Vikingos I -3


 
Bulgar, sobre el recodo oriental del río Volga, con un gran puerto de reembarque donde se encontraban Oriente y Occidente. Aquí, los largos navíos vikingos comerciaban con caravanas de las estepas de Asia Central y mercaderes árabes de las provincias orientales. De Bulgar partía hacia el este la legendaria Ruta de la Seda que llegaba a China.
 
Una variada humanidad se congregaba en Bulgar, desde ladrones y asesinos hasta mercaderes y reyes. Al comenzar el verano, Siwon Choi: atracó aquí su espléndido navío y se abocó a la tarea de incrementar la fortuna que había acumulado en su viaje. Portentoso negocio el comercio.
 
Después de pasar inesperadamente el invierno con una tribu de eslavos nómadas, Siwon no tenía deseos de demorarse. Estaba ansioso por emprender el regreso. Todavía tenía que hacer un aparada a deshacerse de veinte esclavos que le había dado Aleksander Stasov y poder, así, hacer el viaje de retorno a mayor velocidad. Su primer viaje a Oriente había estado lleno de sorpresas, pero había sido muy satisfactorio.
 

Libre Para Amar II -17




Jaebum y Jinyoung regresaron en silencio. Al entrar en el patio de la fortaleza, sir Taecyeon salió a recibirlos.
Jaebum lo dejó en el suelo y lo abrazó con fuerza por la cintura.
—Sir Taecyeon, cuidad de mi esposo y de mi hijo. Mantenedlos a salvo y seguros.
Jinyoung intentó zafarse de su brazo.
—¡Jaebum, no digas eso!
Pero él lo ignoraba de nuevo.
—Custodiad mi fortaleza según os parezca. Pero seguid las órdenes de mi esposo en todo lo demás.
—Sí, mi señor, por supuesto. ¿Es que os vais?
—Sí.
—¡No! —gritó Jinyoung mientras le daba patadas en las piernas.
—¿A dónde vais? —preguntó sir Taecyeon.

Vikingos I -2

 
El baño había ayudado algo, pero no lo suficiente para permitirle moverse con facilidad. Heechul fue lentamente hasta una de las cuatro sillas parecidas a tronos que estaban frente al enorme hogar y se reunió con Janghoon. El empezó la lección donde la habían dejado el día anterior. Ahora comenzó a hablar en noruego, que Heechul entendía porque ese idioma fue lo primero que Janghoon le enseñó.
¿De veras hacía menos de un año que recibieron las noticias de la isla de Gyeongsang? Parecía mucho más tiempo. La noticia había sido un golpe tremendo y frenó a todos de miedo. Fue dos días atrás que su padre envió por él y Ie habló de la solución para su apurada situación. Heechul ni siquiera sabía que se encontraban en apuros.
En su mente veía claramente aquella reunión. Acababa de regresar de una cabalgata matinal con Gibok, su yegua color gris plata, cuando le avisaron que su padre quería verlo.
— Tendréis que casaros con un jefe escandinavo, hijo — fueron las primeras palabras de lord de su padre.

Libre Para Amar II -16




Jinyoung se despertó asustado. Algo, un sonido o un olor, lo había despertado de su profundo sueño en el frío suelo.
Se dio media vuelta, abrió los ojos y se encontró con el hocico de un caballo. La bestia parecía estar a punto de darle un lametazo.
Tardó unos segundos, pero reconoció al caballo. Había acariciado muchas veces la estrella blanca que tenía entre los ojos. Se suponía que Júpiter era el gran corcel de todo un caballero, pero el buen caballo era manso como un perro y cariñoso como un gato.
Acarició su hocico.
—Si me muerdes, no te daré más manzanas —le advirtió.
El caballo resopló a modo de respuesta.
—Dime algo, esposo, ¿me desobedeces a propósito o sólo por diversión?
Levantó la vista mientras Jaebum se inclinaba sobre el cuello de Júpiter para hablarle. Se sentía muy aliviado al verlo sano y salvo.

