Atrévete a Amar- Capítulo 31



-¿Por qué no se lo dices, Hee?

-No puedo -dijo Heechul, bebiendo otro sorbo de su copa de champaña.

Durante la fiesta, que fue una pequeña reunión en la casa de la madre de Geunsuk, se mantuvieron apartados de los demás. No sólo los caballeros podían celebrar la noche anterior a la boda. Pero Heechul no estaba de ánimos para celebraciones, aunque había llegado a aceptar que Geunsuk fuera muy feliz con ese matrimonio y él compartía la felicidad de su amigo. Pero no podía demostrarlo.

Por desgracia, Geunsuk había percibido su depresión y había hecho un aparte para hablar con él, temiendo que Heechul aún estuviera en contra de la boda. Sólo podría convencer a su amigo de que no era así diciéndole la verdad.

-Si fuera tan sencillo... -comenzó a decir Heechul, pero Geunsuk le interrumpió.

-Pero es sencillo. Sólo debes decir "te amo". Dos palabritas, querido, y tus problemas desaparecerán.

Heechul meneó la cabeza.

-La diferencia, Suk, reside en que esas palabras son sencillas para ti porque sabes que Hanheng te ama. Pero Siwon no me ama.

-¿Le has dado algo que pueda amar?

Heechul hizo una mueca.

-No. Puede decirse que, desde que me casé, he sido un esposo malhumorado.

-Bien, tuviste motivos, ¿no es así? Fue lamentable para Sir Siwon, pero dijiste que estabas seguro de que sólo se había comportado mal esa única vez. Depende de ti, querido. Puedes hacerle saber que le has perdonado ese desliz y que deseas recomenzar, o puedes continuar como hasta ahora.

Qué alternativa, pensó Heechul, todavía resentido. ¿Por qué debía ser él quien hiciera todas las concesiones? Siwon ni siquiera se había disculpado, y era probable que no lo hiciera.

-Un hombre como Sir Siwon no aguardará siempre -prosiguió Geunsuk - Lo echarás en brazos de otro.

-No necesita que yo lo haga -dijo Heechul con amargura.

Pero Geunsuk estaba en lo cierto. Si él no compartía la cama de Siwon, al final lo haría otro. Pero lo había sabido cuando celebró el convenio. En aquel momento no quiso reconocer ante sí mismo que eso le importara. Pero le importaba, y mucho, porque lo amaba.

Heechul regresó a su casa a las once y acababa de quitarse el abrigo y los guantes cuando la puerta volvió a abrirse y aparecieron Siwon y Hanheng. El mayordomo los miró y suspiró.

Heechul tuvo la sensación de haber presenciado ya la misma escena y no había sido divertida; sólo que esta vez era Siwon quien servía de apoyo al otro. Hanheng parecía medio dormido.

-Llegas temprano -dijo Heechul con tono imperturbable.

-El muchacho se embriagó y perdió el conocimiento. Pensé que sería mejor acostarlo.

-¿De modo que lo trajiste aquí en lugar de llevarlo a su casa?

Siwon se encogió de hombros.

-La fuerza de la costumbre, cariño. Cuando salíamos juntos por las noches, la mayoría de las veces Hanheng venía a mi casa. Tiene su propia habitación aquí. Aunque en realidad, ahora la ocupas tú.

Se miraron mucho tiempo, hasta que Hanheng dijo:

-¿Qué es eso? ¿Quién ocupa mi habitación?

-No te preocupas, viejo, mi esposo tiene algunas cosas en ella, pero no tendrá inconveniente en sacarlas. ¿No es así, querido?

Heechul sintió que su corazón palpitaba con fuerza. ¿Habría traído a Hanheng para que él tuviera que cambiar de habitación? Y la única habitación a la que podía ir era a la de Siwon.

-No se moleste por mí, Lord Kim.

Heechul le entendió perfectamente, si bien farfullaba y no parecía capaz de situarlo en el espacio; miró al mayordomo en cambio.

