Atrévete a Amar- Capítulo 23



Siwon despertó con un agudo dolor de cabeza y una maldición en los labios. Se sentó en la cama para encender la lámpara y volvió a maldecir. El reloj marcaba las dos menos cinco.
Afuera estaba oscuro, de modo que se dio cuenta de que eran las dos de la mañana. Maldijo de nuevo al ver que estaba del todo despierto en medio de la noche, con un fuerte dolor de cabeza y demasiadas horas por delante antes de que amaneciera.

¿Qué demonios le ocurría?

Bueno, en realidad lo sabía, pero no debió permitir que le ocurriera. Recordó vagamente que Hanheng los había llevado hasta la casa y también recordaba la pelea en el club... mierda. Deseó no haberlo hecho; el tipo que golpeó era una buena persona. Tendría que disculparse; con certeza más de una vez. Y Hanheng, ¿no se había marchado enfadado? Siwon no lo recordaba muy bien.

Incómodo, se miró e hizo una mueca. Qué esposo de mal carácter. Al menos pudo haberlo desvestido y abrigado, ya que era él el culpable de que se hubiera embriagado. Además, ¿no lo había reprendido? Tampoco lo recordaba muy bien.

Siwon se inclinó hacia delante, masajeando con suavidad sus sienes. Bueno, incluso a esa hora, tenía diversas opciones. Podía tratar de dormir, aunque no creía que lo lograse. Ya había dormido más horas de las que acostumbraba. Podía cambiar de ropa y regresar a White's para una partida, siempre que no se hubiera comportado de una manera demasiado abominable y le permitieran entrar. O podía ser tan cruel como su esposo y despertarlo para ver qué sucedía. No, se sentía demasiado mal como para hacer algo al respecto, en el caso de que él se tornase súbitamente tratable.

Rió haciendo una mueca. Lo mejor era tratar de sobrellevar su malestar hasta que desapareciera. Le agradaría tomar un baño, pero debería aguardar hasta la mañana para despertar a los criados. Quizás podría comer algo.

Despacio, porque cada paso que daba retumbaba en su cabeza, Siwon salió de la habitación. Vio luz por debajo de la puerta del dormitorio de su hermano. Llamó pero no aguardó la respuesta y entró. Hyukjae estaba desnudo, sentado en el borde de su cama, sosteniendo su cabeza entre las manos. Siwon casi se echó a reír pero se contuvo. Su propio dolor era muy intenso.

Hyukjae no levantó la mirada para ver quién había entrado. En voz baja y ominosa dijo:

-Habla en voz muy baja o arriesgarás la vida.

-¿Tú también tienes un hombrecito martilleando en tu cabeza?

Hyukjae levantó lentamente la cabeza. Lo miró con ojos asesinos.

-Por lo menos una docena. Y todos te los debo a ti, canalla...

-Estás loco. Tú me invitaste a beber una copa, de modo que el único que puede quejarse...

-Una copa, no varias botellas, imbécil.

Ambos dieron un respingo cuando Hyukjae levantó la voz.

-Bueno, en ese sentido tienes razón.

-Me alegra que lo reconozcas -dijo Hyukjae, masajeando sus sienes.

Siwon frunció los labios. Era ridículo la forma en que habían castigado sus cuerpos.
Cuando Siwon entró en la habitación se había sorprendido al ver desnudo a su hermano. Era más corpulento, más sólido. Se habían desarrollado los músculos de sus brazos y su torso y también los de sus piernas. Seguramente debido al ejercicio que había hecho en los barcos, en sus diez años de piratería.

-Sabes, Hyukjae, eres un espécimen increíblemente bruto.

Hyukjae meneó la cabeza ante el comentario insólito y miró su cuerpo. Luego miró a Siwon.
A continuación sonrió.

-A los jovenes no parece molestarles.

-No, imagino que no. –Siwon rio. -¿Deseas jugar a los naipes? No puedo dormir.

-Siempre que no comiences a beber coñac.

-Dios, no. Pensé beber café y creo que no cenamos.

-Dentro de unos minutos me reuniré contigo en la cocina.



Cuando Heechul se dispuso a desayunar, aún tenía la mirada turbia, pues había pasado otra mala noche. En esta ocasión la culpa era suya. Experimentó cierta culpabilidad por la forma en que había tratado a Siwon la tarde anterior. Debió desvestirlo y tratar de que estuviera más cómodo, en lugar de dejarlo tal como estaba y sin cubrirlo con las mantas. Después de todo, era su marido. Conocía su cuerpo. No tenía por qué avergonzarse.

