Una anciana fue a curarles las
heridas. Era una mujer sucia y desaliñada. Minki la miró divertida, y al mismo
tiempo con cierta cautela. La vio abrir e investigar las heridas de los
hombres, individuos que eran como gigantes comparados con el cuerpo menudo de
la anciana, y también la vio reírse de los gruñidos o de las palabras ásperas
de los guerreros. Estaba prevenido porque sabía que llegaría
a él, y querría ver la presunta herida en la cabeza. Y Minki no podía
permitirlo.
Además, Minki no se sentía de
buen humor, a causa del calor, al que ninguno de ellos estaba acostumbrado.
Muchos de los hombres se habían despojado de gran parte de sus prendas, pero
aunque él deseaba hacer lo mismo no se atrevía.
La curandera terminó con Hoshi y
se puso en cuclillas cerca de Minki; le dio a entender que debía decirle dónde
estaba herido, además de la cabeza; suponía que había sido alcanzado varias
veces por las armas de los sajones, en vista de las muchas manchas de sangre
que lo cubrían. Minki se limitó a menear la cabeza. Por su parte, la anciana extendió
la mano hacia la venda de la cabeza. Minki le apartó de un golpe la mano, y
recibió a su vez otro golpe.
Vikingos II -4
Un hombre había caminado entre los vikingos para afirmar una antorcha en un orificio del poste. Seis guardias estaban cerca, espada en mano, por si el sajón era atacado. Tres hombres los vigilaban; de ese modo podían ver mejor a los prisioneros, pues había caído la noche. No les habían dado comida, ni vendas para cuidar de los heridos. Era un signo de mal augurio. Necesitaban comida para mantener las fuerzas si se proponían fugarse. La falta de alimentos podría significar muchas cosas, entre ellas que no vivirían demasiado tiempo.
Vikingos II -3
Habían navegado hacia el sur, más al sur de lo que Minki jamás había soñado conocer. Sabía que era el sur porque a medida que pasaban las noches el cielo se mantenía oscuro más tiempo, hasta que finalmente las horas de oscuridad igualaron las de luz diurna. Varios días atrás habían pasado frente a una hermosa tierra cuya costa estaba adornada por el verde del verano, pero nadie quiso decirle cómo se llamaba esa región.
Si era una de las islas grandes, tenía motivos para creer que podían estar atacando a los daneses, pues esos norteños se habían propuesto conquistar ambas islas, y por lo que había, casi lo habían logrado. Y si se trataba de atacar a los daneses, pues bien, sería una lucha de igual a igual, y no lo que significaba agredir a los pueblos más pequeños de esas islas.
Vikingos II -2
La simiente estaba plantada y Minki
no podía apartar su pensamiento del asunto. Su appa había bromeado acerca de la
posibilidad de embarcarse subrepticiamente, pero en lo que había dicho había un
pequeño grano de verdad, y era imposible ignorarlo. Heechul tenía audacia
suficiente para esa aventura, Minki podía ser igualmente temerario. Podía
conservar su libertad y evitar a Jihoon en el mismo acto, y eso sería una
aventura. Lo que le excitaba era precisamente el pensamiento de la aventura.
La idea tenía un solo problema.
Le habían prohibido ir, y cuando regresara afrontaría una situación infernal.
Pero en su entusiasmo, Minki rehusó pensar en eso, y tampoco
permitió que Seungkwan se detuviese en el tema cuando supo lo que se proponía
hacer. Seungkwan se sorprendió, pero en todo caso, él había perdido su afición
a la aventura apenas saliera de la niñez. No era el caso de Minki.
Los jóvenes estaban arriba, en
la habitación de Minki; era el único lugar que les permitía separarse de la
fiesta de despedida que se celebraba abajo. Esa noche la tripulación dormiría
en la sala. Seungkwan había ido con su padre para despedirse de su hermano Mingyu,
pues él había estado allí los últimos días para ayudar en los preparativos.
Vikingos II -1
Vikingos I -Final
Heechul lo
miró con incredulidad. Era como si estuviera reviviendo la escena en el bosque
cuando el oso atacó a Siwon. El yacía inconsciente o muerto pero la bestia
seguía con vida, todavía amenazadora. Buscó con la mirada su daga pero fue
demasiado tarde. Seungri lo tenía y estaba tratando de cortar las cuerdas que
lo sujetaban. Heechul corrió hacia él pero él lo apartó con un violento
empujón. Heechul cayó pero se puso de pie y corrió por las otras armas.
Nuevamente fue demasiado tarde. Seungri quedó libre, y antes que Heechul alcanzara
su ballesta, le hizo darse vuelta y derribó de un bofetón.
— Quiero
que sepáis lo que os espera — dijo en tono frenético— . Casi morí por culpa
vuestra y hubiera muerto si Seunghyun no hubiese venido a tiempo para parar la
sangre. No pude seguiros entonces, pero lo hice cuando estuve lo bastante
repuesto. Sólo que me enteré por un esclavo que no habíais regresado y que se
os daba por muerto. El esclavo mintió, según veo.
— No —
dijo Heechul en un susurro— Di la vuelta al fiordo y eso me llevó muchas
semanas.
El rió.
— No es
sorprendente que no os creyeran. Si pudisteis soportar eso, entonces duraréis
bastante para lo que tengo planeado para vos
Vikingos I -28
Durante
toda la primera semana después del nacimiento del niño, cada vez que Heechul
despertó lo hizo lleno de temor, y no pudo librarse de sus aprensiones hasta
que se aseguró personalmente de que la criatura estaba bien. Su tía le había
contado una fantástica historia acerca de que Siwon salvó la vida de su hijo
pero no pudo creerlo. Si hubiera sido verdad, si él sintiera algo por su hijo,
habría venido a verlo. No vino ni una sola vez.
Heechul se
recobró lentamente del parto pero Junhui aumentó rápidamente de peso. Su
relación con su hijo se desarrollaba lentamente. Cuando él le sonrió por
primera vez, supo que era consciente de su amor.
