Domando al Guerrero- Capítulo 29



Heechul vio que el gigante cruzaba el salón hacia él, acompañado por su mayordomo, pero aun así no pudo dar crédito a sus ojos: sabía muy bien que Siwon aún estaba en cama.
Aquellas horas de sueño restaurador se habían prolongado durante el resto de la noche y toda la mañana. Heechul acababa de estar en la cocina, donde había dado órdenes de postergar el almuerzo para esperarlo. Yen, que no se había movido del salón hasta su regreso, respondió negativamente al preguntarle Heechul si Siwon había salido un momento antes.

Si no era su esposo el que marchaba hacia él, se trataba de un hombre igualmente enorme, aunque habría jurado que eso era imposible. Tal como había ocurrido al ver a su esposo por primera vez, sólo reparaba en el tamaño de aquel hombre. No reparó en su cara sino
cuando lo tuvo casi ante sí; luego, su negra melena, al quitarse él la cofia. Hwang debía de haberlos presentado antes de escapar, pero Heechul, estupefacto, no oyó una palabra.

Pelo negro, ojos de color negro intenso, el mismo rostro: el de Siwon, pero no era Siwon.
Todo aquello resultaba increíble. ¿Sería su hermano? No, puesto que, según él mismo dijera, su hermano era menor. Aquel hombre era mayor, aunque no mucho. No tenía edad suficiente para ser su padre, pero no podía ser otra cosa. Sin embargo, no se trataba de un padre amoroso. Al recordar eso, Heechul recordó también su reacción indignada al oír la historia de labios de Siwon

-No os preocupéis, lord Heechul. Con frecuencia causo este efecto.

Sin duda él repetía esas palabras por costumbre; estaban destinadas a tranquilizar a aquellos que han de haber quedado sordos, ciegos y mudos ante su extraordinario aspecto. Pero en esta oportunidad estaba equivocado. La estupefacción de Heechul estaba justificada: no todos los días una conoce a una versión idéntica y mayor del hombre con quien se ha casado.

-¿Habéis venido a visitar a Siwon?

-¿A Siwon? -A él le tocó entonces mostrarse asombrado. Pero luego sonrió, comprendiendo- Con que por eso me mirabais así: por el parecido. Es extraño, ¿verdad?

-Mucho -respondió, pues todavía le costaba creer que dos hombres de diferente edad pudieran parecerse tanto.

-En realidad, yo ignoraba que Siwon estuviese en esta zona. La última noticia que tuve de él fue que estaba combatiendo para uno de los lores de la frontera. Claro que eso fue el año pasado, y a él no le gusta pasar mucho tiempo en un mismo sitio.

¿Cómo podía él saber eso? Según decía Siwon, sólo había hablado con ese hombre dos veces en toda su vida. Quizá ese hombre fingía familiaridad e interés paternal sólo porque, a la vista de quienes los conocieran a ambos, no se podía negar que eran padre e hijo.

-Tal vez haya tenido ese hábito, sí, pero es difícil que abandone Clydon por algún tiempo -replicó Heechul..

El hombre pareció confundido por su actitud, pero también curioso ante sus palabras.

-Conozco muy bien Clydon y sus muchas tierras, lord Heechul; sin embargo, nadie me ha dicho que tuvierais el tipo de problemas que podría llevaros a requerir de las habilidades especiales de mi hijo. De cualquier modo, puedo aseguraros que habéis contratado al mejor.

¿Era verdadero orgullo lo que se detectaba en su voz? ¿Qué derecho tenía a enorgullecerse del hijo que casi había abandonado?

-Naturalmente, nos cabe agradecer las excepcionales habilidades de Siwon, milord, pero temo que habéis comprendido mal. No he contratado a Siwon, estoy casado con él. Es el nuevo señor de Clydon.

Al ver la sorpresa de su visitante, Heechul dejó de avergonzarse por la que él mismo había experimentado rato antes. El lo miró con incredulidad durante largos instantes. Luego echó la cabeza atrás y soltó una carcajada.

-¿Dudáis de mis palabras? -se encrespó Heechul.

Él tardó un momento en recobrar el aliento para responder.

-No, en absoluto, milord. Siempre supe que Siwon sabría hacerse una posición, pero nunca sospeché que llegara a superar la mía. Si está en el castillo, realmente me gustaría verlo.