Había estado a punto de ir a la habitación de su marido media docena de veces para rectificar su error, pero había cambiado de idea, temiendo que él despertara o interpretara mal su preocupación. Y cuando se acostó, no quiso entrar en el dormitorio de él en bata de dormir. Seguramente eso lo hubiera interpretado mal.

Le molestaba sentirse culpable. No lo compadecía. Si Siwon deseaba embriagarse y echarle la culpa a él, era problema de él. Y si esa mañana sufría las consecuencias de su borrachera, también era su problema. Los excesos había que pagarlos. Entonces, ¿por qué había pasado la mitad de la noche despierto pensando en él?

-Si la comida es tan mala como para que la mires enfurruñado será mejor que esta mañana coma en el club.

Heechul lo miró. La aparición súbita de Siwon lo sorprendió y sólo respondió:

-Nada hay de mal en la comida.

-Espléndido -dijo él alegremente-. Entonces no tendrás inconveniente en que me siente a la mesa contigo, ¿verdad?

Sin aguardar respuesta, fue hacia la barra y comenzó a servirse grandes cantidades de comida. Heechul miró su alta figura. No tenía derecho a lucir tan magnífico, de estar tan alegre esa mañana. Debería estar gimiendo y gruñendo y maldiciendo su destino.

-Dormiste mucho -dijo Heechul, pinchando una salchicha que tenía en su plato.

-Acabo de regresar de mi cabalgata matutina. -Se sentó frente a él y arqueó un poco las cejas con gesto interrogante. -¿Acabas de levantarte, querido?

Por suerte aún no había ingerido la salchicha, pues de haberlo hecho, se hubiera atragantado ante esa pregunta, en apariencia inocente. ¿Cómo se atrevía a privarlo de la satisfacción de acusarlo, después de su comportamiento vergonzoso del día anterior? Y eso era exactamente lo que él estaba haciendo, al sentarse frente a Heechul con todo el aspecto de haber pasado una noche perfectamente descansada.

Siwon no esperaba una respuesta a su pregunta; tampoco la obtuvo. Con gesto divertido, contempló a Heechul comer, decidido a ignorarlo. Pero Siwon no se lo permitió.

-Vi una alfombra nueva en el vestíbulo.

Heechul no lo miró, a pesar de que era ofensivo llamar simplemente a la costosa Aubusson.

-Me extraña que no la hubieras visto ayer.

, pensó Siwon, sonriendo para sí mismo. Pero su querido esposo recibiría sus ataques de todos modos.

-También un nuevo Gainsborough -prosiguió él, mirando fugazmente el magnífico cuadro que ahora colgaba en un muro a su izquierda.

-El nuevo armario de palisandro para la porcelana y la mesa del comedor llegarán hoy.

Heechul continuaba mirando su plato sin levantar la vista, pero Siwon percibió el repentino cambio en Heechul. Ya no estaba allí sentado, reprimiendo la ira. Ahora estaba muy satisfecho.

Siwon estuvo a punto de echarse a reír en voz alta. Su dulce esposo era muy transparente. Teniendo en cuenta la animadversión que Heechul experimentaba en ese momento hacia él y el tema que estaban tratando, no resultaba difícil percibir qué tramaba. Era un antiguo truco; el del joven que hacía pagar a su marido los disgustos que él le provocaba, gastando su dinero. Y de acuerdo con los comentarios que hiciera antes, no pensaba que él poseyera dinero suficiente como para afrontar los grandes gastos.

-¿Así que estás dedicado a redecorar la casa?

Heechul se encogió levemente de hombros y respondió con un tono demasiado dulce:

-Sabía que no te molestaría.

-En absoluto, querido. Yo mismo pensaba sugerírtelo.

Heechul levantó rápidamente la cabeza, y respondió con rapidez:

-Bien, porque esto es tan sólo el comienzo. Y te alegrará saber que no será tan costoso como pensé cuando recorrí la casa por primera vez. Sólo he gastado cuatro mil libras.

-Perfecto.

Heechul lo miró con incredulidad. Jamás había esperado esa respuesta. Quizás imaginaba que él estaba gastando su propio dinero. El canalla se enteraría de la realidad cuando recibiera las facturas.

