Amor en Altamar- Capítulo 28



-Enseña la pierna, Donnie. Tus cuñados no tardarán en volver a casa.

Donghae entreabrió un solo ojo. Hyukjae estaba sentado en un lado de la cama. Con eso lo había hecho rodar hacia él mientras dormía, de modo que tenía la cadera apretada contra su muslo. Pero eso no lo alarmó tanto como encontrarse con su mano posada en las nalgas.

-¿Cómo has entrado aquí? -inquirió, bien despierto.

-Caminando, desde luego. El mayordomo tuvo la gentileza de instalarte en mi habitación.

-¿Tu habitación? Pêro si le dije...

-Sí, y él te interpretó literalmente. Después de todo, no oyó que yo desmintiera tu estado civil. Es Minho quien duda, no toda la familia.

-¿Todavía? ¿No te has molestado en convencerlo?

-No le encontré mucho sentido al esfuerzo.

Donghae se incorporó volviéndole la espalda, para ocultarle lo mucho que le afectaba esa respuesta. Ahora lo sabía. No estaría allí tanto tiempo como para que importara si Minho creía o no en aquella boda. Probablemente, Hyukjae pensaba embarcarlo en la primera nave que zarpara hacia Norteamérica. Bien; cuanto antes mejor.

De cualquier modo, él no quería vivir en Inglaterra, y mucho menos con un hombre que sólo compartía con él una mera atracción física. Eso podía estar bien por un tiempo, pero no funcionaría permanentemente. Para una relación duradera se necesitaba más, mucho más. Y no lloraría; esta vez, no. Ya había llorado suficiente por ese hombre. Si a él no le importaba, a Hae tampoco le importaría. Y se lo daría a entender...

Aunque muriera en el intento Hyukjae nada sabía de los razonamientos y conclusiones de Donghae; olvidaba que Hae no conocía a su hijo. Al dudar del asunto, Minho no hacía sino ser leal a Hyukjae, pues conocía bien su opinión sobre el matrimonio y su juramento de no casarse jamás. Y Hyukjae no estaba dispuesto a explicar por qué había cambiado de opinión, puesto que también eso habría sido puesto en duda. ¿Qué sentido tenía, entonces, sentirse frustrado ante su testarudo hijo, cuando todo se sabría con el tiempo?

-Tienes muchísima razón, Hyukjae -dijo Donghae, abandonando la cama.

-¿Sí? -el capitán enarcó una ceja bruscamente - ¿Puedo preguntar en qué estamos de acuerdo?

-En que no tiene sentido convencer a nadie de nuestro... vínculo.

Hyukjae frunció el entrecejo, mientras lo observaba caminar hasta la silla donde había depositado un montón de ropas para Donghae.

-Sólo me refería a Minho -explicó - No será necesario convencer a nadie más.

-Y si lo fuera, ¿por qué molestarse? Tampoco sirve de nada que me presentes al resto de tu familia.

-has dejado que el muchacho te acobardara, ¿no?

-No, en absoluto -replicó Hae, dirigiéndole una mirada fulminante en respuesta a su deducción.

-¿Qué te preocupa, entonces? A diferencia de tu familia, la mía te recibirá encantada. Y te llevarás de maravilla con Heechul. Creo que sólo te lleva unos pocos años.

-¿Heechul, tu cuñado? ¿El que va a oponerse a que me instales aquí? ¿ Y con cuál de tus hermanos está casado?

-Con Siwon, por supuesto. Esta casa es de él.

-¿Eso significa que está casado?

-Se dejó atrapar el día antes de que tú y yo nos conociéramos, y eso es lo que duró su felicidad conyugal. Cuando zarpé, aún estaba enfadado con su escocés. Será interesante ver cómo se entiende ahora con él, aunque Minho me asegura que Siwon ya no duerme en la caseta del perro.

-Sería un buen lugar para ti -apuntó Hae- Podrías haberme dicho todo esto antes de que llegáramos, Hyukjae.

El se encogió de hombros, indiferente.

-No se me ocurrió que pudiera interesarte mi familia. A mí no me interesa la tuya, a decir verdad. Pero ¿qué es esto? -preguntó, al ver que Donghae le volvía la espalda, levantando el mentón - Amor mío, no tomes como un insulto que no soporte a esos bárbaros que llamas hermanos.

-Mis hermanos no se habrían comportado como bárbaros si no los hubieras provocado deliberadamente. ¿Cómo reaccionaría tu familia si yo actuara como tú lo hiciste?

-Te aseguro que no te molerían a golpes y tampoco harían ahorcar.

-Probablemente no, pero me destestarían. Y creerían que te habías vuelto loco para haberme traído aquí.

Hyukjae se le acercó por atrás, riendo por lo bajo.

