Entre el Miedo y el Amor- Capítulo Final



Sungmin atravesó la sala, abrió la puerta del cuarto de Kyuhyun y rápidamente se deslizó dentro. La bañera era grande, con grifos en forma de cupidos para el agua fría y caliente. Kyuhyun estaba dentro, relajado, con los ojos cerrados. Jay le tendía unas toallas, una bata y unas zapatillas confortables. Eran sólo las nueve, y los invitados de Eunhee seguían aún en la casa.

–Buenas noches Jay - saludó Sungmin alegremente. El lacayo quedó sorprendido, pero logró cabecear para devolver el saludo. Kyuhyun le lanzó una mirada perezosa.

–Minji ha estado preguntando por vos, Jay –prosiguió Sungmin con aire inocente como si no fuera traído por una causa romántica.

Jay se irguió:

–¿De verdad, señor?

–Ah, si. ¿Y sabéis? La noche es muy hermosa. Hay una preciosa luna veraniega. Minji dijo que era una noche perfecta para pasear por los jardines. ¿Por qué no vais a buscarla, Jay? Estoy seguro de que a Su Señoría no le molestará. ¿Verdad, Kyuhyun?

–En modo alguno. Vete, Jay. Esta noche ya no te necesito.

–Gracias, milord. –Jay se inclinó formalmente, luego de manera totalmente inesperada, se dio la vuelta y salió corriendo del cuarto.

Kyuhyun rió.

–¡Apenas puedo creerlo! Jay y la agria de Minji...

–Minji no es agria –replicó – Y hace ya algún tiempo que son muy amigos.

–¿Florece también aquí el amor? Supongo que estás enterado de lo de Arha y lord Lee Minho. Te sueles enterar de todo antes que yo.

–Estoy muy contento por Ahra.

–¿No crees que es demasiado mayor para pensar en casarse?

–No es posible que –dijo Sungmin riendo.

–Supongo que no. –Sonrió viendo cómo Sungmin pasaba la mano por el agua. Lo asió cuando llegó cerca de él y lo llevó a los labios para besarlo.– Tengo que darte las gracias, sabes, porque has hecho que mis sueños infantiles se realizaran. Ella nunca me lo hubiera dicho, de no haber sido por ti. ¿Sabes Min que es horrible preguntarse siempre quién podrá ser nuestra madre? ¿Cómo era, a quién se parecía? Tú perdiste a tus dos padres cuando sólo tenías dos años.

Sungmin sonrió con dulzura.

–Tuve cuatro tíos maravillosos que me contaron todo lo que quise saber acerca de ellos... incluso sus defectos, de los cuales no me ahorraron el menor detalle. Pero tú siempre has tenido a tu lado a tu madre, aunque no lo supieras.

–Una de las cosas que Ahra me dijo es que los hombres de la familia Cho amamos una sola vez. Eso debe encantarte.

–¿De veras?

–¿No te encanta?

–Oh, no lo sé –dijo Sungmin, evasivo –. Te lo diré después de que hablemos. ¿Quieres que te frote la espalda?

Sacó la esponja del agua sin esperar la respuesta y se colocó detrás de Kyuhyun. Sonreía, pero él no podía verle la cara.

–Supongo que quieres excusas –dijo él, incómodo.

–No estaría mal.

–Te pido perdón, Sungmin.

–¿De qué?

–¿Qué quieres decir con eso? –gruñó él, dándose la vuelta para mirarlo.

–Quiero que seas un poco más claro, Kyuhyun.

–Lamento haber sido tan imbécil durante nuestro compromiso.

–La verdad es que no te portaste muy bien que digamos. Pero te lo puedo perdonar. Sigue–Empezó a recorrerle la espalda con la esponja, después la pasó por el cuello muy lentamente.

–¿Que siga? –parecía atónito, y Sungmin le arrojó la esponja a la cabeza.

–Me dejaste. ¿Oh ya lo has olvidado?

Kyuhyun se apoderó de la esponja.

–Maldición, ya sabes por qué lo hice.

Sungmin se puso al lado de la bañera y lo miró, con las manos en las caderas, los ojos llameantes.

–No estoy de acuerdo. No sé por qué lo hiciste. Es lo único que no he podido entender.

Con voz tranquila, sin huella de ira, Kyuhyun dijo:

–No podía seguir cerca de ti sin...

Sungmin le interrumpió:

–... ¿sin?

–Sin hacerte el amor.

Se produjo un silencio total. Después Sungmin dijo:

–¿Y por qué no podías hacerme el amor?