Vikingos I

Unas pocas millas tierra adentro de la costa oeste de Gales había una aldea en medio de un pequeño claro. Sobre una escarpada colina que dominaba a la aldea se erguía una imponente mansión señorial. El edificio de piedra gris miraba a la aldea desde arriba, casi como una madre que vigila a sus hijos con ojos alertas.
La aldea se calentaba bajo el sol lujurioso del verano. No así la mansión de la colina, que permanecía fría y altanera pese a que el sol acariciaba sus muros grises. Los viajeros que cruzaban la campiña tenían a menudo la misma impresión de frialdad. Hoy no era diferente.
Un desconocido se encaminaba hacia el centro de la aldea, sin apartar la vista de la mansión. Pero pronto la actividad alrededor del forastero desvió su atención. Gradualmente, su inquietud desapareció para ser reemplazada por la sensación de que pronto sería favorecido con algo que hacia tiempo le faltaba. Más de una vez se volvió en círculo para que sus ojos endurecidos se regalaran con la pacífica tranquilidad, la docena o más de cabañas muy cerca unas de otras, los niños que corrían aquí y allá en sus juegos inocentes, y las parejas ¡ah, las parejas!
 
No había un hombre a la vista, ni uno solo. Debían de estar trabajando en los campos, en alguna parte hacia el este, porque no había visto ninguna en su camino.
 
— ¿Puedo ayudaros en algo, buen señor?
 
Sobresaltado, el desconocido se volvió rápidamente para encontrarse con una sonrisa radiante, curiosa, de alguien que calculó que no podía tener más de dieciséis inviernos. El jovencito se adaptaba perfectamente a sus gustos, con su pelo rubio prolijamente peinado y grandes ojos oscuros en una cara inocente. Empezó a examinarlo pero sólo por un segundo, a fin de que el joven no sospechara de sus intenciones. Pero en ese instante fugaz, ese cuerpo de apariencia tierna le causó un oscuro dolor en la entrepierna.
 
Como el forastero no respondió, el jovencito habló otra  vez:
  Hace meses que un viajero no pasa por aquí... desde que pasaron los  últimos  que  venían  de  la  isla  de  Anglesey  en  busca  de  nuevos hogares. ¿También vos venís de Anglesey?
 
  Sí, aquello ya no es lo mismo — replicó por fin el hombre.
 
Oh, hubiera podido muy bien contarle sus infortunios si estuviera con ánimo, pero pronto él tendría los suyos, si conseguía lo que anhelaba, y no era un oído compasivo lo que necesitaba.
 
— ¿Dónde están los hombres de tu aldea? No he visto ni siquiera un anciano pasando el tiempo al sol.
 
El jovencito sonrió tristemente.
 
— Los viejos cogieron la fiebre hace dos inviernos y ya no quedan más – dijo después de un instante — Muchos viejos y jóvenes murieran aquel año — enseguida, su sonrisa se iluminó — Esta mañana fue avistado un jabalí, y los hombres que quedan han salido a darle caza. Esta noche habrá un festín y seréis bienvenido si quiere participar.
 
La curiosidad impulso al hombre a preguntar:
 
— ¿Pero no hay campos que atender? ¿O acaso un jabalí es más importante?
 
El joven rió sin timidez.
 
  Seguramente, debéis ser hombre de mar, o sabríais que las cosechas se siembran en primavera y se recogen en otoño, con poco que hacer en el medio.
 
Un profundo surco apareció en el entrecejo del hombre.
 
— ¿Entonces, esperáis que los hombres regresen enseguida?
 
— Oh, no. No si pueden evitarlo — río — Se demorarán todo lo posible con la caza a fin de disfrutarla más. No es frecuente que un jabalí llegue tan cerca.
 
Las facciones del hombre se relajaron un poco y sus labios delgados se curvaron en una sonrisa.
 
— ¿Cómo os llaméis, muchacho?
 
  Jokwon — replicó prestamente.
 
— ¿Y tenéis esposo, Jokwon?
 
Él se ruborizó deliciosamente y bajó la mirada.
 
  No, señor. Todavía vivo con mi padre.
 
— ¿Y él está con los demás?
 
Los ojos del muchacho brillaron otra vez, llenos de picardía.
 
— ¡El no se perdería la caza por nada del mundo!
 
