Amor en Altamar- Capítulo 23



Al recobrar la conciencia, Hyukjae logró controlar el gemido que estuvo a punto de escapar de sus labios hinchados. Hizo un rápido repaso mental. Las costillas parecían sólo muy magulladas. En cuanto a su mandíbula, no estaba tan seguro.

Bueno, se lo había buscado por imbécil, por no mantener la boca cerrada y hacerse el tonto ante esos dos que lo habían reconocido, y sacando a relucir tiempos pasados. Hasta Donnie lo había defendido en un momento de incredulidad. Pero no: él tenía que pavonearse de todos sus pecados.

La cosa no habría salido tan mal si ellos no hubieran sido tantos. ¡Rayos y centellas, cinco malditos yanquis! ¿Dónde tenían la cabeza Sunki y Seungin? ¿Cómo no se lo habían advertido? ¿Y dónde tenía él la suya, a fin de cuentas? Su proyecto original era enfrentarse con Donnie cuando estuvieran solo. Junsu ya se lo había advertido, claro. Y ahora el hombre se regodearía con esto a más no poder. Hasta era posible que se lo mencionara a Siwon, sólo para sacarle un poco más de provecho. Y entonces las burlas no tendrían fin.

Por otra parte, ¿qué diablos buscaba al presentarse en esa maldita fiesta, aparte de abochornar al querido niño tal como se merecía?

Había sido la fiesta, la idea de que Donnie la disfrutara con diez o doce pretendientes a su alrededor, lo que le hizo perder su sentido común. Además, lo había encontrado tan bien protegido por esos parientes idiotas que nadie hubiera podido acercarse, ni siquiera él.

A su alrededor zumbaban las voces de los hermanos provenientes de distintas direcciones: algunas, de lejos; otras, a poca distancia o a su lado. Supuso que uno de ellos lo observaba esperando a que diera señales de despertarse.

Si no había querido liquidarlos uno a uno en cuestión de segundos mientras aún querían jugar limpio, había sido por Donnie. Y ahora no estaba en condiciones de hacer ese esfuerzo; habían intentado hacerle atravesar el suelo a golpes. Lo mejor era concentrarse en lo que estaban diciendo. Pero eso también le resultaba difícil; la niebla del dolor que sentía en todo el cuerpo requería a gritos su atención.

-No me lo creeré, Yoochun, a no ser que sea Hae quien lo diga.

-El mismo ha intentado atacarlo, recuerda. Yo estaba aquí, Kyujong -Era la única voz que resultaba agradable escuchar - He sido yo el que ha estado sujetándolo contra su voluntad. Pero eso no cambia las cosas. Te digo que...

-¡Pero si todavía estaba llorando por Shang!

-¡No seas borrico, Hyunjoong! ¿Cuántas veces tendré que decírtelo? Aquello era pura tozudez.

-¿Por qué demonios te metes en esto, Yunho? ¡Últimamente, cada vez que abres la boca es para decir sandeces!

Hubo un breve forcejeo. Luego intervino Seunghun:

-¡Por amor de Dios! ¿Es que no tenéis suficientes cardenales por hoy?

-¡Estoy harto de que me arroje encima su maldita amargura, Seunghun! Podría darle lecciones al inglés.

-Yo diría que ha sido al revés, pero eso no viene al caso. Ten la bondad de callarte, Yunho, si no puedes contribuir con algo constructivo. Y tú, Hyunjoong, deja de ser tan quisquilloso. Así no suponéis una gran ayuda.

-Bueno, yo opino igual que Kyujong, no me lo creo. –Hyukjae empezaba a distinguir las voces; la del acalorado Yunho estaba empezando a irritarle - Y como el cabeza hueca también lo pone en duda...

Esa afirmación originó un nuevo enfrentamiento. Hyukjae tenía la sincera esperanza de que acabaran matándose entre sí... una vez descubriera qué era lo que les parecía tan dudoso. Cuando iba a incorporarse para preguntarlo, los combatientes se estrellaron contra sus pies, provocándole aún más dolor. Su gruñido fue lo bastante revelador.

-¿Cómo te encuentras, Kim? -preguntó una voz asombrosamente jocosa - ¿Te parece que podrás asistir a la boda?

Hyukjae apenas pudo abrir los ojos. Era Kyujong, el de cara infantil, el que le sonreía. Con todo el desprecio de que era capaz, respondió:

-Mis propios hermanos han hecho mejor trabajo conmigo que vosotros, mocosos llorones.

