—Está bien, voy a
admitirlo Hyungsik. —Sora sonrió al entrar en una sala conteniendo más libros
de lo que había visto en su vida. Había estantes llenos de volúmenes
encuadernados y mesa tras mesa apiladas llenas de ellos. Incluso el suelo de la
gran sala en la que ella se encontraba tenía más pilas de libros—. Tenías
razón. No tomó mucho tiempo.
—Traté de
decírtelo.
—Sí, bueno, mi
historial con sobrenaturales es un poco difícil, así que perdóname si mi primer
pensamiento fue que estabas jodiendo.
—Voy a tratar de
no estar ofendido por eso —dijo Minwoo.
Sora sonrió al
Fae, mientras caminaba por la habitación, mirando los estantes de libros y
papeles apilados al azar en cada esquina. Desde el exterior, el edificio
parecía una casa de un cuento de hadas. Sin embargo, el interior parecía un
enorme estudio, conteniendo mesas dispersas y varias zonas para sentarse con
lujosos sillones. Una enorme chimenea se encontraba en la pared norte,
conteniendo un fuego crepitante, arrojando un brillo cálido en toda la
habitación.
—¿Por qué el
exterior de este lugar parece una casa normal? —preguntó Sora.
—Mantiene a los
que no pertenecen aquí, fuera —explicó Hyungsik—. No es que tengamos muchos
visitantes, pero siempre es mejor estar seguro. Hay una gran cantidad de
información contenida en estos tomos, la mayoría de las cuales, muchas otras
razas no querrían que fuera del conocimiento público.
—Ah —Sora
asintió—, entonces bien.
—¿Qué es lo que
buscamos? —preguntó Minwoo.
Hyungsik caminó
lentamente alrededor de la habitación, sus ojos vagando sobre los libros.
—Es un libro de
cuero marrón. La única marca distintiva en él es la palabra Nushtonia.
Sora miró a Hyungsik.
La palabra no era en Inglés y, francamente, en ningún cualquier idioma que
hubiera oído en su vida.
—¿Qué idioma es
ese y qué significa?
—Es el lenguaje
del Inframundo —respondió Jungsoo.
—¿Ellos tienen su
propio idioma? —La frente de Sora se arrugó mientras miraba a Jungsoo
dubitativamente.
—Sí, y es
aconsejable no utilizarlo. —Minwoo le disparó a Hyungsik una mirada de
advertencia.
—No tienen ningún
poder aquí —le dijo.
—Las palabras
viajan rápido y más lejos de lo que sabes. Has pasado demasiado tiempo
separado, aislado de todo lo que sucede.
—¿No hemos ya
hablado de esto? —preguntó Hyungsik.
—Tal vez, pero
eso no significa que no necesites volver a escucharlo.
Sora tendió la
mano para chocar los cinco con Minwoo, quien simplemente la miró. Sora puso los
ojos en blanco, tomó la mano de Minwoo, y la golpeó contra la de ella.
—Entonces, ¿qué
significa esta palabra con n? —preguntó Sora, de nuevo. Minwoo dejó escapar un
lento suspiro antes de finalmente responder.
—Es difícil de
traducir a la lengua humana, pero básicamente
significa: abre esto y el mundo como lo conoces, habrá terminado.
—¿Todo eso a
partir de una pequeña palabra? —preguntó Sora. Minwoo se encogió de hombros.
—Te dije que era
difícil de traducir.
—Así que, si la
palabra en la cubierta es de la lengua de los demonios, entonces, ¿es seguro
decir que este libro fue escrito por los demonios? —preguntó Sora.
—Eso es correcto
—dijo Hyungsik, mientras continuaba explorando la vasta biblioteca.
—¿Cómo te encuentras
con un libro escrito por los demonios? —preguntó Jungsoo.
—Es una historia
interesante —dijo Hyungsik evasivamente—, y tal vez debería ser contada en un
mejor momento.
