Atrévete a Amar- Capítulo 26



Hanheng llamó varias veces a la puerta, luego retrocedió mientras silbaba una alegre melodía. El mayordomo abrió la puerta.

-Hace cinco minutos que se marchó, señor -dijo el mayordomo, antes de que Hanheng dijese nada.

-Diablos, y yo creí que me sobraba tiempo -respondió, pero permaneció imperturbable-. Muy bien. Será fácil hallarle.

Hanheng volvió a montar su caballo bayo y fue hacia Hyde Park. Conocía los caminos favoritos de Siwon, los que los jovenes eludían. En varias ocasiones le había acompañado en sus cabalgatas matutinas, por lo general después de una noche de parranda, cuando ninguno de ellos debía por obligación irse a dormir. Nunca se había levantado a esas horas insólitas, ni para cabalgar ni para hacer ninguna otra cosa... hasta hacía poco tiempo.

Hanheng continuó silbando; estaba de tan buen humor que tenía la sensación de flotar en el aire. En los últimos tres días sus costumbres habían sufrido un cambio drástico, pero no podía ser más feliz. Se acostaba temprano y se levantaba temprano y pasaba todos los días junto a Geunsuk. No, no podía ser más felíz, y todo se lo debía a Siwon. Pero deseaba hallar una oportunidad para agradecérselo a su amigo; por eso había pensado en cabalgar con él esa mañana.

Al entrar en el parque apuró la marcha para alcanzar a Siwon, hasta que lo vio a cierta distancia. Siwon se había detenido antes de comenzar a galopar. Hanheng levantó el brazo, pero antes de que pudiera gritar para que Siwon lo oyera, se escuchó un disparo.

Lo oyó y no pudo creerlo. Vio que el caballo de Siwon retrocedía con tanta brusquedad que el animal y el jinete estuvieron a punto de caer hacia atrás, pero aún así no pudo creerlo. El caballo recuperó el equilibrio, pero estaba evidentemente espantado; trataba de alejarse y movía la cabeza. Retrocedió hacia un arbusto que lo asustó más aún. Un hombre pelirrojo que se hallaba a unos veinte metros de distancia de Siwon, montó un caballo oculto entre los arbustos y salió al galope.

Siwon todavía no se había puesto de pie y, aunque todo había ocurrido en el espacio de pocos segundos, Hanheng comprendió muy bien lo que había sucedido. Entonces Siwon se sentó y se pasó una mano por los cabellos. Hanheng que había palidecido, recuperó el color. Miró al pelirrojo que huía y luego a Siwon que se ponía de pie, al parecer ileso, y tomó una decisión. Enfiló su caballo hacia el pelirrojo.

Siwon acababa de entregar su cabalgadura al lacayo para que la llevara de regreso a la caballeriza cuando Hanheng pasó junto a él al galope. Mierda. No estaba de humor para soportar a Hanheng y su euforia. No porque a Siwon le fastidiara su buena suerte. Pero no necesitaba que le recordaran cuán distinta era su situación personal.

-¿De modo que saliste ileso? -dijo Hanheng, sonriendo al ver el gesto ceñudo de Siwon -. ¿No hay huesos rotos?

-Veo que fuiste testigo de mi caída. Te agradezco que hayas colaborado en la recuperación de mi caballo.

Hanheng rió ante el sarcasmo.

-Creí que preferirías esto, viejo. -Le entregó un trozo de papel.

Siwon arqueó una ceja al leer una dirección que nada le decía.

-¿Es un médico? ¿O un carnicero? -refunfuñó.

Hanheng se echó a reír a carcajadas, pues sabía que no enviaría a su caballo favorito a un carnicero.

-Ninguna de las dos cosas. Allí hallarás al individuo pelirrojo que te utilizó para sus prácticas de tiro. Hombre extraño. Ni siquiera aguardó para comprobar si te había herido o matado.
Con probabilidad creer que es un tirador eximio.