Mucho mejor, pensó el hombre antes de hablar.
 
— He viajado desde muy lejos y el sol de la mañana calienta mucho, Jokwon. ¿Podría descansar un rato en vuestra casa?
 
Por primera vez él pareció nervioso.
 
  Yo... no sé...  
 
  Sólo unos pocos minutos, Jokwon — añadió rápidamente él.
 
El joven pensó un momento.
 
  Estoy seguro de que mi padre no se enfadará —dijo, y se volvió para abrir la marcha. La casita donde entró era muy pequeña.
 
 
Jokwon observó al hombre con curiosidad cuando miró los presentes que había recibido del señor de la mansión por sus servicios alegremente ofrecidos. El alto desconocido no era apuesto, pero tampoco repulsivo. Y aunque obviamente no era rico, tenía una espalda fuerte y podría servirle muy bien como marido. Él tenía pocas posibilidades de encontrar esposo en su propio pueblo, porque todos los candidatos ya habían probado sus encantos, y aunque no lo encontraban falto de atractivos, ninguno lo habría tomado por esposo sabiendo que sus amigos también lo habían saboreado.
 
Jokwon se sonrió secretamente mientras preparaba el plan. Hablaría con su padre cuando él regresara, y le expondría. sus proyectos. El sentía pena por la situación de su hijo y ansiaba tener un yerno que le ayudara en el campo.
 
Juntos podrían persuadir al desconocido para que se quedara un tiempo. Después, Jokwon usaría su astucia para sacarle una propuesta de casamiento. Esta vez, sí, esta vez tendría primero la boda y después la diversión. No añadiría otro desliz a su larga lista .
 
— ¿Deseáis beber un poco de cerveza para calmar vuestra sed, señor? – preguntó con dulzura, atrayendo una vez más la atención del hombre.
 
— Sí, os lo agradeceré mucho — dijo él, y aguardó pacientemente que le pusiera la copa en las manos. El hombre dirigió una mirada nerviosa al portal y, viendo la puerta de paja trenzada sacada de sus goznes y apoyada en la pared, terminó la cerveza en seguida. Sin decir palabra, fue hasta la puerta y la puso en su lugar, impidiendo la entrada al sol de la mañana. Se percató de que la puerta no estaba hecha para brindar protección sino, simplemente, para detener el frío y el calor y, muy conveniente para las miradas indiscretas.
 
— La mañana esta calurosa — dijo a manera de explicación, y el joven lo aceptó, en lo más mínimo asustado.
 
— ¿Queréis algo de comer, señor? No me llevará mucho tiempo prepararos algo.
 
— Si sois tan amable— repuso él y sus labios delgados se curvaron en una sonrisa de agradecimiento. Pero secretamente admitió que la comida podía esperar: sus riñones, no.
 
El joven le volvió la espalda y fue hacia el fogón. En ese momento él sacó un cuchillo de abajo de su túnica y se puso detrás. El cuerpo más bien bajo de Jokwon se puso rígido cuando el cuchillo le tocó el cuello y el pecho del hombre le apretó la espalda. No temió por su cuerpo, como hubieran temido la mayoría de jóvenes de su edad, sino por su vida.
 
— No grites, Jokwon, o tendré que haceros daño — dijo él lentamente, poniendo una mano en su pecho— . Y a cualquiera que venga a ayudaros . Es poseeros lo que deseo, nada mas.
 
Jokwon ahogó un sollozo al ver que sus planes recién formados se disolvían con las palabras de él. Un sueño de vida tan corta. Tener por fin un marido.
 
 
Un poco al sur de la aldea, una figura solitaria caminaba cojeando entre los árboles, murmurando juramentos a cada paso que daba. Al caballo que hacía rato había derribado a su jinete no se lo veía en ningún sitio, pero el muchacho lo mismo giró en redondo levantando un pequeño puño y maldiciendo en alta voz.
 
— ¡Ya te atraparé, bestia mal enseñada!
 
Más herido estaba el orgullo que las posaderas sobre las que había aterrizado el jinete. Con una mano firmemente apoyada en el área dolorida, el muchacho siguió caminando hacia la aldea y, viendo un lugar donde podría descansar, irguió orgullosamente la cabeza y soportó las miradas curiosas de los aldeanos.
 
