Del Odio al Amor- Capítulo 32



-Maldición, doctor, ¿por qué no despierta? Ya van tres días, y usted dijo que no era más que una herida superficial... ¡ni siquiera era necesario vendarlo!

Siwon se paseaba por el dormitorio de Donghae mientras el viejo doctor Shing cerraba su valijón.

-De acuerdo con lo que me informa el señor Lee, me temo que el problema de Donghae es mental, no físico. Cuando reaccionó del primer desmayo y escuchó el segundo disparo, imaginó que habían matado a su hijo. No hay ninguna razón que le impida despertar... sencillamente, no lo desea.

-¡Pero tiene motivos fundados para vivir!

-Lo sabemos, pero él no. En definitiva, sugiero que usted se siente aquí y le hable... trate de arrancarlo de la inconsciencia. Y no se inquiete demasiado Siwon. En el curso de mi vida profesional jamás he perdido a un pariente que muriese de mera obstinación. Hable con Donghae. Dígale que su hijo lo necesita... dígale todo lo que pueda arrancarle de su sopor. Cuando despierte estará perfectamente.

Cuando el doctor Shing se marchó, Hyukjae entró en la habitación y se detuvo al lado de la cama.

-¿Qué dijo Shing? —preguntó Hyukjae.

-¡Que no hay motivo que le impida despertar! ¡Sencillamente, no lo desea! -replicó irritado Siwon - ¡Maldita sea! Está deseando morir de pena.



Bien entrada la noche, después de que Siwon hubiera pasado el día entero hablándole, Donghae abrió los ojos.

Miró a Siwon, que estaba sentado en una silla al lado de la cama y se preguntó por qué su hermano se encontraba allí, recordó lo que había ocurrido.

-¡Oh, Dios mío, no... no! -gritó histéricamente.

-Está bien Dong... ¡El pequeño Hyukjae está perfectamente! Vive y está sano. ¡Lo juro! -se apresuró a decir Siwon.

-Siwon no... no me mientas -imploró Donghae entre sollozos.

-Lo juro Dong, tu hijo no sufrió el más mínimo daño. Está en la habitación contigua y duerme.

El no podía dejar de llorar.

-¡Oí un disparo! Lo oí perfectamente.

-Dong, el disparo que oíste fue en la planta baja, cuando Kibum dejó caer las pistolas al suelo. Nadie fue herido... el pequeño Hyukjae está muy bien.

Donghae apartó las mantas y comenzó a bajar de la cama. Pero un dolor lacerante le atravesó la cabeza, de modo que tuvo que volver a acostarse.

-Deseo verlo personalmente.

-Muy bien, Dong, si no me crees... Pero ahora siéntate sin hacer movimientos bruscos. Has estado en cama tres días.

Finalmente Siwon tuvo que llevarlo a la habitación del niño. Lo acompañó al lado de la cuna y lo sostuvo para que no cayera. Donghae contempló a su hijo dormido. Acercó la mano a su carita, sintió el aliento tibio y le acarició la mejilla. El niño se movió y volvió la cabeza.

-Vive -murmuró complacido Donghae.

Siwon volvió a llevarlo de regreso a su lecho. Donghae volvió a llorar, pero esta vez de alegría.

-Dong ordenaré que te traigan de comer. Y después debes descansar un poco más.

-Pero dijiste que había dormido tres días. No necesito más descanso, Siwon. Deseo saber qué ocurrió -observó serenamente Donghae.

-Uno de los criados de los Kim me encontró en los establos. Lord Kim envió al muchacho con el fin de que me advirtiese que Kibum venía armado. Oí el primer disparo antes de llegar a la casa. Encontré a Kibum en el vestíbulo. El segundo disparo fue accidental. Tú gritaste y yo pensé que Kibum había matado a Hyukjae. Pero cuando subí vi que tú eras el herido.
Dong... pensé que estabas muerto. Pero Hyukjae me aseguró que sólo te habías desmayado después de oír el segundo tiro. Si no hubieses perdido el sentido hubieras sabido que el pequeño Hyukjae estaba perfectamente. El primer disparo no lo molestó, pero los ecos del segundo lo asustaron y gritaba con toda la fuerza de sus pulmones. Ni siquiera Sora consiguió calmar su llanto.

