Domando al Guerrero- Capítulo 20



-Sólo tenía dieciséis años cuando ganó sus espuelas, pero cabía esperar eso, considerando el modo en que blandía la espada a esa edad.

Heechul no se sorprendió. Nunca había puesto en duda las habilidades de Siwon con la espada. Lo que ponía en tela de juicio eran sus modales de caballero.

Mientras Hyukjae le narraba la batalla por la que Siwon había sido nombrado caballero con tan corta edad, Heechul observaba a su esposo, que se había detenido al otro lado del salón para intercambiar una palabra con sus dos escuderos. No era el único que lo contemplaba. Al parecer, todos sus acompañantes tenían algún motivo para mirar también hacia allí. Suspiró. Sólo veía problemas en el hecho de tener un esposo que atraía tanto. No por él, desde luego, sino por esos pobres jóvenes.

Nunca había entrado en sus cálculos el amor hacia su esposo. Deseaba vivir con él de manera compatible, respetarlo y poder confiar en él. Sólo tenía una de esas tres cosas; no bastaba.

Pero eso no era justo. Aún no conocía a Siwon como para juzgarlo así. Tal vez había motivos que justificaran su modo de ser. Por eso había pedido a Hyukjae que le hablara de Siwon. Y fue un acierto: había motivos.

El propio Siwon le había mencionado que su infancia había sido peor de lo que Heechul suponía. Creció sin las atenciones de una madre, sometido al temperamento y a los fuertes puños de un hombre brutal, desdeñado un tiempo por nobles y plebeyos, debido a su bastardía. El cuadro que Hyukjae pintaba no era bonito. Después le habló de lord Montfort: en vez de mejorar la suerte de Siwon, se había limitado a cambiar un amo grosero por otro igual.

-No me escucháis, señor.

Heechul se ruborizó una pizca, ofreciendo a Hyukjae una sonrisa azorada.

-Temo que los relatos de sangre y muerte nunca me han fascinado. Contadme por qué Siwon detesta tanto a los jóvenes señores de la nobleza.

-¿Por qué suponéis...?

-No tratéis de eludirme, señor ¿Acaso habéis perdido la memoria? Vos mismo me hablasteis de esa desconfianza con respecto a los jóvenes cuando me convencisteis de que me casara con él. Veo que ya recordáis. Contadme esas experiencias que mencionasteis entonces, las que supuestamente provocaron su acritud contra los jóvenes de alcurnia.

Hyukjae se rebulló, inquieto.

-A él no le gustaría que lo supierais.

-Pero vos me lo diréis. -Su voz era suave como la seda; su expresión, implacable-. Por causa de vuestra labia estoy casado con un hombre del que ni siquiera sé si me gusta. Estáis en deuda conmigo, sir Hyukjae.

A los movimientos nerviosos del caballero se añadió un rubor culpable.

-Si averigua que os lo he contado, me matará.

-Lo tendré en cuenta.

El tono de Heechul no lo tranquilizó en absoluto; antes bien, parecía una promesa de recordar esa predicción, por si alguna vez deseaba deshacerse de él. Hyukjae se encogió de hombros. No quería que el joven acabara odiando a Siwon, y eso bien podía suceder si no empezaba a comprenderlo mejor. Y si narrarle el pasado de su marido le ablandaba el corazón, habría hecho un servicio a su amigo.

-Muy bien -dijo- Pero antes deberíais saber que Siwon siempre ha tenido problemas con los jóvenes y mujeres.

-¿Con esa cara? -se extrañó Heechul.

Hyukjae frunció el ceño ante la interrupción.

-Debido a esa cara. Algunos venderían el alma por tener su apostura, pero Siwon nunca se ha sentido agradecido por poseerla. Aparte el hecho de que es la viva imagen de su padre, a quien ni siquiera quiere oír nombrar, cuando llegó a Montfort se le fastidiaba mucho.

-Pero eso es normal entre jóvenes.

-Sí, y él lo aceptaba de buen grado, pensando que sólo estaba recibiendo una porción algo exagerada de las pullas correspondientes... hasta el día en que vio su propia imagen. En su aldea no había espejos, ¿sabéis?, ni charcos de agua limpia que reflejaran su rostro. El conoció su aspecto cuando uno de los escuderos de Montfort, por rencor, le acercó un espejo a la cara, para demostrarle que era «la doncella bonita», como lo llamaban.

-Y quedó horrorizado -adivinó Heechul.

