Donghae se quedó quieto de repente
mientras se peinaba. El corazón se le aceleró. Hyukjae estaba subiendo las
escaleras con pasos lentos, pesados ... ¿cansados?. Era casi medianoche. ¿Y si
él estaba demasiado cansado? Podría ser vergonzoso, humillante.
Ese pensamiento hizo que su mente entrara
en una actividad frenética. No tenía que seguir con aquello esa noche. Mañana
sería mejor. Entonces podría ponerlo de un humor más acorde con lo que
pretendía a la hora de la cena y él se sentiría más cómodo al hacer su aproximación.
Miró la gran cama, que ya estaba preparada
para ser ocupada. Tenía tiempo de meterse en ella. A menudo pensaba que era un
error que la cama fuera tan ancha, ya que apenas se tocaban, aunque fuera por
accidente. Hyukjae no se daría cuenta de lo que se había puesto.
Cediendo a un pánico de último momento, se
levantó y ya estaba a medio camino de la cama antes de darse cuenta de que
seguía teniendo en la mano el cepillo.
Fue a dejarlo sobre la cómoda y entonces
se vio en el espejo. Era la imagen de un joven asustado, así que decidió poner
una cara más desafiante. ¿De qué tenía miedo?
No había nada malo en que un esposo le
mostrara a su marido que tenía intención
de seducido esa noche, que lo deseaba. Incluso si él estaba demasiado cansado,
la promesa se extendía a cuando él tuviera ganas. La evidente invitación que
representaba ese camisón tenía que dejarle muy claro lo que quería. Si no podía
llevar aquello con aplomo, es que el suyo era un caso sin esperanza.
Lo de esconderse cobardemente entre las
sábanas estaba fuera de lugar.
La verdad desnuda era lo que tenía que
hacer. Bueno, no tan desnuda, pensó sonriendo irónicamente. La pijama le
proporcionaba algo de dignidad si Hyukjae no se daba por enterado o despreciaba
sus propósitos.
Se volvió a pasar el cepillo por el
cabello, tratando de actuar con naturalidad cuando se abrió la puerta y Hyukjae
entró en la habitación. La lámpara de la mesilla de noche estaba encendida y la
suave luz no le indicó que hubiera nada fuera de la rutina normal.
Antes de que se diera cuenta de que no
estaba en la cama y dormido, pareció como si no le gustara nada el mundo en que
vivía y su aspecto era bastante cansado.
Pero entonces se percató y fue como si
se tensara.
Le miró fijamente y algo casi violento le
pasó por la cara. Luego retrocedió, cerró la puerta y, con el aire de un hombre
que estuviera observando algo artístico, se apoyó en la puerta y le recorrió el
cuerpo con la mirada.
Aquello no era halagador, no era
excitante. Le hacía sentirse como un chico de la calle que estuviera mostrando
sus encantos.
Se dijo a sí mismo que daba igual que su
pijama fuera más tentadoramente sugestivo que revelador, la mirada penetrante
de Hyukjae lo desnudó y lo dejó sin habla cuando se dio cuenta de que, de
alguna manera, había cometido un terrible
error.
-Así que, por fin se te ha ocurrido que
soy un hombre -dijo- Me atrevería a decir que te resulta difícil sacarme de mi
papel habitual de proveedor de dinero ... junto con un banco de esperma.
Donghae se quedó boquiabierto. Las
palabras de él fueron como gotas de ácido en su cerebro.
-¡Yo no te tengo por eso!
-¿Es demasiado rudo y bajo para ti? Bueno,
supongo que me habrás puesto mejor la etiqueta de padre de tus hijos. Al fin y
al cabo, es lo mismo.
Donghae se quedó sin habla al ver lo que Hyukjae
pensaba de él.
-Debes haber estado pensando
ofrecerle el uso
de tu cuerpo desde
la cena -continuó él mientras se acercaba- Lo siento, no me he dado cuenta del esfuerzo.
Probablemente te haya costado mucho. Pero yo preferiría que no me soportaras
... por alguna concepción errónea de lo que pueda ser salvar nuestro
matrimonio.
