Atrévete a Amar- Capítulo 27



Había llegado el momento de resolver su relación matrimonial, antes de que ya no pudiera decidir nada. Debía hacerlo ahora, hoy, antes de que él regresara.

-¿Y bien, Heejin ?

Heejin, que estaba cepillando los cabellos rojizos de Heechul, hizo una pausa para mirarlo en el espejo.

-¿Es eso lo que en realidad has decidido, mi niño?

Heechul hizo un gesto afirmativo con la cabeza. Le había contado todo a Heejin; le había hablado de cómo Siwon lo había seducido en esa misma casa, de las condiciones que él había puesto para casarse con Siwon y de las mentiras que éste había dicho acerca de su fidelidad. Heejin se había enfurecido y asombrado. Heechul no le ahorró detalles y finalizó comunicando a Heejin su decisión. Quería la opinión y el apoyo de su doncella.

-Creo que estás cometiendo un grave error, mi niño.


No era esa la opinión que esperaba.

-¿Por qué?

-Lo usarás y eso no le agradará.

-Compartiré su lecho -dijo Heechul - ¿Es eso usarlo?

-Compartirás su lecho sólo durante un tiempo.

-Él aceptó tener un hijo conmigo.

-Sí. Pero no aceptó dejar de tener relaciones contigo después de que el hijo fuera concebido, ¿verdad?

Heechul frunció el entrecejo.

-Sólo trato de protegerme, Heejin. Si continúo manteniendo relaciones íntimas con él... No quiero amarlo.

-Ya lo amas.

-No es así -dijo Heechul, girando sobre sí mismo para mirar a Heejin con furia-. Y no lo amaré. Me niego. Y dejaría que él decidiera. Oh, no sé para qué te dije nada.

Heejin resopló, impertérrita ante el estallido de Heechul

-Entonces, ve y díselo. Lo vi entrar en su habitación antes de venir hacia aquí.

Heechul desvió la mirada, con un nudo de nervios en el estómago.

-Tal vez debería aguardar hasta mañana. No estaba precisamente cordial cuando se marchó.

-No lo ha estado desde que cambiaste de habitación -le recordó Heejin - Pero tal vez comprendas que tu idea es una tontería...

-No -dijo Heechul con voz decidida-. No es una tontería. Es propia conservación.

-Si tú lo dices, chiquito. –Heejin suspiró. -Pero recuerda que te lo advertí...

-Buenas noches, Heejin.

Heechul permaneció sentado frente a su nuevo tocador durante diez minutos más, después de que Heejin se marchó, mirándose en el espejo. Su decisión era la correcta. No perdonaría a Siwon. De ninguna manera. Pero había llegado a la conclusión de que la actitud que había adoptado era un impedimento para lograr sus fines. Podía seguir alimentando su furia y manteniendo a Siwon a distancia, o podía tener un hijo. Lo deseaba. Era así de sencillo.

Pero implicaba tragarse su orgullo e ir en busca de Siwon. Dada la frialdad que él había demostrado hoy, era indudable que Heechul debería dar el primer paso. Pero se recordó a sí mismo que era sólo pasajero. Siwon debía aceptar esa condición. Aún no podía aceptarlo tal como era, aunque lo hubiese hecho cuando se casaron.

La verdad era que ya no deseaba que fuera como antes. Comprendió que era muy egoísta al desear poseerlo sólo para él. Pero, como eso no podía ser, debía mantenerse indiferente, para no olvidar en ningún momento que él nunca sería el único joven en la vida de Siwon.

Antes de que el coraje le abandonara, Heechul salió abruptamente de la habitación. Cruzó el vestíbulo y llamó a la puerta de Siwon. Cuando lo hubo hecho, la aprensión volvió a apoderarse de él. Cuando llamó por segunda vez lo hizo con tanta suavidad que sólo escuchó el sonido de su mano contra la puerta. Pero Siwon había oído la primera llamada.

Sunwoo abrió la puerta, lo miró y salió en silencio de la habitación, dejando la puerta abierta para que Heechul entrara. El lo hizo con vacilación y cerró la puerta. Temía encontrarse con Siwon. Miró la cama, vacía pero preparada. Se sonrojó y las palmas de sus manos se humedecieron de transpiración. De pronto comprendió que estaba allí para hacer el amor con Siwon. Su corazón comenzó a latir con fuerza, aunque todavía no lo había mirado.

