Amor en Altamar- Capítulo 32



Cuando el carruaje de Kangin se detuvo frente a la casa, Donghae no estaba simplemente molesto con sus acompañantes, sino completamente furioso. El humor de Minho le alteraba los nervios, junto con sus horrendas predicciones sobre lo que cabía esperar de un marido encolerizado. Kangin aún estaba contrariado por haber tratado de seducir a su propio tío, aunque fuera sin saberlo, y su oscura expresión no mejoraba las cosas. Y el imbécil de Changmin era insoportable en cualquier circunstancia.

Pero Donghae no se engañaba. Sabía muy bien que su cólera era una reacción de defensa antes que otra cosa. Pese a que la obstinación de Hyukjae lo había impulsado a aquel temerario viaje al río, sabía bien que había hecho mal en ir y que él tenía todo el derecho del mundo a ponerse furioso.

Y Hyukjae furioso, furioso de verdad, no resultaba nada agradable. ¿Acaso no había estado a punto de matar a Yunho con sus propias manos? No obstante, a juzgar por lo que Minho decía, eso no era nada comparado con lo que cabía esperar. Por eso era comprensible que se sintiera bastante intimidado y tratara de ocultarlo bajo su propio enojo.

De cualquier modo, su intención era entrar en la casa con paso firme y continuar la marcha hasta su habitación. Su asqueroso hijastro podía chismorrear sobre él hasta quedar satisfecho; para cuando Hyukjae estallara, Hae tendría una barricada tras la puerta.

Eso pensaba Donghae, pero Minho tenía otros planes. El error del joven fue permitir que lo ayudara a bajar del carruaje. Cuando trató de dejarlo atrás para entrar la primera, el muchacho le sujetó la mano sin soltarlo. Y aunque Hae le aventajara algo en edad, no cabía duda de que Minho era más fuerte y corpulento. Además estaba decidido a entregarlo a Hyukjae y a contarle todas sus fechorías para que recibiera lo que se merecía.

Pero aún no estaban en casa, aunque el eficiente mayordomo ya estaba abriendo la puerta.

-¡Suéltame, Minho, si no quieres que te dé una paliza! -murmuró, furioso mientras saludaba al mayordomo con una sonrisa.

-¿Es ésa manera de tratar a un hijastro?

-¡Maldito muchacho! Estás disfrutando, ¿no?

Esa pregunta sólo mereció una sonrisa y un tirón que lo arrastró al interior del vestíbulo.
Estaba desierto, desde luego, con la excepción del mayordomo, de modo que aún cabía una posibilidad.

Las escaleras estaban allí mismo. Pero Minho no perdió un segundo en llamar a su padre muy alegremente, a todo pulmón. Y Donghae correspondió con idéntica celeridad asestándole un puntapié. Por desgracia, sólo consiguió que gritara un poco más, sin soltarlo. Lo peor fue que la puerta del salón se abrió de par en par mientras le propinaba el segundo puntapié.

Aquello era demasiado para concluir un día repleto de tantas emociones perturbadoras.
Hyukjae tenía que estar allí, claro. No podía haber descubierto su ausencia y salido a buscarlo, claro. No, tenía que estar allí, allí mismo, y descubrirlo dando puntapiés a su hijo.
¿Acaso esas cejas no estaban uniéndose en un gesto de sospecha, como si supiera exactamente por qué? Y pese a la presencia de su padre, ¿lo soltaba Minho? No, claro que no.

Era demasiado, sí, lo suficiente para que el mal genio de Donghae, negado tantas veces, estallara de verdad.

-¡Ordena a tu condenado hijo que me suelte, Kim Hyukjae, si no quiere que le dé un golpe donde duele de verdad!

-Oh, cielos, ¿se refiere al sitio que yo pienso?

-Cállate, Changmin -advirtió alguien, probablemente Kangin.

Donghae apenas lo oyó. Marchaba ya hacia Hyukjae, arrastrando a Minho consigo, porque el granuja aún no lo había soltado. Clavó en su marido una mirada fulminante, sin prestar la menor atención a Siwon, Junsu y Park Hanheng, que se habían agrupado alrededor.

