Vikingos I -18

 


Siwon subía la escalera justamente cuando Leeteuk bajaba.
 
— ¿Dónde está Heechul? — preguntó— Si se ha puesto empecinado por lo de esta mañana, lo castigaré.
 
Leeteuk se puso pálido al verlo tan furioso.
 
  Justamente iba a buscaros, amo Siwon. El aún no ha regresado. Estuvo ausente toda la tarde y temo que...
 
— ¿Adónde fue? — lo interrumpió él, entornando los ojos.
 
Leeteuk enrojeció y empezó a llorar.
 
— Dijo que saldría a cabalgar... para calmar su pena... por la forma en que lo tratasteis esta mañana.
 

Vikingos I -17

 



Heechul se preguntó si en su vida volvería a ver algo tan hermoso como la aurora boreal. Miró maravillado la niebla de color violeta que se arremolinaba en el cielo. Si no hubiera hecho tanto frío, Heechul se habría quedado a contemplar indefinidamente la bruma luminosa. Pero hacía frío, mucho frío, en realidad.
 
— Vamos, Coran, antes que mis pies se congelen y yo también me convierta en hielo.
 
Fue un golpe de suerte cuando Coran le preguntó si necesitaban más provisiones del depósito antes de ir a acostarse. En realidad, no faltaba nada que no pudiera esperar hasta la mañana, pero Heechul dio la excusa de que estaban escasos de centeno para hacer pan y que si lo buscaban ahora, Coran podría dormir hasta más tarde por la mañana.
 
Heechul lo hizo esperar mientras sacaba dos sacos del pequeño lugar de depósito detrás de la escalera donde se guardaban alimentos y especias.
 

VIkingos I -16

 


Siwon salió de la floresta de pinos del este, pero detuvo su caballo en el borde cuando vio el jinete que cruzaba el campo abierto de altas hierbas y con gruesos parches de nieve. Pudo ver claramente al jinete porque el cielo crepuscular tenía un suave color azul que daba luz suficiente sin los rayos del sol.
 
Siwon se irguió y admiró la gracia del caballo gris plateado que corría raudamente por el campo, pero no reconoció al animal como uno de los suyos y de sus vecinos. Sin embargo, recordó haber visto un caballo así en el establo de su padre.
 
El jinete era pequeño. Seguramente no era su padre, ni Yunho. ¿Su madre, quizá? Siwon sintió que su curiosidad aumentaba hasta que vio que el sombrero de pieles del jinete caía volando al suelo dejando ver una melena renegrida. Entonces se enfureció.
 
Heechul había robado el caballo de su padre. No había respuesta posible: Heechul estaba huyendo. Su primer impulso fue perseguirlo y demostrarle inmediatamente que había fracasado. Pero los movimientos de su propio caballo le recordaron que su semental estaba cansado y que no se encontraba en condiciones de lanzarse a la carrera.
 

VIkingos I -15

 


La primera nevada demoró en llegar y no ocurrió hasta fines de otoño. Cuando vino, una tormenta que duró toda una semana heló lagos y estanques y dejó un manto de nieve de un metro a un metro y medio de espesor. La tierra quedó melancólicamente amortajada de blanco.
 
Pocos querían salir a desafiar el viento helado y la nieve que caía. Siwon era uno de ellos. Cuando empezó la tormenta , llevaba ausente dos semanas y cuando la nevada cesó, todavía no había regresado.
 
El mismo día que calmó el viento, Kangta vino a la casa de Siwon trayendo consigo, además de su caballo, una hermosa yegua de manto plateado. Su esposa le había dicho que según a ella le había contado Boah que ese animal en especial había pertenecido a lord Heechul. Ahora él llevaba tres largos meses cavilando sobre el joven de pelo renegrido. El disgusto que hacia él mostraba su propio hijo no lo hacía sentirse mejor. Lamentaba habérselo dado a Siwon, porque aunque no había venido a visitarlo personalmente en esos meses, temía que a Heechul no le hubieran ido muy bien las cosas con el mal humor de su hijo.
 
