Deber y Pasión- Capítulo 3



A Henry se le nubló la visión al recordar aquella noche, cuando alguien rió y señaló a Zhoumi en el momento en que había preguntado donde estaba; como había permanecido en la terraza de una mansión tejana, observándolo ponerse en ridículo mientras la gente se mofaba, preguntándose si debía ser un caballero y hacer algo al respecto o dejar que la escena se desarrollara…

Diablos. No era un caballero y nunca lo seria.

Pero Kim Shindong era su anfitrión y lee Hyukjae era su amigo, lo que convertía al esposo de Hyukjae también en su amigo, y el hombre que ponía en ridículo era el hermano de Lee Donghae…

Sin pensar en otra cosa, se dirigió hacia Zhoumi, lo levantó en hombros y bajó con él al jardín. La gente los vio; rió y vitoreó, pero nadie intentó detenerlo…nadie salvo el gato salvaje que tenia en los brazos, que maldecía y lo golpeaba con los puños.

Le pareció imposible que el esposo de Hyukjae y su madre pudieran imaginar que estaría interesado en el hombre que lo maldecía mientras lo llevaba al interior del jardín.

Wang Zhoumi era la antítesis del tipo de pareja que algún día buscaría para casarse, porque suponía que algún día se iba a casar. Un hombre necesitaba herederos para no perder todo lo que había luchado para construir, pero la persona que elegiría para ser su pareja seria dócil y fiel. Querría entregarse a él y a los hijos que le daría.

-¿estas loco? – gritó Zhoumi mientras lo alejaba de la casa- ¡bájame!

No le extraño que la familia de ese hombre tuviera problemas para casarlo. Era hermoso, eso sí. Pero también tenía una lengua afilada, malhumor y era egoísta. Henry estaba impaciente por deshacerse de él.

-¡idiota! –aporreó lo puños sobre su espalda- ¡imbecil! ¿Tiene idea de quien soy?

-¡sí! –respondió Henry con frialdad – se exactamente quien es.

-¡no puede alzarme y llevarme de esa manera!

- ah- indicó con calma- si me lo hubiera mencionado antes, señor, no lo habría hecho.

-usted…usted…usted…

No encontraba insulto que le hiciera justicia, y él rió. Eso ayudó a ponerlo mas furioso. Se preguntó que iba a hacer con Wang Zhoumi.

-¡espere y verá! Espere hasta que llegue a la casa. Lo haré echar de esta propiedad con tanta celeridad que le dará vueltas a la cabeza.

-estoy… ¿Cómo es? Estoy temblando.

-ya verás como va a temblar- volvió a golpearle- ¡por ultima vez, bájeme!

-si lo hago, ¿se irá a su habitación, le pedirá al ama de llaves que le lleve una cafetera llena de café negro y se beberá hasta la ultima gota?

-porque debería hacerlo?

-porque está borracho

-en absoluto.

-está borracho- repitió con firmeza-, y se estaba poniendo en ridículo.

-si tuviera razón…si tuviera razón, seria asunto mío, no suyo. No tenía derecho a interferir.

-interferí por su familia, y por el pobre hombre al que amenazaba.

-eso es patético de verdad espera que me lo crea?

-en realidad, lo hice por su hermano, que lo tiene en muy alta consideración.

-no sabe nada de lo que piensa mi hermano.

-todo lo contrario. Se que tiene falsas ilusiones con usted, o no habría dado por hecho que me resultaría atractivo.

-si, bueno, también tiene las mismas ilusiones con usted…neandertal asiático. Y si de verdad está pensando en mi familia, empiece a concentrarse en como va a reaccionar cuando le cuente lo que ha hecho.

-Hyukjae y Shindong sin duda coincidirían en que una mordaza seria una idea excelente –cambió el peso de Zhoumi, él era esbelto y de husos finos, pero se retorcía como una serpiente.- en cuanto a sus hermanastros…- lo observó con expresión severa- los he conocido, y por lo que se de Kyuhyun y Yesung, me…

Se detuvo, justo delante de un claro. Junto a un estanque había unos bancos de madera.

-¿le que? –exigió saber ele bulto cálido, dulce y malhumorado que llevaba.

