su agitación interior. -Como siempre, ha escogido a la perfección.

Al oír sus palabras, Heechul volvió la cabeza. Primero miró a Sunwoo y luego la ropa que estaba muy extendida sobre la cama.

-¿Quiere decir que él sabía que vendrías a casa a cenar?

-Claro que sí, querido -respondió Siwon, quitándose la chaqueta-. Siempre aviso a Sunwoo cuándo debe esperarme, siempre que esté razonablemente seguro de mis honorarios.

Heechul miró a Sunwoo con expresión acusadora y éste enrojeció.

-Pudo habérmelo dicho -dijo Heechul a Siwon.

-No es su obligación.

-Pudiste habérmelo dicho tú.

Siwon lo miró por encima del hombro, preguntándose si sería positivo desviar su enojo hacia ese tema menor.

-Es verdad, cariño. Y si no hubieras salido tan rápido de la habitación esta mañana, lo hubiera hecho.

Los ojos de Heechul brillaban de ira. Bajó los pies al suelo. Se puso de pie sin recordar la amenaza de Siwon, pero luego volvió a sentarse. Pero no dejó de hablar.

-No hice tal cosa. ¿Cómo te atreves a decir eso?

-¿Oh? – Siwon lo miró, esbozando una sonrisa. -¿Y cómo dirías que fue?

Dejó caer su camisa en la mano de Sunwoo antes de que él pudiese responder. Heechul se volvió con tal velocidad que Siwon casi se echó a reír. Por lo menos, el nuevo tema había mejorado su humor. Era muy interesante que no deseara verlo cuando se desvestía.

Siwon se sentó sobre la cama para que Sunwoo le quitara las botas, pero no dejó de mirar a su esposo. Hacía demasiado tiempo que sus manos no tocaban ese gloriosos cabello rojizo; demasiado tiempo que sus labios no rozaban la suave piel de su cuello. Heechul había vuelto la cabeza, pero su cuerpo estaba de perfil.

Siwon se vio obligado a mirar hacia otro lado antes de que fuera embarazoso para él, y para Sunwoo, continuar desvistiéndose.

-Sabes, querido, no acierto a descifrar la causa de tu malhumor de esta mañana.

-Me provocaste.

Como él no lo miraba, Siwon debió hacer un esfuerzo para oír sus palabras.

-¿Cómo pude hacerlo si me comporté correctísimamente?

-Te referiste a Geunsuk como a mis refuerzos.

Eso lo oyó.

-Supongo que considerarás grosero que te señale que estabas de pésimo humor antes de que mencionáramos a tu amigo.

-Así es -dijo - Es muy grosero de tu parte.

Siwon volvió a mirarlo y vio que tamborileaba los dedos sobre los brazos del sillón. Lo había arrinconado. No había sido su intención. Muy sereno, dijo:

-A propósito, Heechul, hasta que localice a tu primo, te agradecería que no salieras de la casa sin mí.

El brusco cambio de tema lo confundió. En otro momento hubiera respondido que ya había llegado a la conclusión de que era más prudente permanecer en la casa durante un tiempo. Pero ahora estaba demasiado agradecido de que él hubiera dejado de presionarlo sobre la conversación de la mañana.

-Naturalmente -dijo.

-¿Desearías ir a algún lugar en especial en los próximos días?

¿Y verse obligado a soportar su compañía durante todo ese tiempo?

-No -dijo él.

-Muy bien. – Heechul percibió que Siwon se encogía de hombros. -Pero si cambias de parecer, no vaciles en decírmelo.

¿Por qué tenía que ser tan endiabladamente razonable y complaciente?

-¿No has concluido aún?

-En realidad...

-Kim -se oyó gritar del otro lado de la puerta. Entonces, Park Hanheng irrumpió en la habitación – Siwon, tú...

Heechul se puso en un instante de pie. La presencia de Park le hizo olvidar la amenaza de Siwon. No permaneció para escuchar lo que Hanheng tenía tanta urgencia de decir a su marido; pasó con rapidez junto a él y salió de la habitación, rogando que Siwon no hiciera otra escena para detenerlo.

Tampoco volvió la vista atrás; corrió escaleras abajo y fue al recibidor. Se detuvo de golpe al ver que Geunsuk aún estaba allí, de pie frente al hogar de mármol blanco, dando la espalda a la habitación. Se volvió y Heechul se angustió al ver el rostro de su amigo bañado en lágrimas.

-Oh, Geunsuk, lo lamento tanto -dijo Heechul abrazandolo- Nunca perdonaré a Siwon por haber interfertido. No tenía derecho...

Geunsuk retrocedió, interrumpiéndolo

-Me voy a casar, Hee.

Heechul enmudeció. Ni siquiera la sonrisa feliz de Geunsuk, una sonrisa que no había visto en muchos años, lo pudo convencer. Las lágrimas contradecían sus palabras. Las lágrimas...

-Entonces, ¿por qué lloras?

Geunsuk rió tembloroso

-No puedo evitarlo. He sido un tonto, Hee. Hanheng dice que me ama; que siempre me ha amado.

