Del Odio al Amor- Capítulo 29



Hyukjae se detuvo en la entrada de la habitación, contemplando cómo dormía Donghae. Muchas veces había hecho lo mismo, pero antaño si lo deseaba podía hacerle el amor, y ahora lo deseaba. Era tan bello, en el rostro una expresión dulce e inocente. Hubiera bastado que Donghae correspondiera a sus sentimientos para que él se sintiera el hombre más feliz de la tierra.

Se preguntó por qué no había bajado a cenar la noche anterior. Él estaba dispuesto a demostrarle que podía adoptar una actitud tan indiferente como la del propio Donghae, y se había propuesto consagrar su atención entera a Heejin. La ausencia de Donghae lo había decepcionado. Heejin era un hermoso joven, pero no podía compararse con Donghae... nadie podía compararse con él. ¿Por qué tenía que ser tan falso y perverso?

El pequeño Hyukjae comenzó a llorar y Hyukjae se escondió en la puerta de modo que podía observar a Donghae sin ser visto cuando entrase en su cuarto. En efecto, Donghae entró a la habitación y a él le sorprendió ver que usaba la túnica negra que usaba en Egipto. ¿Por qué no la había quemado? Al parecer a diferencia de lo que le ocurría a Hyukjae, esa prenda nada representaba para él.

Se acercó directamente a la cuna y el pequeño Hyukjae dejó de llorar apenas lo vio.

-Buenos días amor mío. Esta mañana me has dejado dormir hasta tarde, ¿verdad? Hyukjae eres la alegría de mi vida. ¿Qué haría sin ti?

Hyukjae se sintió reconfortado cuando vio cuán intenso era el amor de Donghae por su hijo. Pero le desconcertaba que le hubiese dado al niño su mismo nombre.



Donghae se volvió bruscamente, porque sintió la presencia de Hyukjae en la habitación, pero nada dijo cuando lo vio junto a la puerta. Se volvió hacia el pequeño Hyukjae, lo retiró de la cuna y se sentó en una silla tapizada, con tela azul y puesta en el rincón del cuarto.

El silencio de Donghae irritó a Hyukjae. Prefería que le gritase y no que lo ignorase.

-No has necesitado mucho tiempo para acostumbrarte a mi presencia -observó cruelmente.

-Hyukjae ayer aclaraste bien las cosas. Quieres estar cerca de tu hijo, y según tu no soy nadie para impedírtelo -dijo serenamente Donghae, y sus labios dibujaron una semisonrisa que no se extendió a sus ojos.

Hyukjae se echó a reír. Esta mañana no conseguiría que perdiese los estribos. Observó a su hijo mientra era acunado por Hae después de darle el biberón y el espectáculo lo conmovió profundamente. Eran su hijo y el hombre que él aún deseaba. Hyukjae rehusaba aceptar la derrota. Hallaría el modo de tenerlos a ambos.

-Tiene mucho apetito. ¿No necesitas una nodriza? -preguntó Hyukjae.

-creo que me basto yo solo para atender a mi hijo. El pequeño Hyukjae está bien atendido -dijo con voz tensa.

Hyukjae suspiró profundamente. Aparentemente, no necesitaba buscar mucho para hallar una observación que lo irritase... una sencilla pregunta producía ese efecto.

-No quise insinuar que no eres buen padre- dijo - Más aún Donghae, diría que la paternidad te sienta. Te has comportado muy bien con mi hijo - dijo Hyukjae con voz serena, mientras acomodaba un mechón de los cabellos de Donghae que se había desordenado, y al hacerlo lo acariciaba delicadamente entre los dedos.

-Gracias -murmuró él.

-¿Dónde lo bautizaste? -preguntó Hyukjae de pasada. No deseaba retirarse, y pensó que era necesario decir algo porque de lo contrario su presencia silenciosa acabaría por irritar a Donghae.

-Aún no está bautizado -dijo Donghae.

-¡Santo Dios Donghae! Debieron bautizarlo un mes después de nacer. ¿Qué estás esperando? -estalló y rodeó la silla para enfrentarse al joven.

-Maldito seas... ¡no me grites! Sencillamente, no pensé en el asunto. No estoy acostumbrado a tener hijos -replicó con la misma voz colérica.

Dando grandes zancadas Hyukjae llegó a la puerta de la habitación, pero se volvió para enfrentarse de nuevo a Donghae con el cuerpo tenso de cólera.

-Lo bautizaremos hoy... ¡esta mañana! Prepárate y prepara a mi hijo porque saldremos dentro de una hora.

-Ésta es mi casa, Hyukjae, no tu campamento en las montañas. No puedes decirme qué debo hacer aquí.

- Prepárate, o yo mismo lo llevaré. - Dicho esto, se volvió y salió del cuarto.

Donghae sabía que hablaba en serio. Depositó al pequeño Hyukjae en la cuna, llamó a una de las criadas y le ordenó que le ayudase a prepararse. No podía confiar el niño a Hyukjae... quizá no regresara.

Depositó sobre la cama la túnica y vio que era la prenda árabe, de lienzo negro. Sin prestar mucha atención al asunto, se la había puesto cuando el pequeño Hyukjae empezó a llorar.

