—Hyukjae, ven
aquí, por favor —pidió Donghae por octava vez.
Había estado dando vueltas desde que habían regresado a su habitación,
después de que Dambi les había dicho que el Rey Hechicero y el Príncipe Elfo
estaban viniendo. Todos los hombres estaban inquietos, y luego de la partida de
Dambi, habían gruñido a sus compañeros a pesar de sus protestas y les
arrastraron fuera a sus respectivas habitaciones. Donghae, Hee y Teuk habían
estado enviándose mensajes de texto entre sí, actualizándose unas a otras sobre
la situación de sus compañeros y Donghae trató de no reírse cuando todo lo que
habían dicho fue exactamente lo mismo.
Donghae: ¿Sus hombres caminan de un lado
para el otro, gruñiendo y rugiendo?
Hee: Todo lo anterior.
Teuk escribió: Todo lo anterior.
Donghae: ¿Sugerencias?
Hee: Intenté desnudarme, no hubo caso, así
que estoy sin ideas.
Teuk: Jajaja, no he intentado esa, esperen…
Donghae: Teuk, demasiada información.
Donghae: ¿Quién dice que no lo he hecho?
Hee: ¡Campanas del infierno! ¿Mordió el
anzuelo?
Donghae: Hee, estaba siendo sarcástico. Lo
sabes mejor.
Hee: Buen punto.
Teuk: Mierda santa, ni siquiera parpadeó.
Donghae/Hee/Teuk escribieron: Estamos tan
jodidos.
Hee: Desafortunadamente, no de una buena
manera.
Donghae/Teuk escribieron: Rodando por el
suelo hasta partirme el trasero de la risa.
Los mensajes de
texto habían estado yendo y viniendo durante casi cuarenta y cinco minutos,
cuando Hyukjae finalmente lo reconoció.
—¿De qué te ríes?
—preguntó mientras se sentaba a su lado. Se dio cuenta de que todavía estaba
inquieto, pero estaba tratando de ponerlo bajo control por él.
—Nada —dijo Donghae
intentando parecer inocente, y fallando miserablemente.
Hyukjae extendió
su mano.
—Donghae mío,
déjame ver tu teléfono.
Donghae negó con
su cabeza.
—Donghae —gruñó Hyukjae.
—Estaba enviando
mensajes de texto con Hee y Teuk. —Trató de parecer indiferente.
—Entonces, ¿por
qué no puedo verlo?
Donghae trató de
pensar en algo que evitaría que Hyukjae estuviera realmente interesado en leer
los mensajes de texto.
—Estábamos
hablando sobre Hee dando a luz, ya sabes con todos los fluidos y sangre y cómo
sus cosas se verán después. —Donghae se encogió ante sus propias palabras,
porque a decir verdad, no era algo que discutiría con nadie y mucho menos con
su compañero.
El rostro de Hyukjae
nunca cambió. Siguió sosteniendo su mano en alto esperando a que le entregara
su teléfono.
—¿No te parece
asqueroso incluso un poco? —preguntó, perplejo por su falta de reacción.
—Es un bebé, ¿qué
hay de asqueroso en eso? No será asqueroso cuando estés teniendo a nuestro
bebé.
—Hum, sí, pero
ese seré yo, estoy hablando de Hee.
Hyukjae se
encogió de hombros.
—No lo sé. Todo
en lo que puedo pensar es que es un milagro que él esté embarazado y lo
emocionante que es para ellos.
Donghae golpeó el
teléfono en su mano con un gemido. Echó su cuerpo hacia atrás y dejó caer su
brazo sobre sus ojos.
—De todos los
hombres en el mundo, conseguí al que no se molesta en lo más mínimo por los
fluidos o cosas de embarazos.
Hyukjae rió.
—Un día te lo
explicaré.
—Por favor, no
―chilló Donghae.
Hyukjae se quedó
en silencio y supo que estaba leyendo los mensajes. Quería meterse en un
agujero, pero ahora no podía hacer nada al respecto.
—¿Estuviste
desnudo y me lo perdí? —preguntó, mientras giraba para mirarlo.
Donghae no
respondió, pero podía sentir su cara calentándose a segundos mientras la sangre
subía hasta ella.
Sintió que la
cama se movió mientras él se acostaba a su lado. Tomó su brazo y suavemente lo
apartó de su cara de modo que pudiera mirarlo, pero él mantuvo sus ojos
cerrados. Hyukjae rió.
—Donghae, mírame.
