La espera estaba volviéndolo loco. No le quedaba una uña intacta y había desgastado la alfombra del cuarto de hotel de tanto caminar esperando que el adiestrador del rancho Chungnam le devolviera la llamada. Era el segundo nombre en su lista, un hombre llamado Kim Jaejoong. Después de su reunión con Hyukjae, Donghae decidió no aparecer sin concertar una cita antes.
Al recordar lo que había pasado aquella mañana... Sintió que de nuevo las mejillas las tenía al rojo vivo. No supo como fue capaz de salir de allí con tanta tranquilidad, teniendo en cuenta el temblor en sus rodillas.
Ahí se encontraba nuevamente esperando la llamada de otro hombre, y pasar por aquella situación tan estúpida y seguramente también por otro rechazo. Se aparto el pelo de la cara y suspiró, adonde había ido a parar por culpa de Shingho, recorriendo el país rogándole a todos los vaqueros que se casaran con él. Se tumbó en la cama, como se le había ocurrido pensar que ese sistema le funcionaria?
Y como podría haberse imaginado que el primer hombre al que se lo propondría le levantaría del suelo como un tornado ¿Se habría dado cuenta él? Prácticamente se había derretido cuando lo acorraló en la pared del establo. Incluso ahora podía recordar su olor. Su interior se había transformado en lava ardiente y el corazón le había latido con tanta fuerza que hasta él le podría haber escuchado. Un hombre como él sabría el efecto que tiene en los demás, sean jóvenes o mujeres, debía tener montones insinuándose.
Sin embargo, el primer día de ese matrimonio se dio cuenta que el poder y el dinero eran todo para él así como el control. Era él quien tomaba las decisiones hasta el punto que le hacia dudar que fuera conciente que Donghae podía tener una opinión propia. Sus padres le habían enseñado a ser un hijo obediente, y para Kibum había sido un esposo obediente que nunca había tenido el valor suficiente para discutir.
Pero ya no era el mismo, la muerte repentina de Kibum lo dejó destrozado, pero igual lo había hecho crecer. Su repentina independencia lo había asustado al principio pero después, poco a poco, a medida que iba aprendiendo a tomar sus propias decisiones había empezado a disfrutar de su nueva libertad. Si alguna vez volvía a casarse, a casarse de verdad, escogería un hombre que lo quisiera por él mismo, no por lo que el quería que fuese.
Lee Hyukjae aunque era diferente de Kibum tenían algunos rasgos en común, era fácil reconocer en Hyukjae el control y el poder de moldear a su gusto no solo los animales sino también a las personas, especialmente a sus parejas. Habría sido un error el involucrase con el.
El teléfono sonó en ese instante y Donghae se incorporó. Tenia que ser Kim Jaejoong. Estiró el brazo para contestar, pero se detuvo, de verdad quería pasar por lo mismo?, por la misma humillación? El teléfono volvió a sonar varias veces. Y si fuese Hyukjae no le haría daño hablar con él un minuto.
-Diga?-
-Sr. Kim?. -No era Hyukjae y le fastidió sentirse desilusionado.
-Si.
-Soy Kim jaejoong del rancho Chungnam, me han informado su llamada.
Donghae se quedó sentado con el auricular en la mano. No podía volver a hacerlo. Simplemente no podía.
-Sr. sigue ahí?
Tenia que hacerlo, no tenía nada que perder y mucho por ganar.
-Si Sr. Kim…me preguntaba si…podría encontrarse conmigo. Es un asunto un poco complicado para hablarlo por teléfono, pero tengo un asunto importante del que hablar con usted.
-Por supuesto Sr. estaré encantado de encontrarme con usted.
Donghae miró su habitación, aquel lugar no era el adecuado, al mirar por la ventana vio el cartel de un restaurante al otro lado de la calle, indicándole donde se encontrarían.
-Que le parece a las 6 mp, dejare mi nombre en la entrada para que pueda encontrarme.
-De acuerdo , entonces nos vemos a las 6.
Dos veces en el mismo día se pondría en ridículo, sería el Sr. Kim como Hyukjae? En su imaginación volvió a ver esos profundos ojos marrones mirándolo fijamente. Volvió a sentir su respiración en su cuello mientras le preguntaba si alguna vez había hecho el amor en un montón de heno fresco. Solo con recordarlo sintió un escalofríos subirle por la espalda.