Heechul se
dio cuenta que era tiempo de regresar a su casa. La única
razón por la que había permanecido tanto tiempo en la morada de Siwon fue
porque en todo ese tiempo no lo vio una sola vez. No sabía donde dormía él o si
se encontraba en la casa. Tampoco podía decidirse a preguntárselo a nadie, ni
siquiera a Donghae o a Leeteuk.
Sus amigos
mimaban a Junhui cada vez que traían la comida a Heechul y comentaban repetidas
veces cómo habían mejorado sus vidas desde la llegada del niño. Sólo pudo
pensar que Siwon detestaba tanto estar cerca que se había ido a vivir a otro
sitio, sin duda a la casa de Zhoumi, mientras él le ocupaba la casa.
Vikingos I -27
El parto
de Jaejoong duró toda la noche... horas largas, tortuosas, que pusieron a
prueba los nervios de todos. Yoomi se asustó mucho cuando
los gritos provenientes del alojamiento llegaron al hall. ¿Había ella gritado
en forma tan horrible las cinco veces que dio a luz?
Ello
explicaría por qué Kangta siempre había estado tan pálido cuando fue a verla
después, como si hubiera tenido que soportar más que ella. Sin embargo, hacia
el final sus sufrimientos habían disminuido gracias a una poción preparada por
una leal esclava del Lejano Oriente. Si por lo menos esa esclava hubiera
revelado su magia antes de morir, Jaejoong también ignoraría el dolor y no
temería futuros partos.
Los rayos
del sol siguieron a Heechul dentro del hall. Se veía lastimosamente demacrado,
como si él también hubiera sufrido los dolores de Jaejoong. Tenía la ropa
empapada en sudor y su pelo renegrido estaba pegoteado y desordenado. Yoomi
apenas lo reconoció.
— No me di
cuenta de que los gritos han cesado. Jaejong... la criatura... están...
— Todo
está bien, señora — dijo Heechul y se desplomó en la silla semejante a un trono
de Kangta . Su voz era débil, sus ojos estaban opacos— . Tenéis un hermoso
nieto y Jaejoong ahora duerme profundamente. Mi tía está cuidando de la
criatura .
Vikingos I -26
— ¿Estáis preñado, muchacho?
Heechul se
había negado a admitirlo y menos dispuesto estaba a dejar que otros lo
supieran.
— ¡No, no
lo estoy!
— Yo iba a
preguntaros la misma cosa, Heechul — dijo Leeteuk—
.Habéis engordado un poco.
— ¡Os digo
que no! —citó Heechul, e inconscientemente se cubrió el vientre con las manos—
. ¡Os digo que no estoy preñado!
Toda clase
de desastrosas posibilidades se agolparon en su mente. Siwon rechazando al niño
a causa de su odio. El obligado a permanecer aquí, como Jaejoong ¡No tenía que
suceder! Ya había llegado la primavera. Tendría que volver a su tierra pronto,
muy pronto.
Las
visitas se marcharon después de este estallido, no convencidos por la negativa
de Heechul.
Heechul
pasó una noche de insomnio, llena de imágenes aterrorizadoras que no pudo
controlar. Por la mañana estaba muy nervioso, exhausto pero completamente
despierto. Por fin había aceptado la verdad: una criatura crecía dentro de él.
— Una
criatura para una
criatura — dijo
en voz alta y
sintió lástima de sí mismo— Podremos jugar juntos, tener berrinches.
¡Oh, Dios, no quiero ser appa! ¡No sé cómo serlo!
VIkingos I -25
Jackie no
osó desobedecer a Siwon. Sabía que su amo estaba equivocado, ahora estaba
seguro de ello, pero también tenía la certidumbre de que nunca se dejaría
disuadir de su error. Jackie se condolía de Heechul. El joven no merecía un
tratamiento tan despiadado. Si no hubiera sido por el otro joven que había
destruido primero a Siwon, esta vez él habría podido ceder y confiar en Heechul.
Pero Siwon, un joven amargado, se había encerrado completamente en sí mismo y Heechul
sufría por ello.
Heechul no
dijo nada en el camino hasta la vivienda de Kangta . Jackie trajo un carro para
llevarlo y prometió que también le llevaría la yegua si bien el animal hubiera
recuperado un poco de sus fuerzas. Heechul nada respondió y fue con el corazón
acongojado que lo dejó en el hogar de su antiguo amo.
Heechul
fue recibido con grandes muestras de alegría por Boah, quien lo trató como a
un inválido después de expresar su compasión por el estado de su sobrino. No
le permitieron levantarse de la cama ni él lo intentó. Todos sus caprichos
hubieran sido satisfechos, pero Heechul nada pidió. Comió muy poco de lo que le
pusieron delante, pese a que Boah lo reprendió con severidad.
En vez de
ponerse más fuerte, se debilitó aun más. No quiso explicar nada ni responder a
ninguna pregunta, hasta el día que Jaejoong lo visitó.
VIkingos I -24
Siwon
estaba en la habitación de Heechul, con una sola vela sobre la repisa del hogar
por única luz. Miró con furia el fuego apagado y los restos de las dos ajorcas
de oro, ahora ennegrecidas, pero conservando su forma original. Así le devolvía
él su generosidad. Así le retribuía sus atenciones.
Siwon ya
no controlaba su ira. No lo hacía desde varios días. ¿Por qué fingir ante los
demás que no estaba afectado? Se sentía tan furioso que si hubiera podido
encontrar hoy a Heechul lo habría matado. Pero había pocas posibilidades de
encontrarlo... había planeado muy bien su huida.
Nunca más
volvería a confiar en un joven. Le había dado su palabra y él le creyó.
— ¡Tonto!
Vació el
jarro que tenía en la mano y salió de la habitación. Ordenaría que quemaran
todo lo que había allí. No quería que quedara ningún recuerdo del perro
embustero.
Siwon
entró en el hall donde Leeteuk estaba poniendo sobre la mesa su comida.
— ¿Dónde
está Jackie? — ladró.
