— ¿Estáis preñado, muchacho?
Heechul se
había negado a admitirlo y menos dispuesto estaba a dejar que otros lo
supieran.
— ¡No, no
lo estoy!
— Yo iba a
preguntaros la misma cosa, Heechul — dijo Leeteuk—
.Habéis engordado un poco.
— ¡Os digo
que no! —citó Heechul, e inconscientemente se cubrió el vientre con las manos—
. ¡Os digo que no estoy preñado!
Toda clase
de desastrosas posibilidades se agolparon en su mente. Siwon rechazando al niño
a causa de su odio. El obligado a permanecer aquí, como Jaejoong ¡No tenía que
suceder! Ya había llegado la primavera. Tendría que volver a su tierra pronto,
muy pronto.
Las
visitas se marcharon después de este estallido, no convencidos por la negativa
de Heechul.
Heechul
pasó una noche de insomnio, llena de imágenes aterrorizadoras que no pudo
controlar. Por la mañana estaba muy nervioso, exhausto pero completamente
despierto. Por fin había aceptado la verdad: una criatura crecía dentro de él.
— Una
criatura para una
criatura — dijo
en voz alta y
sintió lástima de sí mismo— Podremos jugar juntos, tener berrinches.
¡Oh, Dios, no quiero ser appa! ¡No sé cómo serlo!
Lloró,
aunque lo había hecho ya toda la noche. Kangta debía zarpar de inmediato, antes
de que nadie más notara su estado. Debía alejarse de esta tierra pagana y dar a
luz a su criatura entre su propia gente, donde no tuviera que temer por la vida
de su niño.
Heechul se
preparó a partir. Cuando abrió la puerta sintió como si los dioses paganos
conspiraran contra él. El suelo estaba cubierto de un blanco manto de nieve
recién caída. ¿Cómo osaba nevar tan entrada la primavera? Se preguntó
irracionalmente.
El pánico
lo dominó y cabalgó a imprudente velocidad hasta la casa de Kangta . Buscó a Yoomi
y la encontró con Jaejong. Estaban cosiendo ropitas para un nuevo bebé. ¿Sabía Jaejoong
el destino que le aguardaba a su criatura si no nacía sana? ¿Lo sabía Yoomi? Heechul
miró las ropitas y momentáneamente olvidó por qué había venido.
— Tenéis
el rostro encendido, Heechul — comentó Yoomi, dejando a un lado sus labores.
— Debe de
ser la luz, señora — dijo Heechul con aire culpable— .Me siento bien.
— Ojalá
todos se sintieran bien.
— ¿Cómo,
señora?
— Oh, mi
marido ha caído enfermo. No es nada serio pero no soporta estar en la cama —
como respondiendo a sus palabras, llegó un grito de la habitación de Kangta — .
¿Lo veis?
— ¿Cuándo
estará lo bastante bien para partir? — preguntó Heechul con ansiedad.
— No será
pronto, Heechul, pero tampoco falta mucho. El barco estaba siendo aprovisionado
hasta que cayó esta nevada inesperada. Ahora los hombres deben esperar que el
tiempo mejore otra vez antes de continuar. Para entonces, también mi marido
habrá mejorado lo suficiente.
— ¿Pero
cuánto tiempo?
— Yo diría que hasta principios del verano. Es una hermosa época del año para navegar.
— ¡El
verano! ¡No puedo esperar tanto, señora! — dijo Heechul, alzando sin darse
cuenta la voz.
— ¿Qué
sucede, Heechul?— preguntó Jaejoong— . Me alegré cuando supe que no partiríais
tan pronto. Estaréis aquí cuando yo dé a luz.
Cómo había
cambiado a Jaejoong su inminente paternidad. Ya no se mostraba rencoroso, lleno
de deseos de venganza. Por fin era realmente feliz.
— Parece
que no tengo otra alternativa que quedarme , aunque, por supuesto, será un
placer ver a vuestro hijo antes de marcharme, Jae. Si enviáis por mí cuando
llegue el momento os ayudaré en todo lo que pueda— «Y me ocuparé de que nada
malo le suceda a vuestro hijo», añadió en silencio para sí mismo, antes de
despedirse.