Siwon lo contemplaba. Había contenido el aliento al verlo entrar con su bata de dormir de seda blanca. Su cabello caía en suaves ondas. Siwon anhelaba hundir sus dedos en ellos. Y estaba descalzo.

Fueron sus pies desnudos los que indicaron a Siwon por qué estaba Heechul allí. Sólo había dos motivos que los justificaran. O era una tonto al creer que podía torturarlo con su provocativo atuendo y luego huir a su habitación sin que Siwon lo tocara, o estaba allí para poner fin a su tortura.

Cualquiera que fuese la razón por la que su esposo se había introducido en su dormitorio, mostrándose como no lo había hecho durante toda la semana, él no tenía la menor intención de permitir que se marchara. Fuera cual fuese la razón, sus días de celibato habían llegado a su fin.

-¿Heechul?

Su tono era interrogante. Deseaba saber por qué estaba allí. Demonios, ¿acaso debía Heechul decírselo más claro? ¿Acaso no era obvio? Sunwoo lo había comprendido al verlo, lo que era bastante embarazoso. Pero Siwon iba a obligarlo a decirlo. Debió saber que no sería sencillo.

Al oír su voz, Heechul se volvió. Él estaba sentado en el diván al que en cierto momento había amenazado con atarlo. Al recordarlo, experimentó más vergüenza todavía y recordó que él lo había obligado a sentarse allí mientras se mudaba de ropa. Al verlo, y al ver cómo lo contemplaba, no pudo emitir palabra.

Pero su corazón continuaba latiendo con violencia; con más fuerza aún, ahora que lo había visto. Llevaba una bata de color azul plateado sobre los pantalones. Era la misma que usara la noche en que hicieron el amor por primera vez. Los recuerdos lo hicieron sonrojar y los nervios anudados en su estómago se convirtieron en algo completamente diferente.

-¿Y bien, querido?

Heechul carraspeó, pero no le fue de mucha utilidad.

-Pensé... pensé que podríamos...

No pudo concluir; Siwon lo miraba a los ojos. Su mirada ya no era inescrutable sino intensa, aunque Heechul no sabía cuál era el sentimiento que la provocaba.

Siwon perdió la paciencia, aguardando que dijera lo que él deseaba oír.

-¿Podríamos qué? Tú y yo podríamos hacer muchas cosas. ¿En qué piensas exactamente?

-Me prometiste un hijo -dijo Heechul. Luego suspiró, aliviado por haberlo dicho.

-¿Te instalarás otra vez aquí?

Demonios, Heechul había olvidado el resto.

-No... cuando lo conciba no habrá motivos para...

-¿Para que compartas mi lecho?

La expresión súbitamente furiosa de él lo hizo vacilar, pero su decisión ya estaba tomada. Debía mantenerse firme.

-Exacto.

-Comprendo.

La palabra sonaba ominosa. Heechul se estremeció. Heejin le había advertido que a él no le agradaría, pero al ver su mandíbula tensa y la fría mirada de sus negros ojos, comprendió que él estaba muy enfadado. Pero no se movió. Quizás oprimió un poco la copa de coñac que tenía en la mano, pero su voz se mantuvo suave cuando prosiguió hablando... suave y amenazadora.

-Esto no fue lo que convinimos al principio.

-Todo ha cambiado desde entonces -le recordó Heechul.

-Nada ha cambiado, excepto lo que tu mente imagina.

Heechul retrocedió.

-Si no aceptas...

-Permanece donde estás, Heechul -dijo él ásperamente-. Aún no he terminado de analizar esta nueva condición tuya. -Dejó la copa sobre la mesa que estaba junto a él y apoyó las manos sobre la cintura. En ningún momento dejó de mirarlo. Y luego, con calma, o al menos con autodominio, dijo:

-¿De modo que deseas usar mi cuerpo durante cierto tiempo con fines de gestación?

-No necesitas ser vulgar al respecto.

-Trataremos el tema tal como lo merece, querido. Tú deseas un semental, eso es todo. El problema es que no sé si puedo ser tan indiferente como para darte sólo lo que deseas. Sería una experiencia nueva para mí. No sé si soy capaz de funcionar de una manera puramente formal.

