Entre el Miedo y el Amor- Capítulo 9



–¿De manera que has venido a acompañar a tu novio a Vauxhall Gardens? ¿A un concierto? ¡Jamás pensé que pudieras asistir a un maldito concierto, y durante el día, además!

Kim Kangin se divertía inmensamente y la expresión de disgusto en la cara de Cho Kyuhyun era perfecta. Estaban en la sala de la casa de Zhoumi, la misma habitación en la que había tenido lugar la terrible reunión la noche anterior, y Kyuhyun acababa de llegar.

–Al parecer no hay otra manera de verlo –dijo Kyuhyun a Kangin – Anoche no dejaron que me acercara a él.

–Bueno, claro que no. No hubiera sido correcto. Lo mandaron a la cama.

–¿Quieres decir que él recibe órdenes? –dijo Kyuhyun con fingida sorpresa–. Creí que todos seguían sus órdenes.

–Vamos, caramba, en verdad te lo has tomado en serio. El es un privilegio, ¿sabes?.

Kangin sonreía.

–Me enteré de que había alborotado mucho. Y no creí nada de todo esto, especialmente cuando me dijeron que habías cedido. Sé que no te gusta para nada que te digan lo que debes hacer.

–Deja de dar vueltas, Kangin –pidió Kyuhyun – ¿Qué haces aquí?

–Tenía que venir, ¿no recuerdas? El primo Onew y yo os acompañaremos. Son órdenes del tío Zhoumi. Supongo que no creías que ibas a salir solo con él, ¿verdad? Nada de manoseos antes de la boda.

Kyuhyun hizo una mueca.

–¿Que diferencia habría? Se supone que ya nos hemos acostado.

- Nadie cree eso, Kyu. Al menos ninguno de la familia.

–Excepto el tío Siwon, quizás.

–No sé lo que él piensa –dijo Kangin más tranquilo–. Pero te aconsejo que no le pierdas de vista. Los dos son íntimos, sabes? Me refiero a tu futura esposo y a él.

–El es su sobrino favorito.

–Era más que eso. Él era solo tres años menor que la tía Amber, ¿sabes?, y ambos eran inseparables. Cuando ella murió, él sólo tenía diecisiete años. Y el hijo de Amber la reemplazó en su cariño. Todos mis tíos han sentido lo mismo, incluso mi padre. Pero como el tío Siwon es el menor, ha sido más bien un hermano para Sungmin. No puedes imaginarte las peleas que ha tenido con mi padre cuando se hizo mayor de edad y vino a Londres, porque el viejo no quería separarse de Sungmin todos los años; fue como con el tío Zhoumi. El viejo finalmente cedió, porque Sungmin lo quería, y cuando él quiere algo, él se lo da.

Kyuhyun gruñó. Sungmin estaba atrozmente mimado.

–¿Por qué nunca lo vi en SM?

–Cuando venías, él estaba siempre con el tío Zhoumi o con el tío Siwon. Pasaba cuatro meses del año con cada uno de ellos en la época en que empezaste a visitarme. –Volvió a reír.– Pero lo viste antes, la primera vez que te llevé a casa. Era aquel diablillo que derramó un plato de budín sobre tus rodillas cuando empezaste a hacerle bromas.

–¡Pero llamabas Min a esa criatura! –exclamó Kyu.

–Para nosotros Sungmin siempre ha sido Min, y ahora ya es un joven. ¿Lo recuerdas?

Él gruñó.

–¿Cómo voy a olvidarlo? Me sacó la lengua cuando lo regañé.

–Sí, claro y, después de eso, ya no le gustaste nada. Creo que estaba en casa otra vez cuando viniste a visitarnos, pero no quiso verte.

–El me ha dicho que cuando tú le hablaste de mí, había empezado a amarme –dijo Kyuhyun secamente.