—¿Cuándo
exactamente sería un mejor momento, teniendo en cuenta que tenemos que hacer
exactamente lo contrario de lo que el título nos dice que no hagamos? —preguntó
Sora, secamente.
Hyungsik miró por
encima del hombro.
—Me parece justo.
Haz algo útil y ayuda a buscar el libro mientras te relato el cuento.
Sora, Minwoo y Jungsoo
comenzaron a pasar por las estanterías y pilas de libros mientras Hyungsik
comenzaba la historia.
—Hace mucho
tiempo…
—¿Cuánto tiempo
exactamente? —preguntó Sora.
Los labios de Hyungsik
se tensaron, mientras entrecerraba los ojos hacia Sora.
—Si quieres que te
cuente la historia vas a tener que escuchar, y si estás hablando, no puedes
estar escuchando.
Sora levantó las
manos.
—Procede
—murmuró.
—Fue hace tanto
tiempo que el Rey Hechicero no era ni siquiera un pensamiento en el viento
—continuó Hyungsik—. El mundo de los humanos era muy joven y los hijos
desobedientes de Dios acababan de caer, creando el Inframundo. Su Dios a causa
de su deseo de ser como Dios los abandonó. Ellos anhelaban y deseaban, la única
cosa que nunca deberían haber querido, y eso era ser tan grandes como su
creador…
… Durante este
tiempo de paz, los seres sobrenaturales viajaban libremente entre los reinos.
Todos sabíamos de los caídos, los ángeles que se habían convertido en demonios,
y sabíamos que estos nunca iban a ser liberados del infierno en el que habían
sido lanzados. Su maldad iba más allá de lo que jamás habíamos conocido…
… El líder de
ellos, Lucifer, había declarado la guerra a los hijos humanos de Dios y deseaba
más que nada llevarse sus almas, para arrastrarlas al infierno en que él y los
suyos quedaron atrapados por toda la eternidad. Todas las razas sobrenaturales
fueron advertidas por un ángel de Dios de no permitir nunca que los demonios
del Inframundo escaparan de su propio reino. El velo fue sellado por el ángel y
escondido de todos…
…Por desgracia,
el mal siempre parece encontrar más maldad. Todas las cosas malas se sienten
atraídas el uno al otro, en busca de aquellos que les ayuden en su causa.
Aunque el velo al Inframundo estaba oculto, el mal más allá de él era grande y
a medida que más y más almas perdidas fueron arrojadas allí después de su
muerte, el mal creció. Comenzó a impregnar el aire alrededor del velo de tal
forma que otros seres podían detectarlo. No había nadie que supiera cómo
abrirlo, pero eso no les impidió intentarlo.
…A medida que los
hijos de los hombres comenzaron a permitir el mal en sus corazones, y cuando
empezaron a desviarse lejos de su Dios, comenzaron la búsqueda de otras maneras
de llenar ese vacío en su interior. Empezaron a adorar a otros seres u otros
objetos. Buscaron un significado para sus vidas de maneras que hicieron a la
oscuridad arrastrarse en sus corazones. Dios deseó que los hombres tuvieran
libre albedrío y no quiso forzar su lealtad a él. El pecado fue corrompiendo al
mundo y a Lucifer se le permitió un cierto control en el reino humano. Ese
pecado le dio a Lucifer justo la apertura que necesitaba para susurrar mentiras
en los oídos de los que quisieran escuchar.
…Él les señaló la
dirección de la hechicería, donde aprendieron cómo contactar a los muertos.
Ellos pensaban que estaban contactando a sus seres queridos que habían
fallecido, pero en realidad estaban atrayendo a los espíritus demoníacos en
ellos y dándoles poder, tanto poder que los demonios comenzaron a ser capaces de
manipular las acciones de los hombres y mujeres que aún viven.
