Del Odio al Amor- Capítulo 20



Donghae estaba acurrucado en el diván y contemplaba distraído la taza agrietada que tenía en las manos y que contenía el té de la mañana. Trataba desesperadamente de recordar qué le había dicho Hyukjae aquella mañana antes de salir. Había sido muy temprano y él estaba tan fatigado a causa de la noche pasada, que no se había despertado del todo para escucharlo.

Había dicho algo acerca de la firma de un acuerdo con el jeque Lee Minho con el fin de asegurar que las dos tribus no disputaran por el agua que compartían. Seguramente se proponía concertar un encuentro de las tribus, con objeto de celebrar la renovada amistad de los dos grupos. Se ausentaría todo el día y quizá también la noche.

Todo parecía tan impreciso a Donghae que se preguntó si no lo habría soñado. Pero, si había sido un sueño, ¿dónde estaba Hyukjae? No lo había visto en la cama cuando logró despertar por completo. Y Ryeowook le dijo después que lo había visto conversando con Jihoo a primera hora de la mañana, junto al corral, y que luego Hyukjae había salido del campamento a caballo.

De pronto se sintió muy solo. Hyukjae nunca se había ausentado un día entero... con la única excepción de la vez que lo habían secuestrado. Era bastante temprano y ya él lo echaba de menos. ¿Qué demonios podía hacer durante todo el día?

Quizás hubiera olvidado leer alguno de los libros de la colección que le había traído. Se acercó al gabinete donde guardaba los libros y comenzó a repasarlos. Pero, antes de que pudiese terminar el examen, Jihoo pidió permiso para entrar.

Donghae se incorporó, comenzó a sonreír, contento de que hubiese venido alguien con quien charlar un rato; pero no lo hizo cuando vio la expresión grave en el rostro de Jihoo.

-¿De qué se trata, Jihoo? ¿Qué ha ocurrido? - preguntó con voz premiosa.

-Donghae tengo algo para ti. De parte de Eunhyuk.

Corrió hacia Jihoo y con un movimiento nervioso recibió el pedazo de papel que él le entregó. Pero temía abrirlo. ¿Por qué estaba tan nervioso Jihoo? ¿Por qué le había dejado una nota Hyukjae? Pero estaba adoptando una actitud tonta. Probablemente era una sorpresa, o quizá una disculpa porque esa mañana lo había abandonado tan bruscamente, cuando todavía estaba medio dormido.

Donghae se acercó al diván y se sentó con la nota en la mano. Con movimientos lentos desplegó el papel y comenzó a leer:

Donghae:

He pedido a Jihoo que te lleve de regreso con tu hermano. No creía que pudiera ocurrir esto, pero los fuegos se han apagado y no tiene sentido que continuemos. Te devuelvo tu libertad, que es lo que siempre deseaste. Quiero que te marches antes de que yo regrese. Será mejor así.

Hyukjae.


Donghae movió lentamente la cabeza, mirando incrédulo la nota. No... ¡No era cierto! Tenía que tratarse de una especie de broma cruel. Pero, ¿por qué se sentía tan mal? Ni siquiera tenía conciencia de las lágrimas que comenzaban a brotarle en los ojos, pero notaba un nudo sofocante en la garganta y una opresión en el pecho. Tenía las manos frías y pegajosas cuando arrugó el pedazo de papel y lo convirtió en una menuda bola.

-Dios mío, ¿por qué... por qué tiene que hacerme esto? -murmuró con voz ronca.

Las lágrimas fluyeron libremente por sus mejillas y las uñas se le hundieron profundamente en la palma de la mano cuando apretó el pedazo de papel que había destruido su vida. Pero no sentía nada, sólo la angustia que lo consumía.

Jihoo permanecía frente a él y apoyó suavemente la mano en el hombro del joven.

-Donghae debemos partir ahora.

-¿Qué?

Donghae lo miró como si ni siquiera supiese quién era. Pero poco a poco se recobró, y de pronto sintió que odiaba intensamente a Hyukjae. ¿Cómo podía despedirlo así, tan cruelmente?

-¡No! - exclamó, con la voz cargada de emoción- No me marcho. No me arrojarán como si fuese una camisa vieja. Aquí me quedaré y hablaremos. Que me diga personalmente que no desea verme. No le facilitaré las cosas.

Jihoo lo miró sorprendido.

-Pero creí que deseabas volver con tu hermano. Tú mismo me dijiste que las cosas no marchaban bien entre tú y Eunhyuk.

-Pero eso fue hace mucho tiempo. Después, todo cambió. Jihoo lo amo.

-¿No se lo dijiste?

-No -murmuró Donghae -¿Cómo podía decírselo si no sabía cuáles eran sus sentimientos? Pero ahora sé a qué atenerme.

-Lo siento Donghae. Pero no puedes quedarte aquí. Me ordenó que salieras antes de su regreso.

-Bien, no me iré. Que me diga en la cara que ya no me desea.

Jihoo parecía desesperado.

-¡Donghae tenemos que partir! No quería decírtelo, pero tú me obligas. Eunhyuk ya no te desea. Quiere alejarte y casarse con Junsu apenas regrese.

-¿Te lo dijo así?

-Sí-dijo Jihoo con voz neutra y los ojos bajos.

-¿Cuándo?

-Esta mañana... antes de partir. Pero lo ha mencionado otras veces. Era sabido que se casaría con Junsu. Ahora, partamos de una vez. Te ayudaré a reunir las cosas.

