Entre el Miedo y el Amor- Capítulo 26



Aquella noche se sirvió una comida fría en la terraza para los jugadores de críquet. Sungmin trajo a Hyunmin para que disfrutara del último sol de la tarde. Tendido sobre una gran manta, el niño se deleitaba moviendo la cabeza hacia los sonidos que atraían su interés. Todos los invitados vinieron a ver al nuevo heredero de los Guixian.

Sólo unos pocos de los invitados de Eunhee podían pasar otra noche en Foresight. La mayoría había partido esa tarde, entre estos Kim Jinhee. Sungmin no sabía si Kyuhyun había vuelto a hablarle o si él había pensado que era prudente retirarse.

Kang Minam se acercó para mirar a Hyunmin. Un joven desdichado en verdad. Si no tenía cuidado, las arrugas de la insatisfacción iban a hacerse permanentes.

Sungmin no se había sentido en lo más mínimo perturbado cuando Kyuhyun y Heo Youngsaeng jugaron juntos una partida de críquet. Estaban juntos, esperando su turno y riendo, pero a Sungmin no le importaba. Su actitud tenía algo que ver, lo sentía, con las sonrisas y los guiños que Kyuhyun le había dirigido toda la tarde. Era como si compartieran una broma íntima, pero no habían dicho una palabra al enfrentarse a la hora de almorzar. De todos modos, bastaba que él lo mirara para que empezara a reír.

Kyuhyun era un hombre feliz. Sungmin pensaba que sabía el motivo y sus sospechas lo hacían tan dichoso como él.

El sol empegaba a ponerse, y todo era un maravilloso despliegue de color. Hyunmin ya había tomado bastante aire por ese día y gateaba en una manta con renovado vigor, señal segura de que estaba hambriento.

–Está tan tranquilo aquí a esta hora del día –dijo Ahra con suavidad–. Os echaré de menos a ti y al pequeño.

–¿No estarás ya pensando en irte, verdad? –preguntó Sungmin sorprendido.

–Ya no me necesitáis aquí, querido. –Ambos sabían que sólo se había quedado para ayudar a Sungmin a adaptarse a su matrimonio – Me dijeron que Hyorin ya se ha convertido en una bruja desde que me fui. Lee Minho también me echa de menos. Y, para decirte la verdad, su larga ausencia me ha abierto los ojos.

–¿Cómo, Ahra? ¿Tú y Lee Minho sois...? –dijo Sungmin encantado. Ahra sonrió.

–En los últimos cuatro años me ha pedido varias veces que me case con él. Creo que finalmente estoy dispuesta a pensar seriamente en ello.

–¡Espléndido! ¿Dejarás que Kyuhyun y yo demos la fiesta de la boda o prefieres que lo haga Hyorin?

–Temo que Hyorin insistirá en eso –dijo Ahra riendo–. Hace años que está empujándonos a Minho y a mí para que nos casemos. –Hyunmin gimió, reclamando atención.– ¿Quieres que lo levante, querido?

–No.

– Kyu no te ha quitado los ojos en todo el día, y estoy segura de que saldrá en tu búsqueda, si te pierdes por mucho tiempo.

–No, mientras sepa dónde está –dijo Kyuhyun, acercándose desde atrás. Levantó a Hyunmin–. De manera que el muy pícaro está hambriento, ¿eh? ¡Dios, también está chorreando! –Apartó con rapidez al niño y los demás rieron. Sungmin puso una manta pequeña alrededor del trasero de Hyunmin.

–Es algo que los niños suelen hacer con frecuencia. Vamos, dámelo.

–No, yo te lo llevaré. – Kyuhyun se inclinó y murmuró sólo para Sungmin – Tal vez, cuando hayas terminado con él, puedas dedicarme un poco de tiempo...

–Caramba, qué bonito cuadro –interrumpió Eunhee, con su dura voz–. Un padre que adora a su bastardo. Vosotros, los Cho, sois unos padres maravillosos, Kyuhyun. Es una lástima que seáis tan malos maridos.

Kyuhyun se dio la vuelta.

–No acepto excusas. Naturalmente estás molesta porque tu bien planeada intriga no ha dado los resultados que esperabas.

–No sé a qué te refieres –dijo ella con desdén.

–¿De veras? Deja que te dé las gracias, antes que me olvide. De no ser por tu brillante lista de huéspedes es probable que mi esposo y yo siguiéramos separados. Pero ya no lo estamos. Y tenemos que agradecerte nuestra reconciliación, madre.

El rostro de Eunhee se ensombreció con una ira que apenas podía contener.