Donghae se preguntó si Hyukjae habría advertido el hecho. Pero no... probablemente ni siquiera recordaba la túnica, de lo contrario, habría formulado alguna maligna observación.

Donghae se peinó y vistió con una prenda adecuada para la ocasión. Como disponía de tiempo vistió con cuidado al pequeño Hyukjae y una hora después descendió escalera.
Hyukjae esperaba solo y tomó al niño de los brazos de Donghae.

-¿Dónde está Siwon? -preguntó Donghae nerviosamente.

-Salió temprano esta mañana por asuntos de negocios. Dijo que trataría de regresar antes de mediodía -replicó Hyukjae y echó a andar hada la puerta.

-Pero... no iremos solos... ¿verdad?

-Oh vamos Donghae -dijo él riendo-. No volveré a raptarte, si eso es lo que te inquieta. Aunque a decir verdad la idea me pasó por la mente.

-¡Oh!- Qué fácil es mentir para este hombre – Hyukjae la próxima vez que proyectes un rapto, ¡tu víctima probablemente será Heejin! -replicó Donghae.

-Caramba Donghae a decir verdad pareces celoso - se burló él.

-¡No estoy celoso! -dijo secamente Donghae - Al contrario, agradezco que desvíes en otro dirección tus atenciones.

No les llevó mucho tiempo llegar a la pequeña iglesia cercana a la residencia Choi. Donghae esperó en el carruaje abierto mientras Hyukjae entraba en la iglesia para comprobar que el sacerdote estaba disponible. Regresó poco después y lo ayudó a descender del carruaje.

-¿Todo está arreglado? -preguntó cuando Hyukjae volvió a apoderarse del pequeño.

-Sí. Llevará sólo un minuto - respondió y lo escoltó hacia el interior de la iglesia pequeña y sombría.

Un hombre grueso, de baja estatura, los esperaba al extremo del corredor y Hyukjae le entregó al niño. El pequeño Hyukjae no lloró cuando sintió el agua en la frente, pero Donghae ahogó una exclamación cuando oyó las palabras pronunciadas claramente en la sala oscura. -Yo te bautizo... Lee Hyukjae, hijo.

Hyukjae recuperó a su hijo y tomó del brazo a Donghae para acompañarlo fuera de la iglesia. Donghae nada dijo hasta que estuvieron en el carruaje y el cochero inició el camino de regreso a la Residencia.

-¡No tenías derecho de hacer eso, Hyukjae ! -exclamó Donghae, mirándolo con ojos hostiles.

-Todo el derecho del mundo... soy su padre -sonrió Hyukjae.

-No eres su padre legal... no estamos unidos. ¡Maldito seas! Se llama Choi Hyukjae Junior según se lee en su partida de nacimiento.

- Donghae, es muy fácil cambiar eso.

-Primero tendrás que encontrar el documento original. ¡Es mi hijo, y llevará mi nombre!

-Y cuado te cases, ¿le darás el nombre de tu esposo?

-En realidad, no he pensado en ello, pero si Kibum desea adoptarlo, sí, llevará su nombre.

-No permitiré que ese joven vanidoso críe a mi hijo –replicó Hyukjae con el ceño fruncido.

- Hyukjae nada tendrás que ver en eso. Además, Kibum será un buen padre.

Pero Donghae no creía realmente en sus propias palabras.

-Veremos -murmuró Hyukjae, y ninguno de los dos volvió a hablar durante el resto del viaje de regreso a la Residencia Choi. Siwon los recibió en la puerta, y su rostro expresaba profunda irritación.

-¿Dónde demonios estuvisteis? ¡Me sentí muy inquieto!

-Siwon fuimos a bautizar a Hyukjae Junior. No había motivo para preocuparse -replicó Donghae. Miró inquisitivo a Hyukjae, que se echó a reír.

-¿Por qué no dijeron a nadie adónde iban? Cuando volví a casa descubrí que habíais salido y que os habíais llevado al niño, pensé que...

-Sabemos lo que pensaste Siwon -rió Donghae- Pero como ves, te equivocaste. Lamento que te hayas inquietado... no volverá a ocurrir.

Donghae subió al primer piso para acostar al pequeño Hyukjae. Después de cambiarlo, cerró las puertas de la habitación, de modo que nadie lo molestase y más tarde fue a su propio cuarto. A través de la puerta abierta Donghae oyó los movimientos de Hyukjae que entraba en su habitación. Su voz llegó claramente a los oídos del joven, y lo que oyó lo indujo a permanecer inmóvil, sin hacer el más mínimo gesto.

-¿Qué haces aquí? Tu hermano se enojará mucho si te encuentra en mi dormitorio.

- Hyukjae no es necesario que actúes así. Seguramente estás acostumbrado a que te visiten en tu dormitorio -dijo amablemente Heejin- He esperado aquí para hablarte a solas. ¿Por qué no cierras la puerta y te sientas? Estarás mucho más cómodo.

-No será necesario... no permanecerás mucho tiempo en este cuarto Heejin, no deseo que me pidan que abandone la casa sólo porque a ti te interesa jugar a ciertos juegos.