Leeteuk
saltó nervioso y se apartó del camino.
Vikingos I -23
Heechul
encendió el fuego de la cocina y preparó una hogaza de pan achatado como tan a
menudo había visto hacer a Donghae. Ahora se sentía mucho más sereno.
Después de
que Siwon se marchara, lloró un poco más hasta que comprendió que había sido un
tonto. Siwon estaba dispuesto a compartir su vida con él, a darle lo que
pudiera. Debía aceptar eso y estarle agradecido. Algún día
podría cambiar y amar otra vez. Después de todo, él había cambiado.
La casa
estaba silenciosa con sólo el crepitar ocasional del fuego para romper el
silencio. Bugsy estaba echado debajo de la mesa de modo que Heechul no vio
cuando el animal irguió de pronto la cabeza. Sin embargo, oyó el ruido que
llegó desde el exterior y que alertó al mastín blanco.
¿Podría
ser que Siwon ya hubiera regresado? En ese caso, debió echar de menos su
compañía. Heechul se sonrió al pensarlo y esperó que se abriera la puerta. Se
abrió, aunque muy lentamente. El aire helado se precipitó en la habitación e
hizo estremecer a Heechul, pero no tanto como el saber que ni Siwon, ni ninguno
que él conocía, hubieran entrado en la casa de manera tan sigilosa.
Vikingos I -22
— ¿Cómo
sabéis que mi hermano participará? — preguntó él, sorprendido.
Heechul se
puso pálido y se volvió de inmediato. ¿ Cómo podía admitir que los había oído
hablar de la carrera sin descubrir que entendía la lengua de ellos?
— ¿Acaso
él no correrá?
Afortunadamente, Siwon se conformó con esa pregunta.
— Correrá,
pero también correré yo. ¿También a mi deseáis derrotarme?
Heechul lo
miró de soslayo.
Afortunadamente, Siwon se conformó con esa pregunta.
Vikingos I -21
— ¿Os dije ya que hoy os veis espléndido, Siwon? — Como había previsto, él lo miró con escepticismo.
Vikingos I -20
El día de
la fiesta del solsticio llegó más pronto de lo que Heechul hubiera deseado.
Aunque estaba ansioso por volver a ver a su tía y tenía muchas palabras
escogidas especialmente para decirle a Jaejoong, quien lamentaría el día que le
mintió a Heechul, no sentía ninguna prisa por hallarse en la casa de Kangta , a
quien quería odiar pese a saber que debía estarle agradecido por muchas cosas.
Además, ir allí con Siwon, presentarse delante de todos, no como su esclavo
sino como pareja, luciendo sus regalos. Se preguntó si podría soportar la
humillación.
Heechul
miró el hermoso atuendo. Era de un rico terciopelo encarnado, no demasiado
pesado, y bordado con hilos de oro. Era de un diseño sencillo, sin mangas al
estilo vikingo. Lo más llamativo era el ancho del cinturón de oro incrusta do
con rubíes que armonizaban con las ajorcas que lucía.
Donghae
ayudó a Heechul con su cabello, el joven no estaba para nada envidioso del
hecho de que Heechul estuviera invitado a la casa de Kangta , pero se sentía
muy excitado por el acontecimiento y no cesaba de charlar sobre la buena suerte
de su compañero.
Vikingos I -19
Hacía
frío. Mucho frío, en realidad. Por fortuna tenía su capa y sus polainas de
piel. También había una vieja manta de lana sobre un banco angosto, el único
mueble de la habitación. Pero no ardía ningún fuego y el ventanuco de la puerta
dejaba entrar el frío.
Tampoco le
habían traído comida. De pronto se sintió famélico, aunque hacía pocas horas
había compartido un poco de carne de venado con Siwon. El regresaría. No era
posible que lo dejara aquí hasta que se helara. Se sentó en el banco y se
cubrió las piernas con la manta. Los primeros días de cabalgar sin apuro con Siwon
habían sido fríamente silenciosos. Pero en los dos últimos días su humor mejoró
y Heechul empezó a creer que no le haría nada cuando regresara. Menos creyó que
él sería capaz de encerrarlo en esta celda.
Pasó una
hora y después otra. La bruma azul del cielo desapareció, dejando solamente una
oscuridad negra y deprimente, Heechul se estremeció y sintió las primeras señales
de la fiebre. Un rato después sintió calor y se despojó de la capa y de las
pieles sujetas con correas que le cubrían brazos y piernas.
El no iba
a regresar. Ese doloroso nudo apareció otra vez en su garganta y las lágrimas
le hicieron escocer los ojos. Después de todo lo que habían compartido, después
que le salvó la vida, él no podía ser tan cruel como para encerrarlo aquí.
Vikingos I -18
Siwon
subía la escalera justamente cuando Leeteuk bajaba.
— ¿Dónde
está Heechul? — preguntó— Si se ha puesto empecinado por lo de esta mañana, lo
castigaré.
Leeteuk se
puso pálido al verlo tan furioso.
— Justamente iba a buscaros, amo Siwon. El aún
no ha regresado. Estuvo ausente toda la tarde y temo que...
— ¿Adónde
fue? — lo interrumpió él, entornando los ojos.
Leeteuk
enrojeció y empezó a llorar.
— Dijo que
saldría a cabalgar... para calmar su pena... por la forma en que lo tratasteis
esta mañana.
Vikingos I -17
Heechul se
preguntó si en su vida volvería a ver algo tan hermoso como la aurora boreal.
Miró maravillado la niebla de color violeta que se arremolinaba en el cielo. Si
no hubiera hecho tanto frío, Heechul se habría quedado a contemplar
indefinidamente la bruma luminosa. Pero hacía frío, mucho frío, en realidad.
— Vamos,
Coran, antes que mis pies se congelen y yo también me convierta en hielo.
Fue un
golpe de suerte cuando Coran le preguntó si necesitaban más provisiones del
depósito antes de ir a acostarse. En realidad, no faltaba nada que no pudiera
esperar hasta la mañana, pero Heechul dio la excusa de que estaban escasos de
centeno para hacer pan y que si lo buscaban ahora, Coran podría dormir hasta
más tarde por la mañana.
