Entre el Miedo y el Amor- Capítulo 3



–Pero hablo en serio. Siwon –exclamó Sungmin mientras lo miraba con cuidado desde el otro extremo de la sala – ¿Cómo puedes dudar de mí? Esta es una emergencia, Siwon.

Sungmin había tenido que esperar veinte minutos a que lo despertaran, porque él había pasado todo el día en su club bebiendo y jugando, después había ido a su casa y se había dejado caer en la cama. Se habían perdido otros diez minutos mientras procuraba convencerle de que se trataba de un asunto muy serio. La media hora concedida ya había pasado, y apenas había empezado. Yesung iba a matarlo.

- Vamos, conejito. Antes de una semana, en el campo, echarás de menos a este viejo y alegre Londres. Si necesitas descansar, dile al chico de Zhou que estás enfermo o algo así. Unos días en tu cuarto y me darás las gracias por no haberte tomado en serio en este Lema.

- Todo este año no he tenido más que una vida de diversión –siguió Sungmin – En mi gira por el extranjero pasé de un baile a otro, no de uno a otro país. Y no es sólo que esté harto de las continuas diversiones, Siwon. Esto podría soportarlo. Ni siquiera sugiero pasar toda la temporada en SM, sino unas pocas semanas para recobrarme. Es esta cacería de marido lo que va a acabar conmigo. De verdad.

–Nadie dice que tienes que casarte con el primer hombre que se te cruce en el camino, conejito –dijo Siwon razonablemente.

–¿El primer hombre? Ha habido centenares, Siwon. Debes de saber que ahora me apodan «el pescado frío».

–¿Quién lo ha hecho, Dios mío?

–El apodo es muy apropiado. Me he mostrado frío y tajante. Tenía que serlo, porque me he negado a dar esperanzas a un hombre cuando no había esperanza.

–¿De qué diablos estás hablando? –preguntó Siwon bruscamente.

–Que contraté a un detective mucho antes de que terminara la última temporada.

–¿Para qué le contrataste?

–Para que actuara, bueno, como consejero, diría –confesó él– Conoce a todo el mundo. Y también sabe todo lo que hay que saber acerca de cualquiera. Después que mi sexto pretendiente no logró aprobar el examen al que lo sometisteis tú y tus hermanos, pensé que era inútil que yo me decepcionara o que decepcionara a más caballeros teniendo que volver a pasar por todo eso. Pagué para que se ocupe de cualquier asunto que yo pueda iniciar.

...Posee una lista de las cosas que tú y tus hermanos podéis desaprobar en un hombre y ha movido la cabeza ante cualquier hombre soltero que he conocido últimamente. Esto me ha ahorrado tiempo y no me ha frustrado, pero también ha hecho que me pusieran ese mote. Es imposible, Siwon. Puedo satisfacer a Shindong, pero no a ti... a ti, pero no a Zhoumi. Por suerte el tío Hyukjae no está aquí para dar su opinión. No existe un hombre vivo que pueda gustaros a los cuatro.

–Eso es absurdo –protestó él– pienso en media docena de candidatos que estarían muy bien.

–¿De verdad, Siwon? –preguntó Sungmin con dulzura–. ¿De verdad, querrías que me casara con alguno de ellos?- Él puso cara ofendida, pero de pronto sonrió:

–No, creo que no.

–Entonces comprendes la dificultad en que me encuentro.

–¿Pero no quieres casarte, conejito?

- Claro que quiero casarme. Y no dudo que el hombre que tú y tus hermanos vais a encontrar para mí me hará muy feliz.

–¿Cómo?- Siwon lo miró furioso – ¡Oh, no, no hablas en serio! ¡No puedes echarme esa responsabilidad sobre los hombres, Min!

–De acuerdo, entonces –asintió él – Lo dejaremos a cargo del tío Shindong.

–No sea tonto. Hará que te cases con un tirano como él.

–Vamos, Siwon, sabes que eso no es verdad, –Sonreía.

–Bueno, terminemos –gruñó él.