-¡Me importa un bledo lo que digas, entérate! -le espetó.

-¿Puedo preguntar por qué?

-Sobre el sitio adonde he ido. Si no hubieras sido un marido tan antinatural...

-¿Antinatural?

-¡Antinatural, sí! Negarme el derecho de ver a mis propios hermanos, ¿qué es, sino antinatural?

-Creo que es ser prudente.

-¡Oh, muy bien! Conserva tu ridícula postura. Pero si tú no hubieras sido tan prudente, yo no habría tenido que recurrir a medidas desesperadas. Con que antes de acalorarte tanto, pregúntate quién es el verdadero culpable.

Hyukjae se limitó a volverse hacia Minho para preguntar:

-¿Dónde lo has encontrado?

Donghae habría gritado en ese momento. Seguía tratando de liberar su mano de la de Minho, pero no podía; cargar las culpas sobre los hombros de Hyukjae tampoco parecía haber servido de nada. Y ahora aquel pícaro diría lo suyo. Y Hyukjae era capaz de estrangularlo allí mismo, frente a su hermano, su sobrino, su hijo y varios de sus amigos, y todos estarían de su parte y difícilmente levantarían un dedo por Hae.

Pero de pronto ahogó una exclamación, pues Minho lo había puesto de un tirón tras su ancha espalda y estaba diciendo a su padre:

-No es tan malo como debes de estar pensando. Estaba en el puerto, sí, pero bien protegido. Había alquilado un carruaje con dos cocheros enormes como armarios, que no dejaban acercarse a nadie...

-¡Qué disparate! -interrumpió Changmin, riendo para sus adentros- ¿Cómo es que cayó entonces en los brazos de Kangin, a riesgo de ser besado?

Kangin pasó del sonrojo atenuado al rojo intenso de la cólera. Alargó una mano para asir el pañuelo de Changmin y se lo enrolló en los dedos, apretándoselo hasta dejarlo casi sin respiración:

-¿Estás diciendo que mi primo es un mentiroso? -bramó, con los ojos de un diáfano verde, señal de que estaba muy alterado.

-¡No, por Dios! Ni se me ocurriría semejante cosa -aseguró apresuradamente. Pero su confusión era evidente, y se le oyó protestar - Pero yo estaba allí, Kangin, y sé lo que vi. -
El pañuelo se apretó un poco más- Bueno, a fin de cuentas, qué se yo...

-¡Caballeros, por favor! -era el tono seco de Siwon el que intervenía en la disputa- Mi esposo detesta que se derrame sangre en su salón.

Donghae, bien escudado tras el corpulento Minho, se arrepintió de todo lo malo que había pensado del chico. Acababa de comprender que lo había retenido para protegerlo de las iras de su padre y no para impedir que escapara. Y hasta había mentido por él, con lo cual se ganaba su afecto por toda la eternidad, aunque de nada sirviera gracias al idiota de Changmin.

Tuvo miedo de mirar por encima del hombro de Minho para ver cómo se tomaba Hyukjae todo aquello. Había fruncido el ceño al verlo cuando hubo entrado, pero por lo demás había mantenido su habitual imperturbabilidad, escuchando todo lo que Hae quiso decirle sin rastro alguno de emoción.

Desde donde estaba veía a Siwon a un lado de Hyukjae y Sunnie al otro. Este le sonreía, disfrutando obviamente de la situación. Siwon parecía aburrirse con todo aquello, reacción que solía corresponder a Hyukjae, pero que en esa ocasión resultaba difícil que éste experimentara. Y al sentir que Minho se ponía tenso delante de él, adivinó que estaba en lo cierto. Sus temores se confirmaron cuando el muchacho se dio la vuelta para susurrarle:

-Creo que te conviene huir.

