Atrévete a Amar- Capítulo 4



Heechul sintió la imperiosa necesidad de golpearlo por ser lo que era. ¿Por qué debía ser él? ¿Por qué el único hombre que le atrajo poderosamente debía ser el único tipo de hombre inaceptable para él?

-Me está mirando con descaro, señor. -¿De dónde había sacado eso, cuando el resto de sus pensamientos era tan caótico?

-Lo sé -dijo él sencillamente, sonriendo.


Él se abstuvo de señalarle que estaba haciendo lo mismo. Se divertía muchísimo tan sólo con mirarlo. Las palabras eran innecesarias, a pesar de que esa voz rozaba su piel como una caricia.

Kim Siwon estaba fascinado. Lo había visto antes de que saliera al jardín. Había estado vigilando a Sungmin a través de una ventana y entonces ese joven entró en su campo visual. No había visto su rostro en ese momento; sólo su delgada espalda cubierta por la tela de raso... y sus cabellos. Los cabellos de glorioso color rojizo habían llamado de inmediato su atención. Cuando dejó de verlo se puso de pie, preparándose para afrontar a las masas sólo para ver el rostro que correspondía a esos cabellos estupendos.

Pero ese joven salió al jardín. Y entonces aguardó con paciencia sobre el banco. Como él se hallaba de espaldas a la luz no distinguía sus rasgos con claridad, pero era una cuestión de tiempo. El joven no iría a ninguna parte hasta que lo hiciera él.

Y luego se ocultó junto a la puerta y se agachó para mirar hacia adentro. Sus nalgas bien formadas le hicieron sonreír. <>, pensó.

Estuvo a punto de reír en voz alta, pero el joven pareció leer su pensamiento porque se enderezó y miró hacia la terraza. Cuando dirigió la mirada hacia donde él se hallaba, pensó que le había descubierto. Y luego le sorprendió al correr hacia él. Y finalmente pudo ver su rostro hermosísimo. El se detuvo frente al banco, y pareció tan sorprendido como Siwon, sólo que la sorpresa de él se desvaneció cuando comprendió que el joven no había corrido hacia él porque ni siquiera sabía que él estaba allí. Pero ahora lo sabía.

Era divertido contemplar las emociones cambiantes de su rostro. Sorpresa, curiosidad, incomodidad, pero en ningún momento temor. El joven había contemplado con sus intensos ojos negros, primero su pierna y luego el resto. Se preguntó cuanto había podido ver. Probablemente muy poco, pues el joven estaba de pie en la luz. Pero él no tenía la intención de hacerse ver todavía.

Por una parte, estaba asombrado de que el joven no hubiese huido o se hubiese desmayado o cualquier otra tontería que los jóvenes tendían a hacer cuando se encontraban con un hombre oculto entre las sombras. Sin proponérselo, buscó una razón que justificara esa reacción, diferente de la de otros inocentes que él solía eludir. Pero luego se sorprendió. No era tan joven y no demasiado joven para él, al menos. De modo que no era inaccesible.

La idea hizo reaccionar a Siwon de inmediato. Hasta ese momento había apreciado su belleza como un experto, pero ahora pensó que no sólo podía mirar, sino también tocar. Entonces se encendió la luz de la planta alta y el lo miró con otra expresión, obviamente fascinado y nunca se alegró tanto de que los jovenes lo considerasen atractivo.
De pronto, estimó que era imperativo preguntar

-¿Quién es su tutor?

Heechul se sobresaltó al oír de nuevo su voz, después del prolongado silencio; sabía que debía haberse alejado después del breve diálogo inicial. Pero había permanecido allí, sin dejar de mirarlo, sin importarle hacerlo y que él lo hiciera a su vez.

-¿Mi tutor?

-Sí. ¿A quién pertenece usted?

-Oh, a nadie.

Siwon sonrió, divertido.

-Quizás debería formular la pregunta de otra manera.

-No, la comprendí. Usted también. Mi abuelo murió hace poco tiempo. Vivía con él. Ahora no tengo a nadie.

-Entonces, téngame a mí.

Las tiernas palabras aceleraron su corazón. Haría cualquier cosa para poseerlo. Pero estaba seguro de que ese hombre no había querido decir lo que Heechul deseaba que dijera. Era de esperar que un hombre como él lo dijese. Nunca eran sinceros, según Geunsuk. Y les encantaba decir cosas que escandalizaran para realzar su propia imagen de disipados e inescrupulosos.

Con todo Heechul preguntó:

-¿Se casaría conmigo entonces?

-¿Casarme?

Heechul había logrado desconcertarlo. Casi se echó a reír al ver su expresión de horror.

-Hablo sin ambages, señor, aunque generalmente no soy tan emprendedor. Pero, considerando lo que me dijo, mi pregunta es coherente. ¿De modo que no es de los que se casan?

-No, por Dios.

-No necesita ser tan enfático -dijo Heechul, con voz apenas decepcionada-. No creí que lo fuera.

Siwon ya no estaba tan complacido y sacó sus propias conclusiones.