-¿También Hyukjae está bien?

-Sí. Ambos habrían estado perfectamente si no te hubieses cruzado en la línea de fuego. Dong, sé por qué lo hiciste, pero me pareció que no era asunto mío decírselo a Hyukjae. Gracias a Dios, la bala solamente te rozó.

-¿Dónde está ahora Hyukjae?

-Creo que abajo, emborrachándose, como hizo las últimas tres noches.

-¿Y Kibum... está bien?

-Creo que Kibum estaba más conmovido que todos los demás. Creyó que te había matado. Lloró como un niño cuando le dije que sólo te habías desmayado. Pero me temo que lo han arrestado. Después de todo, te disparó.

-Pero estoy bien... no fue más que un accidente. Siwon, no quiero que lo retengan en la cárcel. Kibum enloqueció porque rompí nuestro compromiso. Quiero que obtengas su libertad... esta misma noche.

-Veré qué puedo hacer, pero primero te traeré de comer.



- Joven Dong, querido despierta. Aquí hay alguien que desea ver a su papá.

Donghae se movió en la cama y vio a Sora que sostenía en brazos al pequeño Hyukjae. Sonrió, y miró a Sora que mostraba evidente nerviosismo mientras ordenaba las cosas de la habitación.

-¿Qué te ocurre? -preguntó.

-La verdad, me asustaste muchísimo... tres días completos en la cama. Y para colmo, tu hermano me ordena venir a preguntarte si puedes ver al señor Kibum. Si me lo hubiese preguntado, me habría negado, pero ya nadie me pregunta nada.

-Oh Sora, deja de protestar. Veré a Kibum apenas termine de alimentar al pequeño Hyukjae.

-Quizá todavía no estés en condiciones de recibir visitas? -propuso Sora con cierta esperanza.

-No estoy enfermo. Ahora, continúa con lo tuyo y dile a Kibum que lo veré en seguida.


Un rato después Kibum llamó a la puerta cuando Donghae regresaba de la habitación infantil, donde había dejado al pequeño Hyukjae. Donghae abrió la puerta y vio que Kibum vestía ropas de viaje. Lo invitó a pasar.

- Dong, yo...

-Está bien Kibum -interrumpió Donghae - No tienes que decir nada acerca de eso.

-Pero deseo hablar. Lo siento mucho, Dong. Tienes que creerme. De ningún modo quise lastimarte.

-Lo sé Kibum.

-Ahora comprendo cuánto amas a Lee Hyukjae. Hubiera debido comprenderlo antes, pero estaba obsesionado con mis propios sentimientos. Cuando Lee llegó a esta casa vi en él sólo a un rival. Pero ahora sé que nunca fuiste mío... siempre fuiste suyo. Dile que lamento lo ocurrido. Aún duerme, por eso no puedo decírselo personalmente.

-Puedes hablar con él más tarde.

-No, no estaré aquí. Parto por la mañana.

-Pero, ¿adónde vas?

-He decidido ingresar en el ejército -dijo tímidamente Kibum

- Pero, ¿y tus propiedades? Tu padre te necesitará -dijo Donghae. Pero era evidente que Kibum ya había adoptado una decisión.

-Mi padre todavía es joven. Aquí nada me retiene. Lo mismo que tu Dong, he vivido aquí mi vida entera. Es hora de que vea el mundo. - lo besó en la mejilla y sus ojos castaños expresaron profunda amistad- jamás encontraré a una persona como tú, pero quizás aparezca alguien.

- Así lo espero Kibum. Te lo digo de veras. Y te deseo toda la suerte del mundo.

Cuando Kibum se marchó Donghae permaneció largo rato en el centro de la habitación. Se sentía muy triste y solitario, como si le hubiesen arrancado un pedazo del corazón. El Kibum con quien acababa de hablar era el de siempre, el hombre a quien él quería como a un hermano, y estaba seguro de que en el futuro le echaría de menos profundamente.



