Amor en Altamar- Capítulo 22



-¿Qué te ocurre, Hae? -preguntó Kyujong, alarmado - Tienes muy mala cara.

Donghae no podía responder. Sentía la presión de su mano en el brazo, pero no podía ni mirarlo. No podía apartar los ojos de Hyukjae ni creer que él estuviera realmente allí, pese al tonto juego de esperanzas que acababa de jugar consigo mismo.

Se había cortado el pelo. Ya no lo llevaba largo y atado atrás, como en el viaje a Jamaica, con ese pendiente de oro que le daba aspecto de pirata. Ahora la imagen de pirata había desaparecido. Su melena estaba tan revuelta como si acabara de pasar por una tempestad, pero no llamaba la atención. Otros hombres malgastaban horas enteras tratando de lograr la misma imagen.

Se había vestido de terciopelo y seda, como si asistiera a un baile de la realeza. Si Donghae pensaba que el verde esmeralda le sentaba de maravilla, lo encontró irresistible vestido de granate oscuro; el terciopelo era tan fino que las luces de la habitación le arrancaban destellos. Un elegante pañuelo lucía en su cuello. En él centelleaba un grueso diamante que habría atraído todas las miradas, si no lo hubiera hecho ya la imponente presencia de Hyukjae.

Donghae reparó en todo ello con sólo una mirada, ante de que sus ojos quedaran clavados en esas pupilas, unas pupilas que enviaban tantas señales de advertencia como si tuviera que huir para salvar la vida. En las semanas pasadas con Kim Hyukjae le había visto diferentes estados de ánimo, algunos de ellos bastante sombríos, pero nunca lo había visto tan furioso como para perder los estribos.

Lo que leía ahora en sus ojos habría podido congelar una brasa. Parecía tan encolerizado que resultaba imposible adivinar lo que se traía entre manos. De momento, él se limitaba a dejarlo entrever.

-¿Tú también lo conoces?

¿Cómo también? Ah, claro, Kyujong creía haberlo visto en algún lado. Obviamente, se equivocaba. Pero antes de que pudiera hacer ningún comentario, Hyukjae echó a andar hacia él, con engañosa desenvoltura.

-¿Donnie, con traje elegante? ¡Que ocasión tan especial! - Su tono seco resonó por todo su alrededor - Te sienta muy bien, por cierto, pero debo decir que te prefiero con ropas mas sencillas. Destacan mucho mejor ciertas encantadoras...

-¿Quién es usted, señor? - inquirió agresivamente Kyujong, plantándose frente a Hyukjae para cortarle el paso y, a un tiempo, el despectivo torrente de palabras.

Por un momento Hyukjae pareció estar a punto de apartarlo sin más y Donghae sabía que era capaz de hacerlo. Hyukjae era un muro de ladrillos, ancho, sólido y musculoso. Frente a él, Kyujong, parecía un escolar recién salido del aula.

-No estarás pensando en interponerte, ¿verdad, amigo?

-Le he preguntado quién es usted - repitió Kyujong, enrojeciendo ante esa condescendencia autocomplaciente. Pero agregó, con un cierto amor propio - Aparte de ser inglés, claro.

El aire despreocupado desapareció de inmediato.

-Aparte de ser inglés, soy Kim Hyukjae. Ahora haz el favor de apartarte.

-Un momento. – Yunho se puso junto a Kyujong para bloquear un poco más el paso a Hyukjae - El nombre no nos dice quién es usted ni a qué ha venido.

-¿Otro? ¿Vamos a tener que solucionar esto a puñetazos, Donnie?

La pregunta iba dirigida a Donghae, aunque él ya no le veía tras los altos hombros de Yunho. Y Donghae, que comprendía muy bien su significado, a diferencia de sus hermanos, se apresuró a franquear la muralla protectora.

-Son hermanos míos, Hyukjae. Por favor, no...

-¿Hermanos? -interrumpió él, burlón. Aquellos frígidos ojos cafe volvieron a posarse en Hae -¡Pues me había imaginado algo muy diferente, al ver cómo te rondaban!