Donghae no quiso escuchar más, pero en verdad no atinó a reaccionar.

- Lee Hyukjae no estoy haciendo juegos! Vine a buscar una respuesta. ¿Aún amas a Donghae? ¡Tengo derecho de saberlo!

-¡Amor! ¿Qué tiene que ver el amor con esto? Hace un tiempo lo he deseado, del mismo modo que te deseo ahora -dijo Hyukjae, y en su voz profunda no había sentimiento alguno.

-Entonces, ¿nada significa para ti ahora? -preguntó Heejin

– Donghae es el padre de mi hijo... eso es todo. Y ahora, Heejin, debo pedirte que salgas, antes de que alguien te encuentre aquí. La próxima vez que desees hablarme a solas busca un lugar más apropiado.

-Lo que tú digas Hyukjae -replicó Heejin con una risita, era evidente que se sentía muy complacido consigo mismo. -¿Te veré a la hora del almuerzo?

-Bajaré dentro de algunos minutos.

Donghae se sentó en el borde de la cama, sentía que le habían hundido un cuchillo en el corazón. Un rato antes tenía apetito, pero ahora la idea de comer le parecía insoportable.

¡Necesitaba marcharse!

Se quitó el traje del bautizo y colocó el traje de montar, descendiendo de prisa la escalera. Un momento después, salía de la casa. Ordenó a un caballerizo que ensillara a Nemo, mientras esperaba impaciente.
Después descendió por el sendero que conducía a los campos abiertos y al fin rompió en llanto.

El viento se llevó las lágrimas de sus ojos cuando Donghae obligó a Nemo a correr cada vez más rápido. Deseaba terminar de una vez, pero de pronto recordó al pequeño Hyukjae. No podía abandonar a su hijo. Tenía que afrontar el hecho de que aún amaba a Hyukjae, pero jamás lo recuperaría. Tendría que aceptar la situación y comprender que su hijo era el único motivo de alegría en su vida. Kibum lo amaba y quizá llegaría el día en que podría ser feliz con él.



Hacía dos horas que había oscurecido cuando al fin Donghae llegó a la puerta principal y después de entrar se apoyó contra la hoja de madera, agotado. Hyukjae salió del salón, y en su rostro se veía una expresión irritada e inquieta, pero se tranquilizó y sonrió cuando vio a Donghae. Siwon y Heechul estaban detrás de Hyukjae. Heechul preocupado y Siwon dominado por la cólera.

- Donghae ¿dónde demonios has estado? –Exclamó Siwon - Dos veces en el mismo día te marchas sin decir palabra. ¿Qué te ocurre?

-¿El pequeño Hyukjae está bien? -preguntó Donghae.

-Muy bien. Sora mandó llamar a una nodriza al ver que tú no regresabas. El niño estaba un tanto nervioso, pero ahora duerme. Dong ¿estás herido? –preguntó Siwon - Parece que te hubieras caído del caballo.

Donghae examinó su propio aspecto. Era un desastre. Tenía los cabellos enmarañados. El traje de montar de terciopelo verde estaba desgarrado en muchos lugares a causa de la desenfrenada cabalgada a través de los bosques.

Se apartó de la puerta y enderezó orgullosamente el cuerpo.

-Estoy muy bien Siwon. Sólo cansado y hambriento.

Comenzó a caminar, pero Siwon lo obligó a volverse.

-Un minuto joven. No has contestado a mis preguntas. ¿Dónde has estado tantas horas? La casa entera ha estado buscándote.

Donghae vio la expresión divertida de Hyukjae y se enojó.

-¡Maldita sea! Siwon ya no soy un niño... ¡puedo cuidarme solo! Que me aleje unas pocas horas no es motivo que justifique despachar partidas encargadas de buscarme.

-¡Unas pocas horas! Estuviste fuera todo el día.

-Estuve cabalgando... ¡eso es todo! ¡Y precisamente tú deberías saber por qué lo hice!

Siwon sabía a qué atenerse. Al parecer la presencia de Hyukjae en la casa inquietaba a Donghae más de lo que él había previsto.

-Dong quiero hablar contigo... a solas -dijo Siwon.

-Esta noche no, Siwon... ya te lo dije, estoy cansado.

Siwon lo acompañó hasta la escalera, para quedar fuera del alcance del oído de los presentes.

- Dong si Hyukjae te inquieta tanto, le pediré que se marche.

-¡No! -gritó Donghae y después, en voz más baja- Siwon no deseo que se vaya. No puedo negarle el derecho de estar con su hijo. He acabado por reconciliarme conmigo mismo... en adelante podré soportar su presencia.

Abrigaba la esperanza de estar diciendo la verdad.

Siwon volvió adonde estaba Heechul cuando Donghae comenzó a subir la escalera.

-Ordenaré a un criado que le lleve una bandeja de comida, y le prepare agua caliente para darse un baño -dijo Heechul que miraba inquieto a su esposo - ¿Has descubierto por qué salió esta tarde?

-Lo sé -replicó Siwon mientras dirigía a Hyukjae una mirada de desaprobación- Pero no sé qué hacer al respecto.

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 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...