Entre el Miedo y el Amor- Capítulo 21



Hablaba en serio. Estaba decidido a que empaquetaran todo y se fueran a Foresight ese mismo día. Kyuhyun hizo su anuncio a la hora del desayuno, muy resucito, atreviéndose a dar como excusa que no podía vivir en una casa donde no había un estudio. ¿Qué podía decir Sungmin, quien le había dado esa misma excusa en un lejano momento de irritación?

¡Un hombre exasperante!

Bueno, lo cierto es que no iría sin Ahra. Sólo le faltaba estar confinado en el campo con dos personas enemigas. No: Ahra debía ir con ellos. Pero no había que decírselo a Kyuhyun, le advirtió a Ahra. Ahra se negó en un primer momento, pero Sungmin persistió hasta que la otra cedió.

De tal modo que el resto del día todos estuvieron muy ocupados salvo Kyuhyun, que iba de
un lado a otro y echaba miradas satisfechas por la perturbación que había provocado.

Sungmin no tuvo tiempo de despedirse de su familia. Tuvo que conformarse con unas notas garabateadas deprisa. Pero, pese a que todos ayudaron –todos menos Kyuhyun – ya era casi de noche cuando subieron el último baúl al carretón extra que les esperaba.

Sungmin no hablaba con el vizconde. Pero la irritación que sentía hacia él era más profunda que la contrariedad del momento. Lo cierto es que había quedado trastornado por el encuentro de la última noche. No sabía qué había estado buscando Kyuhyun esa noche, pero había logrado que no pudiera conciliar ya el sueño. No era porque le hubiera besado.

Cuando Sungmin se esforzaba en ser sincero consigo mismo, debía reconocer que el motivo era que Kyuhyun no había ido más allá de aquel beso.

Esta era la causa de su confusión. ¿Cómo era posible que siguiera deseándole después de todo lo que le había hecho? Pero lo cierto es que le deseaba. Le había visto de pie, con la bata de seda abierta casi hasta la cintura, con el pelo revuelto y una expresión intensa en sus ojos color miel. Y se había visto sacudido por un movimiento de deseo tan fuerte que se había asustado. Al verle en ese momento olvidó todos los meses que había pasado maldiciéndolo.

Pero, ¿qué iba a hacer? Desde luego, no esta dispuesto a perdonarlo. No lo iba a hacer. No debía pensar en el de ese modo.

Ahra, Luna y el niño ocuparon el coche más grande, con Sungmin y Kyuhyun, mientras que Minji y Jay se acomodaron en el coche más pequeño. Casi todo el tiempo viajaba en silencio y ahora que podían descansar, conversaban tranquilamente. Kyuhyun adoptó deliberadamente una actitud de hastío ante sus charlas. Ellos, por su parte, no lo tomaron en cuenta y Sungmin llegó al extremo de quitarse su chaqueta y soltar algunos botones de la camisa, alegando tener calor, dejando entrever unos centímetros de su blanco pecho, Kyuhyun parecía agitarse en su asiento. ¡Que se atreviera a decir algo! ¡Que se atreviera!

En este momento se produjo un cambio de ánimo en Kyuhyun. Le había divertido el aire altanero de su esposo, e incluso las miradas heladas de su tía, porque la dulce Ahra nunca había podido estar mucho tiempo enfadada con él. Le sorprendió un poco que ella fuera a Foresight, porque no había vuelto allí desde la muerte de su padre, seis años antes. Se le ocurrió que Ahra creía que Sungmin necesitaba apoyo moral, y esto le divirtió y le hirió al mismo tiempo.

La diversión formaba parte del torbellino de sus emociones. De todos modos era un depravado por haberse conmovido ante el mero hecho de ver a Sungmin con el niño, pero lo cierto es que estaba conmovido. Una voz compasiva murmuraba en el fondo de su mente, diciéndole que había sido demasiado duro consigo mismo. Sungmin siempre le había producido este efecto.

Pero el comprenderlo no le sirvió de mucho. Sungmin iba a detener sus avances. Y él se convertiría en un imbécil si cortejaba a su propio esposo, ¿verdad? Si compartieran la misma habitación, era probable que la proximidad le ayudara. Después de todo Sungmin era un hombre apasionado. Pero la casa que acababan de dejar y la casa a la que iban, eran tan grandes que no era necesario que compartieran un cuarto.

