yota´s news


Hola!!!


A las lectoras que continúan en el blog, gracias por seguir acompañándonos...besosososo.

A las lectoras nueva BIENVENIDAS!!! disfruten de las historias que de pronto ya leyeron y las que no.

Les recuerdo que son ADAPTACIONES. Yo no soy autora, y no escribo, solo tengo dos shot original un EunHae , y un UngTae

Verán historias principalmente de Super Junior, seguidos por ZEA, e Imfact y uno que otro de otros grupos generalmente cuando son seriados. También se tomarán miembros de otros grupos para personajes de la historia, ej: Shinee o personas allegadas a los protagonistas.


Marcado VI -7




Despertar envuelto alrededor de un cuerpo caliente no era nada nuevo. Despertar envuelto alrededor de un cuerpo con el que quería estar acurrucado, perderme una y otra vez, y no dejarlo nunca… bueno, esta era mi primera vez.
Estábamos frente a frente en la estrecha cama, y Leeteuk tenía la cabeza metida debajo de mi barbilla y su aliento me hacía cosquillas en la garganta. Su brazo descansaba sobre mis costillas y una de sus largas piernas se había situado entre las mías. Estábamos tan estrechamente juntos como dos personas podrían estarlo sin tener sexo, y mi erección matutina estaba más o menos insistiendo en que me aprovechara de la situación. Palpitaba entre nosotros donde sus caderas estaban prácticamente contra las mías. Era demasiado íntimo para mi tranquilidad.
Me gustaba el sexo, mucho, y no era reacio a que quien compartiera la noche conmigo pasara la noche en mi cama. Era un profesional en salirme con la mía y distender situaciones incómodas con palabras bonitas y una sonrisa inteligente, así que por lo general nunca tuve que preocuparme de la mañana siguiente. De hecho, normalmente podía esperar una repetición cuando saliera el sol, pero de alguna manera sabía que si iba por allí con Leeteuk, a la brillante luz del día, iba a cambiar las cosas.
Ya lo sentía en la forma en que mis manos querían quedarse en su cintura. En la forma en que mi piel se estremeció y sintió viva donde tocaba la de él. En la forma en que quería simplemente mirarlo en toda su belleza desnudo y ardiente mientras se aferraba a mí.

Debutantes III -7




La librería era pintoresca y estaba repleta de libros desordenados. No obstante, Sungmin  seleccionó los volúmenes que le interesaban con rapidez. Sunny, que no leía tan rápido como él, tardó más tiempo en decidir qué libros comprar. Pero tampoco tenían prisa. Ni siquiera eran las once. Incluso llegarían a tiempo de almorzar en palacio. O quizá podrían comer en un restaurante cercano. Sería divertido. Al menos no tendrían que aguantar la cara larga de Suho que sin duda alguna les quitaría el apetito.
A Key no le interesaban los libros y había aceptado una taza de té del dueño de la tienda. Un hombre mayor y cordial que había mantenido una animada conversación sobre el palacio con el chico cuando había mencionado que eran de la corte.
Al no querer tomar té, Sungmin se había desplazado hasta su siguiente parada, una tienda de telas, al otro lado de la calle. En el enorme establecimiento había toda clase de tejidos y también una pequeña sección de hilos. Tan pronto como Sungmin entró en la tienda, se oyó tintinear la campanilla de encima de la puerta indicando que alguien había entrado detrás de él y se vio empujado al interior.
Ante tal rudeza, soltó un grito ahogado de indignación y se dio la vuelta para encontrarse a Kyuhyun con una amplia sonrisa en su cara. Desde luego no había esperado toparse con él en Bond Street. La burbujeante excitación que su presencia despertaba en él hizo acto de aparición. Pero al menos esa vez no se quedó deslumbrado al verlo. Cada vez le resultaba más fácil mirarle a la cara y no perder el hilo de sus pensamientos.

Marcado VI -6




Sabía que solo podía pedirle su teléfono para llamar a un taxi y conseguir un viaje de regreso a casa. También sabía que Kyuhyun estaría feliz de levantarse y venir a recogerme, incluso si era bien pasada la media noche. Pero había estado esperando a que Kangin me llevara a su casa durante semanas, y si esta era la única oportunidad que iba a conseguir, entonces iba a seguirle la corriente, aunque pareciese más molesto y agitado que amoroso. Además, me había dado su abrigo de nuevo cuando la temperatura estaba muy fría y sabía de alguna manera que eso significaba algo, incluso si él no era consciente de ello.
—¿Cómo fue volver a trabajar? —Su acento era lento y cálido mientras me guiaba a lo largo de las silenciosas calles. No creo que conociera a otra persona que fuera adulta que aún no poseyera un auto. Era solo una pieza más del rompecabezas que era Wang Kangin.
—Ha sido difícil. Nunca había tenido otro compañero que no sea Jongkook, así que es extraño estar patrullando con alguien nuevo. —Mi compañero temporal era un tipo llamado Barrett. Era un poco mayor que yo y sin duda del tipo duro y silencioso. Estaba acostumbrado a dejar que Kook tomar la iniciativa, para seguir sus movimientos, por lo que fue extraño tratar de adaptarme.
Me apoyé en el costado de Kangin cuando me di cuenta de que estaba temblando de frío. Un estremecimiento corrió a través de mí, cuando él envolvió su brazo alrededor de mi hombro y me acurrucó. Claro, era probablemente por el calor, pero a mi libido no le importaba.

Debutantes III -6



Sungmin abandonó temprano los aposentos de la duquesa para prepararse para la cena formal de esa noche. No vio a Kyuhyun apoyado contra la pared del pasillo justo a la salida de las habitaciones cuando comenzó a andar a paso vivo en dirección opuesta. El joven no estaba de buen humor. Se había dicho que regresaba a su habitación temprano para que Sunny tuviera tiempo de sobra para prepararlos a él y a su compañero de habitación para esa noche, pero también quería saber dónde se había metido su compañero.
Cuando Suho no regresó a los aposentos de la duquesa, Sungmin comenzó a sospechar que Kyuhyun y él habían ido a alguna parte donde pudieran estar solos... para hacer el amor. Pensarlo lo había puesto de mal humor durante el resto de la tarde, y ahora lo que realmente quería averiguar era si Suho se había pasado todo ese tiempo solo en la habitación que compartían y demostrarse a sí mismo que había estado equivocado.
—Es usted una persona difícil de encontrar.
Sungmin casi se tropezó con sus propios pies al oír la voz de Kyuhyun y se volvió para ver que se ponía a caminar a su lado. Realmente tenía que dejar de reaccionar de esa manera ante él. Puede que ahora no se sintiera tan deslumbrado por su presencia, pero incluso después de haberlo visto y hablado con él más de una vez no podía evitar que siguiera sucediéndole lo mismo.

Marcado VI -5




Unas dos semanas después de la noche en el hospital, entré en el Bar lleno de inquietud. Siwon había llamado y pedido que fuera una hora más temprano porque quería hablar conmigo acerca de algo. No pude por mi vida averiguar si había jodido algo o había hecho algo mal, pero su tono grave era más serio de lo habitual y esto hizo que mis largos y afinados instintos de conservación entraran en juego.
Si iba a despedirme, decirme que me perdiera, me decía a mí mismo que no era gran cosa. Podría salir a la carretera, podría buscar otra cosa que hacer, pero el Bar se había convertido en una especie de primer lugar que sentía firme bajo mis pies, y no quería admitir que perder eso me asustaba de muerte. No tener este lugar realmente me haría estar a la deriva, y cuando me sentía como un náufrago me metía en problemas... un montón de problemas.
Zhoumi y Henry se habían quedado por una semana. Mi hermano quería estar allí cuando Donghae llevara al bebé a casa y se instalaran. No fue suficiente tiempo con mi hermano, y aunque podía ver que estaba feliz, muy feliz con su elección de mudarse con el fin de conseguir más tiempo con su esposo, lo echaba de menos y podía ver que todavía estaba preocupándose demasiado por mí.
Intenté decirle que estaba bien. Traté de explicarle que si la jodía, no importaría si él estaba aquí o en otra ciudad, pero eso solo hizo que sus ojos brillaran con ira. Amaba a Zhoumi más de lo que sabía que era capaz de hacer, pero no iba a intentar engañarlo haciéndole creer que nunca me iba a meter en problemas de nuevo. Todo lo que podía hacer era intentarlo. Intentar ser mejor, Intentar ser honesto, intenta estar en el lado correcto de la ley y no huir cuando las cosas se pusieran difíciles. Intentarlo iba a tener que ser suficiente. Para Zhoumi y para mí.