-me aplaudirían por lo que estoy a punto de hacer – se acercó al estanque y lo arrojó,
Zhoumi aterrizó sobre el trasero, metido hasta las caderas en el agua. Reinó un silencio sepulcral. Hasta el agua que caía se hizo silenciosa. Zhoumi abrió la boca y sus labios formaron un “OH” aturdido…

Y entonces soltó un chillido que heló la sangre.

Con frialdad, Henry pensó que era una pena estropear y traje tan bonito. Tenia un saco justo a la medida del hombre, y los pantalones le hacían ver unas largas y estilizadas piernas. Mojado, la camisa se le pegaba al pecho, vio que los pezones se erguían por el súbito frío al que habían sido sometidos.

No cabía duda que era hermoso, pero eso era todo. No era nada que un hombre en sus cabales podría querer…

Aunque quizás fuera interesante para una noche.

Con una celeridad pasmosa, Henry sintió que su cuerpo respondía. Sería un desafío atravesar ese temperamento encendido y buscar los modos de convertir en pasión la furia que había en los ojos oscuros. Sabía que podía hacerlo. Podía domarlo en la cama, tal como lo había domado allí.

Imaginó que le quitaba esa ropa húmeda y que dejaba que enroscara las piernas a su alrededor, mientras le enmarcaba la cara y probaba esa boca de aspecto suave.

Dios. ¿Es que estaba loco? Wang Zhoumi era hermoso, pero la mansión Kim, tal como había prometido Shindong, estaba lleno de bellezas de temperamento dulce, hablar suave y comportamiento sobrio. Aunque sospechaba que la mezcla de furia, adrenalina y agua fría ya había puesto fin a la bruma alcohólica de Zhoumi.

Mirarlo se lo corroboró. Los gritos se habían convertido en gemidos; mientras intentaba incorporarse, se había llevado las manos a las sienes. A pesar de si mismo, no pudo evitar un pinchazo de compasión. Titubeó, luego se acercó y extendió el brazo.

-aquí –dijo- tome mi mano –Zhoumi parecía una serpiente que mostrara los colmillos. Supuso que no podía culparlo- ¿me ha oído? Tome mi mano y le ayudare a levantarse

-preferiría pasar toda la noche aquí

-¿sigue empecinado en comportarse como un mocoso malcriado? Deje que le ayude

-soy perfectamente capaz de ayudarme a mi mismo

Intentó demostrarlo, pero resbaló en el mármol mojado, manoteó en el aire y Henry terminó otra vez con él en brazos.

-no haga eso –espetó Zhoumi- simplemente déjeme…

-…en el suelo- concluyó Henry- desde luego, es lo que trato de hacer –lo bajó, se quitó la chaqueta y se la colocó. Zhoumi intento quitársela, pero le juntó las solapas y se la mantuvo cerrada.

-no necesito su chaqueta. No necesito nada de usted.

-tiene frío

-estoy mojado –espetó- y si se esfuerza mucho, puede que sea capaz de adivinar la causa.

-estaba borracho

-¿y?

-y ahora no lo está

-maravilloso. ¿Se trata de algún método especial taiwanés empleado para curar las resacas? ¿No ha oído hablar jamás del café solo?

-se lo sugerí, pero lo declinó.

-por lo que decidió to…tomar las cosas en sus pro…propias manos.

-le castañetean los dientes –frunció el ceño

-lo mis…mismo le sucedería si al…alguien decidiera tirarlo en una fuente

-vamos- alargó la mano pero él se la retiró

-no voy a ningún sitio con usted –alzó el mentón y lo miró con ojos centelleantes.

Henry pensó en discutir, se lo pensó mejor, suspiró y volvió a cargarlo

-¡eh! –Zhoumi elevó la voz cuando él regresó por los jardines- ¿es que quiere morir? Le he dicho que mi familia…

-lo visitará en el hospital –cortó con voz lúgubre-, si no se comporta, se quita la ropa mojada y se da una ducha caliente.

-que esté empapado has…hasta la médula no es asunto su…suyo, sino su maldita culpa.

-también está sobrio, ¿o es que no ha pensado en ello?

-no puedo estar sobrio. Quiero decir, dando por hecho que estuviera borracho, lo cual no es así, ¿Cómo puedo estar sobrio cinco minutos después?

-agua fría. Hay ocasiones, si se es afortunado, en que surte ese efecto. Pase los brazos alrededor de mi cuello, señor Wang, por favor.

-no haré nada parecido.

Henry suspiró.