…Una vez más, un
ángel de Dios vino a los líderes de las razas sobrenaturales. Pidió que
mantengamos una estrecha vigilancia sobre el encuentro del mal en el mundo. El
velo al Inframundo ya no era un secreto para todos los hombres. Ellos
comenzaron a buscarlo bajo la dirección de los demonios que se habían filtrado
en sus corazones. Sorprendentemente, sin embargo, no fue un humano el que se
convirtió en la herramienta utilizada para hacer posible la apertura del velo.
…Un hombre
continuamente buscaba cualquier interacción de los seres malévolos. Con el
tiempo los demonios bombardearon implacablemente sus pensamientos que dieron
lugar a las acciones que ellos mismos dirigieron a través de él, y un día se
encontró a sí mismo en el velo. Los demonios continuaron el asalto en su mente
y llegó a estar tan en sintonía con su maldad que escuchaba claramente las
instrucciones sobre cómo abrir el velo.
…Él siguió sus
instrucciones para escribir el ritual en un libro, así, cuando llegara la hora
señalada, el libro sería leído y el ritual realizado. Me topé con el hombre
cuando estaba tratando de leer un idioma que ni siquiera conocía, a pesar de
que lo había escrito. Tomé el libro y traté de destruirlo, pero nada de lo que
intenté fue un éxito, así que lo escondí en nuestra amplia biblioteca. Ha
estado aquí, intacto desde entonces.
La habitación se
quedó en silencio una vez que la voz de Hyungsik ya no llenaba el espacio. El
grupo continuó buscando el libro y pasó un tiempo antes de que alguien
finalmente dijera algo.
—Eso no explica
cómo los reyes de mi pueblo han sabido abrir el velo — señaló Jungsoo.
Hyungsik no
respondió, pero se detuvo en su búsqueda.
—Hyungsik
—solicitó Jungsoo.
Al fin, Hyungsik
se volvió y miró al rey.
—El hombre que
encontró el velo, el que escribió el libro, fue el Rey Hechicero.
Los ojos de Jungsoo
se agrandaron y se congeló donde estaba. Sintió como si no pudiera obtener
suficiente aire en sus pulmones y el aire que entraba era espeso y difícil de
exhalar.
—Eso aún no
explica cómo los otros lo han sabido —dijo Sora, mientras caminaba hacia el
lado de Jungsoo. Ella tomó su mano y la frotó suavemente, una silenciosa
afirmación de que estaba con él.
—Jungsoo entiende
cómo todos ellos lo han sabido —dijo Hyungsik, mientras seguía mirándolo.
Jungsoo asintió.
—Cuando el rey
muere, al siguiente en la lista le es dado sus recuerdos, todos ellos.
—¿Cómo? —preguntó
Sora, mientras inclinaba la cabeza hacia atrás para así poder ver completamente
su rostro.
—Sangre —dijo Jungsoo—.
Todas las cosas vienen de la sangre: vida, recuerdos, curación, e incluso el
mal.
—Odio romper este
momento de revelación dolorosa —bromeó Minwoo mientras caminaba hacia Hyungsik—,
pero lo encontré.
Él le entregó el
libro que habían estado buscando.
Hyungsik sintió
un escalofrío correr a través de él mientras lo sostenía. Los ojos de Jungsoo
aterrizaron en el libro y sintió una necesidad inexplicable de tomarlo,
protegerlo.
—¿Jungsoo?
—Escuchó su nombre siendo llamado, pero sonaba como si viniera de muy lejos.
—¿Qué está
haciendo?
—Está siendo
atraído por el libro debido al conocimiento que posee. —Las palabras de Hyungsik
sacaron a Jungsoo del trance en el que había estado.
—El mal atrae el
mal —repitió lo que el Elfo había dicho mientras le contaba la historia—. ¿Es
por eso? ¿Es la oscuridad en mí tratando de conectar con el mal en ese libro?
—La voz de Jungsoo estaba cargada de desprecio y su corazón se apretó
dolorosamente en su pecho cuando una vez más recordó que había hecho malas
elecciones tantas veces, y algunas muy recientemente.