Donghae negó con
su cabeza, apretando con más fuerza sus ojos cerrados.
Hyukjae se
inclinó hacia delante y él sintió su cuerpo presionado contra su costado.
Sintió sus labios contra su oreja y la calidez de su aliento contra su cuello
cuando habló.
—Si hubiera
sabido que todo lo que tenía que hacer para conseguir que te desnudes era caminar
de un lado a otro por la habitación como un perro rabioso lo habría hecho hace
mucho tiempo —bromeó.
Donghae trató de
empujarlo lejos mientras al mismo tiempo trataba de rodar lejos de él.
—No, no lo harás
—se burló de él mientras envolvía un brazo alrededor de su cintura y lo atraía.
Estúpida fuerza
de hombre lobo, pensó.
—Siento haberte
ignorado —le dijo finalmente—. No estaba tratando de hacerlo a propósito. Solo
estoy tratando de averiguar las maneras más eficientes de protegerte en caso de
necesitarlo. Mi lobo está extremadamente descontento con el hecho de que
hombres que no conocemos están viniendo aquí donde tú estás y no estoy mucho
mejor que él.
Donghae
finalmente abrió sus ojos y giró su cabeza para mirarlo. Se acercó y apartó el
cabello de sus ojos. Hyukjae se apoyó en su toque y Donghae sonrió.
—Nadie va a
hacerme daño, ni a nadie más. Te preocupas innecesariamente.
—No puedes saber
eso ―argumentó.
—Y, tú no puedes
saber que algo va a pasar, ¿por qué estresarse sobre ello? ¿No tenemos suficiente
como para seguir estresándote?
Hyukjae miró
fijamente a sus ojos grandes y marrones, y deseó poder ponerlo en una burbuja
lejos de todo peligro, pero él era un sanador, y estaba en su sangre estar con aquellos que lo
necesitaban. Y, con una batalla inminente en el horizonte, iban a haber muchos
que lo necesitarían. Su trabajo como su compañero era asegurarse de que pudiera
hacer lo que la Gran Luna pretendía de él. Tenía que confiar en que sabía lo
que estaba haciendo cuando puso a Donghae a su cuidado.
—¿En qué estás
pensando? —preguntó Donghae, mientras su silencio aumentaba.
—En cuán
orgulloso y bendecido soy de ser tu compañero.
Donghae sonrió y
fue una de esas sonrisas que hacían bailar su corazón.
—Qué curioso, eso
es exactamente lo que siento por ti. —Se dio la vuelta sobre su costado para
así poder enfrentarlo y la mano de él terminó deslizándose debajo de su
camiseta. Sus dedos se arrastraron suavemente a lo largo de su espalda y le
sonrió mientras miraba sus ojos tornarse vidriosos.
—Donghae.
—Hmmm —respondió
con voz ronca.
—Necesito
preguntarte algo. —Hyukjae no había planeado hacer esto ahora. Había planeado
esperar hasta el momento adecuado, cuando el ambiente fuera romántico y sexy.
Había querido demostrarle lo mucho que significaba para él y cómo quería gritar
desde las montañas que era suya. Pero, a veces la vida no nos da los momentos
perfectos que anhelamos y por lo tanto, tenemos que transformar una pequeña
parte de los momentos malos en unos amados.
—Deja de tocarme
si quieres que piense claramente —se burló de él mientras sus labios se
curvaban en una sonrisa seductora.
—Quizás no quiero
que pienses con claridad cuando te pida esto.
Los ojos de Donghae
se abrieron de golpe al oír la preocupación en su voz.
—Hyukjae, ¿qué
está mal? ¿Estás bien, está todo bien? —A Donghae no le gustaba cuando sentía
que la confianza que él tenía, se deslizaba tan casualmente, eso le hacía
sentirse inadecuado como compañero cuando se sentía inseguro.
—Nada está mal,
hermoso. No estaba planeando esto, pero siento que es el momento adecuado.
—Está bien —dijo Donghae
con cautela. Empezó a incorporarse, pero Hyukjae lo detuvo con su mano sobre su
cadera.
—Quédate aquí
conmigo —le dijo, suavemente. Se movió acercándose y se apoyó sobre un codo
para poder mirarlo. Donghae rodó sobre su espalda y puso su mano derecha sobre
su pecho, sobre su corazón. Sintió que se le aceleraba el ritmo cardíaco y
frunció el ceño cuando se dio cuenta de lo fuerte que latía.
—¿Hyukjae?
—preguntó, nerviosamente.
—Te amo —le dijo.
