Amor en Altamar- Capítulo 30



- Al fin y al cabo, los hombres se casan, ¿no? -comentó Donghae con tono razonable, aunque algo sarcástico- Hasta en la misma proporción que los jóvenes y mujeres. ¿Querría alguien decirme, entonces por qué la reacción unánime ante la boda de Hyukjae es de una enorme sorpresa, seguida inmediatamente de incredulidad? No es un monje, por amor de Dios.

-Tienes toda la razón. Nadie podría acusarle de serlo. -Y quien hablaba estalló en una serie de risitas.

Min o Minnie, según el caso, resultó ser Cho Sungmin, joven vizconde de Guixian. Pero era un joven vizconde muy joven. Nadie podía negar que pertenecía al clan de los Kim; como mínimo, resultaba innegable su parentesco con Siwon y Minho, pues tenía el mismo pelo negro y negros ojos con que ellos habían nacido.

Donghae también descubrió, con gran alivio, que Cho Sungmin era sumamente agradable. No tardó en apreciar su vivacidad, su encanto, su desenfadada franqueza y su tremenda sinceridad. Ya bullía de buen humor cuando llegó, en las primeras horas de la tarde, pero más aún después de preguntar a Hyukjae:

-¿Y a qué amante has prestado mi ropa?

Al fin y al cabo, no había estado en su casa para prestarla en persona.
Mientras Hyukjae reflexionaba sobre el modo más sencillo de darle la noticia, Siwon no resistió la tentación de responder por él.

-Al que se ha casado con él, pequeño.

Por suerte, en ese momento el joven estaba sentado.

Donghae le había oído decir desde ese momento unas nueve veces "No puedo creerlo". Y unas diez veces "¡Oh, es genial!" ¡Y todo en el transcurso de unas pocas horas!

Ahora Donghae estaba en la planta superior acicalándose, siendo ayudado por la doncella de Heechul, Heejin, una vigorosa escocesa de edad madura. Heechul y Sungmin estaban también allí, supuestamente para ayudarle a fin de presentarlo a los hermanos mayores de Hyukjae; en realidad, lo que hacían era asegurarse de que no se pusiera nervioso, entreteniéndolo con anécdotas divertidas de la familia y respondiendo a todas sus preguntas.

-Supongo que puede parecer extraño a quien no conozca la historia del tío Hyukjae – Sungmin se había serenado lo suficiente para responder a su pregunta - Se trata de un hombre que había jurado no casarse jamás, y sin duda lo decía muy en serio. Pero para comprender por qué, debes saber que era un... bueno ...

-¿Un experto en jovenes? -propuso Donghae, con ganas de ayudar.

-¡Estupenda manera de expresarlo! Yo mismo lo he definido así alguna vez.

Donghae se limitó a sonreír. Heechul puso los ojos en blanco, pues había oído la misma expresión aplicada a Siwon. Por su parte, prefería llamar al pan, pan... al libertino, libertino.

-Pero el tío Hyukjae no era sólo un experto -prosiguió explicando Sungmin - Y si me permites ser muy franco...

-Por favor.

Pero Heechul intervino.

-No vayas a provocarle celos, Min.

-¿Por pecadillos pasados? -resopló el joven - Por mi parte, estaré eternamente agradecido a cada uno de los antiguos amantes de mi Kyuhyun. Sin esa experiencia...

-Te comprendemos, querido -interrumpió Heechul, sin poder contener una amplia sonrisa - Hasta quizá estemos de acuerdo -agregó, viendo que Donghae también sonreía.

-Bueno, como te decía, el tío Hyukjae era al más que un experto en jovenes. Durante un tiempo, ya embarcado en una carrera de lujuria, podrías haberlo tildado de insaciable. Mañana, tarde y noche, y nunca con el mismo joven.

-¡Oh, vamos! -protestó Heechul - ¿Mañana, tarde y noche?