Kangta le había dado al jovencito a Siwon en la esperanza de que el temple y la belleza de Heechul apartarían la mente del muchacho de la perra que lo había convertido de un joven animoso en un hombre cínico y frío.
 

Vikingos I -14

 


Era tarde cuando Siwon llegó por fin para su comida. Heechul vio inmediatamente los pantalones manchados de sangre y lo miró inquisitivamente a la cara.
 
— No sabía que teníais enemigos en vuestra tierra — dijo en tono pensativo, con voz ronca.
 
— Eso es verdad, pero hoy no encontré a ninguno — replicó él y se le acercó con una sonrisa en los labios— . Debo decepcionarte, y deciros que la sangre no es mía sino del ciervo que Yesung está desollando ahora. 
— ¿Yesung?
 
— Es otro de mis esclavos.
 
La forma indirecta de recordarle su posición no pasó inadvertida para Heechul. Sus mejillas enrojecieron y sus ojos despidieron chispas.
 

Vikingos I -13

 


Siwon llegó a la cima de la pequeña colina y detuvo su caballo. Se apeó y se pasó las manos por su pelo en desorden. Había cabalgado duramente la mayor parte del día, a veces sin siquiera percatarse de dónde estaba y dejando al semental que fuera donde quería. Sin embargo, Siwon todavía no había resuelto la confusión de sus pensamientos que le pesaban continuamente desde que dejó al altanero Heechul. El destino del joven, el destino que él le había preparado, pendía como una nube oscura sobre su cabeza.
 
Se maldijo a sí mismo un centenar de veces por las palabras que había pronunciado encolerizado, palabras que muy bien podían poner fin a la vida de él. ¿Podía ser de veras tan empecinado? ¿Y por una cuestión tan trivial? Hubiera debido seguir su primer impulso, que fue golpearlo. Pero lo había detenido la idea de golpear ese rostro tan hermoso.
 
Si regresaba a su habitación y la encontraba aún en desorden, ¿qué haría? Si esta vez cedía, nunca podría manejar al jovencito. Si ninguno de los dos cedía, el joven moriría...
 

Vikingos I -12

 


— ¿De modo que no quiere trabajar para vos? — preguntó Hyukjae.
 
— No, trabaja en el establo.
 
— ¿Permitís eso? — preguntó Hyukjae, sorprendido.
 
— Es lo único que acepta hacer — admitió Siwon de mala gana, y su ceño se acentuó.
 
Las carcajadas de Hyukjae resonaron en el salón.
 
— ¡De modo que el joven tenía razón! Sois vos quien ha sido domado, no él.
 
— ¿Él dijo eso?
 

Vikingos I -11

 


Siwon quedó inmóvil un largo momento, intrigado por el atrevido examen de Heechul. Rápidamente notó que parecía muy satisfecho consigo mismo. Sin duda, creía que había obtenido una victoria sobre él. ¿Era así?
 
Gradualmente, una sonrisa curvó los labios de Siwon. Se apeó y entregó las riendas a Heechul. Él las tomó y, sin que se lo dijeran, llevó al semental al sitio donde lo había visto antes. Jackie se acercó para quitar la pesada silla, pero Siwon lo detuvo y lo despidió. El anciano regresó al fondo del establo murmurando que el descanso le vendría bien a sus huesos.
 
—Este caballo necesita atención —dijo Siwon, por fin en tono condescendiente— Ocupaos
 
— ¿Creéis que no puedo? — replicó él, ligeramente picado— . ¿Entonces esto es una prueba?
 
— No joven, es una orden. Se os ha dado una tarea..  . hacedla.
 
— ¡Vos... ooohhh!
 
Sujetó su lengua y le dirigió, en cambio, una mirada asesina antes de quitar la silla. Fueron necesarios varios fuertes tirones antes que la misma cediera; después, el gran peso casi lo hace caer de espaldas. A continuación, Heechul se volvió con esfuerzo para poner la silla sobre el travesaño del establo. Con el pecho subiendo y bajando por el esfuerzo, lo miró triunfante.
 