–Oh, no me cabe duda –dijo Kangin riendo–. Pero eso fue antes de conocerte. Me tiene un cariño especial, ¿sabes?, y quiere a cualquiera que sea amigo mío –después dijo, gravemente– Todos lo queremos, Kyu. Y eso es verdad, pase lo que pase.

-¿Entonces tendré que cargar por el resto de mi vida con las intervenciones de mis parientes políticos? –preguntó fríamente Kyuhyun.

–Dudo que eso sea tan malo. Después de todo, él estará a solas contigo en Foresight.

Era una idea en la que podía deleitarse, pero nunca iba a realizarla. Kyuhyun había cedido ante las provocaciones, pero lo cierto es que no pensaba casarse con Lee Sungmin. De alguna manera tenía que lograr que rompiera el compromiso. Bien podía Sungmin tener un primo bastardo, pero no iba a tener también un marido.

Kangin tenía más suerte que Kyuhyun, porque había vivido sus veintitrés años sabiendo quién era y sin dejar que eso le molestara. Pero Kyuhyun sólo se había enterado del secreto de su nacimiento cuando tenía diez años. Y antes de la revelación, la mujer a quien él creía su madre le había hecho la vida miserable, simplemente porque él creía que ella era su madre. El nunca había entendido por qué ella le odiaba, por qué lo trataba peor que a un sirviente, por qué le desvalorizaba, le humillaba. Ella nunca había fingido simpatía por él, ni siquiera en presencia de su padre. Era más de lo que podía soportar cualquier niño.

Un día, cuando él tenía diez años, inocentemente la llamó «madre», cosa que hacía raras veces, y súbitamente ella le gritó: «No soy tu madre y estoy harta de fingir que lo soy. Tu madre era una, puta que quiso ocupar mi lugar... una puta.»

Su padre, pobre hombre, estaba presente. Y el padre no sabía que nada podía hacer más feliz a Kyuhyun que saber que Eunhee no era su madre. Fue sólo más tarde cuando se dio cuenta de que el mundo es cruel para los bastardos.

Su padre se vio obligado a decirle la verdad aquel mismo día. Eunhee había tenido varios abortos en los primeros años de su matrimonio con Jongwoon, y cuando el médico dijo que esto siempre iba a producirse, la tensión entre el matrimonio creció. Jongwoon no se lo dijo directamente, pero Kyuhyun imaginó que Eunhee le había tomado aversión al lecho marital.
Y Jongwoon buscó consuelo en otra parte.

Torpemente su padre le explicó que su madre era una dama, una mujer buena y de gran corazón, que lo había amado. El se había aprovechado de ese amor una noche de borrachera, la única vez que ella y él se habían permitido esa libertad. Kyuhyun fue concebido aquella noche. No había posibilidad alguna de que la mujer pudiera quedarse con el niño. Era soltera. Pero Jongwoon quería aquel hijo, lo quería desesperadamente. Eunhee consintió en salir de viaje con la mujer hasta que naciera la criatura. Cuando regresó, todos creyeron que el niño era de ella.

Kyuhyun entendió la amargura de Eunhee, el resentimiento contra él, aunque entenderlo no hizo que le fuera más fácil vivir con ella. La soportó otros doce años, hasta la muerte de su padre.

Entonces, a los veintidós años se fue de Inglaterra, pensando no regresar. Su abuela nunca le perdonó los dos años que había estado desaparecido, pero a él le gustaba recorrer los mares en sus propios barcos, vivir una aventura tras otra, incluso pelear en algunas batallas marinas. Finalmente volvió a Inglaterra, pero no se resignó a regresar a Foresight.
No podía vivir con Eunhee y soportar su odio y las continuas amenazas de decir al mundo entero la verdad de su nacimiento.

Hasta el momento, nadie sabía nada, con excepción de ellos dos y los abogados de su padre, porque había convertido a Kyuhyun en su heredero legal. Y no era que Kyuhyun no pudiera tolerar la burla o el desdén si la verdad salía a la luz: se había preparado para esto. Pero su padre se había tomado mucho trabajo para guardar el secreto, para mantener intacto el nombre de la familia. Y él no quería dañarla reputación de su padre.