Donghae estuvo a punto de sofocarse al contener el aliento en espera de que el joven ridiculizara también el resto: "Nunca con el mismo joven". Sin embargo, esa parte no se puso en duda.

-Es absolutamente cierto -insistió Sungmin - Si no me crees, pregunta a Siwon, o al tío Shindong, que tenía la desgraciada misión de controlar las locuras de Hyukjae cuando aún vivía en casa. Y debo agregar que no tenía éxito. Claro que, de todo lo que el tío Hyukjae hacía, la mitad era sólo para fastidiar a Shindong. Pero lo cierto es que era terrible. Desde su más tierna edad hizo siempre su voluntad. Tenía que diferenciarse de sus hermanos. No cabe extrañarse de que se batiera en duelo por primera vez antes de cumplir los veinte años. Venció, desde luego. Vencía siempre, ¿sabes? Al fin y al cabo, Shindong era un tirador estupendo y enseño a todos sus hermanos. Sin embargo, Siwon y Hyukjae acabaron aficionándose también a emplear los puños; muchos de sus desafíos se resolvían en el cuadrilátero y no en el campo de honor.

-Por lo menos, no es tan mortífero.

-Oh, nunca llegó a matar a nadie en un duelo, al menos que yo recuerde. Generalmente es el ofendido quien, furioso, trata de matar a su adversario.

-Siwon solía preguntar a sus contrincantes dónde preferían la herida -intervino Heechul - Semejante pregunta restaría seguridad a cualquiera.

Sungmin dejó escapar una risita divertida, casi infantil.

-Pero, ¿de quién crees que tomó esa costumbre?

-¿De Hyukjae?

-Justo.

Donghae empezaba a arrepentirse de haber iniciado la conversación.

-Pero todavía no me has respondido.

-Todo forma parte de la historia, querido. Cuando el tío Hyukjae se mudó a Londres ya era un libertino incorregible. Pero ya no iba detrás de las faldas, pues no era necesario; entonces eran los jóvenes quienes lo perseguían a él. Y casi todos los que se le arrojaban en los brazos eran casados.

-Creo que empiezo a comprender -repuso Donghae.

-Ya lo suponía. Casi todos los desafíos a duelo eran justificados, y todos procedían de maridos engañados. Lo irónico es que Hyukjae, si bien aceptaba lo que se le ofrecía, nunca aireaba sus relaciones. Pero aquellos alocados quedaban tan impresionados por él, bueno, es que es endiabladamente apuesto, que ellos mismos se jactaban de la conquista con que sólo los mirara. Por eso se justifica que no tuviera mucho respeto por el matrimonio, pues era testigo de infidelidades constantes.

-A las que él contribuía -agregó Donghae, algo irritado.

-Eso es innegable. –Sungmin sonrió - Después de todo, era el libertino más famoso de Londres. Llegó a superar a Siwon, que en sus tiempos llegó a ser bastante escandaloso.

-Te agradecería que dejaras a Siwon fuera de eso -rogó Heechul - Ahora es un libertino completamente reformado.

-Bueno, lo mismo puede decirse de mi Kyuhyun. Pero en cuanto al tío Hyukjae, después de pasar tantos años viendo sólo la peor parte del matrimonio, se justifica que despreciara esa hipocresía y, en especial, a los jóvenes infieles, que abundan en Londres. Juró que nunca tendría esposo propio. Y todos pensamos que lo mantendría.

-No dudo que ésa fuera su intención. Después de todo, no me propuso que me casara con él.

Sungmin no lo puso en tela de juicio. Ya le habían dicho que Hyukjae se había casado por la fuerza. Y se lo había dicho él mismo... antes de que Siwon pudiera regodearse. Lo que no acababa de creer era que alguien lo hubiera forzado.

-Eso es lo que no comprendo, Hae -comentó, pensativo- No conoces a mi tío Hyukjae...