Debutantes III -5




Sungmin  no hizo más que dar vueltas durante toda la noche porque no podía dejar de pensar en el Ángel. Estuvo tan inquieto que Suho le había dicho gruñendo que se estuviera quieto de una vez después de que se fueran a la cama.  
Sungmin  sabía que debía averiguar si Cho Kyuhyun era  el verdadero nombre del Ángel. Y también debía averiguar qué estaba haciendo en la habitación de Sukchun. ¿Se había presentado allí por la misma razón que él? ¿O sólo había ido a visitar a un amigo? ¿Quién era en realidad aquel Sukchun al que lady Boah quería espiar?
No tuvo posibilidad de levantarse tan tarde como le hubiera gustado después de haberse pasado toda la noche en vela, pues Sunny llegó muy temprano. Y Suho también hizo bastante ruido, aunque Sungmin  sospechaba que lo había hecho con la única intención de despertarlo. El humor de su compañero no había mejorado en absoluto. De hecho, había empeorado. Suho masculló una maldición, cerró la puerta del armario de un portazo, dejó la ropa tirada en el suelo e incluso empujó a Sungmin  al pasar junto a él mientras se movían por aquella habitación diminuta.
Lo primero que hizo Sunny al llegar fue apartar de una patada la ropa que había en el suelo, algo que divirtió a Sungmin pero que, asombrosamente, no provocó reacción alguna en Suho. Ya el día anterior, Sunny le había dicho a Suho que no iba a ser su doncella personal sólo por haberle arreglado el pelo. Gracias a los esfuerzos de Sunny, Suho lucía ahora un cabello cuidado, más favorecedor y lo sabía. Así que aunque por lo general su compañero de habitación no se mordía la lengua con respecto a Sungmin , cuando Sunny estaba con ellos, controlaba lo que decía.