Donghae se sintió como si se quedara sin
aire de repente. Había querido que él se abriera, que le contara la verdad
acerca de lo que pasaba con su relación, pero esos sentimientos amargos que él
parecía estar incubando ... aquello era una distorsión.
¿Habría él estado bebiendo? A veces se
tomaba una o dos copas antes de acostarse. Aunque, si el alcohol había aflojado
su control habitual, tal vez fuera así lo que él sentía de verdad.
Hyukjae empezó a desnudarse con toda
calma. No había ninguna evidencia de algún enfado reprimido, pero estaba claro
que podría estallar en cualquier
momento.
-Puedes relajarte, Donghae -dijo él-
Nuestro matrimonio no está amenazado. Lo
mismo que tú me necesitas a mí para que los mantenga a ti y a los niños, yo te
necesito para tener conmigo a mi familia. Así que no tienes que hacer nada. Tu posición
como mi esposo es inexpugnable.
Su amarga lógica le hizo protestar.
-Yo no tengo que soportarte. ¿Cómo puedes
usar esa palabra? ¿Qué puedo haber hecho para que se te haya ocurrido?
-¿Es demasiado fuerte para ti? -respondió
él mientras se quitaba la camisa- Bueno,
tal vez sea que a mí me lo parece. Probablemente tú pienses que sea mejor
dejarme hacer ...
Donghae levantó entonces las manos
-Hyukjae, yo soy feliz ...
-¿Saciando mis necesidades contigo cuando
lo necesite?
-Me refería a que hiciéramos el amor.
Él se rio secamente.
-¿Cuándo has hecho tú el amor conmigo,
Donghae? ¿Cuándo has tomado la iniciativa activamente, aparte de que esta noche
te hayas puesto eso? Y eso es sólo una señal, ¿no? Realmente no has querido
hacer nada por ti mismo.
Donghae estaba de lo más confuso. Estaba
bastante claro que Hyukjae lo veía como un nada adecuado compañero sexual, pero
no entendía qué había hecho mal. Su appa siempre le había dicho que no estaba
bien que fuera él el que llevara la iniciativa. Eran los maridos los que la
llevaban. Ellos eran los que insistían y las parejas tenían el derecho a decir
sí o no. Él, hasta entonces, había actuado siempre siguiendo esos dictados.
Pero seguramente Hyukjae se daba cuenta de
que respondía a sus besos y caricias y
sentía el mayor placer cuando estaban en la cama. A veces las sensaciones eran
tan tremendas que perdía el control de sí mismo hasta no saber lo que le estaba
pasando. ¿Es que Hyukjae había interpretado sus gritos de entonces como si
estuviera sufriendo?
-¿Qué te gustaría que hiciera? -le
preguntó. Él ya se estaba quitando los zapatos, sin mirarlo.
-Olvídalo, Donghae -le dijo cansadamente-.
No se puede manufacturar el deseo. O existe o no.
¿Se refería a él mismo o a él? Se
equivocaba si pensaba que él no lo
deseaba.
Sin camisa y con el torso desnudo, era una
visión irresistible. Era un hombre muy atractivo y un amante experto. Durante
el último mes había permanecido despierto muchas noches, deseando que él se le
acercara. ¿Serviría de algo que ahora fuera él el que lo hiciera? ¿Si tomaba la
iniciativa?
Hyukjae se quitó entonces los pantalones y
calzoncillos. Inmediatamente se hizo evidente que no sentía el menor deseo.
Temiendo hacer más el tonto a sus ojos, Donghae no se atrevió a acercarse. Hyukjae
lo miró orgullosamente cuando se levantó, espléndido en su desnudez.
Entonces Donghae se arrepintió de que sus
inhibiciones no le permitieran hacer lo mismo, de que necesitara tener algo de
ropa sobre el cuerpo para cubrir sus pecados, como habría dicho su appa. Pero,
en lo más profundo de su corazón, sabía que no había ningún pecado en el hecho
de que una pareja se amara. ¿Por qué no podía poner eso en práctica?
-Siento ... no ser lo que tú quieres -dijo deprimido.
-No te pongas así. No es el fin del mundo.
Sólo el fin de un disimulo.
-No -dijo agitando vehementemente la
cabeza-. En eso te equivocas, Hyukjae.
