Entre el Miedo y el Amor- Capítulo 5



Le observó conteniendo el aliento cuando él avanzó acortando una vez más el espacio entre ellos. Sungmin no se apartó y Kyuhyun sonrió. Una venita latía en la base de la garganta de él y Kyuhyun sintió un deseo arrollador de pasar por allí la lengua, sentir el latido.

–Me pregunto si sois tan inocente como afirmáis serlo, lee Sungmin.


Sungmin no podía ceder ante él, por más que él ejerciera toda su magia.

–Sabiendo quién es mi familia no creo que podáis dudar de mí, lord Guixian.

–No os ha escandalizado que os trajera aquí –estalló él–. ¿Por qué? –Le examinaba minuciosamente la cara.

- Oh, supongo que he visto lo divertido de la situación –confesó Sungmin, pero añadió–: de todos modos estuve un rato preocupado, cuando pensé que tío Siwon podía descubrir dónde me habíais traído y temí que viniera a golpear a vuestra puerta antes que regresara y me dejase libre. Hubiera sido toda una conmoción. Y no creo que hubiéramos podido guardar por mucho tiempo el secreto, y tal vez habríais terminado teniendo que casaros conmigo. Y sería lamentable, porque no nos entenderíamos.

-¿Qué no nos entenderíamos? –dijo él, divertido.

–Claro que no –dijo Sungmin con fingido horror–. Yo me enamoraría locamente de usted, pero usted seguiríais siendo un sinvergüenza de mala reputación, y me destrozaríais el corazón.

–No cabe duda de que tenéis razón –suspiró Kyuhyun, siguiendo el juego–. Yo sería un marido atroz. Y, a propósito, es difícil que me puedan obligar a casarme.

–¿Ni siquiera en el caso de haber arruinado mi reputación?

La boca de Kyuhyun se volvió seria.

–Ni siquiera en ese caso.

Fue evidente que a Sungmin no le gustaba la respuesta y Kyuhyun se enfadó consigo mismo por ser tan innecesariamente sincero. La rabia contra sí mismo hizo que los brillantes ojos color café brillaran más, como si estuvieran iluminados por detrás con una luz antinatural. Sungmin se estremeció, pensando cómo sería aquel hombre si de verdad llegaba a enojarse.

–¿Tenéis frío? –preguntó Kyuhyun, viendo que Sungmin se frotaba los brazos. ¿Se atrevería a rodearlo con sus brazos?

Sungmin buscó su capa y la echó sobre los hombros.

–Creo que ya es hora...

–Os he asustado –dijo él amablemente–. No era mi intención hacerlo.

–Creo que he podido darme cuenta perfectamente de cuáles son vuestras intenciones, señor –replicó Sungmin.

Se agachó para ponerse los zapatos y, cuando se levantó, se encontró entre los brazos de Kyuhyun. Lo hizo tan rápidamente que lo había besado antes que Sungmin pudiera respirar. La boca de él olía a brandy, dulce, embriagador, Oh, Sungmin sabía que iba a ser así, algo celestial.

Nunca lo habían besado con tanto sentimiento ni tanta osadía, había adaptado la figura de Sungmin a la de él, dejándolo que sintiera por primera vez el estado de un hombre excitado. Sungmin quedó sorprendido y excitado. ¿Qué era aquella sensación, tan profunda que surgía desde lo más hondo ?

Los labios de Kyuhyun recorrieron su mejilla, llegaron hasta su garganta, donde besó la venita palpitante, absorbiendo la piel con la boca, chupando muy suavemente.
–No hagáis esto –logró murmurar Sungmin. Aquello no parecía ser su propia voz.

–Oh, pero tengo que hacerlo, amor, de verdad... –lo levantó entre sus brazos. No era nada divertido lo que estaba pasando ahora. Sus labios volvieron a rozar la garganta de Sungmin y éste gimió.

–Dejadme, soltadme –dijo sin aliento–. Kangin os odiará.

–No me importa.

–Mi tío os matará.

–Habrá valido la pena- Estaba dicho.

–No diréis eso cuando veáis su arma en el campo del honor. Bajadme, lord Guixian.