Los ojos de Siwon brillaron.

-¿Le perseguiste hasta el lugar donde vive?

-Por supuesto, cuando te vi levantar tus huesos lastimados del suelo.

-Claro. -Después, Siwon sonrió. -Gracias, Hanheng. No hubiera podido ir tras él.

-¿Es el que estabas buscando?

-Estoy casi seguro de que es él.

-¿Irás a visitarlo?

-No te quepa la menor duda.

Hanheng se alarmó al ver la expresión fría de los ojos de Siwon

-¿Deseas que te acompañe?

-En esta ocasión no, amigo -respondió Siwon- Este encuentro se ha demorado ya mucho tiempo.



Heechul abrió la puerta del estudio y se detuvo de golpe al ver a Siwon sentado frente al escritorio, limpiando un par de pistolas. No le había oído regresar de su cabalgata matinal.
Había permanecido adrede en su habitación hasta que le oyó partir, pues no deseaba encontrarse con él después de haber actuado como una tonta la noche anterior.

A Siwon le había resultado divertido verlo arrastrar a Minho de la fiesta, a pesar de las protestas del muchacho. Siwon sabía muy bien por qué Heechul no confiaba en sí mismo cuando estaba a solas con él, aunque fuera durante un viaje corto. Hyukjae se había marchado temprano con su amigo Xia Junsu. Minho era su único amortiguador. Heechul no concebía quedarse a solas con Siwon después de la forma en que él se había mofado durante toda la velada.

Ahora estaba solo con él. Había ido a cambiar un libro por otro. Pero, cuando Heechul entró, él no levantó la mirada. Tal vez si él se marchaba en silencio...

-¿Deseabas algo, querido?

Todavía no había levantado la mirada. Heechul rechinó los dientes.

-No es urgente.

A continuación, Siwon le prestó atención y miró el libro que tenía en la mano.

-Ah, el compañero de los jóvenes solterones y los viudos. Nada como un buen libro para pasar una velada cuando uno no tiene otra cosa que hacer, ¿verdad?

Heechul hubiera deseado arrojarle el libro a la cabeza. ¿Por qué se empeñaba en aludir al distanciamiento que había entre ambos cada vez que le veía? ¿No podía mantenerse callado hasta que Heechul pudiera aceptar su infidelidad? Se comportaba como si Heechul fuese el culpable.

Su actitud injusta le irritó, y atacó.

-¿Te preparas para un duelo, señor mío? He oído decir que es uno de tus pasatiempos favoritos. ¿Quién será el desdichado marido esta vez?

-¿Marido? –Siwon sonrió, tenso-. De ninguna manera, cariño. Pensaba desafiarte. Quizás si permito que me hieras, te compadecerás de mí y nuestra pequeña guerra concluirá.

Heechul quedó boquiabierto. Luego reaccionó.

-Hablo en serio, por favor.- Siwon se encogió de hombros.

-Tu querido primo piensa que si se deshace de tu actual marido, tendrá otra oportunidad contigo.

-No -dijo Heechul horrorizado- Nunca pensé...

-¿No? -interrumpió él-. Pues no te preocupes por ello, cariño. Lo he pensado yo.

-¿Quieres decir que te casaste conmigo sabiendo que tu vida corría peligro?

-Hay cosas por las cuales vale la pena arriesgar la vida... al menos eso pensaba.

Mortificado, Heechul no pudo soportar más, y salió corriendo del estudio. Fue a su habitación y rompió a llorar. Oh, Dios, había creído que todo concluiría cuando se casara. Nunca imaginó que Hyunsang trataría de matar a su marido. Y su marido era Siwon. No podía tolerar la idea de que algo le ocurriera a causa de él.

Debía hacer algo. Debía hallar a Hyunsang y hablar con él, entregarle su fortuna, cualquier cosa. Nada debía sucederle a Siwon. Resuelto, Heechul secó sus lágrimas y bajó para decir a Siwon cuál era su decisión. Se librarían de Hyunsang con dinero. De todos modos, era cuanto él deseaba. Pero Siwon se había marchado.