-Trata de ser sincero, Donghae. No me
deseas, pero no quieres que nadie más lo haga tampoco. Es por eso por lo que
viene todo esto, ¿no? Piensas que tienes que darme esto o yo trataré de conseguirlo con Jieun.
Hyukjae le estaba poniendo las cosas
difíciles. Él no quería que se fuera con esa mujer, pero no había pensado para
nada en utilizar su cuerpo para evitarlo. Lo que había motivado sus actos
de esa noche era su necesidad de estar con
él.
-Deja que te diga una cosa, Donghae -dijo
él mirándolo de arriba abajo- Lo sexual no
es vestirse con algo erótico como esa pijama. No es un lujurioso cuerpo.
Es un estado mental. Es algo que se tiene en las células cerebrales. Es un foco
intenso en otra persona. Y tú no haces eso. Siempre estás enfocado en ti mismo.
-No, eso no es cierto -gritó Donghae,
desesperado por darle la vuelta a aquello. Hyukjae agitó una mano.
-Incluso lo que te pones ... supuestamente
para mi placer, está diseñado para enfocar la atención sobre ti.
-Quería que vieras que te deseo, Hyukjae -gimió.
-Seguro que sí. Y por eso te has pasado
tanto tiempo aquí, preparándote -dijo él mientras se dirigía al cuarto de baño-
Donghae, ¿te pasa algo en las piernas para que no puedas venir a mí? ¿Te pasa
algo en la boca para que no me puedas comunicar tu deseo ardiente de alguna
manera?
-Esperé porque no quería interrumpirte ...
Por si estabas haciendo algo importante.
-¿Algo más importante que el que mi esposo
me esté deseando desesperadamente? -dijo él amargamente- Bueno, está claro que
tenemos distintas prioridades. Si hubieras bajado con esa pijama, te hubieras
sentado en mi regazo, me hubieras abrazado y me hubieras dicho que estabas
cansado de esperar y que me querías en ese momento ....
Donghae deseó haber tenido el valor de
hacerlo.
Hyukjae llegó a la puerta del cuarto de
baño y se volvió de nuevo hacia él sonriendo levemente.
-Pero los dos sabemos que no me deseas tanto.
Es más fácil esperar y dejarme a mí que haga el trabajo, si es que tengo ganas.
Entonces tú te limitarías a tumbarte y pensar en D&E House e Inglaterra.
La ira que se adivinaba en sus palabras
hizo que Donghae dejara de pensar correctamente. Donghae agitó la cabeza e,
incluso esa acción pareció irritarlo más, ya que los ojos le brillaron de ira,
negándole cualquier tipo de defensa.
-Estoy seguro de que no te importará que
me evite soportar más esta desagradable escena. Necesito una ducha caliente. -nada
más soltar esa ironía, abrió la puerta del cuarto de baño y entró con unas
amargas palabras finales.- Tu maldita pijama, tu maldito egoísmo y tus malditas
pretensiones me dejan completamente
frío.
Luego cerró dando un portazo.
Donghae no se sentía tan caliente. Durante
algunos minutos, su cuerpo se vio recorrido por estremecimientos convulsos. La
horrible revelación de cómo veía Hyukjae su relación lo había dejado paralizado
y se quedó mirando la puerta del cuarto de baño como si fuera la del mismísimo
infierno.
El instinto de supervivencia le dijo que
tenía que pasar por esa puerta. De alguna manera se tenía que obligar a hacerlo.
Porque Hyukjae estaba equivocado sobre él y, si no se
lo demostraba en ese mismo momento, nunca sería
capaz de hacerlo. Así que tenía
que abrir la puerta y ... Su mente se negó a representar lo que podría venir
luego, pero algo pasaría, algo que tenía que ser mejor que la nada en que Hyukjae
lo había dejado.
Si lo pensaba, Donghae sabía que podía
perder los nervios. Se dijo a sí mismo que tenía que dar un paso cada vez, que
no tenía que darle demasiadas vueltas a lo que estaba haciendo o a lo que él
podría hacer. Ese era también su cuarto de baño y tenía todo el derecho a
entrar. Cosa que hizo. Luego, gracias a Dios, los sonidos y visiones llenaron
todo el espacio en su mente.