–Demonios –protestó él–, estaba seguro de que ibas a despreciarme en cuanto te enteraras de mi origen, y yo no hubiera podido soportar tu desdén. Reconozco que he sido un gran tonto. Pero sabía que Eunhee no se iba a quedar callada. Y en eso no me equivoqué. Aunque sí me equivoqué acerca de tu reacción al enterarte de mi nacimiento ilegítimo.

–Está bien. Acepto la explicación. Puedes seguir.

El se rascó la cabeza.

–Te he dicho la verdad acerca de Jinhee. Realmente fue él quien armó la escena que viste en el invernadero.

–Te creo.

Pero aparentemente no era esto lo que Sungmin había querido oír.

–¡Ah, tu amigo Hanheng! Creo que... fui algo injusto con él, pero no es la primera vez que al verlo contigo me he sacado de mis casillas.

–¿Estabas celoso, Kyuhyun? –Su buen humor emergía otra vez.

–Yo... ¡caramba, sí, lo estaba!

–Tomo nota. Puedes seguir –dijo clavándole los ojos directamente.

–¿Pero qué otra cosa he hecho? –preguntó él, exasperado.

Los ojos negros chispearon.

–Olvidas que tuvieron que traerte de vuelta a mi lado por la fuerza.

–¡No! –La ira de él estalló–. Ahí te equivocas, yo pensaba volver. Mi barco estaba listo para partir. Estaba decidido a decírtelo todo, explicarte por qué me había comportado como me había comportado. Tu maldito tío y sus compinches llegaron la noche antes de que me embarcara.

–Oh, Dios, supongo que te enojaste tanto por la intervención del tío Hyukjae, que no pudiste hablarme con sinceridad.

Kyuhyun hizo una mueca.

–No me gusta para nada ese tío tuyo. No me gusta.

–Te acostumbrarás a él.

–Preferiría que tú te acostumbraras a mí.

– Eso puede arreglarse.

–¿Entonces, no te importa que esté destinado a amar sólo una vez? –preguntó él seriamente. Pero Sungmin no estaba dispuesto a aceptarlo. Todavía no.

–Si pudieras ser más claro...

–¿No te he dicho todo lo que querías oír?

–No lo has hecho –le respondió.

–Entonces, ven aquí.

- Kyuhyun –dijo sin aliento– estoy vestido.

Kyuhyun lo metió en la bañera, encima de él.

–Te amo, te amo, te amo, te amo. ¿Es suficiente o quieres más?

–Está bien... por esta noche. – Sungmin le echó los brazos al cuello. Sus labios se unieron.

Tras unos deliciosos besos, él preguntó:

–¿Y bien?

–¿Y bien qué? –dijo Sungmin, bromeando., Kyuhyun le palmeó el trasero–. Ah, sí, creo que yo también te amo.

–¿Crees?

–Bueno, ¿tengo que amarte, verdad, si me reconcilio contigo? ¡No, no! –gritó cuando él empezó a hacerle cosquillas–. Está bien, te quiero, hombre imposible. Bajé de mi pedestal por ti, ¿verdad? Y nunca dejé de esperar que ibas a corresponder a mi amor. ¿No te alegra que haya sido tan terco?

–Terco pero delicioso de todos modos. –Lo besó ruidosamente.– Tienes razón, amor, no puedes bañarte vestido. ¿Quieres que lo remediemos?

–¡No veía el momento de que me lo pidieras.



Tras despedirse del último invitado, Kyuhyun y Sungmin se besaron ante la puerta.

–Al fin en paz –dijo Kyuhyun con un largo suspiro.

–Bueno, no del todo –replicó Sungmin vacilante, retorciendo con el dedo la solapa de él–. Anoche... mandé un mensaje para invitar a mi familia a pasar aquí el día. No te enfades, Kyuhyun. Hanheng me dijo que había visto a Siwon la semana pasada, y que estaba muy preocupado. Sé que es por ti.

–¿No podrías haberles escrito simplemente una carta? –preguntó él preocupado a su vez.

–Las cartas no son lo mismo: quiero que vean personalmente hasta qué punto soy feliz. Se preocupan por mí, Kyuhyun, y quiero que sepan que, finalmente, todo está bien.

–Supongo que tendré que aguantarlos por un día –suspiró de nuevo.

–¿No estás enfadado?

–No me atrevo a enojarme contigo, amor –lo dijo con tanta seriedad, que Sungmin frunció el ceño, intrigado – Tú te enfadarías también enseguida.

–¡Demonios! –replicó Sungmin.

