Choi Donghae y Choi Siwon dormían aún cuando el carruaje
se detuvo frente a la casa de dos pisos de la plaza. El sol asomaba sobre el
horizonte, el cielo pasaba del rosado al azul claro y las aves cantaban
alegremente.
Donghae despertó cuando el cochero abrió la puerta del carruaje.
-Hemos llegado, jóvenes Choi- dijo el hombre con expresión de disculpa y se dirigió atrás para retirar el equipaje de la trasera del sólido vehículo.
Donghae se enderezó en el asiento y se arregló los cabellos, miró a Siwon que aún dormía profundamente, los negros cabellos cubriéndole la alta frente.
Le sacudió suavemente la pierna.
-Siwon, ¡ya llegamos! ¡Despierta!
Donghae despertó cuando el cochero abrió la puerta del carruaje.
-Hemos llegado, jóvenes Choi- dijo el hombre con expresión de disculpa y se dirigió atrás para retirar el equipaje de la trasera del sólido vehículo.
Donghae se enderezó en el asiento y se arregló los cabellos, miró a Siwon que aún dormía profundamente, los negros cabellos cubriéndole la alta frente.
Le sacudió suavemente la pierna.
-Siwon, ¡ya llegamos! ¡Despierta!
Siwon abrió lentamente los ojos sonrió, pasándose una mano por los cabellos mientras se incorporaba. Donghae vio que tenía los ojos enrojecidos. Probablemente no había dormido mucho durante la noche. El se sorprendió de haber dormido tan profundamente.
-¡Vamos, Siwon! Ya sabes cuán entusiasmado estoy -rogó a su hermano.
-Cálmate, —sonrió Siwon, frotándose los ojos—. Los Kang probablemente duermen todavía.
-Pero yo puedo desempacar y después pasaré el día paseando por la plaza y conociendo- dijo el joven con expresión complacida, mientras de un salto descendía del carruaje.
- Dong, sé que estás entusiasmado, pero al menos esperame. Es probable que los Kang duerman aún —dijo llamando a la puerta.
Las puertas se abrieron de par en par y los dos hermanos se miraron sorprendidos. Una mujer pequeña y regordete de mejillas rojas y cabellos grises, los recibió con una sonrisa.
- Ustedes son seguramente Choi Siwon y Choi Donghae. Pasen... pasen. Estábamos esperándolos.
Entraron en un pequeño vestíbulo cuyo piso estaba cubierto con una alfombra oriental, al fondo, una escalera.
- Soy la señora Yoona, el ama de llaves. Después del viaje seguramente estarán fatigados. ¿Desean descansar un poco antes de comenzar el día? Los señores Kang todavía no se han levantado —dijo la mujer con voz animosa, mientras los llevaba hacia la escalera.
- Es probable que Siwon quiera dormir un poco más, pero yo desearía un baño caliente y después el desayuno, si no es demasiada molestia —dijo Donghae mientras llegaban al corredor del primer piso.
-De ningún modo, joven- dijo la señora.
Les mostró las habitaciones y se retiró.
Siwon se disculpó, explicando que sólo deseaba dormir un poco. En aquel momento entró un joven criado con agua para el baño de Donghae.
- Soy Minho, estoy a su servicio- dijo tímidamente, mientras acercaba una ancha bañera y echaba el agua- joven si necesita algo, dígamelo —agregó.
- gracias Minho.
Donghae examinó la habitación. Era pequeña comparada con el dormitorio que ocupaba en su casa, pero elegante. En la esquina, tenia la única ventana, con cortinas de terciopelo verde claro, y un espejo con marco dorado apoyado contra otra pared.
Minho terminó de retirar las prendas que Donghae había traído consigo y en aquel momento trajeron más agua, Donghae al fin quedó solo, se desvistió y se sumergió en el agua cálida y humeante. Apoyó el cuerpo en el metal de la bañera y se relajó.
Hacía mucho que Donghae soñaba con este viaje a la ciudad. Siwon había regresado al hogar con el grado de teniente del ejército de Su Majestad y esperaba nuevas órdenes.