-Sí, y atacó a golpes al muchacho por hacerle ver la verdad. A partir de entonces no le fastidiaron tanto. Pero entonces comprendió por qué los jóvenes lo seguían a todas partes. Y se disgustó. Hasta el momento había pensado que lo veían como un amigo, cuando en realidad era su hermosura lo que los fascinaba.

-¿Queréis hacerme creer que eso no le agradó?

-A esa edad no podía agradarle, señor. Venían en tropel: los de la granja, los de la cocina; reían como tontos y estorbaban nuestro entrenamiento. Y los caballeros que nos adiestraban sabían quién era el culpable; por eso lo hacían trabajar más que a los otros.

-Pero cuando fue mayor...

-Oh, aceptaba lo que le ofrecían, sin duda. Pero no se engañaba al respecto; sabía que sólo deseaban la oportunidad de jactarse por la conquista. Hasta que lord Brian reparó en él. Pero primero estuvo lady Montfort.

-¿La esposa del señor?

-Sí, una dama que ya había dejado muy atrás sus mejores años, tratando de seducir a un chico de quince. Era ridículo. Pero cuando él rehusó el cebo, la señora no lo vio de ese modo. Se puso furiosa. Y salvó su orgullo con una pequeña venganza, informando a su esposo de que Siwon trataba de meterse bajo sus faldas. Eso le valió una azotaina delante de todos los escuderos.

Heechul frunció el ceño.

-¿Y no se defendió?

-Oh, nadie creyó en la acusación de la señora, ni siquiera el propio Montfort. Pero no se puede tratar de mentirosa a la esposa del señor, de modo que Siwon fue azotado ante la mirada de todos los nobles de Montfort. Así fue como llamó la atención de lord Brian, pupilo de Montfort. Tenía sólo un año más que Siwon y era bonito; su sonrisa habría podido iluminar la habitación y sus ojos...

-No os pongáis poético, señor -advirtió Heechul, con suave disgusto- Basta con que digáis que era bello.

Hyukjae sonrió, tímido.

-Sí, era bello, de verdad. Todos los pajes, los escuderos y los caballeros estaban un poco enamorados de él.

-¿También vos?

Él se limitó a encogerse de hombros.

-Pero cuando lord Brian vio a Siwon, quedó ciego para todos los otros. Se escabullía hasta la habitación de él para visitarlo, pues estaba baldado por los azotes. Así comenzó la aventura. Como podéis imaginar, él estaba completamente embobado. El problema es que creía que él también lo estaba.

-Si vais a decirme que toda esa desconfianza nació de un desengaño amoroso...

-Ojalá hubiera sido sólo eso, señor. Pararé si no estáis dispuesto a escuchar hasta el final...

¿Esa impresión había dado? ¿Qué pasaba con él? Estaba oyendo hablar de las aventuras de su marido con otros jóvenes. Y él mismo lo había querido así.

-Continuad, sir Hyukjae, que yo me esforzaré por refrenar mis conclusiones apresuradas.

Como era lo más parecido a una disculpa que de Heechul podría obtener, Hyukjae asintió. Su expresión se había tornado muy seria, como Heechul nunca se la había visto.

-La mutua pasión duró varios meses, pero inevitablemente llegó el día en que dio frutos. Lord Brian confesó a Siwon que estaba esperando un hijo.

Para Heechul no fue una gran sorpresa. Más lo habría sorprendido enterarse de que Siwon nunca había engendrado un bastardo. El hecho de que tuviera un hijo de un señor no era tan corriente, pero tampoco tan raro. Prueba de eso era su hermanastro, el noble.

Sin censura, preguntó:

-¿El niño era de él?

-Sí. Al menos, él no lo puso en duda.

- ¿Se casaron?

-No. Él estaba dispuesto; se podría decir que lo deseaba desesperadamente. Lo quería, quería a su hijo. Pero lord Brian no lo aceptó. Oh, jugó con él durante un tiempo más, presentando una excusa tras otra para no decir a lord Montfort que deseaban casarse.

Pero Siwon no cedía. Por lord Brian sucumbió a su insistencia y le dijo la verdad.
»No quería casarse con un escudero sin tierras, por ningún motivo. El tenía propiedades, ¿sabéis? Era sólo una casa solariega, pero Montfort le había prometido que, gracias a su belleza, le buscaría un esposo rico. Y eso era lo único que él deseaba. Cuando Siwon mencionó su mutuo amor, él se echó a reír, diciéndole que, a su modo de ver, lo único digno de tener en cuenta era la riqueza.