Sólo había una manera de compartir un cuarto con él: por absoluta necesidad, lo que no era muy probable... ¿o lo era? ¡Dios santo, sí! Había una manera y él casi había perdido la oportunidad, porque estaban ya a más de medio camino de Foresight. La idea recorrió su mente y llegó a la conclusión de que podía dar resultado.

Sin analizar más el plan, en el que probablemente podían aparecer fallos, Kyuhyun ordenó al cochero que se detuvieran en la siguiente posada.

–¿Paso algo? –preguntó Ahra.

–Nada, tía. Simplemente me he dado cuenta de que esta noche prefiero una comida caliente en lugar del refrigerio frío que nos espera en Foresight si llegamos a una hora tan tardía.

–Pero todavía no es tan tarde. Yo creía que casi estábamos allí –intervino Sungmin.

–No tan cerca, amor. Y estoy hambriento: no puedo esperar.

La posada a la que llegaron era un lugar donde Kyuhyun era bien conocido. Conocía lo bastante al dueño como para decirle exactamente lo que deseaba. «Y ahora», pensó «si tengo un poco de suerte el resto de la noche...»



Sungmin reía al dirigirse a la cama. Minji se había ido tras reprenderlo severamente mientras le ayudaba a desvestirse. Minji creía que Sungmin estaba borracho. Bueno, naturalmente no lo estaba. Pero Ahra sí lo estaba. Aquello era gracioso, ya que Sungmin se había visto obligado a acompañar a la tía a su cuarto, donde la doncella de Ahra la había reprendido también. Los criados eran muy atrevidos hoy en día.

Ahra sólo había consumido... ¿qué? Media docena de vasos de aquel delicioso vino que el posadero había reservado justamente para ellos. Se lo había dicho a Kyuhyun. Sungmin había bebido también mucho y se sentía maravillosamente bien, pero desde luego no estaba embriagado. Simplemente era más tolerante que Ahra.

Se dejó caer en la cama, se relajó y luego volvió a ponerse erguida. Este no era el amplio dormitorio de Foresight, pero una noche pasaba pronto. En medio de la comida, Kyuhyun les dijo que se tomaran su tiempo; explicó que, en su apresuramiento, había actuado desatinadamente; su disculpa era que no estaba acostumbrado a viajar con una comitiva tan numerosa. Se había dado cuenta de que era desconsiderado llegar tan tarde a Foresight sin previo aviso, obligando a los sirvientes a salir de sus camas para preparar los cuartos, atender a los caballos y ocuparse del equipaje. Había llegado a la conclusión de que era mejor llegar por la mañana y había tomado cuartos en la posada para todos.

La cena fue prolongada y agradable; Kyuhyun se esforzaba en hacerse perdonar por las molestias que les había causado. Se mostraba encantador e hizo reír varias veces a su tía con sus ocurrencias. Muy pronto Sungmin compartió las risas con ellos, deseando que Minji, Luna y los otros criados lo estuvieran pasando igualmente bien.


Sungmin bostezó y tendió una mano para apagar la lámpara que estaba en la mesa de noche. Pero antes de que pudiera hacerlo, la puerta se abrió y Kyuhyun entró en el cuarto.
Sungmin se sintió vagamente divertido cuando lo vio de pie en la puerta. Pero Kyuhyun no se disculpo por su error. ¿Acaso no era un error? ¿Por qué estaba en su cuarto?

–¿Buscabas algo, Kyuhyun ?

Sungmin frunció el ceño cuando él hizo un ademán para quitarse la chaqueta.

–Qué... ¿qué estás haciendo?

–Me voy a acostar –contestó él con voz indiferente.

–Pero...

–¿No te lo dije? –Frunció el ceño.– Estaba seguro de habértelo dicho.- Sungmin pareció confundido.

–¿De haberme dicho que?

–Que aquí solamente hay tres dormitorios. Y ya todos estan ubicados. Sólo queda este cuarto.

Se sentó en el otro extremo de la cama y se quitó las botas.

Los ojos de Sungmin se dilataron mientras contemplaba la ancha espalda.

–¿Vas a dormir aquí? –La voz sonó muy aguda, chillona.– ¿Aquí?

–¿Dónde quieres que duerma? –contestó él, tratando de parecer ofendido.

–Pero...

Sungmin no pudo proseguir, porque Kyuhyun se dio la vuelta y lo miró, turbándolo con su cercanía.

–¿Acaso hay algo malo en hacerlo? –preguntó Kyuhyun –. Después de todo estamos casados. Y te aseguro que puedes sentirse perfectamente a salvo en la misma cama conmigo.