-No es molestia, Hanheng -dijo Heechul -. Sólo tardaré un momento...

-No tienes tiempo -dijo Siwon - Es muy pesado y si lo dejo en el suelo, no se levantará. Ve delante nuestro, querido, y toma lo que necesites.

Heechul lo hizo con premura. Recogió velozmente sus cosas y Siwon dejó caer a Hanheng en la cama. ¿La habitación de Hanheng? De modo que los sonetos que había hallado allí le pertenecían. Nunca le hubiera creído capaz de escribirlos. Geunsuk era más afortunado de lo que pensaba.

Salió deprisa de la habitación, cuando estuvo en el corredor, miró concentrado la puerta del dormitorio de Siwon. Era eso lo que él deseaba que hiciera, ¿verdad? ¿Dónde podría dormir si no? Minho y Hyukjae probablemente aún no habían llegado, pero lo harían. Y sólo había cuatro dormitorios en la planta alta.

Entró, vacilante, en la habitación, esperando hallar a Sunwoo, si bien lo había visto en pocas ocasiones allí últimamente; sólo acudía cuando Siwon le llamaba. Pero la habitación estaba vacía. O Siwon había planeado esto o no le había avisado a Sunwoo. Además, según las costumbres londinenses, era temprano todavía. Sunwoo no esperaría que su amo regresara tan pronto.

Heechul suspiró, sin saber qué pensar. Pero no desperdiciaría la oportunidad. El mismo no hubiera podido planearla mejor. No tendría que sacrificar su orgullo, confesando que había sido un tonto. Simplemente le demostraría a Siwon que no le molestaba estar allí, sino que lo deseaba.

Comenzó a quitarse la ropa. Cuando Siwon entró en la habitación, se hallaba en camisa. Le miró durante unos instantes y luego se dirigió a su cuarto de vestir. Heechul se metió apresuradamente en la cama. Deseó que él hubiera dicho algo. Dios, esto le recordaba su noche de bodas. Y estaba tan nervioso como lo había estado entonces.

Cuando Siwon apareció, sólo llevaba una bata. El por lo menos había tenido tiempo de ponerse una bata de dormir. No quería ser tan obvio.

Pero era obvio. Mientras él se dedicó a apagar las lámparas, el deseo encendió los ojos de Heechul al admirar su hermoso cuerpo. Lo había tenido en grandes dosis esos últimos días. Pero había descubierto que no era suficiente. Nunca lo sería.

La habitación estaba a oscuras; sólo se filtraba por las ventanas un rayo plateado de luna. Antes de que los ojos de Heechul se habituaran a la oscuridad, sus sentidos se encendieron. Podía oler el aroma de Siwon cuando él se acercó. Cuando la cama cedió debajo de su peso, contuvo el aliento. Experimentó la misma sensación de vértigo que siempre le invadía cuando Siwon estaba junto a él. En un instante se inclinaría sobre él. Sus labios besarían los suyos, cálidos, exigentes...

-Buenas noches, querido.

Heechul abrió los ojos. Demonios, en definitiva, no había planeado el desalojo de la habitación. Se atenía a las reglas que él le había impuesto; no lo tocaría cuando quedara embarazado. No era justo. ¿Cómo podía hacerlo, estando él tendido a su lado, deseándolo más que a nada en el mundo?

-Siwon.

-¿Sí?

Su tono de voz era cortante y lo inhibió.

-Nada -murmuró.

Heechul permaneció acostado, contando los latidos de su corazón, y deseando haber bebido más de dos copas de champaña en la fiesta. Pero había pensado en las náuseas de la mañana siguiente, antes de asistir a la boda. No había imaginado que le sería imposible dormir. La noche anterior había apoyado la cabeza en el pecho de Siwon y había contado los latidos de él. Qué gran diferencia podía haber entre un día y otro. No, no era el día; era su maldito convenio.

No podía ser. Tendría que...