Cuando
cruzó la puerta para marcharse, Heechul vio a Siwon que entraba en ese momento
en el patio. Se detuvo. Junto a él, en una yegua de patas cortas, estaba Zhoumi,
con una sonrisa radiante, llenando el aire con sus carcajadas argentinas.
Heechul encontró la mirada de Siwon y se estremeció ante la expresión glacial de esos ojos. Se volvió para entrar de nuevo en el hall, para ocultarse, para huir, para alejarse de esa mirada que le hería más que un golpe físico. Pero el sonido de la voz de Siwon le hizo detenerse, torturándolo con su tono suave.
—
Permitidme ayudaros, amor mío.
Heechul se
sintió ahogado por el dolor. El hablaba su lengua, no la de él, a fin de que
pudiera entender cada palabra. Halagaba a Zhoumi en su presencia.
— ¿Cómo
puede perdonarlo a él y no a mí? — se preguntó.
— ¿Qué
dijisteis, Siwon?
—
Permitidme que os ayude a bajar del caballo, Zhoumi — repuso él, ahora en su
propia lengua.
— Supe que
vendríais — dijo Zhoumi con gran confianza— . Cuando me enteré de que os
habíais librado de esa bruja celta, supe que seríais mío otra vez.
— ¿De
veras?
Heechul no
pudo soportar seguir escuchando. Cruzó corriendo el hall, ignorando la
presencia de Yoomi y Jaejoong, y salió tropezando por los fondos de la casa.
Enjugó las lágrimas que le nublaban la visión y corrió, sin detenerse, hasta el
establo para buscar a Gibok.
Cuando Siwon
vio que Heechul se había marchado soltó rápidamente la cintura de Zhoumi. Lanzó
una mirada asesina a la puerta donde había estado el joven, todavía
imaginándoselo allí, deseando ponerle las manos encima, aunque sabiendo muy
bien que si Heechul llegaba a acercársele él lo mataría.
— Bueno,
ayudadme a bajar, mi amor — Siwon dirigió su mirada furiosa a Zhoumi.
— ¡A lo
que os ayudaré es a que sintáis el peso de mi espada!
— ¿Qué...
qué sucede con vos?
— ¡Nunca
volváis a acercaros a mí en el camino ni a seguirme, Zhoumi! ¡Si apreciáis en
algo vuestra vida, nunca, unca volváis a acercaros a mí, Zhoumi!
— ¡Pero...
pero yo creí que todo estaba perdonado!
— gritó el joven— . Vos me sonreísteis. Vos... vos no me mirasteis mal
hace un momento, cuando él... — Zhoumi ahogó una exclamación y agrandó sus
ojos— . ¿Vuestros modales amables fueron para que viera él?
— Cuidado,
Zhoumi — le advirtió él entono glacial— No tengo paciencia para soportar
vuestra presencia.
— Siwon,
por favor. Debéis perdonarme por lo pasado. Una vez compartimos un amor. ¿Lo
habéis olvidado?
— No,
recuerdo que me jurasteis amor — su voz se hizo más grave, como la calma
después de una tormenta— . Y también recuerdo que preferisteis al primer hombre
que agitó una bolsa llena ante vuestros ojos codiciosos.
— He
cambiado, Siwon. La riqueza ya no tiene importancia para mí.
— Eso
podéis decirlo fácilmente, ahora que tenéis lo que queríais — dijo él con
desdén.
— Eso no
es verdad, Siwon. Os quiero a vos. Os quise siempre.
— Y yo os
quería a vos entonces ¡Ahora preferiría pudrirme en el infierno antes que
volver con vos!
— ¡No
digáis eso, Siwon! — gritó.
— ¡Iros, Zhoumi!
— ¡Es a
causa de ese brujo extranjero que no queréis perdonarme! ¿Qué hechizo ha
lanzado sobre vos?
— Ningún
hechizo. El está muerto para mí, como vos. ¡Ninguno de los dos tendrá jamás mi
perdón!
— Vos...