Siwon comprendió por qué ni él ni sus agentes habían podido localizar a Yoon. El escocés se había alejado de los muelles y había alquilado un apartamento en una zona mejor de la ciudad, lo cual era sorprendente, dado que los alquileres eran muy altos durante la temporada. El propietario, un individuo cordial, dijo que Yoon había alquilado el apartamento pocos días atrás y que en ese momento, se hallaba en él. No sabía si se encontraba a solas. Pero a Siwon le era indiferente.

Yoon se hacía pasar por un tal Jung, pero Siwon estaba seguro de que se trataba de él. Había hallado a su hombre. Lo presentía. Su corazón se aceleró por el efecto de la adrenalina que inundó sus venas. Y una vez que arreglara cuentas con Yoon, las arreglaría con Heechul. Había permitido que fijara las reglas pero ya era suficiente.

Las habitaciones se encontraban en la segunda planta; era la tercera puerta a la izquierda. Siwon llamó con suavidad y pocos segundos después la puerta se abrió y vio por primera vez a Yoon Hyunsang. Los ojos, muy azules, sorprendidos al reconocer a Siwon, lo delataron.

El escocés tardó unos instantes en reaccionar; luego lo invadió el pánico y trató de cerrar con violencia la puerta. Peor bastó una mano para impedírselo. Siwon lo empujó con fuerza y Hyunsang soltó la falleba y retrocedió cuando oyó el portazo.

La furia y la ansiadad hicieron presa de Hyunsang. El inglés no le había parecido tan fuerte a la distancia. Tampoco le había parecido tan peligroso. Además, tendría que estar muerto o, por lo menos, gravemente herido y, en todo caso, intimidado al saber que Yoon Hyunsang era su enemigo mortal.

Imaginó que Heechul había sido presa del pánico y había abandonado la casa del inglés, circunstancia que sus hombres habrían aprovechado para atraparlo. No estaba previsto que el inglés se presentara a su puerta, con aspecto saludable hasta la irritación, y sonriendo ominosamente, lo que alarmó muchísimo a Hyunsang.

-Me alegro de que no necesitemos perder tiempo presentándonos, Yoon -dijo Siwon, entrando en la habitación y obligando a Hyunsang a retroceder-. Me hubiera decepcionado tener que explicarle por qué estoy aquí. Y le daré una oportunidad, cosa que usted no hizo esta mañana. ¿Es usted lo suficientemente caballero como para aceptar mi desafío?

El tono impasible de Siwon provocó cierta beligerancia en Hyunsang

-¡Ja!, no soy estúpido.

-Eso es discutible, pero no supuse que haríamos esto de la manera habitual. Muy bien, pues.

Hyunsang no estaba preparado para el puñetazo. El golpe dio en medio de su mentón y lo envió contra la pequeña mesa del comedor, cuyas frágiles patas se destrozaron, provocando la caída de la mesa y las sillas. Hyunsang aterrizó sobre todos ellos. Al instante se puso de pie y vio que el inglés se quitaba despacio la chaqueta, sin ninguna prisa.

Hyunsang movió la mandíbula, comprobando que estaba intacta y miró su propia chaqueta que estaba sobre la cama, en el otro extremo de la habitación. Se preguntó si podría tomar la pistola que estaba en el bolsillo.

Descubrió que cuando se volvió hacia la cama fue obligado a girar sobre sí mismo, para recibir un golpe de puño en el estómago y otro en la mejilla. Nuevamente cayó al suelo y esta vez no pudo ponerse de pie con tanta velocidad. Tampoco podía respirar. El maldito canalla tenía rocas en los puños.

Siwon dijo:

-Eso fue por lo de esta mañana. Ahora nos ocuparemos del verdadero problema.