Kyuhyun le sonrió. Después, palmeándole el trasero, lo empujó con suavidad hacia la escalera.

–Ahora vete. Acabas de recordarme que yo también me tengo que ocupar de un asunto de familia. - Encontró a Eunhee en el momento en que ésta salía para su cabalgata matutina, retrasada hasta después de la partida de los invitados.

–Quisiera hablar unas palabras contigo, Eunhee. En la biblioteca si no te molesta.

Bajaron juntos la escalera, sin cambiar una palabra.

–Espero que no sea muy largo –dijo ella tajante, cuando él cerró tras ellos la puerta de la biblioteca.

–No lo será. Siéntate, Eunhee.- Ella frunció el ceño.

–Siempre me has llamado «madre».

Kyuhyun observó el frío brillo en los ojos. Siempre estaba presente cuando se quedaban a solas. Esta mujer de verdad le odiaba. Y nada podía cambiar este hecho.

–Imagina –dijo Kyuhyun – de la noche a la mañana dos hermanas han cambiado de lugar. –Su cara empalideció y él añadió:– Supongo que no has tenido esta mañana oportunidad de hablar con Ahra, ¿verdad?

–¿Te lo ha dicho?

–Bueno, sugeriste que preguntara a todas las damas presentes si alguna de ellas era mi madre.

–¡Supongo que no lo habrás hecho!

–No, Eunhee, no lo he hecho. Tú abriste la herida, pero mi esposo la curó. Obligó a Ahra a confesar la verdad. Finalmente estoy enterado de todo, y quiero decirte que lamento lo que has padecido, Eunhee, ahora que lo entiendo todo.

–¡No te atrevas a tenerme lástima! –gritó ella, atónita.

–Como quieras –replicó él muy tenso, y ya no estaba incómodo ante la decisión que había tomado por la noche–. Te he invitado a venir aquí para informarte que, dadas las circunstancias, ya no es necesario que vivas en Foresight. Busca una casa de campo en alguna parte lejos de aquí. Te la compraré. Mi padre te dejó una renta modesta. Yo la doblaré. Es todo lo que te debo.

–¿Es esto un soborno, Kyuhyun? –dijo ella furiosa.

–No, Eunhee –dijo él, harto de todo–. Si quieres anunciar al mundo que no has sido tú quien proporcionó a mi padre su heredero, hazlo, por Dios. Mi esposo lo sabe y no le importa, y eso es lo único que cuenta para mí.

–¿Hablas en serio, ¿No?

–Así es.

–Bastardo –dijo ella enfurecida–, crees que las has ganado todas, ¿no? Pero espera unos años y tu precioso esposo te odiará... ¡cómo yo odié a tu padre!

–El no es como tú, Eunhee –dijo él sonriendo.

–Siempre he detestado Foresight –dijo ella salvajemente–. ¡Sólo he seguido viviendo aquí para tenerte alejado!

–Lo sé, Eunhee –dijo él tranquilamente.

–No me quedaré ni un minuto más –replicó ella–. ¡Y no buscaré una casa de campo, sino una mansión!

Salió apresurada del cuarto y él suspiró profundamente, agradeciendo que se hubiera ido. En verdad valía una fortuna poder recobrar su hogar, libre del resentimiento de Eunhee.

Unas pocas horas después un coche resonó en el sendero: Eunhee, la tía de Kyuhyun, estaba en él. Las tres personas que estaban a la entrada de la casa suspiraron al unísono al verla partir. Ahra volvió entonces a la casa, pero Kyuhyun se detuvo un momento, rodeando con el brazo a su esposo, manteniéndolo apretado contra él, la mejilla de Sungmin apoyada contra su cuerpo.

Se quedaron allí un largo rato, porque pronto dos carruajes y un coche aparecieron en el extremo del largo sendero. Kyuhyun se puso tenso, pero luego se relajó. ¡Qué diablos, si Sungmin los amaba, tal vez no fueran tan malos!

–Otra invasión –dijo secamente.

–No te atrevas a huir Cho Kyuhyun –le reprendió Sungmin.

Siguió agarrado a él, desbordando de entusiasmo. Shindong y Kangin, y la mitad de la descendencia de Zhoumi bajaron del primer coche. Shindong fue el primero en abrazar afectuosamente a Kyuhyun.

–Me alegro de que hayáis recobrado el juicio, muchacho. Hyukjae me dijo que estabais ansioso por ver a vuestro hijo. Espero que vuestros negocios no os alejen demasiado en el futuro.