-Para eso estás tú: para hablarme de él. Es raro que yo logre sacarle algo personal, después de todo. ¿Hay algo más que deba saber sobre él, en tu opinión?

-Bueno, esta noche tal vez se mencione que la familia lo repudió por un tiempo. En esa época pasó diez años fuera de Inglaterra. Ahora se le han reconocido de nuevo sus derechos, por supuesto. Supongo que no te ha dicho nada de eso.

-No.

-Bueno, eso es algo que deberías preguntarle a él. No es asunto mío decirte que...

-¿Qué fue el infame capitán Kry?

Sungmin abrió desmesuradamente los ojos.

-¿Te lo ha dicho?

-No, pero lo admitió ante mis hermanos, que lo reconocieron. Quiso la mala suerte que dos de ellos se hubieran enfrentado con Hyukjae en alta mar, antes de que abandonara la piratería.

Sungmin ahogó una exclamación.

-¿Y todos tus hermanos lo sabían? Por Dios, es una suerte que no lo hayan ahorcado.

-Oh, querían ahorcarlo, sí. Yunho, por lo menos -reconoció Donghae, disgustado- Pero Hyukjae había confesado tantas cosas esa noche que merecía la horca.

-¿Y cómo fue que... no lo ahorcaron? -preguntó Sungmin con cautela.

-Escapó.

-¿Con tu ayuda?

-No iba a permitir que Yunho se saliera con la suya sólo porque estaba furioso con Hyukjae por nuestra aventura. El también es un libertino, y un grandísimo hipócrita.

-Oh, bien está lo que bien acaba, como suele decirse -comentó Heechul.

-A mí no me parece que las cosas estén bien -protestó Sungmin, indignado- considerando que el tío Hyukjae tiene a toda la familia de Hae contra él.

-Vamos, Min, ¿crees que él se dejará vencer por una nimiedad como ésa? Sobre todo, si tienes en cuenta que hay todo un océano por medio. Cuando esté preparado se reconciliará con ellos, por el bien de Hae.

-¿Hyukjae?

Ante la exagerada incredulidad de Sungmin, la risa de Heechul llenó la habitación.

-Tal vez tengas razón. No es de los que se esfuerzan por perdonar u olvidar. Tu pobre esposo lo sabe por propia experiencia, ¿no?

-No me lo recuerdes. Y estoy seguro de que Kyuhyun disfrutará esta noche lanzando unas cuantas pullas de su propia cosecha; sobre todo, cuando sepa que Hyukjae se casó en las mismas circunstancias que lo hicimos él y yo. -Ante una mirada interrogante de Donghae - Tu esposo no ha sido el único al que llevaron a rastras hasta el altar. En el caso de Kyuhyun, hizo falta un poco de extorsión, algún soborno y, desde luego, las plegarias de Siwon para que Kyuhyun se negara, pues sólo necesitaba una excusa para hacerlo pedacitos.

-¿Y Hyukjae?

-Ah, él no participó en el asunto. Por entonces no sabíamos siquiera que había regresado a Inglaterra. Pero lo cierto es que mi esposo también tropezó en alta mar con el capitán Kry, en cierta ocasión. Si esta noche tienes la sensación de que son enemigos mortales, no le des importancia.

Donghae rompió a reír al imaginarse la escena.



Aquélla iba a ser sólo una reunión familiar, pero Donghae descubrió que esas ocasiones eran muy formales cuando Sungmin le ofreció un resplandeciente traje de noche el cual le dio un aspecto refulgente.

Más tarde, al bajar la escalera, encontraron a los hombres de la casa en la sala, ataviados con idéntica elegancia. El truhán de Minho era la personificación del dandi: chaqueta de color púrpura y pantalones hasta la rodilla, de un horrendo tono amarillo verdoso; Sungmin dijo al recién casado, en una aparte susurrado, que llevaba esa combinación de colores sólo para fastidiar a su padre.