Heechul lo
hizo esperar mientras sacaba dos sacos del pequeño lugar de depósito detrás de
la escalera donde se guardaban alimentos y especias.
VIkingos I -16
Siwon
salió de la floresta de pinos del este, pero detuvo su caballo en el borde
cuando vio el jinete que cruzaba el campo abierto de altas hierbas y con
gruesos parches de nieve. Pudo ver claramente al jinete porque el cielo
crepuscular tenía un suave color azul que daba luz suficiente sin los rayos del
sol.
Siwon se
irguió y admiró la gracia del caballo gris plateado que corría raudamente por
el campo, pero no reconoció al animal como uno de los suyos y de sus vecinos.
Sin embargo, recordó haber visto un caballo así en el establo de su padre.
El jinete
era pequeño. Seguramente no era su padre, ni Yunho. ¿Su madre, quizá? Siwon
sintió que su curiosidad aumentaba hasta que vio que el sombrero de pieles del
jinete caía volando al suelo dejando ver una melena renegrida. Entonces se
enfureció.
Heechul
había robado el caballo de su padre. No había respuesta posible: Heechul estaba
huyendo. Su primer impulso fue perseguirlo y demostrarle inmediatamente que
había fracasado. Pero los movimientos de su propio caballo le recordaron que su
semental estaba cansado y que no se encontraba en condiciones de lanzarse a la
carrera.
VIkingos I -15
La primera
nevada demoró en llegar y no ocurrió hasta fines de otoño. Cuando vino, una
tormenta que duró toda una semana heló lagos y estanques y dejó un manto de
nieve de un metro a un metro y medio de espesor. La tierra quedó melancólicamente
amortajada de blanco.
Pocos
querían salir a desafiar el viento helado y la nieve que caía. Siwon era uno de
ellos. Cuando empezó la tormenta , llevaba ausente dos semanas y cuando la
nevada cesó, todavía no había regresado.
El mismo
día que calmó el viento, Kangta vino a la casa de Siwon trayendo consigo,
además de su caballo, una hermosa yegua de manto plateado. Su esposa le había
dicho que según a ella le había contado Boah que ese animal en especial había
pertenecido a lord Heechul. Ahora él llevaba tres largos meses cavilando sobre el
joven de pelo renegrido. El disgusto que hacia él mostraba su propio hijo no lo
hacía sentirse mejor. Lamentaba habérselo dado a Siwon, porque aunque no había
venido a visitarlo personalmente en esos meses, temía que a Heechul no le
hubieran ido muy bien las cosas con el mal humor de su hijo.
Kangta le
había dado al jovencito a Siwon en la esperanza de que el temple y la belleza
de Heechul apartarían la mente del muchacho de la perra que lo había convertido
de un joven animoso en un hombre cínico y frío.
Vikingos I -14
Era tarde
cuando Siwon llegó por fin para su comida. Heechul vio inmediatamente los
pantalones manchados de sangre y lo miró inquisitivamente a la cara.
— No sabía
que teníais enemigos en vuestra tierra — dijo en tono pensativo, con voz ronca.
— Eso es
verdad, pero hoy no encontré a ninguno — replicó él y se le acercó con una
sonrisa en los labios— . Debo decepcionarte, y deciros que la sangre no es mía
sino del ciervo que Yesung está desollando ahora.
— ¿Yesung?
— Es otro
de mis esclavos.
La forma
indirecta de recordarle su posición no pasó inadvertida para Heechul. Sus
mejillas enrojecieron y sus ojos despidieron chispas.
— ¿Yesung?
Vikingos I -13
Siwon
llegó a la cima de la pequeña colina y detuvo su caballo. Se apeó y se pasó las
manos por su pelo en desorden. Había cabalgado duramente la mayor parte del
día, a veces sin siquiera percatarse de dónde estaba y dejando al semental que
fuera donde quería. Sin embargo, Siwon todavía no había resuelto la confusión
de sus pensamientos que le pesaban continuamente desde que dejó al altanero Heechul.
El destino del joven, el destino que él le había preparado, pendía como una
nube oscura sobre su cabeza.
Se maldijo
a sí mismo un centenar de veces por las palabras que había pronunciado
encolerizado, palabras que muy bien podían poner fin a la vida de él. ¿Podía
ser de veras tan empecinado? ¿Y por una cuestión tan trivial? Hubiera debido
seguir su primer impulso, que fue golpearlo. Pero lo había detenido la idea de
golpear ese rostro tan hermoso.
Si
regresaba a su habitación y la encontraba aún en desorden, ¿qué haría? Si esta
vez cedía, nunca podría manejar al jovencito. Si ninguno de los dos cedía, el
joven moriría...
Vikingos I -12
— ¿De modo
que no quiere trabajar para vos? — preguntó Hyukjae.
— No,
trabaja en el establo.
—
¿Permitís eso? — preguntó Hyukjae, sorprendido.
— Es lo
único que acepta hacer — admitió Siwon de mala gana, y su ceño se acentuó.
Las
carcajadas de Hyukjae resonaron en el salón.
— ¡De modo
que el joven tenía razón! Sois vos quien ha sido domado, no él.
— ¿Él dijo
eso?
Vikingos I -11
Siwon
quedó inmóvil un largo momento, intrigado por el atrevido examen de Heechul.
Rápidamente notó que parecía muy satisfecho consigo mismo. Sin duda, creía que
había obtenido una victoria sobre él. ¿Era así?
Gradualmente,
una sonrisa curvó los labios de Siwon. Se apeó y entregó las riendas a Heechul.
Él las tomó y, sin que se lo dijeran, llevó al semental al sitio donde lo había
visto antes. Jackie se acercó para quitar la pesada silla, pero Siwon lo detuvo
y lo despidió. El anciano regresó al fondo del establo murmurando que el
descanso le vendría bien a sus huesos.