-Pero no es a eso que vinisteis. ¿Qué os trae por aquí, milord?

-El carro donde llevaba mi equipaje perdió una rueda a poca distancia de aquí. Se me ocurrió pediros prestados los servicios de vuestro herrero, para acelerar la reparación, y aprovechar la oportunidad para presentaras mis respetos. Ahora quizá os dignéis decirme por qué os ponéis a la defensiva.

-¿A la defensiva? Yo creía estar mostrándome bastante grosero, pero si preferís decirlo de otro modo...

En vez del rencor que semejante descortesía hubiera provocado en cualquier otro, la respuesta fue otra carcajada. La verdad, no era fácil insultar al padre ni al hijo. Heechul acabó sintiéndose abochornado por haberlo intentado. Después de todo, el hombre era un huésped y estaba bajo su techo, aunque no hubiera sido invitado. No merecía su antagonismo por hechos pasados que en nada se relacionaban con él. ¿Y si Siwon se alegraba de verlo? Si él lo expulsaba antes de que su marido tuviera oportunidad de decidir, lo pagaría muy caro. En resumidas cuentas: se estaba comportando de un modo abominable para con un hombre al que ni siquiera conocía. ¿Cómo se llamaba? Por Dios, preguntárselo ahora sería otro insulto.

-Debo pediros perdón...

-No, no -le interrumpió él, aún sonriente- Me gusta vuestro temperamento, señor. Es un rasgo necesario para tratar con mi hijo, empecinado e intimidador como suele ser. Un joven con menos agallas se dejaría abrumar.

Una vez más, Heechul se preguntó cómo podía él saber eso, si había tratado tan poco a Siwon. Pero no lo preguntaría. De momento, lo mejor era retirarse cuanto antes, para no cometer más descortesías. No obstante, su comentario merecía una respuesta.

-Siwon no es tan temible como parece, cuando uno se acostumbra a sus rugidos. Pero vos debéis de saberlo... -Se interrumpió, horrorizado por haber caído otra vez en las mismas; era de esperar que él no hubiera detectado ese último sarcasmo-. Sentíos en vuestra casa, señor. -Indicó un banco junto al hogar, lejos del trajín de los sirvientes que aún estaban acomodando las mesas- Pronto almorzaremos, como podéis ver, y será un placer que nos acompañéis -Decía la verdad, pero no sabía cómo lo recibiría Siwon- Y ahora, excusadme en tanto busco a mi esposo para que os atienda.

Sin darle tiempo a responder, se alejó apresuradamente; sólo se detuvo para ordenar a un sirviente que llevara vino al caballero. Se sentía alterado y ansioso, pero también fastidiado por la conducta del visitante. Actuaba como si Siwon fuera su hijo bienamado, cuando en verdad apenas lo había reconocido como tal. ¿Acaso pretendía aprovecharse de la buena suerte de Siwon? Sí, eso explicaba que se hubiera alegrado tanto al saber que su hijo era lord de Clydon, pero no su orgullo paternal al saber que no estaba allí sólo como mercenario.

En verdad, Heechul no sabía qué pensar. Desde luego, Siwon podía haberse callado algunos hechos. Sin embargo, su amargura era auténtica al hablar de su padre. Eso era real y había provocado en Heechul antipatía por ese progenitor indiferente. Si Siwon no le guardaba afecto alguno, sin duda tendría sus razones, las conociera Heechul o no.

Al recordar esa amargura, la preocupación de Heechul aumentó. Avergonzado por su propia conducta había invitado a ese hombre a comer. Ahora se arrepentía. Si Siwon se negaba a recibirlo... Peor aún: si le exigía que se marchara, la vergüenza de Heechul sería aún mayor, aunque él mismo hubiera intentado que se fuera. Una vez ofrecida la hospitalidad, equivalía a un ofrecimiento de paz, que no se retiraba sino cuando el huésped cometía actos contrarios a esa buena voluntad.

Pero Heechul olvidó todo eso al descubrir que Siwon aún estaba en la cama, aunque despierto, atento a la precipitación con que él se acercaba. Heechul buscó inmediatamente síntomas de palidez o de color excesivo en su tez, que pudieran indicar una enfermedad. No los había; sin embargo, debía de estar enfermo para haberse demorado en el lecho tantas horas, despierto; sobre todo, considerando que había mencionado sus intenciones de interrogar a los prisioneros y enviar a uno de sus hombres a Warhurst para que hablara con la gente de la ciudad. El joven se maldijo por no haber subido antes a ver cómo estaba.