En ese momento lo hubiera sido. Estaba tan enfadado con su esposo que sólo deseaba ponerlo sobre sus rodillas y darle una zurra, para tratar de que fuera un poco más sensato. Pero le daría justo lo que pedía y aguardaría hasta ver cuánto tiempo le llevaba admitir que no era eso lo que en realidad deseaba.

Heechul ya tenía sus dudas. Siwon lo hacía sonar tan... tan animal. ¿Formal? ¿Qué diablos había querido decir con eso? Si pensaba actuar de una manera indiferente, ¿cómo podría hacerle el amor? Él mismo le había dicho que no podía hacerse, a menos que existiese el deseo. Claro que se lo había dicho cuando le afirmó que no quería a ningún otro joven, excepto a él. Y había sido mentira. Pero ahora decía que no estaba seguro de poder hacerlo. Demonios. Lo había perseguido desde el comienzo. ¿Cómo no podía hacerlo?

Siwon interrumpió sus pensamientos con una orden.

-Ven, Heechul.

-Siwon; quizás...

-¿Deseas un hijo?

-Sí -respondió él con un hilo de voz.

-Entonces, ven acá.

Heechul se acercó a él, pero despacio y con cierto temor. No le agradaba verlo así, tan controlado, tan frío. Y sabía que su enojo aún subsistía. Pero su corazón se aceleró con cada paso que daba. Harían el amor. No importaba cómo. No importaba dónde, si bien miró fugazmente la cama vacía antes de mirar de nuevo hacia el diván. Y de pronto recordó la amenaza que le hiciera Siwon la noche en que Hanheng y Geunsuk habían estado en la casa; le había dicho que le debía el castigo de atarlo al diván. Heechul se detuvo en seco.

Por desgracia, ya era tarde. Estaba lo suficientemente cerca de Siwon como para que él pudiera tomarlo y hacerlo sentar sobre su regazo. El trató de girar para mirarlo de frente, pero Siwon se lo impidió y lo colocó como él deseaba, es decir de espaldas a él. La posición lo puso más nervioso aún, pues no podía ver el rostro de Siwon. Pero quizás ésa era su intención. Heechul ya no sabía que pensar.

-Estás rígido como una tabla, querido. Recuerda que esto fue idea tuya.

-No en un diván.

-No dije que lo hiciéramos aquí... pero tampoco dije que no. ¿Qué importa dónde lo hagamos? Lo principal es descubrir si estoy en condiciones de llevar a cabo el intento.

Dada la posición en que Siwon lo había colocado, sentado en su regazo y dándole la espalda, Heechul no podía saber que él ya lo estaba intentando y que había pensado en ello desde el momento en que él entró en la habitación. Heechul percibió que él tomaba sus cabellos con las manos, pero no supo que llevaba las sedosas guedejas hasta sus labios, no pudo ver cómo cerraba los ojos al sentir los cabellos de él sobre su piel.

-Siwon, no creo que...

-Shh. -Él tiró hacia atrás la cabeza de Heechul tomándolo de los cabellos y le murmuró al oído: -Piensas demasiado, querido. Trata de ser espontáneo alguna vez. Quizás te agrade.

Heechul se contuvo y no respondió. Él bajó los hombros de la bata de Heechul, deslizando sus manos por sus brazos; luego le quitó las mangas y volvió a deslizar las manos hasta sus hombros. Continuó tocando sus hombros, su cuello, pero Heechul percibió la diferencia entre esta vez y la anterior. Incluso la noche anterior, cuando había acariciado su brazo desnudo en el carruaje, lo había hecho de una manera diferente. Había sentido su ardor como una marca de fuego. Ahora no sintió nada; sólo indiferencia, como si tocara un objeto. Formal... oh, Dios.

No podía tolerarlo. Trató de incorporarse, pero él tomó firmemente su pecho y lo atrajo hacia sí.

-No irás a ninguna parte, querido. Viniste con tus malditas condiciones y las acepté. No puedes cambiar de idea... otra vez.

La cabeza de Heechul cayó hacia atrás sobre el pecho de él. Mientras hablaba, él mantuvo las manos quietas. Habían comenzado a acariciar su pecho. Quizás él no sentía nada, pero Heechul estaba encendido de deseo. Y en apariencia no podía evitarlo; sus piernas y brazos se tornaron lánguidos y tensos alternativamente.

