Domando al Guerrero- Capítulo 24



Siwon lo sujetó por debajo de los brazos y lo levantó. Heechul lo miraba desde arriba, pero él no elevó la vista más allá del pecho, subyugado por la bata entreabierta. Los pezones se pusieron erectos ante su mirada, como si se estiraran hacia sus labios. Él les dio el gusto, inclinando la cabeza apenas lo suficiente para degustar uno; luego lo succionó profundamente.

Heechul adivinó lo que venía cuando los ojos de su marido se oscurecieron hasta el añil, y contuvo el aliento, esperando. De pronto emitió un leve gemido. Dejó caer la cabeza hacia atrás, con un torbellino caliente en el vientre. Alargó las manos que tenía suavemente posadas en los hombros de Siwon y le hundió los dedos en la negra melena. Poco importaba tener el cuerpo suspendido en el aire. De cualquier modo, sus miembros se habían convertido en gelatina. Los de Siwon, en cambio, permanecían firmes como una roca; ni siquiera los brazos que lo sostenían delataban temblor alguno.

Por fin le soltó el pecho, sólo para lamer el trayecto hacia el otro, arrancándole un gemido aún más profundo. La sensación, a fuera de intensa, se tornó insoportable, pero a Heechul no se le habría ocurrido pedir ayuda.

De pronto se sintió elevado a mayor altura. Los labios de Siwon no se apartaron de su piel, presionando besos acalorados contra su vientre; se detuvieron por un instante en su ombligo, para hurgarlo con la lengua. Heechul apenas había recobrado el aliento después de ese ataque, cuando se sintió descender otra vez, poco a poco, mientras una lengua trazaba un sendero desde el vientre hasta el cuello, a la mejilla y, por fin, se hundía en su boca para un beso ardoroso que le curvó los dedos.

Por fin, cuando Siwon lo depositó en el suelo habría caído a los pies de su esposo si no hubiera estado aferrado aún a su pelo. Se derrumbó contra él; casi no se dio cuenta de que él le desprendía los dedos y le bajaba los brazos para deslizarle la bata por los hombros, hasta que la prenda resbaló al suelo. Sólo supo que él lo levantaba otra vez, ahora en sus brazos, y apenas tuvo conciencia de que lo llevaba en vilo. Pero ningún otro pensamiento penetró en la neblina de placer que aún experimentaba.

El placer no disminuyó. Aun cuando Siwon lo dejó en el lecho y se apartó para quitarse la ropa, el escozor continuó. Lo contemplaba, apreciando la carne que se iba revelando, la potencia que lo había sostenido en alto durante tan largo rato, manifestada en cada ondular de músculos. Deseaba tocarle la piel, probarlo como él la había probado. Nunca habla experimentado una expectativa tan ardiente. Y cuando sus ojos se encontraron con los de él, otro estremecimiento de sensaciones lo recorrió por entero, pues las pupilas de Siwon ardían de pasión, asegurándole que realmente esta vez sería distinto. Pero Heechul no habría podido imaginar hasta qué extremo.

Cuando él volvió a la cama, sus labios retornaron para tentarlo con besos suaves, incitarlo con mordiscos e inflamarlo donde quiera lo tocaban. Por fin se convirtió en una llamarada de calor y deseo. Le frustraba que Siwon no le permitiera tocarlo, pues le sujetaba las manos con fuerza, sin soltarlas.

Por fin se preparó para satisfacer el deseo de sentirlo en su interior. Siwon se arrodilló entre sus piernas, depositó un beso más en su vientre estremecido y luego...

- Siwon, qué... no, no hagas... ¡no!

Él lo hizo, y fue como salir disparado a través del techo. La mitad de su cuerpo se apartó de la cama, pues su espalda se arqueó como por voluntad propia, tratando de escapar al fuego de aquella lengua. Pero no lo consiguió; tampoco le era posible liberar las manos.

Trató de incorporarse, pero él lo inmovilizó con un brazo cruzado sobre el vientre, manteniéndolo a su merced.

Recorrió su miembro de principio a fin, terminando en la punta para darle pequeños mordiscos. Heechul no podía contenerse, mordía sus labios para acallar sus gemidos. Siwon por su parte lo lamía y con su lengua presionaba ciertos lugares. Escuchar los sonidos ahogados de la boca de su esposo lo excitaba.