Las insinuaciones de su voz eran inconfundibles. Donghae ahogó una exclamación. Kyujong no pudo ocultar su ira. Yunho, sin pensárselo dos veces, lanzó su primer puñetazo. El hecho de que se lo desviaran con tanta facilidad lo dejó desconcertado. Y en ese instante llegó Hyunjoong, para impedir que Yunho volviera a usar su puño.

-¿Has perdido la cabeza? -siseó, avergonzado - Tenemos la casa llena de gente, Yunho. Invitados, ¿recuerdas? ¡Caray, creía que ya te habías descargado esta tarde conmigo!

-No has oído lo que ha dicho este hijo de...

-Lo he oído. Pero yo sé algo que tú ignoras. Es el capitán del barco que llevó a Hae hasta Jamaica. En vez de convertirlo en puré, ¿por qué no averiguamos a qué ha venido y por qué se muestra tan...provocador?

-Porque está borracho -sugirió Kyujong.

Hyukjae no se digno contestar a aquella acusación. Aún miraba a Donghae, pero esa expresión amenazadora impedía que pudiera alegrarse de verlo.

-Tenías mucha razón, Donnie. Los tuyos son muy pesados.

Se refería a sus hermanos, desde luego, y al comentario que él había hecho en su primer día a bordo, al admitir que tenía otros hermanos varones, aparte de Donghwa. Por suerte, sus tres protectores, lo ignoraron.

Donghae no sabía qué hacer. Le daba miedo preguntar a Hyukjae a qué venía o por qué estaba tan furioso con él. Quería alejarlo de sus hermanos antes de que estallara el infierno, aunque no estaba seguro de desear verse a solas con él. De todas formas era necesario.
Apoyó una mano en el brazo de Yunho, que estaba muy tenso.

-Me gustaría hablar un momento en privado con el capitán.

-No -fue la única respuesta.

La expresión de Yunho decía a las claras que no habría modo de convencerlo. El muchacho buscó ayuda en otra parte.

-¿Hyunjoong?

Hyunjoong se mostró más diplomático. Se limitó a ignorarlo, con los ojos fijos en Hyukjae.

-¿Qué lo trae por aquí, exactamente, capitán Kim? -preguntó en un tono más pacífico.

-Ya que quieres saberlo, he venido para devolver a Donnie sus pertenencias, puesto que cometió el descuido de dejarlas en nuestro camarote.

Donghae gimió para sus adentros. Ese "nuestro" había atraído la atención como un faro encendido en una noche sin luna, sin que a ninguno de sus hermanos se le pasara por alto la velada alusión. Donghae había estado en lo cierto desde el primer momento: su perdición era inminente, sobre todo teniendo en cuenta que Hyukjae sabía azorar a la gente si se empeñaba; pero esta vez buscaba sangre. Ya podía ir cavando una fosa para enterrarse en ella.

-Permitidme que os explique... –empezó a decir Hae a sus hermanos.

-Prefiero escuchar las explicaciones de Kim – Yunho apenas dominaba su voz, por no hablar de su cólera.

-Pero...

-Lo mismo digo. – Hyunjoong fue el siguiente en interrumpir. Pero esta vez sin intenciones apaciguadoras.

En ese momento, Donghae perdió la paciencia.

-¡Idos al infierno, los dos! ¿No veis que está buscando pelea adrede? Tú deberías reconocer las señales, Yunho. Te pasas el tiempo haciendo lo mismo.

-¿Tendría alguien la bondad de explicarme que pasa aquí? -exigió Seunghun.

Para Donghae fue casi una alegría verlo llegar, acompañado por Yoochun. Quizá... quizá Hyukjae considerara prudente desistir de ese atentado contra la reputación de un joven. Resultaba evidente que ésa era su intención. El porqué era lo que no estaba nada claro.

-¿Estás bien, tesoro? -le preguntó Yoochun, rodeándole los hombros con un brazo protector.

Hae apenas tuvo tiempo de asentir con la cabeza antes de que Hyukjae repitiera, burlón:

-¿Tesoro?

-no se te ocurra siquiera empezar otra vez, Kim Hyukjae - le advirtió, con un dejo de furia en la voz - Este es mi hermano Yoochun.

-¿Y el gigante?

-Mi hermano Seunghun - informó con los dientes apretados por la rabia.