No podía confiar en Eunhee. Ella podía hablar. Por este motivo él no tenía derecho a casarse con un muchacho de buena familia.

No, Lee Sungmin no era para él. Él daría cualquier cosa por poseerlo, de esto se daba cuenta. Pero también daría cualquier cosa para no casarse con él, no quería arriesgarse a que atravesara el horror que le esperaba, si el secreto era revelado. Tenía que encontrar la manera de eludir la boda.

- Lamento haberos hecho esperar, milord.

Kyuhyun se volvió al oír su voz. Un estremecimiento le recorrió. Había olvidado hasta qué punto era deslumbrante. Estaba vacilante en la puerta, un poco asustado. Su primo Onew estaba detrás de él. Era bastante bonito, pero se apagaba y desaparecía ante la exótica belleza de Sungmin.

Una vez más se inquietó cuando su cuerpo reaccionó ante la vista de Sungmin. Maldición. Tendría que romper pronto el compromiso o acostarse con él.

Sungmin seguía de pie en la puerta, y él dijo:

–Entrad, no voy a morderos, amor.

Sungmin se ruborizó ante la palabra tierna.

–Aún no conocéis a mi primo Onew –dijo, avanzando lentamente.

Él saludó a Onew y luego dijo a Sungmin:

–Kangin acaba de refrescar mi memoria con respecto a usted. Debisteis decirme que ya nos habíamos conocido.

–No creí que lo recordarais –murmuró Sungmin.

–¿No recordáis haberme derramado el postre sobre las rodillas? –dijo él con los ojos muy abiertos fingiendo sorpresa.

Sungmin sonrió, pese a su nerviosismo.

–No puedo decir que lo lamento. Lo merecíais.

Al ver el brillo de los negros ojos, Kyuhyun se preguntó cómo iba a hacerle creer que no lo deseaba. Le deleitaba en todo sentido. Bastaba mirarlo para que le hirviera la sangre. Sentía un deseo casi incontrolable de besarlo, probar de nuevo la dulzura de sus labios, sentir el pulso que latía en su garganta. ¡Maldito muchacho, era demasiado seductor!

–Venid pues, niños –bromeó Kangin – Es una preciosa tarde para ir a un concierto. Caramba, realmente voy a un concierto diurno... y como acompañante, además.

Kangin salió por la puerta, moviendo cómicamente la cabeza. Kyuhyun hubiera deseado cambiar unas palabras con Sungmin, pero la primera Onew lo hacía imposible, y sus críticos ojos no se apartaban instante de ellos. Kyuhyun suspiró, esperando que Kangin pudiera arreglar algo.

Sungmin parecía especialmente animado durante el trayecto hasta Vauxhall Gardens, charlaba tontamente y sin cesar con sus primos. ¿Serían nervios, o de verdad se sentía muy feliz? A él le gustaba observarlo. ¿Realmente estaba contento ante la idea de aquel matrimonio? ¿Por que les había dicho a sus tíos que quería casarse con él? ¿Por qué con él?

Sungmin estaba sorprendido ante la cordialidad de Kyuhyun. Cuando le dijeron que él se había negado repetidas veces a casarse antes de ceder al fin, había esperado acritud, incluso enfado. ¿Por qué había aceptado con entusiasmo? No podía ser por la tierra, ¿verdad? No era muy halagador saber que se habían necesitado unos terrenos para que cambiara de idea. Siwon resoplaba diciendo que le habían comprado. Pero él no había visto la forma en que lo miraba Cho Kyuhyun. ¿Le habían comprado? ¿Y por qué había luchado tanto contra el matrimonio para ceder finalmente?