El agua chocaba contra las paredes de
cristal de la ducha. Todo el cuarto de baño estaba lleno de cristales y la
ducha era lo suficientemente grande para dos, pero él no la había compartido
nunca con Hyukjae. Nunca habían coincidido. No, aquello era una excusa, una
evasión ... Su timidez natural se había acentuado cuando tuvo a sus hijos. La
verdad era que su aspecto de entonces no le parecía el más adecuado para el
erotismo, con el vientre hinchado, su pecho demasiado sensible y sus piernas
surcadas de venas azules.
Pero ahora estaba en bastante buena forma.
No se le notaban nada los embarazos y todas las marcas le habían desaparecido.
No había ninguna razón para no compartir su desnudez, como en su luna de miel. Hyukjae
lo había obligado entonces a sentirse natural en ese estado, antes de quedarse
embarazado por primera vez. ¿Por qué no hacerlo ahora otra vez? ¿Por qué no?
A Hyukjae nunca le había importado estar
desnudo.
Lo miró a través del cristal de la ducha,
admirando lo perfecto que era todavía ... su marido. Estaba de espaldas al
chorro de agua, con él dándole en la cabeza y los hombros. Tenía los ojos
cerrados y parecía como si tuviera los dientes apretados. Los puños cerrados.
Estaba claro que la ducha no le estaba quitando la tensión.
Una energía explosiva salía de su
interior. Una energía terrible y turbulenta atrapada y, lenta y
silenciosamente, siendo transformada en algo más manejable. A Hyukjae se le
daba muy bien controlarse. El que esa noche hubiera perdido el control era una
buena muestra de lo insatisfecho que estaba.
El miedo le atacó de nuevo. ¿Y si no tenía
nada que darle que lo satisficiera? Hyukjae era especial. Todo el mundo lo
sabía. Mientras que él ... ¿qué había hecho para ser una buena pareja para él?
Había sido él el que lo había elegido como appa de sus hijos. Eso era. Recién
salido de la universidad, ni siquiera había empezado a trabajar cuando Hyukjae
se hizo cargo de su vida y le había dado
el propósito que él había
querido.
Pero ahora se sentía perdido sin
esperanza. Se dijo a sí mismo que no tenía que haber pasado de esa manera. Lo
amaba y siempre lo había hecho. Y Hyukjae se sentía engañado. Así que se había
esperado más, había querido más de él, aparte de sus hijos. Esa noche, habiendo
dejado a un lado la hipocresía, por doloroso y chocante que fuera, tenía la
oportunidad de hacer algo. Tenía que intentarlo, a pesar de que sólo Dios sabía lo que podría salir de aquello.
Hyukjae echó atrás la cabeza y respiró
profundamente. Luego se volvió y abrió los ojos ... y lo vio allí, mirándolo.
Se detuvo y se puso tenso, como enfadado por esa invasión de su intimidad.
Donghae se sintió como un conejo atrapado.
Se quedó helado, y lo habría hecho igual aunque tuviera preparada una reacción,
lo que no era así. Había ido allí con él porque el vacío que había sentido
antes era insoportable. No lo había hecho porque fuera un mirón.
Hyukjae abrió la puerta de la ducha,
presentándose de repente como una realidad cálida e inmediata que lo miraba
lleno de ira.
-¿Me deseas, Donghae?
Su voz era dura, tersa, salvaje, reflejaba
perfectamente la expresión de su rostro. Lo agarró por la muñeca y lo metió en
la ducha, sin esperar una respuesta. Donghae había ido a por él y era como si
todo su cuerpo le dijera que fuera a por él hasta el fondo.
Lo agarró por la otra muñeca y tiró de él
bajo la ducha.
-¿Quieres huir ahora a la seguridad? -dijo
luego soltándolo y haciendo un gesto exagerado con las manos.
El corazón le dio un salto. No había nada
de receptividad en Hyukjae. Estaba de lo más dispuesto a mantenerla aparte. Y
aún así, ¿qué era esa seguridad? No había a donde huir aunque pudiera hacer
funcionar las rodillas, que no paraban de temblarle. Si quería una vida con Hyukjae, tenía que
quedarse allí y mantenerse firme, sin importar lo asustado que estuviera y la
amenaza de caerse al suelo allí mismo.