–Estoy harta de oírte llamarme así. Y no sabes, Kyuhyun, hasta qué punto ha sido perfecta mi lista de huéspedes –dijo riendo–. Te tengo una estupenda sorpresa. Tu verdadera madre está aquí. ¿No es maravilloso? Vamos, ¿por qué no pasas el resto de la velada preguntando a cada una si es ella la puta que te engendró? Sería muy divertido.

Kyuhyun se quedó inmóvil. Estaba tan atónito que ni siquiera pudo impedir que Eunhee se fuera.
El corazón de Sungmin se estremeció cuando le quitó a Hyunmin de los brazos, y el pareció no notarlo.

–Oh, Kyuhyun, no dejes que esa mujer te moleste –dijo Sungmin dulcemente–. Sólo ha dicho eso por despecho.

–¿Tú crees? –Los ojos que miraron a Sungmin parecían atormentados.– ¿Lo crees? ¿Y si hubiera dicho la verdad?

Desesperado en busca de ayuda, Sungmin se volvió hacia Ahra. La mujer estaba de color ceniza. Sungmin entendió, pero la necesidad de verdad nunca había sido mayor.

–Díselo –dijo con voz tranquila, y Ahra contuvo el aliento.

–Sungmin...

–¿No te das cuenta? ¡Es el momento! –Apretó con más fuerza a Hyunmin y esperó.

Kyuhyun miraba a Sungmin y luego a Ahra, la desdicha y la confusión se mezclaban en su cara.

–Oh, Kyu, no me odies –empezó Ahra, con un tono lastimero – Eunhee ha hablado por odio... pero... sólo ha dicho la verdad.

–¡No! –exclamó el, y la palabra le fue arrancada – Tú no. Me lo hubieras dicho si...

–No podía. –Ahra lloraba.– Di mi palabra a Eunhee de que nunca te reclamaría cuando ella me dio la suya de que iba a criarte como si fueras su hijo.

–¿Y crees que lo hizo? –preguntó él dolorosamente–. Nunca ha sido una madre para mí, Ahra, ni siquiera cuando era niño. Tú estabas aquí entonces. Y lo sabes.

–Sí, y sequé tus lágrimas y curé tus heridas, y moría un poco cada vez. Tu padre no quería que te calificaran de bastardo, Kyu, y yo tampoco lo quería. Eunhee nos dio su palabra de no decir nada a nadie, y yo di la mía.

–Se lo dijo a mi esposo. Y me hizo pasar un infierno –dijo él silbando las palabras.

–Juzgó correctamente a Sungmin, sabía que el rumor no iba a correr, y no ha corrido.

–Siempre ha amenazado con publicar el hecho.

–Fueron únicamente amenazas, Kyu.

–Pero yo viví bajo esas amenazas. Han dominado mi vida. De todos modos, hubiera aceptado la etiqueta de bastardo con alegría si hubiera tenido una verdadera madre. ¿Acaso no te has dado cuenta al abrirte mi corazón durante todos estos años?¿ Porqué nunca me lo has dicho?

El estigma de bastardía era menos importante que esta guerra. Ambos lo sabían. Ahra sollozó.

–Perdón –y salió corriendo hacia la casa. Sungmin puso la mano en el brazo de Kyuhyun.

–Tenía miedo de decírtelo, miedo de que la odiaras. Ve tras ella, Kyuhyun. Escúchala con calma y deja que te cuente lo que me ha contado a mí. Todos estos años tampoco han sido fáciles para ella.

–¿Lo sabías? –preguntó él incrédulo.

–Desde que di a luz a Hyunmin –contestó Sungmin con suavidad– Ella me acompañó durante el parto y quiso que yo supiera el verdadero motivo de tu ausencia. ¿Sabes, Kyuhyun? Nunca creí que alguien pudiera ser tan tonto como para que el hecho de haber nacido fuera del matrimonio le impidiera casarse. –Le sonrió–. Perdón, pero nunca me di cuenta de lo mucho que esto significaba para ti.

–Ya no significa mucho –añadió él.

–Entonces no la juzgues con dureza, Kyuhyun, y escúchala sin estallar. Te lo ruego.

Kyuhyun estaba de pie mirando la casa y Sungmin prosiguió:

–No toda mujer tiene valor para criar a un hijo ilegítimo. Fíjate como has afrontado tú el hecho, después de todo. Decidiste no casarte nunca porque no querías que tu esposo compartiera tu carga. ¿No crees que para la madre debe ser aún peor? Y recuerda que Ahra era muy joven entonces.