Debía desearlo; la manera en que ardían sus ojos, era una confesión. En verdad lo miraba de una manera desvergonzada, y lo hacía incluso delante de sus primos. Podía ver la expresión incómoda de Onew y la divertida de Kangin. Pero ¿Kyuhyun se daba cuenta de lo que estaba haciendo? ¿Lo hacía deliberadamente para turbarlo? ¿Acaso su amabilidad era forzada? Pero el deseo que sentía por él no era fingido, de eso estaba seguro.

Dejaron el carruaje y marcharon por un sendero florido; la música se volvía más fuerte, a medida que se acercaban a la gran zona donde estaba la orquesta. Kyuhyun miraba tan intensamente a Kangin que el joven finalmente comprendió el mensaje y llevó apresuradamente a Onew entre el público. Sungmin rió cuando Kangin arrastró a su primo, pese a las protestas de éste.

En cuanto pudo, Kyuhyun lo sacó del sendero y lo llevó detrás de un gran árbol. No estaban solos. Estaban protegidos de la gente que quedaba delante, aunque no de los que todavía seguían llegando por el sendero. Pero estaban lo bastante escondidos como para poder cambiar unas palabras con intimidad.

Era la ocasión que él buscaba. Sungmin estaba recostado contra el árbol y los brazos de Kyuhyun se apoyaron a cada lado de él, dejándolo expectante, mientra Kyuhyun pensaba: «Ódiame, Sungmin. Despréciame. No te cases conmigo». Era lo único que tenía en la mente, lo que quería decir, pero se perdió en esos negros ojos.

Sin casi darse cuenta de lo que hacía, inclinó la cabeza y rozó los labios de Sungmin, sintiendo la suavidad como de pétalo, la dulzura de la boca entreabierta. Un fuego lo recorrió, y se apoyó contra él, apretándolo contra el árbol. Pero aún no era bastante. Necesitaba estar más cerca...

–Lord Guixian, por favor –logró decir, sin aliento–. Pueden vernos.

Kyuhyun se apartó un poco, lo bastante como para poder verle la cara.

–No seas tan formal, amor. Después de todo, estamos prometidos.

¿Acaso había amargura en la voz de él?

–Usted no... ¿por qué accediste a casarte conmigo?

–¿Por qué quisiste que lo hiciera? –preguntó Kyuhyun.

–Era la única solución.

–Podías haberlo eludido.

–¿Eludido? ¿Para qué? Te dije lo que iba a pasar si nos descubrían.

–Estabas bromeando –recordó él duramente.

–Bueno, sí, pero no pensaba que íbamos a ser descubiertos. Oh, no quiero discutir. Lo que está hecho, hecho está.

–No, no es así –dijo él con voz firme–. Puedes romper el compromiso.

–¿Y por qué voy a hacerlo?

–Porque no quieres casarte conmigo, Sungmin –dijo él con voz suave, casi amenazadora – No quieres. –Sonrió tiernamente, y sus ojos le acariciaron la cara.– Lo que quieres es ser mi amante, porque te amaré hasta la locura.

–Por un tiempo, ¿verdad? –preguntó Sungmin tajante.

–Sí.

–¿Y después seguiremos por caminos separados?

–Sí.

–Eso no me convence.

–Serás mío, ¿sabes? –le previno Kyuhyun.

–Naturalmente, cuando nos hayamos casado.

–No nos casaremos, amor. Recobrarás el buen sentido mucho antes del día de la boda. Pero serás mío de todos modos. Sabes que es inevitable, ¿verdad?

–Eso es lo que pareces creer.

Kyuhyun rió. Pero su risa se petrificó al oír una profunda voz detrás de él.

–No puedo decir que lamente la interrupción, Guixian, porque me parece que esto necesita una interrupción.