-En ese caso, deberíamos probar otra vez -sugirió el eterno belicoso.

-¡Siéntate, Yunho!

La orden de Yoochun los sorprendió a todos, salvo a Hyukjae; el inglés no tenía idea de que ese Lee rara vez levantaba la voz. Muy decidido, concentró sus fuerzas en incorporarse sin una sola mueca de dolor. En ese momento cayó en la cuenta de lo que acababa de oír.

-¿Qué demonios has dicho? ¿De qué boda hablas?

-De la tuya con Hae, inglés. Como has comprometido su honra, te casaras con él. Si no, te mataremos de muy buen grado.

-En ese caso, muchacho, sonríe y aprieta el gatillo. No dejaré que me obliguen a...

-¿No ha sido ésa la razón por la que has venido a esta casa, Kim? - preguntó Yoochun, enigmático.

Hyukjae le dirigió una mirada fulminante, mientras los otros hermanos reaccionaban con diferentes grados de asombro.

-¿Te has vuelto loco, Yoochun?

-Bueno, eso lo explica todo, ¿no os parece? -había sarcasmo en su voz.

-¿De dónde sacas esas ideas ridículas? Primero, lo de Hae. Ahora, esto.

-¿Por qué no te explicas, Yoo?

-No tiene importancia -replicó Yoochun, observando a Hyukjae - La mente inglesa es demasiado compleja.

Hyukjae prefirió no hacer comentarios. Hablar con aquellos imbéciles ya era un dolor de cabeza en sí. Se levantó poco a poco, con sumo cuidado. Lo mismo hicieron Yunho y Seunghun. Hyukjae estuvo a punto de echarse a reír. ¿Acaso creían que aún le quedaban fuerzas como para resultar una amenaza? ¡Qué gigantes endemoniados! Al parecer, el pequeño Donnie no podía tener una familia normal.

-A propósito, ¿dónde está Donnie?-quiso saber.

El hermano más joven, que se paseaba por el cuarto con bastante agitación, se detuvo frente a él, con fuego en los ojos.

-No es así como se llama, Kim.

-Por Dios, ¿vas a indignarte ahora por un nombre? -En su siguiente comentario faltaba la indiferencia que lo había hecho famoso - Lo llamaré como se me antoje, chiquillo. Ahora dime dónde lo habéis metido.

-No lo hemos metido en ninguna parte -repuso Hyunjoong, desde atrás - Está ahí.

Hyukjae giró en redondo. Vio primero a Hyunjoong, de pie entre él y el sofá. Y en éste, tumbado y pálido como la muerte, estaba Donghae, inconsciente.

-¡Pero qué...!

Hyunjoong, el único que llegó a ver la expresión asesina con que Hyukjae echó a andar hacia el sofá, trató de detenerlo; pero se arrepintió al ser desplazado y acabó estrellándose contra la pared. El impacto hizo que se torcieran todos los cuadros y el ruido se oyó en el salón, donde a una de las criadas, del sobresalto, se le cayó una bandeja con copas.

-Déjalo, Yunho -aconsejó Yoochun- No va a hacerle daño. - Y le dijo a Hyukjae- Se ha desmayado al verte en el suelo.

-El nunca se desmaya -insistió Kyujong - Os digo que está fingiendo para no tener que soportar los gritos de Seunghun.

-Tenías que haberle dado una paliza en su momento, Seung.

Ese descontento provenía de Yunho, a quien todos los hermanos miraron con exasperación. Pero provocó un comentario totalmente inesperado del único hombre ajeno a la familia.

-Si alguien le pone una mano encima, puede darse por muerto.

Hyukjae ni siquiera se volvió para lanzar esa advertencia con un gruñido. Estaba de rodillas junto al sofá, dando suaves palmaditas en las mejillas cenicientas de Donghae, en un intento por hacerlo reaccionar.

En el denso silencio que siguió, Yoochun miró a Seunghun y dijo, sereno.

-Ya te lo dije.

-Cierto. Razón de más para que no retrasemos todo esto.

-Si me hubierais dejado entregarlo al gobernador para que lo ahorcara, ahora no tendríamos problemas.

-Aun así, ha comprometido a Hae, Yunho -le recordó Seunghun - Tiene que casarse con él para solucionarlo. Después analizaremos lo demás.

