Domando al Guerrero- Capítulo 35



A los pocos días, Heechul entró en su alcoba y cerró de un portazo, poseído por un grave enojo. Suyen, que estaba limpiando la habitación, levantó la vista con un respingo, suponiendo que se trataba de Siwon cuidaba mucho de no cruzarse en el camino del señor, pero se rehusaba a que otra persona usurpara sus funciones. Sin embargo, sólo cumplía con ellas cuando el señor no estaba presente. Como en aquellos momentos, a primeras horas de la tarde.

Al ver que se trataba de Heechul se tranquilizó. Un momento después cayó en la cuenta de que él tenía un desgarrón en la manga, el pelo revuelto y sin pañuelo de seda y, además, traía en las mejillas un rubor que no era del todo por la furia.

-Otro revolcón en los matorrales, ¿eh? -adivinó el joven con una sonrisa pícara.

Heechul giró para clavarle una mirada llameante.

-¡Es un bruto! ¡Una bestia!

-Esos suelen ser los mejores -suspiró Yen.

Heechul pasó por alto el comentario.

-Salió a combatir contra Sooman.

Pero antes lo había arrastrado a un establo vacío y le había hecho el amor rápida y apasionadamente... para que le diera suerte, según dijo. ¡Con toda la tropa esperándolo! ¡Alejando a los palafreneros con una sola orden que sonó a gruñido! ¡Y todo el mundo enterado de por qué se demoraba! Pero lo que más lo había enfurecido era su falta de tino.

-No quiso escucharme una palabra.

-¿Qué le dijiste?

-Que no debía ir, desde luego.

¿Decir al poderoso guerrero que no saliera a combatir? Yen estuvo a punto de soltar la risa, pero comprendió que su señor, en esos momentos, no lo toleraría.

-¿Sooman? ¿No es ... ?

-¡Sí, el mismo! Siwon predijo que vendría, y así fue.

- ¿Dónde está?

-Según informes, a una hora de distancia en dirección norte, y con un ejército de trescientos hombres. ¡Siwon salió con sólo cincuenta! -exclamó Heechul - ¡Es una locura! ¿Por qué no dejar que Sooman llegara hasta aquí? Ahora Clydon está bien defendido. ¡Podríamos soportar un ataque de millares de hombres. Pero no, dijo que, si Sooman echaba un buen vistazo al castillo, jamás renunciaría. Quiere detenerlo antes de que llegue y hacerle retroceder por la fuerza de las palabras. ¡Sólo de las palabras, Yen! ¿Cuándo has visto que un hombre decidido a la guerra preste atención a las palabras?

-Cuando provienen de la boca de un gigante decidido a detenerlo.

Heechul volvió a fulminarlo con la mirada. Luego frunció el ceño, pensativo.

-Supongo que tienes algo de razón -reconoció- Sooman conoce a Siwon y sabe de qué es capaz. Por eso estuvo dispuesto a pagar tanto para contratarlo. Pero ¡vive Dios!, se pondrá furioso cuando Siwon le diga que se ha casado conmigo. ¿Y si decide dejarme viudo?

Yen rió entre dientes, notando que Heechul había encontrado otro motivo de preocupación.

-¿Crees que Siwon no ha tenido en cuenta todo eso Heechul ? Él sabe de estrategia.
Combatir es su profesión. Por eso te casaste con él, ¿recuerdas?

-Lo sé, lo sé, pero detesto el riesgo Yen. ¿Qué le impedía mostrarse razonable y cerrar los portones, considerando que lo exceden tanto en número?



Si Heechul hubiera sabido que en esos momentos Siwon se adelantaba al encuentro de Sooman acompañado sólo por Kyuhyun y Kangin, jamás se lo habría perdonado. Sin embargo, no era eso lo que preocupaba a Siwon tomó nota de los diez o doce hombres que se apartaban de las filas para interceptarlo, con Sooman a la cabeza. Conocía a tres de ellos de su primera entrevista con el viejo señor. Los otros debían de ser vasallos obligados a acompañarlo, pues no parecían muy satisfechos de participar en esa campaña. Y con eso había contado el nuevo señor de Clydon, basándose en lo que de Sooman sabía.