-Al contrario, querido. Puedes hacer y decir lo que gustes. Ya descubrirás que eso no alterará la bienvenida.

-¿Por qué?

-Porque a través de mí te has convertido en un Kim.

-¿Y eso es muy importante?

-Ya te enterarás, sin duda, pero sólo si te vistes. ¿Quieres que te ayude?

Donghae apartó de un manotazo los dedos que se tendían hacia su camisa.

-puedo arreglarme solo, gracias. A propósito, ¿de quién es esa ropa? ¿De Heechul ?

-Eso habría sido más cómodo, pero no. Su criada me ha asegurado que es un poquito menos corpulento. Recurrí a Minnie, que es de tu tamaño.

Donghae giró en sus brazos para empujarlo.

-¿Minnie? ¡Ah, sí el que prefiere llamarte "experto en jovenes" en vez de calavera impenitente!

-Nunca te olvidas de nada -comentó él con un suspiro, que Hae ignoró por completo.

-¡Y yo, pensando que Minnie era un amigo tuyo! -Luego lo sorprendió clavándole un dedo en el pecho para preguntarle, muy acalorado - ¿Quién es? ¿Un concubino desechado? ¡Si has pedido la ropa prestada a un concubino para mí, Kim Hyukjae, te juro que...!

La amenaza quedó segada por la carcajada de Hyukjae.

-Lamento interrumpir tan estupendo despliegue de celos, Donnie, pero Minnie es mi bien amado sobrino.

Por un momento la cara del joven quedó inexpresiva. Poco a poco, en Donghae se formó una mueca entre incrédulo y sorprendido.

-¿Tu sobrino?

-Se divertirá cuando sepa lo que pensabas.

-¡Pues no se lo digas, por amor de Dios! -protestó horrorizado- El error era muy natural, teniendo en cuanta que eres un réprobo confeso.

-En eso no estoy de acuerdo, en absoluto -replicó él con su voz más seca - Hay muchísima diferencia entre un libertino y un réprobo, querido. Y tu error "tan natural" no lo ha sido tanto, considerando que llevo muchos años sin amante.

-¿Y qué fue el padre de Minho? ¿Una aventura de paso?

-Muy divertido, Donnie... pero es la verdad. Siempre he preferido la variedad. Y los amantes pueden ser muy fastidiosos con sus exigencias. Sin embargo, contigo habría hecho una excepción.

-¿Debo sentirme halagado? ¡Pues debes saber que no es así como me siento!

-En el Opera eras mi amante. ¿Qué diferencia hay?

-Y ahora soy tu esposo, y perdona que use tan abominable palabra. ¿Qué diferencia hay?

Si esperaba fastidiarlo con la comparación, sólo consiguió hacerle sonreír.

-Estás convirtiéndote en un experto, Donnie.

-¿En qué? -inquirió, suspicaz.

-En contradecirme. Son pocos los que se atreven, ¿sabes?

Donghae emitió un resoplido muy poco elegante.

-Si eso es otro halago, no has conseguido un solo avance.

-Puesto que valoras los avances, ¿qué te parece esto?: te deseo.

Lo dijo estrechándolo contra él, demostrándole que no hablaba en sentido general, sino que se refería al momento presente. Estaba excitado. Y cuando Hyukjae se excitaba, todo su cuerpo seducía; la cadera rozaba las ingles; el pecho, a los pezones hasta convertirlos en puntos duros; los dedos buscaban sólo lo más sensible, y la boca ahogaba cualquier protesta... ¿Protesta? Donghae se supo derrotado en cuanto sintió su necesidad.

Al rendirse, bromeó, aunque casi sin aliento.

-¿Y los cuñados a los que ibas a presentarme?

-¡Que se vayan al diablo! -replicó Hyukjae con la respiración también agitada - Esto es más importante.

Introdujo el muslo entre los de Hae y le sujetó las nalgas para apretarlo contra su pierna. La fricción le hizo gemir. Donghae le echó los brazos al cuello y, rodeándole la cintura con las piernas, echó la cabeza atrás para que él pudiera quemarle el cuello con la boca. No había más lugar para bromas, para cualquier cosa que no fuera el momento y la creciente pasión.
Y con esa tórrida escena se encontró Kim Siwon al entrar.

-Supuse que el chico estaba burlándose de mí, pero ya veo que no.

Hyukjae levantó la cabeza. Su gruñido revelaba un fastidio lleno de frustración.

-¡Qué mal momento has elegido, Siwon, por todos los diablos!

Donghae se deslizó hasta el suelo, aunque apenas podía sostenerse. Tardó sólo un instante en comprender que habían sido sorprendidos por uno de sus cuñados. Por suerte, los brazos de Hyukjae aún lo sostenían, pero no podía impedir que un rubor mortificado le tiñera rápidamente las mejillas.