Un joven se acercó y sin hacer la pregunta obvia sobre qué le había pasado al caballo del joven, dijo
 
— Tenemos un visitante. Hee. Jokwon le da la bienvenida.
 
Los fríos ojos negros fueron hasta la cabaña de Jokwon y volvieron al joven.
 
— ¿Por qué se encerraría?
 
El joven sonrió con expresión de enterado.
 
— Vos conocéis a Jokwon
 
— Sí, pero él no concede sus favores a extraños.
 
Sin otra palabra, el muchacho, espada en mano, cubrió la corta distancia hasta la cabaña de Jokwon e hizo a un lado la puerta cerrada. Pocos momentos le bastaron a sus ojos negros para adaptarse a la oscuridad del interior de la cabaña, pero enseguida se posaron en la pareja en el rincón, ignorante de la intrusión. El desconocido estaba montado sobre Jokwon y agitaba sus muslos flacos como un jabalí en celo.
 
Al principio los intrusos ojos quedaron fascinados observando el acoplamiento de las dos criaturas, el frenético pujar, el sonido de los gemidos y gruñidos que salían del rincón. Pero entonces un relámpago de plata llegó a los ojos, y como nubes anunciadoras de una tormenta inminente, vieron el cuchillo en la mano del desconocido.
 
Sin pensarlo dos veces, cruzó la habitación con pasos decididos, levantó la espada y pinchó diestramente el trasero del violador. Un grito resonó en la cabaña y el hombre saltó dejando libre al acobardado Jokwon, dispuesto a enfrentar a su atacante.
 
Jokwon ahogó una exclamación cuando vio la razón de que el extraño hubiera saltado.
 
  Hee, ¿qué hacéis aquí?
 
El joven, firmemente plantado sobre sus piernas separadas, respondió sin emoción:
 
— Ha sido afortunado, supongo, que la jaca a la que llamo Gibok me haya derribado, o no habría llegado a tiempo para ver que se hiciera justicia. El os forzó, ¿verdad?
 

Sí —  dijo Jokwon y no pudo contener los sollozos

de alivio que

sacudían su cuerpo.

 

 

¡El muchacho no era virgen! —  dijo el extraño

con furia y con

ambas manos aplicadas a su trasero sangrante.
 
El hombre dedujo fácilmente que éste no era el padre del jovencito sino apenas un muchacho, uno muy joven por el sonido agudo de su voz. Evidentemente el muchacho no era de la aldea porque su riqueza se notaba en el manto finamente bordado que cubría la túnica de plata. La espada que había herido al desconocido era como éste no había visto nunca: un espadón, seguramente, pero excepcionalmente fina y ligero, con centelleantes gemas rojas y azules incrustadas en la empuñadura.
 
— Que él no haya sido virgen no os daba derecho a tomarlo. Sí, es sabido que Jokwon es generoso con sus favores — dijo el joven, y en voz más baja añadió— pero sólo con quienes él elige. Él os acogió con hospitalidad y vos le pagasteis de la manera más indigna. ¿ Cuál será el castigo, Jokwon? ¿Le corto la cabeza, y la pongo a vuestros pies, o quizá ese órgano encogido que se erguía tan orgulloso hace un momento entre vuestras piernas?
 
El hombre, furioso, estalló:
 
— ¡Por eso os arrancaré el corazón, muchacho!
 
Salieron risitas de un grupo de espectadores que se habían reunido en el vano de la puerta al oír los gritos. La cara del hombre desnudo se puso lívida de rabia. Para aumentar su humillación, la risa del muchacho se unió a las demás.
 
Entonces, para sorpresa de todos, Jokwon habló con in dignación.
 
— Hee, no debierais reíros de él.
 
Las risas cesaron y el joven le dirigió una mirada de desprecio.
 