— ¡Ya está!
 
Siwon cruzó los brazos y se apoyó en uno de los postes.
 
— ¿Está qué? No habéis terminado. ¿Debo deciros lo que tenéis que hacer?
 
— Sé cuidar los caballos mejor que vos, vikingo. ¡A puesto a que también sé manejarlos mejor! — estalló y tomó un trapo para frotar los flancos sudados del semental — ¡Si yo hubiera esta do montándolo esta mañana, no habría pateado a la yegua!
 
— Aprovecháis toda oportunidad que se os presenta para actuar como varón —   dijo él en tono burlón— . Pero yo he visto el otro aspecto de vos.
 
— ¡Largaos! — grito Heechul con furia y con el rostro enrojecido— .¡No necesito que estéis vigilándome! — Siwon rió con ganas.
 
— Ahora me ordenáis que me largue de mi propio establo. ¿No tiene límites vuestra osadía?
 
Él lo miró y no pudo contener una sonrisa. Sabía que esta vez había sobrepasado sus límites.
 
— Tenéis razón — dijo, ya disipada su cólera— . Quedaos, si lo deseáis, aunque no sé por qué ibais a desearlo.
 
Siwon se abstuvo de señalar que no necesitaba su permiso. En cambio, observó en silencio y notó que en realidad sabía muy bien hacer la tarea de caballeriza.
 
Cuando Heechul trajo avena para el semental, Siwon habló otra vez.
 
— ¿Cómo lo pasasteis anoche?
 
El lo miró por el rabillo del ojo, intrigado por la pregunta.
 
— Bastante bien.
 
— ¿No añorasteis lo blando de mi cama? — preguntó con ojos brillantes de picardía.
Heechul se sonrió de la pregunta.
 
— Encontré mi nueva cama mucho más de mi agrado, pues no tuve que compartirla.
 
Siwon se acercó más, se aprovechó del humor alegre de Heechul y lo tomó del mentón.
 
— ¿Qué os hace pensar que no la compartiréis?
 
Antes de que Heechul pudiera responder, él lo abrazó y besó en la boca. El beso fue un choque para los sentidos de Heechul. Fue su primer beso, porque no podía contar el que le había dado Yunho. La boca de Siwon se apoyó suavemente en la suya y se movió con delicadeza. Después, su lengua le separó los labios y exploró con dulzura, provocándole otra sacudida de los sentidos. Heechul notó con asombro que esta tierna proximidad era inmensamente agradable. Su sangre pareció acelerarse en sus venas y subírsele como vi no a la cabeza.
 
También comprobó que deseaba estar aún más cerca de este hombre, le echó los brazos al cuello y se apretó firmemente contra ese cuerpo duro y sólido. Sintió que él se estremecía por la sorpresa y entonces esos brazos parecieron aplastarlo y el beso se volvió más exigente, como si quisiera devorarlo entero.
 
¿Su espontáneo gesto lo había espoleado hasta este ataque tan impulsivo y urgente? Le gustó y deseó que no se detuviera. Se sintió transido por los fuegos de la pasión. El era el enemigo, pero eso no parecía importarle a su cuerpo traidor. Su contacto era como una droga que le cegaba para todo lo demás.
 
Eso no estaba bien, se dijo, mientras se deleitaba con el vértigo de sus sentidos. Debía detenerlo; debía. Por fin reunió la fuerza necesaria para apartar sus labios y ganar el tiempo que necesitaba para recobrar su voluntad, cosa que hizo rápidamente.. Cuando vio que él no lo soltaba, rió suavemente y le habló al oído.
 
— ¿Vais a tomarme aquí, a tumbarme en el heno con Jackie presente?
 
Los brazos de él se abrieron tan de repente que Heechul tuvo que retroceder un paso para no caer. Lo miró un largo momento con el entrecejo sombrío. Después giró sobre sus talones y se alejó con paso enérgico.
 