-¿Le crees?

-Sí. -Luego repitió con más fuerza: -Sí.

-Pero, Suk...

-No está tratando de hacerle cambiar de idea, ¿verdad, Lord Kim?

Heechul se sobresaltó y se volvió. Park Hanheng lo miraba con la expresión más hostil que jamás hubiera visto en el rostro de un hombre. Y su voz estaba además cargada de amenaza. Sus ojos lo miraban con frialdad.

-No -dijo él, incómodo. -Jamás se me ocurriría...

-Bien. -La transformación fue inmediata, Hanheng sonrió, seductor. -Porque ahora que sé que aún me ama, no permitiría que nadie se interpusiera entre nosotros.

Sus palabras indicaban, tan claramente como la calidez de su mirada, que incluía a Heechul. Y también era evidente que Geunsuk estaba encantado con la sutil advertencia.
Geunsuk abrazó al consternado Heechul, murmurando en su oído:

-¿Cormprendes ahora por qué no dudo de su sinceridad? ¿No te parece maravilloso?

¿Maravilloso? Heechul estaba anonadado. Era un libertino. Y había sido Geunsuk quien le advirtiera que no debía confiar en esos hombres; Geunsuk, que ahora deseaba casarse con el que había destrozado su corazón.

-Espero que nos perdones si nos marchamos, Hee-dijo Geunsuk, retrocediendo y sonrojándose-. Pero Hanheng y yo tenemos mucho de qué hablar.

-Estoy seguro de que comprende que en este momento deseamos estar a solas, Sukie -añadió Hanheng, tomando a Geunsuk por la cintura y acercándolo indecorosamente a él. -Después de todo, él es una recién casado.

Heechul se atragantó, pero por fortuna, ninguno de los dos se dio cuenta; estaban ensimismados mirándose a los ojos y no prestaban atención a cuanto les rodeaba. Y en apariencia Heechul respondió adecuadamente, pues, cuando aún no había transcurrido un minuto, se halló a solas en el recibidor, mirando fijamente el suelo, presa de las más encontradas emociones y sumida en la más absoluta perplejidad.

-Veo que te han dado la buena noticia.

Heechul se volvió despacio y, durante un instante, al ver a su marido, todos sus pensamientos se desvanecieron. Llevaba una chaqueta de raso color esmeralda y de su cuello brotaba una cascada de encaje blanco. Había peinado sus cabellos hacia atrás. Era magnífico; no había otra palabra para calificarlo; tan apuesto que el corazón de Heechul se aceleró.

Pero entonces observó su postura, ya familiar; el hombro apoyado contra el marco de la puerta, los brazos cruzados sobre el pecho... y la expresión pagada de sí misma. Diablos, parecía saturado de presunción, con esa sonrisa satisfecha, la risa bailarina en sus ojos. Era un pavo real, el muy canalla, y no disimulaba su arrogancia.

-¿No tienes nada que decir, cariño, después de haber alborotado tanto sin motivo?

Se burlaba de él con ensañamiento. Heechul apretó los dientes, y apoyó los puños. Sus emociones se habían canalizado y era presa de la furia. Pero Siwon no había conlcuido. Deseaba hacerlo sufrir.

-Debe de ser desconcertante comprobar que la misma persona que fomentó tu desconfianza hacia los hombres, te traicione y confía en uno. Te hace ver las cosas de otra manera, ¿verdad?

-Eres... -No, no lo haría. Se negaba a gritar otra vez como un campesino, para deleite de los criados. -En realidad -dijo con los dientes apretados -no existe comparación posible entre mi caso y el de él- Luego añadió: -Por la mañana recuperará la sensatez.

-Conozco a Hanheng y lo dudo. Por la mañana tu amigo sólo pensará en cómo pasó la noche. ¿No te suena familiar?

Heechul trató de reprimirse, pero sus mejillas se encendieron.

-Eres repugnante, Siwon. Se marcharon para conversar.

-Si tú lo dices, cariño.

El tono condescendiente lo enfureció. Por supuesto, él estaba en lo cierto. Heechul lo sabía. Él lo sabía. Había sido muy embarazosamente obvio por qué Hanheng y Geunsuk se marcharon tan rápido. Pero jamás lo admitiría frente a Siwon. Tenso, dijo:

-Creo que me ha dado dolor de cabeza. Si me disculpas... -Pero debió detenerse al llegar a la puerta, pues él la bloqueaba. -¿Me permites? -preguntó Heechul mordaz.

Siwon se enderezó poco a poco, divertido al ver que Heechul le daba la espalda para pasar junto a él sin tocarlo.

-Cobarde -dijo él en voz baja y sonrió cuando él se detuvo en medio del vestíbulo elevando rígidamente los hombros-. Y creo que te debo una lección en una silla, ¿no es así? -Oyó su bufido antes de correr hacia la escalera. Él rió. -Otra vez será, cariño.

1 comentario:

  1. Umm la verdad que Geuk traiciono a Hee....
    Ahora el pobre orgulloso tendra que enfrentar a Siwon

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...