Marcado VI -4




Mi adrenalina estaba fallando. En parte por la falta de sueño y el excesivo ejercicio en el gimnasio, pero sobre todo por ser quemado vivo de dentro hacia afuera por Kangin. Sabía que una vez que me dejara estar lo bastante cerca como para tocarlo, no iba a ser capaz de detenerse. Había algo acerca de él, algún tipo de señuelo que tiraba de mí cuando estaba a su alrededor contra el que era demasiado difícil luchar.
No era muy tímido, pero tampoco era del tipo que metía la mano en los pantalones de un chico e iba por el oro. Kangin me empujó contra todos mis límites, me hizo olvidar que habría consecuencias en mis acciones, y me amé cada momento de ello.
Me encantaba que cuando estaba lo suficientemente cerca de él como para respirarlo, era todo lo que podía sentir, y me encantaba la forma en que sus relucientes ojos parecían ver todo lo que estaba tratando tan duramente de ocultar. Eran lo suficientemente calientes como para derretir el metal más duro y yo estaba lejos de estar forjado de acero y hierro en este momento. Me sentía como si estuviera hecho de papel y pelusa.
Tenía toda la intención de simplemente dejarlo en el hospital y volver a casa a intentar dormir. El trayecto hasta el hospital fue en absoluto silencio y pude ver la forma en que los músculos de su mandíbula cincelada se iban abriendo y cerrando a medida que nos acercábamos. No estaba seguro de sí tenía que ver conmigo o con la nueva inminente adición, pero estaba claro que estaba perdido en su propia cabeza y no me estaba permitido entrar. Fuera lo que fuera en lo que estaba reflexionando no lo hacía demasiado feliz. 
Me detuve frente al enorme edificio médico y esperé a que saliera. No iba a decir nada, pensando que me había metido en bastantes problemas para una noche, pero él ladeó la cabeza hacia un lado y se giró en su asiento para mirarme de forma interrogante.
—¿No vienes?
Mis manos se cerraron involuntariamente alrededor del volante y parpadeé con confusión.
—¿Por qué debería hacerlo?
Era cercano a Sungmin y realmente me gustaba Kyuhyun, que era más o menos el tipo más simpático que conocía, pero apenas conocía Donghae, y al esposo de Siwon, Heechul, que me asustaba de muerte. Me llevaba bien con Key, su actitud de no aguantar mierda era impresionante, y me gustaba que siempre dijera lo que pensaba. Además, cuando su hermano había sido secuestrado, yo fui la primera persona a la que se dirigió y se creó un vínculo duradero entre los dos. Pero estaba bastante seguro de que Zhoumi iba a aparecer en cualquier momento, y realmente no quería estar cerca cuando lo hiciera.
Sí, me había pedido disculpas por perder los papeles y ser una perra fría cuando descubrió que fui yo quien había detenido a Kangin, y creo que lo decía en serio, pero yo no tenía planes de ir y hacer una situación feliz, algo incómoda. No lo había visto desde el día que sacó a Kangin de la cárcel, y no tenía prisa por encontrarme con él. Especialmente si no podía esconder la forma en que me sentía por su problemático hermano. Sabía por instinto que él no lo aprobaría.
—¿Por qué no lo harías? —Su acento era tan suave, tan suavemente aterciopelado, que me envolvió a su alrededor. Solo quería que por siempre me susurrara cosas en la oscuridad.
—Soy amigo de Sungmin y adoro a Kyuhyun, pero esto es algo grande, algo que compartes con la familia. No soy parte de eso.
Él solo me miró y luego gruñó:
—Ve a estacionarte. Iremos juntos.
Negué con la cabeza.
—No, no iremos.
Vi como el fuego se encendió en el fondo de sus ojos.
—Bien. —Se acomodó en el asiento, cruzó los brazos sobre su pecho, y levantó una ceja hacia mí—. Si tú no subes, entonces yo tampoco. Me puedes llevar de regreso al Bar.
Di un grito ahogado y entrecerré los ojos hacia él.
—Siwon te pidió que vinieras, deberías estar adentro en este momento no discutiendo conmigo. Quieren que subas.
Levanto una comisura de su boca, y vi lo fácil que era para él encantar a la gente hasta dejarla sin sentido. Era bueno en el día a día, pero esa sonrisa tenía el diablo y la tentación en ella, y lo convertía en algo de otro mundo. Ningún simple humano lucia tan bien después de un día completo de trabajo y un ataque de toqueteos y caricias sin terminar. Era obvio que la ruta a cada decadente pecado conducía directamente a través de Wang Kangin, y hombre, oh hombre, yo quería correr hacia él. Nunca entendería por qué insistía en poner tantos obstáculos en mi camino.
—Sungmin se puso en contacto contigo, así que obviamente alguien te quiere aquí. Él es tímido y hay mucha conmoción para controlar cuando este grupo se emociona por algo. ¿Ni siquiera vas detenerte y pensar que tal vez necesita tu apoyo?
Me encogí de hombros porque ya lo sabía. Sungmin amaba a los amigos de Kyuhyun, estaba profundamente inmerso en su mundo y definitivamente era aceptado como parte de la destartalada familia, pero era fácil que se perdiera en el mar de personalidades fuertes y dominantes; y a él le gustaba tenerme para ser su puerto en la tormenta.
Pero hoy, en vez de querer estar ahí para mi amigo, quería correr porque no sabía si podría soportar más del juicio que venía con ello. Solo había estado haciendo mi trabajo. No había querido ser el que le pusiera las esposas y encerrara a Kangin, pero tenía que hacerse y por desgracia tuve que ser yo. He respetado mucho a todos esos jovencitos; ver la decepción en sus ojos cuando me miraban podría muy bien ser lo que me inclinara sobre el borde del acantilado del que estaba sosteniéndome precariamente en este momento.
Suspiré porque me di cuenta de que Kangin iba en serio. Llamándolo por cada mal nombre que me pasaba por la cabeza, giré la 4x4 en un lugar de estacionamiento y apagué el motor.
—Eres un idiota manipulador, ¿sabes?
Finalmente, abrió la puerta y salió. La ráfaga de aire de invierno casi me tiró y muy tarde me acordé de que lo único que tenía puesto era mi ropa de gimnasia.
Caminó alrededor de la parte delantera del auto y se detuvo cuando llegó a mi puerta.
Sin decir palabra, la abrió y puso una mano en mi brazo y prácticamente me arrastró afuera. Negó con la cabeza cuando vio que estaba temblando, y se quitó su enorme y pesado abrigo y lo puso alrededor de mis hombros. Olía como él y quería abrazarlo y frotar mi cara en la piel, pero estaba demasiado ocupado mirándolo cuando me dijo:
—Ahora estas atrapado, Pelirrojo.
Todo lo que él llevaba era una camiseta térmica de manga larga, así que intenté devolverle el abrigo, pero gruñó y puso una mano en mi espalda baja y me guio hasta la puerta principal. Dejé escapar un suspiro que empañó el aire delante de nosotros y le dije en voz baja:
—Tu hermano me odia. Va a enloquecer cuando venga y me vea aquí con todo el mundo.
Él se rio y el sonido envió escalofríos a través de toda mi piel.
—Zhoumi es protector... con sus amigos, con su hombre, conmigo. A veces se adelanta sin pensar las cosas hasta el final. No te odia. Odia lo que he vivido, el tipo de vida que tenía. De hecho a la única persona que debería odiar es a mí. No era la primera vez que me había sacado de la cárcel, y solo Dios sabe si será la última. Sabe que estabas haciendo tu trabajo, Leeteuk. Solo quiere salvarme. Siempre quiso salvarme.
Le di una mirada por el rabillo de mi ojo.
 —¿Por qué no dijiste nada ese día? Esos chicos te asaltaron, te hirieron, y sin embargo, solo dejaste que te detuviéramos sin quejas. ¿Por qué? —Me lo había preguntado desde el día en que Kook y yo fuimos a sacarlo del Bar.
El hospital estaba lleno. Había estado aquí lo suficiente para conocer la localización de la unidad de parto sin preguntar. Kangin siguió a mi lado sin responder a mi pregunta. Pensé que solo iba a ignorarme, hasta que llegamos al ascensor y las puertas se cerraron. Se dio la vuelta y me miró; y esa sonrisa que convertía su cara en algo con lo cual soñar brilló me iluminó.
—¿Cuál es el punto? Siempre voy a ser el malo de la película, incluso cuando no lo soy.
Fruncí el ceño.
—Podrías haberte defendido. Eras inocente. Esos chicos te tendieron una trampa.
Hubo pruebas de vídeo de los hechos, las cuales habían dado lugar en última instancia a quitar todos los cargos que se presentaron contra él.
Me detuve un poco cuando extendió la mano y recorrió muy suavemente con la punta de su dedo índice, la línea que se había formado entre mis cejas mientras le fruncía el ceño.
—Ya no me voy a defender. No de mi hermano. No de la policía. Ante nadie. La gente va a pensar lo que quiera, y por desgracia la mayoría de las cosas que piensan son ciertas. Soy culpable de un montón de cosas malas, Leeteuk. Por la mayor parte ni siquiera me atraparon. El karma tiene su manera de ponerse al día con todos, especialmente cuando te ríes en su cara demasiadas veces.
Estaba sorprendido por su respuesta y algo aturdido por el cuidado en ese simple toque.
—¿Me estás diciendo que habrías estado dispuesto a ir a la cárcel por algo que no hiciste como una especie de penitencia por todas las otras cosas malas que hiciste en el pasado? Eso es de locos, Kangin.
Él simplemente se encogió de hombros y las puertas se abrieron y entramos en una sala llena de amigos y familiares esperando ansiosos y emocionados. Sabía que estaba llevando un barril repleto de vergüenza y remordimiento por sus malas acciones. Lo que no me di cuenta hasta ese momento era que estaba dispuesto a dejar que ese barril lo aplastara en vez de ir y arreglar su contenido.
Sungmin estaba en el mostrador hablando con la señora detrás de él. Siwon se paseaba de ida y vuelta delante de una pareja mayor que asumí tenían que ser sus padres y los de Hyukjae ya que Donghae no tenía casi ningún contacto con su familia; Key estaba acurrucado en una bola en una de las sillas con su cabeza sobre el hombro de Jjong; Kyuhyun estaba apoyado en la pared con una gorra de béisbol sobre los ojos; y a Heechul no lo veía por ningún sitio.
Vacilé un poco cuando todos los ojos se volvieron hacia nosotros mientras nos acercábamos. Al principio pensé que todos se estaban preguntando por qué estaba allí, pero pronto me di cuenta de que todos estaban preguntándose por qué Kangin y yo habíamos aparecido al mismo tiempo y estaban bastante curiosos sobre por qué estaba envuelta con su abrigo. Me encogí de hombros para quitármelo a pesar de que se sentía como si entregara una manta de seguridad y me aclaré la garganta.
—Hola.
Kangin hizo eco del saludo y estrechó la mano de Siwon mientras el gigantesco soldado retirado se acercaba. Chillé un poco cuando el gran hombre me agarró en un fuerte abrazo que no pude evitar devolverle. Cuando me puso de nuevo sobre mis pies yo solo lo mire boquiabierto por la sorpresa. Él me sonrió y no pude evitar sonreír de nuevo.
—Iba a mandar a Heechul a buscarte si no aparecías. Iba a decirle que utilizara la fuerza si era necesario.
Kangin dio un bufido y levantó una ceja ante su jefe.
—¿Dónde está Heechul? Esto no es algo que él se perdería.
Caminamos más lejos en la sala de espera y dejé salir un suspiro de alivio cuando Sungmin se dirigió a mi lado. Entrelazó su brazo con el mío y me dio una mirada cómplice. Sacudí la cabeza y le dije:
—Más tarde. Podemos hablar de ello más tarde.
Solo me sonrió y se apoyó junto a Kyuhyun, que inclinó la cabeza hacia mí en señal de saludo.
Siwon pasó sus manos sobre su cabeza y su enorme pecho se expandió cuando resopló un suspiro de frustración.
—Está en el baño. —Algo cambió a través de su hermoso rostro—. No se siente bien en este momento.