— ¿Por qué, Jokwon? El desconocido obviamente cree que es rival para mí. Yo, que atravesé con la lanza mi primer jabalí cuando tenía nueve años, y que maté cinco bandidos con mi padre cuando quisieron robar vuestra aldea Yo, que he tenido una espada en la mano desde que aprendí a caminar, que he sido diligentemente entrenado para los rigores de la guardia. Este violador cree que puede arrancarme el corazón con ese juguete que tiene en la mano. ¡Miradla! Podrá ser alto, sí, pero no es mas que un cobarde llorón.
 
Este último insulto arrancó al hombre un rugido de furia y se abalanzó, cuchillo en mano, el brazo levantado, decidido a cumplir su reciente amenaza. Pero el joven no se había jactado sin motivo y se hizo a un lado con gracia y agilidad. Un leve giro de la espada dejó una larga huella sangrienta en el pecho del hombre. Esto fue seguido por un fuerte puntapié en su trasero ya lastimado.
 
— Quizá no un cobarde, pero sin duda un patán chapucero — dijo el muchacho en tono burlón cuando el hombre se estrelló contra la pared opuesta — ¿Habéis tenido bastante, violador?
 
El cuchillo cayó de la mano del hombre cuando chocó con la pared, pero él volvió a tomarlo rápidamente y cargó de nuevo. Esta vez la larga hoja de la espada cortó hábilmente desde la izquierda y el hombre miró furioso la X perfectamente formada sobre la mitad superior de su pecho. Las heridas no eran profundas pero bastaban para cubrirle el pecho y el abdomen con su propia sangre pegajosa.
 
— Sólo hacéis arañazos, muchacho — gruñó el hombre — . ¡Mi acero, aunque pequeño os hará una herida mortal!
 
Como ahora estaban separados nada más que por unos treinta centímetros, el hombre vio su oportunidad y rápidamente se lanzó sobre el cuello delgado y blanco de su enemigo. Pero el otro se hizo a un lado con la gracia de un matador que se aparta del camino de un toro en embestida. El cuchillo del hombre cortó el aire vacío y un segundo después fue arrancado de la mano con un fuerte golpe y cayó en el suelo, fuera del alcance de su dueño.
 
El desconocido quedó mirando a Jokwon, quien le devolvió la mirada sin compasión.
 
— ¡Tonto! Hee sólo estaba jugando con vos.
 
El vio la verdad de esas palabras y se puso visiblemente pálido. Y aunque lo enfurecía ser tomado a broma por un simple muchacho, ahora temió por su vida. Se volvió y rogó que el golpe mortal fuera rápido. No había misericordia en esos fríos ojos que le miraron, y la carcajada que brotó de esos labios suaves, sensuales, le heló la sangre,
 
— ¿Como os llamáis?
 
— Donal. Donald Gillie — respondió prestamente.
 
— ¿Y de dónde venís?
 
— Anglesey.
 
A la mención del nombre, los ojos negros se entornaron.
 
— ¿Y estuvisteis allí el año pasado, cuando los malditos vikingos atacaron la isla de Gyeongsang?
 
— Sí, fue horrible ver tanta carnicería y...
 
— ¡Callad! No os pedí un relato de lo que hicieron   los bastardos. iSabed esto, Donald Gillie! Vuestra vida está en las manos del doncell —el joven se volvió a Jokwon — . ¿Qué se hará? ¿Terminaré ahora mismo sus días de violador?
 
— ¡No! — exclamó Jokwon.
 
— ¿Deberé entonces mutilarlo por lo que os ha hecho ? ¿ Cortarle un brazo? ¿Una pierna?
 
— ¡No! ¡No, Hee!
 
— ¡Es menester hacer justicia ahora mismo, Jokwon! — dijo con impaciencia — Mi justicia es menos severa que la de mi padre. Si hubiera sido él, lo habría atravesado con un palo y dejado para que lo comieran los lobos. Yo he jugado, sí, pero con mis propios ojos he visto su crimen y él tendrá que pagarlo.
 
Jokwon alzó sus ojos grandes y llorosos. Donald Gillie permanecía con los hombros caídos, aguardando su destino. La lisa frente del joven se arrugó sumida en reflexiones y entonces los ojos negros se iluminaron con una solución.
 
— Yo decidiré, entonces. ¿Aceptaríais al hombre por marido, Jokwon?
 