Oyó el gruñido y luego las manos de Siwon lo estrecharon contra su pecho. Lo besó salvajemente, con una pasión desatada que inflamó a ambos. Heechul no opuso resistencia.
Lo aceptó, feliz y tan aliviado que se abandonó por completo entre los brazos de él. El orgullo no importaba. Lo amaba. Se lo diría, pero no en ese momento. Más tarde, cuando pudiera pensar de nuevo con claridad.

Todo parecía conspirar para que Heechul no pudiera pasar un momento a solas con Siwon, incluso el mismo Heechul. La noche anterior, después de hacer el amor, Heechul se había dormido profundamente y, a la mañana siguiente, Siwon lo había despertado para decirle que Hanheng se había marchado y que podía volver a su habitación. Así, como si la noche anterior no hubiera existido. Y, cuando él estuvo a punto de hablarle, las náuseas le habían obligado a retirarse con rapidez a su habitación.

Luego se había celebrado la boda y habían asistido al almuerzo posterior, que había llevado casi toda la tarde. Pero Siwon no había regresado a casa con él. Se había marchado directamente para pasar la última noche con su hermano, y Heechul se torturó durante toda la noche pensando qué estarían haciendo, pues ninguno de ellos regresó hasta la madrugada.

Y esta mañana había sido despertado de pronto para ir al puerto a despedir al Opera con toda la familia. Heechul estaba de pie junto a Minho, mientras los hermanos de Hyukjae lo abrazaban y le deseaban un buen viaje. El le había dado un breve beso de despedida que Hyukjae no dejó de comentar.

-Imagino que lo extrañarás mucho, ¿verdad, Minho?

El joven sonrió.

-Por Dios, no se marcha por tanto tiempo. Y creo que no tendré tiempo de extrañarlo. Él ha dejado instrucciones. Deberé dedicarme al estudio en forma intensiva, deberé evitar meterme en problemas, cuidar del tío Siwon y de ti, por supuesto, y tratar de que él esté orgulloso de mí.

-Estoy seguro de que estarás a la altura de las circunstancias. – Heechul trató de sonreír, pero los olores del muelle comenzaron a hacerle sentir mal. Debía llegar al carruaje antes de descomponerse. -Creo que ha llegado el momento de que te despidas de tu padre.

Minho recibió un fuerte abrazo de Hyukjae y Junsu y debió escuchar otra larga lista de lo que debía y no debía hacer. Pero los dos hombres fueron llamados para subir a bordo y Minho se vio liberado de los consejos de su padre.

Hyukjae podía culpar a Siwon de las consecuencias de la borrachera que estuvo a punto de hacerlo olvidar. Llamó a Minho para que ascendiera la planchada y le entregó una nota. -Entrega esto a tu tío Heechul, pero no lo hagas en presencia de Siwon.

Minho guardó la esquela en su bolsillo.

-No es una carta de amor, ¿verdad?

-¿Una carta de amor? -dijo Hyukjae - Vete de aquí, cachorro. Y no olvides...

-Lo sé, lo sé. –Minho levantó los brazos, riendo. -No haré nada que tú no harías.

Corrió por la planchada antes de que Hyukjae reaccionara. Pero cuando se volvió, sonrió. Junsu le preguntó:

-¿Qué era eso?

Hyukjae se encogió de hombros, comprendiendo que Sunnie le había visto entregar la nota.

-Finalmente decidí ayudarle. Si Siwon continúa así, vivirá a tropiezos.

-Creí que no interferirías -le recordó Sunnie.

-Bueno, es mi hermano, ¿no? Aunque no debería preocuparme por él después de la mala pasada que me jugó anoche. -Como Sunnie arqueara una ceja, sonrió a pesar de la jaqueca que le acosaba. -Se aseguró de que me sintiera terriblemente mal hoy, el muy maldito.

-Pero tú no te resististe.

-Claro. No podía dejarle beber a solas. Pero tú deberás encargarte de la despedida, Sunnie. Iré a mi camarote. Avísame cuando hayamos zarpado.