–¿Comprendes, Siwon? De este modo no tendré que estar examinando a cada hombre que conozco. Quiero divertirme de nuevo, poder hablar con un hombre sin tener que analizarlo, bailar sin preguntarme si mi compañero es un marido en potencia. Las cosas han llegado a un punto que, ante cada hombre que encuentro, me pregunto: ¿me casare con él? ¿Podré amarlo? ¿Será conmigo tan bueno y cariñoso como...? –se interrumpió, ruborizado.

–¿Cómo,,,? –insistió Siwon.

–Oh, es mejor que lo sepas –dijo Sungmin con un suspiro–. Comparo a cada hombre contigo y con mis otros tíos. No puedo evitarlo. Casi desearía que todos vosotros no me quisieseis tanto. Me habéis mimado de una manera desvergonzada. Quiero que mi marido sea un compendio de todos vosotros.

–¿Pero qué te hemos hecho?

Estaba a punto de reír y Sungmin se enojó.

–Te parece muy divertido, ¿verdad? Me gustaría que tú afrontaras este problema. Y si no me dais un descanso, juro que procuraré ponerme en contacto con el tío Hyukjae, para que me lleve lejos.

Siwon se calmó instantáneamente. Aunque era quien estaba más cerca de Hyukjae, siempre se había mostrado furioso y no perdonaba lo que su hermano había hecho.

–No digas eso, Min –lo previno – No estás pensando claramente. Involucrar a Hyukjae en esto empeorará las cosas, en lugar de mejorarlas.

Sungmin insistió.

- Entonces, ¿dirás al tío Shindong que quiero volver por un tiempo a casa? ¿Le dirás que estoy harto de buscar un marido y que esperaré hasta que vosotros tres os pongáis de acuerdo sobre el hombre con quien voy a casarme?

–Vamos, Min, a Shindong esto le va a gustar tan poco como a mí. Deberías elegir por ti mismo, encontrar a alguien y enamorarte.

–Lo he intentado. –Siguió un pesado silencio.

Siwon frunció el ceño.

–¡Lord Minsoo era un asno pomposo!- dijo Siwon.

–¿Acaso crees no lo sé? Pensé que era el indicado. Bueno, ¡era como para enamorarse!

–Podrías haber aceptado a Shing, sí a Zhou no se le hubiera ocurrido que podía ser un padre detestable. – Siwon seguía frunciendo el ceño.

–Sí, bueno, no cabe duda de que el tío Zhoumi tuvo razón. Otra vez fue una suerte que no me enamorara.

– Conejito sólo queremos lo mejor para ti, ¿sabes?

–Lo sé y os quiero por eso. Sé que adoraré al hombre que vosotros tres decidáis que será un perfecto marido.

–¿De verdad? –Sonrió.– No estoy tan seguro. Si Shindong consiente en esto, por ejemplo, buscará un hombre que no se me parezca en nada.

Estaba bromeando. Si había alguien que desaprobaría a un marido como Siwon para él, ese era el mismo Siwon. Sungmin rió.

–Bueno, siempre podrás convertir a mi marido a tu gusto, Siwon... una vez que yo esté casado.



Shin Changmin gritó triunfante, al frenar su caballo en el extremo de Green Park, del lado de Piccadilly.

–¡Me debes veinte libras, Kyu! –exclamó por encima del hombre cuando el vizconde llegó al galope detrás de él, en su bayo. Cho Kyuhyun hizo una mueca sombría a Changmin.

Los dos amigos acababan de salir de Boodles, tras terminar una perfecta partida de cartas, cuando Changmin mencionó su nuevo potro negro. Kyuhyun estaba lo bastante borracho como para aceptar la apuesta, y mandaron a buscar sus caballos.

–Los dos podríamos habernos roto la nuca, ¿sabes? –dijo Kyuhyun muy razonablemente, aunque sus ojos veían casi doble–. Recuérdame que no vuelva a repetir esto.

Changmin pensó que aquello era terriblemente gracioso y empezó a reír tan fuerte que casi perdió el equilibrio.

–¡Como si alguien pudiera impedir que hicieras lo que te da la gana, especialmente cuando estás borracho! Pero no importa, viejo. Probablemente mañana no recordarás esta audaz escapada y, si la recuerdas, no creerás en tu memoria.