Soltó su cadera y apartó de su rostro finos cabellos esparcidos—. Nunca imaginé
que alguien tan increíble como tú, podría alguna vez ser mío. Pero, ahora que
lo eres, nunca te dejaré ir. Eres mío Donghae y exactamente igual soy tuyo.
Renunciaré a todo los demás por ti. Moriré por ti, mataré por ti, y viviré por
ti. Me has aceptado como tu compañero, has dejado que te reclame a través de
los Ritos de Sangre, tienes mis marcas, y llevas mi mordida en tu cuello
increíblemente sexy. Ahora, te pido que me aceptes como tu esposo y uses mi
anillo.
Donghae se quedó
boquiabierto cuando, aparentemente de la nada, Hyukjae le mostró un pequeño
anillo. Un diamante solitario, montado en platino. Era hermoso. Miró más de
cerca y se dio cuenta que había una inscripción grabada en la banda. Sin
embargo, no podía leerlo.
—¿Qué dice?
Hyukjae sonrió.
—Vas a hacerme
sudar, ¿no?
Donghae dejó
escapar una risa ligera, y luego se sonrojó cuando se dio cuenta que no le
había respondido.
—Oh, mierd…
—Golpeó su mano sobre su boca antes de que la palabra saliera y se quedó
mirando con sus ojos abiertos a Hyukjae quien estaba sonriendo como un idiota,
obviamente disfrutando de su vergüenza.
—Donghae… —Apartó
su mano de la boca—, por el amor de Dios, cariño, termina con mi tormento.
—Sí —le dijo.
—¿Sí, terminarás
con mi tormento o sí, serás mi esposo?
—Sí —respondió de
nuevo.
Hyukjae sonrió y
luego se inclinó y lo besó suavemente. Mordisqueó sus labios cuando se negó a
separarlos.
—Donghae —gruñó.
—No hasta que me
digas lo que dice la inscripción.
Hyukjae sostuvo
el anillo sobre su rostro para que así pudiera verlo.
Sonrió con
picardía.
—Quieres saber lo
que la inscripción en este anillo dice.
—Eso mismo dije
—gruñó y él se rió, haciéndole pensar en un gatito enojado.
—Cálmate ojos
marrones. Tengo una propuesta para ti.
Los ojos de Donghae
se abrieron.
—No puedes estar
hablando en serio. ¿No vas a decirme lo que dice mi anillo de compromiso, sin
hacer un trato conmigo?
—Eres ingenioso
—bromeó, y giró su cabeza lejos justo a tiempo para evitar que sus dientes
mordieran su barbilla—. Donghae, juega bien —le advirtió, aunque sus ojos
brillaban con un tipo diferente de advertencia. Donghae se estremeció bajo su
hambrienta mirada.
—Te diré lo que
dice la inscripción si permites que te bese.
Donghae pensó que sonaba demasiado fácil, pero dejó de lado los pensamientos aprensivos y asintió.
—Está bien. —Se
lamió los labios, anticipando lo que sabía que sería un beso ardiente. La
sonrisa de Hyukjae se hizo increíblemente amplia.
—Date la vuelta
—le dijo.
—¡Qué! —Donghae
trató de escabullirse, pero Hyukjae atrapó su tobillo.
—Ahhh, ah, ah —lo
regañó—. Amor, hiciste un trato conmigo.
Donghae negó con
su cabeza.
—No firmé nada.
—Estuviste de
acuerdo verbalmente, pez estás obligado, magia de la manada.
Donghae se
resistió a él.
—No puedes estar
hablando en serio; solo fue una negociación juguetona.
—Para mí no lo
fue. —Su rostro se puso serio y sus ojos comenzaron a brillar—. Quiero besarte.
—Sé eso, estaba
esperando a que lo hagas.
Hyukjae humedeció
sus labios y Donghae se esforzó para no seguir el lento movimiento de su
lengua. Su corazón cayó a su estómago cuando levantó la vista de sus labios a
sus ojos y él le guiñó un ojo. Ese maldito guiño, era un arma que esgrimía
descaradamente contra él.
—No aclaraste la
ubicación del beso mi suculento, tímido compañero. — La voz de Hyukjae cayó a
un gruñido mientras se arrastraba hacia él en la cama. Donghae había llegado a
la cabecera de la cama y no tenía ningún otro lugar al que ir. Para ese
momento, entendió lo que esos pobres conejos debían de haber sentido cuando los
lobos estaban cazándolos.