El susurro, apenas audible, no tardó en venir.
 
— Sí.
 

— ¿Estáis de acuerdo, Donal Gillie? — los ojos negros lo traspasaron con fiereza.

 

 

 

 

 

 

El hombre levantó la cabeza de golpe.

 

 

 

 

— ¡Sí, acepto! —  dijo sin vacilar.

 

 

 

 

   Entonces,  así  sea.  Os  casaréis —   dijo en  tono definitivo — . Habéis hecho un buen negocio, Donald Gillie. Pero sabed esto, no podéis decir que sí hoy y negarlo mañana. Si el jovencito sufriera algún daño, o si vos tuvierais la intención de abandonarlo, no habrá un agujero lo bastante profundo para que os ocultéis porque yo os encontraré y os quitaré la vida.

 

 

 

 

 

El hombre no pudo contener su alegría por haber recibido tan leve castigo.
 
  No haré daño al joven.
 
  Bien — dijo y fue hasta la puerta — . Vosotros iros ahora. Ya habéis tenido vuestra diversión del día. Dejad que estos dos se conozcan mejor. — Se volvió y dijo — Jokwon, lavadlo antes que regrese vuestro padre. Tendréis mucho que explicar a ese buen hombre.
 
— Vuestro propio padre realmente ha criado un hijo varón misericordioso, mí señor  —dijo Donald Gillie.
 
El joven rió abiertamente.
 
  Mi padre no tiene ningún hijo varón.
 
Donald Gillie quedóse mirando la grácil figura que se alejaba. Después acudió a Jokwon por una explicación.
 
— ¿Qué quiso decir él?
 
Jokwon rió de su confusión
 
—Fue el joven señor Heechul no un varón quien os perdonó la vida.
 
 
Heechul abrió la pesada y sólida puerta de roble y dejó que el sol de mediodía se derramase dentro del penumbroso hall de la mansión. El hall de entrada estaba vacío pero llegaban voces a través de las puertas dobles de la cámara de recibir que estaba a la derecha. Heechul pudo oír a su joven medio hermano Jaejoong y la cocinera que discutían las viandas de la comida de la noche. Jaejoong era la última persona que Heechul quería ver ahora, o en cualquier momento, en realidad. Sin embargo, especialmente ahora, cuando hacía tan poco que se había caído de su yegua — maldita Gibok — y no se encontraba en mu y buenas condiciones.
 
Sentía doloridos todos los músculos de su región posterior y la breve pelea no le había ayudado en nada. Había tenido que esforzarse para no hacer una mueca de dolor cada vez que se movió en el interior de la cabaña de Jokwon.
 
Durante esos pocos minutos fue realmente el hijo varón de su padre, no un frustrado jovencito en este molesto cuerpo delicado. Su padre hubiera estada tan orgulloso como él mismo.
 
Heechul tuvo ganas de gritar de alivio cuando por fin abrió su puerta, y se detuvo sólo para llamar a su sirvienta. Antes que tocara la almohada, Alane llegó corriendo desde su propia habitación que estaba muy cerca, doblando la esquina del pasillo. Alane ya no era joven pero no se le notaba demasiado. Su pelo rojo hablaba de sus antepasados escoceses. En una época había sido de color zanahoria pero ahora era de un anaranjado amarillento apagado. Sin embargo, sus ojos brillaban de juventud, aunque no era tan vivaz como antes y solía caer víctima de frecuentes y largas enfermedades en los meses de invierno: entonces Heechul se convertía en el sirvienta y atendía a Alane. .
 

— ¡Oh, Heechul, mi muchacho! — dijo Alane sin aliento, llevándose al pecho una mano flaca —. Me alegro de veros regresar a tiempo. Sabéis que vuestro padre se enfada si no tomáis vuestras lecciones con Janghoon.—  ¡Maldito  sea  Janghoon  y  todos  los  suyos!    dijo Heechul, fastidiado — Y maldito sea ese cochino jabalí tambi én!

 

 

 

— Vaya, hoy estabais de muy buen humor — dijo Alane, y rio por lo bajo

 

 

 

— ¡Pues ahora no lo estoy!

 

 

— ¿Qué provocó ese cambio?