-No va usted a destrozar mis ilusiones tan rápidamente ¿verdad, querido? No me diga que está buscando marido como todo el mundo.

-Oh, pero lo estoy. Decididamente. He venido a Londres para eso.

-¿Acaso no lo hacen todos los jovenes?

-¿Cómo dijo?

-Discúlpeme.

Él volvió a sonreír y esa sonrisa tuvo sobre Heechul un efecto muy extraño.

-No está casado aún. -No era una pregunta sino una aclaración. Se inclinó hacia delante y tomó su mano, acercándolo a él. -¿Cuál es el nombre que acompaña tanta hermosura?

¿Qué nombre? ¿Qué nombre? Su mente parecía invadida por dedos que tomaban los suyos. Cálidos, fuertes. Sintió un escalofrío. Sus pantorrillas golpearon contra el borde del banco, cerca del pie de él, pero no lo percibió. Ese hombre lo había llevado hacia las sombras.

-Tiene un nombre, ¿verdad? -insistió él.

Heechul aspiró su fragancia fresca y masculina.

-¿Qué?

Él rió, encantado ante la confusión

-Mi querido niño, un nombre. Todos llevamos uno, bueno o malo. El mío es Kim Siwon, Siwon para los mas cercanos. Ahora, confiese el suyo.

Heechul cerró los ojos. Sólo así podía pensar.

-Hee... Heechul.

Él chasqueó la lengua.

-No me extraña que desee casarse, Hee Heechul. Simplemente desea cambiar de nombre.

Heechul abrió los ojos y se encontró con una adorable sonrisa.
Estaba bromeando. Era agradable que lo hiciera. Los otros hombres que había conocido recientemente estaban demasiado ocupados tratando de impresionarlo como para sentirse cómodos frente a él.

Heechul devolvió la sonrisa.

-Choi Heechul, para ser exacto.

-Un nombre que debería conservar, querido... al menos hasta que nos conozcamos mejor. Y lo haremos. ¿Quiere que le diga de qué manera?

Heechul rió y el sonido ronco de su voz lo estremeció nuevamente.

-Ah, está tratando de escandalizarme otra vez, pero será en vano. Soy demasiado mayor para ruborizarme y me han advertido acerca de los hombres como usted.

-¿Cómo yo?

-Un libertino.

-Culpable. -Suspiró con fingida desolación.

-Un maestro de la seducción.

-Espero que así sea.

Choi Heechul rió y la suya no fue una risita tonta ni una risa afectada, destinada a irritar sus sentidos, sino un sonido cálido y profundo que le hizo desear... pero no se atrevió. No deseaba arriesgarse a atemorizar a ese joven. Quizá no fuera inocente por su edad, pero aún no sabía si era experimentado en otros sentidos.

La luz que había confundido a Heechul se apagó. El pánico fue instantáneo. No importaba que hubiese disfrutado de su compañía. No importaba que se hubiese sentido cómodo junto a él. Ahora estaban envueltos en la sombra y él era un libertino y no podía arriesgarse a ser seducido.

-Debo marcharme.

-Aún no.

-Sí, debo hacerlo.

Heechul trató de retirar su mano, pero él la oprimió con más fuerza. La otra tocó su mejilla con dedos acariciantes. Heechul experimentó una rara sensación en el estómago. Debía hacerle comprender.

-Yo... yo debo agradecerle, señor Kim. -Impensadamente, habló con acento escocés. Pensaba en la caricia de él y en su propio pánico. -Durante unos instantes, ha logrado distraerme de mis ocupaciones, pero ahora no las aumente. Necesito un marido, no un amante y usted no reúne las condiciones... lo lamento.

Se soltó, simplemente porque logró sorprenderlo una vez más.

Siwon lo contempló mientras desaparecía en el interior de la casa y nuevamente experimentó ese impulso irrefrenable de ir tras él. No lo hizo. Sonrió despacio.
“lo lamento”. Lo había dicho con auténtica pena. El joven no lo sabía, pero con esas palabras había sellado su propio destino.

-Has estado observando a un maestro en acción, Sunnie.

-Diría que se asemejó más a una comedia de equívocos -respondió el alto -Cuando se pierde una oportunidad, se la pierde, no importa cómo se la mire.

Siwon rió cuando ambos se reunieron debajo del árbol.

-Me has estado espiando, hermano?

Hyukjae se inclinó para apoyar los antebrazos sobre el respaldo del banco y sonrió.

-La verdad es que no pude resistir la tentación. Pero temí que la situación se tornara embarazosa.

-De ninguna manera. Acabo de conocerlo.

-Y de perderlo. –Xian Junsu lo dijo incisivamente.

Siwon le lanzó una mirada penetrante, mientras apoyaba un pie sobre el banco, pero la mirada se perdió entre las sombras.

-Vamos, Sunnie, no puedes culparlo -dijo Hyukjae – El joven fue muy astuto al apelar a su buen corazón con ese primoroso acento escocés. Pensé que el halo de este joven se había mancillado para siempre.

