-Ryeowook me dijo que te recordara que le
llevaras tu pasaporte mañana a primera hora-dijo él sedosamente, como bailando
alrededor de su blanco antes de ir a
matar.
-¿Cuándo hablaste con él?
A Donghae le pareció importante por alguna
razón hacerse una idea de cuando había sido eso.
-Oh, hará unos tres cuartos de hora.
No hacía mucho tiempo. Probablemente él
habría salido de la oficina directamente después de la llamada.
-¿Lo sabe Jieun? .
La furia se asomó al rostro de él ante ésa
pregunta y Donghae se dio cuenta entonces de lo mucho que Hyukjae debía odiar
el que alguien lo hiciera hacer el tonto.
Sobre todo su esposo.
-No, no lo sabe.
Luego, asegurándose de que nadie más los
oía, añadió:
-Le di el resto de la tarde libre después
de almorzar. Así que no estaba en la oficina cuando llamó Ryeowook. Cosa que yo
agradezco, ya que, en una situación normal, habría contestado ella y habría
sabido como mi esposo ha actuado a mis espaldas
...
-El día de su cumpleaños.
Donghae se puso colorado.
-Bueno, pues la chica del cumpleaños
se va a
llevar una buena sorpresa mañana,
¿no? Va a viajar contigo y, de propina, con tu esposo -dijo decididamente-. Y
no voy a cambiar de opinión, Hyukjae.
-Y yo tampoco voy a cambiar mis planes, Donghae.
-Muy bien, por lo menos así sabré con quién
vas a compartir tu dormitorio.
-Ya veo lo que me quieres decir -dijo
él sonriendo.
Esa sonrisa indicaba que había supuesto
bien.
-La cuestión es si vas a poder soportarlo.
-Estoy dispuesto a responder a esa
pregunta en cualquier momento, Hyukjae.
Has sido tú el que la has evadido hoy.
-No la he evadido. La he pospuesto. Ya
veremos lo que piensas por la mañana. Tal vez sí que hayas cambiado de opinión
para entonces.
Entonces él tomó su copa y la levantó como
brindando hacia él. Le dio un trago y entró en el salón, acercándose al sofá
para hablar con su appa.
Fue entonces cuando supo que Jungsoo se
iba a quedar a pasar la noche en la
habitación de huéspedes para saber cuál era la rutina habitual con los
niños por las mañanas. Mientras tanto, Donghae le prometió mentalmente a su
marido que no estaba dispuesto a renunciar a ninguno de los planes que había
hecho ese día.
Él se dedicó a hacer de buen hijo con toda
brillantez; y también del buen padre hasta que la niñera se los llevó a
acostar. Luego siguió haciendo de buen marido y anfitrión durante la cena; de
mejor humor que lo habitual. Parecía como si la
perspectiva del viaje lo animara.
Pero Donghae sabía perfectamente lo que le
pasaba en realidad.
De acuerdo, era un sentimiento de
anticipación, pero no por el viaje, sino por lo
que iba a suceder cuando estuvieran a solas en el dormitorio. Lo leía en
sus ojos cada vez que lo miraba. ¡Y no la estaba viendo precisamente como el appa
de sus hijos!
Jungsoo podía pensar que Donghae estaba
también excitado. Y tenía razón. Estaba excitado y exultante. Porque Hyukjae se
estaba percatando de él. Estaba más
pendiente de él de lo que lo había estado desde hacía años. Y eso
significaba que él, Donghae, estaba ganando. Ciertamente, Hyukjae no estaba
pensando en Lee Jieun.
El contraste con la fría distancia de
la noche anterior en la mesa era enorme. Era como si saltaran chispas entre ellos. Donghae
ya no tenía el miedo de antes. No estaba derrotado. Tenía sitio para moverse y,
lo haría. Estaba ansioso por demostrar una cosa.
Hyukjae lo tenía agarrado de la mano de forma
que le era imposible soltarse cuando
se despidieron de su appa y se dirigieron a su dormitorio.
Aparentemente no tenía ninguna prisa y, a él
le pareció que, tal vez, quisiera disfrutar de la sensación de estar solos.