Habían pasado su vida entera en la Residencia Choi. Pero su infancia en el campo había sido maravillosa, a menudo se metía en problemas. Recordaba que Kibum y él solían ocultarse en el desván de los establos Kim.
Donghae terminó de bañarse, se vistió y bajó a desayunar.
Abrió una de las puertas encontrando el comedor. Siwon estaba sentado frente a la enorme mesa en compañía de Kang Joongsae y Kang Jung. Donghae percibió el suave aroma del jamón y las manzanas, pues en la mesa abundaban estos alimentos, así como huevos y bollos.
- Donghae, querido, no sabes cuánto nos complace verte aquí. –Kang Jung le sonrió con sus suaves ojos grises-. Estábamos hablando a Siwon de las fiestas a las que estamos invitados; además, antes de que concluya tu visita podrás asistir a un gran baile.
Joongsae y Jung Kang estaban al final de la cuarentena, formaban una pareja alegre y robusta, siempre activa y satisfecha de la vida. Donghae y Siwon los conocían desde hacía mucho tiempo, pues eran antiguos amigos de la familia.
-¡No veo el momento de salir a conocer la ciudad! —dijo entusiasmado Donghae, mientras llenaba su plato con un poco de todo- Desearía hoy mismo comprar algunos trajes nuevos. ¿me acompañaras Jung?
-Por supuesto, querido. Iremos a la calle Bond. Está a la vuelta de la esquina y allí hay muchas tiendas.
-Pensé que podría acompañarte, pues no he logrado volver a dormirme. También yo desearía hacer algunas compras —dijo Siwon.
Donghae pensó que Siwon se sentía cansado, pero parecía tan entusiasmado como él mismo.
Pasaron la mañana entera y parte de la tarde yendo de una tienda a otra. Donghae encontró únicamente tres trajes formales que le agradaron, con la correspondiente indumentaria. Luego fue donde un sastre, para que le tomaran las medidas y encargar otros 3 trajes. Finalmente regresaron a la casa, tomaron un almuerzo liviano y después se acostaron.
Aquella noche todos los asistentes formularon vivos comentarios cuando los hermanos Choi llegaron a la cena. Donghae se sintió fuera de lugar con su traje sencillo, porque los restantes jóvenes llevaban prendas que se veían mas elegantes. Pero se tranquilizó cuando Siwon le dijo al oído:
- Donghae eres el más elegante de todos.
Los dueños de la casa presentaron a los restantes invitados y Donghae se sintió muy complacido. Habían jóvenes y mujeres que coqueteaban descaradamente con Siwon, y esta actitud le chocó un poco. Pensó que tendría mucho que aprender acerca de las costumbres de la ciudad.
La cena se sirvió en un espacioso comedor, cuyas dos enormes arañas pendían sobre la mesa. Donghae se sentó entre dos jóvenes que le prodigaron un número excesivo de cumplidos. El hombre de la izquierda, el señor Cho Sooeun, tenía la irritante costumbre de asirle la mano mientras le hablaba. A su derecha, sir Jae Yoon tenía ojos azules que no se apartaban de él ni un minuto. Los dos hombres rivalizaban por la atención de Donghae y cada uno se vanagloriaba y trataba de desplazar al otro.
Al concluir la comida se retiraron esparciéndose en pequeños grupos. Donghae permanecía un poco retirado del grupo, pero lograba escuchar sus conversaciones.
-Sabes, ese hombre ha insultado a todas y todos aquellos jóvenes que su hermano Lee Kyuhyun le presentó. Es inhumano el modo de despreciarlos —decía un joven moreno a su amigo.
- Es cierto que aparentemente no le interesan. Ni siquiera baila. No le parece que es... en fin, un individuo de costumbres raras, ¿verdad?- replicó otro.
-¿Cómo puede ser así si tiene un aire tan viril? Todos los jóvenes de la ciudad de buena gana querrían atraparlo... por muy mal que él los trate.
Donghae se preguntó de quién estarían hablando, pero en realidad no le importaba. Se sintió muy aliviado cuando él y Siwon pudieron retirarse. En el carruaje, de regreso a casa, Siwon sonrió perversamente.
-Mira, Dongie, tres jóvenes admiradores de tu persona me arrinconaron por separado para preguntarme si podían visitarte.