–Tú lo habrías tenido, ¿verdad?

Sungmin se encogió de hombros.

–Sí, pero recuerda que los Kim ya tenemos costumbre de tener bastardos en la familia.

Kyuhyun gruñó.

–Vamos, Kyuhyun, habla con ella. Descubrirás que sigue siendo tu mejor amiga. Ha sido siempre una madre para ti. Ahora eres tú quien debe escuchar su dolor.

La mano de Kyuhyun le tocó la cara con ternura. Hyunmin se revolvía entre sus brazos y Kyuhyun dijo:

–Da de comer a mi hijo, señor.

Sungmin sonrió cuando él se alejó hacia la casa. A través de la pradera, sus ojos se encontraron con los de Eunhee, y movió la cabeza cuando Eunhee se dio la vuelta bruscamente. ¿Acaso podía cambiar Eunhee?

Frotó la mejilla contra la cabecita de Hyunmin y empezó a caminar hacia la casa.

–No te preocupes, mi ángel, tendrás tanto cariño que nunca echarás de menos el amor de esa mujer. Espera a tener edad para enterarte de quiénes son tus tíos abuelos. Bueno, hay uno que fue pirata durante un tiempo y...



La puerta del cuarto de Ahra estaba cerrada pero Kyuhyun pudo oír dentro unos sollozos desgarradores. Abrió la puerta sin ruido. Ella estaba tendida sobre la cama, la cabeza oculta entre los brazos, los hombros patéticamente sacudidos. El pecho se le oprimió dolorosamente. Cerró la puerta, y se sentó junto a ella, la tomó entre sus brazos.

–Perdón, Ahri. No hubiera querido hacerte llorar, lo sabes bien.

Ella abrió sus ojos, brillantes de lágrimas. Aquellos ojos eran muy parecidos a los suyos. ¡Dios, qué tonto había sido al no haberse dado cuenta antes!

–¿No me odias, Kyu?

–¿Odiarte? –dijo él como un eco–. Siempre has sido mi consuelo, la única persona con la cual podía contar, la única que me quería... –Movió la cabeza.– No te imaginas cuántas veces, de niño, soñaba que tú eras mi verdadera madre. ¿Por qué no comprendí entonces que esa era la verdad?

–No tenías por qué saberlo.

–Debí haberme dado cuenta de todos modos, especialmente cuando dejaste de venir después de la muerte de mi padre. Siempre me preguntaba para qué venías. Tú y Eunhee apenas hablabais. Venías por mi padre, ¿verdad?

–Creo que has entendido mal, Kyu. Tu padre y yo sólo estuvimos juntos una vez. No, venía a Foresight para estar cerca de ti. Él mantenía la paz entre Eunhee y yo, y hacia posible que yo estuviera contigo, en esta casa. No volví a Foresight después de su muerte porque tú ya habías crecido. Te embarcaste por dos años y después te fuiste a vivir a Londres. Recuerda qué pocas veces venías a Foresight.

–No soportaba estar con Eunhee –dijo él amargamente–. Ya la has visto esta semana. Y nunca ha sido distinta, Ahri.

–Tienes que entender a Eunhee, Kyu. Ella nunca me perdonó que yo amara a Jongwoon, y tú le recordabas constantemente su fracaso con él.

–¿Por qué diablos no te casaste con él?

Ella sonrió, vacilante, como una madre ante un hijo terco.

– Jongwoon tenía veintiún años cuando visitó por primera vez a Eunhee. Ella tenía dieciocho y, yo, mi querido, sólo catorce. No me prestaba atención. El quedo prendado de ella. Pero a los catorce años se es muy impresionable, y él era muy hermoso y muy bueno. Se casaron el mismo año en que se conocieron.

–Para desdicha de todos –dijo él suavemente–. De todos. –Pero ella movió la cabeza.

–En los primeros años de matrimonio ella le amaba, Kyu. Fueron muy felices. Y entiende esto, él nunca dejó de amarla, por más que ella se convirtiera en una persona muy difícil. Eunhee se equivocaba en esto. Los hombres de la familia Cho son maridos excepcionales, aman sólo una vez. Pero él anhelaba un hijo y ella sólo había tenido abortos, tres en tres años. Esto provocó una tensión terrible. Y el amor que le tenía no soportó la tensión. Pero él la amaba.

–¿Vivías aquí entonces?