A Kyuhyun la cabeza le daba vueltas.
¡Maldición! La carrera debía haberle despejado un poco la cabeza. Su mirada era vaga, pero logró enfocar a su amigo.

–¿Cuánto quieres por ese caballo, Changmin?

–No quiero venderlo. Ganaré más carreras con él.

–¿Cuánto? –repitió tercamente.

–Pague por él doscientas cincuenta, pero...

–Trescientas.

–No está a la venta.

–Cuatrocientas.

–Vamos, Kyuhyun –protestó Changmin.

–Quinientas.

–Te lo mandaré por la mañana.

Kyuhyun sonrió satisfecho.

–Debí pedir mil –dijo Changmin sonriendo–. Pero sé dónde puedo comprar al hermano de este caballo por doscientos cincuenta y no quise aprovecharme de ti.

Kyuhyun rió.

–Estás desperdiciando tu talento. Deberías conseguir un puesto en el mercado de vendiendo carne de caballo.

–¿Y dar a mi pobre madre un motivo más para maldecir el día en que tuvo a este hijo? No, gracias. Seguiré como soy, aprovechándome de los que hacen buenas ofertas, como tú, para sacar un limpio y bonito beneficio. De todos modos es más divertido. Y hablando de diversión, ¿no deberías presentarte esta noche en casa de Park?

–Maldición –gruñó Kyuhyun, y todo su buen humor desapareció–. ¿Para qué me lo has recordado?

–Es mi buena acción del día de hoy.

–No me acercaría a ese lugar si no tuviera que cortarle las alas a mi gallinita –confesó Kyuhyun.

–¿Te alborotó las plumas, eh?

–¿Creerás que piensa ponerme celoso? –pregunto Kyuhyun, ofendido.

–¿Tú, celoso? –Changmin resopló–. Me gustaría ver ese día, de verdad me gustaría.

–Estás invitado a venir y ver mi actuación. Quiero dar una buena lección a lord K. antes de terminar –dijo Kyuhyun sombríamente.

–Supongo que no pensarás invitar a dar un paseo al pobre tipo que le sirve de acompañante, ¿verdad?

–¡Dios, batirse por un joven! Claro que no. Pero Jinhee lo creerá, cuando en realidad le daré la bendición. Y quedará para lamentar su locura, porque me verá por última vez.

–Es una nueva manera de afrontar el problema- musitó Changmin – lo recordaré para imitarte. Oye: ¿por qué no me das a mí la bendición para que lo reciba? Lord K. es un joven muy bonito. Pero...– Changmin miró al otro lado de la calle.– Hablando de... ¿no es ese su carruaje?

Kyuhyun siguió la dirección señalada y vio el coche brillante y chillonamente pintado de rosa y verde, que tan bien conocía.

–Imposible –murmuró–. El moriría antes de llegar tarde a ese baile, y ya hace rato que ha empezado.

–No conozco a nadie más que posea un coche de aspecto.

–¿Conocemos a alguien que viva en esta calle? –preguntó Kyuhyun.

–No recuerdo a nadie –empezó diciendo Changmin – Un momento... Creo que sé de quien es la casa junto a la que se ha detenido. La casa pertenece a la familia Kim... ¿cómo se llama?... Ya sabes. No ese loco que se ha ido hace años, sino el otro, ese que tiene mejor puntería que nadie... ¡oh, ya lo tengo!¡Siwon! Lord Siwon. ¡Dios me valga! Espero que no quiera ponerte celoso con él. Ni si quiera tu te atreverías a meterte con él, Kyu.

Kyuhyun no contestó. Lenta, muy lentamente, dejó el parque y atravesó la calle. Si se trataba de Jinhee, estaba realmente donde él no podía dejar de verlo, porque pasaba por allí todas las noches cuando se dirigía al club. Se había despertado su curiosidad. ¿Estaría Jinhee sentado en aquel coche cerrado, esperando a que él pasara, sin saber que él ya lo había dejado atrás? ¿Había encontrado acompañante para aquel maldito baile y ahora quería a toda cosa arrastrarlo a él? Porque era imposible que conociera a Kim Siwon. Él y sus amigos eran un grupo totalmente diferente, todos calaveras, todos despreciados por la sociedad. La reputación de Kyuhyun podía estar manchada, pero ni siquiera él se mezclaría con aquel grupo de desechos.