«¿Preocupado de
que vaya a comerte?» preguntó Hyukjae mientras capturaba sus pensamientos. La
cara de Donghae descubrió un nuevo tono de rojo en el arco iris mientras observaba
a su compañero acecharle. No podía creer que había perdido esa laguna verbal.
Nunca perdía lagunas verbales cuando Hee estaba negociando, pero entonces las
manos, labios y ojos de Hyukjae no estaban involucrados cuando estaba negociando
con Hee.
—¿Dónde
exactamente quieres poner este beso? —preguntó, cuando finalmente encontró su
voz.
—Quiero ver mis
marcas —gruñó él.
—Entonces ve y
quítate tú camiseta y mírate en el espejo —replicó.
Su sonrisa le
hizo temblar mientras piel de gallina salpicaba su piel.
—Cuando digo mis
marcas Donghae, me refiero a las que están en tu cuerpo, las que son idénticas
a las de mi cuerpo. —Donghae no sabía cómo alguien podía hacer que la palabra
cuerpo sonará tan sexy, pero Hyukjae habían encontrado una manera.
—Así que, por
favor, date la vuelta y permíteme mirarlas.
—Entonces, ¿solo
deseas besar las marcas sobre mi espalda?
Hyukjae gruñó.
Donghae dejó
escapar un suspiro, haciendo que sus mejillas se inflaran. Sabía lo implacable que
eran los machos de su raza una vez que estaban de caza, y Hyukjae
definitivamente estaba de caza. Lanzó sus manos al aire.
—Bien, de
acuerdo, mierda. Retrocede para que pueda darme la vuelta, no me dejas espacio.
—Lo empujó, pero Hyukjae no se movió. Cuando se dio cuenta de que no iba a
hacerlo, se retorció hasta que mediante artimañas se puso a sí mismo sobre su
estómago. Casi saltó fuera de su piel cuando sintió que él empujaba el
dobladillo de su camiseta.
—Cálmate, Donghae,
nunca haría nada con lo que no te sintieras cómodo y siempre respetaré tus
deseos, confía en mí —susurró contra su cuello.
—Lo hago —le
dijo, casi sin aliento. Tuvo que morder sus labios para no gemir cuando sintió
sus dedos trazar las marcas desde la nuca de su cuello hacia abajo hasta que no
pudo ir más lejos a causa de sus pantalones vaqueros.
Hyukjae se agachó
junto a su oreja otra vez y la haló suavemente con sus dientes.
—¿Qué tan lejos
van? —le preguntó y pudo oír el deseo en su profunda voz.
Donghae sabía que
si abría la boca diría algo muy estúpido y a Hee le gustaría. Las posibilidades
iban desde por qué no lo averiguas, hasta santo cielo, me vas a tocar de una
vez, y su favorita personalmente, quiero tener a tus hijos. Ya que aquellas
realmente no parecían las decisiones más sabias, hizo lo que parecía ser su
respuesta personal y negó con la cabeza.
Hyukjae se rió
entre dientes.
—¿No jugarás
limpio? Bueno, dos pueden jugar a ese juego.
Donghae intentó
prepararse para cualquier cosa ridículamente sexy que él hubiera planeado, pero
no había nada en la tierra que podría haberlo preparado para él. Comenzó en la
nuca de su cuello mientras le besaba la piel suavemente.
Podía sentir su
cálido aliento en la espalda y la firme presión de sus labios haciendo que sus
dedos se curvaran. Donghae estaba mordiendo la almohada para el momento en que
llegó a la parte baja de su espalda. Apretó las manos con tanta fuerza que sus
uñas cavaron ranuras en sus palmas.
Hyukjae lo besó
por una última vez y él comenzó a respirar con más facilidad. Puso la camisa en
su lugar y trató de hacerle rodar sobre
su espalda, pero Donghae no podía moverse.
«¿Donghae?» La voz de Hyukjae en su
cabeza sonó casi tan seductora como el truco que acababa de hacer.
«Shh». Donghae intentó hacerlo callar.
«¿Por qué?»
«No puedo concentrarme en respirar si me
hablas, así que deja de hablar, y no te atrevas a tocarme de nuevo».
Hyukjae rió de su
compañero, quien estaba ahora tan rígido como un poste. Esperó pacientemente
mientras observaba como su cuerpo comenzaba a relajarse lentamente. Cuando se
dio la vuelta, vio las hendiduras formadas por las uñas en sus palmas.
No pudo evitar la
complacencia que sintió en su interior al saber que él le hacía desearle con
tanta ferocidad.