Pero pretendía ser él el que controlara y,
si se creía que a Donghae lo iba a volver a controlar, iba listo. El espíritu
de amotinamiento que llevaba dentro toda la tarde era tan fuerte ahora como al
principio. No iba a ocupar el espacio que, al parecer, Hyukjae debía tenerle asignado.
-No tenía ni idea de que te apasionara
tanto eso de compartir un dormitorio conmigo, Donghae - dijo él
sarcásticamente- Creía que lo considerabas más bien como un deber del
matrimonio que lo que realmente desea tu
corazón.
-¿Qué te ha dado esa idea? -le preguntó Donghae
sin saber qué le había causado a él esa falsa imagen...
No podía decir que no había cometido el
error de no hacerle sentirse deseado, pero nunca le había dicho que dormir en
habitaciones separadas fuera más deseable, ni siquiera cuando estaba embarazado.
-Bueno, para empezar, elegiste una cama
para nosotros en las que uno se puede perder. Bien podíamos haber dormido separados,
dada la intimidad que provoca.
¡Lo estaba juzgando por la cama que a Donghae
le disgustaba tanto! Aquello era una ironía absurda.
-Fue el decorador el que eligió esa cama.
Dijo que una habitación tan grande necesitaba una así. Era una cuestión de
espacio y proporciones, no la elegí yo en absoluto.
-Entonces, ¿por qué seguimos con ella?
-No se me ocurrió nada mejor en su momento.
-Pues has tenido casi siete años para quejarte,
Donghae. La mayor parte de las noches ha podido pasar un camión entre los dos
sin que lo notáramos. No me digas que
no te habías dado cuenta.
Ese sarcasmo le hizo daño.
-A mí no me gustaba más que a ti.
Entonces llegaron a la puerta de la habitación.
Cuando Hyukjae tenía ya la mano en el picaporte, se volvió y lo miró.
-¿Te estás creyendo que mentirme te hará
ganar a la larga?
-¡No te estoy mintiendo!
-Durante estos últimos siete años te podrías
haber librado de esa cama en cualquier momento. Has cambiado muchos otros
muebles que ya no te gustaban. Has tenido las manos completamente libres en ese
asunto. Si no te gustaba la cama, Donghae, ¿por qué no la has cambiado?
El estómago se le hizo un nudo. Aquella
era una pregunta a la que no podía contestar.
-No lo sé.
Entonces Hyukjae abrió la puerta y,
enfrentado a esa cama monstruosa, de repente Donghae se dio cuenta de la razón
por la que no la había cambiado.
Una cama más pequeña no habría pegado en aquella
habitación y, por eso, cualquiera que la hubiera visto se habría sentido tentado
de hacer preguntas que habría sido embarazosas de responder explicando que él
necesitaba minimizar el tamaño de la cama para hacer cosas que su esposo
consideraba normales.
E, incluso si nadie hubiera preguntado
nada, semejante cambio habría sido una insinuación demasiado evidente de que
deseaba una situación más íntima, y eso no lo hacía un joven señor.
Mentalmente, Donghae pasó revista a todos
los tabúes que habían dirigido su comportamiento con respecto al sexo. Quiso
gritar que aquello no era culpa suya, que era lo que le había enseñado su appa,
el colegio, la vida protegida de un joven hijo único con pocas relaciones, la
ignorancia de ser todavía virgen cuando se casó. Realmente no había sabido cómo
comportarse.
Entonces la puerta se cerró tras él,
sellando su intimidad. Él y Hyukjae juntos en una habitación que era tan suya
como de él.
-Tú también podías haber dicho algo de la
cama, Hyukjae -estalló-. ¿Por qué no lo hiciste?
-Un hombre es un tonto si no aprende de
sus errores.
-¿Qué errores? -le gritó incrédulamente.
-Meterme en el espacio de mi esposo.
Donghae agitó la cabeza. Estaba seguro de
que nunca había forjado un espacio personal en el que él no hubiera sido bienvenido.
Viendo su falta de comprensión, él se
explicó más claramente.