Aunque tal vez Jinhee hubiera conocido de algún modo a Kim, no se pasaría allí precisamente esta noche. El baile de los Park era demasiado importante. No había hablado de otra cosa desde hacía un mes.

¿Y si hubiera ido a flirtear con Kim? Kyuhyun se detuvo ante la acera, a tres casas de distancia. Changmin le alcanzó: parecía alarmado.

–No es una apuesta lo que he hecho, ¿sabes? –dijo muy gravemente–. Espero que no pienses hacer una tontería, ¿verdad?

–He estado pensando, Changmin – Kyuhyun sonreía.– Si lord K., está ahí, saldrá en cualquier momento.

–¿Cómo lo sabes?

–El baile. Tal vez llegue tarde, pero no querrá perderlo, te lo aseguro. Pero tal vez lo pierda después de todo. Sí, no le vendría mal perderlo. Un joven no debe preocuparse tanto por una cosa hasta el punto de olvidar al hombre de su vida. Es una lección que debe aprender bien, ¿no te parece? Sí, tiene que aprenderla. Muy bien. Para que no vuelva a cometer el mismo error.

–Guixian, ¿qué demonios estás planeando? –preguntó Changmin alarmado.

Kyuhyun no contestó, porque su atención se vio distraída por una puerta que se abría calle arriba. Su sonrisa se amplió cuando Kim Jinhee emergió. Llevaba sobre los ojos un antifaz rojo, y se cubría la cara con las manos, pero él hubiera reconocido en cualquier parte aquel pelo renegrido. Llevaba una larga capa, cerrada en la garganta. La capa estaba echada hacia atrás, revelando un maravilloso traje de chaqueta rosa. Kyuhyun quedó atónito. ¿Rosa? No era uno de sus colores preferidos.

Se volvió hacia el hombre que estaba a su lado y Kyuhyun reconoció a Kim Siwon. Conocía muy bien aquellos hermosos rasgos, lo había visto con frecuencia en los clubes, aunque no se podía decir exactamente que fueran conocidos. Jinhee le debía encontrar muy atractivo, Kyuhyun tuvo que reconocerlo. Bueno, que tuviera suerte. Kim era un soltero, si se quiere, más empedernido que Kyuhyun. Jamás Jinhee lograría llevarlo ante el altar. ¿Acaso no se daba cuenta?

Miró divertido cómo abrazaba a Kim Siwon y le daba un rápido beso. Era obvio que él no iba a acompañarlo al baile, porque estaba vestido con una bata de estar en casa.

–¿Bueno, qué piensas de esto? –preguntó Changmin, muy incómodo, acercando un poco más su caballo–. Es lord K. ¿verdad?

–Sí, y el coche está colocado hacia aquí, Changmin, de manera que me iré por el otro lado. Hazme el favor de entretenerlo hasta que dé la vuelta, todo el tiempo que puedas.

–Caramba, ¿qué piensas hacer?

–¿Qué pienso hacer? Pues llevar a casa conmigo a Lord K. ¿Qué otra cosa voy a hacer? –dijo Kyuhyun con una risita–. Daré la vuelta a la manzana para volver a Park Lane con él. Espérame allí.

–¡Que te ahorquen, Kyuhyun ! –exclamó Changmin – ¡Kim Siwon está ahí, de pie!

–Sí, pero no irá a perseguirme por la calle a pie, ¿verdad? Y no debe tener un arma a mano si acaba de acostarse con él.

–No lo hagas, Kyu.

Pero Kyuhyun no estaba lo bastante sobrio como para pensar. Movió su corcel por la calle en dirección al coche, adquiriendo un poco de velocidad antes de llegar junto a él. Después giró al final de la calle y subió a la acera, tomando a todos por sorpresa, al detenerse entre la casa y el coche. Se apoderó de Jinhee, lo levantó y lo puso atravesado sobre su caballo.
Muy bien hecho, se felicitó a sí mismo. No lo hubiera realizado mejor en caso de no estar borracho. Los gritos estallaron tras él, pero él no disminuyó el galope del caballo. El joven que llevaba atravesado sobre el animal empezó a chillar, pero él le puso rápidamente en la boca su pañuelo de seda blanca, sofocando sus gritos. Después le ató las muñecas con su corbata.

