Atrévete a Amar- Capítulo 22



Una estocada. Otra estocada. Un gancho izquierdo y luego un golpe cruzado. Un hombre en el suelo, inconsciente. Siwon retrocedió, maldiciendo porque todo había concluido tan rápidamente.

Tsuruga arrojó una toalla a su rostro. También maldijo al subir al cuadrilátero para examinar al contrincante de Siwon

-Dios, Kim. No me extraña que Billy tratara de excusarse después de verte entrar. Siempre afirmo que el ring es un buen lugar para descargar frustraciones, pero no cuando se trata de ti.

-Calla, Tsuruga -dijo Siwon, quitándose los guantes de boxeo.

-De ninguna manera -dijo el hombre mayor, enfadado-. Quisiera saber dónde voy a hallar a un estúpido que desee subir al cuadrilátero contigo. Pero te diré una cosa: no me molestaré en hacerlo hasta que te acuestes con esa ramera y te tranquilices. Aléjate de aquí hasta que lo hagas.

Siwon hubiera golpeado a otro hombre por mucho menos que eso, pero Tsuruga era su amigo. Pero estuvo a punto de hacerlo por haber estado tan cerda de la verdad. Permaneció allí, inmóvil, conteniendo la ira. La voz de Hyukjae lo hizo reaccionar.

-¿Otra vez tienes problemas para hallar un contrincante, Siwon?

-No si estás dispuesto a aceptar el desafío.

-¿Tengo aspecto de tonto? –Hyukjae miró su propio atuendo con fingida sorpresa. -Y pensar que creí que me había vestido muy bien hoy.

Siwon rió y su tensión cedió un poco.

-Como si no pensaras que puedes dejarme tendido en la lona en pocos instantes.

-Por supuesto que podría. No me cabe duda alguna. Pero no deseo hacerlo.

Siwon resopló y estuvo a punto de recordarle la zurra que le había dado Guixian, aunque Hyukjae saliera vencedor, pero cambió de idea. No tenía motivos para discutir con su hermano.

-Tengo la impresión de que me sigues. ¿Es por alguna razón en especial?

-La verdad es que deseo aclarar una cuestión contigo... fuera del ring, por supuesto.

Siwon bajó y tomó su chaqueta.

-Salgamos de aquí, ¿quieres?

-Ven, te invito a beber una copa.

-Bien, pero que sea más de una.

La atmósfera de White's era tranquila por la tarde. Era un sitio ideal para descansar, leer el periódico, hablar de negocios, de política, intercambiar habladurías o embriagarse, que era lo que Siwon pensaba hacer, sin la presencia destructiva de los jovenes, a los que se les prohibía la entrada. Los que solían almorzar allí ya se habían marchado y sólo quedaban los concurrentes habituales, que vivían más en el club que en su casa. Los que cenaban en el lugar y los jugadores aún no habían llegado, aunque ya algunos habían comenzado a jugar.

-¿Quién se encargó de mantener mi asociación al club durante todos estos años? -preguntó

Hyukjae cuando se sentaron lejos de la ventana, donde solía reunirse el grupo elegante.

-¿Quieres decir que aún eres socio? Pensé que entrabas en calidad de invitado mío.

-Muy gracioso, muchacho. Pero sé que ni Shindong ni Zhoumi se hubieran preocupado por ello.

Siwon, acorralado, frunció el ceño.

-Pues soy un estúpido sentimental. Por Dios, son tan sólo unas pocas guineas por año. No deseaba que tu nombre fuera eliminado de la lista de socios.

-¿O tenías la certeza de que finalmente regresaría? -Siwon se encogió de hombros.

-En parte. Además había una extensa lista de espera para los que deseaban asociarse. No quería que nos abandonaras y te fueras a Brook's.

-Kim -Un rubicundo conocido de Siwon se acercó a saludarlo. -Ayer pasé por tu casa, pero el mayordomo dijo que habías salido. Deseaba aclarar algo a raíz de una pequeña apuesta que hice a mi esposo. Vio la noticia en el periódico. Decía que te habías casado, imagínate. Naturalmente pensé que se trataba de otra persona. Debía ser otra, con el mismo apellido. Es así, ¿no? Dime que es una estúpida coincidencia.

Siwon oprimió su copa con fuerza, pero, fuera de eso, no demostró estar molesto ante la pregunta.

-Es una estúpida coincidencia -respondió.

-Lo sabía -exclamó el individuo-. Estoy ansioso por ver la expresión de mi esposo. Es la primera vez en mucho tiempo que le gano tanto dinero.

-¿Crees que fue la respuesta acertada? -preguntó Hyukjae cuando el rubicundo se alejó-. Imagina las discusiones que causará cuando él afirme que tú mismo le has dicho que no te has casado. Luego discutirán con terceros mejor informados.