-Un joven como él podría hacer brillar el halo de cualquiera -dijo Junsu.

-Sí, es muy atractivo, ¿verdad?

Siwon ya había escuchado demasiado.

-Pero no está disponible.

Hyukjae rió.

-¿Te arriesgaste, verdad? Ten cuidado; puede que lo tome como un desafío.

A Siwon se le heló la sangre. Cuando eran muy jóvenes había resultado divertido competir por el mismo joven, en aquellos días en que merodeaban juntos por la ciudad de Londres.
Y la cuestión había sido cuál de los hermanos conseguía ser el primero en conquistar. Pero los años y los excesos habían atemperado la libido de Siwon. Ya no era una cuestión de vida o muerte. O no lo había sido, hasta esta noche.

Pero Hyukjae, bueno, ya no conocía a Hyukjae. Durante la mayor parte de sus vidas habían sido grandes compinches. Siempre hacían causa común frente a los otros dos hermanos, que eran diez años mayores. Pero eso había sido antes de que Hyukjae hubiera decidido convertirse en pirata de alta mar.

Durante diez años sólo lo había visto en contadas ocasiones. La última vez se había producido un desacuerdo que había determinado que los tres hermanos lo repudiaran, después de darle una zurra por haber llevado a Sungmin ese verano para que compartiera sus piraterías. Pero ahora Hyukjae era de nuevo aceptado. Había renunciado a la piratería. Incluso pensaba regresar definitivamente a Inglaterra. Y, en ese preciso momento, Siwon no sabía si hablaba en serio o no cuando lo desafió respecto a Choi Heechul.

En ese momento volvió a verlo a través de la ventana y notó que Hyukjae también lo había visto.

-Demonios, Hyukjae, ¿qué estás haciendo aquí de todos modos?

El hermano que le llevaba un año se irguió, pero aún así era más bajo que Siwon. No parecían hermanos. Hyukjae era pelirrojo y sus ojos eran cafe. Sólo Siwon , Sungmin y Minho tenían los cabellos negros y los ojos negros como la noche.

-Si hubieras sido un poco más explícito en esa nota que me dejaste, no me hubiera estropeado la noche viniendo aquí -dijo Hyukjae - Y ahora que me lo recuerdas, debemos aclarar una cuestión. ¿En qué demonios pensabas cuando permitiste que el bribón de mi hijo acompañara a Sungmin?

-¿Por eso has venido?

-Eso fue cuanto me dijiste. Hubieras podido explayarte un poco más, diciéndome que también tú estarías aquí.

Siwon miró hacia el jardín.

-Si consideras que estar oculto entre las sombras es estar aquí, supongo que lo estoy.

-No seas odioso, cachorro -intervino Junsu - Hasta que no tengas uno propio, no sabrás cuánto se preocupa uno sobre lo que están haciendo.

-¿Y qué podría estar haciendo el pobre muchacho con dos padres diligentes que lo vigilan? Y además, aunque hubiera deseado ignorarlo, fue Minho quien señaló que quizá no estuviera en condiciones de protegerlo. Por eso me arrastró a mí hasta aquí.

-Me has interpretado mal, Siwon. No me preocupaba quién protegería a Sungmin de las masas, sino quién lo protegería de su acompañante.

Transcurrieron cinco segundos, durante los cuales Siwon se preguntó cuánta animosidad provocaría su risa.

-Es su primo, por el amor de Dios.

-¿Y crees que a él le importa?

-¿Hablas en serio? -preguntó Siwon.

-Está enamorado de él -dijo Hyukjae.

-Pero no tienes en cuenta a Sungmin. El le haría implorar misericordia en menos de un minuto se le mirase intencionadamente. Creí que conocías mejor a nuestro sobrino, hermano mío.

-Sí, ya se que él sabe defenderse. Pero también conozco a mi hijo y no se desanima fácilmente.

-¿Necesito recordarte que estás hablando de un joven de diecisiete años?

-¿Y necesito recordarte cómo eras tú cuando tenías diecisiete años? -replicó Hyukjae.

Finalmente, Siwon sonrió.

-Tienes razón. Muy bien, no sólo vigilaré a Sungmin, sino también a Minho.

-Siempre que pueda dejar de mirar al escocés -dijo Junsu.

-Entonces, por favor quédate -dijo Siwon secamente-. Los tres podemos vigilarlos. Después de todo, es una manera muy placentera de pasar la velada.

Hyukjae sonrió.

-Creo que nos está diciendo que nos marchemos, Sunnie. Ven, dejemos que el pobre muchacho languidezca a solas. Nunca se sabe. Puede que el joven vuelva a la carga y su tarea sea más llevadera. -Rió. -Si no viene hacia él, no tendrá el coraje de enfrentarse con esas aves de rapiña. Yo tampoco lo tendría.

Hyukjae estaba doblemente equivocado.

1 comentario:

  1. Waaa Siwon de una vez declino Ia propuesta de Hee.
    Espero que viendo que tiene competencia se ponga las pilas ^_^

    ResponderEliminar

yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...