Recordaba bien haber pensado, aquella noche en que los hermanos confundieron a Donghwa, en la taberna, que Siwon era el más hermoso de los demonios con ojos negros que había visto en su vida... antes de reparar en Hyukjae. Aun así, el hermano era increíblemente apuesto. Y no era sólo el rencor lo que le había hecho comentar que el hijo de Hyukjae se parecía más a Siwon. En verdad, Minho constituía una réplica más joven de su tío, desde los ojos hasta el pelo negro azabache. Primero se había preguntado si Hyukjae estaba realmente seguro de que el chico era suyo. En esos momentos le preocupaba lo que pudiera estar pensando Siwon de él, tras la primera mirada.

Con un parche en el ojo, el joven habría parecido un pirata, gracias a la amplia camisa blanca de Hyukjae, que éste había logrado desacordonarle hasta muy abajo; al ancho cinturón para sujetar a los ceñidos pantalones de su disfraz Iba descalzo y con las pantorrillas desnudas. La noche anterior no había hecho sino quitarse los zapatos y las medias impulsada por la rabia, antes de arrojarse a la cama para quedarse dormido inmediatamente.

¡Oh, qué mortificación que lo vieran con aquella pinta y en una situación tan íntima! Por lo menos, esta vez no era culpa de él. Se encontraba tras una puerta cerrada, haciendo lo que tenía derecho a hacer. A Siwon le correspondía avergonzarse por haber entrado sin llamar. Pero no se lo veía avergonzado en absoluto. Sólo fastidiado.

-Yo también me alegro de verte, hermano -dijo, en respuesta al acalorado comentario de Hyukjae - Pero no con tu mocito. Tienes dos minutos para sacar de aquí al pequeño antes de que suba mi esposo para darte la bienvenida.

-Donnie se queda aquí, pero tú puedes desaparecer.

-¿Estás loco? ¿Has olvidado que esta casa ya no es la residencia de un soltero?

-Mi memoria funciona perfectamente, muchachito, y no tengo por qué esconder a Donnie. Es...

-¡Ahora sí que estamos aviados! -interrumpió Siwon contrariado, al oír que alguien se aproximaba por el pasillo - Mételo bajo la cama, cualquier cosa... ¡No te quedes ahí, hombre! -exclamó, alargando la mano hacia Donghae.

-Si lo tocas -le advirtió Hyukjae sin alzar la voz -serás tú el que acabe tendido en el suelo.

-Esto sí que es bueno -bufó Siwon, pero retrocedió- Está bien. Veamos cómo te las arreglas para salir de ésta. Pero si acabo riñendo con Heechul por este asunto, te arrancaré el pellejo.

-Siwon -pidió Hyukjae, sencillamente- cállate, ¿quieres?

Su hermano obedeció. Apoyado contra la pared, con los brazos cruzados contra el pecho, aguardó el previsible estallido de los fuegos artificiales. Apenas había echado un vistazo a Donghae. Ahora tenía la vista clavada en el vano de la puerta, esperando la aparición de su esposo.

Donghae ya estaba preparado para enfrentarse con un verdadero arpía. El hombre que causaba tanta preocupación a aquel hombre alto, físicamente perfecto, tenía que ser formidable.

Pero Kim Heechul no le pareció intimidatorio en absoluto. Cruzó la puerta saludando a Hyukjae con una sonrisa cegadora, que pasó después a Donghae. Era un hombre de belleza deslumbrante, no mucho más alto que Donghae, no mucho mayor y, a juzgar por su aspecto, no mucho más avanzado en su embarazo.

-Minho me ha detenido en la escalera para informarme de que te habías casado, Hyukjae. ¿Es cierto?

-¿Casado? -eso despertó súbitamente el interés de Siwon.

-¿No dijiste que Minho no estaba convencido? -inquirió Donghae.

-Y lo mantengo. El muchacho se muestra leal. ¿No te das cuenta de que no le ha dicho lo mismo a Siwon ? El aún no se lo cree.

-¿Casado? -repitió Siwon, sin recibir más atención que antes.

Heechul preguntó:

-¿Qué es lo que Minho no se cree?

-Que Donnie, aquí presente, sea mi joven vizconde.

-Eres realmente muy hábil por haber hallado otro nombre, Hyukjae -observó Donghae - Pero a ése me opongo yo, así que ve buscando otro. No te permito que me impongas títulos ingleses.

-Demasiado tarde, amor mío. Deberías saber que el título va con el apellido.

-¿Casado? -exclamó Siwon. En esta ocasión logró atraer la atención de su hermano- ¿No te parece una solución exagerada, sólo para que no te regañen?

Antes de que Hyukjae pudiera hacer algún comentario, Heechul preguntó a su esposo:

-¿Quién en su sano juicio pensaría en regañarlo, precisamente a él?