Kyuhyun se puso erguido. Sungmin espió por encima del hombro de Kyuhyun y vio al tío Siwon, con un joven que se apretaba con fuerza a su brazo. ¡Oh, no, ese no! Kyuhyun estaba a punto de estallar de furia, porque estaba seguro que Siwon había traído deliberadamente a Kim Jinhee

–¿Tú en Vauxhall, Siwon? No puedo creerlo – Sungmin procuraba sonar incrédulo.

–Ahorra las burlas, conejo. He oído maravillas acerca de esta orquesta.

Sungmin contuvo el aliento cuando la mirada de Kyuhyun se fijó en su amante, que parecía confundido y enfadado. Sungmin casi sintió pena por el joven, pero su simpatía no emergió a la superficie. Después de todo a Jinhee no le había importado lanzar el nombre de Sungmin al escándalo.

–Nos encontramos de nuevo, lord Jinhee –dijo Sungmin con falsa dulzura–. Ahora puedo agradeceros que me hayáis prestado vuestro coche la otra noche.

Siwon se aclaró con fuerza la garganta y Kyuhyun rió incómodo.

–Yo también debo agradecértelo, Jinhee. No hubiera conocido a mi futura esposo de no haber sido por ti.

Mil emociones atravesaron la cara de lord Kim Jinhee, y ninguna era agradable. Pensaba que era mil y mil veces tonto. Al enterarse de lo que había pasado, se había sentido tan dichoso de que Kyuhyun quisiera secuestrarlo, que contó a todos sus amigos hasta qué punto él era un amante romántico... y cuan desdichado había sido al robar al joven equivocado. Pero su jactancia se había convertido en un desastre para él.

Siwon dijo con firmeza:

–Sungmin, espero que ahora vendrás conmigo. Es posible que tenga que empezar yo a hacerte de acompañante. Tengo que hablar unas palabras con mi sobrino. Kangin no debería dejaros solos. Estar comprometidos no autoriza a portarse mal. Recordadlo.

Y tras esto se alejó, murmurando algo en el oído de lord Jinhee mientras lo apartaba, probablemente alentándolo a que no hiciera una escena. La boca de Kyuhyun se puso dura al ver que se alejaban.

–¿Acaso tu tío no confiaba en mí para que informara a Jinhee de mi compromiso? Lo habría hecho con mucho placer. De no ser por él y su incontrolable jactancia...

–No estarías a punto de casarte conmigo –terminó Sungmin con dulzura.

La furia le abandonó. Su expresión se volvió enloquecedoramente inescrutable.

–Y serías mi amante, en lugar de mi esposo. Un arreglo mucho mejor.

–No para mí.

–¿Quieres decir que no vas a sucumbir, amor?

–No, no estoy seguro, no estoy seguro en modo alguno –contestó Sungmin con sinceridad.

Había tristeza al reconocer esto, y él sintió un remordimiento instantáneo.

–Lo siento, amor –dijo suavemente–. No debería provocarte. Simplemente debería decirte que no quiero casarme contigo.

Sungmin le miró, imperturbable,

–¿Debo agradecer esta sinceridad?

–Maldición, no lo tomes con un insulto. No tiene nada que ver contigo.

–Tiene mucho que ver conmigo, Kyuhyun –dijo Sungmin enojado– Has unido mi nombre al tuyo, te guste o no. Tú hiciste eso, no yo. También has aceptado casarte conmigo. Te viste forzado a ello, es verdad, pero, si no tienes intenciones de cumplir con el acuerdo, no deberías mostrarte hoy en público conmigo. Aparecer en público me liga más fuertemente a ti. Temo que ahora estoy atado a ti, me guste o no. Y esto empieza a no gustarme. –Sin darle tiempo para que se recobrara, se dio la vuelta y se alejó.

Kyuhyun no se movió. Se había sentido ridículamente satisfecho cuando Sungmin mencionó que estaban unidos y ridículamente herido cuando dijo que la situación no le gustaba. No debía sentir estas cosas hacia él. No estaban en verdad ligados, y eso era lo que debía recordar.


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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...