 

 

Heechul se movió para sentarse, hizo una mueca y volvió a acostarse.
 
— ¡ Gibok, esa vaca preñada! Tanto he entrenado a esa jaca y tiene el descaro de dejarse asustar por un conejo. i Un conejo! ¡Nunca se lo perdonaré!
 
Alane rió abiertamente.
 
— Deduzco que esa briosa yegua os ha derribado y que vuestro orgullo está un poquito herido.
 
— ¡Oh, calla, mujer! No quiero escuchar tu charla. Necesito un baño... un baño caliente para calmar estos huesos doloridos.
 
— Tendrá que ser rápido, querido mío — replicó Alane sin ofenderse. Estaba muy acostumbrada a los modales cambiantes de su joven señor— . Janghoon os espera pronto.
 
— ¡Janghoon puede esperar!
 
La gran cámara de recepción de la planta baja era donde Heechul y Janghoon se encontraban todas las tardes. Era así desde hacía casi un año, soportaba las detestadas lecciones porque no tenía alternativa. Aprendía lo que le enseñaban, pero por su propia voluntad, no porque su padre se lo ordenaba.
 
Janghoon se puso de pie cuando entró en la estancia y le miró con expresión sombría en sus claras facciones.
 
— Llegáis tarde, joven Heechul.
 
— Debéis perdonarme, Janghoon. Me apena haberos tenido esperando, cuando estoy seguro de que tenéis cosas más importantes que hacer.
 
Las facciones del alto escandinavo se suavizaron y sus ojos recorrieron la habitación, mirando a todas partes menos a Heechul.
 
— Tonterías. Nada hay nada mas importante que prepararos para vuestra vida y vuestro hogar nuevo.
 
— Entonces debemos comenzar inmediatamente para recuperar el tiempo que hemos perdido.
 
Para ser justos, Heechul podía ser un joven señor cuando la situación lo exigía. Su tía Boah se había ocupado de eso. Podía mostrarse gracioso y encantador, y usar sus atractivos para lograr sus propósitos. No usaba muy a menudo a esta tretas, pero cuando lo hacía todos los hombres quedaban rendidos a sus pies.
 
El baño había ayudado algo, pero no lo suficiente para permitirle moverse con facilidad. Heechul fue lentamente hasta una de las cuatro sillas parecidas a tronos que estaban frente al enorme hogar y se reunió con Janghoon. El empezó la lección donde la habían dejado el día anterior. Ahora comenzó a hablar en noruego, que Heechul entendía porque ese idioma fue lo primero que Janghoon le enseñó.
 
¿De veras hacía menos de un año que recibieron las noticias de la isla de Gyeongsang? Parecía mucho más tiempo. La noticia había sido un golpe tremendo y frenó a todos de miedo. Fue dos días atrás que su padre envió por él y Ie habló de la solución para su apurada situación. Heechul ni siquiera sabía que se encontraban en apuros.
 
En su mente veía claramente aquella reunión. Acababa de regresar de una cabalgata matinal con Gibok, su yegua color gris plata, cuando le avisaron que su padre quería verlo.
 
— Tendréis que casaros con un jefe escandinavo, hijo — fueron las primeras palabras de lord de su padre.
 


Libre Para Amar II -15




Acarició el pelo de Jaebum y lo levantó para mirarle a la cara. Quería ver sus ojos y comprobar si había conseguido espantar a ese demonio oscuro que habitaba dentro de él.
—Jaebum, mírame.
Él apoyó en el suelo los antebrazos y abrió los ojos. Los párpados le pesaban, tenía el rostro de un hombre que había saciado su lujuria. Su mirada ya no era gélida, pero había un brillo demoníaco que no había desaparecido aún.
Jaebum tomó su cara entre las manos y lo besó en la boca.
—No va a desaparecer sólo porque tú lo quieras, Jinyoung.
—¿Y si...? ¿Y si no desaparece nunca?
Él le puso el dedo índice en los labios para hacerle callar. Después se echó de lado y lo colocó de espaldas a él, acurrucándose.
—Nunca te haré daño a ti, a Doyoung ni a nadie de Goyang.