También estaba allí Xian Junsu, lo cual no era de extrañar, pues tanto Hyukjae como Minho lo consideraban parte de la familia, Donghae nunca lo había visto ataviado con formalidad; incluso se había afeitado la barba crecida en alta mar.

-Por Dios, Donnie, ¿acaso has perdido al grumete?

-Muy gracioso -murmuró Hae.

Mientras Sunnie y Siwon reían entre dientes, y Hyukjae se limitaba a mirar fijamente a Donghae, Sungmin comentó:

-Deberías avergonzarte, Sunnie. Ese no es modo de complacer a un joven señor.

-Así que ya lo has tomado bajo tu protección, ¿no, pequeño? -Lo acercó para darle un abrazo- Ya puedes envainar tus garras. Donnie no necesita más cumplidos que tú. Ni tampoco protección. Además, es peligroso hacerle cumplidos cuando su marido está cerca.

Hyukjae pasó por alto la alusión, para indicar a su sobrino:

-Sabiendo que ese traje debe de ser tuyo, querido, me parece que últimamente vistes muy atrevido.

-A Kyuhyun no le molesta -aseguró Sungmin, sonriente.

-Qué otra cosa cabía esperar de ese bandido.

-Oh, qué estupendo. Aún no ha llegado siquiera y ya te estás metiendo con él. -Y el joven se alejó, enfurruñado, para saludar a Minho.

Pero cuando los ojos de Hyukjae volvieron a Donghae, la escena se le antojó tan familiar a Donghae que comentó:

-Si mis hermanos estuvieran aquí, harían alguna observación ridícula sobre esto y sugerirían que me pusiera algo más sobrio. ¿No estarías, por casualidad, pensando lo mismo?

-¿Y estar de acuerdo con ellos? ¡Dios no lo permita!

Con una sonrisa provocadora, Junsu dijo a Siwon:

-¿No tienes la impresión de que a Hyukjae no le gustan los hermanos de su esposo?

-No me explico por qué -replicó Siwon, muy serio - Después de lo que me has dicho sobre ellos, parecen hombres muy emprendedores.

-Siwon... -advirtió Hyukjae.

Pero su hermano llevaba demasiado tiempo conteniendo la risa.

-¡Encerrado en un sótano! –aulló- ¡Por Dios, cómo lamento habérmelo perdido!

Si Hyukjae aún no estaba harto, Donghae sí.

-Mis hermanos -exclamó - todos ellos, son tan corpulentos como usted o más, sir Siwon. ¡Usted no habría tenido mejor suerte que Hyukjae, se lo aseguro!

Y fue a reunirse con Sungmin en el otro extremo de la habitación.

Siwon había quedado sorprendido.

-Que me aspen... Creo que el joven acaba de defenderte, Hyukjae.

El capitán se limitó a sonreír, pero Heechul, que había escuchado a su esposo con creciente exasperación, le advirtió:

-Si no dejas de fastidiarlo frente a él, probablemente haga algo peor. Y si no lo hace él, tal vez me encargue yo.

Junsu rió entre dientes al ver que Siwon se mostraba contrariado, y dio un codazo a
Hyukjae para llamarle la atención.

-Si tu hermano no se anda con cuidado, acabará durmiendo otra vez con los perros.

-Tal vez tengas razón, compañero... -replicó Hyukjae- así que no lo desanimemos, ¿quieres?

Su primer piloto se encogió de hombros.

-Si tú lo soportas, a mi no me afecta.

-Puedo soportar cualquier cosa para alcanzar los resultados deseados.

-Supongo que sí. Hasta te dejaste encerrar en un sótano...

-¡Qué es lo que oigo! -intervino Siwon - ¡Con que yo estaba en lo cierto! Había un motivo para tanta locura...

-Oh, calla, Siwon.

Poco después llegaron los mayores, como llamaban Hyukjae y Siwon a sus hermanos de más edad. Kim Shindong, el tercer marqués de Suju y cabeza de familia, fue una sorpresa para Donghae.