Heechul se puso de pie y arrojó su servilleta sobre la mesa. Estaba mortificado por la reacción de Siwon, o mejor dicho, por su falta de reacción, y no deseaba permanecer en su compañía. Pero no pudo efectuar la salida teatral que hubiera deseado. Después de lo ocurrido el día anterior, debía insistir en que no se repitiera la misma escena ese día, en que esperaba visitas.

- Geunsuk vendrá a cenar esta noche. Si modificas tu costumbre de llegar tarde y decides acompañarnos, por favor trata de estar sobrio.

Siwon debió hacer un esfuerzo para no fruncir los labios.

-¿Ya vuelves a recurrir a los refuerzos, querido?

-No me agrada eso -dijo Heechul fríamente antes de marcharse. Al llegar a la puerta se volvió y lo miró, furioso-. Y, para tu información, señor mío, debo decirte que no desconfío de todos los hombres, como tan groseramente señalaste ayer cuando me presentaste a tu amigo: sólo de los libertinos y los presuntuosos.




-Ése debe de ser él, señor.

Yoon Hyunsang se volvió hacia el hombre bajo y con bigote que estaba junto a él. -¿Cuál de ellos, idiota? Son dos.

El hombre ni siquiera parpadeó ante el tono agresivo del escocés. Ya estaba habituado a él, a su impaciencia, su irascibilidad, su arrogancia. Si Yoon no le pagara tan bien lo mandaría al diablo. Y quizás también le cortara el cuello para completar su obra. Pero le pagaba muy bien. De modo que, como de costumbre, se contuvo, ignorando los insultos.

-El pelinegro -dijo con voz servil-. Es el dueño de la casa. Se llama Kim Siwon.

Hyunsang dirigió el binóculo hacia la calle y vio claramente los rasgos de Kim, que hablaba con el individuo pelirojo que le acompañaba. ¿De modo que ése era el inglés que lo había estado buscando por los barrios bajos en los últimos días y que estaba ocultando a Heechul?

Hyunsang sabía que estaba en su casa, aunque no se hubiera asomado a la calle desde que él había ordenado que vigilaran sin interrupción la casa. Allí había sido enviada su ropa. Y allí había ido ese joven llamado Jang en dos ocasiones para visitarlo.

Heechul se creía muy listo al ocultarse en el interior de la casa y no salir. Pero era fácil vigilarlo allí, pues Green Park estaba frente a la casa. Había muchos árboles para ocultarse: no era lo mismo que aguardar en un carruaje que podía despertar sospechas, como había ocurrido en la primera ocasión. El no podía desplazarse sin que sus hombres lo supieran, y tenían un coche en el extremo de la calle, aguardando que saliera de la casa. Era tan sólo cuestión de tiempo.

Pero entretanto, Hyunsang se ocuparía del petimetre inglés que lo ocultaba y que lo había obligado a cambiar de alojamiento en dos oportunidades en los últimos cinco días, a causa de su infernal persecución. Ahora que sabía qué aspecto tenía, sería muy sencillo deshacerse de él.

Hyunsang bajó el binóculo y sonrió.



-¿Deseas otra copa de jerez, Geunsuk?

Geunsuk miró su copa, casi llena, y luego miró a Heechul, que volvía a llenar la suya con el líquido ambarino.

-Cálmate, Hee. Si no ha regresado ya, es difícil que lo haga, ¿no lo crees?

Heechul miró a su amigo por encima del hombro, pero, aunque se esforzó por sonreír, no pudo hacerlo.

-He llegado a la conclusión de que Siwon aparece cuando menos se le espera, sólo para ponerme nervioso.

-¿Estás nervioso?

Heechul dejó escapar una risita que era casi un gruñido y bebió un sorbo de su segundo jerez antes de volver a sentarse junto a Geunsuk en el nuevo sofá Adams.

-No debería estarlo, ¿no? Después de todo, estando tú aquí, no haría nada inconveniente y además le advertí que vendrías.

-¿Pero?

Heechul sonrió, aunque más que una sonrisa fue una mueca.

-Me deja atónito, Suk, con sus cambios de humor. Nunca sé qué esperar.

-No hay nada inusual en eso, querido. También nosotros tenemos cambios de humor, ¿verdad? Deja de inquietarte.