-¿Qué diablos me importa? -dijo Siwon - Cuando me sienta casado admitiré que lo estoy.

Hyukjae se echó hacia atrás y sonrió.

-¿De modo que ha comenzado el arrepentimiento?

-Oh, cállate. – Siwon bebió su copa y se marchó en busca de otra. Regresó con una botella. -Dijiste que deseabas aclarar un asunto conmigo. Hazlo. En apariencia, se está convirtiendo en una costumbre.

Hyukjae pasó por alto el descubrimiento.

-Muy bien. Minho me ha dicho que la idea de ir a Vauxhall fue tuya, no de él. Si deseabas deshacerte de nosotros por una noche, ¿por qué hacerlo a través del muchacho?

-¿No os divertisteis?

-Eso no hace al caso. No me agrada ser manipulado, Siwon.

-Por eso mismo te envié el mensaje a través de Minho – Siwon sonrió -Has reconocido que te resulta difícil negarle nada, ahora que te has convertido en un padre cariñoso.

-Vete a la mierda. Pudiste pedírmelo. ¿Soy tan insensible como para no poder comprender que desees pasar una noche a solas con tu esposo?

-Basta, Hyukjae. Eres tan sensible como un árbol muerto. Si anoche te hubiera pedido que te marcharas, hubieras permanecido en casa sólo para saber por qué te lo pedía.

-¿Sí? –Hyukjae sonrió con desgana-. Sí, supongo que sí. Os hubiera imaginado a ti y al pequeño escocés corriendo desnudos por la casa y no hubierais podido deshaceros de mí. No me lo hubiera perdido por nada del mundo. Pero, ¿para qué necesitabais tanta intimidad?

Siwon se sirvió otra copa.

-Ya no importa. La velada no concluyó como yo esperaba.

-¿De modo que hay problemas en el paraíso?

Siwon apoyó ruidosamente la botella sobre la pequeña mesa junto a su silla y estalló.

-Ni imaginas de qué me acusó. De hacer el amor con el pequeño camarero que conocimos la otra noche.

-Ten cuidado. Guardo gratos recuerdos de él.

-¿De modo que te reuniste con él después?

-¿Creías que no lo haría, tratándose de un joven tan bonito? Aunque aquella pequeña zorra hubiera sido capaz de... no importa. –Hyukjae se sirvió otra copa, perturbado por haberlo perdido. -¿Por qué no dijiste a tú escocés que lo había escogido para mí? Hemos compartido jovenes en muchas ocasiones, pero resulta desagradable compartirlas el mismo día, ¿no lo crees?

-Así es, pero mi querido esposo piensa que soy capaz de hacer toda clase de cosas desagradables. Y me disgusta tener que explicar que no he hecho nada malo. No debería tener que hacerlo. Un poco de confianza no estaría de más.

Hyukjae suspiró.

-Siwon, muchacho, aún debes aprender muchas cosas relativas a los recién casados.

-¿Acaso has tenido un esposo y crees ser un experto en la materia? -dijo Siwon despectivamente.

-No, por supuesto -dijo Hyukjae - Pero el sentido común indica que es un momento muy especial para un joven. Está adaptándose. Se siente inseguro, nervioso. ¿Confianza? Bah.
Las primeras impresiones suelen ser las más duraderas. Tienes sentido, ¿o no?

-Tiene sentido que no sabes de qué hablas. ¿Cuánto tiempo hace que no tratas a un verdadero joven señor? Los gustos del capitán Hyuk se inclinan hacia jovenes completamente distintos.

-No completamente, muchacho. Encabezar una banda de forajidos tienes sus desventajas, sobre todo en establecimientos de la clase baja que uno debe frecuentar. Y es difícil desprenderse de los hábitos adquiridos. Pero mis gustos no son diferentes de los tuyos. Joven duque o ramera, siempre que sea atractivo y está bien predispuesto, lo mismo da. Y no han pasado tantos años como para que no recuerde la idiosincrasia de los jóvenes duque. Además, en una cosa, todos son iguales. Los celos los convierten en arpías.

-¿Los celos? -dijo Siwon inexpresivamente.

-Bueno, hombre, por Dios, ¿acaso no es ése el problema?

-No pensé que... bueno, ahora que lo mencionas, podría ser por eso que se comporta de una manera tan irracional. Está tan furioso que ni siquiera quieres hablar de ello.

- Así que Tsuruga estaba en lo cierto. –Hyukjae estalló en carcajadas. -¿Qué ha sucedido con tu sutileza, querido muchacho? Has tenido bastante experiencia en la materia como para saber desenvolverte...

-Mira quién habla -sentenció Siwon, irritado-. El mismo hombre al que dieron un puntapié en la pierna la otra noche. ¿Qué ocurrió con la sutileza de Kry?

-Demonios, Siwon -gruñó Hyukjae - Si continúas empleando ese nombre, acabaré con una soga al cuello. Kry ha muerto. Por favor, recuérdalo.