Las voces de los hermanos zumbaban detrás de Hyukjae, que apenas escuchaba. No le gustaba el color de Donghae. Su respiración también era demasiado débil. Claro que él nunca había atendido a jóvenes en estas circunstancias. Siempre había alguien que se encargaba de acercarles sales aromáticas a la nariz. Sin duda los hermanos no tenían sales. ¿No decían que se lograba el mismo efecto quemando plumas? Hyukjae echó un vistazo al sofá, preguntándose de qué estaría relleno.

-Prueba a hacerle cosquillas en los pies -sugirió Hyunjoong, acercándose - Los tiene muy sensibles.

-Ya lo sé -replicó Hyukjae, recordando una ocasión en que Donghae había estado a punto de arrojarlo de la cama de un puntapié, reflejo provocado por un mero roce de la mano contra su empeine descalzo.

-¿Con que lo sabes? ¿Cómo diablos te has enterado?

Hyukjae suspiró, percibiendo otra vez la beligerancia en el tono de Hyunjoong.

-Por casualidad, muchacho. No pensarás que me dedico a travesuras tan infantiles como hacer cosquillas, ¿eh?

-Me gustaría saber qué travesuras fueron las que hiciste con mi hermano.

-Ninguna que no hayas imaginado ya.

Hyunjoong aspiró hondo antes de replicar.

-Debo reconocer una cosa, inglés; tú sí que sabes cavarte la fosa.

Hyukjae lo miró por detrás del hombro. Habría sonreído, pero dolía demasiado.

-En absoluto. ¿Preferirías que mintiera?

-¡Dios santo, sí!

-Lo siento, amigo, pero no suelo agobiarme con remordimientos ni otras tonterías que a ti parecen afectarte. Tal como le dije a tu hermano, ciertos aspectos de mi vida no resultan moralmente muy aceptables...

-¿Te refieres a los jóvenes?

-Vaya, qué muchacho tan perceptivo.

Hyunjoong enrojeció de ira y apretó los puños.

-¡Por Dios, eres peor que Yunho! Si quieres algunos golpes más de...

-Atrás, cachorro. Tienes buenas intenciones, no lo dudo; pero no puedes vencerme, y lo sabes. ¿Por qué no haces algo útil y traes alguna cosa para reanimar a tu hermano? Creo que él debería participar en este debate.

Hyunjoong, aceptando la sugerencia, se fue henchido de cólera. Un momento después regresó con un vaso lleno de agua. Hyukjae le echó una mirada escéptica.

-¿Quieres decirme, por favor, qué debo hacer con eso?

Como respuesta, Hyunjoong vertió el contenido en la cara de Donghae.

-Bueno, me alegro de que lo hayas hecho tú y no yo -reconoció Hyukjae, mientras el joven se incorporaba, escupiendo y chillando, para buscar al responsable con la mirada.

-Te has desmayado, Hae - explicó Hyunjoong apresuradamente.

-En el salón debe de haber diez o doce jóvenes provistos de sales aromáticas -observó furioso, mientras se quitaba el agua de las mejillas y el pecho - ¿Por qué no se las has pedido?

-No se me ha ocurrido.

-Bueno, al menos podías haber traído una toalla con el agua. - Y luego agregó, horrorizado - ¡Maldito seas, Hyunjoong! ¡Mira lo que has hecho con mi ropa!

-Jovencitos, si no os molesta... -interrumpió Hyukjae deliberadamente.

Los ojos de Donghae se desviaron hacia él.

-¡Oh, Hyukjae, mírate la cara!

-Eso es bastante difícil de hacer, pequeño. Pero yo, en tu lugar, no diría nada. La tuya está chorreando.

-¡Pero de agua, idiota, no de sangre! -le espetó Hae. Y se volvió hacia Hyunjoong - ¿No tienes siquiera un pañuelo?

El hurgó en su bolsillo y le entregó uno blanco, suponiendo que lo usaría para enjugarse la cara. Pero quedó atónito al ver que su hermano se inclinaba hacia delante para limpiar cuidadosamente la sangre seca que rodeaba la boca del inglés.

Hyukjae permaneció de rodillas, dejando que Donghae lo atendiera, como si no hubiera estado arrojándole dardos con la mirada un rato antes, como si no lo hubiera abochornado delante de la familia y los amigos, como si ambos no acabaran de reñir.

Miró a su alrededor, para ver si sus hermanos habían reparado en tal irracional conducta. Seunghun y Yunho seguían discutiendo, sin enterarse de nada. Kyujong, en cambio, sorprendió su mirada y se quedó anonadado. Y Yoochun meneaba la cabeza, aunque con evidente satisfacción y una cierta ironía.