Vikingos



Introducción

 

  

Título: Vikingos

Autora original: Johanna Lindsey

Título original: Serie Vikingos

Género: AU, FLAFF

Clasificación: Rating {NC17}

Advertencia: Bajo su responsabilidad.

Comentario de adaptadora: 

LLega nuevo Sichul, espero les guste, cuando leí por segunda vez estas historias ya estaba metida con los chinoscoreanos por lo que al leerla no vi otra pareja que el Sichul en el primer libro. En total son tres libros, las dos parejas restantes esla primera vez que las manejo, así que espero no me acribillen tanto. El segundo libro será BaekRen de Nuest y el tercero Jun x Minghao de Seventeen, así que cualquier cosita, inquietud y sugerencias siempre atenta, como les dije es mi primera vez ;).

Un punto a aclarar, con respecto a los personajes que se colocan como antagonistas o mas conocidos como "los malos de la película", NO TENGO NADA EN CONTRA DE ELLOS. Así que espero si son fans de alguno no se sientan ofendidas, solo creo que sirven para la historia.


Descripción:

El joven Lord Kim Heechul sabía que la esclavitud era el destino de jóvenes y mujeres capturados por los Vikíngos. Brutalmente raptada por un hombre sin escrúpulos, él había jurado vengarse, enfrentarse hasta la muerte y no someterse jamás a su voluntad. Sin embargo, la mezcla de ternura y brutalidad de aquel hombre primitivo cautivaría su corazón. Siwon le haría conocer el deseo, llenando de intensa pasión las largas y heladas noches de invierno.


 Choi Minki afrontó la furia helada que despedían los negros ojos del hombre que lo había capturado. Era priosionero de Kang Baekho, pero jamás aceptaría ser su esclavo. En esa belleza vikinga el poderoso señor había encontrado, al fin,alguien que lo enfrentaba de igual a igual, idéntica en orgullo, en fuerza y en ardiente sed feroz de deseo insaciable. Minki no podía conocer el tormento que dividía el alma de Baekho: él ansiaba abrazar su cálido cuerpo y su sonrisa cristalina, al mismo tiempo que lo odiaba por un antiguo crimen...Minki Y Baekho pertenecían a dos mundos en pugna. Quien sería el primero en rendirse ante la desgarradora promesa del amor?


Choi Junhui, un increíble vikingo de gran valentía y belleza, es herido y dado por muerto en una batalla. Tras ser rescatado por una ladrona de cadáveres es tomado prisionero y sin haberse recuperado completamente es interrogado por el joven señor Minghao. Sin piedad ante el presunto enemigo, tras un interrogatorio en el que Junhui responde absurda y provocativamente a causa de la fiebre, Minghao ordena que lo azoten.                                                                                                                                  La dureza de Minghao podría tener consecuencias inimaginables, pues el odio , el amor y la pasión, enredarán a ambos en un juego peligroso.


La historia original no es mía, YO SOLO LA ADAPTO, modifico nombres y una que otra situación. Créditos a su autora original y de traducción a quien corresponda.


Libre Para Amar II -14



Jinyoung mordió un dátil mientras observaba a Jaebum. Estaba sentado en la cama con las piernas extendidas frente a él. Tenía las manos sobre las rodillas.
No entendía muy bien qué estaba haciendo, pero se dio cuenta de que su respiración se había pausado y su expresión se endurecía. Era como una máscara irreconocible.
Si eso era lo que necesitaba hacer para prepararse, se quedaría callado y dejaría que se preparara en paz.
Después abrió los ojos, que estaban encendidos por la ira. Se puso en pie y comenzó a estirarse. Empezó con la espalda y siguió con brazos, piernas y cuello. Cuando terminó, estaba cubierto de sudor.
Sonó un tambor en alguna parte del campamento. Miró a su esposo, pero él ya no estaba allí. Su cuerpo estaba en la tienda, pero su mente y su espíritu estaban en algún otro sitio.
Le dio la impresión de que ese lado oscuro de Jaebum estaba deseando entrar en combate. Parecía estar poseído por algo animal.
Se dio cuenta de que a eso se había referido el hermano Daniel.

yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...