-Tú tesoro.

Heechul rió por lo bajo. Fue un sonido grave y sensual, que hizo parpadear de sorpresa a Donghae.

-Francamente, lo dudo, Siwon; pero podrías decirme por qué debería hacerlo.

Siwon señalo a Donghae con un amplio ademán, sin dignarse siquiera mirarlo.

-Porque ha venido a casa con... con su última... bueno, con él.

Y eso fue demasiado para que Donghae lo tolerara sin perder los estribos.

-Yo no soy "él", pedazo de engreído -matizó, calmado, pero con suficiente animosidad en su expresión - Soy norteamericano y, por el momento, un Kim.

-Vaya coraje, encanto -respondió Siwon, burlón - Pero imagino que dirás todo lo que él te mande, ¿no?

Ante eso, Donghae se volvió hacia Hyukjae para darle un codazo en las costillas.

-¡Así que no iba a ser necesario convencer a nadie más! ¿No es eso lo que dijiste?

-Vamos, Donnie – lo tranquilizó Hyukjae - no es necesario que te pongas nervioso, no es para tanto.

-¡Yo no me pongo nervioso! -chilló el joven - ¡Es que no estamos casados, según tu familia! Eso significa que te buscarás otra habitación, ¿no?

Era la amenaza que menos convenía, considerando que él no se había recuperado por completo de lo que habían iniciado antes de tan brusca interrupción.

-Ni hablar de eso. ¿Quieres que lo convenza? Te demostraré lo fácil que es convencer a mi hermanito menor.

Y avanzó hacia Siwon con los puños cerrados.

Alarmado por ese súbito giro de la situación, Heechul se apresuró a plantarse frente a Hyukjae, que parecía dispuesto a descuartizar a su marido en cuanto lo alcanzara.

-Oh, no, nada de riñas en mi casa. ¿Por qué dejas que te fastidie, hombre? Ya sabes cómo es.

Siwon, algo más diplomático, sugirió:

-Oye, muchacho, nos estás tomando el pelo, ¿verdad?

-Si pensaras con la cabeza y no con el trasero -repuso Hyukjae, sin ocultar su irritación - comprenderías que soy incapaz de bromear sobre ese tema.

Siwon se enderezó poco a poco, apartándose de la pared. Donghae, que lo observaba, habría podido determinar con exactitud el momento en que, por fin, creyó en lo que Hyukjae
decía. El asombro tornó cómica su expresión. Pasaron unos cinco segundos más antes de que gritara:

-¡Dios bendito, lo has hecho de verdad!

Y estalló en una carcajada, tan poderosa que hubo de apoyarse en la pared.

-Demonios, demonios -juraba Hyukjae por lo bajo.

Heechul regaló a Donghae una sonrisa de disculpa, pero le recordó a Hyukjae, que miraba a Siwon con disgusto:

-Era de esperar. Te oí provocarle sin compasión cuando se casó conmigo.

-No porque se hubiera casado contigo, querido, sino porque no podía franquear el muro que levantaste en el centro de vuestra cama.

Heechul enrojeció ante el recuerdo de lo mucho que había tardado en perdonar a Siwon aquella supuesta infidelidad. Su marido empezó a recobrar la seriedad, pues ese tema no le resultaba divertido en absoluto. Pero en la pausa siguiente al bochornoso comentario de Hyukjae, Donghae hizo saber a todos que no se sentía muy divertido. Había estado pensando en ponerse un zapato para poder atacar a ambos Kim a puntapiés, pero se limitó a decir:

-Ese es un problema con el que quizá tú mismo debas enfrentarte, Kim Hyukjae.

Y eso provocó en Siwon una nueva carcajada. Hyukjae se giró de inmediato hacia su esposo, frunciendo el ceño:

-Maldita sea, Donnie. Ya ves que está convencido.

-Lo que veo es que se retuerce de risa. Y me gustaría saber por qué es tan divertido que te hayas casado conmigo.

-¡No tiene nada que ver contigo, maldición! ¡Lo divertido es que yo me haya casado!

-¿Y por qué no le dices que no fue idea tuya, sino de mis hermanos...?

-¡Donnie!

-¿...te obligaron?

Habiendo fracasado en sus intentos de acallarlo, Hyukjae cerró los ojos, preparándose para los comentarios que ese nuevo dato iba a suscitar. No cabía esperar que Siwon no lo hubiera oído.

-¿Qué te obligaron? -exclamó Siwon, incrédulo, interrumpiéndose el tiempo suficiente para enjugarse las lágrimas de los ojos- Ahora sí que lo entiendo... claro que sí. Haberlo dicho desde el comienzo, muchacho...-Pero ya se había contenido demasiado- ¿Qué te obligaron? -repitió antes de lanzar otra carcajada, aún más potente que la anterior.

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...