A Heechul ya no le importaba la falta de pasión de Siwon. Sus propios sentidos lo dominaban. Era demasiado tarde para cambiar de idea. Además, todo era sólo un medio para alcanzar un fin. No debía olvidarlo.
Instantes después ya no podía pensar. Las manos de Siwon recorrían el frente de su cuerpo, con caricias, unas suaves, otras violentas, pero ya no indiferentes, si bien ya no percibía la diferencia. Incluso la seda de su bata que se deslizaba sobre sus piernas era una caricia. Entonces, la mano de Siwon llegó a su miembro y se detuvo.

-Abre las piernas -ordenó él. Su aliento caliente rozó la oreja de Heechul.

Heechul se puso tenso durante un instante, pero las palabras le habían estremecido de arriba abajo. Jadeando, con el corazón acelerado, separó apenas las rodillas. La mano de él se mantuvo inmóvil, pero la otra se deslizó debajo de su bata tocando sus pezones. La seda ya no se interponía entre la mano y la piel.

Volvió a ordenar:

-Más, Heechul.

Heechul contuvo el aliento pero obedeció y movió sus rodillas sobre las de él, hasta que sus piernas colgaron a ambos lados de Siwon. Pero no era suficiente para él. Separó sus propias rodillas, obligándolo a abrir más las piernas; sólo entonces su mano se deslizó hacia abajo e introdujo un dedo en su entrada. Mientras que la mano que estaba en su pecho, bajó a su miembro iniciando una exquisita danza.

Heechul gimió y arqueó la espalda. Sus dedos se hundieron en la bata de él. No sabía qué estaba haciendo, pero Siwon sí. Cada gemido de placer que Heechul emitía era una llama que encendía el alma de Siwon. Él mismo no podía comprender cómo podía aún controlar su pasión avasalladora. Pero no podría continuar haciéndolo.

-¿No importa, verdad? -Su pregunta fue calculadoramente cruel, para mantener viva su ira.
-¿Aquí? ¿En la cama? ¿En el suelo?

Heechul oyó la pregunta. Sólo pudo menear la cabeza, respondiendo que no.

-En este momento, podría obligarte a renunciar a todas tus malditas condiciones. Lo sabes, ¿no, cariño? –Heechul no pudo responder; sólo lanzó un gemido. -Pero no lo haré. Quiero que recuerdes que tú escogiste esto.

A Heechul ya nada le importaba; sólo el fuego que lo consumía. Tampoco a Siwon. Heechul lo había empujado más allá de sus límites.

Sin advertencia previa, lo deslizó hacia delante sobre sus rodillas para prepararse; luego lo levantó y lo penetró. Siwon acarició todo su torso, mientras él se acostó contra su marido, gozando.

Fue un breve instante, antes de que él le recordara que no se trataba de un acto de amor, sino de algo que se hacía con una finalidad específica. Al diablo con él y sus condenadas condiciones. Siwon deseaba besarlo; hacerlo girar y poseerlo con toda la pasión y la ternura que sentía hacia Heechul. Pero no lo haría. Quería que recordara ese momento con aversión, para que admitiera que deseaba algo más de él que un hijo.

Teniendo presente esa idea, tomó las manos de Heechul y las puso sobre los brazos del sillón, obligándolo a erguirse; luego se echó hacia atrás y quedando Heechul a horcajadas sobre Siwon. El miró hacia atrás, expectante. Siwon sabía que Heechul aguardaba que él comenzara, que lo guiara, pues Heechul desconocía por completo las numerosas posiciones que existen para hacer el amor. Tampoco sabía que, en esa posición, era el propio Heechul quien debía tomar la iniciativa.

Con premeditación, Siwon dijo:

-Quisiste usar mi cuerpo. Lo tienes. Ahora, cabalga. –Heechul lo miró, sorprendido, pero él no le permitió protestar. -Hazlo.

Heechul se volvió para enfrentarlo; sus mejillas ardían. Pero eso que tenía en su interior debía ser satisfecho. Y si no lo hacía...

Una vez halló el ritmo, fue sencillo. Fue sencillo porque era maravilloso y él controlaba la situación y podía imponer su propio tiempo. Podía mecerse suavemente hacia delante y hacia atrás, o podía elevarse y luego caer con fuerza si lo deseaba, o deslizarse hacia abajo con exquisita lentitud. Pudo satisfacer sus caprichos y controlar la situación... hasta que Siwon se hizo cargo de ella.