Tal como también había previsto, las filas estaban compuestas principalmente de mercenarios; Siwon reconoció a varios capitanes con quienes había trabajado en anteriores oportunidades. Al verlo se ataron en las sillas, incómodos. Eso lo llevó a preguntarse si sabrían por qué estaban allí. Secuestrar a un recién casado no era algo que enorgulleciera a nadie.

Siwon había dejado a sus propios hombres escondidos en los bosques, a sus espaldas; algunos estaban a la vista; otros no; de ese modo resultaba difícil calcular su número. Había esperado allí a Sooman para aprovechar esa ventaja, aunque no la creía necesaria.

-No esperaba encontramos todavía en esta zona, Choi -dijo Sooman cuando se encontraron- Como no regresasteis, supuse que habíais decidido no aceptar mi ofrecimiento. ¿O acaso no pudisteis entrar en Clydon y aún lo estáis intentando? -agregó con un gesto burlón que hirió a Siwon en lo más hondo. Sin embargo, respondió con tono sereno.

-Vuestra primera suposición es la acertada.

-En ese caso, ¿qué hacéis aún aquí? -espetó el viejo

-Cuido de que no cometáis un grave error. El joven señor del que deseabais apropiamos ya no está disponible. Se ha casado.

-Conque por eso no hicisteis nada -barbotó Sooman. Y se acercó un poco más para agregar- Debisteis haber vuelto a decírmelo, pero no importa. Bien se le puede dejar viudo. Si os interesa, mi ofrecimiento sigue en pie.

Una negra ceja se arqueó interrogante.

-¿Quinientos marcos por matar al esposo?

- sí.

-Sería un poco difícil, milord, pues ese esposo soy yo.

A Sooman se le saltaron los ojos. Por un momento se atraganto con su propia saliva. Cuando recuperó la voz, rugió:

-¡Engendro del demonio! ¡Me has robado al novio! ¡Matadlo! -gritó a los hombres que le acompañaban.

Kyuhyun y Kangin llevaron la mano a la empuñadura de la espada, pero Siwon no se movió. Tampoco los hombres de Sooman, como no fuera para dominar a sus cabalgaduras, nerviosas por los gritos del anciano. Gritó más aún, con la cara abotagado, enfurecido por la poca atención que se prestaba a sus órdenes.

-¿Qué esperáis? ¿Sois todos cobardes? ¡Es sólo un hombre!

-También es lord de Clydon -susurró uno de sus hombres- Pensad en lo que decís.

-Me ha robado...

-Basta Sooman -gruñó Siwon amenazador- Nada os he robado y lo sabéis muy bien. El joven señor nunca os fue prometido. Ni siquiera había oído hablar de vos. Pero ahora está casado conmigo y yo conservaré mi propiedad. Si queréis desafiarme, nombrad a vuestro campeón.

Sooman se mostró encantado ante el ofrecimiento, pero al mirar a sus hombres, para ver quién se batiría, ninguno le sostuvo la mirada. Una vez más se puso morado.

-¡Cobardes! ¡Eso es todo lo que tengo!

-No -corrigió Siwon- Lo que tenéis es un grupo de hombres honrados, cuya mala suerte es teneros como señor.

-¡Esto no terminará así Choi!

-En ese caso, estaréis cortejando a la muerte -replicó Siwon, con un tono tan ominoso como las palabras- Ésta es mi única advertencia. Volved a vuestra casa y olvidaos de Clydon. De lo contrario pasaré por alto vuestra edad y os mataré personalmente.

Sin esperar respuesta, tiró de las riendas y se alejó. Pero había visto el miedo en aquellos viejos ojos. Sooman se buscaría otro novio


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