Ahora que su hermano estaba de mal humor, Siwon mejoró su estado de ánimo.

-Cálmate, viejo. Estos individuos no te reconocerían. Pero ya que te has tomado el trabajo de matarlo, dejaremos que descanse en paz. Pero nunca me lo había dicho. ¿Qué fue del resto de tus bandidos?

-Algunos siguieron su propio camino. Otros se unieron al Opera, aunque éste cambió de bandera. Viven en el mar hasta que zarpemos nuevamente.

-¿Y cuándo ocurrirá eso?

-Tranquilízate, viejo -parafraseó Hyukjae - Me estoy divirtiendo mucho al ver cómo arruinas tu vida y por ahora no deseo partir.


Eran las cinco de la tarde cuando Park Hanheng ayudó a los dos hermanos Kim a descender del carruaje que se había detenido frente a la casa de ladrillos de Piccadilly. En realidad, necesitaban ayuda. Hanheng sonreía. Lo había hecho desde el momento en que halló a ambos en White's y procuró apaciguar el disturbio que habían provocado. No podía evitarlo.

Nunca había visto a Siwon tan ebrio. Y en cuanto a Hyukjae, era muy cómico verlo reír a carcajadas ante la condición en que se hallaba su hermano, cuando la suya era muy similar.

-A él no le agradará esto -dijo Hyukjae, rodeando los hombros de Siwon con el brazo, con lo cual estuvieron a punto de caer ambos al suelo.

-¿Quién? –preguntó Siwon con tono belicoso.

-Tu esposo.

-¿esposo?

Cuando Siwon comenzó a tambalearse, Hanheng lo sostuvo y lo condujo hacia la puerta.

-Espléndido. -Rió. -Casi logras que te arrojen del club por golpear a aquel tipo, cuando lo único que hizo fue felicitarte por tu casamiento y ahora no recuerdas que tienes esposo.

Hanheng también estaba tratando de habituarse a la idea. Había quedado atónito cuando Siwon había ido el día anterior para decírselo personalmente, antes de que lo leyera en los periódicos.

-Si ríes Hanheng ... si te atreves a hacerlo... te golpearé en la nariz -le había dicho Siwon con gran sinceridad-. Estaba obnibulado. Es la única explicación posible. De modo que no me felicites, por favor. Tus condolencias serían más adecuadas.

Luego se había negado a añadir nada más. No había querido decir quién era ni por qué se había casado, ni tampoco dejó entrever por qué estaba arrepentido. Pero Hanheng no estaba muy seguro de que fuera así; sobre todo porque lo había arrastrado a la búsqueda del primo de su esposo, que representaba un peligro para éste. Era evidente que deseaba protegerlo. También era evidente su deseo de no hablar de Heechul. Y lo más evidente era la ira subyacente de Siwon. Hanheng se alegró mucho al saber que no habían hallado al individuo que Siwon buscaba. El resultado hubiera sido desastroso.

Pero un comentario casual que hizo Hyukjae cuando Hanheng los sacaba de White's, aclaró un tanto la situación.

-Acabas de hallar un carácter tan irascible como el tuyo, Siwon. No se puede decir que sea negativo en un esposo. Te mantendrá entretenido. -Luego había reído mientras Siwon refunfuñaba.

-Cuando tengas tu propio esposo, hermano, espero que sea tan dulce como ese pequeño arpía que te dio un puntapié en lugar de agradecer la ayuda que le diste la otra noche.

Hanheng estaba a punto de llamar a la puerta, cuando ésta se abrió. El mayordomo apareció con expresión imperturbable, pero experimentó una desagradable sorpresa cuando
Hyukjae le entregó a Siwon para que lo sostuviera.

-¿Dónde está Sunwoo? Creo que necesitaré que me quite los zapatos.

No era la única ayuda que necesitaba, pensó Hanheng, sonriendo, mientras el escuálido mayordomo, en silencio, trató de llevar a Siwon hacia la escalera. Hanheng también tenía problemas para sostener a Siwon.

-será mejor que llame a los palafreneros -sugirió Hanheng.

-Me temo que están haciendo diligencias para el joven señor, señor -dijo el mayordomo, sin mirar hacia atrás.

-Maldición -dijo Siwon al oír esas palabras-. ¿Por qué ha enviado...?

Hanheng le dio un codazo para hacerlo callar. El joven en cuestión había salido de la sala de recibo y estaba con las manos apoyadas en las caderas, mirándolos con cara de pocos amigos. Hanheng tragó saliva. ¿Esa era el esposo de Siwon? Por Dios, era hermosísimo; y estaba furioso.

-Disculpe, lord Kim -dijo Hanheng con vacilación-. Hallé a estos dos un tanto ebrios. Pensé que lo prudente era traerlos a su casa para que durmieran.