Hyunjoong no veía nada divertido en el asunto. Nada deseaba menos que tener a un pirata por cuñado. Aunque ya no se dedicara a ello. Y lo que era peor, un pirata inglés. Y para colmo de males, un lord del viejo reino. No lograba creer que su hermano hubiera podido enamorarse de este tipo. Simplemente era inconcebible.

¿Cómo se explicaba que Donghae estuviera ahora mismo atendiéndolo con tanta aflicción? ¿Y por qué se había desmayado al verle el rostro algo magullado?

Era preciso admitir que el inglés era un hombre bien plantado. Y además un boxeador inigualable, cosa que Hyunjoong podía admirar, pero no Hae. También parecía un hombre atractivo, al menos antes de que ellos le hincharan el rostro. Pero ¿iba Donghae a dejarse conquistar por esas nimiedades, cuando el hombre tenía tantos puntos en contra? Oh, diablos... Desde que encontrara a su hermano en Jamaica no lograba explicarse nada de lo que sucedía.

-Eres hábil con los puños, ¿eh?

Hyunjoong volvió a fijar su atención en la escena al oír ese irritado comentario de Donghae. Traró de captar la reacción de Kim, pero con ese rostro tan amoratado resultaba difícil reconocer su expresión.

-Podría decirse que he practicado un poco en el cuadrilátero.

-No me explico de dónde has sacado tanto tiempo -replicó Hae, con sarcasmo -Entre administrar una plantación en las islas y hacer de pirata...

-Tú mismo me dijiste que era viejo, pequeño... Con una vida tan larga, es natural que haya tenido tiempo para muchas cosas.

Hyunjoong estuvo a punto de atragantarse al oír aquello. Con el ruido atrajo la atención de Donghae.

-En vez de estarte ahí, sin hacer nada, podrías ayudar. Este ojo necesita algo frío para deshincharse... y el tuyo también, ahora que lo veo.

-Ah, no, Hae. Ahorra aliento, porque no me harás salir de aquí. Pero si quieres que me retire algunos pasos para que puedas cambiar unas palabritas a solas con este sinverguenza, ¿por qué no me lo pides?

-Porque no quiero nada de eso -insistió indignado -No tengo absolutamente nada que decirle. Sus ojos se clavaron en Hyukjae para aclarar - No tengo nada que decirte, salvo que tu conducta esta noche ha superado lo desagradable que es habitual en ti, para caer en lo despreciable. ¿Cómo no me había dado cuenta de que eras capaz de tanta bajeza? Caí en la estupidez de creer que tus ridículas actitudes eran inofensivas; una costumbre sin malicia, como tú dices. ¡Eso creía! Pero me has demostrado que estaba equivocado. Esa maldita lengua tuya ha probado ser mortífera y cruel. ¡Qué!, ¿estás satisfecho de lo que has conseguido? ¿Te has divertido lo suficiente? ¿Y qué demonios haces, todavía de rodillas? Deberían haberte acostado.

Empezó a hablar hasta ponerse furioso, sin darse cuenta de que había acabado la parrafada con un signo de preocupación por él. Hyukjae se sentó sobre los talones y lanzó una carcajada. Dolía horrores, pero no lo pudo evitar.

Donghae lo fulminó un momento con la mirada. Luego preguntó, muy serio:

-¿Qué haces aquí, Hyukjae?

Con aquella simple pregunta hizo añicos la diversión. En un abrir y cerrar de ojos volvió la hostilidad.

-Te olvidaste de despedirte, amor mío. He querido darte la oportunidad de corregir ese descuido.

¿Con que ése era el motivo de tanta locura? ¿El hombre se había sentido despreciado? ¿Y por esa pequeñez, caprichosa y vengativa, había destruido su reputación y los sentimientos que en él inspiraba? Bueno, cabía agradecerle esto último. ¡Pensar que había estado consumiéndose de tristeza ante la perspectiva de no verlo nunca mas! Ahora lamentaba que no hubiera sido así.

-¡Oh, qué falta de consideración por mi parte! -reconoció el joven, casi ronroneando, mientras se levantaba - Pero es muy fácil de rectificar. Adiós, capitán Kim.

Donghae pasó rozándolo, decidido a hacer el mutis más espléndido de su vida. Pero se encontró cara a cara con sus hermanos, que tenían la vista clavada en él y habían oído hasta la última palabra de su acalorado diálogo con Hyukjae. ¿Cómo había podido olvidarse de que ellos también estaban en la habitación?


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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...