Kyuhyun lo depositó en el suelo lenta, cuidadosamente, haciendo que el cuerpo de se deslizara provocativo a lo largo del suyo.

–¿Entonces os importará...?- lo mantenía apretado contra él, y el constante calor de su cuerpo le perturbaba.

–Claro. No me gustaría veros morir por una escapada inofensiva...

–¿Es así como consideráis la idea de que yo os haga el amor? –Rió, satisfecho.

– No me refería a eso, sino al hecho de traerme aquí. Tal como están las cosas, me costará un tiempo tremendo convencer a Siwon de que debe olvidar el asunto.

–¿Pensáis defenderme entonces? –preguntó Kyuhyun suavemente.

Sungmin se apartó, porque no podía pensar claramente si su cuerpo estaba cerca del cuerpo de él. La capa se había caído y Kyuhyun la recogió galantemente y se la entregó, con una inclinación.

–Si Siwon no sabe que es usted quien me ha raptado, no mencionaré vuestro nombre. Si lo sabe, bueno, supongo que haré todo lo posible para salvaros la vida. Pero insisto en que me devolváis ahora a él, antes de que haga alguna tontería, como por ejemplo, informar a los demás de que yo he desaparecido.
–Al menos me dejáis la esperanza –dijo Kyuhyun sonriendo–. Tal vez yo no sería un buen marido, pero me han dicho que soy un amante excelente. ¿Me tomaréis en cuenta?

Lo miró con desagrado.

–No quiero tener un amante.

–Tendré que seguiros esta temporada hasta que cambiéis de idea –le previno.

Y Sungmin pensó que él era incorregible, cuando finalmente, lo acompañó hasta la salida de la casa. Incorregible y tentador, muy tentador. Era mejor que el tío Siwon se apresurara en convencer al tío Shindong acerca de la necesidad de encontrarle un marido, porque Cho Kyuhyun podía representar muy bien la caída de un joven.



–Lamento que no hayáis podido ir al baile.- Kyuhyun, detuvo su carruaje unas pocas puertas más allá de la mansión de Kim Siwon. Sus ojos acariciaban la cara de Sungmin.

–Apostaría a que lamentáis más que lord Kim Jinhee haya podido asistir.

- Perderíais la apuesta –dijo con un suspiro–. De todos modos no sé por qué lo hice. La bebida, creo. Pero ahora me importa un comino.

–Mentira. Estabais celoso cuando creísteis que él estaba con Siwon.

–Otro error. Nunca he estado celoso en mi vida, de nada ni de nadie.

–Vamos, sois un ser afortunado...

–¿No me creéis?

–No veo otro motivo para querer encerrar esta noche a vuestro amante. Ni siquiera habíais pensado pasar la velada con él.

Kyuhyun rió.

–Lo decís con un aire muy mundano.

–En todo caso, no lamentéis que yo me haya perdido el baile. Yo no lo lamento.

–¿Por haberme conocido? –se aventuró a decir Kyuhyun –. Me dais más y más esperanzas, amor.

Sungmin se puso erguido.

–Lamento desilusionaros, lord Guixian, pero no es ese el motivo. Esta noche hubiera preferido quedarme en casa.

–Y yo también, si estuvieseis conmigo. Pero aún hay tiempo, ¿sabéis? Podríamos volver a mi casa.

Sungmin movió la cabeza con ganas de reír. Lo cierto es que, desde que lo había conocido, sentía una ridícula necesidad de reír por la pura dicha de hacerlo. Burbujeaba. Pero sabía que debía dejarle ahora y olvidar esta noche.

–Tengo que irme –dijo suavemente.

–Supongo que no hay más remedio. –Los dedos de Kyuhyun se cerraron sobre la mano enguantada de él, pero no hizo movimiento alguno para ayudarlo a bajar del coche. Le apretaba la mano como si quisiera que se quedara allí.– Quiero besaros antes de que os vayáis.

–No.

–Nada más que un beso de despedida.

–No.

Con la mano libre le tocó la mejilla. No se había preocupado por recoger los guantes o el sombrero antes de salir de la casa, y los dedos desnudos estaban calientes al contacto con su piel. Sungmin no podía moverse, y esperó sin aliento que él le robara el beso que le rehusaba.