Heechul tuvo que contener la risa para que no lo oyese y se enfureciera aún más. Había ganado otra batalla, aunque esta victoria había sido mucho más difícil.
 
Había transcurrido una semana desde que Heechul empezara a trabajar en el establo. El y Jackie ya se habían hecho muy amigos, pues lo trataba como a un hijo y a Heechul le gustaba trabajar con él.
 
Terminó de frotar a la yegua blanca y le palmeó los flancos. Cuando terminaba el trabajo del establo, Jackie a veces le permitía sacar uno de los caballos por una hora, más o menos. Esta vez, eligió el semental castaño.
 
Saludó a Jackie con la mano, montó a caballo y salió del patio. Hizo trotar al animal y cuando cruzaron la pradera llana lo hizo galopar. Por primera vez en ese día se sentía libre. Olvidó su condición de cautivo y su lucha en esta tierra extraña y ajena. Una euforia que no sentía desde hacia meses se apoderó de él. Perdió toda la noción del tiempo y le pareció que llevaba cabalgando horas y días.
 
Una o dos horas más tarde, la sonrisa desapareció de su rostro cuando vio a la distancia, dos jinetes que se le acercaban rápidamente. Todavía estaban demasiado lejos para identificarlos. ¿Quiénes podían ser?, se preguntó.
 
Siwon, no, porque había regresado de su cabalgata matinal poco antes de que él saliera y atendiera su cansado semental. ¿Yunho, quizá? ¿Y Kangta ? Su rostro se endureció al pensar que confrontaría con su enemigo jurado. Pero cuando estuvieron más cerca, notó con sorpresa que eran desconocidos para él. Llegaron a su lado. Eran altos y rubios. A Heechul no le gustaron sus expresiones. Uno tenía ojos penetrantes que inspiraban desconfianza y el otro mostraba en una mejilla una cicatriz larga e irregular que le daba un aspecto siniestro.
 
— Vos no sois vikingo con ese pelo — dijo el de la cicatriz— . ¿Un esclavo capturado, quizá?
 
Una expresión de cólera cruzó la cara de Heechul. Tomó el cuchillo que llevaba oculto en su bota y lo empuñó, aguardando el momento oportuno para atacar.
 
Ellos vieron el brillo de la hoja y se hicieron una señal con las cabezas, enseguida se pusieron a cada lado de él, uno aferró la brida del caballo y el otro intentó arrancarle el cuchillo. Él lo blandió, pero el hombre a quien atacó levantó una mano que fue herida por la hoja. El hombre lanzó un juramento cuando la sangre empezó a manar de la herida.
 
Una expresión de cólera apareció en la cara del compañero. Cuando Heechul se volvió, él le derribó del caballo. Cayó al suelo y quedó un momento atontado, mientras él le quitaba el cuchillo y le sujetaba los brazos detrás de la cabeza. El otro se envolvió la mano con un trozo de tela y, con una cruel expresión en la cara, le ató brutalmente los brazos hacia arriba.
 
— De modo que me habéis provocado, muchacho — dijo el herido en tono despectivo. Se le puso encima, le inmovilizó las piernas y empezó a moverse contra su cuerpo.
 
Heechul sintió su virilidad y pateó con furia, pero el peso de él lo tenía sujeta de tal forma que no pudo moverse. El hombre tiró con furia de la parte superior de la camisa y la desgarró hasta la cintura, dejando expuestos su pecho. Pataleó y mordió, pero esto sólo aumentó el placer de su atacante, que empezó a desprenderse los pantalones para liberar su miembro hinchado. Cuando se disponía a penetrarlo, oyó ruido de cascos que se acercaban y levantó la vista alarmado.
 
Por favor, Dios querido, que sea un amigo, no un enemigo, rogó Heechul en silencio. Aprovechó la vacilación del hombre y trató de sacárselo de encima, pero el enorme peso no se movió. Un segundo después se sorprendió cuando él se levantó y se dirigió a su compañero con voz cargada de temor.
 
— Vámonos — dijo. Los dos espolearon sus animales y se alejaron al galope.
 
