Amor en Altamar- Capítulo Final



—¡Arrojadlo por la bor...!

Donghae lo enmudeció momentáneamente clavándole un codo en las costillas. La furia centelleante que le brillaba en los ojos confundió a su hermano por un momento más. Y Hae estaba furioso de verdad, no sólo con él, sino también con Hyukjae. ¡Condenados idiotas! 
¿Cómo se atrevían a ignorar por completo su voluntad, como si no fuera el futuro de él el que allí se jugaba?

—¡Basta ya, Kim Hyukjae! —gritó hacia abajo, en el momento en que otro marinero salía despedido por los aires.

—¡Baja de ahí, Donnie!

—¡No puedo! —repuso Donghae. Quería agregar “Todavía no”, pero él no le dio tiempo.

—¡Lo que no puedes hacer es abandonarme!

Amor en Altamar- Capítulo 33



Donghae no podía creerlo. Lo había encerrado. Y aunque había pasado la noche golpeando la puerta, hasta ceder por puro agotamiento, nadie había acudido a abrir. Hacía ya horas que había salido el sol y seguían sin hacerle caso. ¿Cómo podía Yunho hacerle algo así, cuando él había desafiado las órdenes de su esposo tan sólo para hacerle saber que estaba bien?

Ahora lamentaba haber oído su voz, la noche anterior, discutiendo a gritos con su esposo en el vestíbulo de la planta baja. Eso le había hecho salir de su cuarto, con todas las intenciones de correr hacia su hermano.

Pero antes de llegar a la escalera oyó que Hyukjae se negaba a permitir que Yunho lo viera. Entonces comprendió que, si bajaba para unirse al grupo, sólo conseguiría enfurecer a su esposo un poco más. Creyéndose muy astuto decidió escabullirse una vez más por la puerta trasera y aguardar a que Yunho saliera. Porque saldría, sin lugar a dudas. La negativa de Hyukjae había sido más que explícita.

Amor en Altamar- Capítulo 32



Cuando el carruaje de Kangin se detuvo frente a la casa, Donghae no estaba simplemente molesto con sus acompañantes, sino completamente furioso. El humor de Minho le alteraba los nervios, junto con sus horrendas predicciones sobre lo que cabía esperar de un marido encolerizado. Kangin aún estaba contrariado por haber tratado de seducir a su propio tío, aunque fuera sin saberlo, y su oscura expresión no mejoraba las cosas. Y el imbécil de Changmin era insoportable en cualquier circunstancia.

Pero Donghae no se engañaba. Sabía muy bien que su cólera era una reacción de defensa antes que otra cosa. Pese a que la obstinación de Hyukjae lo había impulsado a aquel temerario viaje al río, sabía bien que había hecho mal en ir y que él tenía todo el derecho del mundo a ponerse furioso.

Y Hyukjae furioso, furioso de verdad, no resultaba nada agradable. ¿Acaso no había estado a punto de matar a Yunho con sus propias manos? No obstante, a juzgar por lo que Minho decía, eso no era nada comparado con lo que cabía esperar. Por eso era comprensible que se sintiera bastante intimidado y tratara de ocultarlo bajo su propio enojo.

Amor en Altamar- Capítulo 31



-¡No puedes estar hablando en serio, por el amor de Dios! -exclamó Donghae, furioso - Por lo menos, tengo que verlos. Han viajado hasta aquí...

-Me importa un comino hasta dónde hayan viajado -replicó Hyukjae, igualmente colérico.

La noche anterior, Hae no había tenido oportunidad de abordar el tema de sus hermanos, pues subió a su cuarto poco después de retirarse los mayores y, aunque esperó largo rato a que Hyukjae se reuniera con él, acabó por dormirse antes de que se acostara. Y ahora, por la mañana, se negaba tajantemente a llevarlo hasta el puerto; también se había negado de forma terminante a pedirle un coche, cuando Hae se lo rogó, y finalmente le había dicho sin más rodeos que no le permitía ver en absoluto a sus hermanos.

Donghae se sentó en la cama y trató de transformar la agria discusión en una conversación racional, preguntando:

Amor en Altamar- Capítulo 30



- Al fin y al cabo, los hombres se casan, ¿no? -comentó Donghae con tono razonable, aunque algo sarcástico- Hasta en la misma proporción que los jóvenes y mujeres. ¿Querría alguien decirme, entonces por qué la reacción unánime ante la boda de Hyukjae es de una enorme sorpresa, seguida inmediatamente de incredulidad? No es un monje, por amor de Dios.

-Tienes toda la razón. Nadie podría acusarle de serlo. -Y quien hablaba estalló en una serie de risitas.

Min o Minnie, según el caso, resultó ser Cho Sungmin, joven vizconde de Guixian. Pero era un joven vizconde muy joven. Nadie podía negar que pertenecía al clan de los Kim; como mínimo, resultaba innegable su parentesco con Siwon y Minho, pues tenía el mismo pelo negro y negros ojos con que ellos habían nacido.

Donghae también descubrió, con gran alivio, que Cho Sungmin era sumamente agradable. No tardó en apreciar su vivacidad, su encanto, su desenfadada franqueza y su tremenda sinceridad. Ya bullía de buen humor cuando llegó, en las primeras horas de la tarde, pero más aún después de preguntar a Hyukjae:

Amor en Altamar- Capítulo 29



Dominándose hasta el extremo, Hyukjae aconsejó a Heechul

-Llévatelo de aquí o no servirá para gran cosa durante los próximos meses... tal vez en todo un año.

-Bueno, Hyukjae -trató de aplacarlo Heechul, al tiempo que se esforzaba por disimular su propia sonrisa -,debes admitir que resulta bastante descabellado imaginarte obligado a... - La mirada ceñuda de su cuñado hizo que desviara la atención hacia su marido - Basta, Siwon, por favor. No es tan divertido.

-¿Qué... no? -jadeó él - ¿Cuántos eran, Hyukjae? ¿Tres, cuatro?

Como Hyukjae se limitaba a fulminarlo con la mirada, busco la respuesta en Donghae.
Él también estaba ceñudo, pero dijo:

Amor en Altamar- Capítulo 28



-Enseña la pierna, Donnie. Tus cuñados no tardarán en volver a casa.

Donghae entreabrió un solo ojo. Hyukjae estaba sentado en un lado de la cama. Con eso lo había hecho rodar hacia él mientras dormía, de modo que tenía la cadera apretada contra su muslo. Pero eso no lo alarmó tanto como encontrarse con su mano posada en las nalgas.