Subió su mirada por su cuerpo hasta llegar al pálido rostro, vio con asombro lo perfecto que se veía pues había tomado un color rosado que lo hacía ver inocente y vulnerable. Esos labios que antes había besado se arqueaban levemente, dejando escapar suspiros continuos. Al verlo así sonrió de satisfacción, al tiempo que seguía degustando su miembro por completo.

Empezó a succionarlo lento, queriendo observar las reacciones de su esposo. Heechull dentro de la inconciencia que le provocaba el placer, abrió sus piernas aún más para facilitarle el trabajo a Siwon, quien aumento la velocidad de sus caricias. Heechul ya no podía contenerse, se sentía en el cielo al tener la deliciosa sensación esa cálida boca subiendo y bajando por su miembro, no podía creer que él, su esposo desconsiderado le estuviera dando ese placer.

Siwon aumentó la velocidad de sus lamidas a un ritmo embriagante, los jadeos del de Heechul ya no podían ser reprimidos, su boca emitía sugestivos sonidos que incitaban al gigante a continuar. Un calor placentero que comenzó a recorrerle por todo el cuerpo no se hizo esperar. No supo cómo después se vio a si mismo moviendo sus caderas contra la boca de su esposo en un acto inconsciente.

La merced no existía. Continuó probando su esencia, consumiendo en su fuego la sorpresa y el miedo, hasta dejar escapar una satisfacción salvaje y asombrosa. Esa respuesta no parecía brotar de él; sin embargo, la sentía, la disfrutaba y, con indefenso abandono, se dejó llevar adonde fuese. Un latido nuevo y glorioso le estalló entre las piernas, arrancándole un grito capaz de competir con el habitual bramido de Siwon.

La boca de Siwon se cerró sobre la suya con movimiento urgente y brusco, haciendo que los dientes le magullaran los labios obligándolo a separarlos. Cuando lo hizo, la lengua de Siwon se adentró en su boca explorándolo profundamente. Heechul sintió que la mano que se apoyaba bajo su espalda lo atrajo más hacia el cuerpo de Siwon.

Siwon siguió recorriendo con su boca el cuello, los hombros, su pecho. Heechul en su letargo se estremeció nuevamente al sentir la cálida boca de Siwon sobre su pezón que lo succionaba. Un momento después se volvió a abrazarlo con ferocidad, Heechul sintió escapársele el aire por los pulmones pero no sintió miedo, sorprendió que desde la primera vez que estuvo con Siwon jamás sintiera miedo de que lo lastimase en la intimidad.

Sus manos se movieron por sí mismas, Heechul recorrió a su esposo de arriba abajo con los ojos entrecerrados por el deseo, Siwon tenía el cabello desordenado y las mejillas sonrojadas. Sin duda su esposo estaba más guapo que nunca en ese momento.

Y volvió a besarlo con la misma pasión que antes, mientras utilizaba sus manos para acariciarle y hacerle cosas exquisitas a Heechul en su entrada. Lo acaricio justo en ese lugar, justo ahí con su cálida mano; esos dedos indagaron con destreza, separando su carne, rozándolo con suavidad, presionando sus dedos rítmicamente, como intentando llegar con ellos más adentro en su intimidad y deslizándose en su interior.

Heechul cerró los ojos y tomo aire muy despacio. Jamás había sospechado la existencia de ese anhelo, de ese deseo, de esa ansia de ser penetrado, de fundirse con él en un solo ser. Esa necesidad de dar y tomar lo que se le ofrecía. En este momento Siwon había despertado todos esos sentimientos en él.

Siwon se colocó entre sus piernas y las separo, el peso de su cuerpo hundió a Heechul sobre la cama. Por un momento, Heechul se sintió vulnerable por la necesidad creciente y casi insoportable, de tener a su esposo dentro de él. Fue entonces que sintió que su necesidad era saciada con la presión del miembro de Siwon en donde antes habían estado sus dedos momentos antes.