Heechul volvió la cabeza y vio a Siwon que frenaba su caballo a pocos metros. Quedó inmóvil, el rostro encendido por la humillación, olvidado su miedo de hacía un minuto. Oh, que él tuviera que rescatarlo como si fuera uno de esos jóvenes débiles e indefensos que despreciaba. Cerró los ojos un momento, avergonzado. Cuando los abrió, se sorprendió al ver a Siwon inclinado sobre él con una expresión de preocupación en sus ojos claros.
 
— ¿Estáis herido, Heechul? — preguntó con suavidad,  y le tocó la cara.
 
— ¡Dejadme tranquilo! — gritó, rojo de furia. El se hizo atrás como si lo hubieran abofeteado y sus facciones se endurecieron.
 
— Levantaos — dijo, y lo hizo ponerse de pie. Le dio la camisa desgarrada para que se cubriera y lo empujó hacia s u caballo— . Es la última vez que salís solo a cabalgar — dijo en tono cortante. — ¿Quién os dio permiso para salir del patio?
 
Heechul no respondió. El miró a lo lejos.
 
— No vi de cerca a vuestros atacantes, y aunque a nuestro regreso enviaré hombres a perseguirlos, probablemente son mercaderes viajeros o bandidos. Es probable que para entonces hayan salido del fiordo y no los encuentren. Hubieran podido mataros — añadió con furia, y le volvió la espalda— Ahora, montad, lo empujó hacia el semental— . Estoy empezando a creer que sería sensato venderos en el próximo mercado de esclavos.
 
No volvió a dirigirle la palabra ni a dar señales de que reconocía su presencia durante el resto del camino de regreso, y cuando entraron en el patio, le arrojó las riendas de su caballo y se alejó caminando.
 
Después de ese día Heechul veía a Siwon todos los días por las mañanas cuando él salía a caballo como era su costumbre, o la mayoría de los días también por la tarde.
 
Cada vez que él regresaba, le entregaba el sudoroso semental. No se hablaban. En realidad, él no le había dicho una palabra. Ni siquiera se daba por enterado de su presencia, excepto para arrojarle las riendas del semental; enseguida, se alejaba muy erguido.
 
Heechul se preguntaba a menudo por qué lo ignoraba tan deliberadamente y si lo que él había dicho era verdad: que no le interesaban los jóvenes excepto cuando su cuerpo se lo pedía. Le irritaba algo ver que no ejercía influencia sobre él, porque había empezado a creer lo contrario. El, por su parte, todavía tenía el poder de hacerlo inmensamente consciente de su presencia. En los momentos más inesperados, se sorprendía pensando en él y eso no le gustaba. Lo más fastidioso era el hecho de que no podía olvidar el día que intentó humillarlo sin conseguirlo. Obviamente Siwon lo había borrado por completo de su mente.
 
 
Heechul estaba metido en una pequeña tina. Su cabeza descansaba apoyada en el borde, sus pensamientos eran tranquilos, se sentía relajado. Estaba sola en la casita; un fuego ardía en el hogar cerca de él. Donghae y Leeteuk todavía se hallaban en la casa grande, sin duda sirviéndole la comida a Siwon.
 
No oyó cuando la puerta se abrió silenciosamente, pero sintió la intromisión cuando el aire frío le tocó la cara y le hizo temblar. Alzó la vista y vio a un vikingo muy alto parado junto a la puerta y mirándolo con sorprendidos ojos.
 
— Iros por donde habéis venido, vikingo, y cerrad la puerta antes de que me enfríe.
 
El cerró la puerta, pero desde adentro, y se le acercó. Heechul bajó la vista para asegurarse de que el agua le cubría el cuerpo antes de volver a mirar recelosamente al intruso.
 
No había visto antes a este hombre, pero por su altura y constitución le recordó a Siwon. Sus ojos le admiraban amorosamente. Su cara era agradable y Heechul notó allí humor y hasta bondad. La sonrisa le iluminaba los ojos y le formaba pequeñas arrugas en los bordes exteriores de los mismos.
 