-¿Cómo has entrado aquí? -inquirió, bien despierto.

-Caminando, desde luego. El mayordomo tuvo la gentileza de instalarte en mi habitación.

-¿Tu habitación? Pêro si le dije...

-Sí, y él te interpretó literalmente. Después de todo, no oyó que yo desmintiera tu estado civil. Es Minho quien duda, no toda la familia.

Amor en Altamar- Capítulo 27



-En otros tiempos los matrimonios se concertaban por interés, ¿sabes? , o para unir dos grandes familias... cosas que no pueden aplicarse a nosotros, ¿verdad, amor? Pero en la actualidad hemos vuelto a lo básico y primitivo: el consentimiento social de la lujuria. Y en eso somos bastante compatibles, creo.

Aquéllas eran las palabras que Donghae continuaba recordando día tras día durante las dos semanas siguientes a su fatídica capitulación ante la seducción de Kim Hyukjae, venían a recordarle que no debía tratar de interpretar otra cosa en el hecho de que él volviera a desearle. Hae sólo le había preguntado qué pensaba hacer con respecto al matrimonio: si iba a respetarlo o si escaparía de él. La respuesta de Hyukjae no le había parecido tal respuesta. Y no hizo falta que le dijera que, por lo que a él se refería, sólo compartían el deseo mutuo.

Sin embargo había mucha ternura en aquella lujuria; con frecuencia, cuando yacían abrazados, Donghae se sentía tratada con cariño... casi amado. Y eso, más que ninguna otra cosa, le paralizaba la lengua cada vez que se sentía tentado de volver a preguntar por el futuro. Claro que resultaba casi imposible obtener una respuesta directa de Hyukjae.

Amor en Altamar- Capítulo 26



Donghae, agotado, sentado en la silla que había acercado a las ventanas, contemplaba pensativo la superficie agitada del frío Atlántico que rodeaba el Opera. Oyó que se abría la puerta y unos pasos cruzaron la habitación, pero no sentía interés en conocer quién perturbaba su soledad. De cualquier modo, lo sabía. Sólo Hyukjae entraba en el camarote sin llamar.

Pero Donghae no le dirigía la palabra a Kim Hyukjae. No había pronunciado ante él más de dos monosílabos desde aquella noche, hacía una semana, en que lo condujo a bordo de su barco con la misma técnica empleada otra vez para sacarlo de una taberna inglesa. Y ese tratamiento indigno no había sido lo peor de aquella noche, no.

En cuanto Hyukjae vio a sus hermanos en la cubierta del barco, ordenó que los arrojaran por la borda. Y tuvo el descaro de decirles, antes de la zambullida, que Donghae había decidido navegar con ellos, como si no fuera visible que iba amordazado y cargado como un fardo.

Amor en Altamar- Capítulo 25



-No irás a creer que eso te dará resultado otra vez, ¿eh?, Hae?

Donghae, que estaba intentando forzar el cajón del escritorio de Seunghun, asomó la cabeza. Hyunjoong, de pie ante él, lo miraba fijamente. Kyujong, a su lado, parecía desconcertado por la pregunta de su hermano.

El joven se levantó lentamente, furioso por haber sido descubierto. ¡El los creía a todos acostados, maldición! Y Hyunjoong, demasiado perceptivo, había adivinado sus intenciones. De todas formas, intentó plantarle cara:

-No sé a qué te refieres.

-Claro que sí, tesoro -sonrió su hermano - Aunque logres apoderarte de él, ese jarrón no tiene importancia comparado con lo que ese inglés hizo contigo. Yunho preferiría sacrificar la pieza antes que dejar en libertad al capitán Kry.

Amor en Altamar- Capítulo 24



-Bueno, es evidente que os conocéis muy bien.

Donghae frunció el entrecejo ante el irónico comentario de Yunho, activando sus defensas y volviendo a experimentar azoramiento y un cierto enfado que aún subsistía.

-¿Qué pretendes insinuar con eso, Yunho? Pasé cinco semanas en su barco trabajando de grumete, como él ya ha tenido la consideración de informaros.

-¿Y en su cama?

-Ah, ¿por fin estamos decidiéndonos a preguntar?

Enarcó una sola ceja, en una perfecta imitación del gesto de Hyukjae. Ni siquiera reparó en que aquel uso afectado del plural era otra de las costumbres del inglés. Después de todo, el sarcasmo no era su fuerte; resultaba natural que, al intentar usarlo, copiara a un verdadero maestro.

Amor en Altamar- Capítulo 23



Al recobrar la conciencia, Hyukjae logró controlar el gemido que estuvo a punto de escapar de sus labios hinchados. Hizo un rápido repaso mental. Las costillas parecían sólo muy magulladas. En cuanto a su mandíbula, no estaba tan seguro.

Bueno, se lo había buscado por imbécil, por no mantener la boca cerrada y hacerse el tonto ante esos dos que lo habían reconocido, y sacando a relucir tiempos pasados. Hasta Donnie lo había defendido en un momento de incredulidad. Pero no: él tenía que pavonearse de todos sus pecados.

La cosa no habría salido tan mal si ellos no hubieran sido tantos. ¡Rayos y centellas, cinco malditos yanquis! ¿Dónde tenían la cabeza Sunki y Seungin? ¿Cómo no se lo habían advertido? ¿Y dónde tenía él la suya, a fin de cuentas? Su proyecto original era enfrentarse con Donnie cuando estuvieran solo. Junsu ya se lo había advertido, claro. Y ahora el hombre se regodearía con esto a más no poder. Hasta era posible que se lo mencionara a Siwon, sólo para sacarle un poco más de provecho. Y entonces las burlas no tendrían fin.

Amor en Altamar- Capítulo 22



-¿Qué te ocurre, Hae? -preguntó Kyujong, alarmado - Tienes muy mala cara.

Donghae no podía responder. Sentía la presión de su mano en el brazo, pero no podía ni mirarlo. No podía apartar los ojos de Hyukjae ni creer que él estuviera realmente allí, pese al tonto juego de esperanzas que acababa de jugar consigo mismo.

Se había cortado el pelo. Ya no lo llevaba largo y atado atrás, como en el viaje a Jamaica, con ese pendiente de oro que le daba aspecto de pirata. Ahora la imagen de pirata había desaparecido. Su melena estaba tan revuelta como si acabara de pasar por una tempestad, pero no llamaba la atención. Otros hombres malgastaban horas enteras tratando de lograr la misma imagen.