Hyukjae no se movió mientras lo veía volar escaleras arriba, y tan solo reparó en como se le marcaban los pantalones al final de su espalda. Le bastó echar un vistazo a los presentes para comprobar que todos miraban... y admiraban, lo cual le encendió aún más los ojos.
Sólo cuando resonó el portazo en el piso superior volvió los ojos hacia Minho, el único que no había observado la huida de Donghae, pues vigilaba a su padre con cautela.

-Con que has cambiado de bando, ¿no, hijo? -apuntó Hyukjae con voz muy baja.

Fue la suavidad de su tono lo que hizo que Minho se retorciera, balbuciendo:

-Bueno, es que no quería verte pasar por lo mismo que el tío Siwon. Pensé que te enfadarías un poco con el joven y él se enojaría muchísimo contigo. Por si no te has dado cuenta, tiene un temperamento endemoniado.

-Pensabas que me vería obligado a buscar otra cama, ¿no es así?

-Mas o menos...

Siwon, al ver que sus pasadas dificultades se aireaban con tanto desenfado, se desprendió de su afectado aburrimiento con un ruido sofocado, seguido de un bramido:

-¡Si tu padre no te arranca la piel a tiras, chiquillo, es muy posible que lo haga yo!

Pero Minho no le importaba mucho el enojo de su tío, real o fingido.

-¿Qué vas a hacer? -preguntó a su padre. Como si resultara obvio, Hyukjae replicó:

-Subir a castigar a mi esposo, por supuesto.

Pese a la suavidad con que lo había dicho, seis voces se elevaron en inmediata protesta.
Hyukjae estuvo a punto de reír ante una situación tan absurda. Esa gente debería conocerlo mejor, pero hasta Siwon estaba pidiéndole que lo pensara con más detenimiento.
No dijo una palabra más ni hizo un solo ademán de cumplir lo que había dicho. Pero los otros aún estaban discutiendo cuando el mayordomo abrió de nuevo la puerta principal y Lee Yunho lo empujó para abrirse paso.

Siwon fue el primero en ver aquella montaña de furia masculina que se encaminaba en línea recta hacia su hermano. Con un codazo a las costillas de Hyukjae, preguntó:

-¿Amigo tuyo?

Hyukjae siguió la dirección de su mirada y lanzó una maldición.

-Más bien enemigo, por todos los diablos.

-¿Uno de tus cuñados, por casualidad? -adivinó Siwon, mientras se situaba a prudente distancia.

Su hermano no tuvo oportunidad de responder, pues Yunho estaba ya frente a él e iniciaba el ataque. El inglés bloqueó con facilidad su primer golpe, pero Yunho esquivó el contraataque y le propinó un fuerte puñetazo.

Momentáneamente sin aliento, Hyukjae oyó decir a su adversario:

-¡Yo aprendo de mis errores, Kim!

Un golpe rápido para aturdirlo y un fuerte derechazo acabaron con Yunho en el suelo, a los pies de Hyukjae, que replicó:

-Por lo visto, no lo suficiente.

Mientras Yunho sacudía la cabeza para despejarse, Siwon preguntó a su hermano:

-¿Es el que pretendía ahorcarte?

-El mismo que viste y calza.

El dueño de la casa ofreció una mano a Yunho, pero cuando el caído se puso de pie y trató de soltar sus dedos, él se los retuvo. Era pura amenaza lo que había en su voz cuando le preguntó:

-¿Cómo te sienta, yanqui, encontrarte en la situación inversa?

El otro le clavó una mirada incendiaria.

-¿Qué quieres decir?

-Echa un vistazo. Esta vez no es tu familia la que te rodea, sino la de él. En tu lugar, yo no sacaría los puños de los bolsillos.

-¡Vete al infierno! -le espetó Yunho, liberando bruscamente las manos.