Era como una versión de Hyukjae levemente envejecida, pero allí terminaba el parecido. En vez del extraño encanto de Hyukjae, su anormal sentido del humor y sus endiabladas sonrisas sensuales, Shindong sólo mostraba sobriedad.

Si Hae tenía por demasiado serio a su hermano Seunghun, junto a Shindong habría parecido un desvergonzado. Aún más, le habían dicho que ese aire adusto iba acompañado de un temperamento irascible que en general se dirigía contra sus hermanos menores. Por supuesto, también se decía que los hermanos Kim no eran del todo felices sino cuando reñían entre sí. Y no había motivos para dudarlo, si Hyukjae y Siwon constituían un ejemplo...

Kim Zhoumi, por su parte, no se parecía en nada a los otros tres. Tenía un año menos que el mayor. Al parecer, nada podía empañar su jovialidad. Participaba en las bromas de sus hermanos, pero siempre de buen humor. Al igual que Yoochun, parecía no conocer la cólera.

¿Y cuando Hyukjae les comunicó la noticia? Bueno, al menos la incredulidad de ellos no duró tanto como la de Siwon.

-Yo dudaba que Siwon sentara cabeza alguna vez, pero Hyukjae... Por Dios, era un caso perdido -comentó Shindong.

-Me dejas atónito, Hyukjae -agregó Zhoumi- Pero estoy encantado, por supuesto, absolutamente encantado.

Donghae no podía dudar de que la familia lo recibía de buen grado. Los dos hermanos mayores lo miraban como si fuera capaz de hacer milagros. Claro que todavía desconocían las otras circunstancias que habían rodeado aquella ceremonia. Siwon, por esa vez, mantuvo la boca cerrada. Pero Hae no podía dejar de preguntarse por qué Hyukjae les dejaba pensar que todo iba perfectamente bien.

Ahora le resultaría difícil dar explicaciones si lo enviaba de regreso a su casa, pero Hae sabía que si en verdad deseaba hacerlo eso no representaría un obstáculo. ¿Lo haría? Si la cuestión no hubiera sido tan importante, habría terminado con su angustia preguntándoselo otra vez, y rezando por que él le respondiera con franqueza. Pero si no entraba en los planes de Hyukjae vivir con él de modo permanente, prefería no enterarse ahora, cuando volvía a albergar esperanzas.

Zhoumi había llegado con Henry, su esposo, y Taemin, el menor de sus cinco hijos; los otros tenían compromisos previos, pero habían prometido pasar por la casa durante la semana.

Kangin, el único hijo varón de Shindong, estaba fuera de la ciudad, probablemente haciendo diabluras, se decía que se apresuraba a seguir los pasos de sus tíos más jóvenes; al menos, eso se creía, porque nadie había podido localizarlo. En cuanto a Shinyoung, la esposa de Shindong, no iba nunca a Londres, de modo que su ausencia no llamó la atención.

-No te preocupes, muy pronto sabrás quién es quien -le había asegurado Heechul- Sólo te confundirás cuando el querido Henry te obsequie con los últimos escándalos. Porque son tantos... y lo más probable es que, tarde o temprano, tengas que conocer a todos los implicados.

¿Conocer a la flor y nata de la aristocracia inglesa? Donghae podía pasarse sin eso. Sin embargo, estuvo a punto de atragantarse de irónica risa al caer en la cuenta de que, aparte de Sunnie y Minho, todos los presentes en el salón eran aristócratas con título, incluido él mismo. Y la mayor de las ironías era que no le resultaban en absoluto despreciables, petulantes o antipáticos... con la posible excepción del menor de sus cuñados. Siwon, con sus pullas y sus insinuaciones provocadoras, en verdad no estaba ganándose su afecto. Muy al contrario.