Era evidente que él no había entendido la orden. Esta barrera del idioma era por cierto un inconveniente. Heechul hubiera podido hacerse entender, pero todavía no quería descubrirse. En cambio, le indicó que se marchara con movimientos de las manos, pero él se limitó a menear la cabeza y a acentuar su sonrisa.
 
— ¡Marchaos, maldición! — gritó lleno de frustración.
 
— No es necesario que os alteréis, joven — Heechul agrandó los ojos.
 
— Habláis mi lengua.
 
— Sí, Siwon me enseñó cuando éramos más jóvenes — replicó él, divertido ante su confusión.
 
— ¿Quién sois? — preguntó por fin.
 
— Hyukjae.
 
La expresión de Heechul cambió.
 
— Si habéis venido por Donghae, él no está aquí.
 
— Ya lo veo — replicó él y se acercó aún más— . De modo que sois el nuevo esclavo de Siwon — lo dijo como un hecho sabido, sin notar la furia ardiente que asomó a los ojos de Heechul— He oído hablar mucho de vos.
 
— Y yo de vos — replicó Heechul con furia— Yo no respeto a un hombre que no reconoce a su hijo, y que no toma al appa ese hijo por esposo.
 
Hyukjae lo miró atónito y arrugó el entrecejo.
 
— De modo que Donghae tiene la lengua suelta.
 
— No culpéis a Donghae — repuso Heechul con frialdad— Él habla de vos sólo con amor y con orgullo y no os reprocha vuestra cobardía. ¿No os importa que otros hombres se acuesten con el appa de vuestro hijo?
 
Una expresión herida cruzó la cara de él.
 
— Me importa — dijo— . Pero todavía no puedo hacer nada al especto. Él pertenece a Siwon.
 
— Y teméis pedirle por él — dijo Heechul, con obvio desprecio.
 
  Lo  que  yo  temo, joven,  es  su  negativa,  porque  entonces  no podría volver a pedirle...
 
— Si yo fuera vos, tomaría lo que quiero. Vosotros, los vikingos, parecéis siempre dispuestos a hacerlo — Hyukjae rió de repente y lo sorprendió. — De modo que sois tan arrogante y hablador como dicen. Veo que Siwon aún no os domó.
 
Heechul sonrió pese a sí mismo.
 
— Si miráis con atención, veréis que es Siwon quien ha sido domado. El no era rival para mí.
 
— Me gustaría saber si Siwon está de acuerdo con eso — repuso él, y por fin llegó junto a la tina.
 
Heechul lo miró con desenfado.
 
— ¿Os gusta lo que veis, vikingo? — preguntó en tono provocativo, y se sorprendió de sí mismo al hacerlo.
 
— Sin duda — respondió él.
 
— Bueno, si tenéis pensado ver más, olvidadlo ahora mismo. Yo elegiré a mis amantes, no ellos a mí. Y vos, con seguridad, no seréis de los elegidos.
 
El rió con ganas y sus ojos brillaron.
 
— Son palabras valientes para un joven que se encuentra a mi merced.
 
Metió un dedo en el agua y le sonrió.
 
— Cuidado, vikingo — su voz se volvió fría— . Donghae jamás me perdonaría si yo tuviera que lastimaros.
 
— ¡Ja! — rió él —  ¿Y sin duda se lo contaríais?
 
— Se lo contaría — El retrocedió.
 
— Bueno, nada tenéis que temer de mí. No voy a tocaros — Heechul sonrió.
 
— Yo no os temo, Hyukjae. Yo no le temo a ningún hombre — El enarcó una ceja.
 
— ¿Ni siquiera a Siwon?
 
— Especialmente no a Siwon.
 
— Deberíais temerle — repuso él en tono seri o— . No lo toméis tan ligeramente como parece que lo tomáis.
 
Con eso se volvió y se marchó, dejándolo intrigado por esta advertencia inesperada.
 