Siwon y Heechul se habían comprometido recientemente y tenían un hijo que acababa de comenzar a caminar, lo que constantemente les mantenía en estado de alerta. Eran una unidad familiar sólida como una roca y me hacían tener esperanzas para mi propio futuro. Quería creer que algo como lo que tenían Siwon y Heechul, sin infidelidad, sin celos y drama, podría existir en mi vida en algún momento. De hecho todas estas personas tenían relaciones que envidiaba y admiraba. Todos estaban decididos a hacer que funcionara. Sin importar lo que costara. Ellos querían estar juntos y todos hicieron todo lo necesario para hacer que eso pasara. Tenía muchas ganas de que alguien sintiera lo mismo por mí.
Kyuhyun empujó la visera de su gorra y sus ojos color bígaro brillaron hacia mí con desenfrenada diversión.
—¿Alguna razón en particular por la que apareciste al mismo tiempo que Kangin? —Yo estaba bastante seguro de que Sungmin le había hablado de mi enamoramiento actual, pero no estaba de humor para compartir o ser objeto de burlas, así que solo me encogí de hombros.
—Buena sincronización, supongo. —Kyuhyun era el mejor amigo Hyukjae, por lo que darle un puñetazo en el vientre para conseguir borrar esa sonrisa arrogante de su rostro no estaría bien teniendo en cuenta la situación.
Me solté del brazo de Sungmin y encontré un asiento que estaba a un lado. Puse los pies por delante de mí y me senté para esperar. Tener bebés tomaba mucho tiempo y no era como si fuera a dormir de todos modos.
Iba  a  la  deriva  en  mis  propios  pensamientos.  Pensando  en  las sorprendentes revelaciones de Kangin, cómo estaba dispuesto a ir a la cárcel para pagar por los crímenes del pasado, pensando en la forma en que él sabía, la forma en que se sentía tan caliente y duro en mi mano. Estaba pensando en la idea de volver a trabajar sin Kook a mi lado y cómo era casi imposible sacarlo de mi cabeza.
No podía dejar de pensar en todo lo que quería cuando no podía dormir y el gimnasio no fue suficiente, lo que fue suficiente fue el mano a mano que tuve con el camarero sureño y no podía sacarlo de mi cabeza. Mi enamoramiento se estaba convirtiendo en una obsesión.
Me sacudí un poco cuando un pequeño cuerpo aterrizó en la silla junto a mí. Heechul observo la forma en que estaba tendido y pateó sus piernas por delante de ella con una sonrisa.
—Ni de lejos.
Gire la cabeza hacia un lado para poder mirarlo mientras se sentaba a mi lado. Heechul era el ángel de la guarda no oficial de este grupo. Era un pequeño joven con potencia, y cuando no estaba como aterrorizado de él, me gustaba mucho y lo respetaba. Esta noche parecía un poco pálido y tenía obvias bolsas bajo sus dos ojos de diferente color.
—¿Cómo va? —Pensé que si alguien sabía algo era él.
—Bien. Hyukjae está realmente llevándose bien con todos a diferencia de Siwon. Siwon tenía a las enfermeras y mi ginecólogo asustados de acercarse a mí. Hyukjae lo toma todo con calma. Mientras Donghae esté tranquilo, él parece tranquilo, pero las contracciones reales aún no han comenzado. Puede ser que tengamos que enviar a los refuerzos si acaba desmayado igual que hizo su hermano.
Me reí. No tenía duda de que Siwon extra asustaba cuando estaba estresado y asustado. Parecía que podía ganar una guerra por sí solo, sin armas, solo de pie al lado de Kangin charlando con él.
—Bueno, eso es bueno. Es genial que todos estén aquí para apoyarlos. Zhoumi llamó a Kangin. Está de camino.
Heechul inclinó la cabeza hacia atrás en la silla, puso una mano sobre su vientre, y apretó los ojos cerrándolos. Se veía un poco verde, de repente, y me   enderecé. Iba a preguntar si estaba bien cuando respiró profundamente y luego volvió la cabeza para mirarme mientras lo que estaba mal con él al parecer se le pasó.
—Va a estar devastado si ese bebé llega antes que él. Mudarse con Henry era la mejor opción, pero es difícil para ellos con todos nosotros aquí.
—Le dijo a Kangin que tenía que estar aquí por si acaso no podía llegar.
Heechul asintió y me sonrió.
—Él tiene que estar aquí, independientemente de eso, y tú también.
Era extraño cómo siempre parecía verlo todo.
—Estoy aquí —dije de mala gana.
—Sí. Pero tuviste que pensarlo primero. Tu perteneces aquí, Leeteuk. No lo dudes.
Pero lo hacía, dudar, es decir. No sabía cómo encajar.
—Las cosas simplemente se apagaron un poco y se sentían extrañas después de tener que entregar a Kangin. No estaba muy seguro de cómo manejar eso, y hacer amigos nunca ha sido muy fácil para mí.
A la mayoría no les gustaba o no confiaban en mí y los chicos solo querían fingir ser mis amigos con la esperanza de que pudiera dar lugar a más. Aparte de mi estrecho vínculo con mi mamá, mi relación con Kook y sus hermanas, y ahora Sungmin, había vivido una vida bastante solitaria.
—La mierda pasa. Lo que pasó con Kangin no fue tu culpa y todos lo sabemos. —Me dio una mirada muy afilada, su ojo marrón duro y su ojo azul agudo—. ¿Lo sabes, verdad?
Quería decirle que todo se sentía como si fuera mi culpa. Se sentía como si todo lo que podía hacer era un error tras otro. Nunca tuve la oportunidad, sin embargo, porque el pánico cruzó su bonita cara y en un instante se levantó de la silla, lanzándose a través de la habitación hasta donde se encontraban los baños de la sala. La profunda voz de Siwon retumbó con una letanía de palabrotas mientras su appa lo regañaba, lo que descaradamente ignoró mientras seguía a su prometido hasta el baño. Hizo caso omiso de la enfermera que también lo llamaba, eso hizo que todos los chicos comenzaran a reír.
Estaba pensando en las palabras de Heechul sobre la culpa, cuando su asiento ahora vacante fue ocupado con un cuerpo masculino mucho más grande. Cada vez que estaba a poca distancia de él, todos mis sentidos parecían sobrecargarse. Cubrió con uno de sus largos brazos el respaldo de mi silla y me miró por el rabillo del ojo.
—¿Estás bien? —Su voz era más suave de lo habitual y demasiado cerca de mi oído. Tragué un poco de saliva y asentí con la cabeza.
Fue el hecho de que preguntó, el hecho de que creía que realmente le importaba si estaba bien o no, lo que eclipsó todas las banderas rojas a las que les gustaba ondear en mi cara advirtiéndome que me alejara de él.
—Sí. Me alegro de haber venido contigo. Es bonito ver esto.
—¿Ver qué?
Agité vagamente una mano por la habitación indicando a dónde estaban Key y Jjong abrazados juntos, a dónde Kyuhyun había envuelto a Sungmin entre sus brazos y lo sostenía, a dónde Siwon había desaparecido detrás de Heechul, y hasta donde los Lee adultos estaban sentados acurrucados juntos.
—La felicidad. La unión. Unidad. Solo éramos mi madre yo cuando era pequeño y ella saltaba de hombre a hombre siempre en busca de algo que no era capaz de encontrar. Es muy bueno ver a las parejas que realmente quieren estar juntas. La estabilidad es una especie de concepto extraño para mí.
Pateó sus piernas para arriba como estaban las mías y adoptó una pose similar. Me estremecí un poco cuando su costado se presionó a lo largo del mío. Me sonrió cuando se dio cuenta de mi reacción.
—Puedes tener toda la estabilidad que desees cuando dejes de buscar problemas.
Probablemente tenía razón, aunque los problemas sonaban mucho más divertidos en este momento, y lo que quería y lo que necesitaba eran cosas absolutamente diferentes.
No respondí; en su lugar traté muy duro para no moverme mientras sentía que las puntas de sus dedos empezaban a jugar con mi cabello. No creo que siquiera fuera consciente de que lo estaba haciendo. Es decir, hasta que lo miré y noté el brillo de sus ojos. Este no era un chico que hiciera algo sin ser muy consciente del efecto que estaba teniendo en las personas que lo rodeaban. Él no solo era problemas, era potente y más peligroso que la mayoría de las cosas que veía cada día en las calles.
En algún momento la monotonía de esperar durante interminables horas hasta bien entrada la noche, el murmullo silencioso de voces, el chirrido de zapatos de goma en el suelo de linóleo, todo junto consiguió adormecerme. En un minuto estaba pensando en lo extraña que mi noche se había vuelto. Acerca de que cuando me sentía peor, ahí estaba todo este maravilloso grupo de gente dispuesto a atraparme. No estaba acostumbrado a tener ningún tipo de red de seguridad, aparte de Kook, y tenía que admitir que era muy agradable tener un suave aterrizaje en lugar de un choque brutal por primera vez en mi vida.
Pero, por supuesto, como todo en mi mundo últimamente, perderme en una pequeña siesta no podía ser simple y rejuvenecedor. Tan pronto como la oscuridad descendió, estuvo allí. El día que todo cambió para siempre.
Escuché los disparos. Escuché a los policías que habían estado en la escena gritando ante nosotros. Escuché a la gente en el barrio charlando junto al edificio en ruinas que se había convertido en un monstruoso laboratorio de metanfetaminas. Escuché las sirenas. Escuché en el graznido de mi radio que había varios oficiales heridos. Era una mala situación, pero Kook y yo estábamos entrenados. Nuestro trabajo era ir a las malas situaciones y hacerlas mejor.
Nos escuché a Kook diciéndome que debíamos ir al callejón y a mí asintiendo ciegamente. Escuché sus botas rasgando sobre el metal cuando encontró una salida de incendios y empezó a subir. Yo le dije que estaba justo detrás de él, siempre nos cubrimos el uno al otro. Kook me ladró que me quedase, para cubrirlo desde el grupo. No teníamos ni idea de cuántos tiradores había, no teníamos idea de si el edificio estaba despejado o no, pero de nuevo, estábamos entrenados y este era nuestro trabajo.
Yo tenía mi pistola. Estaba observando, mirando fijamente el espacio sobre la cabeza de Kook, asegurándome de que nadie podría conseguir derribarlo. Hubo más tiros, no tenía ni idea de si eran nuestros chicos o los malos, y no me importaba siempre y cuando mi compañero estuviera bien. Escuché a Kook haciendo ruido mientras llegaba a la parte superior de la escalera de incendios. Podría jurar que escuché cada copo de nieve que estaba cayendo en la noche, chocando contra el sucio suelo alrededor de mis botas.
Escuché claramente gritar a Kook, lo vi moverse para ir a través de una ventana rota, y luego escuché... nada más que un susurro. Un débil sonido de una lata o alguna otra pieza de basura rodando por el asfalto. Moví mi atención lejos de Kook por una fracción de segundo, la mitad de un latido del corazón, ni siquiera un parpadeo completo, y entonces el infierno se desató.
Un niño, un niño que apenas había salido de la pubertad, apareció sobre el borde del techo, abriendo fuego desde su posición más alta, y le disparó a Kook. Le dio dos disparos en el chaleco, uno le rasgó el brazo. La fuerza y la sorpresa lo enviaron tropezando hacia atrás hasta caer por la barandilla de la escalera de incendios y comenzó a caer. Una última bala le dio justo en el costado, pero fue la caída la que hizo el mayor daño.
Entonces todo lo que podía escuchar era gritos, mis propios gritos y los de Kook mientras caía. Devolví los disparos, hiriendo de muerte al niño, hiriéndolo en el pecho. No importaba. Pensé que Kook estaba muerto y no podía dejar de gritar.
Me desperté con una sacudida. Estaba cubierto de una ligera capa de sudor y temblando notablemente. Por suerte esta vez no estaba haciendo ningún ruido y nadie pareció darse cuenta de mi estado despeinado, sobre todo porque Zhoumi y Henry habían llegado y todo el mundo estada reunido a su alrededor para saludarlos. Vi como Kangin agarró a su hermano en un abrazo cálido.
Y luego fue como si Donghae y su bebe lo supieran, como si su bebé y el de Hyukjae hubiese estado esperando el minuto correcto para hacer su gran entrada en el mundo. Parecía saber el momento exacto en que toda su familia estaba allí para reunirse con él porque no fue hasta que toda la pandilla estuvo presente que Lee Hyungsik hizo su debut.
Tenía que decir que fue mejor que lo que había estado esperando para el final de mis visiones de pesadilla de aquella horrible noche, y siempre agradecería que me permitieran ser parte de esto.