Se había vestido de terciopelo y seda, como si asistiera a un baile de la realeza. Si Donghae pensaba que el verde esmeralda le sentaba de maravilla, lo encontró irresistible vestido de granate oscuro; el terciopelo era tan fino que las luces de la habitación le arrancaban destellos. Un elegante pañuelo lucía en su cuello. En él centelleaba un grueso diamante que habría atraído todas las miradas, si no lo hubiera hecho ya la imponente presencia de Hyukjae.

Amor en Altamar- Capítulo 21



- ¡Yoochun! -exclamó Donghae al levantar un extremo del pañuelo empapado en lágrimas. Su hermano caminaba hacia la cama - ¿Desde cuándo entras así en mi cuarto, sin llamar?

-Desde que tengo dudas respecto al recibimiento que se me dispensará ... ¿Qué te pasa?

Donghae arrojó el pañuelo sobre la mesa que tenía junto a la cama y sacó las piernas por el borde para sentarse.

-nada -murmuró con voz confuso.

-¿Entonces por qué estás todavía en la cama? ¿Sabes qué hora es?

Con eso logró que Donghae le lanzara una mirada incendiaria.

-Estoy levantado. ¿Acaso te parece que estoy en pijama?.

Amor en Altamar- Capítulo 20



Hyukjae esperaba con impaciencia, de pie ante la barandilla, el pequeño esquife que por fin habían avistado regresando al barco. Llevaba tres días aguardando en esa pequeña bahía de la costa de Connecticut. Si hubiera sabido que sus marinos tardarían tanto en volver con la información deseada, habría ido personalmente a tierra.

Y el día anterior había estado a punto de hacerlo. Pero Sunnie le había advertido serenamente que en su estado de ánimo no le convenía hacerlo: si los norteamericanos no ponían el grito en el cielo sólo porque él rebosara de nobleza británica, autoridad y condescendencia, su malhumor despertaría en cualquiera desconfianza y aun hostilidad.

Hyukjae rechazó la acusación de condescendencia. Sunnie rió: con dos argumentos a su favor de tres, seguía ganando la discusión.

Hyukjae desconocía por completo esas aguas norteamericanas, pero decidió no continuar tras el navío que había seguido hasta el puerto. De momento, no le interesaba que Donghae supiera que estaba allí. No hizo sino asegurarse de que el barco del muchacho había atracado en la ciudad costera, en vez de navegar aguas arriba por el río. Entonces ancló el Opera tras el cabo que sobresalía de la desembocadura y envió a sus dos hombres a la ciudad, para que averiguaran todo lo posible de su paradero. No tenía sentido que hubieran tardado tres días; tan sólo quería saber dónde estaba el muchacho.

Amor en Altamar- Capítulo 19



Al ver que Hyunjoong se mostraba tan comprensivo con su tristeza, Donghae empezó a sentirse algo mejor y, ciertamente, mucho más optimista con respecto a la reacción de sus otros hermanos. Naturalmente, Hyunjoong atribuía todas sus lágrimas a Shang. Aún no quería comentar que sus pensamientos y sus emociones se centraban en otro hombre, cuyo nombre no había pronunciado jamás, salvo para explicar que era el capitán del barco en que había llegado a Jamaica.

Se sentía culpable al engañar a Hyunjoong. Más de una vez estuvo a punto de decirle la verdad. Pero no quería que volviera a enfadarse con él. Esa ira le había sorprendido de verdad. El era su hermano divertido, el que más bromeaba con él, el que nunca dejaba de animarlo. Y también esta vez lo había hecho, aunque, en realidad ignoraba el verdadero motivo de su angustia.


Ya se enteraría con el tiempo. Todos se enterarían. Pero la peor de las noticias podía esperar un poco más, hasta que la herida hubiera cicatrizado, hasta que supiera cómo reaccionaban los otros ante algo que ahora le parecía una nimiedad. Las auténticas discusiones vendrían dentro de un mes o dos, cuando exigieran saber de quien era el hijo que desfiguraba su cintura.

Amor en Altamar- Capítulo 18



Era difícil seguir fingiendo que era el grumete cuando estaba con Hyukjae fuera del camarote. En cubierta le requería constantemente a su lado, o lo suficientemente cerca como para no perderlo de vista. Descubrió que lo más difícil era mantener ocultos sus sentimientos, sobre todo porque los ojos se le llenaban de ternura o de pasión cada vez que miraba a Hyukjae.

Sí, era difícil, pero se las arreglaba; por lo menos, eso creía. Sin embargo, a veces no podía dejar de preguntarse si algún miembro de la tripulación no albergaría sospechas, pues ahora le sonreían y saludaban con la cabeza al verlo pasar, cuando antes apenas reparaban en él.

Claro que el tiempo crea familiaridad y él estaba a bordo desde hacía casi un mes. Era lógico que la tripulación se hubiera acostumbrado a su presencia. Y si deseaba que su disfraz siguiera dando resultado era sólo por Donghwa...bueno, en realidad por él mismo.

Amor en Altamar- Capítulo 17



Donghae se quedó demasiado aturdido como para huir. Tampoco habría llegado muy lejos en los pocos segundos que Hyukjae tardó en aterrizar frente a él. Cuando quiso reaccionar, aquellos brazos musculosos lo tenían rodeada y lo estrechaban cada vez más, hasta hacerle sentir cada centímetro de ese recio cuerpo pegado al suyo. En vez de indignarse y ponerse rígido, su cuerpo pareció fundirse con el de él, cediendo por donde no debía, ajustándose tan a la perfección que era como estar en el propio hogar.

Su mente, en una tardía reacción, empezó a reunir fuerzas para protestar, pero ya era demasiado tarde. Donghae cayó víctima de un lento beso, tan provocativamente dulce y sensual que lo envolvió en un hechizo de maravillas, imposible de quebrar. Era un beso interminable , que iba haciendo su efecto poco a poco, sin que pudiera determinar con exactitud en qué momento esa sensación de placer se fue convirtiendo en un ardoroso deseo.

Amor en Altamar- Capítulo 16



A la mañana siguiente, Hyukjae permaneció largo rato junto a la hamaca, observándolo mientras dormía. En cuanto se despertó, lamentó no habérselo llevado de nuevo a su cama la noche anterior. Era hombre de fuertes impulsos sexuales; siempre que dormía con un joven, volvía a hacerle el amor a la mañana siguiente.