-No lucharé contra usted -dijo Hyunsang, sintiendo el gusto a sangre en la boca, como consecuencia del puñetazo en el rostro.

-Por supuesto que lo hará, muchacho -dijo Siwon alegremente-. No tiene otra alternativa. Se defienda o no, limpiaré el suelo con su sangre.

-Está loco.

-No. -El tono de Siwon cambió. -Hablo muy en serio.

Se inclinó para levantar a Hyunsang. Hyunsang dio puntapiés para alejarlo, pero Siwon le bloqueó con la rodilla y le obligó a ponerse de pie. Hyunsang volvió a sentir las rocas que golpeaban otra vez su rostro. Trastabilló hacia atrás y levantó sus puños antes de que Siwon se acercara a él. Trató de golpear con el puño derecho pero no lo logró. Su cuerpo cayó hacia delante cuando recibió dos golpes sucesivos en el estómago. Antes de que pudiera recobrar el aliento, sus labios fueron destrozados contra sus dientes.

-Bas... ta -balbuceó.

-No, Yoon -dijo Siwon, que no acusaba síntomas de fatiga.

Hyunsang gruñó y volvió a gruñir cuando recibió dos nuevos golpes. El dolor le enloqueció. Nunca le habían dado una zurra en su vida. No tenía la presencia de ánimo para sobrellevarlo como un hombre. Comenzó a gritar y a dar puñetazos en el aire. Cuando logró golpear rió, pero al abrir los ojos descubrió que había golpeado el muro, quebrándose tres nudillos. Siwon le hizo girar sobre sí mismo y, de un puñetazo, hizo golpear la cabeza de Hyunsang contra el muro. Al deslizarse hacia el suelo, Yoon comprobó que también su nariz estaba rota.

Pensó que todo había concluido. Estaba derrotado y lo sabía. Le dolía todo el cuerpo y sangraba en exceso. Pero no era el final. Siwon lo levantó, tomándolo de la camisa, lo apoyó contra el muro y lo golpeó reiteradamente. Aunque Hyunsang trató de evitar los golpes, estos continuaban cayendo sobre él.

Finalmente dejó de sentirlos. Habían cesado. Cayó al suelo y permaneció sentado sólo porque el muro lo sostenía. La sangre manaba de su boca, su nariz y de las heridas de su rostro. Tenía dos costillas rotas. El dedo meñique de su mano izquierda estaba quebrado. Sólo podía ver con un ojo y vio a Siwon que lo miraba despectivamente.

-Mierda. Usted no me proporciona satisfacción alguna, Yoon.

Era gracioso. Hyunsang trató de sonreír, pero sus labios estaban insensibilizados, de modo que no sabía si había podido hacerlo o no. Pero pudo pronunciar una palabra.

-Miserable.

Siwon gruñó y se pusó en cuclillas frente a él.

-¿Desea más?

-No... basta.

-Entonces, preste atención, escocés. Su vida puede depender de ello, porque si me veo obligado a venir en otra ocasión hasta aquí, no emplearé los puños. Heechul es mío ahora y también lo es su herencia. Me casé con él hace una semana.

A pesar de su embotamiento, Hyunsang comprendió sus palabras.

-Está mintiendo. El no se hubiera casado con usted a menos que firmara ese estúpido contrato; ningún hombre cuerdo lo haría.

-Se equivoca, querido muchacho. Lo firmé en presencia de testigos y lo quemé después de la ceremonia.

-No pudo haberlo hecho si había testigos.

-Olvidé decir que los testigos eran miembros de mi familia -dijo Siwon sarcástico.

Hyunsang intentó incorporarse, pero no pudo.

-¿Y qué? recuperará todo cuando yo lo convierta en viudo.

-Parece que usted no aprende -dijo Siwon, tomando de nuevo la camisa de Hyunsang.

Hyunsang aferró a sus muñecas.

-No quise decirlo. Lo juro.

Siwon lo soltó. Decidió continuar mintiendo en lugar de apelar a la fuerza.