¿Es necesario que Kyuhyun le recordara que él ya no le inspiraba ningún deseo?

–Espero que no ronques... –dijo Sungmin, por pura malignidad.

–¿Roncar, yo? Por supuesto que no.

–En ese caso, supongo que compartir el cuarto una noche no tiene mayor importancia. No te desnudes del todo. ¿De acuerdo?

–No puedo soportar la ropa apretada.

–Entonces voy a apagar la luz, si no te molesta –dijo Sungmin.

–¿Para que mi desnudez no te escandalice? Por supuesto.

¿Había un tono divertido en la voz? ¡El muy sinvergüenza! Lo mejor era no tomarlo en cuenta.

Levantó la lámpara con las dos manos, no quería que Kyuhyun le acusara de ebrio, pero le resultó muy difícil encontrar el borde de las sabanas dobladas para meter los pies por debajo. Cuando finalmente lo logró, Kyuhyun había acabado de desnudarse y, con toda facilidad, levantó las sabanas en el mismo momento en que él lo hacía. El peso de él se hizo sentir y Sungmin debió asir el borde de las sabanas para que él no se envolviera enteramente en ellas. Se mantuvo tenso como una tabla, tratando de no rozarle con ninguna parte de su cuerpo,

–Buenas noches, esposo.- Sungmin frunció el ceño.

–Buenas noches, Kyuhyun.

No había pasado un minuto y él ya estaba roncando. Sungmin lanzó una exclamación de fastidio. ¡Roncar yo! ¿Cómo era posible dormir con este tormento? Esperó un minuto más y finalmente le sacudió un hombro.

–Kyuhyun...

–Ten piedad, querido –farfulló él–. Una vez basta por hoy.

–¿Una vez?... ¡Oh! –exclamó Sungmin, sorprendido al comprender lo que él había querido decir. Él creía estar con otro hombre, un hombre que solicitaba de nuevo sus caricias. ¡Qué idea!

Se dejó caer nuevamente sobre la almohada. Un momento después Kyuhyun volvió a roncar, pero esta vez Sungmin se limitó a rechinar los dientes. Al cabo de unos minutos, Kyuhyun giró hacia él y una de sus manos se detuvo en su pechos. Una de las piernas de él se apoyó en su muslo.

Le pasó por la cabeza que el pecho que se apretaba contra su brazo estaba desnudo, que la pierna que estaba encima de él, también lo estaba, que... ¡Santo Dios! Si se movía él iba a despertarse. Y esta intimidad traía de vuelta sentimientos que era mejor olvidar... No era posible dormir así.

Muy suavemente trató de levantar la mano de Kyuhyun. La reacción de él fue asir el pecho. Los ojos de Sungmin se abrieron de par en par. La respiración se aceleró. Pero él seguía durmiendo beatíficamente, ignorante de lo que estaba haciendo.

Una vez más Sungmin trató de librarse, despegando los dedos de él uno a uno, lentamente. Cuando se libró de la mano, ésta se alejó por su cuenta, pero no en la dirección que hubiera querido. La mano se deslizó lentamente por su vientre, y volvió a subir, deteniéndose nuevamente en su pecho. En ese momento, la rodilla de él se movió rozando sus caderas. Los dedos acariciaban su pecho.

–Muy... agradable –el aliento de Kyuhyun le rozó la mejilla: estaba murmurando mientras dormía.

El gemido partió de lo profundo de Sungmin, sorprendiéndolo y haciendo que se ruborizara violentamente. Esto era una locura. Él estaba durmiendo. ¿Cómo podía inspirarle estas sensaciones cuando estaba durmiendo?

La culpa la tenía el vino. Así debía ser, porque deseaba echarlo boca arriba, montarse sobre él y satisfacer su creciente dolor.

Debía correr el riesgo de despertarle. Debía hacer que ocupara el lado de la cama que le correspondía.

–Kyuhyun... –susurró–. Kyuhyun, tienes que...

–Eres insistente, querido. ¿Verdad? –Tendió una mano y se la pasó bajo la nuca, acercando la cara de Sungmin a la suya.– Ven entonces ya que insistes.

Los labios calientes se pegaron, suaves al principio, después apasionados. La mano que estaba en la nunca inició una suave caricia, haciendo que todo el cuerpo de Sungmin se estremeciera.

–Ah, querido –murmuró él con voz sorda, mientras sus labios le recorrían una mejilla y mordisqueaban el lóbulo de una oreja–. Tendrías que insistir mucho más.