Heechul rió.

-Aún no lo ha visto.

Geunsuk lo miró, asombrado.

-¿Quieres decir que no sometiste tu elección a su aprobación previa? Pero estas cosas son tan... tan...

Geunsuk contuvo el aliento al ver el brillo travieso de los ojos de Heechul

-Dios mío; lo has hecho adrede. Esperas que él los deteste, ¿no?

Heechul miró en torno suyo, contemplando la habitación que antes tuviera un aspecto masculino y que había sido transformada con hermosos muebles de madera satinada de las Indias. Ahora tenía el aspecto que debía tener un recibidor, pues esa sala era en realidad territorio del joven señor. Adams era famoso por su estilo excesivamente refinado, de estructura y decoración delicadas, pero a Heechul le agradaba el tallado y el dorado de los dos sofás y los sillones; y sobre todo el tapizado de brocato arrasado, de fondo verde oliva y flores plateadas. Además todavía debía decidir cómo sería el nuevo empapelado de los muros...

-No creo que Siwon lo deteste, Geunsuk, y aunque así sea, es muy probable que no lo diga. Él es así. -Se encogió de hombros. -Pero, si lo hace, me desharé de estos muebles y compraré otros.

Geunsuk frunció el ceño.

-Creo que estás habituado a gastar dinero sin pensar en los precios. Olvidas que tu marido no es tan rico como tú.

-Por supuesto, no lo olvido.

Ante semejante afirmación, Geunsuk suspiró.

-De modo que es eso. Bien, espero que sepas qué haces. En cuestiones de dinero, ellos suelen reaccionar de manera inesperada, ¿sabes? Algunos pueden perder veinte mil libras sin que ello los afecte. Otros se suicidarían.

-No te preocupes, Geunsuk. Siwon seguramente pertenece a la categoría de los indiferentes. ¿Desea beber algo más antes de cenar?

Geunsuk miró su copa, medio llena, y luego la de Heechul, otra vez vacía. Meneó la cabeza, pero no para responder a la pregunta.

-Continúa actuando como si nada te importara, Hee, pero no me convencerás de que no estás ansioso aguardando su reacción. ¿Se comportó él de una manera muy... desagradable cuando discutisteis sobre ese tema del que no quieres hablar?

-No fue una discusión -respondió Heechul , seco- Y se ha comportado de una manera desagradable desde que me casé con él.

-Tú tampoco estuviste adorable la última vez que os vi juntos. Diría que sus estados de ánimo están directamente relacionados con los tuyos, querido.

Ante la sabia observación, Heechul hizo una mueca.

-Dado que obviamente no cenará con nosotros y que su hermano y su sobrino han salido, seremos sólo tú y yo. Estoy seguro de que podremos hallar un tema de conversación más agradable.

Geunsuk sonrió, cediendo.

-Claro, si nos esforzamos lo suficiente.

Heechul también sonrió y su tensión se alivió un tanto. Geunsuk era buena compañía para él, aunque le diera algunos consejos que no deseaba oír.
Dejó su copa sobre una mesa y se puso de pie.

-Ven. Otra copa estropearía la excelente comida que ha preparado el cocinero, y el mayordomo nos aguarda en el comedor para comenzar a servir la cena. Ya verás la nueva mesa que me entregaron esta tarde. Es muy elegante y apta para todos los gustos.

-Y sin duda bastante costosa para su extravagancia.

Heechul rió.

-Sí.

Salieron del recibidor tomados del brazo y fueron hacia el pequeño comedor, que antes fuera una habitación para desayunar, ya que Siwon rara vez cenaba en su casa antes de casarse, y tampoco lo había ahora. Pero Heechul se detuvo en seco al ver que el mayordomo abría la puerta de entrada. Al ver entrar a Siwon, se puso rígido. Pero su tensión dio paso al asombro cuando vio quién estaba con él.

¿Cómo se atrevía? Pero se había atrevido. Por su cuenta, había traído consigo a Park Hanheng, sabiendo que Geunsuk estaría allí. Y, a juzgar por el gesto sorprendido de Hanheng, que quedó inmóvil al ver a Geunsuk, tampoco se lo había advertido a él.

-Espléndido -dijo Siwon jocosamente, entregando su sombrero y sus guantes al impávido mayordomo-. Veo que hemos llegado a tiempo para cenar. Hanheng.


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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...