-Que yo muera o no será igual para usted, escosés. Según mi nuevo testamento, todo cuanto poseo, incluyendo la herencia de mi esposo, será heredado por mi familia. Ella se ocupará de que a mi esposo no le falte nada, pero fuera de eso, no recibirá nada. Lo perdió todo el día que se casó conmigo... y usted también.

El ojo sano de Hyunsang se entrecerró con furia.

-El debe odiarlo por haberlo estafado.

-Ése es mi problema, ¿no le parece? -dijo Siwon poniéndose de pie. -Su problema es salir de Londres hoy mismo en el estado en que se encuentra. Si mañana aún está aquí, lo haré arrestar por esa pequeña maniobra que intentó esta mañana en el parque.

-No tiene pruebas.

-¿No? –Siwon sonrió. -El conde de Mudanjiang fue testigo de todo cuanto ocurrió y lo siguió hasta aquí. ¿Cómo cree que di con su paradero? Si mi testimonio no es suficiente para enviarlo a la cárcel, el de él lo será.

Siwon se marchó mientras Yoon murmuraba, diciendo cómo suponía que podía salir de Londres cuando ni siquiera podía ponerse de pie.


Por fortuna, Heechul no vio a Siwon cuando éste regresó a su casa. Después de bañarse y mudarse de ropa no presentaba señales de la riña. Sus nudillos estaban doloridos, pero como había usado guantes, no había en ellos heridas ni marcas de los dientes de Yoon. No obstante, estaba fastidiado. El hombre no había opuesto resistencia alguna y eso lo ponía de mal humor, estaba de ánimo inapropiado para afrontar su próximo desafío: Heechul.

En ese momento ni siquiera deseaba verlo, pero por desgracia él salió del recibidor en el momento en que se disponía a volver a salir.

-¿Siwon?

Él frunció el ceño ante su tono vacilante, tan inusual en Heechul

-¿Qué ocurre?

-¿Desafiaste a Hyunsang?- Siwon gruñó

-No quiso aceptar.

-¿Lo viste?

-Lo vi. Y puedes tranquilizarte, querido. Ya no volverá a molestarte.

-¿Acaso...?

-Sólo lo persuadí para que se marchara de Londres. Quizás deba ser llevado por terceros, pero se marchará. Y no me esperes a cenar. Iré al club.

Heechul permaneció mirando la puerta después de que él se marchó, preguntándose por qué le perturbaba tanto su concisión. Debía estar aliviado, contento de que Hyunsang hubiera recibido una zurra, pues estaba seguro de que ése era el método de persuasión que había empleado Siwon. Pero en cambio estaba desanimado, deprimido, a causa de su brusquedad y fría indiferencia. Siwon había atravesado distintos estados de ánimo en la última semana, pero éste era nuevo y a Heechul no le agradaba en absoluto.

Pensó que había postergado su decisión durante demasiado tiempo. Había llegado el momento de resolver su relación matrimonial, antes de que ya no pudiera decidir nada. Debía hacerlo ahora, hoy, antes de que él regresara.


-¿Y bien, Heejin ?

Heejin, que estaba cepillando los cabellos rojizos de Heechul, hizo una pausa para mirarlo en el espejo.

-¿Es eso lo que en realidad has decidido, mi niño?

Heechul hizo un gesto afirmativo con la cabeza. Le había contado todo a Heejin; le había hablado de cómo Siwon lo había seducido en esa misma casa, de las condiciones que él había puesto para casarse con Siwon y de las mentiras que éste había dicho acerca de su fidelidad. Heejin se había enfurecido y asombrado. Heechul no le ahorró detalles y finalizó comunicando a Heejin su decisión. Quería la opinión y el apoyo de su doncella.

-Creo que estás cometiendo un grave error, mi niño.

1 comentario:

  1. Omo, omo, que desicion tomo Hee???
    Me alegro de que Siwon le haya dado su merecido al imbecil ese

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...