-¿hay una entrada a la casa que nos permita evitar a los invitados? A menos, por supuesto, que prefiera una entrada dramática. Podría ser bastante efectiva, si tenemos en cuenta la salida que realizó.

-esa es su historia, señor, pero fue usted quien provocó la escena.

-no creo que el camarero esté de acuerdo

-¿Qué cama…? –comenzó, pero calló de inmediato- oh. Ese camarero –carraspeó- ahora…ahora lo recuerdo.

-¿de verdad?

-si. Al menos, recuerdo parte de… dígame la verdad. ¿Fui tan…fui…? –Volvió a carraspear- quedé como un idiota, ¿no es cierto?

Henry titubeó. Así era, pero no tenia ningún sentido decírselo

-se mostró un poco vehemente

-en otras palabras –susurró Zhoumi- la respuesta es SÏ

-la gente olvida –apuntó Henry

-no es probable que olviden a un hombre que tienen que llevárselo como…

-lo que recordarán –comentó, apiadándose- es que alguien quedó tan cautivado con su belleza que no soportó compartirlo con otros

-es muy generoso. Si no conociera la verdad, casi podría creerle.

-si alguien me lo pregunta, es la historia que contaré mañana

-eso es mas que generoso, es galante. Y, si, hay una puerta trasera. Está mas allá de los arbustos –al entrar se encontró con una despensa vacía- ya puede bajarme

Henry recordó que era culpa suya que estuviera mojado y helado.

-lo escoltaré hasta su habitación. Dígame donde está

Zhoumi se lo indicó y él se dirigió rápidamente hasta las escaleras de servicio hasta la primera planta

-esa puerta –señaló Zhoumi- la de la izquierda –alargó la mano y la abrió, Henry la cerró con el hombro- ya puede bajarme.

-desde luego- asintió…pero no lo bajó. Permaneció en la oscuridad, sosteniéndolo, preguntándose como podía oler tan delicioso después de haber sido arrojado a un estanque.

-señor –Zhoumi respiró hondo y luego soltó el aire- creo…creo que le debo una disculpa

-aceptada –sonrió – pero solo si nos tratamos de tu y me llamas Henry

Zhoumi rió

-se suponía que debías decir que no era necesaria una disculpa

-pero no es así. Hoy me has llamado varios nombres y, la verdad, únicamente merecía algunos.

Zhoumi volvió a reír y le miró a la cara

-de acuerdo. Lo siento. De verdad

Dios era adorable. Y encantador una vez sobrio. Pero necesitaba desvestirse, secarse y entrar en calor. Pensó que podía ayudarlo, y sintió que el cuerpo volvía a acelerársele.

-debes quitarte esa ropa mojada, Zhoumi, y tomar una ducha caliente.

-lo se –vaciló- ¿Henry? Yo…yo no querría que pensaras… quiero decir, has sido amable al ir a rescatarme, pero…-se apartó un mechón de la cara- quiero que sepas que por lo general no bebo de esa manera

Él asintió. Ya había llegado a esa conclusión

-estoy seguro de que ese es el caso

-de hecho, nunca antes había bebido así. Es que…-calló. No le debía ninguna explicación a ese desconocido, pero quería ofrecerle una; sin embargo, no sabia qué poder decir que no le hiciera parecer mas patético- olvídalo –sonrió y extendió la mano- gracias por todo.

Él asintió y le estrechó la mano. Había estado a punto de contarle que había sucedido para impulsarlo a querer olvidar. Después de todo, la gente bebía por eso. Para olvidar. Retiró la mano y dio un paso atrás.

-me alegro haber estado allí para poder serte de ayuda –dijo con cortesía- y ahora debes calentarte. ¿Le pido a algunas de las criadas que te traiga una sopa caliente?

-no. No, estaré bien –se quitó la chaqueta de él- ¿quieres llevártela ahora o hago que te la planchen…?

Calló, y Henry supo el motivo. Sin su chaqueta y su camisa mojada había dejado a la vista su pecho y los pezones se habían erguido al instante para sobresalir detrás de la tela húmeda.

-Zhoumi –lo miró a los ojos. En ese momento vio algo más que dolor. Ciertamente, lo que vio le hizo hervir la sangre. Alargó las manos; Zhoumi retrocedió, pero él le tomó las muñecas y lo detuvo- ¿Por qué lo hiciste? –Inquirió con tono áspero, urgente- ¿Por qué te hiciste eso esta noche?