Hyukjae despertó con un horrible dolor de cabeza. La luz del sol que inundaba la habitación no aliviaba su malestar. Presionó sus sienes con los dedos, para aliviar el sufrimiento, pero no sirvió de nada. Examinó su propia figura, estaba completamente vestido, aunque le faltaba un zapato. Gimió por lo bajo.

Anoche Siwon le había dicho que al fin Donghae había despertado. ¿O lo había soñado? Bien, había un modo de comprobarlo. Se puso de pie. Un dolor agudo le atravesó de nuevo la cabeza y Hyukjae se juró que no volvería a beber whisky por mucho tiempo. Se salpicó agua sobre la cara y después permaneció inmóvil un rato, con las manos apoyadas en la mesa del tocador, hasta que el dolor se calmó un poco.

Después de un rato Hyukjae pudo encender el fuego que no se había molestado en encender la noche anterior. Se afeitó y se cambió de ropa. Comenzó a sentirse otra vez casi humano y decidió que era el momento oportuno para ver a Donghae.

Caminó los pocos metros que lo separaban de la habitación de Donghae y entró sin llamar, lo encontró sentado en la cama, ataviado con la túnica negra.

-¿Nunca llamas? -preguntó Donghae secamente.

-De todos modos, me dirías que pasase, así que no vale la pena perder tu tiempo y el mío-
Hyukjae cerró la puerta y ocupó la silla que Siwon había acercado a la cama- De modo que al fin has despertado. ¿Qué demonios pretendes lograr durmiendo tres días y dejando a mi hijo a merced de una nodriza?

Por el tono de voz Donghae no pudo decidir si Hyukjae se burlaba o hablaba en serio. Decidió atenerse a la segunda posibilidad y se irritó.

-Lamento que mi prolongado sueño te haya inquietado, pero yo he visto a mi hijo esta mañana. Y creo que se arregló bastante bien. Y puesto que parecen desagradarle las nodrizas, ¿puedes decirme, Hyukjae, cómo te las arreglarás si acepto entregarte a mi hijo?

-¡Maldita sea hombre! -rugió Hyukjae y emitió un gemido provocado por el sonido de su propia voz.

Donghae comprendió lo que le pasaba y se hecho a reír.

-¿Qué demonios te parece divertido? – Hyukjae lo miró con ojos irritados.

-Tú -dijo Donghae mientras trataba de contener la risa- ¿Qué te indujo a beber tanto tres noches seguidas? Sé que te preocupó la posibilidad de perder al pequeño Hyukjae, pero no tenías motivo para emborracharte. Sabías que él no había sufrido el más mínimo daño.

-Estás aquí, acostado, inconsciente, y no sé si vivirás o morirás... ¿y me preguntas qué me indujo a beber?

-¿Qué te importa que yo viva o muera? Estoy seguro de que si yo no hubiese sobrevivido Siwon te habría entregado el pequeño Hyukjae. Te habrá complacido mucho la perspectiva de obtener lo que deseabas. Lamento haberte decepcionado.

Hyukjae se recostó en la silla y miré fijamente a Donghae.

-¡Debería desollarle vivo a causa de esa observación! Ah, demonios. En fin... hubiera sido mejor esperar un poco antes de hacerte esta visita. Era evidente que estabas muy conmovido porque tu amante se encuentra encerrado en la cárcel.

-¡Maldita sea, no fue mi amante! -observó irritado Donghae - Señor Lee, que quede claro que usted fue el único amante que yo tuve jamás.

-No es necesario gritar ¡por todos los diablos! -gritó Hyukjae.

-¿No necesito gritar? Yo diría que es el único modo de que me oigas. Y además, Kibum ya no está en la cárcel. Fue...

-¿He oído bien? –Hyukjae lo interrumpió, y sus ojos se ensombrecieron.

-Me oíste bien - replicó Donghae sin hacer caso de la cólera de él- Kibum fue liberado anoche... respondiendo a mis insistentes ruegos.

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