-No se mostró muy diplomático -comentó Heechul secamente, aunque fastidiado consigo mismo por sentir un dejo de simpatía hacia el joven Siwon- ¿Y la criatura?

-Lord Brian volvió a su casa solariega para dar a luz. Pero cuando Siwon hubo superado el dolor del rechazo, comprendió que aún deseaba al niño, por muy difícil que le resultara el criarlo. Pero no pudo averiguar dónde estaba lord Brian. Cuando lo supo y llegó hasta allí, se enteró de que el alumbramiento se había producido y el joven, después de recobrarse, vivía en el norte, con su flamante esposo.

-¿Llevó consigo a la criatura? -preguntó Heechul.

-No. Lo dio a criar a una familia de su pequeña aldea, pues no quería saber nada de ella.

Heechul se apresuró a sacar sus propias conclusiones. Key, el escudero de Siwon, era demasiado mayor para ser su bastardo, pero tal vez Onew...

Pero Hyukjae no había terminado.

-Yo acompañé a Siwon hasta la casa solariega. Él temía que lord Brian se hubiera llevado a la criatura, de modo que se quedó encantado al saber que la había dado a criar. Suponía que, con las pocas monedas que llevaba, sería fácil comprar al niño a los aldeanos. No le costó encontrar a la familia. En ese lugar no había secretos.

-Presiento que el resto de esta historia no me va a gustar -dijo Heechul, intranquilo, al ver que la expresión del caballero se tornaba sombría.

-Quizá sea mejor que no continúe.

-No, puesto que habéis llegado hasta aquí. Quiero saberlo todo, bueno o malo.

-Pocos días después del nacimiento, la criatura fue entregada a una familia muy pobre, la más pobre de la aldea. También era la más numerosa, pues ya tenía siete hijos. El lord lo sabía. Todos protestaron que no querían una boca más, pero los obligó a aceptarla. Quince días después moría de inanición.

-¡Oh, por Dios! -gimió Heechul.

Hyukjae, sin mirarlo, continuó suavemente:

-Fue la única riña que tuve jamás con Siwon. Él quería matar a toda la familia e incendiar la aldea. No lo permití. Ellos no tenían la culpa. Era los plebeyos más pobres que jamás habíamos conocido; poco a poco, también ellos estaban muriendo de hambre. Tenían demasiadas bocas que alimentar para malgastar comida en un bastardo rechazado por su señor. Más tarde, uno de los sirvientes de la casa admitió que Brian sabía lo que podía ocurrirle a la criatura y lo deseaba. Obtuvo lo que deseaba.

Heechul cerró los ojos; por un momento no pudo hablar. Lamentaba no haber interrumpido el relato. Lamentaba haberse enterado de eso. Por Dios, los niños eran los únicos inocentes de verdad. Muchísimos morían por causas naturales, pero eso era antinatural, deliberado. ¿Qué clase de persona era capaz de hacer eso, cuando le habría costado tan poco hallarle un hogar decente al bebé?

- ¿Qué... qué fue? ¿Lo sabéis?

-Una niña, fuerte y saludable al nacer. Por eso tardó tanto en...

Heechul lo acalló con un gesto antes de echarse a llorar. Sentía que las lágrimas se iban formando y luchaba contra ellas, apartando aquel horror de su mente. Eso no tenía nada que ver con él.

¿A quién trataba de engañar? Eso le había ocurrido a su propio esposo, que aún sufría los efectos, y eso, muy ciertamente, lo afectaba a él. Pero no era justo que él culpara a todos los jóvenes por lo que había hecho una perra sin corazón.

-Analicémoslo desde un punto de vista realista -dijo, logrando dominarse, aunque su voz sonaba algo dolorida- Esos hechos ocurrieron hace once o doce años.

-Ocho -corrigió él.

La sorpresa arrancó a Heechul de sus cavilaciones.

-Supuse que él era mayor.

-Siempre ha parecido mayor por su tamaño, pero sólo tiene veintitrés años, señor.

-De cualquier modo, ocho años son suficientes para descubrir que no todos son iguales.

-¿Qué sentiríais si os hubiera ocurrido a vos? -replicó Hyukjae - Lord Brian era todo dulzura y suavidad. Nunca levantaba la voz. Nunca decía una palabra desagradable a nadie. Ocultaba muy bien su implacable codicia, su falta de sentimientos. ¿Creéis que Siwon podía confiar en las sonrisas simpáticas de cualquier otro a partir de entonces?