-No
-logró decir por fin- Me voy a quedar
aquí hasta que me escuches.
Tal vez aquello fuera pura cabezonería
tonta, pero no le importaba, estaba más
allá de que le importara. De alguna manera, había pasado el punto de
no retorno.
-Es peligroso tentar al diablo que has despertado
-le advirtió él.
-Te deseo, de verdad. Estás muy equivocado,
Hyukjae -gritó apartándose el cabello empapado de la cara para que él pudiera
darse cuenta de que lo decía de verdad. Pero lo que vio en su mirada fue
incredulidad.
-Bueno, veamos lo desesperadamente que lo sientes.
Hyukjae levantó entonces las manos y le rompió
la camisa del pijama. Luego lo recorrió con la mirada.
-Esto debería ayudarte a mostrarme lo
seriamente que dices eso de que me deseas.
Donghae se había quedado helado por ese
inesperado acto de violencia, pero también
se vio nerviosamente animado por él. Hyukjae no se estaba apartando, le
estaba dando la oportunidad de que demostrara sus palabras. Y estaba muy claro
que no iba a convencerlo solamente con palabras.
No bajó la mirada. Sabía que la tela
mojada se pegaba a su cuerpo como una segunda piel. Tenía un nudo en el
estómago y le temblaban las piernas, pero luchó contra el pánico con todas las
fuerzas que pudo reunir. Tomó la tela con sus manos y desgarró lo que quedaba.
Aquello sorprendió a Hyukjae. Incluso
pareció como si se quedara sin respiración y abrió mucho los ojos mientras
sentía un destello de triunfo. ¡Lo había hecho! Lo había sorprendido. Pero una
sorpresa momentánea no era suficiente. Tenía que darle la vuelta a la imagen
fría y egoísta que tenía de él en su mente.
En la punta de los dedos notó como una
sensación de poder, una confianza nueva en lo que estaba a punto de hacer.
Mantuvo alta la barbilla. Mientras no mirara hacia abajo podía hacer como si su
cuerpo perteneciera a otro, a un joven orgulloso y decidido que le gustara mostrarse.
Entonces le resultó fácil quitarse los restos de la camisa y el corto pantalón
mostrando una orgullosa desnudez.
Él miró hacia abajo y pareció quedarse
fascinado por los trozos de tela que tenía a los pies. Entonces Donghae lo
apartó con el pie.
Era extraño cómo su mente parecía haber
entrado de repente en un estado como de carga extrema, funcionando por encima
del caos de sensaciones y sentimientos que, normalmente, lo confundían y
atormentaban, colocándolo en un estado de abulia total.
Tenía los nervios de punta y el corazón
latiéndole a toda velocidad, resonándole los latidos por todo el cuerpo. Pero
su mente estaba por encima, clara como el cristal, lista para analizar y
medir las reacciones de Hyukjae y encontrar una respuesta positiva.
¿Era de sorpresa su expresión? ¿O de
intensa necesidad?
Lo único que sabía realmente era que toda
su consciencia estaba llena de una sensación de crisis absoluta. Su vida estaba
dependiendo de lo que sucediera ahora. Las acciones triviales no eran tales. Llevaban
encima un significado enorme, montones y montones de significados que superaban
su comprensión activa en esos momentos y entraban de lleno en las profundidades
del instinto ... instintos profundos y
primitivos.
Como librarse del pijama, liberarse de sus
connotaciones de rechazo, porque era eso de lo que trataba esa ruptura, de los
sentimientos de rechazo.
Todo eso ya no existía; el pijama,
abandonado por los dos. La sorpresa del
rostro de Hyukjae también había desaparecido. Su expresión se había endurecido
y no mostraba nada mientras recorría su desnudez con la mirada y rudamente
retaba su propósito.
-Así que has desenvuelto el regalo. ¿Se
supone que ahora tengo que jugar con él?.
Sus ojos le dijeron que nada había
cambiado si pretendía que fuera Hyukjae el que tomara la iniciativa. Que no
había manera de que lo fuera a besar o acariciar esa noche si él caía de nuevo
en un estado de pasividad y lo aceptaba como si fuera su deber. Sus ojos decían
que era él el que tenía que moverse, y que sería mejor que lo hiciera bien.