Debutantes III -4




Sungmin  se dirigía de vuelta al salón de baile donde había dejado a Ryeowook cuando una chaqueta de raso brillante captó su atención. Rápidamente se abrió paso entre la gente para poder ver mejor.
No había duda, era Cho Kyuhyun con su disfraz de dandi. Debía de haber llegado mientras estaba hablando con Boah. Incluso a sus espaldas y con el brazo apoyado en la pared, Sungmin  podía ver el perfil de su apuesta cara. Estaba con un joven. Aunque sus hombros le bloqueaban la vista de la cara del joven, parecía que estaba apoyado contra la pared, sin duda contemplando a Kyuhyun con arrobada atención.
El se rio, y se inclinó para susurrarle algo. Sungmin creyó oír una risita nerviosa propia de alguien muy joven. Evidentemente, Kyuhyun estaba coqueteando con el joven. Bueno, había oído ambiguas alusiones a que él era un reconocido calavera. No le parecía nada ambiguo, sino muy evidente. Sungmin se dijo a sí mismo que no debería preocuparle si el halo radiante con el que lo imaginaba estaba un poco deslustrado.
Comenzó a darse la vuelta para marcharse cuando Kyuhyun   se enderezó, apartando la mano de la pared. Eso le permitió ver al joven con el que él estaba coqueteando. A Sungmin le costaba trabajo creer lo que veían sus ojos. ¿Kim Suho? Santo Dios, ¿estaba el Ángel coqueteando con su compañero de habitación?
Sungmin se dio la vuelta de golpe, sintiéndose... no estaba seguro de cómo se sentía. ¿Enfadado? Por supuesto que no. ¿Indignado? ¿Y por qué debería estarlo? ¿Porque jamás en la vida había imaginado que Cho Kyuhyun podía sentirse atraído por un joven tan mezquino y ruin? Probablemente no sabía cómo era en realidad. Además Suho era un jovencito guapo cuando componía su mejor expresión. Bueno, ¡menudo bobo!

Marcado VI -3




La semana siguiente vino y se fue sin ningún tipo de incidente. No estaba seguro si era porque Leeteuk había tomado mi advertencia o porque el amigo de Siwon Soon Joongki, estaba oficialmente en la nómina.
Estaba tranquilo para un lunes por la noche, así que había enviado a joongki y a Dixie temprano a casa y dejado a Jian para cerrar la cocina. No tenía ningún sentido pagarles para pasar el rato cuando no había ni una persona en el bar.
Estaba terminando de limpiar la barra y revisar el refrigerador mientras el único en el bar, Minho ponía mala cara a su copa casi vacía de Jack y Coca-Cola. Nunca pensé que iba a ser el tipo al que los demás irían con sus problemas. No era muy simpático o paciente con cosas que pensaba que eran evidentes, pero desde que puse un pie detrás de esa barra, me sentí más como un terapeuta que un camarero. Lo que era aún más sorprendente era que me gustaba. Me gustaba ser capaz de ver la situación desde el exterior y señalar las cosas de mi propia y única perspectiva. Después de todo, había metido la pata lo suficiente para todo un ejército de gente, así que pensé que bien podría darle a esas duras lecciones aprendidas un buen uso.
—¿Por qué no le pides una cita? —Tiré el trapo de la barra al montón sucio y tomé el control para apagar los televisores. Iba a cerrarlo todo a la medianoche ya que Minho era el único cliente y lo conocía lo suficiente para saber que solo quería hablar, no beber.
Él me miró y frunció el ceño.

Debutantes III -3




Sunny resultó sumamente perspicaz. Sungmin  pudo contarle a su doncella todo lo ocurrido el día anterior porque Suho había abandonado la habitación haciendo aspavientos antes de que llegara Sunny. Después de mostrar un profundo resentimiento por el trato que había recibido Sungmin, Sunny expuso un plan de acción.
—No me importará ayudarlo a arreglarse.
Sorprendido, Sungmin  se volvió en el taburete para mirar a Sunny, quien le estaba arreglando el pelo.
—Te aseguro que no tienes por qué hacerlo.
—Lo sé. Pero su madre no esperaba que acabara en medio de un nido de víboras. Esperaba que usted disfrutara de su estancia aquí. Y no podrá hacerlo con ese brujo planeando la mejor manera de enviarlo de vuelta a casa lloriqueando como un niño como hizo su anterior compañero de cuarto.
—Puede que ofrecerte a arreglarle el pelo no suponga ninguna diferencia —la advirtió Sungmin .
—Si es así, entonces dejaré de hacerlo. Pero no se pierde nada por intentarlo, ¿verdad?
Sunny era optimista por naturaleza. Sungmin  también lo era, salvo en ese caso. El desagradable temperamento de Suho parecía ser parte de su carácter, con lo cual una oferta de paz no mejoraría la relación entre ambos. Pero Sungmin  sabía que su doncella tenía razón. No perderían nada por intentarlo.

Marcado VI -2




Dixie cerró la puerta detrás del pelirrojo y se acercó a la barra.
—No sé cómo te las has arreglado para rechazarlo más de una vez.—Sacudió sus propios rizos y me sonrió—. Ni siquiera me gustan los jóvenes y creo que me acostaría con él si me lo pidiera. Es asombroso.
Murmuré algunas malas palabras en voz baja y bebí la segunda ronda de un solo trago. Quemó un poco y tuve que parpadear.
—Es policía, un policía que me ha arrestado. Tengo mejores instintos de auto preservación que eso. —En mi experiencia, los policías no eran mis mayores seguidores, y realmente no podía culparlos. Dejé el vaso vacío sobre la barra y me puse de pie. Era tarde y necesitaba un centenar de duchas de agua fría—. Además, en realidad no quiere follar, solo piensa que lo quiere.
Dixie resopló.
—Eso no es lo que me parece.
Podía parecer bastante claro y fácil de entender desde el exterior. Leeteuk era lindo, yo era lindo, y definitivamente teníamos una chispa, pero yo no había durado tanto como lo había hecho jodiendo a todos aquellos con quienes cruzaba caminos sin aprender cómo mirar más profundo, cómo ver el peligro avecinarse, y era obvio que Leeteuk era peligroso en más de un sentido.

Debutantes III -2




Aliviado de no haber insultado a nadie de la realeza, pero molesto con Suho, Sungmin  comentó con rigidez:
—No sabía que hubiera un baile de disfraces.
—Tampoco estabas aquí para que te informaran, ¿no es cierto?
Eso era verdad, pero no era posible que nadie esperara que asistiera sin ser invitado. Aunque al parecer Suho no compartía esa opinión.
—Espero que hayas traído más de un disfraz, y los artículos necesarios para improvisar algunos más. A la reina le gustan todo tipo de entretenimientos, pero en especial los bailes de disfraces, incluso aunque se refiera a tales acontecimientos como mascaradas, puedes estar seguro de que te hará falta un disfraz en condiciones. Después de todo, la reina es todavía joven, no mucho mayor que nosotros. ¿Por qué no le iban a gustar las mismas cosas?
Sungmin  se sonrojó de nuevo. Un disfraz era lo único que su madre y él no habían incluido en su guardarropa, ni siquiera una máscara de dominó.
Suho no tardó en adivinarlo.
—Bueno, qué lástima. Has comenzado con muy mal pie, ¿verdad?
¿Era un poco de complacencia lo que Sungmin  detectaba en el tono de Suho?
Probablemente, pero el joven continuó:

Marcado VI -1




No hace mucho tiempo cuando veía a un joven ponerse tan borracho, a propósito, como éste bonito pelirrojo lo hacía; me hubiera movido a matar. Lo habría llevado a su casa, le habría llevado a la cama, y no me sentiría culpable en absoluto acerca de saber que estaba tomando decisiones sin sus cinco sentidos en pleno funcionamiento.
Me gustaba cuando las cosas me eran entregadas sin ningún esfuerzo de mi parte, y me gustaba que cuando me alejara, siempre podía sacudirme cualquier tipo de responsabilidad por mala conducta y ponerla en alguien más. La rendición de cuentas era algo extraño para mí, y la evitaba como si le debiera dinero.
Pero los tiempos habían cambiado y en algún lugar entre morir en una cama de hospital y volver a la vida y ver la última oportunidad que tenía en cualquier tipo de parpadeo de normalidad dentro y fuera de los ojos de mi hermano pequeño, la indirecta más desnuda de una conciencia había despertado en mí interior. Ahora, cuando veía a un bonito joven muy borracho, obviamente, fuera de control, y por seguro en busca de problemas, quería que supiera que tan pesados podrían ser los remordimientos. Todavía quería llevarlo a su casa y llevarlo a la cama, solo que entendía que la connotación era diferente. Ahora que la astilla de conciencia se había ido metiendo en mí para hacer algo que nunca había hecho y pretender que era caballeroso salvándolo de sí mismo.
Nadie nunca me llamaría altruista o considerado, pero si no me entrometía, el bello pelirrojo iba a meterse en todo un mundo de dolor. Sabía por experiencia propia que algunas heridas y algunos errores podrían pesar para siempre. Llevar la carga era agotador y él se merecía algo mejor que eso, incluso si en el momento parecía haberlo olvidado.
Me limpié las manos en el paño para limpiar la barra que estaba colgando del mí cinturón a mí espalda y levanté una ceja a mi mesera, Dixie, que estaba observando el mismo espectáculo que yo en la pista de baile, con los ojos muy abiertos.
Era sábado por la noche, así que el bar estaba bastante lleno, cada par de ojos en el lugar estaba enfocado en la dirección que el pelirrojo se movía a través de la pista de baile. Sabía que debería haberle cortado los tragos, él era un peso ligero, pero sus grandes ojos estaban tan tristes, tan atormentados, que encontré difícil decirle que no. Ahora que podía sentir mierdas como la empatía y la compasión, sabía que le había servido demasiado, lo que le llevó hasta el virtual striptease que ahora estaba suscitándose en medio de la pista de baile.
—¿Crees que todos esos tipos tratando de engancharlo enloquecerían si supieran que está, más que probablemente, armado?
La voz de Dixie estaba mezclada con humor seco mientras tomaba el Jack y Coca-Cola que mezclé para la orden que me pidió.
—Cuando un joven está claramente intoxicado, en busca de un buen momento, y sucede que luce como él, una bala no es un gran elemento de disuasión. Voy a sacarlo de allí. Después de que termines con eso, ¿vigilarías la barra por un segundo?
Alzó las cejas hacia mí con una sonrisa.
—¿Estás seguro de que quieres hacer eso? Esa es como una manada de chacales que circundan a una gacela caída. Se podría poner feo si vas y arruinas toda la diversión.
—Estoy bien con lo feo; no estoy de acuerdo con estar en el medio de la carnicería. —No debería importarme. No debería estar preocupado. El pelirrojo era más que capaz de cuidar de sí mismo, y como Dixie había mencionado, probablemente estaba sacando todo lo que llevaba por dentro, pero no pude detener la oleada de proteccionismo que flotó a la superficie cuando un torpe chico de fraternidad puso sus manos en su diminuta cintura y lo atrajo hacia su pecho.
El no luchó en un principio, sus sentidos y reflejos, obviamente, humedecidos por el constante flujo de alcohol en el que había estado nadando toda la noche.
Dixie terminó de entregar la bebida y regresó alrededor de la barra con un suspiro.
—No puedo esperar hasta que Siwon contrate a su amigo para que esté por aquí y haga las cosas de seguridad los fines de semana. Me encanta este lugar, me encanta mi trabajo, pero verlos teniendo que meterse con borrachos exaltados todo el tiempo se está volviendo rutinario.
Me encogí de hombros y pasé junto a ella, así podría ir a poner fin a la inminente catástrofe. El  pelirrojo por fin, muy lentamente, pudo volver a funcionar y ahora estaba luchando activamente con el agarre del chico de fraternidad.
—Es solo parte del trabajo.
Aunque tenía que admitir que cuando el jefe, Lee Siwon, mencionó que tenía un viejo compañero de pelotón que se estaba preparando para volver a casa e iba a necesitar algo qué hacer hasta que consiguiera algo de estabilidad, me sentí aliviado de que mi tiempo golpeando cabezas entre si cuando la gente se ponía molesta los fines de semana fuera a llegar a su fin.
Tenía antecedentes penales. Un largo y colorido historial delictivo, y en cualquier momento que ponía mis manos sobre otro ser humano en cualquier tipo de forma violenta, veía automáticamente las páginas y páginas que se firman para ingresar a prisión. Como gran parte de mi vida antes de que hubiera muerto en esa plancha de hospital, era algo de mi pasado que siempre me definiría y me mantendría calmado.
Dixie me llamó por encima de la barra mientras empezaba a hacer mi camino a través de la multitud:
—Eres demasiado lindo para poner esa cara delante de un puño volador, Kangin. Ten cuidado.
Chico de Fraternidad estaba sosteniendo su cara mientras que la sangre corría entre sus dedos mientras cubría su nariz. El pelirrojo se encontraba sujeto por otros dos chicos, uno con cada muñeca bloqueada mientras miraba al grupo de hombres que le rodeaban.
El pelirrojo era alto y ridículamente en buena forma, pero ninguno de estos chicos ebrios tenía ni idea de por qué. Lo único que vieron fue a un joven enfiestado que estaba desperdiciándose y los había tentado toda la noche, hubiera sido intencional o no. Y, por supuesto, ahora que había hecho que uno de ellos sangrara, hasta humillarlo delante de un montón de espectadores, estaba claramente a punto de conseguir algo desagradable. Una cosa era conseguir que tu culo fuera pateado por un joven. Otra cosa totalmente diferente era conseguir que tu culo fuera pateado por un joven que lucía como si debiera estar caminando por una pasarela. Tampoco ayudaba a salvar la cara del tipo que él tuviera unos pantalones color amarillo brillante que abrazaban sus curvas a la perfección y un pecho que debería ser ilegal cubrir.
En medio de un latido del corazón el pelirrojo estaba en medio de un tira y afloja entre los dos chicos que sostenían sus brazos y podía ver la ira creciendo en los ojos llorosos del tipo cuya nariz probablemente había roto.
Le di una mirada de advertencia. Dixie tenía razón: yo era lindo, demasiado lindo para ser tan feo como lo era en el interior, pero para contrarrestar la engañosa belleza de mi rostro, también era grande y había estado en problemas desde el día que tomé mi primer aliento. Así que en general, tenía una manera de dejarle saber a un oponente, que conmigo iba a estar en el lado perdedor en una confrontación. El chico sangrante dio un paso atrás mientras me las arreglaba para sacar al chico más cerca de mí, lejos del brazo del pelirrojo. Él gruñó y maldijo, sobre todo porque en cuanto el joven estuvo libre y tuvo suficiente cordura, chocó su rodilla derecha en las bolas sin protección del tipo, haciéndolo doblarse de dolor.
Negué con la cabeza mientras se daba la vuelta y se volvía descuidadamente sobre el chico que seguía aferrado a su muñeca.
—Leeteuk. Ya basta.
Me ignoró. Bueno, creo plenamente que no hay nada de malo en que un joven se defienda contra avances no deseados, y era obvio que él ya no quería las manos de este tipo sobre sí. Pero, este joven en particular, este sorprendente joven, que se parecía a un supermodelo, era en realidad un miembro de la policía de Seúl, y sabía que podía causar graves daños, incluso en su estado no tan sobrio. No podía permitir eso. No solo porque el Bar sería responsable, sino también porque no quería que hiciera algo que en última instancia le costara su trabajo.
Alcancé a Leeteuk, y puse mi mano sobre los dedos que sostenían su muñeca, mientras él movía y giraba violentamente a su captor. Hacer palanca para soltar sus dedos era una tarea aún más difícil por el hecho de que seguía teniendo que agacharme para evitar un codazo en la cara, o el dorso de su puño en el balanceo. Era rápido y fuerte, algo de lo que el hombre que le estaba sosteniendo finalmente se dio cuenta cuando consiguió darle un puñetazo en su sien. Él de repente se soltó y se tambaleó hacia atrás, mientras yo atrapaba su brazos a los costados y lo acercaba a mi pecho. Me incliné un poco para poder susurrarle al oído:
—Cálmate, pelirrojo.
Los dos nos quedamos mirando al chico que lo había agarrado, y traté de no darme cuenta de la forma en que su pecho subía y bajaba, justo encima de mi brazo. Incluso cuando trataba de ayudar, todos esos viejos instintos me quemaban brillantes y calientes bajo la superficie. Quería tocarlo de una forma que no era para nada de ayuda.
—Él me agredió. —Sonaba como un niño malhumorado que había perdido su juguete favorito a manos de un niño más grande en el parque.