Maldita sea! Tenia que dejar de pensar en Lee Hyukjae. Gracias a dios lo había rechazado. Como habría podido soportar todo un año sin acabar metido en su cama, cuando con solo diez minutos de su compañía había empezado a preguntarse como seria hacer el amor con el sobre un montón de heno
fresco?
Si señor al fin al cabo había tenido mucha suerte.
Seis horas después de que Donghae se hubiera marchado Hyukjae averiguó por fin lo que había visto en sus preciosos ojos: desilusión.
La idea lo dejo helado, quedándose parado frente a su casa demasiado sorprendido como para moverse. Desilusión? Que va. Porque iba a estar desilusionado? Tenía una lista de hombres tan cualificados como él, si es que su investigador privado había hecho un buen trabajo.
Hyukjae subió las escaleras de la entrada de su pequeña casa, abrió la puerta y entro al salón. Y si había pasado algunos detalles de esos tipos? Y uno de ellos quizás el que se casara con Donghae resulta ser un pervertido? Que haría el entonces una ves se haya comprometido?
“Lo que él haga no es asunto tuyo Lee Hyukjae”. Se desabrochó la camisa húmeda y sucia, abrió la puerta de la nevera, seguro una cerveza fría calmara su inquietud. Donghae parecía mas que capaz de cuidar de si mismo, demonios si tenia mas valor que mucho hombres que el conocía
Se sentó en su sillón de piel y tomo un trago largo de cerveza, al cerrar los ojos vio unos ojos negros llenos primero de desesperación, después de vergüenza y por ultimo de desilusión
Y dale con la desilusión! Porque? Tendría un montón de hombres de donde elegir y que Lee Hyukjae fuera tan estúpido para no ver lo bueno que tenia delante de él, no quería decir que el resto de los hombres no lo hicieran. Miro el reloj, pasaban unos minutos de las cinco. Había tenido todo el día para hacerle la misma propuesta al siguiente vaquero, y seguro que aquellas alturas estaba recorriendo felizmente el pasillo de la iglesia.
Hyukjae se encogió al oír el sonido del látigo, su jefe estaba trabajando con un caballo, tuvo que contenerse para no salir y usar el látigo con aquel desgraciado. El sabor de la cerveza se volvió agria en la boca, dejo la lata en la mesa mascullando un juramento entre dientes. Se aparto de la ventana y mientras caminaba hacia el baño se fue desabrochando los pantalones , dejando todo en el suelo. Cuando volvía reparo en una tarjeta que había salido de sus bolsillos, se la quedo mirando un momento antes de dejarla caer y entrar al baño.
El Bar SM tenía poco que ofrecer en cuanto a decorado y menú, pero mucho en colorido local y en sabor. Fascinado Donghae miró a su alrededor, el aire estaba enturbiado por el humo, el olor a salsa barbacoa y pollo asado hizo gemir a su estomago.
Aquel lugar bastante lejos de los sitio elegantes a los que solía asistir. Dio su nombre en la barra y se dispuso a esperar. Se sentó y al mirar alrededor se dio cuenta de las muchas miradas sobre él, no pudo evitar una sensación de satisfacción, pero tenia que admitirlo su ego se sentía resentido por el rechazo de Hyukjae y necesitaba sentirse bien esa noche. Vestía una polera negra con rayas blancas de cuello en V, que hacían notar sus bien formados brazos, y unos pantalones negros, con lo cual según la vendedora no le aseguró iba a pasar desapercibido, recordó que lo compró para agradar a Kibum en un viaje de fin de semana que hicieron a Canadá.
La camarera estaba hablando con un hombre y lo señalaba a él, Donghae pensó brevemente en huir, pero la esquina en las que estaba no se lo habría permitido.
- Sr. Kim?
No quería hacerlo. Ya no le importaba si era atractivo o no, simplemente no podía volver a hacerlo.
-Si -contesto y le tendió la mano, cuando el se la tomo no hubo cosquilleo, ni alteraciones en el ritmo cardíaco. Que alivio.
-Llámame Donghae, por favor -le dijo sonriendo e hizo un gesto para que se sentara. Lo invitaría a cenar, le explicaría que todo ha sido un error, le daría las gracias por su tiempo y se marcharía
-Se que lo que voy a decirle le parecerá una locura pero….
-Hola, Donghae cariño.
Se volvió al oír la voz profunda y que le resultaba familiar. Hyukjae!
-Siento llegar tarde -dijo y se sentó junto a él- ha surgido un pequeño inconveniente en el rancho y he tenido que solucionarlo antes venir.