—Este
caballo necesita atención —dijo Siwon, por fin en tono
condescendiente— Ocupaos
— ¿Creéis
que no puedo? — replicó él, ligeramente picado— . ¿Entonces esto es una prueba?
— No joven,
es una orden. Se os ha dado una tarea..
. hacedla.
— ¡Vos...
ooohhh!
Sujetó su
lengua y le dirigió, en cambio, una mirada asesina antes de quitar la silla.
Fueron necesarios varios fuertes tirones antes que la misma cediera; después,
el gran peso casi lo hace caer de espaldas. A continuación, Heechul se volvió
con esfuerzo para poner la silla sobre el travesaño del establo. Con el pecho
subiendo y bajando por el esfuerzo, lo miró triunfante.
— ¡Ya
está!
Siwon
cruzó los brazos y se apoyó en uno de los postes.
— ¿Está
qué? No habéis terminado. ¿Debo deciros lo que tenéis que hacer?
— Sé
cuidar los caballos mejor que vos, vikingo. ¡A puesto a que también sé
manejarlos mejor! — estalló y tomó un trapo para frotar los flancos sudados del
semental — ¡Si yo hubiera esta do montándolo esta mañana, no habría pateado a
la yegua!
—
Aprovecháis toda oportunidad que se os presenta para actuar como varón — dijo él en tono burlón— . Pero yo he visto
el otro aspecto de vos.
—
¡Largaos! — grito Heechul con furia y con el rostro enrojecido— .¡No necesito
que estéis vigilándome! — Siwon rió con ganas.
— Ahora me
ordenáis que me largue de mi propio establo. ¿No tiene límites vuestra osadía?
Él lo miró
y no pudo contener una sonrisa. Sabía que esta vez había sobrepasado sus
límites.
— Tenéis
razón — dijo, ya disipada su cólera— . Quedaos, si lo deseáis, aunque no sé por
qué ibais a desearlo.
Siwon se
abstuvo de señalar que no necesitaba su permiso. En cambio,
observó en silencio y notó que en realidad sabía muy bien hacer la tarea de
caballeriza.
Cuando Heechul
trajo avena para el semental, Siwon habló otra vez.
— ¿Cómo lo
pasasteis anoche?
El lo miró
por el rabillo del ojo, intrigado por la pregunta.
— Bastante
bien.
— ¿No
añorasteis lo blando de mi cama? — preguntó con ojos brillantes de picardía.
Heechul se sonrió de la pregunta.
— Encontré
mi nueva cama mucho más de mi agrado, pues no tuve que compartirla.
Siwon se
acercó más, se aprovechó del humor alegre de Heechul y lo tomó del mentón.
— ¿Qué os
hace pensar que no la compartiréis?
Antes de
que Heechul pudiera responder, él lo abrazó y besó en la boca. El beso fue un
choque para los sentidos de Heechul. Fue su primer beso, porque no podía contar
el que le había dado Yunho. La boca de Siwon se apoyó suavemente en la suya y
se movió con delicadeza. Después, su lengua le separó los labios y exploró con
dulzura, provocándole otra sacudida de los sentidos. Heechul notó con asombro
que esta tierna proximidad era inmensamente agradable. Su sangre pareció
acelerarse en sus venas y subírsele como vi no a la cabeza.
También
comprobó que deseaba estar aún más cerca de este hombre, le echó los brazos al
cuello y se apretó firmemente contra ese cuerpo duro y sólido. Sintió que él se
estremecía por la sorpresa y entonces esos brazos parecieron aplastarlo y el
beso se volvió más exigente, como si quisiera devorarlo entero.
¿Su
espontáneo gesto lo había espoleado hasta este ataque tan impulsivo y urgente? Le
gustó y deseó que no se detuviera. Se sintió transido por los fuegos de la
pasión. El era el enemigo, pero eso no parecía importarle a
su cuerpo traidor. Su contacto era como una droga que le cegaba para todo lo
demás.
Eso no
estaba bien, se dijo, mientras se deleitaba con el vértigo de sus sentidos.
Debía detenerlo; debía. Por fin reunió la fuerza necesaria para apartar sus
labios y ganar el tiempo que necesitaba para recobrar su voluntad, cosa que
hizo rápidamente.. Cuando vio que él no lo soltaba, rió suavemente y le habló
al oído.
— ¿Vais a
tomarme aquí, a tumbarme en el heno con Jackie presente?
Los brazos
de él se abrieron tan de repente que Heechul tuvo que retroceder un paso para
no caer. Lo miró un largo momento con el entrecejo sombrío. Después giró sobre
sus talones y se alejó con paso enérgico.
Heechul tuvo
que contener la risa para que no lo oyese y se enfureciera aún más. Había
ganado otra batalla, aunque esta victoria había sido mucho más difícil.
Había transcurrido
una semana desde que Heechul empezara a trabajar en el establo. El y Jackie ya
se habían hecho muy amigos, pues lo trataba como a un hijo y a Heechul le
gustaba trabajar con él.
Terminó de
frotar a la yegua blanca y le palmeó los flancos. Cuando terminaba el trabajo
del establo, Jackie a veces le permitía sacar uno de los caballos por una hora,
más o menos. Esta vez, eligió el semental castaño.
Saludó a Jackie
con la mano, montó a caballo y salió del patio. Hizo trotar al animal y cuando
cruzaron la pradera llana lo hizo galopar. Por primera vez en ese día se sentía
libre. Olvidó su condición de cautivo y su lucha en esta tierra extraña y
ajena. Una euforia que no sentía desde hacia meses se apoderó de él. Perdió
toda la noción del tiempo y le pareció que llevaba cabalgando horas y días.
Una o dos
horas más tarde, la sonrisa desapareció de su rostro cuando vio a la distancia,
dos jinetes que se le acercaban rápidamente. Todavía estaban demasiado lejos
para identificarlos. ¿Quiénes podían ser?, se preguntó.
