Debutantes II-8




Heechul estaba tan nervioso preguntándose si había conseguido escapar que fue bastante más tarde cuando sintió el frío que hacía en el carruaje. No se alarmó al no encontrar más que cenizas frías en el brasero pero, tras un registro precipitado bajo los asientos y hasta del interior de un asiento voladizo, quedó absolutamente desconcertado. Ni un pedazo de carbón en todo el vehículo.
Había una manta de viaje. Pobre consuelo pero se envolvió con ella. ¿Sería suficiente? No para que se sintiera cómodo aunque tendría que contentarse con ella. El cochero pasaba más frío aún. No era necesario pedirle que corriera más. Había dejado perfectamente claro que la velocidad era un imperativo.
¡Aún no podía creer que se encontrara camino a casa! ¡Aunque su inmensa sensación de satisfacción y triunfo nada tenía que ver con su vuelta a casa y todo con el simple hecho de haber burlado a Siwon!
Acababa de bajar de su habitación cuando oyó las voces en el salón. Casi había entrado, seguro de que era la voz del hermano de Siwon y no de su tía. Un toque de suerte lo hizo esperar lo suficiente para darse cuenta de que, si el hermano estaba allí, tenía que haber venido en coche, y que el coche podría estar aún delante de la puerta, con los caballos enganchados, proporcionándole un medio de huida.

Debutantes II- 7




—Permíteme que te haga una pregunta —prosiguió Heechul con una mirada incisiva—. Si fuera responsable de esas maquinaciones de la peor especie, como las has llamado, ¿en qué diferirían de lo que haces tú, manteniéndome aquí prisionero hasta que mi comportamiento cambie..., a tu gusto? Has tomado cartas en el asunto de manera totalmente arbitraria, sin preguntar si yo deseaba tu ayuda, que no la deseaba. Respóndeme a esto, Siwon, si puedes. ¿Cuál es la diferencia?
La expresión de Heechul era de autosuficiencia, probablemente porque pensaba que lo había llevado a un punto de donde no podría salir.
—Veo las similitudes pero estás pasando por alto la situación en general. Atrapar a un hombre en un matrimonio que ninguno de los dos deseabais os haría infelices durante el resto de vuestras vidas. No hay forma de escapar de eso sin causar un grave escándalo. ¿Realmente quieres comparar eso con unas cuantas semanas durante las cuales nadie sale perjudicado, nadie acaba siendo desdichado, y tú serás capaz de casarte con una persona mucho mejor cuando terminemos?
—¡Vete al infierno!
Siwon consiguió reprimir una sonrisa.
—Puedes seguir intentando enviarme allí, querido, aunque este halo está firmemente sujeto a mi cabeza. No seas mal perdedor.

Debutantes II- 6




—Ah, claro, y según tus razonamientos, después de conocerme me despreciarían, como Youngwoon y tú. Aunque Youngwoon reconoció que habría intentado ganar mi favor si no lo hubiera insultado cuando nos conocimos. Estaba encantado de ser mi prometido cuando me vio. Eres el único hombre que conozco que no se encaprichó de esta cara a primera vista.
Pareció sorprendido de sus propias palabras. Hasta le dirigió una mirada pensativa, que hizo que Siwon se sintiera bastante incómodo.
—No hay que perderse en especulaciones —le advirtió Siwon—. Sencillamente, no tengo intención de casarme en este siglo. 
—¿Nunca, entonces?
—No exageres —respondió él con un suspiro—. Aunque no lo haré durante, al menos, los próximos diez años. Mi padre se muestra muy comprensivo en esto, probablemente, porque él tampoco se casó joven. Por eso no me apremia a entrar en el mercado matrimonial todavía.
—¿Fue, realmente, ésa la razón por la que te fuiste de Inglaterra? ¿Porque todos los appas y mamas de Londres te tenían en sus puntos de mira para sus hijos?
—Lo haces parecer peor de lo que fue, pero sí, me perseguían demasiado para mi gusto. No podía ni darme la vuelta sin que me pusieran a un joven o chica casadera delante. Al final, me harté. Y aún no había hecho el gran viaje, de modo que decidí que sería un buen momento para escapar. Volvamos, sin embargo, al tema que nos ocupaba.

Debutantes II- 5




—Vamos, deja de llorar —dijo Hanni en su severo tono maternal cuando entró en el dormitorio de Heechul—. Se te enrojecerán los ojos.
Heechul se incorporó en la cama, donde había estado llorando. No estaba seguro de dónde provenían aquellas lágrimas pero se sentía algo mejor después de haberlas derramado.
—El rojo queda bien con este traje —dijo para quitar hierro al asunto.
—El rojo no te queda bien en ninguna circunstancia. No es tu color, querido. ¿Y qué ha provocado tu llanto, si puedo preguntar? Anoche estabas tan enfadado que no querías hablarme y ahora vuelves a llorar.
—No es un hombre agradable. No puedo creer que lo considerara como esposo, aunque sólo fuera por poco tiempo.
—Heredará un gran título —propuso Hanni como excusa.
—Como si eso me importara. El título sólo era para mi padre. No aprobará ningún marido sin un título superior al suyo.
—¿Sabes?, ¡Hasta yo oí los cotilleos cuando él volvió a Londres, sobre los tiernos corazones que había roto con su partida! No fue sólo por el título y la fortuna, sino porque es todo un galán.