El lo
interrumpió aplicando una fuerte palmada a las ancas de la yegua. El animal
salió disparado del patio, con Zhoumi luchando por controlarlo pero tratando,
al mismo tiempo, de mirar hacia atrás. Siwon, disgustado, le volvió la espalda.
Que una vez hubiera creído amar a ese joven ahora le parecía inconcebible. Le
había atraído su belleza y el orgullo de casarse con el joven más deseable de
la región.
Pero esas
no eran medidas del amor. Cuando lo perdió, fue el orgullo herido, el hecho de
que hubiera preferido un gordo mercader,
lo que lo convirtió en un hombre amargado .
La única
motivación verdadera de Zhoumi había sido la codicia. Heechul había buscado su
libertad y no había sido capaz de entregarse. Había llegado a grandes extremos
por esa libertad y para controlar su propia vida. Había usado mentiras,
engaños.
Hasta juró
amor con tanta facilidad como hiciera Zhoumi una vez, empleando palabras
falsas. Bien, que Heechul tuviera su libertad, que regresara a su tierra y se
alejara para siempre de su vida.
Siwon
entró en el hall y controló un poco su ira antes de acercarse a su madre. Pero
al ver al hermano de Heechul tan satisfecho y contento con su nueva vida aquí,
su amargura se acentuó. ¿Por qué Heechul era la única
incapaz de adaptarse?
— ¿Dónde
está Yunho? — dijo Siwon, secamente. Yoomi no levantó los ojos de su costura.
— Mi hijo
menor está aquí pero yo no lo sé, puesto que él ha olvidado la cortesía que
tanto me he esforzado por enseñarle.
Siwon se
sintió contrito y sonrió a su pesar. Después se inclinó y lo besó en la frente.
— Esto es
fácil de olvidar cuando ningún otro hijo vikingo muestra el respeto debido a su
madre — dijo. — Una verdad que destroza los corazones de muchas madres,
apostaría yo. Pero vos sois medio cristiano, Siwon, y aunque todos lo saben, os
he criado en forma diferente — dejó su
labor a un lado y por fin lo miró con ojos brillantes— . ¿Buscáis a vuestro
hermano? No está aquí. Llevó el ganado a pastar.
— ¿Cuándo?
— Antes de
que cayera la nieve.
— Entonces
se demorará — dijo Siwon con irritación— . El tenía mercaderías que quería que
yo vendiera. ¿No os dijo nada de eso?
— No. Yunho
me dijo que os pidiese que aguardéis su regreso. Desea ir al norte con vos para
cazar el gran oso blanco antes de que vayáis al este.
— Es
demasiado tarde para ir al norte.
Yoomi
chasqueó la lengua.
— Estáis
demasiado ansioso por marcharos, Siwon, como si... — se detuvo, él levantó una
ceja pero ella meneó la cabeza— . Sabéis que una sola piel de oso blanco hará
que vuestra espera valga la pena. ¿Estáis preocupado por vuestras ganancias, o
sólo queréis marcharos?
— Si parto
en mitad del verano no regresaré este invierno — replicó él.
— No
tenéis necesidad de llegar tan lejos al este como antes, Siwon.
— Esperaré
sólo el tiempo que lleve alistar mi barco — empezó a retirarse pero se detuvo y
miró a su alrededor.
— Él se ha
ido, Siwon — El miró a su madre a lo s
ojos.
— ¿Quién?
— El que
estabais buscando. Salió del hall corriendo con lágrimas en los ojos antes que
entraseis vos. ¿Por qué llora siempre que os ve?
Siwon se
puso rígido.
— ¡El no
llora! ¡El jura que nunca llora!
— ¿Por qué
esto tiene que alteraros así?
— ¡Porque
todas las cosas que él jura son falsas! — dijo con vehemencia.
— Eso
según vuestra obstinada opinión. Pero yo creo que lo que Heechul dice que le
ocurrió cuando estuvo ausente es verdad... todo lo que él afirma es verdad.
— ¿De
veras creéis eso, madre? — dijo él en tono desdeñoso— . Entonces, dejad que os
ilumine. Él juró que mató a Seungri, pero yo lo he visto con mis propios ojos y
está bien vivo.