Sólo mucho más tarde tuvo oportunidad de ver a los Kim cerrando filas. Fue en cuanto Cho Kyuhyun, vizconde de Guixian, entró en el salón. Entonces Siwon y Hyukjae dejaron de reír entre sí para arrojarse contra el recién llegado.

-Llegas tarde, Cho -fue el saludo de Siwon, lleno de helada cortesía- Ya tenía la esperanza de que hubieras olvidado mi dirección.

-Lo intento, amigo, pero mi esposo insiste en recordármela -replicó Kyuhyun, con una fría sonrisa que nada tenía de amistosa - ¿Acaso crees que me gusta venir?

-Bueno, harías bien en fingir lo contrario, cachorrito. Tu esposo acaba de captar tu llegada. Y ya sabes cómo se enoja cuando te ve provocar a sus queridos tíos.

-¿Provocar yo? -el pobre hombre estuvo a punto de atragantarse con su ira ahogada.

Pero cuando miró a Sungmin, que conversaba con Taemin y Henry, su expresión cambió. Sungmin le indicó por señas que se reuniría con él dentro de un minuto. Kyuhyun le guiñó un ojo y sonrió con increíble ternura. Donghae trataba de mantenerse neutral, aunque había oído contar por qué esos tres hombres estaban tan enemistados; le parecía ridículo que eso durara desde hacía más de un año. Pero después de observar aquel tierno intercambio, no pudo evitar ponerse a favor de Cho Kyuhyun... hasta que éste se volvió hacia los tres y posó la mirada en Hyukjae.

-¿Ya has regresado? Esperaba que te hubieras hundido en el océano o algo así.

Hyukjae rió por lo bajo.

-Lamento desilusionarte, chico, pero en este viaje traía una carga preciosa, de modo que tomé muchas precauciones. Y a ti, ¿cómo te ha ido? ¿Has dormido en el sofá últimamente?

Kyuhyun frunció el entrecejo.

-Desde que te fuiste, nunca, grandísimo bastardo. Pero supongo que ahora eso cambiara -gruñó.

-No lo dudes, muchachito. –Hyukjae sonreía como un demonio- Nos encanta ayudar a las buenas causas.

-Eres todo corazón, Kim -De pronto esos ojos de café se posaron en Donghae, que se mantenía entre los dos hermanos, con el brazo de Hyukjae rodeándole los hombros. -¿Y quién es él, si es que hace falta preguntarlo?

La insinuación era obvia. Donghae se irritó al verse rebajado de nuevo al rango de amante ocasional. Pero antes de que se le ocurriera una respuesta lo bastante ácida, antes de que Hyukjae pudiera reaccionar con más dureza aún, Siwon acudió en su defensa, para sorpresa no sólo de Hae, sino también de Kyuhyun.

-Borra inmediatamente ese tono desdeñoso de tu voz, Cho -amenazó en voz baja, en un susurro que evidenciaba su enojo - Es a mi cuñado a quien estás arrastrando a la cloaca de tus pensamientos.

-perdone usted -se excusó Kyuhyun ante Donghae, completamente azorado y contrito por su espantoso error. Sin embargo, la confusión duró poco. Con toda la sensación de que estaban tomándole el pelo, se volvió hacia Siwon - Estaba seguro de que tu esposo era hijo único...

-En efecto.

-Entonces, ¿cómo es posible que él sea...? -Los hermosos ojos cafe saltaron hacia Hyukjae, ensanchados por la incredulidad -¡Oh, por Dios, no puedes ser tú seas el que se ha casado! Tienes que haber navegado hasta el fin del mundo para hallar un joven que no huyera de tú sórdida reputación. - y agregó, dirigiéndose de nuevo a Donghae - ¿sabía usted que se casaba con un pirata sanguinario?

-Creo que me lo dijeron antes de la boda, sí -respondió Hae, irónico.

-¿Y que es el tipo más rencoroso que pueda imaginarse?