Lo hizo, y sus labios se apretaron contra los de Sungmin en un beso que no se parecía a ninguno que él hubiera recibido antes. Cálidos y dominantes, sus labios probaron los de él hasta que Sungmin sintió que estaba a punto de estallar.

–Bajemos antes de que pierda la cabeza –dijo Kyuhyun rudamente. La pasión volvía densa su voz.

Sungmin estaba deslumbrado cuando él lo ayudó a bajar del carruaje y lo guío hasta la casa de su tío.

–Es mejor que no vengáis conmigo –murmuró Sungmin. Las lámparas ardían a ambos lados de la puerta, y pudo imaginar que la puerta se abría y que Siwon se enfrentaba a Cho Kyuhyun con una pistola en la mano–. No es necesario que me acompañéis.

–Mi querido, he hecho cosas muy reprobables, pero nadie podrá decir que no soy un caballero, y un caballero debe acompañar a un joven hasta la puerta de su casa.

–tonterías. Sois un caballero sólo cuando queréis serlo, y ahora queréis mostraros terco.

Kyuhyun rió al notar la ansiedad de Sungmin.

–¿Teméis por mi seguridad?

–Sí, temo. Siwon es muy agradable casi siempre, pero, a veces, no puede dominar su carácter. No debe veros hasta que yo no le haya explicado que no ha pasado nada del otro mundo.

Kyuhyun se detuvo e hizo que se diera la vuelta para quedar frente a él.

–Si tiene tan mal carácter, no dejaré que le veáis a solas.

¡El quería protegerlo de Siwon ! Le daban ganas de reír, pero se contuvo.

–Tendríais que entender cómo son las relaciones entre Siwon y yo para saber que soy la última persona que debe tenerle miedo. Somos muy amigos, ¿sabéis? Estamos muy unidos y generalmente él cambia cuando yo estoy a su lado. Siempre lo ha hecho, incluso ha renunciado meses enteros a sus aventuras. Usted debería darse cuenta de lo que esto significa –terminó secamente.

Kyuhyun lo hizo avanzar, sonriendo.

–Admito vuestras razones. Pero hay un motivo en todo lo que hago, y os acompañaré hasta la puerta de vuestra casa.

Sungmin empezó a protestar de nuevo, pero ya estaban ante la puerta. Se puso tenso, rogando que no los hubieran oído, que la puerta no se abriera. Se volvió para mirar a Kyuhyun y murmuró:

–¿Qué motivo podéis tener para...?

Pero él lo interrumpió, descarado.

–¿Veis? Ahora tengo un pretexto para volver a daros un beso de despedida.

Lo envolvió con sus brazos, su boca se acercó buscando la de Sungmin. Aquella era la pasión, una pasión caliente, abrasadora, que le derretía uniéndolo a él. Nada más importaba. En aquel momento Sungmin le pertenecía.

Kyuhyun terminó el beso en el momento en que la pasión casi lo arrastraba. Lo apartó bruscamente, pero sin soltarlo, sus dedos se clavaban en sus brazos. Lo mantuvo allí en la distancia de los brazos extendidos, la respiración entrecortada, los ojos ardientes.

–Te deseo, dulce Sungmin. No me hagas esperar demasiado antes de reconocer que me deseas también.

Sungmin tardó un momento en darse cuenta de que lo había soltado y que se alejaba caminando. Sintió un loco deseo de correr tras él, pero se contuvo. No era fácil. Su corazón volaba y sus piernas no le respondían.

«Contrólate, tonto», se reprendió. «¡Te han besado antes! ¡Ah, pero nunca de este modo!»
Sungmin esperó hasta que Kyuhyun subió a su coche y entonces, de mala gana, se dio la vuelta, abrió la puerta y entró. El vestíbulo y el salón estaban brillantemente iluminados, pero afortunadamente vacíos. La puerta que llevaba a la biblioteca de Siwon estaba abierta y la luz surgía de allí. Avanzó lentamente, esperando que él estuviera ahí y no recorriendo Londres en su búsqueda.