-Debiste mandar a por mí.

Lo seco de su tono desmentía la suavidad de sus manos en la frente y el cuello de su marido.

-No estás afiebrado -agregó, con gesto de preocupación- ¿Qué te aqueja?

Siwon lo miró sin comprender. Luego respondió:

- Es más abajo.

Heechul bajó la mirada hasta posarla en el vientre, desnudo sobre la sábana que le rodeaba la cadera. Aplicó la mano pero no hizo sino rondar la zona. Notó que él tensaba los músculos ante el contacto, señal segura de que estaba dolorido. Entonces sintió miedo: aquello era más grave de lo que pensaba.

Con la garganta súbitamente seca de temor, chirrió:

- ¿Aquí?

La voz de Siwon tampoco fue firme al responder

-Más abajo.

Los ojos de Heechul descendieron un poco más. Con la misma celeridad se llenaron de suspicacia y volvieron lentamente a los de él.

-Ahí, ¿eh? ¿Y qué es lo que puede afectaros ahí?

-Una hinchazón muy dolorosa...

-¡Ooooohhh!

-¡Vaya! -Él sonrió de oreja a oreja ante la indignación de Heechul.

-¡Eres insufrible, Siwon! ¡Pensé que estabas gravemente enfermo! Si vuelves a asustarme así...

Sentía un fuerte impulso de abofetearle. Y como él continuaba sonriendo, cedió.

- ¡Ay!

-Te lo mereces -gruñó Heechul- Ahora tengo algo que curar"

El se frotó el hombro como si en verdad le doliera, quejándose:

-Ya lo teníais, señor.

-Sí, tu sentido del humor; falta le haría una buena purga. Y ahora dime el verdadero motivo de que aún estés en cama. ¿Acabas de despertar?

Él meneó la cabeza.

-He estado practicando paciencia, princesa. Estaba aquí, acostado, esperando que vinieras a regañarme por mi pereza.

-Déjate de bromas.

-Pero si hablo en serio. ¿Habrías preferido que bajara para traerte a rastras? ¿No te parece que tus acompañantes habrían arqueado una ceja?

Las cejas del propio Heechul se juntaron sobre la nariz.

-No serías capaz de... de...

Pero él era capaz, y así lo demostraba su expresión taimada, si no las experiencias anteriores. Además, era demasiado tarde para fingir que no comprendía el porqué de esas cejas enarcadas.

-¿Debo darte las gracias?

-Nunca falla -aseguró él, riendo entre dientes- cuando no me abrumas a regaños, recurres al sarcasmo. Pero en este caso deberías darme las gracias, princesa. No siempre seré tan considerado. A veces llevaré prisa y...

-Y entonces cualquier rincón oscuro bastará, ¿no? - Por esa burla se encontró tendido en la cama.

-Cualquiera, sí, aunque prefiero esta mullida cama.

-¿Más que los bosques?

-Mucho más.

Heechul contuvo una sonrisa, pero no le era posible seguir enojado cuando él se mostraba así. Nunca habría imaginado que, dentro de ese gigante ceñudo, existía un hombre juguetón.

Pero comenzaba a agradecer que así fuera. Más aún: acabaría por aficionarse a ese lado cariñoso, y en eso radicaba su problema. De cualquier modo, mientras durara pensaba aprovecharlo... pero no ahora.

Antes de que los suaves mordiscos en el cuello le hicieran perder la memoria, barbotó:

-Siwon tendrás que dejar esto para luego.

-No, a menos que el torreón se esté incendiando.

No dejó de mordisquearlo. Y ahora que había perdido el miedo a acariciarlo, sus manos también se mantenían muy ocupadas.

- Siwon... he venido a decirte... Abajo hay alguien que deberías... Tienes que... ¡Siwoni -exclamó, al sentir un mordisco en el lóbulo- Bueno, podemos dejarlo para después -decidió. Pero en seguida se arrepintió con un suspiro- No, Siwon, no podemos. Es tu padre.

Él se quedó inmóvil. Al cabo de un momento se echó lentamente hacia atrás para mirarlo:

- ¿Mi qué?