 
 
Siwon estaba sentado solo ante la larga mesa, terminando un sustancioso guisado y cavilando en su soledad. Bugsy yacía a sus pies y golpeaba ruidosamente el suelo con la cola, esperando con paciencia un resto de comida.
 
La mayoría de las veces, Siwon disfrutaba de la tranquila soledad, pero en otras ocasiones, como ahora, casi deseaba haber permanecido en la casa de sus padres en vez de instalarse en este caserón frío y vacío. Echaba de menos la calidez de su familia, la plática y el compañerismo. Ni siquiera tenía a Jooahn para que le hiciera compañía durante las comidas. Porque ella sólo se alojaba en su casa cuando estaba ausente. Y ahora que tenía menos esclavos que supervisar, sólo venía dos veces en la semana para darles instrucciones.
 
Siwon pinchó con aire distraído un trozo de venado y se lo dio al mastín.
 
Pronto los sirvientes terminarían sus tareas en la casa y regresarían a sus viviendas para pasar la noche. Entonces él quedaría completamente solo en esta gran casa, con sólo Bugsy para acompañarlo hasta la cama.
 
Hacia tres años había creído que sería diferente. Cómo se equivocó. Había alentado esperanzas de que contaría con una nueva familia para añadir placer a su vida. Hijos a los que pudiera ver crecer, un esposo amante para calentarle la cama. ¡Nunca había existido un tonto más grande que el que estaba sentado a esta mesa! Ahora nunca tendría una pareja para compartir su vida. Nunca confiaría en ninguna lo suficiente para entregarle su amor. Nunca más se expondría a sufrir otra herida de ésas.
 
Pero levantó la cabeza cuando las risitas de Donghae llegaron desde el área de cocinar. Un momento después, Hyukjae entró en el salón, con una sonrisa de satisfacción en los labios. Saludó a Siwon y se sentó a la mesa.
 
— Juro que cuando venís a visitarme pasáis más tiempo con ese joven que conmigo — dijo Siwon de buen humor, contento de interrumpir sus cavilaciones.
 
— Admito que encuentro su compañía más agradable que la vuestra. Vuestro humor está generalmente muy agriado mientras él es, oh, muy dulce — Hyukjae rió
 
— ¡Hum! Debí saber que él era la única razón de vuestra visita — replicó Siwon, fingiéndose ofendido— . Marchaos, entonces. Lo libero de sus obligaciones para complaceros a vos.
 
— Me herís, Siwon — dijo Hyukjae y se llevó las manos al corazón para acentuar el significado de sus palabras— Es muy triste que un hombre prefiera la compañía de un joven a la de un amigo de confianza
 
— Ajá — repuso Siwon, ya sin bromear. Enseguida sonrió— . ¿Entonces, qué os ha tenido tanto tiempo ausente? Eché de menos vuestra presencia en el festín y no os he visto desde que regresamos a casa.
 
— Estuve cosechando los pocos campos que poseo. A diferencia de vos, no tengo tantos esclavos como para no verme en la necesidad de ocuparme personalmente de la cosecha.
 
— Debisteis pedir ayuda, Hyukjae. Mis cosechas fueron recogidas hace un mes. Los esclavos no tenían nada que hacer y yo tampoco.
 
— Quizás el año que viene lo haga..., pero por un precio.
 
— ¡Bah! ¿Queréis poner precio a la amistad? ¡Ahora sois vos quien me hiere a mí!
 
— Entonces lo haré, Siwon, si regresáis a tiempo de Oriente. — Siwon demostró sorpresa.
 
— ¿No vendréis conmigo en la primavera, entonces?
 
— No lo he decidido aún —  respondió Hyukjae con seriedad— . Mi madre no lo pasó bien durante el invierno sin mi compañía.
 
— Nos fue bien en nuestra primera aventura comercial — replicó Siwon— . Quizá nos demoramos demasiado tiempo con los esclavos y por eso tuvimos que quedarnos. Pero eso no volverá a suceder.
 
— Eso, sólo Odín puede decirlo con seguridad — admitió Hyukjae— . Ya veremos.
 