Siwon, no,
porque había regresado de su cabalgata matinal poco antes de que él saliera y
atendiera su cansado semental. ¿Yunho, quizá? ¿Y Kangta ? Su rostro se
endureció al pensar que confrontaría con su enemigo jurado. Pero cuando
estuvieron más cerca, notó con sorpresa que eran desconocidos para él. Llegaron
a su lado. Eran altos y rubios. A Heechul no le gustaron sus expresiones. Uno
tenía ojos penetrantes que inspiraban desconfianza y el otro mostraba en una
mejilla una cicatriz larga e irregular que le daba un aspecto siniestro.
— Vos no
sois vikingo con ese pelo — dijo el de la cicatriz— . ¿Un esclavo capturado,
quizá?
Una
expresión de cólera cruzó la cara de Heechul. Tomó el cuchillo que llevaba
oculto en su bota y lo empuñó, aguardando el momento oportuno para atacar.
Ellos
vieron el brillo de la hoja y se hicieron una señal con las cabezas, enseguida
se pusieron a cada lado de él, uno aferró la brida del caballo y el otro
intentó arrancarle el cuchillo. Él lo blandió, pero el hombre a quien atacó
levantó una mano que fue herida por la hoja. El hombre lanzó un juramento
cuando la sangre empezó a manar de la herida.
Una
expresión de cólera apareció en la cara del compañero. Cuando
Heechul se volvió, él le derribó del caballo. Cayó al suelo y quedó un momento
atontado, mientras él le quitaba el cuchillo y le sujetaba los brazos detrás de
la cabeza. El otro se envolvió la mano con un trozo de tela y, con una cruel
expresión en la cara, le ató brutalmente los brazos hacia arriba.
— De modo
que me habéis provocado, muchacho — dijo el herido en tono despectivo. Se le puso
encima, le inmovilizó las piernas y empezó a moverse contra su cuerpo.
Heechul
sintió su virilidad y pateó con furia, pero el peso de él lo tenía sujeta de
tal forma que no pudo moverse. El hombre tiró con furia de la parte superior de
la camisa y la desgarró hasta la cintura, dejando expuestos su pecho. Pataleó y
mordió, pero esto sólo aumentó el placer de su atacante, que empezó a
desprenderse los pantalones para liberar su miembro hinchado. Cuando se
disponía a penetrarlo, oyó ruido de cascos que se acercaban y levantó la vista
alarmado.
Por favor,
Dios querido, que sea un amigo, no un enemigo, rogó Heechul en silencio.
Aprovechó la vacilación del hombre y trató de sacárselo de encima, pero el
enorme peso no se movió. Un segundo después se sorprendió cuando él se levantó
y se dirigió a su compañero con voz cargada de temor.
— Vámonos
— dijo. Los dos espolearon sus animales y se alejaron al galope.
Heechul
volvió la cabeza y vio a Siwon que frenaba su caballo a pocos metros. Quedó
inmóvil, el rostro encendido por la humillación, olvidado su miedo de hacía un
minuto. Oh, que él tuviera que rescatarlo como si fuera uno de esos jóvenes débiles
e indefensos que despreciaba. Cerró los ojos un momento, avergonzado. Cuando
los abrió, se sorprendió al ver a Siwon inclinado sobre él con una expresión de
preocupación en sus ojos claros.
— ¿Estáis
herido, Heechul? — preguntó con suavidad, y
le tocó la cara.
— ¡Dejadme
tranquilo! — gritó, rojo de furia. El se hizo atrás como si lo hubieran
abofeteado y sus facciones se endurecieron.
—
Levantaos — dijo, y lo hizo ponerse de pie. Le dio la camisa desgarrada para
que se cubriera y lo empujó hacia s u caballo— . Es la última vez que salís solo
a cabalgar — dijo en tono cortante. — ¿Quién os dio permiso para salir del
patio?
Heechul no
respondió. El miró a lo lejos.
— No vi de
cerca a vuestros atacantes, y aunque a nuestro regreso enviaré hombres a
perseguirlos, probablemente son mercaderes viajeros o bandidos. Es probable que
para entonces hayan salido del fiordo y no los encuentren. Hubieran podido
mataros — añadió con furia, y le volvió la espalda— Ahora, montad, lo empujó
hacia el semental— . Estoy empezando a creer que sería sensato venderos en el
próximo mercado de esclavos.
No volvió
a dirigirle la palabra ni a dar señales de que reconocía su presencia durante
el resto del camino de regreso, y cuando entraron en el patio, le arrojó las
riendas de su caballo y se alejó caminando.
Después de
ese día Heechul veía a Siwon todos los días por las mañanas cuando él salía a
caballo como era su costumbre, o la mayoría de los días también por la tarde.
Cada vez
que él regresaba, le entregaba el sudoroso semental. No se hablaban. En
realidad, él no le había dicho una palabra. Ni siquiera se daba por enterado de
su presencia, excepto para arrojarle las riendas del semental; enseguida, se
alejaba muy erguido.
Heechul se
preguntaba a menudo por qué lo ignoraba tan deliberadamente y si lo que él
había dicho era verdad: que no le interesaban los jóvenes excepto cuando su
cuerpo se lo pedía. Le irritaba algo ver que no ejercía influencia sobre él,
porque había empezado a creer lo contrario. El, por su
parte, todavía tenía el poder de hacerlo inmensamente consciente de su
presencia. En los momentos más inesperados, se sorprendía pensando en él y eso no
le gustaba. Lo más fastidioso era el hecho de que no podía olvidar el día que
intentó humillarlo sin conseguirlo. Obviamente Siwon lo había borrado por
completo de su mente.
Heechul
estaba metido en una pequeña tina. Su cabeza descansaba apoyada en el borde, sus
pensamientos eran tranquilos, se sentía relajado. Estaba sola en la casita; un
fuego ardía en el hogar cerca de él. Donghae y Leeteuk todavía se hallaban en
la casa grande, sin duda sirviéndole la comida a Siwon.
No oyó
cuando la puerta se abrió silenciosamente, pero sintió la intromisión cuando el
aire frío le tocó la cara y le hizo temblar. Alzó la vista y vio a un vikingo
muy alto parado junto a la puerta y mirándolo con sorprendidos ojos.