-¿Y quién es usted, señor? -preguntó Heechul secamente.

Hanheng no tuvo tiempo para responder. Siwon, mirando a su esposo, dijo despectivamente:

-Vamos, querido, sin duda conoces al viejo Hanheng. Es el responsable de tu desconfianza hacia todos nosotros.

Heechul miró a Hanheng entrecerrando los ojos y él se sonrojó al máximo.

-Maldición, Kim -murmuró, apartando a Siwon de sí-. Te dejaré en los tiernos brazos de tu esposo. Te lo mereces después de semejante observación. -No la había comprendido, pero no era la manera adecuada de presentar a un esposo a su mejor amigo.

Hanheng se dirigió a Heechul y lo saludó inclinando la cabeza.

-Será hasta otro momento, Lord Kim y espero que en mejores circunstancias. -Enfadado, se marchó, sin molestarse en cerrar la puerta.

Siwon lo contempló, confundido, y tratando sin éxito de mantener el equilibrio en medio del vestíbulo.

-¿Dijo algo inconveniente, Hanheng?

Hyukjae rió con tal fuerza, que él y el mayordomo retrocedieron dos escalones.

-Eres asombroso, Siwon. O no recuerdas nada o recuerdas más de lo que debieras.

Siwon giró sobre sí mismo para mirar a Hyukjae, que ya estaba en la mitad de la escalera.

-¿Qué demonios quiere decir eso? -preguntó y Hyukjae volvió a reír de forma estrepitosa.

Cuando Siwon pareció a punto de caer de bruces al suelo, Heechul corrió hacia él, tomó su brazo y lo colocó alrededor de su cuello y luego rodeó la cintura de Siwon con su propio brazo.

-No puedo creer que hayas hecho esto, hombre -gruñó, mientras lo conducía a través del vestíbulo-. ¿Cómo llegas a esta hora del día en este estado?

-Cualquier hora que sea -respondió él, indignado-, ¿adónde podría ir sino a mi casa?

Tropezó con el escalón inferior y arrastró a Heechul en su caída.

-Maldición. Debería dejarte aquí.

Siwon, obnubilado por el alcohol, comprendió mal. Lo rodeó con su brazo y lo abrazó con tal fuerza que Heechul casi no podía respirar.

-No me dejarás, Heechul. No lo permitiré.

Heechul lo miró con incredulidad.

-Tú... oh, Dios, líbrame de los ebrios y de los imbéciles -dijo, exasperado, alejándose de él-. Vamos, tonto. Ponte de pie.

Al fin, logró llevarlo hasta la planta alta y meterlo en la cama. Cuando el mayordomo apareció en la puerta un minuto después, Heechul hizo un gesto para alejarlo, aunque no supo muy bien por qué. Le hubiera sido útil su ayuda. Pero se trataba de una situación excepcional; Siwon estaba indefenso y era incapaz de arreglarse por sí mismo. Heechul la disfrutó. También lo satisfizo pensar que era a causa de él que estaba en ese estado. ¿Lo sería en realidad?

-¿Puedes decirme por qué llegas a casa ebrio a mediodía? -preguntó, quitando una de las botas a Siwon.

-¿Ebrio? Dios mío, hombre, qué palabra tan desagradable. Los caballeros no se embriagan.

-Ah. ¿Y qué les ocurre en estas circunstancias?

-La palabra es... es... ¿cuál es?

-Ebrio -repitió Hee afectadamente.

Siwon gruñó y, cuando Heechul se dispuso a quitarle la segunda bota, él empujó con más fuerza, haciéndolo trastabillar. Heechul se volvió con los ojos entrecerrados y vio que él sonreía inocentemente.

Hee arrojó la bota al suelo y regresó a la cama para quitarle la chaqueta.

-No respondiste a mi pregunta, Siwon.

-¿Cuál fue?

-¿Por qué te hallas en este estado lamentable?

Esta vez, él no se ofendió.

-Vamos, querido. ¿Por qué habría un hombre de beber una copa de más? O porque ha perdido su fortuna, se ha muerto un pariente o su cama está vacía.

Fue Heechul entonces quien adoptó un aire inocente.

-¿Ha muerto alguien?

Siwon apoyó las manos sobre las caderas y lo atrajo hacia sí con las piernas. Sonreía, pero su sonrisa carecía de humor.

-Si juegas con fuego, cariño, te quemarás -le advirtió severamente.

Heechul tiró de la corbata de Siwon y luego lo empujó sobre la cama.

-Ve a dormir, cariño. -Y giró sobre sus talones.

-Eres un hombre cruel, Kim Heechul -dijo él.

Heechul se marchó dando un portazo.


1 comentario:

  1. Hay Dios este par de tercos si no. Espero que hablen y aclaren pronto la situacion actual.

    ResponderEliminar

yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...