Por eso se había mostrado tan duro con Donghae, varios días antes, por levantarse antes que él. De ese modo lo dejaba terriblemente frustrado porque ya no lo tenía allí para vestirlo, y el ayudarlo en esos menesteres era supuestamente tarea del grumete. Le costó horrores dominar su cuerpo la primera vez; después fue logrando contenerse.

Sonrió al pensar que ese problema había pasado. Si ese criadito le resultaba sumamente deseable, ya no tenía que disimularlo.

Se arrepentía de haberle consentido que diera rienda suelta a su orgullo en vez de haberle dejado junto a sí. No volvería a ocurrir lo del día anterior. Esa noche él compartiría su cama y allí se quedaría.

Amor en Altamar- Capítulo 15



Donghae no ignoraba lo que era el acto amoroso. Demasiadas veces había oído a sus hermanos conversar sobre esas cosas, en términos directos y hasta groseros, como para hacerse una idea aproximada de lo que en él ocurría. Pero nunca había asociado eso con lo que le estaba sucediendo... hasta ahora, al sentir el cuerpo de Kim adherido al suyo, piel contra piel, un fuego enardeciendo otro fuego.

Ni siquiera se preguntó cómo ni cuándo había terminado él de desvestirlo. Sabía que ahora estaba tan desnudo como él, pero al mismo tiempo experimentaba demasiadas sensaciones como para avergonzarse. Lo tenía sobre él, oprimiéndolo, rodeándolo de una manera puramente dominante. El le sujetaba la cara con sus manos para besarlo y besarlo, con lentitud, con ternura, y luego con ardorosa intensidad. Su lengua se demoraba en su boca degustándola y haciéndole sentir su propio sabor.

No quería que aquello cesara: lo que él hacía, lo que estaba sintiendo. Sin embargo, ¿no se hacía preciso interrumpirlo, o por lo menos hacer el esfuerzo? Sucumbir a sabiendas, y estaba razonablemente seguro de cuál sería el final de todo eso, equivalía a aceptar. Pero ¿quería aceptar, de verdad?

Amor en Altamar- Capítulo 14



-Ah, su pregunta. Sólo quería...-¿Olfatearla, porque él la usa siempre? No se lo va a creer, Donghae. ¿Y qué tiene de malo si le digo la verdad? Después de todo, él me dijo con toda su desfachatez que mi olor le parecía ofensivo - En realidad, capitán...

-Acércate. Quiero juzgar por mí mismo si me has dicho la verdad.

Apretó los dientes exasperada. Aquel bastardo quería olfatearla y de nada serviría protestar. No haría más que irritarlo. Y sólo tenía puesto aquel batín indecente. Empezó a sentir otra vez el acostumbrado acaloramiento...

Rodeó lentamente la cama, retorciéndose las manos. El no se anduvo con rodeos. Se inclinó hasta tocar ligeramente su nuca con la nariz, y olfateó. Donghae habría podido aguantar la prueba sin problemas si la mejilla del capitán no hubiera rozado la suya.

-¿Por qué diablos gruñes? -inquirió él.

Amor en Altamar- Capítulo 13



-¿Te sientes mal, chico?

Donghae, que actuaba con una indiferencia extraña en él, metió una mano en el cesto que tenían entre ambos y sacó otra cuerda para unirla a la que tenía en el regazo, que ya había unido a otras tres entretejiendo los extremos. Había ofrecido ayuda a Donghwa con esa tarea sólo para pasar el tiempo, pero no prestaba mucha atención a lo que hacía. El ya había tenido que deshacer uno de esos empalmes para que él volviera a empezar. Hae ni siquiera se había dado cuenta del fallo.

Donghwa, que le observaba, meneó la cabeza.

-Oh, ya veo que estás mal. Ya no me llevas la contraria.

Eso le hizo reaccionar, pero sólo un poco.

Amor en Altamar- Capítulo 12



Esa noche, a Donghae le costó muchísimo conciliar el sueño. Tras un período de tiempo que no podía precisar, oyó la voz del capitán, que lo llamaba:

-Enseña una pierna, Donnie.

Era la antiquísima frase usada por los marineros para decir: Aparta rápidamente las mantas y ponte en movimiento. Parpadeó, cegado momentáneamente por la luz del día que inundaba el camarote, tan intensa que le hizo pensar que había dormido más de la cuenta.

Localizó el motivo de su insomnio y lo encontró vestido, gracias a Dios, o al menos en parte. Era mejor verlo en pantalones y calcetines que sin nada. Y mientras lo observaba, él se puso una camisa de seda negra, de estilo similar a la que llevaba el día anterior, aunque no se ató los cordones de la pechera. Los pantalones también eran negros.

Amor en Altamar- Capítulo 11



A Donghae le temblaban ligeramente las manos mientras amontonaba los platos en la bandeja y limpiaba la mesa del capitán, y eso que sólo había tenido que acarrear aquellos cubos desde la puerta hasta la bañera, gracias a un violento francés que se había alterado muchísimo al verlo volcar agua sobre la cubierta. Sin escuchar sus protestas, ordenó a dos tripulantes que le llevaran los cubos. Donghae protestó porque lo consideraba su obligación; además, supuso que ellos rezongarían por verse obligados a hacer el trabajo del grumete.

Pero no se quejaron. La última observación malhumorada que hizo el frances al respecto fue que era preciso crecer un poco antes de meterse en cosas de hombres. Donghae, estuvo a punto de replicar. Pero tuvo la prudencia de mantener la boca cerrada.

Sin embargo, todavía tuvo que encargarse de parte del acarreo, puesto que los hombres dejaban los cubos ante la puerta, negándose a entrar en el camarote del capitán. Pero no había sido aquella pequeña tarea la responsable de que le temblaran las manos. No, le temblaban porque Kim Hyukjae estaba detrás del biombo quitándose la ropa, y sólo el hecho de saberlo lo ponía mas nervioso de lo que había estado ya durante todo el día.

Amor en Altamar- Capítulo 10



- Así resolvemos sólo un problema.

-¿No era el único que teníamos?

Hae negó con la cabeza. Luego se reclinó otra vez contra el mamparo.

-También debemos idear algo para que yo mismo pueda evitarlo.

-Ya sabes que eso no es posible, niño...a no ser que te pongas enfermo.- Los ojos de Donghwa brillaron intensamente al ver que había dado con la solución - ¡Exacto! Podrías simular que te encuentras mal, ¿no?