Para calmar sus propios deseos, Siwon respiro con lentitud mientras lo penetraba despacio, dilatando su cuerpo e inundándolo con una especie de euforia aterradora. Lo penetro una vez más y volvió a hacerlo. Heechul se atrevió a mover sus brazos sobre la espalda de su esposo, acariciándolo, recorriéndolo en toda su extensión, sintiendo como los músculos de este se tensaban y se movían a cada embestida. Para después dejar descansando sus brazos en sus hombros, aferrándose a ellos.

Siwon deslizo las manos bajo el cuerpo de Heechul antes de que este pudiera darse cuenta, agarro sus nalgas con firmeza para alzarlo un poco y comenzó a penetrarlo con embestidas más rápidas, bruscas y profundas. Una deliciosa oleada de placer comenzó a subir por el abdomen, pasando por sus pezones, recorriendo su cuerpo por completo.

Y mientras flotaba en la sofocante secuela, él lo poseyó, manteniéndolo en la cresta de una pura dulzura mientras volaba hacia su propio desahogo. Sólo que la ola adquirió inesperadas dimensiones ciclópeas y, en el último instante, el grito de Heechul se unió al de él en otro estallido de palpitante éxtasis.




Fue una desagradable sorpresa despertar del sueño más placentero para encontrarse con el trasero de un gato directamente contra su cara. Por un momento, Heechul no logró comprender qué estaba viendo. Después, el espantoso olor que le atacó las fosas nasales le permitió identificarlo. Con un chillido, saltó de la cama. Pero cuando giró en redondo para fulminar con la mirada a la inoportuna criatura que reposaba en su almohada, quedó paralizado al ver a su esposo.

Su grito de indignación lo había despertado. Por obra de sus reflejos de guerrero, estaba ya de pie al otro lado de la cama, espada en mano. No lograba adivinar qué le había alarmado así, como fue obvio por la mirada inquisitivo que le dirigió, con una ceja arqueada.

El fastidio de Heechul no se calmó. Por el contrario, aumentó considerablemente al caer en la cuenta de que ambos estaban desnudos. Y el recuerdo de la víspera acabó de ofenderlo. Por eso, cuando al fin Siwon le preguntó qué lo había asustado, Heechul respondió sin importarle quedar como una tonto. El gato era el culpable de ese nuevo bochorno y sería el gato quien cargara con la culpa.

-Esa rata felina me ha lanzado una ventosidad a la cara.

Siwon no rió. Heechul lo habría preferido, pues eso hubiera podido aliviar la tensión que aquella situación absurda estaba creando. Lo que hizo fue envainar la espada con mucha calma y volver a la cama. La falta de todo comentario bastó para irritar al joven. Y lo que acabó de enfurecerlo fue que él levantara a lord Heebum para acariciarlo.

-¿Y bien? -exclamó Heechul.

-¿Y bien, qué? Es algo normal. Los animales tienen tantos gases intestinales como nosotros.

-¡Pero él -aseguró Heechul, señalando al culpable con un dedo- lo hizo a propósito!

-¡Qué ridiculez! ¿Por qué odias a los gatos?

-Yo no odio a los gatos. Por el contrario, me gustan. Odio a ese gato y me niego a seguir compartiendo la alcoba con él. Si no se va, me voy Yo.

Como él se limitó a mirarlo en silencio, con aire de considerarlo loco, Heechul salió tempestuosamente de la habitación; se detuvo sólo a recoger la bata que la noche anterior quedara en el suelo. Cuando estuvo afuera, en el pasillo, se le ocurrió que no tenía adónde ir. Ya había asignado su antigua alcoba y no le gustaba molestar a los otros jóvenes a horas tan tempranas. Tampoco podía bajar con esas ropas. Aunque apenas estaba amaneciendo, por entonces ya habría algunos sirvientes levantados.

En el pasillo se habían consumido las antorchas; la luz que penetraba por los hondos alféizares era apenas discernible. El suelo estaba frío; sentado en la escalera, al menos podía envolverse los pies en la bata. Con un poco de suerte, nadie pasaría por allí; de lo contrario, no se le ocurría ninguna excusa para explicar por qué estaba sentado en la oscuridad, en los peldaños fríos, abrigado sólo con una bata.

Al cabo de un momento empezó a respirar con más calma. El torbellino de sus pensamientos tardó un poco más en serenarse; cuando así fue, dejó caer la cabeza contra las rodillas, gimiendo.

«No hice eso, jesús, dime que no dije ni hice nada de eso.»