-Empiezo a comprender por qué -contraatacó, provocando una carcajada en Siwon y Hyukjae.

Kyuhyun sonrió de mala gana.

-Muy bien, querido, pero ¿sabe también que es un libertino incorregible, tan degenerado que...?

Hyukjae lo interrumpió con un leve gruñido:

-Sigue así, jovencito, y me veré forzado a...

-¿Forzado? -intervino Sungmin, acercándose para enlazar un brazo al de su esposo- ¿Se lo has dicho, tío Hyukjae? ¡Increíble! Habría jurado que preferirías ocultar ese pequeño chisme, especialmente a Kyuhyun. Después de todo, tú detestas tener algo en común con él. Y que ambos os hayáis casado por la fuerza es tener mucho en común, ¿verdad?

Ante eso, Kyuhyun no pudo replicar. Miraba fijamente a su esposo tal vez tratando de dilucidar si hablaba en serio o no. Pero estaba a punto de echarse a reír. Donghae lo vio en sus ojos. El vizconde se contuvo sólo hasta reparar en la mirada de disgusto de Hyukjae.

Lo asombroso fue que Siwon no se uniera a sus carcajadas. O bien había agotado todo su sarcasmo la noche anterior o, lo más probable, no quería compartir nada con el vizconde, aunque fuera algo tan enormemente divertido.

-Min, querido -dijo con marcado disgusto- No sé si estrangularte o enviarte a tu habitación.

-Ya no tengo habitación aquí, Siwon.

-Estrangúlalo, entonces -propuso Hyukjae. Parecía hablar en serio, pero sus ojos se posaron en su sobrino con una mezcla de cariño y exasperación- Lo has hecho a propósito, ¿verdad, tesoro?

Sungmin ni siquiera trató de negarlo.

-Es que vosotros dos siempre os aliáis contra él. Y no es justo, dos contra uno, ¿verdad? Pero no te enfades conmigo. Acabo de comprender que seré yo quien tendrá que soportar sus cacareos, mucho más que tú. Después de todo, vivo con él.

Eso no mejoró las cosas, sobre todo porque Cho Kyuhyun sonreía de oreja a oreja.

-Quizá tenga que vivir contigo, Minnie -sugirió Hyukjae - Al menos hasta que hayan finalizado las obras en la casa que Zhou me ha conseguido en la ciudad.

Kyuhyun enmudedió de inmediato.

-¡Por encima de mi cadáver!

-Eso no constituirá ningún problema...

En ese momento, Zhoumi se unió al grupo.

-Oye, Hyukjae, con el entusiasmo de tu maravillosa noticia olvidé mencionarte que esta tarde vino alguien a casa, preguntando por ti. Le habría dicho dónde podía encontrarte, pero su actitud era bastante hostil. Me dije que, si hubiera sido amigo tuyo, habría tenido mejores modales.

-¿Te dio su nombre?

-No, ninguno. Era un tipo corpulento, muy alto y con acento norteamericano.

Hyukjae giró lentamente hacia Donghae, con una oscura expresión en su faz y nubes de tormenta en sus ojos.

-Esos bárbaros patanes de tu familia no te habrán seguido hasta aquí, ¿verdad, querido?

El mentón del joven se elevó ligeramente en un gesto de desafío, pero no pudo disimular el brillo divertido de sus ojos.

-Lo que ocurre es que mis hermanos se preocupan por mí, Hyukjae. Si recuerdas cómo me vieron hyunjoong y Kyujong por última vez, a bordo de tu barco, puede que consigas extraer tú mismo una conclusión.

El recuerdo que Hyukjae guardaba de la noche de su boda podía ser algo borroso por lo inestable de las emociones... Pero recordaba, sí, haberlo llevado a su nave amordazado y bajo su directa vigilancia; es decir, bajo el brazo. Sus palabras eran pausadas, contenidas, pero traslucían sentimiento:

-Por todos los demonios del infierno eterno...


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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...