–No, señor, no me alejarán. –Kyuhyun logró contestar cordialmente, aunque su control se debilitaba ante lo que había dicho Hyukjae. Maldito mentiroso.

Después seguía Kangin, y Kyuhyun se sintió como abrazado por un oso.

–Ya era hora de que mandaras una invitación, viejo.

–Es un placer verte, Kangin.

Después, les llegó el turno a los primos y a Zhoumi y Henry, y todos marcharon en tropel hacia la casa, charlando alegremente. Pero en ese momento Kyuhyun atisbo a Hyukjae y a Siwon, de pie junto a un coche, mirándole furiosos. Se volvió para entrar en la casa, murmurando algo acerca de huéspedes no invitados. Sungmin lo oyó y frunció el ceño a los tíos menores.

–¡No os atreváis ninguno de los dos! –Les advirtió, sabiendo que no era necesario ser más explícito. Ellos entendieron –Le amo y él me ama. Y si no podéis ser amigos de él, yo... ¡no volveré a dirigiros nunca más la palabra! –Y siguió a su marido a la casa, dejando afuera a Hyukjae y Siwon.

Hyukjae miró a su hermano y sonrió;

–Creo que habla en serio.

–Ya sé que habla en serio –replicó Siwon, palmeando a Hyukjae en la espalda–. Ven, vamos a ver si podemos arreglar las cosas.

Un momento después, acorralaban a Kyuhyun en la sala, separándole de los otros, uno a cada lado del joven. Kyuhyun suspiró exasperado. ¿Acaso estos Kim iban a seguir acosándole siempre?

–¿Qué deseáis?

–Minnie quiere una tregua, muchacho –empezó Hyukjae – Y nosotros estamos dispuestos a acordarla, si usted también lo está.

–Demonios, es Min, no Minnie –exclamó Siwon al oír a su hermano–. ¿Cuándo dejarás...?

–¿Por qué no lo llamáis Sungmin –intervino Kyuhyun.

Los dos hombres le miraron y soltaron una carcajada.

–No hay inconveniente, amigo –dijo Siwon – Usted puede llamarlo como os dé la gana. Es un tipo terco que insiste en inventar nuevos apodos todo el tiempo.

–¿Y acaso «conejito» no es un invento tuyo? –replicó Hyukjae.

–Un término cariñoso, nada más.

–¿Y «Minnie» no es un término cariñoso?

Kyuhyun dejó que los hermanos terminaran la discusión. Fue en busca de su esposo y lo arrastró a un sofá donde lo hizo sentarse a su lado.

–¿Sabes, amor? Cuando me casé contigo no sabía que también me casaba con los hermanos Kim.

–No te molesta que los haya invitado, ¿verdad? Simplemente quería que participaran de nuestra felicidad.

–Lo sé. Y también recuerdo que dijiste que sólo por un día. Es necesario acostumbrarse a tu familia, especialmente a esos dos–. Señaló en dirección al rincón, y Sungmin vio que Hyukjae y Siwon continuaban su acalorada discusión. Sonrió con picardía.

–No piensan seriamente ni la mitad de lo que dicen. Y no vendrán aquí con tanta frecuencia. Vamos, el tío Hyukjae sale a navegar la semana próxima. Probablemente, a partir de ahora, sólo vendrá una vez al año.

–¿Y Siwon ?

–Bueno, el tío Siwon vendrá de vez en cuando para ver cómo estoy, pero llegarás a simpatizar con él, te lo aseguro. Es imposible que no sea así, porque los dos tenéis mucho en común. Me enamoré tan rápidamente de ti porque me recordaste a Siwon.

–Maldición –gruñó él.

–Oh, no te enfades –bromeó Sungmin, entrelazando sus dedos con los de él. - No es ese el único motivo por el que te quiero. ¿Quieres que te enumere algunos otros motivos?

–¿Podríamos escaparnos por un rato? –preguntó él, ansioso.

–Creo que eso puede arreglarse.

–Entonces sube conmigo.

–Kyuhyun, estamos en la mitad de la tarde –cuchicheó Sungmin.

–No puedo esperar, amor –murmuró él en su oído.

Hyukjae observó a la pareja que salía apresuradamente de la habitación, tomados de la mano, y Sungmin se ponía la mano en la boca para sofocar sus carcajadas.

–Mira eso –dijo interrumpiendo el discurso de Siwon – ¿Recuerdas que te dije que él era el hombre para Minnie?

–No me lo dijiste, –replicó Siwon con cariño– pero yo lo he sabido siempre.


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yota´s news : De regreso?

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