—Quita esa mirada
de tu cara, tú asqueroso mentiroso. —Donghae le frunció el ceño.
—¿Qué? —Hyukjae
se rió y trató de tirarlo hacia él. Donghae lo golpeó en las manos.
—Dijiste un beso,
como en un simple beso. ¿Qué fue eso? —Señaló su espalda salvajemente, sus mejillas
todavía sonrojadas.
—¿No te gustó?
—preguntó, mientras trataba de verse herido.
Donghae puso los
ojos en blanco.
—Lánzame un
maldito hueso. Tendría que haber estado en coma como para no haber disfrutado
de eso. Santo cielo, incluso entonces probablemente lo habría disfrutado. Lo
digo en serio, Hyukjae, ¡QUIÉN NO DISFRUTARÍA DE ESO! —La voz de Donghae había
aumentado en octavas chillonas cuando terminó de hablar y respiraba pesadamente.
—¿Te asusté?
—preguntó Hyukjae, repentinamente preocupado de que tal vez estaba respondiendo
de ésta manera por lo que había sucedido—. No te estoy metiendo prisa, Donghae.
—Hyukjae. —Los
ojos de Donghae se suavizaron—. No cariño, no me asustaste. Ni siquiera pensé
en eso, solo eran tú y tus besos. —le sonrió con la esperanza de que viera la
sinceridad allí.
—Me dirás si
alguna vez te asusto o te hago daño —le exigió, solo como podría hacerlo un
macho dominante.
Donghae puso los
ojos en blanco.
—¿Demasiado
mandón?
—¿Quieres saber
lo que dice la inscripción ahora? —preguntó Hyukjae, con calma.
—Sí —se quejó Donghae,
como un niño enfurruñado.
Hyukjae lo llevó
contra él por la mano y esta vez no se resistió. Lo tomó de la mano izquierda y
mientras deslizaba el anillo, le susurró al oído.
—Dice: Compañero,
esposo, sanador, mi único, mi todo, Donghae mío. — Hyukjae apartó el cabello
que había caído como una cortina delante de la cara de Donghae, colocándolo por
encima del hombro para así poder verle. Sus ojos marrones brillaban con
lágrimas mientras miraba fijamente el anillo en su mano.
—¿Son lágrimas de
felicidad? —preguntó Hyukjae con cansancio. Donghae asintió.
—Eres una persona
de pocas palabras esta noche, amor.
—Eso es porque
todo ha pasado muy rápido, me has dejado sin
palabras—le dijo Donghae, mientras lo miraba a los ojos. Él vio su
corazón en esos ojos, un corazón que Donghae le había dado por completo.
—Te amo, y no
puedo esperar a ser tu esposo.
Hyukjae sonrió,
mostrándole su hoyuelo.
—Oh, ojos
marrones, yo tampoco puedo esperar.
Donghae podía ver
las ruedas girando en su cabeza, demasiado atractivo para su propio bien. Él comenzó
a negar con la cabeza.
—Ah, oh oh, de
ninguna manera, eso… —Donghae señaló hacia donde, hace unos momentos, había
estado acostado congelado con necesidad y deseo—, nunca volverá a suceder.
Hyukjae se rió
tan fuerte que Donghae estaba seguro de que toda la mansión lo escuchó.
—Eres un gitano
divertido, mi amor, te voy a dar eso.
—Lo digo en serio
Hyukjae, eso, eso fue… —Se tropezó con sus palabras mientras lo miraba a los
ojos.
Hyukjae se
inclinó hacia delante de modo que sus labios rozaran los suyos mientras
hablaba.
—Eso fue solo el
principio, amor. Ni siquiera había llegado a la parte buena.
Jajajajajajajaja
ResponderEliminarMandones!!!!
Jajajajaja me imagino la cara de Hyuk~ leyendo los mensajes de esos tres!
Jajajajajajajajajjaa
Aqui lo que vale,es que el resultado fue el esperado
ResponderEliminarTal vez no tenia planeado decirselo en ese momento,pero después de lo que han pasado hasta ahorita,encontró el momento adecuado después de ignorar a Hae.
Ese,seguro ha sido uno de los mejores tratos que Hae ha hecho *0*
Y como dice Hyuk...solo fue un beso,un poco de todo lo que se le viene.
Así Donghae podrá borrar esas imagenes feas que Hyuk le prometio que reemplazaría con bellos recuerdos.
Este fue uni de ellos.
Los Hyuks pidiendo matrimonio a los Haes *0*