-¿De veras Siwon?, ¿Qué les dijiste?
- Dije que tus gustos te hacían muy severo, y que no estabas dispuesto a dar ni dos centavos por todos.
Donghae abrió los ojos exageradamente.
- Siwon, ¡no habrás dicho eso! —exclamó—. ¡jamás podré mirarlos a la cara!
Joongsae Kang se echó a reír.
- Donghae, esta noche te veo muy crédulo. ¿Dónde está tu sentido del humor?
-En realidad, les dije que no me imponía a ti cuando se trataba de determinar a quién recibías o no recibías... que era asunto exclusivamente tuyo decir si querías visitas o no —respondió calmadamente Siwon, mientras el carruaje se detenía frente a la casa de los Kang.
-Mira... ni siquiera pensé en ello. No sabría qué decir o hacer si me visitaran. La única persona que me ha visitado a veces es Kibum y para mí es como un hermano -dijo Donghae con expresión seria.
-Querido, llegarás a acostumbrarte —dijo Jung con aire de conocedor-. De modo que no es necesario que te preocupes por eso. ,
Los días pasaron velozmente para Donghae, que asistía a fiestas, reuniones sociales y comidas. Cho Sooeun, el compañero de cena de la primera noche en Londres, declaró que se sentía como fulminado y lo irritaba con sus permanentes declaraciones de amor. Incluso pidió a Siwon la mano del joven.
- Cho Sooeun ayer te pidió mi mano, y sir Jae Yoon me lo dijo hoy mientras cabalgábamos por el parque. Estos londinenses son un poco ¡repulsivos, ¿verdad? Bien, ¡no quiero verlos más! Es ridículo que crean que todos los jóvenes que vienen a Londres están buscando esposo. Y afirmar que están enamorados, cuando apenas me conocen... ¡es absurdo! —dijo Donghae a su hermano, que se divirtió mucho con el estallido del joven.
Aquella noche era el primer baile de Donghae. Había ansiado aquel momento desde hacía un mes o, más exactamente. Abrigaba la esperanza de que Sooeun y sir Yoon no fuesen al baile, porque estaba decidido a ignorarlos.
Lee Kyuhyun estaba sentado frente a la ventana de su estudio y su rostro tenía una expresión sombría. Cavilaba acerca de su hermano mayor, Hyukjae, a quien nunca había entendido. Hyukjae había sido un niño silencioso y retraído, y la convivencia con su padre los últimos años no había mejorado su actitud. Se había mostrado descontento desde su regreso a Londres, un año antes, para asistir a la boda de Kyuhyun. Éste había tratado de convencerlo de que permaneciese en Inglaterra, con la esperanza de que Hyukjae acabara casándose, se asentara y formase una familia. Pero se había convertido en un bárbaro después de vivir tanto tiempo con su padre en el desierto. Kyuhyun y su esposo Sungmin le habían presentado muchos jóvenes a Hyukjae, pero éste los había despreciado a todos.
Kyuhyun no podía entender la actitud de Hyukjae. Sabía que podía ser un hombre encantador y cortés si lo deseaba, pues trataba a Sungmin con el mayor respeto. Pero a Hyukjae no le importaba en lo más mínimo lo que la sociedad pensara de él. Se negaba a representar el papel del caballero, por mucho que ello molestase a Kyuhyun.
Hyukjae había llegado la noche de la víspera después de pasar un mes en la propiedad que los hermanos tenían en el campo. Siempre demostraba un dominio desusado de su propio carácter, pero se encolerizó cuando Kyuhyun le habló del baile que se ofrecería aquella noche.
-¡Si tu plan es arrojarme en brazos de los jóvenes de sociedad como los que ya conozco, juro que abandonaré definitivamente la ciudad! —explotó Hyukjae-. Kyuhyun, ¿cuántas veces tendré que decirte que no deseo esposo? No quiero tener un tipo preocupado solo de su traje y de ir a clubs, que me obligue a perder el tiempo. Tengo mejores cosas que hacer que lidiar con un tipo así. – Hyukjae se paseó agitado de un extremo al otro de la habitación-. Si deseo a alguien, lo tomo, pero sólo para pasar una noche placentera, sin ataduras. No deseo que me sujeten. Maldita sea, ¿cuándo os meteréis eso en la cabeza?