–Sí, fuiste concebido aquí. –Bajó los ojos, sintiéndose culpable por traicionar a su hermana.– Yo tenía diecisiete años y lo amaba. Aquel día habían tenido una pelea tremenda porque ella le había rechazado en la cama. Por la noche él se emborrachó y fue entonces... cuando sucedió. Kyu ni siquiera estoy segura de que él supiera lo que estaba haciendo, pero yo lo sabía. Ambos lo lamentamos después y juramos que Eunhee nunca iba a saberlo. Volví a la casa de mis padres y tu padre se consagró a su mujer... –suspiró.– Podían haber sido felices de nuevo.

–Y entonces aparecí yo...

–Sí –reconoció ella–. Cuando me di cuenta de que iba a tener un niño, me puse histérica. Una sola caída, un pecado y estaba embarazada. Incluso pensé en matarme. No podía confesarlo a mis padres. Enfermé de angustia. Finalmente, desesperada, fui a Foresight para poner mi dilema en manos de tu padre. ¡Dios le bendiga, estaba encantado! Al principio yo no podía creerlo, pero así fue. Yo sólo había pensado en mí, en mi reputación, pero él pensó antes que nada en ti. Y esto me lo demostró hasta qué punto de pensar que yo había sido egoísta al querer librarme de ti. Perdóname, Kyu, pero creía que esa era la única salida. Era joven, estaba aterrada, y las muchachas de buena familia no tienen hijos fuera del matrimonio.

Él la estrechó contra su cuerpo.

–Naturalmente, Ahri. Entiendo.

–Bueno –prosiguió ella–. El te quería. Estaba dispuesto a destrozar su matrimonio para tenerte. Hubiera hecho las cosas de otro modo, de no haber sido por los tres abortos de Eunhee. Ya no tenía la certeza de que ella pudiera darle un hijo. Y allí estaba yo, embarazada de tres meses.

… Quedó muy impactada, naturalmente. No podía creer que su hermana le hubiera hecho una cosa semejante. ¡A partir de ese día me odió! Y también odió a tu padre, nunca le perdonó. Finalmente llegó a odiarte a ti, la única persona inocente en todo el enredo. Nunca volvió a ser la misma. Su resentimiento fue un monstruo que creció con los años. Eunhee no era como es ahora. Yo soy culpable, porque pude haber detenido a tu padre la noche en que fuiste concebido. Podía haberlo hecho, pero no lo hice.

–Por el amor de Dios, Ahra, ya has dicho que, en esa época ella había dejado de amarle.

–Lo sé, pero hubiera podido volver a quererle. –Tras un largo y cargado silencio, resumió – Recuerda que somos hermanas. Y eso es importante. Ella incluso olvidó su resentimiento en las largas horas de mi parto, porque fue un parto difícil, y ella pensó que yo podía morir. Logré entonces que me jurara que nunca iba a negarte públicamente. Esperaba que te tomara cariño, pero ya en ese momento temí que no fuera así. Le pedí que jurara, y ella lo hizo. Y ella hizo que yo jurara a mi vez que nunca iba a decirte que yo era tu madre. Quise hacerlo muchas veces, pero estaba ligada por una promesa, y no podía. Y después de la muerte de tu padre, Hyorin me dijo que dejara las cosas como estaban.

–¿Conocía ella toda la historia?

–Todavía creo que nunca te lo hubiera dicho si Sungmin no hubiese insistido.

–Mi esposo es una perla, ¿verdad, madre?

Era la primera vez que la llamaba así y la cara de Ahra se iluminó.

–Has tardado tiempo en darte cuenta –dijo.

–Oh, siempre he sabido que Sungmin es maravilloso. He sido mil veces tonto con él. ¿Cómo puedo culparte por lo que has hecho, cuando fue el temor al estigma de la bastardía lo que casi me ha hecho perder a mi bello Sungmin? El estigma me dirigía, como te dirigía a ti.

–¿Te reconciliarás con él? –preguntó Ahra ansiosa.

–Lo juro. Y tú querida, te trasladarás definitivamente a Foresight.

–Oh, no, Kyu, quiero decir... bueno... lord Lee Minho y yo...

–Diablos, ¿quieres decir que voy a perderte a causa de otro hombre cuando apenas te he encontrado? –exclamó él, pero estaba feliz con la noticia–. ¿Y puede saberse quién es lord Lee Minho?

–Le conoces. Vive cerca de Hyorin, y lo has visto allí muchas veces. Y Minho y yo vendremos aquí con frecuencia. Después de todo, mi primer nieto vive en Foresight.

Se miraron uno al otro con total silencio por un largo tiempo. Él era feliz por ella. Ella era feliz por él. Habían recorrido un largo y duro camino.


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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...