“Siento llegar tarde?” Donghae se lo quedó mirando atónito. Pero de que esta hablando?....Donghae cariño? Que había sido eso?
-Sr. Lee
-Tranquilo cariño, no tienes que presentarme a Jaejoong- dijo Hyukjae tendiéndole la mano-que tal te van las cosas en el rancho?
Donghae apretó los dientes e intento sonreír. No debía sorprenderse de que se conocieran, lo que pasaba es que no se había imaginado encontrarse sentado en medio de dos hombres de su lista.
Jaejoong miró a Hyukjae con una sonrisa de incomprensión al estrecharle la mano.
-No puedo quejarme, que tal el rancho?
-Buscando un adiestrador, según tengo entendido- Hyukjae hizo señal a la camarera para que les trajera bebidas - me he despedido esta tarde.
Que se había despedido? Donghae se quedó mirando estupefacto. Apenas había tenido tiempo de reponerse de la sorpresa de verlo allí cuando le sale con esa. Si lo había rechazado que estaba haciendo ahí?. Donghae pidió una copa de vino con la esperanza de que le ayudase a calmar los nervios y se quedo sentado con cuidado de no rozarse con él, mientras éste hablaba con el otro vaquero, al parecer habían trabajado juntos. Quizás debería llamar al resto de hombres de su lista e invitarlos a que se le unieran, alguno estaría encantado de aceptar su propuesta a diferencia del Sr. Lee claro que lo rechazó.
Apenas se había volteado a mirarlo desde que se sentó, lo que le molestaba sobremanera ya que él no dejaba de mirarlo. Cada detalle de su fisonomía le llamaba la atención, le fascinaba.
La camarera se acerco a dejar las bebidas a lo que Hyukjae le sonrió, devolvería aquel atuendo no le estaba sirviendo de nada. Solo el olor de él, una mezcla de jabón, crema de afeitar y puro hombre, le estaba poniendo muy nervioso. Sus muslos se estaban rozando, sentir ese contacto le había acelerado el pulso, apenas podía respirar teniéndolo cerca pero la pared le impedía retirarse.
Había perdido el control antes de comenzar y decidido de recuperarlo, le sonrió a Jaejoong.
Hyukjae vio el descarado intento de filtreo y experimentó una curiosa mezcla de curiosidad y celos. A juzgar por la forma en que los ojos de Jaejoong se habían oscurecido tras su sonrisa, iba a tener que intervenir rápidamente.
-Bueno Jaejoong - dijo con voz fuerte para que el otro hombre lo mirase-, dicen los rumores que el caballo que compraste el año pasado va a ganar el premio en el Fort worth este año.
-Creo que tiene posibilidades - contesto Jaejoong. Hyukjae se recostó en el respaldo de su asiento, satisfecho con haber conseguido cambiar el rumbo de las cosas. Por otro lado Donghae se quedo inmóvil un instante y después lo miro enfurecido.
-Disculpe - dijo él, y ambos hombres lo miraron- siento interrumpirte, pero Hyukjae, me pregunto si no te importaría dejarnos un momento solos. Me gustaría hablar con el señor Kim.
Jaejoong se movió inquieto en su asiento y miro a Hyukjae como si quisiera pedirle permiso. Los domadores de caballos eran muy territoriales, tanto en sus ranchos como con sus parejas, y aunque Donghae no se hubiera dado cuenta, Hyukjae ya le había hecho entender que él era suyo y la mirada que le lanzó en aquel momento era sutil pero lo bastante clara.
-Lo siento Sr. Kim, pero me temo que tendré que llamarle mas tarde. He venido solo para decirle que había olvidado que tengo otra cita esta noche. Lo siento muchísimo.
-Por cierto - dijo Hyukjae, pasándole un brazo por los hombros a Donghae - no se si Donghae ha tenido oportunidad de decirte que vamos a casarnos.
Donghae quedó con la boca abierta e incapaz de decir ni una palabra, se limitó a contemplar como Jaejoong le estrechaba la mano a Hyukjae para felicitarlo y dejar el lugar.
Aquello era demasiado
-Se puede saber a que ha venido todo esto?
-El que?
-Sabes perfectamente bien de que te estoy hablando, cariño- replico con sarcasmo - estaba en medio
de… una reunión de negocios y me has interrumpido. Quiero saber porque has venido aquí, y sobre todo por que le has dicho que nos íbamos a casar. No se si has olvidado pero te recuerdo que me diste calabazas, y el señor Kim….