-Yo tengo todos los supuestos pecados de
los maridos. Esperaba que mi esposo me diera más de lo que quiere dar. He
sujetado sus derechos como individuo. He interferido en sus decisiones. Y, que
Dios me perdone, le he pedido estar a su disposición para lo que él deseara.
Donghae se quedó anonadado por esa
amargura.
¡No tienen importancia las promesas rotas
por su parte! Un esposo tiene derecho a cambiar de opinión.
-¡Yo nunca te he acusado de ninguna de
esas cosas! Ni me he quejado ...
Hyukjae se rió.
-Y yo nunca te he dado razones para que lo
hicieras. No quería que mi segundo matrimonio siguiera el camino del primero.
¿El primero? ¿La relación de la que él nunca hablaba y
decía que era algo irrelevante para lo que sentía y tenía con Donghae? Nunca le
había hablado de su ex esposo, ni siquiera cuando lo veían aparecer comentando
las noticias en la televisión.
Hyukjae siempre le había dicho que su
ruptura y divorcio habían sido por diferencias irreconciliables, que él era un
hombre de familia y su ex estaba dedicado a
su trabajo. Pero, de repente, el espectro de esa relación apareció de
otra manera.
- Yo siempre he hecho caso de tus deseos, Donghae
-continuó él -Hice lo que pude para dártelos o para que los
consiguieras por ti mismo.
-Yo no soy tu primer esposo, Hyukjae. No
soy como él.
-Eso era lo que pensaba. Y era una gran
parte de la atracción que sentía por ti. Realmente tuvimos algo de armonía al
querer los dos las mismas cosas.
Aquello sonaba como si él pensara que lo
había traicionado. Donghae frunció el ceño, no muy seguro de cómo defenderse.
-¿Es qué alguna vez no te he apoyado en lo
que has querido, Donghae?
-No, siempre has sido muy bueno conmigo
-dijo tranquilamente.
-En realidad, ¿no dirías que este matrimonio
ha ido muy suavemente hasta anoche?
-Sí. Muy suavemente -respondió con un leve
toque de ironía.
La ira interior de Hyukjae explotó
entonces de repente.
-Entonces, y sólo porque por una vez, algo
no va a tu manera, ¿qué te hace pensar que puedes, no sólo meterte en mi
espacio, sino organizarlo todo de cualquier manera que te guste? -dijo él
arrojando un cojín contra una de las sillas- Y me exiges que esté a tu
disposición incluso después de que te asegurara de que tu posición es
absolutamente segura. Y yo no miento, Donghae.
No, no lo hacía. Eso era cierto. Nunca le
había oído decir una mentira a nadie. Hyukjae tomó otro de los cojines de la
cama y lo apretó en las manos.
-Odio la falta de sinceridad. Sobre todo
la odio cuando se ejerce sobre otras personas y las hace hacer tonterías para
conseguir alguna ganancia personal. Es como si todo tuviera que ser para ellos,
ellos, ellos.
Luego tiró también el cojín sobre la silla
y continuó:
-Te lo estoy diciendo ahora, Donghae, no
tienes que hacer nada que no quieras hacer...
-Pero yo ...
-jEscúchame! Tienes todo el derecho a
ser como eres, y yo no tengo ningún
derecho a querer cambiarte, así que ya puedes volver a ser como eres y yo lo respetaré. No me
oirás otra palabra de crítica. Estamos casados y seguiremos casados.
-¡Oh, eso es maravillosamente justo por
tu parte!
-Sí, ya sabes que tengo esta fijación con lo
de ser justo. Y con mantener mi palabra. Incluso para invitar a almorzar a una
empleada valiosa.
-¿Y cuándo decidiste que el matrimonio era
una lista de derechos? Es la primera vez que lo oigo. Yo siempre había pensado
que el matrimonio era cuestión de amor y cariño.
-¡Claro! Eso si crees en los cuentos de
hadas. Tienes suerte si consigues una sociedad en donde ambas partes estén de
acuerdo. Yo hago esto -dijo tomando otro cojín -, y tú esto otro -continuó con
otro-Y así hacemos esto juntos.
Con eso tiró los dos cojines sobre la
silla.