El joven se revolvía con tanta fuerza que Kyuhyun corría peligro de perderlo, de manera que lo hizo dar vuelta hasta que quedó sentado delante de él, y entonces le echó la caperuza de la capa sobre la cabeza, envolviéndolo más. Rió cuando doblaron en una esquina y se dirigieron hacia Park Lane.

–Parece que nadie nos sigue, querido. Tal vez tu cochero, me haya reconocido y sabe que estás en buenas manos. –Volvió a reír oyendo los sonidos sofocados que él hacía bajo la capa.– Si, ya sé que estás enojado conmigo Jinhee. Pero consuélate: podrás tener un ataque de rabia cuando te deje partir... mañana.

El empezó a luchar de nuevo, pero unos escasos minutos después llegaron a su casa de la ciudad en Park Lane. Shin Changmin estaba de pie al otro lado de la calle, y sólo él vio que Kyuhyun se echaba el bulto sobre el hombro, y se metía dentro de la casa. El lacayo procuró no parecer demasiado sorprendido.

Changmin los siguió adentro y dijo:

–Ni siquiera intentaron seguirte.

– eso significa que el cochero me reconoció –dijo Kyuhyun riendo–. Probablemente ya le ha explicado a Kim que el joven y yo somos amigos.

–Todavía me parece increíble lo que has hecho, Kyu. Jinhee nunca te lo perdonará.

–Ya lo sé. Pero ahora sé un buen amigo y sígueme arriba para encender algunas lámparas antes que yo deposite mi equipaje. –Hizo una pausa para sonreír a su criado, que tenía los ojos clavados en los pies que colgaban del hombro de Su Señoría.– Saca mi ropa de etiqueta, Jay. Quiero salir de aquí en diez minutos. Y si se presenta alguien, con el motivo que sea, dile que salí hace una hora para el baile del duque de Park.

–Está bien, milord.

–¿Sigues con la idea de ir? –preguntó Changmin atónito, cuando subían detrás de Kyuhyun

–Naturalmente –replicó Kyuhyun – pienso bailar toda la noche.

Se detuvo ante un dormitorio en el fondo de la casa, en el segundo piso, no sin controlar antes que en el cuarto no hubiera nada de valor que Jinhee pudiera destrozar en su furia.

–Pórtate bien, querido y no alborotes demasiado, –Le palmeó las nalgas de manera familiar.– Si empiezas a chillar o haces tonterías, Jay se verá obligado a intervenir. Y estoy seguro de que no va a gustarte pasar las pocas horas siguientes, atado a la cama.

Hizo una seña a Changmin para que abandonara el cuarto antes de dejarlo caer sobre la cama. Después aflojó la atadura de las muñecas y salió del cuarto, cerrando la puerta con un suave clic de la llave. Sabía que iba a quitarse la mordaza tarde o temprano, pero él no iba a estar allí para oírlo.

– No entiendo por qué vas a ir al baile ahora que él no estará allí.

–Es el golpe final –rió Kyuhyun –. No tiene sentido dejar sin baile a lord K. si sus queridos amigos no le dicen mañana que no he perdido una pieza desde que llegué hasta que me fui.

–Eso es cruel, Guixian.

–No más que el hecho de que me haya dejado por Kim.

–Pero si eso no te importa –señaló Changmin, exasperado.

–En verdad, no me importa. De todos modos, es una especie de reacción ¿no? El joven se sentiría exasperado si yo no hiciera nada.

–Si él pudiera elegir tu reacción, Guixian, estoy seguro de que no elegiría ésta.

–Oh, bueno, es mejor esto que provocar a duelo a Kim. ¿No te parece?

–¡Cielos, claro que sí! –Changmin estaba auténticamente asustado.– No tienes ninguna posibilidad contra él.

–¿Lo crees? –murmuró Kyuhyun –. Bueno, es probable que sea así. Después de todo él tiene más práctica que yo. Pero nunca lo sabremos, ¿verdad?


No hay comentarios:

Publicar un comentario

yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...