Donghae no supo si fue producto de la
inspiración o de la desesperación, pero tomó el jabón .
-Tus músculos parecen tan tensos ...
-susurró mientras se llenaba las manos de espuma-Podría frotarte el cuello y
los hombros.
Luego se puso al trabajo
-Será mejor que te relajes.
Pero Hyukjae no parecía estar muy seguro.
Lo miró fijamente con unos ojos llenos de preguntas. El pecho se le contrajo
cuando el suyo lo rozó. Pero fue solamente una reacción inicial e instintiva
ante un contacto en que no confiaba. Después de eso se quedó completamente
quieto, con una quietud que indicaba que estaba esperando a ver hasta donde
estaba dispuesto a llegar, cuánto tiempo podría mantener ese papel.
¿Era una manipulación por un interés
propio? ¿O un deseo genuino, una forma auténtica de dar?
¿Era cierto o falso?
Donghae se dijo que tenía que concentrarse
en él, completamente en él, y eso le hizo sencillo olvidarse de sí mismo, de
las inhibiciones que tan frecuentemente lo hacían cortarse en sus impulsos. Las
evitó con una determinación ciega de canaRyeowookar todas sus energías en darle
a Hyukjae la clase de placer que él le daba cuando hacían el amor. Porque en
eso no estaba equivocado. Él era el que siempre había generado ese placer.
Hasta entonces Donghae no había apreciado ese fallo abismal por su parte.
Le dio masaje en los hombros apretando
suavemente y luego le pasó las manos por el pecho, suave y deslizante,
acariciándole sensualmente los
pezones con las
palmas de las manos, jugando con ellos como él solía hacerlo con los
suyos, sin saber si con ello le estaba produciendo sensaciones similares
a las que él le producía, pero esperando que así fuera, deseando que él
se sintiera excitado, preguntándose si se excitaría si le pasara la lengua por
ellos.
Se inclinó para comprobarlo.
-¡No!
Esa palabra explotó en los labios de Hyukjae
y lo agarró para separarlo.
-No tienes que obligarte a hacer esto, Donghae.
¡No es necesario! ¿Es qué no lo ves? ¡Ya es demasiado tarde!
-Pero lo puedo hacer. Quiero hacerlo
-insistió, rogándole que le diera la oportunidad de mostrarle que le apetecía
agradarlo.
-¿Por qué? ¿Porque no quieres afrontar la
verdad sobre ti mismo? ¿Porque tienes tanto miedo de lo que puede significar
para tu futuro? -dijo él, irritado-. ¡Maldita sea! Ya te he dicho que eso lo
tienes seguro.
-¡Yo no quiero tu seguridad -explotó Donghae-.
Quiero saber qué es necesario que haga para satisfacerte.
-¿Qué? ¿Para que puedas construir alguna
pequeña y segura ecuación en tu mente? Algo como que si me das esto tres veces
por semana ...
-No, no, no. Lo que me importa es lo que
sientes.
-¿Y tú te sentirás mejor si crees que yo
me veo satisfecho?
Hyukjae lo agarró por los brazos y lo
agitó mientras continuaba.
-Es eso, ¿no?
-Sí -gritó él ya sin razonar- Sí, te
quiero satisfecho.
._____.
ResponderEliminarMala elección de palabras pecesito! (?)
Como siempre...la falta de comunicacion hace estragos en una relación.
ResponderEliminarDejarse llevar por las enseñanzas y no contruir algo con ideas y sentimientos propios tampoco ayuda.
Las acciones con palabras mal escogidas,han hecho que cada uno se imagine o vea la situación de diferente manera...una que a ninguno de los dos les gusta o les hace bien.
Y el no saberse comunicar es lo peor...y la timidez de Hae no lo está ponie do en un uen camino para componer lo que tenga que ser reparado.
Se aman sin duda...pero uno no sabe como demostrarlo y el otro espera una demostración que no llega,y cuando lo hace no cree en ella.
Así no llegaran a nada
Siempre pasa lo mismo entras en una zona de confort y cotidiana y zaz lo poco o mucho amor se acaba
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