-¡Pero no todos somos así!

-Lo sé, pero hará falta mucho para convencerlo de ello. -Y entonces Hyukjae gruñó- Sonreíd. Ahí viene.

-Estáis loco. Ahora no podría sonreír aunque mi vida dependiera de eso. Y si lo hiciera, él se extrañaría de mi sonrisa. Hoy no ha merecido ninguna de mi parte, por si no os habéis dado cuenta.

-Pero ¿lo perdonaréis?

-Lo que me habéis dicho sólo explica su desconfianza por los jóvenes de alcurnia -le susurró
Heechul - No explica sus deplorables modales de patán.

-Eso se puede corregir, señor, si vos hacéis el esfuerzo.

No hubo tiempo de replicar, pues Siwon se sentó en el banco, a su lado. Por suerte, Hyukjae le dio tiempo para dominarse, manteniendo una breve conversación con su amigo.
Luego presentó sus excusas y se fue, dejándolos a solas junto al hogar.


Heechul aún no podía mirarlo, sus sentimientos lo confundían y no se sentía capaz de hablar. ¿Quién habría pensado que semejante hombre podía despertar su compasión? Parecía tan indestructible, tan inmune a las emociones tiernas... Pero ¿habría sido así en su primera juventud? En ese momento notó que Sohee lo miraba soñadora, desde el otro extremo del salón, y se olvidó de todo.

-¿Os hice daño esta mañana?

- ¿Qué?

-Esta mañana, en el bosque -aclaró Siwon - ¿Os hice daño?

Heechul estuvo a punto de decirle que sí. Pero en realidad había sentido enojo, desilusión, frustración; dolor, no. Y una mentira no era modo de iniciar una relación.

-No, no me hicisteis daño.

-¿Estáis seguro?

- sí.

-Si os lastimo, ¿me lo diréis?

Heechul lo miró con incredulidad. ¿Qué le pasaba? ¿O era otra muestra de su extraño humor? Fuera como fuese, Heechul había superado la irritación.

-Si me lastimáis, estad seguro de que gritaré tan fuerte qué lo sabréis vos y todos los demás. Quedaos tranquilo, señor.

Él frunció el ceño. Tal vez habría debido preguntárselo antes, pero Heechul estaba de malhumor desde la mañana. Y ahora convertía una cosa en otra. Y empezaba a merecer la otra.

-Si os doy una tunda sobre mi rodilla, señor, estad seguro de que no me importará quién se entere.

¿Y Heechul le había tenido compasión? Sin duda estaba loco.

-Gracias por la advertencia -respondió con sequedad. Y quiso levantarse. La mano de
Siwon lo detuvo.

-No era mi intención... -Se interrumpió Siwon, acentuando la arruga del ceño-. ¿Por qué estás hoy tan iracundo?

-Pensadlo. La respuesta vendrá sola.

-Ya lo he pensado, pero no me viene a la mente ninguna respuesta clara. Preferiría que me lo dijerais.

-Muy bien – Heechul miró a su alrededor para asegurarse de que nadie podía oírlos. Luego volvió a enfrentarse a aquellos penetrantes ojos violáceos- No disfruté.

-¿Que no disfrutasteis de qué?

-Ya sabéis de qué -siseó Heechul.

Siwon empezó a sonreír, pero lo pensó mejor. Y entonces cometió el error de decir:

-Se supone que los jovenes esposos no lo disfrutan.

Heechul lo miró fijamente, preguntándose qué haría si le arrojaba algo por la cabeza.

-¿Qüién os dijo esa tontería? No, dejadme adivinar, un sacerdote. Y vos creéis todo lo que dicen los sacerdotes. ¡Necio! Un sacerdote no es Dios. Es un hombre, sujeto a todos los errores que cometen los hombres. Uno de cada dos cae en los mismos pecados que cualquiera de nosotros. Por el buen Dios, usad el sentido común. No, mejor aún, preguntad a cualquier joven esposo que encontréis en el castillo qué piensa de esa anticuada estupidez. Pero no esperéis que me agrade ser tratado como si fuera menos que un prostituto.

Bien, ahora sabía lo que pensaba su propio esposo del asunto. Lo siguió con la vista, conteniendo la risa. ¡Por todos los santos, que enérgico era, hasta para blasfemar! ¿Conque deseaba placer?

El humor de Siwon desapareció. ¿Cómo conseguirlo, si temía herirlo con su pasión, tan delicado que era?


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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...