-Pero, ¿qué ocurrirá si un día te enamoras... como yo me enamoré? En ese caso, ¿te casarás? - se había atrevido a decir Kyuhyun, consciente de que el ladrido de su hermano era peor que la mordida.
-Si ese día llega, por supuesto me casaré. Pero no alimentes esperanzas, hermanito, porque ya he visto lo que esta ciudad puede ofrecerme. Jamás veremos ese día.
“Bien, pensó Kyuhyun, sonriendo para sí, era posible que Hyukjae se sorprendiese esa noche, durante la fiesta.” Abandonó bruscamente la silla, y subió la escalera, tres peldaños por vez. Estaba muy alegre y descargó varios golpes sonoros en la puerta de su hermano, y se asomó al interior. Hyukjae estaba sentándose en la cama y se frotaba los ojos para disipar el sueño.
-Muchacho, es hora de vestirse —dijo perversamente Kyuhyun- Y usa tus mejores prendas. Querrás seducir a todos los presentes, ¿verdad?
Kyuhyun se apresuró a cerrar la puerta cuando una almohada golpeó fuertemente contra la madera. Rió estrepitosamente mientras caminaba por el corredor, en dirección a su habitación.
-¿Qué te divierte tanto, Kyuhyun?- preguntó Sungmin cuando su esposo entró en la habitación riendo todavía.
- Creo que esta noche Hyukjae recibirá su merecido y ni siquiera lo sabe- contestó.
-¿De qué estás hablando?
-De nada, cariño, ¡absolutamente de nada! —exclamó abrazando a su esposo y llenándolo de besos.
Lee Hyukjae estaba irritado. El día anterior había discutido con su hermano acerca del matrimonio y ahora Kyuhyun insistía.
-Mira cuántas bellezas elegibles en este salón —decía su hermano, con un guiño—. Es hora de que sientes cabeza y des un heredero a los Lee.
Kyuhyun estaba exagerando. Hyukjae se preguntó cuál sería su juego
-¿Pretendes que elija esposo, y que sea uno de estos jóvenes retrasados de nuestra sociedad? -dijo sarcásticamente-. Aquí no veo a nadie a quien desee invitar ni siquiera a mi dormitorio.
- Hyukjae, ¿por qué no bailas? -dijo Sungmin, que se había acercado—. Qué vergüenza, Kyuhyun, estás impidiendo que tu hermano conozca a estos jóvenes.
Apoyó el brazo en el de Kyuhyun.
Hyukjae siempre sonreía para sus adentros cuando Sungmin llamaba «jóvenes» a los muchachos de su propia edad. Kyuhyun lo había desposado hacía apenas un año.
Hyukjae replicó con buen humor:
-Querido, cuando encuentre a uno tan bello como tú me sentiré muy feliz de bailar toda la noche.
En ese momento Hyukjae vio a Donghae, que estaba apenas a un metro de distancia. ¡Parecía una visión! Nunca hubiera creído que un hombre podía ser tan bello.
El lo miró antes de volverse, pero en aquel momento su imagen quedó grabada para siempre en la mente del hombre. Los ojos lo fascinaron. Los cabellos eran de un negro que asemejaba la noche y algunos mechones sueltos le cubrían la frente. Tenía la nariz recta y los labios suaves y seductores, como hechos para ser besados.
Llevaba un traje azul oscuro, a juego una camisa azul claro. Le entallaba perfectamente.
Era perfecto.
Vino a interrumpir la mirada de Hyukjae la mano que Kyuhyun agitaba frente a sus ojos.
Finalmente, desvió la vista hacia su hermano que sonreía.
-¿Estás aturdido? -rió Kyuhyun-. ¿O será que el joven Choi atrajo tu mirada? ¿Por qué crees que insistí en que vinieses esta noche? Vive con su hermano en Halstead y ha venido aquí a pasar la temporada. ¿Desearías conocerlo?
Hyukjae sonrió.
-¿Es necesario que lo preguntes?
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