Donghae entró con varias jarras de cerveza y los dos hombres quedaron callados. Siwon vio la mirada que intercambiaron Hyukjae y el joven y casi envidió la relación que compartían. Le hubiera gustado tomar a un joven tan ligeramente como su amigo, sin comprometerse.
 
Cuando Donghae se fue, Hyukjae sonrió y se acercó más a Siwon.
 
— Encontré a vuestro nuevo esclavo cuando venía hacia aquí.
 
— ¿Sí?
 
— Sí. Primero me detuve en la casita de los jóvenes para ver si Donghae estaba allí, pero en cambio encontré bañándose a esa belleza de pelo negro.
 
Los ojos de Siwon se ensombrecieron.
 
— ¿Y?
 
— Me pregunto por qué lo alejáis de vos cuando vuestra cama es lo bastante grande para dos.
 
— ¡Hum! — gruñó Siwon— . No debéis haber hablado con él o no os haríais esa pregunta. Ciertamente, él es una rosa, pero sus espinas son demasiado agudas para mi gusto.
 
— Oh, hablé con él... un poco — Hyukjae sonrió — Me provocó con osadía en realidad, sólo para amenazarme enseguida si me atrevía a tocarlo.
 
— ¿Lo tocasteis? — preguntó Siwon, ceñudo.
 
— No, pero apostaría a que el próximo hombre que lo encuentre lo hará. ¿No os importa compartirlo?
 
— ¿Por qué iba a importarme? Quizás eso la ponga en su lugar — dijo Siwon, torvamente.
 
Hyukjae rió.
 
— ¿Todavía tenéis que cumplir la promesa que hicisteis en el festín? El joven aún no está domado, ¿eh?
 
— No tenéis que recordarme esa promesa de borracho — dijo Siwon, con una mueca.
 
Recordó claramente la promesa porque en aquella oportunidad no estaba borracho, sino enfurecido por las constantes bromas de su hermano sobre que nunca podría manejar a un joven pendenciero como Heechul. Poniendo las manos sobre la tabla sagrada dedicada al dios Frey y bebiendo de la copa ritual, había prometido delante de todos que lo domaría.
 
— ¿De modo que no quiere trabajar para vos? — preguntó Hyukjae.
 
— No, trabaja en el establo.
 
— ¿Permitís eso? — preguntó Hyukjae, sorprendido.
 
— Es lo único que acepta hacer — admitió Siwon de mala gana, y su ceño se acentuó.
 
Las carcajadas de Hyukjae resonaron en el salón.
 
— ¡De modo que el joven tenía razón! Sois vos quien ha sido domado, no él.
 
— ¿Él dijo eso?
 
La risa de Hyukjae se apagó y él arrugó el entrecejo ante la expresión de cólera que apareció en el rostro de su amigo.
 
— Vamos, Siwon. No quisiera causar con mis palabras un daño al joven.
 
— ¡No sufrirá ningún daño, pero por Thor, no estará tan satisfecho consigo mismo por la mañana!


VIkingos I -10


 

— ¿Por qué insistís? He dicho que seré gentil. Os causará algún dolor esta primera vez, pero no mucho.
 
  ¡Mentís!    gritó  Heechul,  tratando  en  vano  de  liberar  sus brazos— . ¡Otro rasgo vil para añadir a los otros que tenéis!
 
— ¡Quieto! — ordenó él en tono cortante cuando Heechul levantó la rodilla peligrosamente cerca de su ingle— Estabais dispuesto a recibir una azotaina que causa mucho dolor, pero rechazáis esto, que sólo causa placer. ¿O es la humillación lo que teméis, porque una vez hecho, no habrá ninguna duda de que me pertenecéis?
 
— ¡Vuestra lengua embustera no hará que me someta! — gritó lleno de frustración— . ¡Conozco los sufrimientos que vais a causarme!
 
— ¿Sufrimientos? — el miró esos ojos aterrorizados y se preguntó qué demonios le habrían metido en la cabeza— . La verdad surgirá del hecho.
 

yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...