—No —dijo Sora
firmemente mientras se plantaba justo delante de él. La miró y fue capaz de
respirar un poco más fácil al ver la determinación en sus ojos.
—No eres malvado.
¿Has tomado malas decisiones? En definitiva, pero todos lo hemos hecho. En un
momento u otro, cosas que fueron, por falta de un término mejor, pecaminosas.
Es la forma en que manejamos las consecuencias lo que determina lo que
realmente somos y en qué camino estamos.
Jungsoo levantó
la mano para que pudiera ahuecar la mejilla de Sora. La tocó suavemente, como
si fuera preciosa y frágil. Sus ojos se suavizaron cuando él se inclinó y le
dio un suave beso en los labios.
—Tú me haces
mejor; sacas el mal —susurró él contra sus labios.
—Entonces quítate
la idea de que eres malo —espetó ella—. Mi corazón nunca podría enamorarse de
alguien malo, para que lo sepas.
—¿Te has
enamorado de mí? —Jungsoo pronto se olvidó del libro, su maldad y todo a su
alrededor, su atención era para Sora solamente.
—Como si eso es
nuevo para ti —respondió ella.
—Eso esperaba,
pero solo tenía la sospecha, pequeña. Lo que significa para mí oírtelo decir
está más allá de las palabras para mí.
Sora le permitió
llevarla hacia su ancho pecho y, durante unas cuantas respiraciones, se consoló
con el amor que crecía entre ellos.
Media hora más
tarde, cruzaron de nuevo al reino de los humanos. Hyungsik había llamado a sus
guerreros de nuevo, por tanto el Fae, la humana y el Rey Hechicero estaban de
pie ahora, rodeados por los Elfos.
—Entonces, ¿qué
hacemos ahora? —preguntó Minwoo.
—Es hora de que
me reúna con la bruja. —Jungsoo echó los hombros hacia atrás y se preparó para
la próxima confrontación—. Pero, antes de eso, tengo que llamar a mis guerreros
para reunirse con nosotros en el velo; junto con los lobos, y —él miró a Minwoo—,
¿estoy asumiendo las hadas?
Minwoo se encogió
de hombros.
—Nunca es
aconsejable contar con el Consejo, son demasiado egoístas, y si determinan que
es un riesgo que sienten que no vale la pena correr, entonces no van a venir.
—Debe ser bueno
pensar que haces pis de oro —dijo Sora, mientras cruzaba los brazos sobre el
pecho.
—¿Quiero incluso
saber lo que eso significa? —preguntó Hyungsik.
—Lo averiguarás
—aseguró Sora.
—Podríamos
avanzar mucho más rápido, Jungsoo, si me dejaras destellar —le dijo Minwoo.
Jungsoo no
pareció muy convencido.
—¿Por qué no te
permitiría destellar? —preguntó Hyungsik.
—Porque ella no
es la única que estoy evitando que se proyecte hacia nosotros —explicó Jungsoo.
Hyungsik asintió.
—Correcto, te has
estado asegurando de que otros no puedan localizarte.
—Exactamente
—concordó.
—Eso estaba bien
mientras no teníamos la información que necesitábamos. La tenemos ahora. —Minwoo
señaló a Hyungsik quien era el encargado del libro hasta el momento en que Jungsoo
lo necesitara.
—Déjame
proyectarme hasta tu gente, les diré que nos encuentren y entonces ustedes
podrán comenzar su viaje para encontrarse con Mona.
Jungsoo lo pensó
y finalmente se dio cuenta de la sabiduría de su plan.
—Está bien, toma
esto. —Jungsoo se quitó un collar que había escondido debajo de su camisa—.
Muéstraselo a Jongkook, él es el líder de mis guerreros. Él sabrá que te he
enviado si le enseñas éste talismán.
Minwoo tomó el
collar y lo pasó sobre su cabeza.
—De acuerdo,
bueno, los veo pronto chicos.