— Iros por
donde habéis venido, vikingo, y cerrad la puerta antes de que me enfríe.
El cerró
la puerta, pero desde adentro, y se le acercó. Heechul bajó la vista para
asegurarse de que el agua le cubría el cuerpo antes de volver a mirar
recelosamente al intruso.
No había
visto antes a este hombre, pero por su altura y constitución le recordó a Siwon.
Sus ojos le admiraban amorosamente. Su cara era agradable y Heechul notó allí
humor y hasta bondad. La sonrisa le iluminaba los ojos y le formaba pequeñas
arrugas en los bordes exteriores de los mismos.
Era
evidente que él no había entendido la orden. Esta barrera del idioma era por
cierto un inconveniente. Heechul hubiera podido hacerse entender, pero todavía
no quería descubrirse. En cambio, le indicó que se marchara con movimientos de
las manos, pero él se limitó a menear la cabeza y a acentuar su sonrisa.
—
¡Marchaos, maldición! — gritó lleno de frustración.
— No es
necesario que os alteréis, joven — Heechul agrandó los ojos.
— Habláis
mi lengua.
— Sí, Siwon
me enseñó cuando éramos más jóvenes — replicó él, divertido ante su confusión.
— ¿Quién
sois? — preguntó por fin.
— Hyukjae.
La
expresión de Heechul cambió.
— Si
habéis venido por Donghae, él no está aquí.
— Ya lo
veo — replicó él y se acercó aún más— . De modo que sois el nuevo esclavo de Siwon
— lo dijo como un hecho sabido, sin notar la furia ardiente que asomó a los
ojos de Heechul— He oído hablar mucho de vos.
— Y yo de
vos — replicó Heechul con furia— Yo no respeto a un hombre que no reconoce a su
hijo, y que no toma al appa ese hijo por esposo.
Hyukjae lo
miró atónito y arrugó el entrecejo.
— De modo
que Donghae tiene la lengua suelta.
— No
culpéis a Donghae — repuso Heechul con frialdad— Él habla de vos sólo con amor
y con orgullo y no os reprocha vuestra cobardía. ¿No os importa que otros
hombres se acuesten con el appa de vuestro hijo?
Una
expresión herida cruzó la cara de él.
— Me
importa — dijo— . Pero todavía no puedo hacer nada al especto. Él pertenece a Siwon.
— Y teméis
pedirle por él — dijo Heechul, con obvio desprecio.
— Lo
que yo temo, joven,
es su negativa,
porque entonces no podría volver a pedirle...
— Si yo
fuera vos, tomaría lo que quiero. Vosotros, los vikingos, parecéis siempre
dispuestos a hacerlo — Hyukjae rió de repente y lo sorprendió. — De modo que
sois tan arrogante y hablador como dicen. Veo que Siwon aún
no os domó.
Heechul
sonrió pese a sí mismo.
— Si
miráis con atención, veréis que es Siwon quien ha sido domado. El no era rival
para mí.
— Me
gustaría saber si Siwon está de acuerdo con eso — repuso él, y por fin llegó
junto a la tina.
Heechul lo
miró con desenfado.
— ¿Os
gusta lo que veis, vikingo? — preguntó en tono provocativo, y se sorprendió de
sí mismo al hacerlo.
— Sin duda
— respondió él.
— Bueno,
si tenéis pensado ver más, olvidadlo ahora mismo. Yo elegiré a mis amantes, no
ellos a mí. Y vos, con seguridad, no seréis de los elegidos.
El rió con
ganas y sus ojos brillaron.
— Son
palabras valientes para un joven que se encuentra a mi merced.
Metió un
dedo en el agua y le sonrió.
— Cuidado,
vikingo — su voz se volvió fría— . Donghae jamás
me perdonaría si yo tuviera que lastimaros.
— ¡Ja! —
rió él — ¿Y sin duda se lo contaríais?
— Se lo
contaría — El retrocedió.
— Bueno,
nada tenéis que temer de mí. No voy a tocaros — Heechul sonrió.
— Yo no os
temo, Hyukjae. Yo no le temo a ningún hombre — El enarcó una ceja.
— ¿Ni
siquiera a Siwon?
—
Especialmente no a Siwon.
—
Deberíais temerle — repuso él en tono seri o— . No lo toméis tan ligeramente
como parece que lo tomáis.
Con eso se
volvió y se marchó, dejándolo intrigado por esta advertencia inesperada.
Siwon
estaba sentado solo ante la larga mesa, terminando un sustancioso guisado y
cavilando en su soledad. Bugsy yacía a sus pies y golpeaba ruidosamente el
suelo con la cola, esperando con paciencia un resto de comida.
La mayoría
de las veces, Siwon disfrutaba de la tranquila soledad, pero en otras
ocasiones, como ahora, casi deseaba haber permanecido en la casa de sus padres
en vez de instalarse en este caserón frío y vacío. Echaba de menos la calidez
de su familia, la plática y el compañerismo. Ni siquiera tenía a Jooahn para
que le hiciera compañía durante las comidas. Porque ella sólo se alojaba en su
casa cuando estaba ausente. Y ahora que tenía menos esclavos que supervisar,
sólo venía dos veces en la semana para darles instrucciones.
Siwon
pinchó con aire distraído un trozo de venado y se lo dio al mastín.
Pronto los
sirvientes terminarían sus tareas en la casa y regresarían a sus viviendas para
pasar la noche. Entonces él quedaría completamente solo en esta gran casa, con
sólo Bugsy para acompañarlo hasta la cama.
Hacia tres
años había creído que sería diferente. Cómo se equivocó. Había alentado
esperanzas de que contaría con una nueva familia para añadir placer a su vida.
Hijos a los que pudiera ver crecer, un esposo amante para calentarle la cama.