No tuvo alternativa. Heechul se había adaptado con mucha rapidez y estaba excitándolo demasiado; sabía que no podría aguardar a que llegara a la culminación. No debía aguardar. Debería frustrarlo. No necesitaba experimentar placer para concebir un hijo. Pero no podía hacerle eso, lo mereciera o no.

Siwon se incorporó y lo tomó por la cintura para mantenerlo quieto. Con la otra mano acarició su miembro. Le hizo llegar a la cima y luego lo soltó, para que Heechul concluyera por su cuenta. El lo hizo; cabalgó sobre él con tal fuerza y velocidad que los espasmos de placer los envolvieron a ambos, con intervalos de pocos segundos.

Heechul cayó sobre él, exhausto, feliz. Siwon le permitió quedarse allí durante unos pocos instantes; y se permitió el placer de abrazarlo durante esos pocos instantes. Pero luego se incorporó y lo ayudó a ponerse de pie.

-Ve a la cama... a mi cama. Hasta que concibas dormirás aquí.

La frialdad de su voz hizo cesar la euforia de Heechul, conmocionándolo. Se volvió y vio su expresión suave, su mirada turbia y pensó que sus oídos le habían traicionado. Luego él desvió la mirada, como si Heechul le fuera indiferente y abrochó sus pantalones. Entonces Heechul comprendió que no se los había quitado. Ni siquiera se había abierto la bata.
Sus ojos se llenaron de lágrimas. Siwon los vio y su expresión se tornó colérica.

-No -gruñó-; no lo hagas o te daré una zurra. Obtuviste exactamente aquello que viniste a buscar.

-No es verdad -exclamó.

-¿No lo es? ¿Acaso esperabas otra cosa al planificar el amor?

Heechul le dio la espalda para que no le viese llorar y se refugió en la cama. En ese momento hubiera deseado regresar a su dormitorio, pero no se atrevió a hacerlo al ver el humor en que estaba Siwon. Pero la vergüenza le invadió y continuó llorando. Siwon tenía razón. El había llegado hasta allí pensando que Siwon le haría el amor como en otras ocasiones. Pero se merecía el trato que le había dado. Y le avergonzaba más aún el hecho de haberlo disfrutado.

Había estado tan seguro de su decisión. Oh, Dios, ¿por qué no había escuchado a Heejin? ¿Por qué era siempre tan egocéntrico y sólo pensaba en sus propios sentimientos, sin tomar en cuenta los ajenos? Si Siwon le hubiera hecho esa misma proposición, sugiriéndole que compartiera su lecho hasta que concibiera un hijo, para luego no tener nada que ver con él, se hubiera sentido destrozado y hubiera pensado que él era cruel e insensible... oh, Dios ¿qué pensaría Siwon de él? El no hubiera aceptado una proposición tan ultrajante. Se hubiera sentido ofendido y furioso, tal como lo estaba Siwon.

Por lo menos, Siwon no lo amaba. No quería ni pensar qué sentiría él ahora si le amara. Pero sentía otras cosas respecto a Heechul: deseo, celos, posesividad...

Heechul comprendió de pronto que todos esos sentimientos estaban relacionados con el amor. Pero Siwon le había dicho que no lo amaba. No; había dicho que era muy pronto para hablar de amor. Pero nunca lo había contradicho cuando le dijo que él no le amaba. No podía amarle. ¿Y si lo amara? Tal vez le hubiera dicho la verdad cuando afirmó no haberle sido infiel. Si así fuera, el comportamiento de Heechul desde que se casaron había sido imperdonable. No... no. No podía estar tan equivocado.

Se sentó en la cama y vio que él aún estaba en el sillón y que tenía otra vez la copa de coñac en la mano.

-¿Siwon?

Él no lo miró, pero su voz fue cortante y amarga.

-Ve a dormir, Heechul. Nos aparearemos nuevamente cuando yo lo crea conveniente.

Heechul dio un respingo y volvió a acostarse. ¿En realidad pensaba que lo había llamado para invitarlo a aparearse? No, estaba tratando de ser desagradable y no podía culparlo por ello. Era indudable que debería soportar muchas otras cosas desagradables, porque no sabía cómo desligarse de ese nuevo convenio que había concertado con él. Pero no se durmió. Y Siwon no se fue a la cama.


1 comentario:

  1. Hay Hee.... si no fueras tan ostinado, no habrias obtenido este resultado, Ahora tendras que hacer meritos para apaciguar a Siwon

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...