-No daría resultado.

-Claro que sí.

Hae volvió a menear la cabeza.

-Daría resultado si yo durmiera en el castillo de proa, como habíamos supuesto. Pero ya me han informado de que no va a ser así. - Y agregó - El magnánimo capitán se ha ofrecido a compartir conmigo su propio camarote.

-¿Qué?.

Amor en Altamar- Capítulo 9



Las náuseas de Donghae iban aplacándose, pero pasaron al menos cinco minutos más antes de ser capaz de aquietar sus tumultuosos pensamientos lo suficiente para ver que por fin estaba solo en el camarote. Cuando cayó en la cuenta, su bufido de disgusto fue tan potente que cualquiera que estuviera al otro lado de la puerta lo habría oído. Pero no había nadie, según comprobó abriéndola bruscamente un momento después.

Refunfuñando para sus adentros contra los muros de ladrillo y la arrogancia de los aristócratas ingleses, marchó hacia la escalera. Ya había subido la mitad cuando recordó que se le había ordenado dormir una siesta. Se detuvo, mordisqueándose el labio inferior, ¿qué hacer, entonces? No pensaba volver a la cama de ninguna manera, pese a esa tonta orden. Sus prioridades eran sencillas: buscar a Donghwa y abandonar como fuera el Opera antes de que resultara demasiado tarde.

Sin embargo, desobedecer la orden de un capitán era un imperdonable atrevimiento. Por lo tanto... debía asegurarse de que el capitán no se enterara. Era sencillo.

Amor en Altamar- Capítulo 8



-A propósito, Dong, no te olvides de trasladar tu hamaca y tus pertenencias del castillo de proa aquí. Hazlo en cuanto te sientas mejor. Mi grumete duerme siempre donde se le necesita.

- ¿Dónde se le necesita? - exclamó Donghae, incorporándose en la enorme cama. Luego entornó los ojos con suspicacia para mirar al capitán, que descansaba lánguidamente en la silla que él había desocupado. Por lo tanto, estaba completamente frente a él y observándole- ¿Para qué puede necesitarme en medio de la noche?

-Tengo el sueño ligero, ¿sabes? Los ruidos del barco suelen despertarme.

-¿Y qué tiene eso que ver conmigo?

-Bueno, Dong - adujo él, con el tono que se usa para hablar pacientemente a un niño - podría necesitar algo – el joven ya iba a replicar que podía cuidarse sólo perfectamente, pero el capitán agregó - Después de todo, es tu deber.

Amor en Altamar- Capítulo 7



Había hecho mal en no preguntar a otra persona, dado que el señor Young no podía informarlo. Quizás aún estaba a tiempo. Si se demoraba unos minutos más para intercambiar unas palabras con alguien que se encontrara por ahí cerca, tal vez descubriría que el capitán Kim era el anciano más amable con quien se podía navegar. Entonces las manos dejarían de sudarle y se olvidaría de todas esas horribles posibilidades... Pero en el momento en que giraba sobre sus talones, se abrió la puerta.


A Donghae se le cayó el corazón a los pies. La comida que llevaba estuvo a punto de seguir el mismo camino cuando giró en redondo otra vez, para encontrarse cara a cara con el capitán del Opera; pero fue el primer oficial quien apareció al otro lado de la puerta. En un principio pareció recorrerlo de arriba abajo con unos ojos escrutadores. Aunque en realidad, esa mirada no fue más allá de un mero reconocimiento.

-¡Vaya, si eres un mequetrefe...! Me extraña no haberlo notado cuando te contraté.

Amor en Altamar- Capítulo 6



Toda la familia había salido para despedir a Hyukjae: Shindong y Kangin, Zhoumi con toda su prole, Siwon y su pequeño escocés. Siwon estaba bastante pálido, pero era comprensible. El pícaro de Minho estaba muy animado, pese a que iba a separarse de Hyukjae por primera vez desde que se encontraron, y de esto hacía seis años.

Probablemente creía que ahora podría hacer lo que se le antojara, puesto que sólo estaba su tío Siwon para mantenerlo a raya. Pronto descubriría que Shindong y Zhoumi también iban a vigilarlo. Estaría muy controlado, tanto o más que con Hyukjae y Junsu, el primer oficial de su padre.

La marea puso fin a las despedidas. De cualquier modo, la resaca de Hyukjae, atribuible a Siwon, no soportaba más palmadas en la espalda. Casi estuvo a punto de olvidarse de la nota que tenía preparada para el pequeña escocés, en ella le explicaba el asunto del camarero que el joven creía amante de su marido. Llamó a Minho a la pasarela y se la entregó.

Amor en Altamar- Capítulo 5



Sir Kim Siwon indicó por señas al camarero que trajera otra botella de oporto ; luego se reclinó en la silla para conversar con su hermano mayor.

-¿Sabes ,Hyukjae ? Creo que voy a echarte de menos. Deberías haber arreglado tus asuntos en el Caribe antes de venir, así no tendrías que marcharte ahora, justo cuando ya me había vuelto a acostumbrar a que estuvieras por aquí.

-¿Cómo iba yo a saber que se iba a arreglar tan rápidamente lo del fallecimiento de ese infame de Kry?- replicó Hyukjae - Olvidas que, si he vuelto a Londres, sólo ha sido para ajustar cuentas con ese Cho. No tenía idea de que estaba a punto de casarse con alguien de la familia. Tampoco me imaginaba que la familia decidiría aceptarme otra vez, ahora que mis días de pirata han quedado atrás.

-A mi modo de ver lo que ha facilitado las cosas ha sido que presentaras a los mayores a un nuevo sobrino como Minho. Los condenados son muy sentimentales cuando se trata de la familia.

Amor en Altamar- Capítulo 4



-¿Shang?- Un joven apareció de súbito, interrumpiendo sus palabras - ¿Por qué no me has avisado de que teníamos visitas? - Y se dirigió a Donghae, con una franca sonrisa - Soy Yoon Won, señor. ¿Vienen ustedes de la mansión? Van a dar otra fiesta, ¿no?

Donghae miró fijamente al joven. Luego, al niño que se escondía con timidez detrás. Tenía unos cinco años, el pelo oscuro de Shang, sus ojos azules, e incluso había heredado sus hermosas facciones. Dirigió aún otra mirada al padre del niño, que parecía decididamente descompuesto.