¡Nunca había existido un tonto más grande que el que estaba sentado a esta
mesa! Ahora nunca tendría una pareja para compartir su vida. Nunca confiaría en
ninguna lo suficiente para entregarle su amor. Nunca más se expondría a sufrir
otra herida de ésas.
Pero
levantó la cabeza cuando las risitas de Donghae llegaron desde el área de
cocinar. Un momento después, Hyukjae entró en el salón, con una sonrisa de
satisfacción en los labios. Saludó a Siwon y se sentó a la mesa.
— Juro que
cuando venís a visitarme pasáis más tiempo con ese joven que
conmigo — dijo Siwon de buen humor, contento de interrumpir sus cavilaciones.
— Admito
que encuentro su compañía más agradable que la vuestra. Vuestro humor está
generalmente muy agriado mientras él es, oh, muy dulce — Hyukjae rió
— ¡Hum!
Debí saber que él era la única razón de vuestra visita — replicó Siwon,
fingiéndose ofendido— . Marchaos, entonces. Lo libero de sus obligaciones para
complaceros a vos.
— Me
herís, Siwon — dijo Hyukjae y se llevó las manos al corazón para acentuar el
significado de sus palabras— Es muy triste que un hombre prefiera la compañía
de un joven a la de un amigo de confianza
— Ajá —
repuso Siwon, ya sin bromear. Enseguida sonrió— . ¿Entonces, qué os ha tenido
tanto tiempo ausente? Eché de menos vuestra presencia en el festín y no os he
visto desde que regresamos a casa.
— Estuve
cosechando los pocos campos que poseo. A diferencia de vos, no tengo tantos
esclavos como para no verme en la necesidad de ocuparme personalmente de la
cosecha.
—
Debisteis pedir ayuda, Hyukjae. Mis cosechas fueron recogidas hace un mes. Los
esclavos no tenían nada que hacer y yo tampoco.
— Quizás
el año que viene lo haga..., pero por un precio.
— ¡Bah! ¿Queréis poner precio a la amistad? ¡Ahora sois vos quien me hiere a mí!
— Entonces
lo haré, Siwon, si regresáis a tiempo de Oriente. — Siwon demostró sorpresa.
— ¿No
vendréis conmigo en la primavera, entonces?
— No lo he decidido aún — respondió Hyukjae con seriedad— . Mi madre no lo pasó bien durante el invierno sin mi compañía.
— Nos fue
bien en nuestra primera aventura comercial — replicó Siwon— . Quizá nos
demoramos demasiado tiempo con los esclavos y por eso
tuvimos que quedarnos. Pero eso no volverá a suceder.
— Eso,
sólo Odín puede decirlo con seguridad — admitió Hyukjae— . Ya veremos.
Donghae
entró con varias jarras de cerveza y los dos hombres quedaron callados. Siwon
vio la mirada que intercambiaron Hyukjae y el joven y casi envidió la relación
que compartían. Le hubiera gustado tomar a un joven tan ligeramente como su
amigo, sin comprometerse.
Cuando Donghae
se fue, Hyukjae sonrió y se acercó más a Siwon.
— Encontré
a vuestro nuevo esclavo cuando venía hacia aquí.
— ¿Sí?
— Sí.
Primero me detuve en la casita de los jóvenes para ver si Donghae estaba allí,
pero en cambio encontré bañándose a esa belleza de pelo negro.
Los ojos
de Siwon se ensombrecieron.
— ¿Y?
— Me
pregunto por qué lo alejáis de vos cuando vuestra cama es lo bastante grande
para dos.
— ¡Hum! —
gruñó Siwon— . No debéis haber hablado con él o no os haríais esa pregunta.
Ciertamente, él es una rosa, pero sus espinas son demasiado agudas para mi
gusto.
— Oh,
hablé con él... un poco — Hyukjae sonrió — Me provocó con osadía en realidad,
sólo para amenazarme enseguida si me atrevía a tocarlo.
— ¿Lo
tocasteis? — preguntó Siwon, ceñudo.
— No, pero
apostaría a que el próximo hombre que lo encuentre lo hará. ¿No os importa compartirlo?
— ¿Por qué
iba a importarme? Quizás eso la ponga en su lugar — dijo Siwon, torvamente.
Hyukjae
rió.
— ¿Todavía tenéis que cumplir la promesa que hicisteis en el festín? El joven aún no está domado, ¿eh?
— No
tenéis que recordarme esa promesa de borracho — dijo Siwon, con una mueca.
Recordó
claramente la promesa porque en aquella oportunidad no estaba borracho, sino
enfurecido por las constantes bromas de su hermano sobre que nunca podría
manejar a un joven pendenciero como Heechul. Poniendo las manos sobre la tabla
sagrada dedicada al dios Frey y bebiendo de la copa ritual, había prometido
delante de todos que lo domaría.
— ¿De modo
que no quiere trabajar para vos? — preguntó Hyukjae.
— No,
trabaja en el establo.
—
¿Permitís eso? — preguntó Hyukjae, sorprendido.
— Es lo
único que acepta hacer — admitió Siwon de mala gana, y su ceño se acentuó.
Las
carcajadas de Hyukjae resonaron en el salón.
— ¡De modo
que el joven tenía razón! Sois vos quien ha sido domado, no él.
— ¿Él dijo
eso?
La risa de
Hyukjae se apagó y él arrugó el entrecejo ante la expresión de cólera que
apareció en el rostro de su amigo.
— Vamos, Siwon.
No quisiera causar con mis palabras un daño al joven.
— ¡No
sufrirá ningún daño, pero por Thor, no estará tan satisfecho consigo mismo por
la mañana!
Heechul se sonrió de la pregunta.
— ¡Bah! ¿Queréis poner precio a la amistad? ¡Ahora sois vos quien me hiere a mí!
— No lo he decidido aún — respondió Hyukjae con seriedad— . Mi madre no lo pasó bien durante el invierno sin mi compañía.
— ¿Todavía tenéis que cumplir la promesa que hicisteis en el festín? El joven aún no está domado, ¿eh?
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yota´s news : De regreso?
Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas. Me gustaría decirle...