Sungmin se sintió colmado de deleite erótico. ¿Qué importaba que Kyuhyun no estuviera del todo despierto y no supiera lo que estaba haciendo? Posó la mano en la nuca de él e hizo presión para mantenerlo cerca.

Kyuhyun hubiera querido gritar de triunfo. Al aceptar su beso, Sungmin había sellado su destino. Sus labios se movieron por el cuello, haciendo cálidas caricias. Rápida, hábilmente Kyuhyun le quitó su pijama y lo arrojó lejos.

La mano de Sungmin que estaba en el cuello de él se apartó cuando le quitó la pijama y se posó de nuevo en el hombro de Kyuhyun. Los músculos de él se pusieron tensos cuando le tocó. Sungmin se estremeció de placer al comprobar su poder. Ya no podía echarse atrás. Él era suyo esta noche, lo supiera o no.

Su boca degustaba el cuello de Sungmin, mientras sus manos le apretaban las nalgas mientras uno de sus dedos fue en busca de su entrada, encontrándola. Comenzó a introducir un dedo, deseaba prepararlo para no ocasionarle daños después de todo había pasado mucho tiempo. Sungmin cuando sintió que era penetrado por el dedo de Kyuhyun sintió todo su cuerpo arder, simplemente no podría soportarlo, quería sentirlo ya

Los dedos de Sungmin se deslizaron por la espalda de él. La piel era suave y caliente. Apretó suavemente, después pellizcó, suavizó la presión, complaciéndose en poder tocarle de nuevo. ¡Hacía tanto, tanto tiempo! Y él le hacía recordar ahora cómo habían sido las cosas la primera vez. Los labios de Kyuhyun habían trazado una línea ardiente desde la garganta de Sungmin hasta sus muslos. Él parecía ebrio con su olor y su sabor. La piel de Sungmin era tan firme y tan sedosa como la noche de su primera vez. El cuerpo de Sungmin no había cambiado después del embarazo.

La cabeza de Sungmin se movía a uno y otro lado, su pulso se aceleraba. Si kyhyun no ponía fin a la exquisita tortura de sus dedos indagadores, muy pronto iba a empezar a suplicarle.

Sin duda él leyó sus pensamientos, pues su largo cuerpo se puso encima él, el deseado peso. Sungmin levantó las piernas y enlazó las caderas de él en el momento en que la cálida carne de Kyuhyun le penetraba, le colmaba, avanzaba en sus profundidades y sin esperar más inicio las penetraciones. Primero lentas, pero después no fue suficiente quería más, ambos querían más.

La boca de él se apretaba contra la suya, sofocando sus gritos de placer con besos enfermizos. Sungmin respondía a cada embate de él, con los brazos trenzados detrás de la cabeza de Kyuhyun, los dedos prendidos en su pelo.

La pasión que se desbordaba en esa habitación era tanta que por algunos minutos ninguno de ellos pronuncio algo, se limitaban a sentir el placer que cada uno le proporcionaba al otro y como sus cuerpos pedían más, fundiéndose una y otra vez en uno mismo.

Después de un rato de intensa actividad y de suspirar por cada caricia que Kyuhyun le proporcionaba, Sungmin vio como Kyuhyun se detenía y en un acto por demás provocativo y erótico, acomodaba sus finas piernas sobre sus hombros y nuevamente comenzaba a penetrarlo mientras lo volvía a besar.

Durante varios minutos, las rápidas estocadas se volvieron a hacer presentes, al igual que los fuertes gemidos de placer de Sungmin, que solo demostraban una cosa, aunque quisiera negárselo, su cuerpo pedía ansiosamente más de Kyuhyun y lo que su cuerpo lo colmaba.

No paso mucho tiempo para que Kyuhyun encontrara ese lugar que hacía que el ensueño que tenia bajo su cuerpo gritara de excitación una y otra vez suplicando por más, cosa que hizo a Sungmin gemir su nombre casi en un susurro que deseaba ocultar sus verdaderas emociones y así dejo salir al momento su esencia entre sus cuerpos; haciendo que Kyuhyun hiciera lo mismo en su interior

Ese momento culminante llegó para los dos a la vez, con una fulgurante intensidad, una vibración tras otra, que pasó por encima de ellos. Un placer encontrado y saboreado, la pasión colmada. El mundo desapareció en la misma marea y los dos durmieron, el uno enlazado en los brazos del otro.


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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...