— ¿Cómo lo
visteis? — preguntó Yoomi, consternada — . ¿Cruzasteis el fiordo?
— Sí.
Tenía que ver personalmente pruebas de lo que él afirmaba. Y las vi... pruebas
de sus mentiras — Yoomi frunció el entrecejo, pensativa.
— Él creyó
que Seungri estaba muerto, eso es todo.
— Sois
bondadosa, madre — dijo Siwon, despectivo — Heechul no se merece vuestra
confianza.
— Ojalá
vos confiarais en él, Siwon, y le creyeseis — dijo Yoomi, sinceramente apenada—
. Pronto lo perderemos, y yo, por lo menos, lo lamentaré.
— En
realidad, yo nunca lo tuve para poder perderlo
— replicó él con
amargura, y se marchó.
En las
semanas siguientes Heechul pasó sus días en forma no muy diferente a la de
antes, excepto que ahora tenía más energía. Sentía una compulsión a llenar cada
momento que pasaba despierto de agotadora actividad. Trataba de no pensar en su
cuerpo cambiante y en la vida que estaba gestando. Trataba aún con más
intensidad de no pensar en Siwon y en la última vez que lo había visto al lado
de Zhoumi. Sólo quería estar exhausto cada noche, cuando se metía en su cama
solitaria.
Esperaba
ansiosamente noticias sobre la salud de Kangta pero no llegaban. El sol cada
vez más tibio fundió la última nieve que había caído, de modo que el barco que
lo llevaría a su tierra debía de estar listo para zarpar. La primavera llegó y
se fue, pero nadie vino a decirle que se preparase.
Por fin no
pudo seguir esperando que le trajesen noticias. Estaba muy atrasado en sus
pagos semanales a Kangta , porque había temido ir nuevamente a casa de él y
quizá volver a encontrarse con Siwon. Las pieles que debía le daban ahora una
razón para aventurarse fuera de su aislamiento, pero también significaba que
correría el riesgo de revelar su estado a la familia de Siwon.
Prefirió
correr ese riesgo porque tenía que saber por qué lo habían olvidado. El verano
traía a la tierra un deslumbrante despliegue de color, el verano era
embriagador. El sol calentaba la piel y el aire estaba lleno de intensos aromas
florales.
El verano
había sido una bendición hasta ese día, cuando Heechul se dirigió a la casa de Kangta.
Había pensado que sería más astuto disimular su estado, que ahora era muy
evidente, debajo de su gruesa capa. Pero ahora se sentía como encerrado dentro
de un horno. Estaba debatiéndose consigo mismo sobre la conveniencia de
regresar a su casita cuando se encontró en el patio frente a la c asa de Kangta
.
Pronto, un
joven sirviente se llevó a Gibok al establo. Con gran alivio, Heechul comprobó
que el gran hall estaba vacío, excepto por su tía.
— ¡Heechul!
— Boah se adelantó y le tomó las manos .— Es un placer veros otra vez.
— También
a vos, tía. Esperaba que iríais me ahora
que el tiempo está tan agradable.
—
Perdonadme, criatura. Tuve intención de ir pero aquí ha habido mucho que hacer.
La siembra para la nueva cosecha, la primera limpieza a fondo después del
invierno. Muchas cosas que a todos nos han tenido muy ocupados.
— ¿Y vos
ayudasteis en la siembra?
— Sí.
Todos ayudaron. Kangta tiene muchos campos. Muchos todavía están siendo
cultivados.
— Un
granjero vikingo — dijo Heechul con sarcasmo.
— El tiene
muchos esclavos y parientes menos afortunados a los que debe mantener. Además,
la mayoría de los vikingos son granjeros. Seguramente vos ya habéis aprendido
eso
— Sí. O
mercaderes, como Siwon — replicó Heechul en voz baja. Boah cambió rápidamente
de tema.
— Veo que
traéis vuestro pago para Kangta y parece que algo más también. ¿Habéis estado
muy ocupado, como nosotros?