-Resulta que nosotros tenemos una sociedad
razonable, Donghae y no la vaya complicar. Y, sinceramente, espero que tú tampoco la compliques. Porque no hay cuentos
de hadas en este mundo. ¡Así que sigue como has sido siempre!
Aquello consiguió que Donghae se acalorara
más todavía.
-No quiero que dictes normas y reglas para
mí, Hyukjae. Esta es mi vida también. Hoy he ido a ti ...
Él agitó un brazo en el aire.
-Viniste porque pensaste que tu acogedor
pequeño mundo estaba en peligro y era mejor que te esforzaras algo.
Aquello era cierto, pero no era toda la
verdad.
-Te estoy diciendo que no tienes que
hacerlo, Donghae -siguió él amargamente- Estás bien como eres. Y, para eso del
amor y el cariño, ya tenemos a nuestros hijos. Tú me has dado mis hijos y,
supongo que eso es casi todo lo que un hombre le puede pedir a una pareja.
Dejemos que lo de hoy y lo de anoche sea achacable a las reacciones del calor
del momento.
Pero Donghae pensó que no podía hacerlo.
-Estoy seguro de que podemos encontrar alguna
excusa para posponer tu repentina necesidad de ver Europa en estos momentos.
A mi appa no le importará. Podemos seguir ocupando nuestros lados separados de
la cama y luego, para cuando yo vuelva de mi viaje, estos pequeños
contratiempos serán olvidados suavemente y tú no tendrás que hacer nada.
-No -dijo Donghae firmemente.
Su único recurso era pasar a la acción
ahora, si es que no era demasiado tarde. Pero no se iba a permitir creer que lo
era, ni iba a permitir que Hyukjae lo creyera
tampoco.
-Esta cama va a desaparecer mañana mismo -dijo
decididamente -¿Qué prefieres? ¿Una doble de tamaño normal?
Él agitó la cabeza como si Donghae hubiera
perdido la cabeza de verdad.
-¡Por Dios! No es el tamaño de la cama lo
que cuenta. Es como se use ¿Por qué insistes tanto en esto?
-¡Porque estás equivocado!
-¿Que estoy equivocado?
La ira estaba explotando de nuevo en él,
pero Donghae ya no podía volverse atrás.
-Sí, lo estás. Hoy he ido a ti para
mostrarte que quiero estar cerca de ti. Quiero darte...
-¡Darme! -gritó él con los ojos llenos de
furia -¿Es que llamas a eso dar?
-Sí. Pensé en todo lo que podía hacer para
darte placer. Para hacerte sentir bien con respecto a nosotros en vez de como
te sentiste anoche.
-Y
fue por eso
por lo que
hiciste todo ese
esfuerzo -dijo él respirando pesadamente, y cuando no conseguiste
la respuesta que querías y cuando querías,
fuiste a mis espaldas en un arranque de celos e insististe por tu propio
interés sin importarte en como me afectara a mí. La verdad es que eso es
verdadera generosidad y ganas de dar, Donghae.
Donghae no estaba dispuesto a soportar
aquello. Puede que él tuviera motivos para estar enfadado, pero no estaba falto
de culpa en lo que había pasado ese día.
-No me estabas escuchando, Hyukjae. Por lo
menos te he hecho que me escuches. Por lo menos, eso espero.
-Las palabras son baratas -dijo él al
tiempo que abría la cama enérgicamente- Incluso las rosas son baratas cuando no hay falta de
dinero. Y las promesas son muy, muy baratas cuando no se cumplen.
Entonces se enderezó de nuevo y lo miró
con chispas en los ojos antes de añadir
-Si estoy tan equivocado, ¡demuéstralo!
Dame a probar esa segunda luna de miel
de la que has hablado con Ryeowook a mis espaldas. Muéstrame lo que me
he perdido esta tarde, con tu oferta de amor. ¡Por la que ahora estoy pagando!
De repente Donghae se dio cuenta de que
aquella era su oportunidad. Pero sentía el cuerpo como si fuera de piedra. Era
como si las piernas no supieran como moverse. Necesitaba calor, ánimo, aprobación
... la sensación de ser amado.