Estaba sentado ante el escritorio con la cabeza entre las manos, los dedos metidos en el tupido pelo negro, como si hubiera querido arrancarlo en mechones. Un botellón de brandy y un vaso estaban ante él.

Al verlo tan desesperado Sungmin se tranquilizó. La culpabilidad le ayudó a recomponerse. En tanto que él disfrutaba de los momentos más dulces de su vida, la persona que significaba más que nada en el mundo había estado enferma de preocupación. Y él ni siquiera había corrido. Se había tomado su tiempo, disfrutando de cada minuto con Kyuhyun. ¿Cómo podía haber sido tan egoísta?

–Siwon...

Siwon lo miró sobresaltado. Después la sorpresa y el alivio lavaron sus hermosas facciones. Corrió hacia el y lo estrechó entre sus brazos, apretándolo tanto que, por un momento, creyó que le iba a romper las costillas.

–¡Dios me valga, Min! ¡Estaba casi loco de preocupación! Nunca me había sentido tan mal desde que Hyukjae te llevó consigo para... bueno, eso ya no importa. –Lo apartó de sí para poder mirarlo de arriba abajo.– ¿Estás bien? ¿No te han hedió daño?

–Estoy muy bien, Siwon. De verdad.

Y también tenía muy buen aspecto. Pero había desaparecido durante tres malditas horas, y él había imaginado las cosas que podían pasarle...

–¡Le mataré mañana por la mañana a primera hora, en cuanto descubra dónde diablos vive!

Sungmin comprendió que era por esto por lo que no se había presentado a golpear la puerta de la casa de Kyuhyun.

–Todo fue perfectamente inocente, Siwon –empezó a decir–. Un error...

–Ya sé que fue un error, Min. El idiota del cochero me lo aseguró. Insistió todo el tiempo en que Guixian iba a traerte de vuelta en cualquier momento, que él y lord Jinhee eran... bueno, creo que ya entiendes lo que quiero decir. Ah, maldición...

–Sí. entiendo lo que quieres decir. El pobre hombre creyó que tú y su...

–No lo digas. Eso no es excusa de todos modos.

–¿Pero no puedes imaginar su cara, Siwon, cuando vio que se había equivocado de joven? – Sungmin rió. –Oh, me gustaría haberlo visto.

Siwon frunció el ceño.

–¿Cómo es posible que no lo hayas visto?

–No estuve presente. Me dejó en su casa y se fue al baile. Lo único que quería era hacer que lord Jinhee no asistiera al baile. Puedes imaginar la desagradable sorpresa que tuvo al encontrarlo allí. No sabía quién era la persona que había encerrado en su casa.

–¿Te encerró en su casa?

–Pero estuve muy cómodo –aseguró con rapidez–. De manera que, como ves, no permanecí con él todo el tiempo... en verdad estuve muy poco a su lado. No pasó nada, y me trajo aquí de vuelta, sano y a salvo.

–No puedo creer que lo estés defendiendo. Si yo hubiera sabido dónde vive, ya estaría muerto. El tonto del cochero no lo sabía. Mandé un hombre a hacer averiguaciones en los clubes, pero, a causa de ese condenado baile, los clubes estaban casi desiertos. Cuando mi hombre volvió a informarme que no había averiguado nada, yo ya estaba dispuesto a ir a casa de Park en busca de alguien que me diera la dirección de ese canalla.

–Y entonces el tío Zhoumi se habría enterado de que yo no estaba contigo, y todo el infierno se habría destapado –terminó Sungmin –. Es una suerte que no hicieras eso. De este modo nadie sabe que no he estado toda la velada contigo. Así que lo único que nos queda por hacer es decidir si me quedaré aquí o si debo volver a casa de tío Zhoumi. ¿Qué sugieres?

–Oh, no, mi hijito –él vio hasta el fondo del juego de Sungmin – No lograrás que olvide esto.

–Pues si no lo olvidas estropearás mi vida –dijo muy seriamente–. Porque nadie creerá que he pasado tres horas en casa de lord Guixian y he salido intacto. Y estoy intacto, quiero que lo sepas.

Siwon lo miró furioso.

–Entonces no le mataré. Pero le daré una lección que de verdad necesita.


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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...