Hyukjae se limitó a encogerse de hombros.

-Mi error es explicable, pues no veo mucho parecido familiar. ¿A qué se debe? ¿A diferentes madres o a diferentes padres?

-¿Y tú hablas de parecidos familiares, cuando tu hermano tiene el pelo más negro que el carbón?

- Siwon sabría apreciar la comparación, seguro. Por lo visto, recuerdas tu encuentro con él, Donnie, lo cual me complace mucho. El tampoco hubiera podido olvidarte. No más que yo.

Alterado como estaba, resultaba explicable que Donghae no captara de inmediato el significado de aquel comentario. Seunghun seguía esperando una explicación, a juzgar por su áspero carraspeo. Kyujong se adelantó a su hermano.

-Es el capitán del barco que trajo a Hae desde Inglaterra... y encima es inglés.

-Eso ya lo había notado. ¿Y por eso estáis dando este espectáculo ante nuestros huéspedes?

El tono condenatorio de Seunghun dejó a Kyujong avergonzado y silencioso, pero Hyunjoong se encargó de continuar.

-No hemos empezado nosotros, Seung. Este malnacido ha estado insultando a Hae desde que entró.

Los labios de Hyukjae se curvaron desdeñosamente.

-¿Por comentar que prefiero a ese bonito joven con ropa sencilla? Eso es cuestión de opiniones. No se puede considerar un insulto.

-No lo has expresado exactamente así, Kim, lo sabes perfectamente -replicó Yunho en un susurro furioso - Y ésa no es la única porquería que ha escupido, Seunghun. También ha lanzado la ridícula idea de que las pertenencias de Donghae estaban en su propio camarote, como si...

-Es normal que estuvieran allí -interrumpió Hyukjae con bastante suavidad - ¿En qué otro sitio iban a estar? Al fin y al cabo, él era mi grumete.

Donghae, perdiendo por completo el color, recordó que él habría podido decir "mi amante". Eso habría sido peor... aunque no mucho peor.

Aunque todos sus hermanos lo miraban, esperando que lo desmintiera, sólo pudo fijar la vista en Hyukjae. Los ojos del capitán se mantenían tan frígidos como antes, sin expresar triunfo alguno. Probablemente, esa última estocada no era la definitiva.

-¿Donghae?

Sus pensamientos correteaban desesperadamente de un lado a otro, sin hallar salida para el dilema en que Hyukjae lo había puesto. Mentir era imposible, estando él allí.

-Es una historia larga, Seunghun. ¿No podemos dejarla para des...?

-¡Ahora mismo!

Estupendo. Ahora Seunghun estaba furioso. Hasta Yoochun tenía el ceño fruncido. Por lo visto, cavar una fosa y enterrarse en ella era su única opción.

-Muy bien -dijo, enérgicamente - pero que sea lejos de toda esta gente, si no os molesta.

-En absoluto.

Se encaminó directamente hacia el despacho, sin girarse siquiera. Que Hyukjae fuera el primero en cruzar la puerta tras él la sobresaltó.

-Tú no estabas invitado.

-Claro que sí, amor mío. Estos cachorros no han querido moverse sin mí.

Donghae le dirigió una mirada llameante como respuesta, mientras sus hermanos desfilaban por la puerta. Sólo había una pareja en la habitación; Hyunjoong los expulsó del sofá sin mayor alboroto, mientras Donghae golpeaba el suelo con la punta del pie, esperando.

Lo mejor era confesarlo todo y dejar que sus hermanos mataran a Hyukjae. ¿Con quién demonios creía él que se enfrentaba, a fin de cuentas? ¿Con hombres serenos y pacíficos? ¡Ja! Le esperaba un duro despertar. Y si su asqueroso plan le estallaba en la cara, se lo tendría bien merecido.

-¿Y bien, Donghae?

-No hace falta que asumas esa actitud de jefe de familia, Seunghun. No me arrepiento de nada. Las circunstancias hicieron que Donghwa y yo nos viéramos obligados a trabajar para pagarnos el regreso a casa, pero lo hice disfrazado de chico.

-¿Y dónde dormía ese supuesto "chico"?