-¿Tu hermano, Shang? - preguntó Donghae, con su tono más agradable.

-No.

-Ya me parecía...

Amor en Altamar- Capítulo 3



Donghae tiritaba sentado al pie de una escalera que conducía a un sótano. No había luz que atravesara la intensa penumbra de esos últimos escalones. El edificio, fuera lo que fuese, permanecía silencioso y oscuro. También la calle había quedado en silencio a esa distancia de la taberna.

Si temblaba no era exactamente de frío. Probablemente se trataba de una reacción tardía de conmoción, resultado de una gran ira repentina, demasiado miedo y demasiadas sorpresas.

Aún veía sus ojos, mirándolo: ojos severos, ávidos, claros como el cristal, brillantes y tan...tan... intimidadores fue la palabra que se le ocurrió, sin que pudiera determinar por qué. Eran de la clase de ojos que podían atemorizar a un hombre, y mucho más a un joven. Ojos directos, temerarios, implacables. Se estremeció de nuevo.

Se estaba dejando llevar por su imaginación. Aquellos ojos sólo habían expresado curiosidad al mirarlo...No, no sólo eso. Había en ellos algo más, algo con lo que no estaba familiarizado, algo que era incapaz de nombrar por falta de experiencia, algo innegablemente perturbador.

Amor en Altamar- Capítulo 2



Chang Donghwa era norteamericano de segunda generación, pero proclamaba a viva voz su ascendencia escocesa. Lo que no poseía era el fuerte temperamento típico de los escoceses. El suyo podía considerarse bastante apacible, sin embargo, el escaso mal carácter que pudiera tener, se había visto sometido a prueba hasta el limite durante la noche anterior y la mitad del día siguiente por parte del menor de los hermanos Lee.

Donghwa, al ser vecino de la familia, los conocía desde siempre, había navegado en sus barcos, comenzando como grumete del viejo Lee hasta terminar como primer oficial. Pero aun cinco años después de haber abandonado el mar, Donghwa no había sido capaz de alejarse del mundo de la navegación. Ahora se ocupaba de verificar el buen estado de conservación de los buques de la Mokpo cuando regresaban a puerto.

Amor en Altamar- Capítulo 1



Londres,1818


Lee Donghae levantó la cuchara colocando el mango hacia delante. Puso en ésta uno de los trozos de rábano que tenía en el plato, y golpeando secamente hacia abajo el extremo del mango disparó la hortaliza a través de la habitación. El rábano se estrelló contra la pared a pocos centímetros de su blanco, logrando que el desagradable insecto se precipitara por el interior de la grieta más próxima. Misión cumplida. Mientras esos bichos no estuvieran a la vista, podía fingir que no compartía el alojamiento con ellos.

Se volvió hacia su cena y, después de contemplar por un momento la comida hervida, apartó el plato con una mueca de disgusto. ¡Lo que daría por uno de esos magníficos menús de siete platos que solían preparar en casa, la cocinera de los Lee, sabía exactamente cómo complacer a cada miembro de la familia.

Amor en Altamar


Introducción



Título: Amor en Altamar
Autora original: Johanna Lindsey
Título original: Amable y Tirano
Género: AU, FLAFF
Clasificación: Rating {NC17}
Advertencia: Mpreg

Descripción:

Lord Kim Hyukjae, vizconde de Silver, es un aristócrata rebelde aburrido de las convenciones y de lo que se supone que debe hacer en la vida. Hace años que se separó de su familia para dedicarse a la piratería, oficio nada conveniente para el hijo de un noble. Durante sus correrías tiene varios choques con Cho Kyuhyun, que, ironías del destino, acabará siendo su sobrino político.

Con el corazón destrozado, el inocente Lee Donghae estaba desesperado por regresar a su hogar en América. Dejando sus penas en las costas de Inglaterra, abordó de manera desafiante un barco norteamericano, disfrazado de camarero, para servir al capitán Kim. El atractivo ex pirata, había jurado que nunca ningún joven lo llevaría al matrimonio. Pero en alta mar, una pasión arrolladora que sumirá a ambos en una vorágine de placer, peligros y amor.

La historia original no es mía, YO SOLO LA ADAPTO, modifico nombres y una que otra situación. Créditos de traducción a quien corresponda.


Atrévete a Amar- Capítulo Final



-¿Saldrás de nuevo?

Siwon se detuvo; estaba poniéndose los guantes.

-Iba a hacerlo.

Heechul salió del recibidor y se acercó a él. Hacía poco más de un ahora que habían llegado. Le había llevado todo ese tiempo reunir el coraje necesario para abordarlo, pero ahora que se presentaba la oportunidad, ese coraje parecía abandonarlo. Pero debía hacerlo.

-Desearía hablar contigo.

-Muy bien. -Él señaló el recibidor.

-No, en la planta alta–Siwon arqueó las cejas, Heechul se ruborizó y agragó rápidamente -En mi habitación. –Minho estaba en algún lugar de la casa, pero él no deseaba que nadie interrumpiera esa conversación. -Allí tendremos la intimidad necesaria... para lo que deseo decir.

Atrévete a Amar- Capítulo 31



-¿Por qué no se lo dices, Hee?

-No puedo -dijo Heechul, bebiendo otro sorbo de su copa de champaña.

Durante la fiesta, que fue una pequeña reunión en la casa de la madre de Geunsuk, se mantuvieron apartados de los demás. No sólo los caballeros podían celebrar la noche anterior a la boda. Pero Heechul no estaba de ánimos para celebraciones, aunque había llegado a aceptar que Geunsuk fuera muy feliz con ese matrimonio y él compartía la felicidad de su amigo. Pero no podía demostrarlo.

Por desgracia, Geunsuk había percibido su depresión y había hecho un aparte para hablar con él, temiendo que Heechul aún estuviera en contra de la boda. Sólo podría convencer a su amigo de que no era así diciéndole la verdad.

-Si fuera tan sencillo... -comenzó a decir Heechul, pero Geunsuk le interrumpió.

Atrévete a Amar- Capítulo 30



-Me marcharé dentro de dos días, Siwon -dijo Hyukjae cuando entró en el comedor.

-¿Necesitas ayuda para empaquetar?

-No seas tedioso, cachorro. Sabes bien que has estado encantado de tenerme aquí.

Siwon gruñó y continuó comiendo su desayuno.

-¿Cuándo lo decidiste?

-Cuando comprendí que tu situación es irremediable. Ya no me divierte contemplarla.