—Minwoo. —Hyungsik
se acercó a él—. Cuídate.
Minwoo asintió y
le dio una pequeña sonrisa.
—Si no te vuelvo
a ver…
—Te veré en el
otro lado —terminó Hyungsik por él. Y entonces se había ido.
Jungsoo hizo que Sora
subiera por su espalda, y luego con Hyungsik y los guerreros Elfos, despegaron.
Se movieron tan rápido que apenas perturbaron el bosque que los rodeaba.
—¿A dónde vamos
exactamente? —gritó Hyungsik a Jungsoo.
—Voy a llevarla a
que nos encuentre a unos cincuenta kilómetros de la casa de Junjin, Alfa de los
lobos Coreanos.
—¿Entonces
planeas ver a los lobos?
Jungsoo asintió.
—Decidí que sería
más prudente combinar nuestras fuerzas y elaborar un plan. Todos tenemos un
enemigo en común aquí.
Corrieron en
silencio el resto del camino. Por último, cuando Jungsoo pudo sentir la magia
de los lobos pulsando en el aire, se detuvo. No estaba seguro de si estaban
exactamente a cincuenta kilómetros de la mansión, pero pensó que si estaba
sintiendo la magia de esta manada así de fuerte no necesitaba estar más cerca.
No bajó a Sora de inmediato, sino que miró el bosque a su alrededor. El aire se
sentía apagado, estaba cargado de magia.
—Las manadas se
han reunido —le dijo a Hyungsik.
—Puedo sentirlo
también. —Hyungsik estuvo de acuerdo.
—¿Sentir qué
exactamente? —preguntó Sora mientras se removía para hacer que Jungsoo la
bajara.
—Magia, magia
fuerte —explicó Jungsoo.
—¿Cómo se siente?
—preguntó ella.
—Como algo
arrastrándose a través de tu piel. —Jungsoo se volvió a Hyungsik—. Creo que
sería prudente que ella no sepa que estuviste aquí.
Hyungsik estuvo
de acuerdo.
—Déjanos cuidar
de tu compañera mientras te reúnes con la bruja.
Jungsoo odiaba
dejarla fuera de su vista, pero tampoco quería que captara la atención de
Desdémona.
—De acuerdo
—cedió.
Agarró a Sora de
la cintura, la atrajo hacia sí y la besó con fervor. Envolvió su mano en su
cabello y jaló su cabeza hacia atrás, exigiendo que abriera la boca. Ella
obedeció con impaciencia mientras sus brazos se deslizaban alrededor de su
cuello y lo jalaba más cerca. Jungsoo ralentizó el beso y luego le besó la
nariz, las mejillas y la frente. Mordisqueó su oreja y la besó desde el cuello
hasta la clavícula, y finalmente regresó a sus labios. Cuando se apartó para
mirarla, se echó a reír al ver la expresión aturdida en la cara de ella.
—Mantente a salvo
—ordenó.
—¿Hay más de donde
vino eso?
—Definitivamente
—le dijo.
—Entonces no te
preocupes, no pienso morir hasta que vea a mi hijo, y me satisfaga, un poco
más, con cierto Rey Hechicero.
Él sonrió.
—¿Solo un poco?
—No nos pongamos
técnicos en el departamento de satisfacción, ¿de acuerdo? —Se dio la vuelta
para seguir a Hyungsik y Jungsoo le palmeó el trasero.
Sora se rió
mientras el bosque, con un montón de guerreros en su espalda, la envolvía.
Jungsoo esperó
hasta que ya no pudo oír a los Elfos en retirada antes de decir el nombre de la
bruja.
—Desdémona —llamó
Jungsoo y centró toda su atención en su voz viajando en el viento, buscando su
objetivo. No tenía ni idea de lo lejos que estaba ella, así que sabía que
podría tener que espera un poco. Empezó a caminar por el bosque limitándose a
una pequeña área.