Asentí con la cabeza.
—Seguro que lo hizo. Pero no hasta que pusiste tus manos sobre él.
El encanto de un chico sureño hacía maravillas para calmar una situación volátil. Creo que hacía que la gente pensara que no tenía la inteligencia suficiente para ser una amenaza real a pesar de mi tamaño. La banda seguía tocando, pero no creo que nadie estuviese prestando atención. Todo el mundo estaba viendo el caos que Leeteuk había creado.
—Le pegó a mi amigo en la cara y todo lo que él estaba tratando de hacer era bailar con él. Le rompió la nariz.
Una vez más asentí y traté de no pensar, en la forma que el absolutamente perfecto trasero de Leeteuk estaba alineado justo con mi bragueta. Volvió la cabeza lo suficiente, para que pudiera ver un atisbo de conciencia y pánico pasando a través de su oscura mirada. Su lengua emergió para desplazarse por su labio inferior, y tuve que recordarme, que ya no era un hombre que se aprovechara de jóvenes borrachos. Al menos ya no quería ser ese hombre, pero nunca me imaginé que tuviera una opción en la materia.
—Tu amigo tiene que aprender a preguntar si quiere que un joven baile con él. De acuerdo, todo el mundo vuelva a sus asuntos, podemos olvidar que esto pasó…
Fui interrumpido mientras él me señalaba y luego entrecerraba los ojos en Leeteuk.
—Voy a llamar a la policía.
Sentí a Leeteuk empezar a temblar. Este era exactamente el resultado que estaba tratando de evitar. Levanté una ceja, cambié mi Kookinio sobre él para que estuviera detrás de mí, y crucé los brazos sobre mi pecho. Pensé que parecía mucho más intimidante no estando cubierto por un pelirrojo demasiado sexy para su propio bien.
—Puedes hacer eso, pero va a terminar la fiesta. La banda va a tener que parar, todas estas otras personas aquí, van a tener que dejar de beber, y se van a enojar, ya que tuvieron que pagar para entrar y escuchar la música. Además, voy a tener que llamar al dueño del bar y hacerle saber lo que está pasando, y eso es como despertar a Godzilla de una siesta. —Froté mí pulgar por el costado de mi boca y le di mi mejor sonrisa. Había desarmado a más de una persona que estaba en busca de sangre, por lo general la mía, pero no me importaba usarla para evitar que algo de la de Leeteuk se derramara—. Además, entre tú y yo, él tiene amigos en la policía.
El otro chico estaba tratando de averiguar si hablaba en serio o no, así que incliné mí barbilla.
—Su mejor amigo es un policía. Si llamas al Departamento de Policía de Seúl, lo más probable es que lo vayan a enviar a él dado que él sabe que aquí es en donde le gusta pasar el rato, y entonces va a decirle que tú y sus amigos pusieron sus manos en su cuerpo sin su permiso y las cámaras van respaldar eso. —Señalé a una de las cámaras de vigilancia que Siwon había instalados por todo el lugar—. ¿Crees que eso va a terminar bien para ti?
Parecía que estaba considerando cómo responder cuando el vocalista de la banda de repente gritó sobre el micrófono para que todo el bar no tuviera más remedio que escuchar:
—Ustedes chicos dan asco. Llévense a su sangrante amigo fuera de aquí y dejen que todo el mundo vuelva a pasar un buen rato.
Eso atrajo la atención del resto del bar y de repente un coro de "Dan asco" se disparó, y los “mano larga” realmente no tuvieron más remedio que irse. Ya no les quedaba manera de quedar bien parados, y no querían arriesgarse a la posibilidad de que Leeteuk de hecho conociera a un policía.
Se escabulleron hacia la puerta principal mientras yo arrastraba a Leeteuk hacia la barra y dejaba su lindo culo en un asiento justo en el medio, donde podía mantener un ojo sobre él. Lo encerré entre mis brazos y me acerqué para que nuestras narices casi se tocaran.
Entre mis dientes apretados, le dije:
—Siéntate. Ahora, puedo llamar a Sungmin para que venga por ti, o puedes sentarte aquí, beber agua y comer algo grasiento y terrible hasta que estés lo suficiente sobrio para llegar a tu casa. Esas son tus únicas dos opciones, Pelirrojo.
Parpadeó hacía mí con sus pestañas criminalmente largas, y pude jurar que parecía que iba a llorar. Lo vi tragar y le dio a su cabeza una leve inclinación de estar de acuerdo.
Cuando habló, lo hizo muy bajito.
—No llames a Sungmin. Voy a esperar para irme.
Sungmin era su amigo más cercano, y también el chico de mi amigo Kyuhyun. Sabía que Sungmin dejaría todo lo que estaba haciendo en un instante para asegurarse de que Leeteuk fuera atendido. No culpaba a Leeteuk por no querer que su amigo tuviera que recogerlo en su estado actual. Era un desastre. Todavía estaba hermoso, lucía salvaje e indómito, pero debajo de ello todo era un desastre, coqueteando con los problemas, así como el peligro y otras cosas malas; que es lo que había estado haciendo activamente desde hace dos semanas. Este no era el primer desastre que me había visto obligado a evitar debido a sus travesuras, y había llegado el momento de decirle que tenía que parar.
Me fui de la barra, caminé alrededor del extremo abierto, y fulminé con la mirada a Dixie mientras ella golpeaba mi culo en su camino de vuelta a la pista.
—Mi héroe.
Le gruñí en respuesta. No era material de héroe. Estaba más en la línea de archienemigo o supervillano. Le serví agua a Leeteuk en uno de los grandes vasos de cerveza que tenía detrás de la barra.
Hice mi camino a través de toda la barra, parando para rellenar un par de copas, cerrar una cuenta, limpiar algunos platos vacíos hasta que llegué a la entrada de la cocina que ocupaba toda la parte trasera de la barra. Por lo general solo se sirve comida hasta la medianoche, pero sabía que Lee Jian, el nuevo joven que Siwon había acordado contratar para trabajar en la cocina, como un favor a un viejo amigo, todavía estaba en algún lugar. No había visto su ardiente cabello rosa por la puerta principal tan pronto como terminó su turno como lo hacía normalmente.
Él era un pequeño bocazas, que por lo que pude ver no tenía nada, salvo veneno y actitud corriendo por sus venas. Claramente no quería estar trabajando aquí. Su appá, Minwoo, era el encargado de la cocina y su padre era el hombre que le había vendido a Siwon el bar originalmente, pero Jian no parecía tener ningún tipo de cariño por el lugar. De hecho, no parecía tener ningún tipo de cariño por nada en absoluto. Actuaba como si venir a trabajar cada día fuera una sentencia de prisión, lo que por defecto me hacía su carcelero ya que yo era su jefe. No nos llevábamos exactamente bien. Creo que veía demasiado de mis viejas, descuidadas e irreflexivas costumbres, destellándole en la cara cuando me relacionaba con él.
Grité el nombre de Jian, y cuando no recibí una respuesta di vueltas por la cocina vacía hasta que llegué al masivo refrigerador a ras de suelo. No tenía tiempo para desperdiciarlo buscando, así que encontré algo de queso, algo de pan, y algunas piezas de fruta al azar e imaginé que con eso bastaría. Necesitaba meter en Leeteuk algo que absorbiera el alcohol así podría decirle que pusiera más atención a lo que estaba haciendo y tomara la sartén por el mango.
Estaba pateando la puerta para cerrarla con el talón de mi bota ya que mis manos estaban llenas cuando la puerta del enfriador de cerveza de repente se abrió y Jian salió paseándose, jugueteando con la cremallera de su obviamente llena por completo bolsa de mensajero. Se detuvo en seco cuando me vio, sus ojos se ampliaron y luego los estrechó en desafío.
—¿Qué estás haciendo aquí atrás? La cocina está cerrada. —Como si él tuviera algún derecho a cuestionar a donde iba en este lugar. Era una táctica de distracción que conocía demasiado bien.
Solo lo miré fijamente y no dije nada. Miré fijamente a su bolso y luego de vuelta a su fría mirada.
—¿Qué hay en la bolsa?
Él cambió su peso, y no había duda del sonido de las botellas sonando al juntarse. Estaba tratando de contrabandear cerveza del refrigerador. Lo imaginé. Mi noche necesitaba una complicación más que tenía que arreglar para hacerla más que un dolor de cabeza.
—Nada. —Fue a moverse más allá de mí y el sonido de las botellas golpeándose entre sí se hizo aún más fuerte.
Mis manos estaban llenas, así que solo moví mi cuerpo entero en su camino para detenerlo. Jian tenía más de Minwoo que de Eric, su papá. Jian era pequeño y apenas llegaba al centro de mi pecho, y tuvo que inclinar su cabeza hacia atrás para mantenerse mirándome. Lo que le faltaba en altura, se aseguró como el infierno de compensarlo con mala actitud.
—Devuélvelas. No lo hagas de nuevo y esta es la última que escucharás de eso al respecto. —Cuando estaba irritado, mi acento tendía a ser profundo, y no de la misma forma en que era cuando usaba mi acento para conseguir algo que quería o haría para que alguien pensara que era más agradable y más estúpido de lo que realmente era.
—¡Fuera de mi camino, Kangin!
—No. No vas a robarle a Siwon. No me importa tu relación con Eric y no me importa que, obviamente, prefieras estar afuera luchando con pumas salvajes que trabajando aquí. No voy a dejarte tomar ventaja de Siwon. Él es un buen chico y se merece algo mejor que eso.
Tuvimos una lucha de miradas y por un segundo pensé que iba a tratar de pasar a mi alrededor sabiendo que mis manos estaban ocupadas, pero creo que había una especie de hilo invisible, una especie de aura que compartíamos que le hacía instintivamente saber que podría escapar, pero no por mucho tiempo.