No tenía sentido prolongar la tortura. Donghae pasó al dormitorio y abrió las cortinas. Deseaba mirar por última vez la habitación donde había pasado tantas noches felices. ¿Por qué tenía que sentirse así... por qué se había enamorado de Hyukjae? Si hubiese continuado odiándolo, ahora se habría considerado el hombre más feliz del mundo. En cambio, tenía la impresión de que su vida había terminado.

Se acercó al arcón que guardaba todas sus ropas, retiró la túnica y la kufiyab, y se vistió de prisa.

No deseaba llevar consigo nada, excepto las ropas que vestía... ni siquiera el reloj tallado en oro. Recordó su sorpresa cuando Hyukjae se lo regaló en Navidad. Lo arrojó sobre la cama porque no deseaba nada que le recordase a Hyukjae. Pero cuando vio el pañuelo de seda que Jihoo le había regalado, pensó en Ryeowook. Lo recogió y salió del dormitorio.

-Donghae debemos reunir tus cosas.

El joven se volvió para mirar a Jihoo.

-No llevaré nada que me haya regalado Hyukjae. Deseo únicamente despedirme de Ryeowook... y entregarle esto -dijo mostrando el pañuelo- No quiero nada que me recuerde este sitio. Pero Ryeowook fue un buen amigo y deseo regalarle algo. Me comprendes, ¿verdad?

-Sí.

Después de dirigir una última mirada al cuarto principal, Donghae salió con paso rápido. Se detuvo frente a la tienda de Ryeowook y llamó. Pocos momentos después, el joven árabe salió a recibirlo y Donghae se echó a llorar de nuevo.

-¿Qué ocurre? -preguntó Ryeowook que corrió a abrazar a su amigo. Donghae tomó la mano de Ryeowook y depositó en ella el pañuelo.

-Quiero regalarte esto. Recuerda que te amo como a un hermano. Me marcho y vengo a despedirme.

-¿Adónde vas? ¿Regresarás pronto? -preguntó Ryeowook pero en realidad ya había adivinado que jamás volvería a ver a su amigo.

-Regreso con mi hermano y no volveré. Te echaré de menos, Ryeowook has sido un buen amigo

-Pero ¿por qué, Donghae?

-Eso no importa. No puedo permanecer más tiempo aquí. Despídeme de Yesung y sus hermanos y diles que les deseo felicidad. Besa por mí al pequeño Yesung y al niño. Yo lloraría demasiado si los besara. -Sonrió débilmente a Ryeowook y después lo abrazó.- A menudo pensaré en ti. Adiós.

Donghae corrió al corral, donde Jihoo esperaba con los caballos. Ambos salieron del campamento. Cuando habían descendido parte de la ladera, Donghae se detuvo y volvió los ojos hada el campamento. A través de las lágrimas vio la figura de Ryeowook de pie en la cima de la colina, agitando la mano.

Después Donghae clavó los talones en los flancos de Cuervo, e inició una carrera desenfrenada. Jihoo lo llamaba a gritos, pero él no se detenía. Deseaba morir. Sentía que ya no le quedaba nada por lo cual vivir. Si moría en la montaña de Hyukjae tal vez él se sintiera culpable el resto de su vida. Pero, ¿por qué tenía que decirle que no podía vivir sin él? Si ya no lo deseaba, no podía considerarse culpable a Hyukjae. Y él continuaba amándolo. Abrigaba la esperanza de que fuera feliz con Junsu, si era aquello lo que él deseaba.

Donghae obligó a Cuervo a marchar más lentamente. Pensaría en otro modo de acabar con su propia vida. Pero tenía que esperar, de modo que Hyukjae no se enterase. Pensó en Gail y en que se había suicidado a causa de Rain. Ahora Donghae comprendía cabalmente la angustia y el sufrimiento que podía sentir.

El calor del desierto era abrumador, pero Donghae no lo sentía. Estaba tan agobiado por el sufrimiento que no había lugar para otra cosa. No podía entender por qué le había ocurrido aquello.

La noche llegó, pasó y volvió a salir el sol, pero Donghae no podía hallar paz.
Las preguntas lo atormentaban. Se devanaba los sesos para hallar respuestas, pero no encontraba ninguna. ¿Por qué... por qué no lo deseaba ya? Era el mismo que cuatro meses atrás. Su apariencia era la misma... sólo sus sentimientos habían cambiado. ¿Por qué Hyukjae le había hecho aquello?

¿Quizá porque había cedido? ¿Él lo había apartado porque ya no le ofrecía resistencia? Pero eso no era justo... además, no podía ser la razón, porque en este caso lo habría despedido un mes antes.

¿Y qué podía decir de este último mes? Todo había sido tan hermoso... tan maravilloso y perfecto por donde se lo mirase. Hyukjae había parecido un hombre feliz y satisfecho, exactamente lo mismo que podía decirse de él. Habían pasado más tiempo juntos, habían salido a cabalgar todos los días. Él le había hablado de su propio pasado y le había revelado muchas cosas de sí mismo. Entonces, ¿qué significaba aquello? ¿Por qué había cambiado? ¿Por qué? ¿Por qué?

Los interrogantes no le permitían dormir. Permaneció despierto durante el calor del día, descansando y dándole vueltas y más vueltas al mismo pensamiento, sin poder hallar la paz. Aceptó el pan y el agua que Jihoo le ofreció y comió mecánicamente, pero su mente no le permitía descansar. Volvía una y otra vez a los mismos interrogantes tratando desesperadamente de hallar una solución. Volvió a caer la tarde, Jihoo y Donghae continuaron viaje.

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...