Una hora después, Sunnie se sirvió una medida de whisky de la bien provista bodega del camarote del capitán y se reunió con Hyukjae

-No te preocuparás por el muchacho, ¿verdad?

-¿Ese pillo? –Hyukjae meneó la cabeza y dio un respingo a causa del dolor de cabeza. Bebió otro sorbo de la bebida. –Siwon se encargará de que no se meta en problemas graves. Tú serás quien se preocupe. Debiste tener un hijo propio, Sunnie.

-Tal vez lo tenga. Aún no lo he hallado como te ocurrió a ti. Quizás tengas otros que desconoces.

-Por Dios, uno es suficiente -dijo, fingiendo horror y haciendo reír a su amigo-. Y bien, ¿qué novedades tienes? ¿Cuántos vinieron de la antigua tripulación?

-Dieciocho. Y no hubo inconvenientes para reemplazar a los que faltaban, excepto el contramaestre, tal como te dijo antes.

-¿De modo que hemos zarpado sin contramaestre? Eso significa que deberás trabajar más, Sunnie.

-Sí, si no fuera que hallé uno ayer; un voluntario. Él y su hermano querían viajar como pasajeros. Cuando le dijo que el Opera no los llevaba, se ofreció a trabajar. Jamás he visto a un escocés tan insistente.

-¿Otro escocés? Como si no hubiera tenido suficiente que ver con ellos últimamente. Me alegra de que tus ancestros escoceses sean tan lejanos que ya no los recuerdes, Sunnie. Entre la persecución del primo de Heechul y la del pequeño arpía y su compañero...

-Creí que lo había olvidado.

Hyukjae respondió frunciendo el ceño.

-¿Cómo sabes que este escocés conoce algo de navegación?

-Lo puse a prueba. Creo que ha trabajado antes. Y afirma haber navegado como comisario, carpintero de a bordo y contramaestre.

-Si es verdad, nos será muy útil. Bien. ¿Algo más?

- tu grumete se casó.

- ¿Mi grumete? –Hyukjae enfureció-. Dios mío, sólo tiene quince años. ¿En qué estaba pensando?

Sunnie se encogió de hombros.

-Dice que se enamoró y no pudo alejarse. Hallé otro para ti. El hermano de Chang...

Hyukjae derramó la bebida sobre el escritorio.

-¿Quién? -dijo con voz ahogada.

-Maldición, Hyukjae, ¿qué te ocurre?

-¿Chang dijiste? ¿Su nombre es Donghwa?

-Sí. –Sunnie lo miró, furioso. -Dios, no es el escocés de la taberna, ¿verdad?

Hyukjae ignoró la pregunta.

-¿Miraste bien a su hermano?

-La verdad es que no lo hice. Era pequeño, callado, que se ocultaba detrás de su hermano. Pero no pensarás que...

-Lo pienso. -De pronto, Hyukjae se echó a reír. -Oh, Dios, Sunnie, esto es increíble. Regresé para buscar a ese arpía, pero él y su escocés habían desaparecido de la zona. Y ahora él viene a mi encuentro.

Sunnie gruñó.

-Bien, tendrás un viaje placentero.

-No te quepa duda alguna -dijo Hyukjae con una sonrisa maliciosa-. Pero no lo desenmascararemos aún. Antes, deseo divertirme un poco.

-Podrías estar equivocado. Tal vez sea un niño.

-Lo dudo. Pero lo averiguaré cuando él comience a cumplir con sus tareas.

Y mientras el Opera se alejaba de Inglaterra, Hyukjae pensó en esas tareas y en su participación en ellas. Sería sin duda un viaje placentero.


1 comentario:

  1. Ojala y la nora de Hyuk ayude a que Hee derrube las barreras que se ha impuesto y aclare la situaciòn con Siwon.
    T por lo que veo ahora empueza la diversion para Hyuk y su pequeña arpia ^_^

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...