-No es adecuado para ti
-Que no es adecuado para mi? A mi me parece perfectamente adecuado. Y además eso no es asunto tuyo.
-Lo he convertido en asunto mío, y te digo que con Jaejoong no te funcionaria.
-¿Y quien eres tu para decirme una cosa así? ¿El cupido local? No estoy buscando el amor, sino un marido, un socio si quieres decirlo así. Un año, eso es todo. Cuando llegue el momento de elegir un marido de verdad, ya me preocupare de si es adecuado para mí o no, pero por ahora Jaejoong me parecía perfecto.
Hyukjae entrecerró los ojos ligeramente, pero Donghae no le presto atención.
-Así que muchas gracias, señor Lee –continuo- has conseguido espantar lo que yo consideraba una buena oportunidad para hacer negocios.
-¿Una oportunidad de negocios? ¿Es que el matrimonio se ha visto ya reducido a esto últimamente?
-En este caso, si- dijo apartándose de él - y de la forma que esta resultando lo de esta lista, voy a tener que terminar de poner un anuncio en el periódico.
-Quien mas hay en la lista?
-Eso no es asunto suyo.
-Donghae - le contestó con impaciencia - no hay un solo domador de caballos en trecientos kilómetros a la redonda que yo no conozca. Se cosas sobre ellos que tu investigador no ha podido averiguar, estoy seguro.
Donghae dudó un instante. Precisamente por eso había contratado un investigador, para asegurarse de que ninguno de esos hombres no tuviera un pasado que pudiera resultar peligroso o inconveniente, pero, ¿y si se le había pasado algo por alto? Sin demasiada convicción, abrió el morral y saco la lista.
-Bueno - dijo y se aclaro la garganta - esta Dong Youngbae en…
-El Rancho Daejin, Youngbae es un buen tipo, siempre que no te importe que tenga 4 hijos en tres estados diferente.
Donghae tragó saliva. En el informe no aparece nada de eso
-También esta Lee SeungRi en el ChungAng…
-Es el primer tipo al que invitaría a una fiesta, conoce a todas las mujeres y jóvenes disponibles de los alrededores
Donghae apretó los labios
-Kang Daesung en el…
Hyukjae masculló algo entre dientes y le quito la lista de las manos antes de volverse a él y sujetarlo por los hombros.
-Los hombres como Kang utilizan el látigo por placer -dijo entre dientes- y no le importa si es con un caballo o una persona -añadió y lo soltó- ¿que clase de investigador contrataste? ¿Senil o ciego?.
Su explosión lo había asustado. Lo había hecho sentirse como un niño, un crío tonto y absurdo.
-Pues tu también estabas en esa lista, Hyukjae –espeto- que es lo que debería saber sobre ti que no esta en el informe?
-Cada hombre tiene su lado oscuro Donghae.-contesto mirándolo a los ojos- y no soy una excepción. Tú quieres salvar tu rancho, y yo puedo ayudarte a conseguirlo. Tendrás que confiar en mí si te digo que ni te haré daño ni te pondré en ridículo.
Algo le decía en su interior que Lee Hyukjae era la peor elección que podía hacer. Era un hombre que le daba miedo, pero no un miedo que tuviese que ver con la violencia o depravación, sino con las forma en que se le aceleraba el pulso cada vez que el lo miraba y la electricidad que se disparaba por todo su ser cada vez que lo tocaba. No sabia como iba a poder controlar los sentimientos con un hombre como el.
-¿Porque ha cambiado de opinión?
-Que un joven tan bello como tu le pida a uno en matrimonio no es algo que se vea todos los días. Una vez que recuperé el valor vine hasta aquí. No estabas en la habitación del hotel, pero tu camioneta estaba aparcada delante así que supuse donde estabas.
-Dime Hyukjae, ¿que le pasaba al Sr. Kim?
Hyukjae sonrió
-Que le falta carácter.
Donghae se hecho a reír
-¿Y eso es algo que tu si tienes eh?.
-Puede apostar que si
-Si te casa conmigo, eso es precisamente lo que estaré haciendo
-Entonces, ¿la oferta sigue en pie?
-Si
-Entonces, ¿que estamos esperando?
-Que le falta carácter.
Donghae se hecho a reír
-¿Y eso es algo que tu si tienes eh?.
-Puede apostar que si
-Si te casa conmigo, eso es precisamente lo que estaré haciendo
-Entonces, ¿la oferta sigue en pie?
-Si
-Entonces, ¿que estamos esperando?
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