Su mente vagó a
la revelación que Hyungsik había compartido. No podía creer que uno de los
suyos había sido tocado por el mal tan profundamente. Un rey había sido poseído
y controlado. Ese rey trajo el mal a su raza y había sido pasado de rey a rey.
¿Cuánto tiempo
había tomado para que los recuerdos se desvanecieran lo suficiente como para
que los reyes ya no recordaran por qué tenían el conocimiento para abrir el
velo al Inframundo? En algún momento de la historia simplemente habían aceptado
el conocimiento sin cuestionar. Habían aceptado el mal en medio de ellos y
nunca se preguntaron acerca de su origen. Se preguntó entonces, si lo habían
aceptado, ¿habría una manera de rechazarlo? ¿Eran rescatables a pesar de
aferrarse a algo de esta magnitud por tanto tiempo?
Jungsoo no se dio
cuenta de cuánto tiempo había estado caminando y pensando, hasta que notó que
la luz comenzaba a desaparecer de los bosques y la noche hizo su aparición.
Retrocedió hasta apoyarse contra un árbol y escuchó los sonidos del lugar. Los
humanos nunca se molestaban en escuchar los sonidos a su alrededor y no se
daban cuenta de que podían aprender mucho sin ver nada. De pronto, un silencio
cayó sobre el bosque y Jungsoo supo que ella se acercaba.
—Llamaste —transmitió
la voz de Desdémona.
Él esperó hasta
que pudo verla antes de responder. Una vez más, ella estaba montada en su
corcel negro y el mal que salía de la bruja igualmente salía de su caballo.
Desmontó y caminó lentamente hacia él.
—Lo hice
—respondió finalmente.
—¿Estás listo
para mantener tu parte del trato?
—Lo estaré.
Los ojos de ella
se estrecharon peligrosamente.
—¿Qué quieres
decir con que lo estarás?
—He convocado a
mis guerreros para que vengan a proteger a mi pareja. Tienes que saber que no
la dejaré valerse por sí misma contra los demonios que estás desatando.
—Técnicamente tú
los estás desatando, pero entonces, ¿quién está siendo técnico? —Mona soltó una
carcajada.
—Necesito dos
días —le dijo Jungsoo.
—¿Tus guerreros
estarán aquí dentro de dos días?
—Sí.
—Y, ¿solo están
aquí para proteger a tu mujer?
—Sí.
—¿Tomarías un
juramento de sangre sobre eso? —Mona observó al rey con cuidado buscando
cualquier signo de debilidad.
—No, ya he
derramado la única sangre que derramaría por ti. Es suficiente tomar mi
palabra.
Jungsoo esperó su
respuesta. Sus ojos nunca dejaron los de ella. No le permitiría pensar que era
más dominante que él. Aunque no eran lobos, todavía había una lucha por el
poder, porque en cualquier raza, la debilidad te hacía la presa, y la presa era
la comida para la cena.
—Bien, tienes dos
días. Pero, entonces tendrás…
—No necesitas
recordarme mi obligación, bruja. Estaré ahí —le gruñó Jungsoo.
Mona le envió
fulminantes miradas mientras montaba su caballo y se iba volando más allá de
él, estando cerca de derribarlo; otro juego de poder. El movimiento no perturbó
a Jungsoo porque su tiempo se acercaba y el poder del que ella ostentaba tan
estridentemente ahora, pronto sería despojado de ella, junto con su dignidad,
su orgullo y luego su vida.
O____O
ResponderEliminarSora!!! Oh si!!!
Así se le declara uno al hombre que ama!!!
Esa mujer me encanta!!!
Ahhhh
Jungsoo tiene toda la razón!!!
Cosas que uno no quisiera saber pero son necesarias
ResponderEliminarPues,que jungsoo sepa todo esto debe ayudarlo,hay diferentes formas de utilizar una información valiosa.
Además puede que eso les ayude en su momento.
Ya hay fecha.. dos días para que se desate esto y todo se descontrole *0*