Siwon habría podido ofenderse, pero se echó a reír, lanzando hacia Hyukjae una mirada que decía con claridad: "Bueno, yo lo he intentado; ahora te toca otra vez a ti". Pero Hyukjae no quería otro asalto. Sólo quería ver a Lee Yunho fuera de allí, fuera de Inglaterra, fuera de su vida. Si aquel hombre no hubiera sido tan belicoso, desagradable y francamente hostil, tal vez habría intentado explicarle las cosas de forma racional. Pero Lee Yunho no era un hombre racional. Además, le inspiraba antipatía, cosa comprensible, puesto que ese tipo había querido verlo colgando de una soga.

Frío, amenazador, le advirtió:

-Si quieres que resolvamos esto por las malas, puedo reducirte a un amasijo de carne y sangre, y puedes estar bien seguro, amigo, de que no necesitaré ayuda para eso. Si no, puedes irte.

-¡No me iré sin mi hermano! -afirmó Yunho, testarudo.

-En eso te equivocas, yanqui. Tú me lo diste, y yo me lo quedo. Y voy a mantenerlo bien lejos de ti y de tu condenada propensión a la violencia.

-¡Tú no lo querías!

-¡Cómo que no, diablos! -gruñó Hyukjae- Lo quería al punto de arriesgarme a que me ahorcaran.

-Lo que dices no tiene sentido -musitó Yunho, con la frente arrugada.

-Claro que sí -intervino Siwon en ese momento, riendo- Es perfectamente lógico.

Hyukjae ignoró a su hermano para asegurar a su cuñado:

-Aunque yo no lo quisiera, Lee, ahora no podrías llevártelo.

-¿Por qué, demonios?

-Porque va a darme un hijo. Y no he olvidado que crees solucionarlo todo dándole una paliza.

-Pero ¿no dijo Kim que iba a ...?

-¡Cállate, Changmin! -exclamaron desde tres puntos diferentes.

Yunho estaba demasiado confundido como para haberse dado cuenta.

-¡Por Dios, Kim, yo sería incapaz de hacerle daño aunque...! ¡Es mi hermano, qué diablos!

-Es mi esposo. Eso me confiere todos los derechos. Y uno de estos derechos es negarte el contacto con él. Si quieres verlo, antes tendrás que hacer las paces conmigo.

La respuesta de Yunho no fue sorprendente, considerando que Hyukjae no parecía en absoluto dispuesto a hacer las paces.

-¡Ni pensarlo! ¡Y al diablo con tus derechos! Si crees que vamos a dejarlo en manos de un pirata, estás muy equivocado.

Eran palabras de impotencia; Yunho sabía que no podría sacar a Donghae de aquella casa, puesto que había acudido solo, mientras que Kim estaba rodeado de familiares y amigos. Lo enfurecía infinitamente marcharse sin él, pero por el momento no tenía alternativa. Se fue furioso. Si no golpeó la puerta al salir fue sólo porque el mayordomo se había apresurado a abrirla antes de que la alcanzara.

Siwon se meció sobre los talones, dejando escapar un aullido de risa.

-No sé si felicitarte por lo del bebé, hermanito o por haberte librado de su tío.

-Necesito una copa -fue la única respuesta de Hyukjae, que se encaminó hacia el salón en busca de una bebida.

Contra todos sus deseos, el grupo entero lo siguió. Cuando se acabaron las felicitaciones, Hyukjae estaba ya muy cerca de la borrachera.

-el pequeño Donnie no exageró al describir a sus hermanos, ¿verdad? -comentó Siwon, que disfrutaba de todo lo sucedido - ¿Son todos tan grandes como ése?

-Más o menos -murmuró Hyukjae.

-Volverá, lo sabes bien -reflexionó su hermano- Y con refuerzos, probablemente.

Hyukjae no estuvo de acuerdo.

-Los otros son un poco más cuerdos. No mucho, pero sí un poco. Ahora volverán a su casa. Después de todo, ¿qué van a hacer? El es mi esposo. Gracias a ellos.

Siwon rió entre dientes, sin creerle lo más mínimo.

-Esa palabra espantosa... va resultándote más fácil de pronunciar, ¿no?

-¿Qué palabra?

-Esposo.

-¡Vete al infierno!


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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...