Siwon dejó su tenedor y miró con furia la espalda de su hermano que fue hacia el aparador y se sirvió el desayuno. En realidad, Siwon consideraba que había hecho grandes progresos en las dos últimas semanas. Bastaba que tocara a Heechul para que cayera en sus brazos. No veía nada de irremediable en ello. Pronto admitiría que lo necesitaba tanto como Siwon lo necesitaba a él. Reconocería su locura y mandaría al diablo sus reglas. Pero, hasta entonces, él las respetaría al pie de la letra.

-¿Quieres explicar ese comentario?

Hyukjae se sentó frente a él y dijo, irritado:

-Me agrada esta habitación tal como está ahora. ¿Cuánto te costó?

Atrévete a Amar- Capítulo 29



Hyunsang lo tomó por la cintura.

-Hee...

La puerta se abrió y él lo soltó. Heechul nunca supo qué había estado a punto de decirle. Deseaba pensar que se disculparía por todo cuanto le había hecho. Pero ya no importaba. Siwon estaba en la habitación.


-Había tanto silencio que pensé que os habíais matado mutuamente.

Heechul no le preguntó por qué estaba allí.

-Según parece, tienes la costumbre de escuchar detrás de las puertas, señor mío.

Él no lo negó.

-Es una costumbre útil y, en ocasiones, fascinante.

Atrévete a Amar- Capítulo 28



A la mañana siguiente, Heechul bajó con premura a las siete y media de la mañana. Sus mejillas aún estaban enrojecidas a causa de la mortificante experiencia de encontrarse con Hyukjae cuando salió de la habitación de Siwon, vestido tan sólo con su bata transparente.

Hyukjae todavía llevaba su ropa de etiqueta; por supuesto acababa de regresar de una noche de jolgorio y estaba abriendo la puerta de su dormitorio cuando Heechul lo vio y Hyukjae lo vió a él. Lo miró despacio, de arriba abajo y frunció el ceño con gesto divertidamente interrogante.

Demonios, Heechul se había sentido muy avergonzado y, con las mejillas encendidas, había entrado apresuradamente en su habitación. Cuando cerró con fuerza la puerta, oyó la carcajada de Hyukjae. Sólo deseaba acurrucarse debajo de las mantas de su cama y no volver a salir de allí.

Atrévete a Amar- Capítulo 27



Había llegado el momento de resolver su relación matrimonial, antes de que ya no pudiera decidir nada. Debía hacerlo ahora, hoy, antes de que él regresara.

-¿Y bien, Heejin ?

Heejin, que estaba cepillando los cabellos rojizos de Heechul, hizo una pausa para mirarlo en el espejo.

-¿Es eso lo que en realidad has decidido, mi niño?

Heechul hizo un gesto afirmativo con la cabeza. Le había contado todo a Heejin; le había hablado de cómo Siwon lo había seducido en esa misma casa, de las condiciones que él había puesto para casarse con Siwon y de las mentiras que éste había dicho acerca de su fidelidad. Heejin se había enfurecido y asombrado. Heechul no le ahorró detalles y finalizó comunicando a Heejin su decisión. Quería la opinión y el apoyo de su doncella.

-Creo que estás cometiendo un grave error, mi niño.


No era esa la opinión que esperaba.

Atrévete a Amar- Capítulo 26



Hanheng llamó varias veces a la puerta, luego retrocedió mientras silbaba una alegre melodía. El mayordomo abrió la puerta.

-Hace cinco minutos que se marchó, señor -dijo el mayordomo, antes de que Hanheng dijese nada.

-Diablos, y yo creí que me sobraba tiempo -respondió, pero permaneció imperturbable-. Muy bien. Será fácil hallarle.

Hanheng volvió a montar su caballo bayo y fue hacia Hyde Park. Conocía los caminos favoritos de Siwon, los que los jovenes eludían. En varias ocasiones le había acompañado en sus cabalgatas matutinas, por lo general después de una noche de parranda, cuando ninguno de ellos debía por obligación irse a dormir. Nunca se había levantado a esas horas insólitas, ni para cabalgar ni para hacer ninguna otra cosa... hasta hacía poco tiempo.

Atrévete a Amar- Capítulo 25



Dos noches después de lo que Heechul consideraba la defección de Geunsuk y su pase al bando enemigo, asistió a la gran fiesta en casa de Kim Zhoumi. Al entrar en el salón de baile, Heechul se detuvo, sorprendido, obligando a sus dos acompañantes a hacer lo mismo.

Los numerosos carruajes que se hallaban frente a la mansión de los Kim debieron darle una pauta de la gran cantidad de invitados, pero no imaginó que serían casi doscientas personas.

-Creí que se trataba de una pequeña reunión de familiares y amigos -dijo Heechul a Siwon, sin poder evitar el tono tenso de su voz. Después de todo, la fiesta se celebraba en honor de ellos. Debieron advertirle. -Recuerdo que tu hermano habló de algo íntimo.

-En realidad, las fiestas que organiza Henry suelen ser más grandes.

-¿Y estos son todos amigos tuyos?

Atrévete a Amar- Capítulo 24



Al ver entrar a Siwon, se puso rígido. Pero su tensión dio paso al asombro cuando vio quién estaba con él. ¿Cómo se atrevía? Pero se había atrevido. Por su cuenta, había traído consigo a Park Hanheng, sabiendo que Geunsuk estaría allí. Y, a juzgar por el gesto sorprendido de Hanheng, que quedó inmóvil al ver a Geunsuk, tampoco se lo había advertido a él.

-Espléndido -dijo Siwon jocosamente, entregando su sombrero y sus guantes al impávido mayordomo-. Veo que hemos llegado a tiempo para cenar. Hanheng


Heechul apretó los puños. La reacción de Geunsuk fue un poco más dramática. Palideció y, emitiendo un chillido de horror, se apartó de Heechul y regresó corriendo al recibidor.

Siwon dio a su amigo una palmada en la espalda, sacándolo de su estupor.

-Y bien, ¿qué haces ahí de pie como un tonto, Hanheng? Ve por él.

Atrévete a Amar- Capítulo 23



Siwon despertó con un agudo dolor de cabeza y una maldición en los labios. Se sentó en la cama para encender la lámpara y volvió a maldecir. El reloj marcaba las dos menos cinco.
Afuera estaba oscuro, de modo que se dio cuenta de que eran las dos de la mañana. Maldijo de nuevo al ver que estaba del todo despierto en medio de la noche, con un fuerte dolor de cabeza y demasiadas horas por delante antes de que amaneciera.