Resopló un aliento que envió a su flequillo rosa a moverse a través de su frente. Sería un joven muy lindo si no fuera tal dolor en el trasero y prácticamente una década más joven que yo. Era francamente solo un niño y seguro como la mierda actuaba como tal.
—Voy a ir a una fiesta y no tengo dinero para la cerveza. No creí que sería un gran problema tomar un paquete de doce del refrigerador. Después de todo, mi padre prácticamente entregó gratis este bar al soldado. Unas cuantas cervezas parece un trato justo.
Puse los ojos en blanco.
—No sería un gran problema. Sabes que a Siwon no le importaría si le preguntabas. Pero caminar por ahí como si se te debiera algo por alguna razón desconocida no está bien conmigo, y no voy a dejar que lo hagas.
Fruncí mis cejas y cambié mi peso
—¿Cómo puedes estar sin dinero? Acabas de recibir tu paga el viernes.
Dado que trabajaba en la cocina, sabía que Siwon le pagaba un salario por hora. No era suficiente para jubilarse, pero era lo suficiente para que no debiera desaparecer en menos de veinticuatro horas, a menos que estuviera tramando algo nada bueno.
En lugar de contestarme, se dio la vuelta y se fue a poner las cervezas de vuelta en el refrigerador. Esperé hasta que volvió a salir, y le hice abrirme el camino para salir de la cocina de regreso al bar. Me había ido bastante tiempo ya que la banda había terminado de tocar y eso significaba que una multitud se había reunido y Dixie estaba de pie detrás de la barra intentando tomar las órdenes. Empujé levemente a Jian con mi codo y deposité mi bandeja en sus manos. Señalé a Leeteuk, que estaba sentado en medio del caos, su cabeza se inclinó y su mirada se fijó en la superficie de la barra.
—Alimenta al pelirrojo. Asegúrate de que se lo coma, y si alguna vez te sorprendo tratando de robar otra vez, estás fuera de aquí. No me importa lo que le prometí a Eric o cuánto le rompería el corazón a Minwoo.
Él me dio una mirada siniestra y murmuró lo bastante alto para que pudiera oírlo.
—Gracioso viniendo de ti.
No estaba equivocado. Era ridículo viniendo de mí, así que lo ignoré y conduje dentro del lío tratando de salir rápido de esto. Fue solo media hora hasta el último pedido, por lo que resultó ser un poco más complicado de lo habitual. Los fines de semana en el Bar estaban volviéndose lo suficientemente ocupados desde la remodelación de Siwon, por lo que pensé que tal vez iba a tener que preguntarle acerca de la contratación de otro camarero, así como también de un guarura.
El negocio iba bien, y con el fin de mantenerlo de esa manera, necesitábamos asegurarnos de que las multitudes consiguieran un servicio tan bueno como el que tenían los maltratados viejos veteranos que cubrían el lugar durante las horas del día.
Traté de mantener un ojo en Leeteuk. Me preocupaba que fuera a tratar de salir antes de que pudiera hablar con él y antes de poder juzgar si estaba lo suficientemente sobrio para conducir, pero estaba en el mismo lugar, cabeza inclinada, ojos centrados sobre la barra, y su agua había desaparecido. También había consumido gran parte de la comida, así que eso me hizo respirar un poco más fácil.
Estaba anormalmente tranquilo y deseé haber pensado antes en agarrar su camisa por él, cuando lo saqué de la multitud. Se veía arrugado, como si acabara de salir de la cama, y eso no estaba haciendo nada para ayudarme a recordar por qué tenía que sacarlo de la caída en picada en la que había estado desde la semana antes de Navidad.
Conseguí terminar el último pedido. Le pagué a la banda y le agradecí al cantante por ayudarme con los chicos de fraternidad, y él a su vez me preguntó si pensaba que Leeteuk estaría interesado en salir de gira con ellos como bailarín. Me tuve que reír y darle la noticia de que él ya tenía un trabajo de tiempo completo. No me molesté explicando cuál era, porque dudaba que me creyera de todos modos. Ayudé a Dixie a limpiar el suelo, y cuando empezamos a mover a la gente hacia las puertas principales, me detuve al lado de Leeteuk y le dije:
—Espera por un minuto.
No respondió, pero empujó un poco de su cabello fuera de su cara y me miró por el rabillo del ojo.
Tomé eso como un asentimiento silencioso y ayudé a Dixie conseguir sacar a todos y le di una mano acomodando todas las sillas arriba de modo que el equipo de limpieza que Siwon contrató pudiera dejar reluciente el lugar antes de abrir de nuevo mañana. Dixie y yo teníamos un sistema desde que hacíamos esto juntos seis noches a la semana, por lo que era un trabajo que terminábamos con bastante rapidez. Cuando terminé fui detrás de la barra, me serví un Dalwhinnie en las rocas, y nos conduje a mi bebida y a mí de regreso al otro lado de la barra, así podría sentarme en un taburete junto a Leeteuk.
Tomé un trago de la bebida y la dejé caer con un golpe seco en la barra. Me pasé la mano a través de mi oscuro cabello rubio y miré a Leeteuk por el rabillo de mi ojo.
—¿Así que esto es lo que haces ahora? ¿Emborracharte, enfurecer a la gente local, medio quitarte la ropa en público, y en general actuar como tonto? Porque tengo que decirte, después de dos fines de semana consecutivos de ello, creo que probablemente es momento de que encuentres otro bar para acechar.
Vi sus hombros desplomarse y emparejó mi mirada de desaprobación.
—¿Por qué no le dijiste a esos chicos que era policía?
Suspiré y me volví hacia él. Realmente me hubiera gustado que no fuera tan observador. Hacía que tratar de ser sensato y racional a su alrededor fuera mucho más difícil.
—Porque a pesar de que puedes llevar un arma oculta legalmente debido a tu insignia, aun así no puedes estar bebiendo mientras llevas un arma cargada. Eso es ilegal y un dolor de cabeza que realmente no necesitas.
—De repente te preocupas de que otros sean respetuosos de la ley.
Un poco de su descaro estaba volviendo y ese era un cambio agradable del abatimiento que se había instalado en él desde que lo saqué de la pista de baile.
—No. Me importa una mierda que otros sean respetuosos de la ley, pero tienes un trabajo que te gusta, amigos que se preocupan por ti, y eres demasiado joven para tirar todo por el retrete. Incluso si esa parece ser tu nueva misión en la vida. Necesitas arreglar tu mierda, Leeteuk, antes de que estés demasiado lejos para arreglar el desastre que pareces tan ansioso por hacer.
—Eso es gracioso viniendo de ti.
Segunda vez que había escuchado eso en menos de una hora. Tal vez solo tenía que mantener mi nariz fuera de esto y dejar que todo el mundo aprendiera sus propias lecciones duras como yo me había visto obligado a hacer. Tomé mi bebida y sorbí otro trago.
—Arréglala o no, pero esta es la última advertencia sobre traer esas tonterías a mi bar. Quieres destruirte, supongo que es tu decisión, pero yo no voy a observarte mientras lo haces.
Algo cruzó por sus ojos, algo tan triste y perdido que realmente hizo que me dieran ganas de estirarme hacia él y consolarlo, pero tocar a Leeteuk era como tocar un cable de alta tensión y ya tenía suficientes problemas manteniendo mi mente fuera de mis pantalones y mis manos para mí mismo cuando estaba a su alrededor. Parpadeó esas largas pestañas hacia mí, sacó su lengua para pasarla por su labio inferior, y se me olvidó cómo respirar por un segundo. Lo hizo a propósito. No tenía ninguna duda.
—Uno de estos días vendrás a casa conmigo cuando lo pida, Kangin. —Se inclinó un poco sobre el taburete de la barra y puso su mano en mi muslo. Mis dedos se cerraron alrededor del vaso en mi mano con tanta fuerza que me sorprendió que el vidrio no se rompiera.
—¿Por eso estás aquí? ¿De eso se trata todo el espectáculo? ¿De verdad quieres cometer ese tipo de error? —Mi forma de hablar era lo suficientemente gruesa para que las palabras fueran lánguidas y de sonido pesado. Sentí que la sangre comenzaba a correr bajo mi piel y no tuve ninguna duda de que mis ojos probablemente estaban brillando como el oro en mi rostro. No era frecuente que alguien me inquietara, me sacara de mi juego, pero Leeteuk lo había hecho más de una vez en nuestra corta relación.
Presionó su peso hacia adelante y se detuvo cuando su boca estuvo tan solo a una fracción de la mía. Casi podía saborearle. De hecho, si sacaba tan solo la punta de mi lengua, lo estaría saboreando. Apreté mis dientes para evitar que eso sucediera, aunque estaba bastante seguro de que sabría a caramelo y fuego.
—Parece que todo lo que hago son errores. Al menos cometer ese tipo de error contigo sería divertido.
Uso su entrada en mi pierna para empujarse en posición vertical mientras se deslizaba del taburete en un movimiento perfectamente caliente. Me hizo contener un gemido.
—Si no me quieres aquí, no volveré. —Se echó su pesado cabello encima de su hombro y me dio una mirada firme con sus ojos marrón oscuro—. Realmente pensé que harías esto más fácil.
No dije nada mientras se alejaba, firme en esos zapatos asesinos y sin su camisa a pesar de que era invierno en Colorado. Obviamente, estaba lo suficientemente sobria para conducir, pero no tenía ni idea de dónde estaba su cabeza, por lo demás.


yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...