-Vamos, Donghae. ¿No quieres comprobar si
huelo a Jieun?
Eso logró deshelarlo y encendió un fuego
que habría fundido el acero.
-¡Cariño, estás corriendo un grave riesgo
si es así! -siseó quitándose los zapatos y luego avanzando hacia él decididamente.
Él se rió suavemente, pero Donghae le cortó
en seco esa risa.
Le agarró la camisa y se la abrió de
golpe, rompiendo todos los botones. Le metió una rodilla entre las piernas
tratando de proporcionarle un roce provocativo en sus partes íntimas mientras
le quitaba los pantalones. Pero él confundió sus intenciones.
-¡Ah, no, eso no! -exclamó Hyukjae.
Entonces le metió las manos bajo los
brazos y lo levantó, arrojándolo contra la cama. Inmediatamente después, fue él
quien le metió una rodilla entre las piernas y se colocó encima.
-Si quieres jugar a esto, por mí, de
acuerdo.
Sintiéndose atrapado, Donghae logró
soltarse y lo tumbó a él sobre la cama, colocándose encima y apoyándole las
manos en el pecho para mantenerlo quieto.
-¡Muy bien! -le gritó entonces.
Hyukjae lo agarró por las muñecas, listo
para ejercer su fuerza.
-La violencia no es mi idea del placer
sexual -gruñó.
-Ni la mía. ¿Dejarás de equivocarte
conmigo todo el tiempo? ¿Y de pensar lo peor?
-Una rodilla en la entrepierna ...
-No tengo tres manos. ¿Cómo se supone que tengo
que excitarte y desnudarte al mismo tiempo?
Hyukjae soltó el aire de sus pulmones y
luego sonrió lentamente.
-Bueno, sigue donde estás y ya me
desnudaré yo. Y, si sigues sentado ahí,
sobre mis costillas, podrás desnudarte delante de mi cara ea y excitarme un
poco con lo que lleves debajo. Si no te
importa.
Ese pensamiento lo excitó y esa excitación
se impuso a su enfado. Tenía permiso. Tenía su aprobación. Podía hacer lo que
quisiera. No tenía nada que perder y mucho que ganar, así que la perspectiva
apartó todas sus reservas.
-Entonces suéltame las manos, Hyukjae
-dijo sedosamente, sonriendo satisfecho. Era él el que estaba encima. El que
controlaba la situación.
Hyukjae lo soltó, pero Donghae todavía
podía sentir su tensión, el deseo de medir
su iniciativa si estaba fingiendo. Todavía no confiaba y Donghae fue muy
consciente de estar siendo sometido a prueba. De todas formas, la oportunidad
estaba garantizada y estaba lleno de
confianza por lo que había aprendido la noche
anterior.
Esa noche, definitivamente, no iba a ser
un mojigato, se prometió a sí mismo. No había lugar para la timidez y la
modestia. Su mente estaba completamente enfocado en la sexualidad.
Entonces, decididamente, empezó a quitarse
su ropa, un atuendo tan poco
característico en él, que había logrado llamarle la atención.
-¿Te gusta este color para mí, Hyukjae?
-le preguntó-.¿Crees que parece cálido y sexy?
-Me parece bastante positivo. ¿Es de
verdad o estás de broma? -respondió él mientras se levantaba un poco para
quitarse los pantalones.
-Las dos cosas. Conduce a esto, lo que se
supone que debe significar algo. ¿Te parece verdadero o no?
Hyukjae pasó la mirada por su abierto
pantalón y pudo ver un borde de seda casi transparente, que apenas ocultaba
nada.
-Añade lujuria al cuerpo -dijo él secamente.
Pero mientras tanto, sus piernas estaban de
lo más activas. El ruido de los zapatos al caer al suelo era muestra de su agilidad.
-Por otra parte -continuó- Vamos a no
equivocarnos. Cualquiera puede jugar a vestirse provocativamente.
-Nadie en su sano juicio se molestaría en
ponerse esto sólo para eso. Es demasiado incómodo -respondió- Sólo tiene un
propósito y es poner a tono a la gente. Eso es lo que me dijo la vendedora.