-El capitán se ofreció amablemente a compartir su camarote conmigo. Vosotros hacéis lo mismo con vuestros grumetes para protegerlos. Y él no sabía que yo era... era... -sus ojos volaron hasta Hyukjae. Luego se llenaron de destellos asesinos: acababa de captar el significado de cierta observación anterior - ¡Hijo de mala madre! ¿Con que no hubieras podido olvidarme? ¿Así que sabías desde un principio quien era y sólo fingiste descubrir la verdad más adelante?

-Sí -respondió Hyukjae con absoluta indiferencia.

La reacción de Donghae no tuvo nada de tibia. Con un leve grito de ira, franqueó de un salto el espacio que los separaba. Yoochun tiró de él hacia atrás antes de que lograra su objetivo, manteniéndolo sujeto. Yunho ya se había hecho cargo de Hyukjae, haciéndolo girar para enfrentarse con él.

-Con que has comprometido su buen nombre, ¿eh? -lo acusó sin preámbulos.

-Tu hermano se comportó como un buscon de puerto. Se empleó en mi barco como grumete. Me ayudaba a vestirme y hasta bañarme, sin la menor protesta virginal. Él mismo había comprometido ya su buen nombre antes de que yo le pusiera una mano encima

-¡Por Dios! -exclamó Yunho - ¡Estás admitiendo que... que tú...!

No aguardó respuesta. Ni siquiera terminó la frase. Por segunda vez en esa noche, se dejó llevar por las emociones y alzó el puño. Y por segunda vez, su golpe fue fácilmente desviado. Pero ahora Hyukjae respondió con un golpe seco en el mentón. Yunho se tambaleó ligeramente, reponiéndose enseguida, aunque algo aturdido. Mientras parpadeaba para reponerse de la sorpresa, Seunghun hizo girar a Hyukjae hacia él.

-¿Por qué no lo intentas conmigo, Kim?

Donghae no podía creer lo que estaba oyendo. ¿Seunghun, a punto de liarse a golpes? ¿El firme y recto de Seunghun?

-¡Haz algo, Yoochun! -imploró.

-Si no tuviera que mantenerte fuera de esto, te soltaría para sujetar a ese cerdo mientras Seunghun le cambia la cara.

Todos sus hermanos parecían haber perdido el sentido común. Cabía esperar semejante comentario de los tres más temperamentales, pero Yoochun nunca perdía los estribos y Seunghun era enemigo de riñas. Y allí estaba, echando chispas, el único entre los presentes que superaba a Hyukjae en edad y, tal vez, el único que podía medir sus fuerzas con él. Y a Hyukjae, el endemoniado truhán, parecía importarle muy poco haber encendido emociones tan acaloradas.

-Puedes atacarme cuando gustes, yanqui -provocó con un gesto burlón - Pero te advierto que soy bastante hábil en este tipo de cosas.

¿Provocador? ¿Audaz? Ese hombre era un suicida. ¿Acaso creía que sólo debería medirse con Seunghun? No conocía a sus hermanos, por supuesto. Aunque se atacaran entre sí sin compasión, siempre se unían al presentarse un enemigo común.

Hyukjae y Seunghun, parecían estar en términos de igualdad, pero al cabo de unos minutos quedó a la vista que Hyukjae no se jactaba en vano. Seunghun había logrado colocar un golpe; Hyukjae, media docena, cada uno de los cuales parecía asestado por un puño de piedra.

Cuando Seunghun retrocedió, tambaleándose ante un puñetazo especialmente demoledor, Kyujong ocupó su lugar. Por desgracia, el menor de los hermanos no tenía ninguna posibilidad; probablemente lo sabía, pero estaba demasiado furioso como para que eso le importara. Un uppercut y un derechazo potente lo hicieron aterrizar muy pronto... Y entonces Yunho volvió a intervenir.

En esta ocasión estaba más preparado. No carecía en absoluto de habilidad para la lucha. Al contrario, rara vez perdía una pelea. Por otra parte, al tener más estatura y brazos más largos contaba con ventaja, pero nunca se había enfrentado con un hombre que había practicado el boxeo.

Lo hizo mejor que Seunghun. Su derecha dio sólidamente en el blanco, una y otra vez. Pero esos golpes no parecieron causar ningún daño. Era como golpear... un muro de ladrillos.