-ha sido…un fin de semana difícil para mi –se humedeció los labios- en realidad, esa fue la causa por la que vine a la fiesta. No iba a hacerlo, pero mi hermano pensó que seria buena idea. Es vidente que se equivocó.

-tu hermano es un hombre interesante –sonrió

-¿a que te refieres?

-me instó a conocerte. Dijo que eras hermoso y encantador, y que te encontraría fascinante.

-¡no me lo creo!- Zhoumi se ruborizó

-no –sonrió otra vez- no exactamente, pero sí dejo claro que pensaba que tú y yo formaríamos una buena pareja.

-¿no es terrible? –Puso los ojos en blanco- de hecho, también me hablo de ti. Dijo que eras increíblemente atractivo y encantador, increíblemente todo. Que tenía que conocerte porque eras…

-increíble –concluyó Henry, y los dos rieron

-hmmm. Y pensé que si Hae te consideraba el parangón de …

-…no querías saber nada de mi –seguía sosteniéndole las muñecas. Las alzó y pasó los labios por el dorso de las manos- ¿vas a contarme que fue lo que te sucedió? Que te hizo beber para querer olvidar de esa manera esta noche?

Henry observó las emociones que aparecieron en su cara, supo que estaba pensando en una docena de respuestas fáciles y vio el instante en que decidió contarle la verdad.

-un hombre que en una ocasión significó algo para mi se…-titubeó- se casa esta noche

-ah –le apartó otro mechón de la cara, pero en esa ocasión dejó la mano sobre su piel. Era tan suave al tacto, tan hermoso… ¿Qué clase de hombre querría a otro cuando podía tenerlo a él?- lamento que salieras herido.

-no lo lamentes. Además, eso no es excusa. No debí haberme comportado como un tonto.

Henry le tomó la cara entre sus manos y la acercó a la suya al tiempo que le acariciaba los pómulos con los dedos.

-el tonto es el hombre por el que sufres, no tu

-gracias. Eres muy amable en tratar de hacerme sentir mejor, pero…

-¿piensas que te diría algo así si no lo creyera? –Apoyó las manos en sus hombros y lo acercó a él- ¿Qué hombre podría desear a otro si te pudiera tener?

Se acercó y lo besó, al principio con gentileza, un leve contacto de sus bocas. Se dijo que lo besaba para reafirmarlo, pero Zhoumi lo miró con los labios entreabiertos, el pulso palpitándole en el cuello, y supo que se había estado mintiendo.

Lo había besado porque quería tener su sabor en la lengua.

-Zhoumi – volvió a besarlo, y justo cuando empezaba a creer que se había equivocado en la interpretación de lo que veía, Zhoumi gimió y pegó el cuerpo contra el suyo, abrió la boca y le devolvió el beso.

Notó que el corazón le martilleaba. Lo deseaba como no recordaba haber deseado a alguien. Una parte aun lógica de su cerebro le advertía que desearlo con tanta desesperación no tenia sentido, que tomarlo cuando él anhelaba a otro seria un error. Pero Zhoumi le pasó las manos por el pelo para acercarle la cara y buscarle la lengua en un beso renovado

Henry dejó de pensar.

Gimió y le pasó las manos por la espalda, lo pegó a su cuerpo para hacerle sentir su dureza. Cuando Zhoumi ronroneó y se frotó contra él, Henry se retiró, a pesar de que requirió de todo su control.

-mírame, Zhoumi –dijo con aspereza- mírame y comprueba que no soy el hombre al que perdiste

-lo sé –apoyó las manos en su torso- pero eres el hombre al que deseo.

Lo llevó hasta la cama. Zhoumi era como una llama que ardía de necesidad. Era seda bajo sus manos, bajo su boca…

-¡Señor Henry!

El grito lo devolvió a la realidad. Parpadeó, arrancó sus pensamientos de aquella noche y vio al criado de casa galopar hacia él. Sintió un nudo en las entrañas. Clinton le tenía miedo a los caballos; los hombres se burlaban de él. Nunca montaba, a no ser que algo muy grave ocurriera

Tiro de las riendas y fue a su encuentro

-una llamada telefónica señor, de un hombre que se llama Lee Donghae. Dice que es urgente, que concierne a su hermano…

-Zhoumi –susurró Henry

Espoleó el caballo y cabalgó hacia la casa.

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yota´s news : De regreso?

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