-Tu padre está abajo. Ha pedido verte.

En él se reveló la sorpresa; por un fugaz segundo, también algo parecido a la alegría, aunque Heechul no habría podido asegurarlo. Pero cualesquiera que fuesen esas primeras reacciones, pronto las cubrió una emoción mucho más sombría, la misma que él le había visto al oírle hablar de su padre.

Siwon abandonó la cama; Heechul pensó que lo hacía para vestirse, pero no fue así. Empezó a pasearse; mejor dicho, a rondar como un animal nervioso. La bata que él le había dado para esas ocasiones yacía sobre el cofre. Por el momento, a Heechul le importó muy poco. Siwon sabía poco de pudores; lo más probable es que la bata no fuera usada jamás. Y su cuerpo era espléndido a la vista. Tan cruda masculinidad provocó en él una reacción totalmente primaria haciéndole lamentar el haber abierto la boca.

Pero ya era demasiado tarde. Aunque detestaba interrumpir esas ¡das y venidas, tuvo que preguntar:

-¿Lo recibirás?

-¿Cómo diablos se enteró tan pronto?

Heechul tuvo la sensación de que no hablaba con él, de que ni siquiera había oído su pregunta. De cualquier modo, respondió:

-Si te refieres a nuestra boda, no estaba enterado. Al menos, hasta que yo lo mencioné.

Eso atrajo la atención de Siwon

-¿Tú le has dicho ... ? En ese caso, ¿a qué ha venido?

-No es ningún misterio Siwon, su carreta del equipaje se rompió al pasar por aquí. De otro modo no se habría detenido en Clydon. Hwang lo trajo y...

-Y tú adivinaste quién era -concluyó él, disgustado.

-¿Que adiviné? Por Dios, no hacía falta ser adivino. No me dijiste que fuera tan joven ni que tú eras una copia casi exacta.

-¿Crees que me complace ese estrecho parecido? No imaginas cuántas veces he sido confundido con él por personas que llevaban algún tiempo sin verlo. Hasta hubo quienes se negaron a creer que no fuéramos la misma persona. ¿Sabes lo que significa que se te confunda con alguien a quien ... ?

No completó la frase. Heechul lo hizo en su lugar

-¿Con alguien a quien desprecias? ¿Es así, de verdad?

Siwon frunció el ceño:

-¿Qué es lo que desea,?

- Felicitarte, quizá.

El ceño se tornó más sombrío. Heechul se apresuró a agregar malhumorado:

-¿Por qué no bajas a preguntárselo?

-¡Muérdete la lengua!

Heechul parpadeó; luego sus labios se curvaron imperceptiblemente. Le había oído decir esas mismas palabras a Hyukjae; sabía que no eran una expresión de furia, sino, antes bien, una frase de afecto. Él podía ser receptor de sus rugidos, pero no de su cólera; al menos, todavía no.

-Eso significa que no lo recibirás.

-No, no lo recibiré -gruñó él.

-Qué lástima -replicó en tono ligero y como si el asunto estuviera resuelto- Me habría gustado saber cómo es que sabe tantas cosas de ti.

-¿Qué quieres decir?

-En algún momento debes de haberle dado motivos para que se enorgullezca de ser tu padre. No me explico por qué...

- Heechul...

-¡Era sólo una broma! -exclamó Heechul, al ver que se acercaba. Y escapó de la cama hacia la puerta antes de agregar- Pero ¡le tendrías que haber oído cantar tus alabanzas cuando creyó que yo había contratado tus servicios! Tal vez quería asegurarme de que valía la pena pagarte. Fue un placer corregir su error. Sin embargo, debo confesar que al principio me mostré muy descortés. No me explico por qué. Pero te alegrará saber que, tratándose de insultos, es tan impermeable como tú. No hubo modo de ofenderlo.

-Sin duda no fue culpa tuya, hábil como eres para morder justo en la yugular.

Heechul sonrió para sus adentros, pero dio un paso más hacia la puerta antes de hacer la confesión final:

-Yo aún no lo conocía y no tenía excusas para mostrarme tan poco hospitalario. Por eso se me ocurrió invitarlo a comer con nosotros, para disculparme.

-¿Qué dices? -estalló él.

Ése era el momento justo para escapar deprisa.


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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...