No hubo voz divina que respondiera. Heechul volvió a gemir. Siwon pensaría que estaba casado con un loco, y no se equivocaba mucho. Debía de estar loco, si había dejado que su mal genio se desbordara de ese modo. El día anterior había tenido motivos (o creído tenerlos), pero esta nueva idiotez no tenía excusas. El gato era tan astuto que libraba contra Heechul una guerra sutil; ¿quién iba a creerlo? El mismo lo hubiera dudado, si no hubiese visto el modo particular con que lord Heebum actuaba. Y... caramba, otra vez estaba inventando excusas descabelladas. Nadie en su sano juicio podía atribuir motivaciones humanas a un gato.

Era preciso enfrentarse a la verdad: estaba celoso de lord Heebum... pero con razones. El absurdo ultimátum que había planteado a Siwon demostraba que a él le interesaba más su precioso gato que su esposo, pues era él Kim Heechul, perdón Choi Heechul quien se encontraba allí, en los fríos peldaños, mientras el felino recibía sus mimos en una cálida cama: la cama de Heechul.

De pronto se sobresaltó: algo le había rozado el muslo. Divisó apenas una sombra pequeña y oscura, que bajaba los peldaños. ¿Lord Heebum? Pero si él había cerrado la puerta de la antecámara...

Heechul se puso tenso, su esposo estaba de pie en el peldaño de atrás. Había llegado el momento de disculparse, de pedirle perdón por su tontería. Pero no hubo palabras que pudieran atravesar su mortificación. Al parecer, estaba adquiriendo la costumbre de humillarse a sí mismo en presencia de su marido. Pero esta vez era la peor; detestaba imaginar lo que él debía de estar pensando.

-¿Volverás de buen grado o tendré que llevarte en brazos?

Heechul se levantó para enfrentarlo. Sólo veía su silueta, sin expresión que la ayudara a conocer sus pensamientos. Tampoco su voz grave le brindaba pista alguna.

-¿Qué significa eso? -preguntó, vacilante.

-Significa que cedo, princesa. Preferiría que trataras de tolerar a lord Heebum, pero si no puedes, no puedes. Por tanto, el gato dormirá con Onew.

Heechul debería haberse mostrado magnánimo, decir que no le importaba, que él podía conservar a su gato donde gustara. Pero acababa de vencer, y sin culpabilidad masculina que lo ayudara. Valía la pena saborear aquella sensación sin concesiones.

- Gracias.

-¿Por qué? No me has dado alternativa.

Heechul sonrió para sí, pues eso no era del todo cierto. Siwon habría podido llevarlo al cuarto a rastras obligándolo a aceptar su voluntad sin tener en cuenta sus sentimientos.

-¿No estás enojado?

Siwon sin responder, se hizo a un lado para darle paso. Era mejor aprovechar la buena suerte y dejar el tema en paz. Él no parecía enojado aunque habría tenido derecho a estarlo. A ellos, en general, no les gustaban los ultimátums.

Se ciñó la bata para protegerse del frío y subió un escalón... para encontrarse alzado en brazos.

-¿No has dicho ... ?

-Calla -interrumpió él- No me había dado cuenta de que estabas descalzo.

¿Qué podía responder a eso? Tenía, en verdad, los pies terriblemente fríos. El había tenido el buen tino de ponerse las calzas y los zapatos, mientras que a Heechul sólo se le había ocurrido recoger la bata. Esa caballerosidad resultaba inesperada, pero agradable. La disfrutaría mientras durara. Por otra parte, le gustaba estar en sus brazos.

Onew continuaba durmiendo, impertérrito ante las idas y venidas en la antecámara, allí donde tendía su jergón, todas las noches. Estaba habituado a responder cuando Siwon levantaba la voz para llamarlo, pero el amo había hablado en voz baja.

El aposento estaba mucho más iluminado que antes, pues el alba daba paso a la aurora. Siwon lo dejó al llegar a la cama. Sólo entonces Heechul le estudió el rostro para averiguar su estado de ánimo. La enorme sonrisa era suficiente explicación.

-Conque por eso no te has enojado. Mi conducta te divierte.

Siwon se sentó junto a él, pero sin mirarlo, mantenía la vista fija en sus propios pies, estirados hacia adelante.