Debutantes II-4




—¿Hemos aprendido la paciencia hoy? —preguntó Siwon.
La gélida mirada de Heechul se dirigió de nuevo a la espalda de Siwon. Había usado un tono de gran superioridad. Sabía que tenía las de ganar. ¡Y ni siquiera se había dado la vuelta para decírselo a la cara!
Rígidamente, expresando cada matiz de la furia que le poseía, Heechul gruñó:
—¡No..., en..., absoluto!
—Pues, muy mal. —Siwon puso rumbo a la puerta.
Incrédulo, Heechul lo observó por un momento. ¡Realmente iba a marcharse!
Se puso en pie de un salto, con la intención de interponerse entre él y la puerta. Pero, cuando hacía un rato le habían llevado una bandeja de comida, habían acercado la mesilla al sofá donde estaba sentado. No había comido pero ahora sus rodillas chocaron con la mesilla e hicieron caer al suelo una taza y un platillo de té, sobresaltándolo.
Siwon se detuvo en el acto.
—¿Estás bien? —preguntó en tono de auténtica preocupación.
—Sí..., no, no lo estoy.

Debutantes II-3




—¿Qué significa que lo has secuestrado? Explícate, joven, he debido de oírte mal.
Siwon le dio a su tía unas palmaditas en la mano. No pensaba gritar. No hacía falta, porque se había sentado cerca de ella, en el lado izquierdo, y su oído izquierdo todavía funcionaba bastante bien. Aunque en esos momentos tenía el cuello y los oídos envueltos con una bufanda. Un chal grueso le cubría los hombros. Le sorprendía que además no llevara guantes.
Santo Dios, sí que hacía calor en el salón. Siwon se aflojó el cuello de la camisa. Estaba casi congelado después de conducir el carruaje todo el día pero, tras dos minutos en la estancia, ya había tenido que quitarse la chaqueta.
—No has oído mal. Pero no es lo que piensas. Dentro de unos días contaré con la aprobación de sus padres de quedármelo todo el tiempo que quiera.
—¿Te lo van a vender? —preguntó la tía.
—No, no, nada de eso. Pensarán que estoy considerando el matrimonio, y es cierto, aunque no el mío. El joven es el mismísimo arpía, grosero y malvado en todos los aspectos. Propaga mentiras sin importarle en absoluto que puedan hacer daño a alguien.
—Como medio Londres —dijo Boa con un resoplido.

Debutantes II- 2




Heechul contemplaba el rudo paisaje invernal por la ventanilla del carruaje mientras, con Hanni, viajaban hacia el sur, camino de Londres. La hierba estaba seca y los árboles, casi completamente desnudos aunque algunos aún se aferraban a sus hojas parduscas. Era un paisaje tan desolado como sus pensamientos.
¿Realmente había pensado que su debut en sociedad podría ser distinto? ¿Que los hombres a los que conociera no quedarían deslumhrados con sólo verlo? ¿Que no habría cien proposiciones más que añadir a las innumerables que ya había recibido antes de alcanzar siquiera la edad de casarse? ¿Y por qué lo hacían? ¿Acaso alguno de ellos lo amaba? Claro que no. ¡Ni siquiera lo conocían!
Sus supuestos amigos no eran diferentes. Ni uno había sido amigo verdadero, en ningún momento. Sólo se le acercaban debido a su popularidad, que únicamente obedecía a su belleza. ¡Idiotas! ¿De veras pensaban que no sabía por qué se llamaban sus mejores amigos? Claro que lo sabía. Siempre lo había sabido. De no ser por su belleza, no volverían una y otra para recibir los latigazos de su amargura.
No le gustaba su aspecto y, al mismo tiempo, daba por hecho que ningún joven podría compararse con él y eso le encantaba. Los sentimientos encontrados, sin embargo, nunca le sentaban bien, lo dividían en dos y hacían que se sintiera incómodo.

Debutantes II- 1




Era toda una distinción ser el joven debutante más hermoso y deseable del mercado matrimonial del siglo, a la vez que el joven más odiado de Inglaterra. Curiosamente, Kim Heechul se había esforzado en ganar ambas distinciones. Era su perdición ser tan bello, porque las personas que lo rodeaban se comportaban como consumados idiotas.
Los reunidos en Raccoon Glade, la finca rural del marqués de Kang, no eran diferentes. Heechul se detuvo en lo alto de la gran escalinata. Esperaba encontrar el vestíbulo vacío, pero no hubo suerte. Al parecer, muchos de los que habían venido para asistir a su boda con el heredero del marqués estaban congregados allí abajo y algunos, que por lo visto ya sabían que la boda se había cancelado, se disponían a partir. Otros parecían confusos y charlaban animadamente. Sin embargo, en el instante en que Heechul apareció todas las miradas se volvieron hacia él y, como de costumbre, empezaron los murmullos.
Quizá la gente allí abajo tuviera la impresión de que se disponía a hacer su gran entrada. Le gustaba hacerlo y tenía mucha práctica en ello. Pero esta vez no. Se trataba más bien de una gran salida, aunque no por decisión propia. Hubiera preferido pasar inadvertido.
—¿Cuándo me contarás lo que pasó? —preguntó su doncella, apostada a su lado.
—Nunca —respondió Heechul con rigidez.
—Pero se supone que hoy os casabais.

yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...