-¿Te hace ponerte a tono a ti? -le
preguntó Hyukjae sarcásticamente mientras terminaba de librarse de los pantalones.
-Mmmm. La verdad es que me hace sentirme
muy consciente de mí mismo, físicamente.
Le sonrió mientras se acariciaba el pecho.
En una película había visto como unos bailarines eróticos lo hacían. Hyukjae
podía ponerse tan sarcástico y cínico como quisiera, pero eso no le iba a
afectar. El juego era demostrarle que estaba equivocado y, la verdad es que
estaba disfrutando con ello.
-Lo mas sexy es la anatomía. El pecho, el
trasero y ... si nos ponemos en plan personal, tú de eso tienes de sobra. Y
muy atractivo.
Aquella era su primera concesión a lo que
estaba sucediendo allí, y le produjo una gran descarga de confianza a Donghae,
además del placer que le producía el que él admirara su cuerpo. La envidia que
sentía normalmente por las mujeres, sus pechos, sus caderas, como Lee Jieun,
desapareció instantáneamente. A Hyukjae le gustaba su cuerpo.
Sonrió brillantemente. Aquello lo estaba
haciendo sentirse cada vez más sexy.
Estaba ansioso por hacerlo así, encima de
él, deslizándose y rozándolo sensualmente. Cuando se instaló encima de su
vientre, se enorgulleció de la fuerza de la excitación de él. Era intensamente
excitante acariciarlo con la seda de su boxer, antes de apartarlos a un lado y
utilizar el suave y deslizante calor de su propio sexo para provocarlo y
llevarlo a una necesidad de lo más
intensa.
-¿Te gusta esto? -le preguntó.
-Sí.
Poco a poco, estaba diluyendo su
incredulidad cínica.
-Pero estará mejor dentro -añadió él, definitivamente
dispuesto ahora a cooperar.
Así que le dejó entrar, lentamente,
jugando a todo juego erótico que se le pudiera ocurrir, variando los puntos de
contacto y de presión. Era increíblemente excitante observar su rostro, ver
como él aprobaba lo que estaba haciendo, la pérdida de control cuando llegó al
clímax repentinamente. Y eso se lo estaba haciendo él a Hyukjae, por completo y
en todo momento.
Había un éxtasis salvaje en provocarle
eso, en llevarlo a esa situación. Y, por debajo de ese éxtasis, estaba la
primitiva y profunda sensación de posesión, era su marido, su hombre, su
compañero, ¡era suyo!
Y a si es como marca territorio un pecesito!
ResponderEliminarJajajajajajajaja
Me encanta, pero me preguntó que clase de matrimonio llevaban por siete años!????
Dios Hyuk me saca de mis casillas es un necio que se niega a ver la verdadera forma de ser de Hae ¬¬* Tanto que Hae hace por el y asi le paga -_-
ResponderEliminarVamos Hae no te dejes yo se que tu puedes recuperar a Hyuk esta envenenado por esa horrible secretaria ¬¬
Ya vas por buen camino Hae solo no te desvies <u<
Buenos un pecesito cero lindo monitor espero con ansias el próximo capitulo
ResponderEliminarEntiendo a Hyuk en un 60%,los otros 40 de verdad que me desconcierta...habla,habla y habla...sinceramente,ni él sabe lo que quiere de su matrimonio con Hae.
ResponderEliminarPrimero les dice unas cosas ..al poco tiempo las refuta él mismo...por eso tiene a Hae todo confundido,sin saber cómo llegar a Hyuk.
Le dice las palabras y Hyuk las toma de otra forma.
No saben decirse las cosas...y con Hyuk creyendo tener la razón y creyendo ser el único poco feliz en este matrimonio...no les ayuda en nada.
Que bueno que Hae no se deja intimidar...el que Hyuk lo haya tomado de esa forma la noche anterior,le da el valor a Hae para hacer más...como ahora.
Por muy pasivo que sea...lo pasivo cansa,y más aún si se llega a descubrir desinhibido que puede ser con Hyuk.
Sí Hae...marca territorio desde ahora...que de esa segunda luna de miel tiene que salir algo positivo.