-Hasta ahora había visto que se pelearan y se pusieran celosos por mí, pero nunca por mi gato.

-¿De veras? -replicó Heechul indignado.

La carcajada que él había estado conteniendo estalló de pronto, haciéndolo caer en la cama. Se volvió de lado a lado, bramando de risa. Heechul buscó con la vista algo con que pegarle.

-Juro -jadeó él, sujetándose el vientre sin dejar de reír - que nunca he visto... ni oído...... nada tan divertido... como acusar a un gato... ¡de pedorrear a alguien!

¿Era eso lo que él había dicho? Ni siquiera era lógico. Los animales no podían dominar esas cosas, no más que los humanos.

-Reconozco que puedo haberme apresurado al lanzar esa acusación. Debería haber dicho que lo habría hecho deliberadamente, si eso fuera posible.

Eso provocó otro paroxismo de risa. Siwon ya lloraba. Heechul tuvo que morderse el labio para impedir que se le curvara, pues su humor se le había contagiado.

-Basta, Siwon –protestó- Me he comportado como un idiota, sí. No hace falta que me lo recuerdes.

-No, como un idiota no -Lo obligó a tenderse a su lado y se inclinó hacia él, sonriente-. Estuviste absolutamente delicioso.

-Y tontO -agregó Heechul, reconfortado por la mirada de Siwon.

-Tonto, sí. ¿Sabes que nunca me había reído tanto? Me alegro de que seas tan tonto, princesa.

Heechul levantó una mano para limpiarle las lágrimas de las mejillas.

-Lo lamento.

- ¿El qué?

-Que hayas tenido tan poco de qué reír en tu vida.

Siwon le cogió los dedos y se los llevó a los labios.

-Cuidado, señor, o descubriréis en carne propia qué hago con los jóvenes que me miman por compasión.

-Sé exactamente lo que haces -bufó Heechul- Te aprovechas a fondo de su compasión para llevarlos a tu cama. Una vergonzosa táctica.

-No más vergonzosa que las tácticas que utilizaste ayer, al suponer que yo padecía de remordimientos.

-Yo nunca... -Pero en medio de la negativa, la sonrisa de Siwon provocó otra en él- Con mi padre siempre dio resultado.

-Yo no soy tu padre.

Heechul arqueó una ceja.

-¿No te importa no tener paz en tu casa?

Heechul se puso tenso, Siwon había inclinado la cabeza para aferrar entre los dientes el borde de su bata y la estaba abriendo. Se derritió ante la lengua que giraba alrededor del pezón descubierto. Los ojos que se volvieron hacia él centelleaban de satisfacción.

-Creo haber descubierto un modo más delicioso para hacer las paces.

-Tal vez -reconoció Heechul, con un susurro gutural. Luego se incorporó y pudo agregar, indiferente- Pero ya estamos en paz.

-No tan pronto -rió él.

Un dedo enganchado en el cuello de la bata lo obligó a tenderse otra vez. También le apartó la bata de los hombros. Ahora tenía el pecho descubierto; por la expresión con que Siwon lo contemplaba, Heechul adivinó que esa conversación no se prolongaría mucho.

-¿Todavía te enoja el que yo haya buscado a Changsu?- Heechul se debatió, incómodo.

-Podrías haberme formulado a mí la misma pregunta.

-¿Me habrías dicho que te complaciera como lo hice?

-No, puesto que ignoraba que fuera posible.

Siwon le rozó la mejilla con los labios, siguiendo un camino hacia la boca, pero no lo besó. Se limitó a deslizarle la lengua por el labio inferior, tentador, hasta que Heechul se sintió obligado a presionar sus labios contra los de él. Luego se echó atrás, sonriente.

-Ahora dime si disfrutaste.

-¿Tienes alguna duda? -preguntó.

-No, pero quiero oírlo de tu boca. Dilo Heechul. -Acentuó la exigencia con otro beso, dejando que sus labios pendieran apenas por sobre los de Heechul- Dilo.

-Yo... disfruté.

-Si lo hago otra vez, ¿no protestarás?

-No es eso lo que he dicho. ¡Espera, Siwon! Ya es de día... la mañana... buen Dios -concluyó, con un suspiro de felicidad.


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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...