¿Qué demonios le ocurría?

Bueno, en realidad lo sabía, pero no debió permitir que le ocurriera. Recordó vagamente que Hanheng los había llevado hasta la casa y también recordaba la pelea en el club... mierda. Deseó no haberlo hecho; el tipo que golpeó era una buena persona. Tendría que disculparse; con certeza más de una vez. Y Hanheng, ¿no se había marchado enfadado? Siwon no lo recordaba muy bien.

Atrévete a Amar- Capítulo 22



Una estocada. Otra estocada. Un gancho izquierdo y luego un golpe cruzado. Un hombre en el suelo, inconsciente. Siwon retrocedió, maldiciendo porque todo había concluido tan rápidamente.

Tsuruga arrojó una toalla a su rostro. También maldijo al subir al cuadrilátero para examinar al contrincante de Siwon

-Dios, Kim. No me extraña que Billy tratara de excusarse después de verte entrar. Siempre afirmo que el ring es un buen lugar para descargar frustraciones, pero no cuando se trata de ti.

-Calla, Tsuruga -dijo Siwon, quitándose los guantes de boxeo.

-De ninguna manera -dijo el hombre mayor, enfadado-. Quisiera saber dónde voy a hallar a un estúpido que desee subir al cuadrilátero contigo. Pero te diré una cosa: no me molestaré en hacerlo hasta que te acuestes con esa ramera y te tranquilices. Aléjate de aquí hasta que lo hagas.

Atrévete a Amar- Capítulo 21



-Ayer estuve aquí, pero tenías tantos invitados...

-Que te marchaste -dijo Heechul. Dejó de enmantecar su panecillo para mirar fijamente a Geunsuk -Lamento que lo hayas hecho.

-No quise parecer un intruso.

- Suk, era sólo su familia que había venido a conocerme y a felicitar a Siwon. Hubieras sido bienvenido, créeme, en especial por mí. No imaginas cuán solo me sentí en medio del clan Kim .

Geunsuk calló. Bebió un sorbo de té, jugueteó con la servilleta que tenía sobre su regazo y con el pastel que había sobre su plato y que no había probado. Heechul lo contempló, conteniendo el aliento. Sabía que se avecinaba. Lo temía, especialmente ahora, que lamentaba haberse casado tan apresuradamente con Siwon. Y era la primera vez que veía a Geunsuk desde su boda. Cuando apareció inesperadamente a la hora del desayuno, Heechul supo que, además de las tentadoras delicias que el cocinero había preparado, debería digerir una considerable cuota de críticas. Trató de demorar el momento.

Atrévete a Amar- Capítulo 20



Heechul estaba en el recibidor junto a la ventana, con la mejilla apoyada contra el cristal y aferrando con sus manos el cortinaje azul junto a él. Hacía treinta minutos que estaba allí; desde que saliera del comedor, después de una cena incómoda con Minho y su primo Kangin, que había venido a buscarlo para salir.

Por lo menos, la llegada de Kim Kangin lo había distraído durante un rato. El heredero del marqués era un joven apuesto de la edad de Heechul, castaño y de ojos cafe. Vestido de etiqueta, lucía una estampa muy atractiva y Heechul adivinó de inmediato que seguía los pasos de su tío; otro libertino en una familia que ya tenía demasiados. Pero Kim Kangin todavía tenía un aire juvenil que le daba un aspecto inofensivo y encantador.

Al enterarse del casamiento de su tío, reaccionó tal como lo había hecho Minho; al principio con incredulidad y luego con alegría. Además, fue el primero que lo llamó tío Heechul; y no bromeaba, lo cual lo sobresaltó un poco. Era en realidad un tío ahora y de pronto tenía numerosos sobrinos y sobrinas. Una familia instantánea, gracias a su casamiento con Siwon. Una familia cálida y acogedora, según Minho.

Atrévete a Amar- Capítulo 19



Cuando Siwon y Hyukjae entraron en la taberna y miraron el salón atestado de gente, se produjo el mismo fenómeno que había tenido lugar varias veces a lo largo de la tarde. Los ocupantes los contemplaron, se dieron codazos entre sí y luego se hizo el silencio; un silencio tan denso como el humo que flotaba sobre las mesas gastadas.

La gentuza de los muelles no veía con buenos ojos la invasión de los caballeros en su territorio, y siempre había algún resentido que iniciara una riña. Esa riña podía convertirse en el momento culminante de la velada; una oportunidad para que las clases bajas se apoderasen de algo de los ricos que los explotaban; arrastrando sus cuerpos golpeados por el suelo y arrojándolos a la calle medio muertos y, en ocasiones, totalmente muertos.

Pero la envergadura de estos dos aristócratas los hizo vacilar. No tenían el aspecto de los caballeros elegantes que consideraban divertido frecuentar establecimientos que luego despreciaban durante el día. No, estos dos eran diferentes y su aspecto era amenazador. Si alguno pensó en algún momento crearles problemas, no tardó en cambiar de idea al mirarlos con precisión. Y luego continuó bebiendo y divirtiéndose, ignorándolos.

Atrévete a Amar- Capítulo 18



Heechul ya no sabía cómo se sentía, pues olas de placer lo recorrían por entero, haciendo que se estremeciera una y otra vez, notando como su cuerpo llegaba a un nuevo orgasmo, derramando su semilla entre sus cuerpos unidos. El orgasmo hizo que las paredes que rodeaban a Siwon se contrajesen dolorosamente, unas cuantas envestidas más y termino derramando su semen dentro de Heechul.

Rendido de placer, Heechul sostuvo entre sus brazos el cuerpo transpirado de Siwon y ambos aguardaron hasta que su respiración se normalizó. El no tenía prisa para que Siwon se moviera y lo sostuvo con fuerza. Siwon tampoco deseaba moverse. Su cabeza se apoyó en el hombro de Heechul y su aliento rozó su cuello, provocándole levísimas cosquillas. Un escalofrío recorrió los brazos de Heechul y él lo percibió.

-He actuado como un recién casado típico -dijo Siwon, suspirando- Impaciente, apresurado. -Apoyó el peso de su cuerpo sobre los codos; Heechul se conmocionó al sentir que la ingle de Siwon presionaba sobre la suya. -Te otorga permiso para que me castigues, querido.

yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...