Al cabo de diez minutos cayó, arrastrando una mesa consigo. Donghae echó un vistazo a Hyunjoong, preguntándose si cometería la estupidez de entrometerse en eso. Y como cabía esperar, el muchacho se quitó la chaqueta, muy sonriente.

-Debo reconocer, capitán Kim, que ha sido muy modesto al calificarse como "bastante hábil". Tal vez me convenga pedir pistolas.

-Como gustes, pero debo advertirte que...

-No me lo diga. ¿También en eso es bastante hábil?

El tono seco de Hyunjoong hizo que Hyukjae se echara a reír.

-Más que eso, querido muchacho. No hago sino ponerte al tanto de lo que saben todos los muchachos buscapleitos de mi patria: que he vencido catorce veces sin perder nunca. En realidad, sólo he perdido alguna batalla en el mar.

-Bueno, está bien. Al menos tengo algo a mi favor: usted ya debe de estar cansándose.

-¡Ah, maldición, no puedo creerlo! -exclamó de pronto Kyujong.

-No te metas en esto, hermanito -le dijo Hyunjoong - Tu turno ya ha pasado.

-No, pedazo de imbécil. Acabo de recordar quién es. ¿No lo reconoces, Yoochun ? Imagínatelo con barba...

-¡Dios Santo! -murmuró Yoochun, incrédulo - Es ese maldito pirata Kry, que me envió a puerto renqueando.

-Sí, el que se llevó toda mi carga en el primer viaje que hice como único propietario del Mantis.

-¿Estas seguro? -preguntó Seunghun.

-¡Oh, Seunghun, por lo que más quieras! -exclamó Donghae desdeñosa - ¿Cómo puedes tomarlos en serio? ¿Un pirata? Es uno de esos malditos aristócratas ingleses: el vizconde de no-sé-donde...

-De Silver -aclaró Hyukjae.

-Gracias - respondió Hae de inmediato. Pero continuó como si nadie lo hubiera interrumpido
- Acusarlo de ser un condenado pirata es tan ridículo que...

-Un caballero pirata, querido, si no te importa -interrumpió Hyukjae una vez más, con su voz burlona - Y retirado, aunque eso no venga al caso.

En esta ocasión Donghae no le dio las gracias. Ese hombre tenía que estar loco para ser capaz de admitir que era un pirata. Y tal aceptación era todo lo que sus hermanos necesitaban para arrojarse contra él en grupo.

Donghae los vio a todos rodar contra el suelo, formando una pequeña montaña de piernas despatarradas y brazos moviéndose como aspas de molino. Por fin se volvió hacia Yoochun, que aún lo sujetaba con firmeza por los hombros.

-¡Tienes que separarlos, Yoochun!

Su frase sonó más desesperada de lo que creía. Y Yoochun no era tonto. A diferencia de sus hermanos, había estado observando a los dos personajes principales de esa desagradable escena. En los ojos del inglés, el reproche sólo se mantenía mientras Donghae lo estuviera mirando; cuando no era así, algo muy distinto destellaba en su mirada. Y las emociones de Donghae eran aún más reveladoras.

-El es quien provoca tu llanto, ¿verdad, Hae? -preguntó con mucha suavidad - El que tú...

-Sí, pero ya no -replicó con rotundidad.

-En ese caso, ¿por qué quieres que intervenga?

-¡Porque le van a hacer daño!

-Caray, yo pensaba que ése era el objetivo.

-¡Yoochun! Esa estupidez de la piratería les sirve de excusa para no jugar limpio; han visto que no pueden con él por separado.

-Es posible, pero lo de la piratería no es una estupidez, Hae. Ese hombre es un pirata.

-¡Era! -corrigió con firmeza - ¡Ya le has oído decir que se ha retirado!

-Eso, tesoro, no cambia el hecho de que, en sus desagradable carrera, haya causado graves daños a dos de nuestros barcos y robado una carga valiosa.

-¡Puede pagar los daños!

La discusión perdió sentido, porque en ese momento los combatientes empezaron a levantarse. Todos, menos Kim Hyukjae. A fin de cuentas, los muros de ladrillo no son inquebrantables.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...