Heechul
asintió y dejó el gran envoltorio de pieles. Sudaba copiosamente pero no hizo
ademán de quitarse la cap. A nadie, ni siquiera a su tía, podía confiarle el
nuevo secreto que llevaba a cuestas.
—
¿Vinisteis solamente para pagar vuestra deuda, Heechul, o también os quedaréis
un rato de visita?
— No puedo
quedarme, tía. Sólo quiero saber cuándo zarpará Kangta . ¿Vos podéis decírmelo?
Boah
frunció el entrecejo.
— No lo
sé.
— ¿El
sigue enfermo?
— No, lo
que tuvo no fue grave y pasó rápidamente.
El no está aquí.
— ¿Qué
queréis decir con que no está aquí? — preguntó Heechul, alzando la voz— ¿Acaso
zarpó sin mí?
— Su barco
está aquí, Heechul. Pero él ha zarpado con Siwon y Yunho para cazar el gran oso
blanco en el norte.
— ¿Cómo
pudo hacer eso ahora? — exclamó Heechul— . ¡Había prometido llevarme a mi
tierra!
— Y lo
hará. Fue idea de Yunho ir al norte. Siwon no tenía muchas ganas de demorar su
viaje comercial, pero puesto que Kangta deseaba aprovechar esta oportunidad de
cazar con sus dos hijos como solían hacerlo antes, Siwon consintió.
— ¿Cuándo
regresarán?
— Pronto.
A Jaejoong le falta poco para dar a luz y
Yunho no querrá perderse el nacimiento de su primer hijo.
— Claro
que no — dijo cáusticamente Heechul— Después de todo, debe hacer de dios y
decidir si la criatura viviráo morirá.
Boah ahogó
una exclamación de horror.
— ¡Dios
misericordioso, Heechul! ¿Qué ideas locas tenéis en la cabeza?
Heechul se
retorció las manos debajo de su capa.
— Lo
siento, tía. Últimamente estoy muy quisquilloso. Sólo deseo regresar a mi
tierra. ¡Añoro los días antes de haber conocido a Siwon, antes de haber
aprendido a amar y odiar!
Heechul
salió corriendo del hall con las lágrimas amenazando con brotar una vez más.
Añoraba los días cuando nunca lloraba. Ahora eso era lo único que sabía hacer.
Esa noche,
Heechul fue arrancado del sueño por fuertes golpes en la puerta de su casita.
No estaba despierto del todo cuando se levantó de la cama para atender y por lo
tanto no pensó en cubrir se con más que una manta. Heechul se sorprendió al ver
a Yoomi en la puerta, con una expresión de gran ansiedad.
— Vine lo
más rápidamente que me fue posible, Heechul, Jaejoong os llama.
— ¿Es el
niño?
— Sí. No
hubiera debido venir aquí pero nunca en mi vida he ayudado en un parto y soy
demasiado vieja para empezar ahora. Sin embargo, tenía que hacer algo. ¡Este es
mi primer nieto!
— Entiendo
— dijo Heechul, desconcertado. Había creí do
que esta fuerte mujer podía enfrentar con una sonrisa cualquier aspecto de la
vida. Resultaba sorprendente verla ahora tan desazonada.
— Los
dolores comenzaron esta mañana — continuó Yoomi nerviosamente— pero él no le
dijo nada a nadie hasta esta tarde. Ahora grita por vos, Heechul. Daos prisa.
Sin
pensarlo, Heechul arrojó la manta a un lado y tomó su capa. Fue entonces que Yoomi
lo vio de cuerpo entero. Los cinco meses de preñez eran inconfundibles.
— ¡En
nombre de Dios, Heechul! — exclamó Yoomi— . ¿Por qué no nos dijisteis que
también estáis preñado?
Era
demasiado tarde para lamentar su descuido, pero Heechul, no obstante ello,
suspiró preocupado.
—
Hablaremos de ello más tarde. Ahora hay un niño que tiene que nacer. El mío no
llegará hasta el invierno.
—
Aguardad, Heechul — Yoomi alzó una mano.— Este e s el primer hijo de Jaejoong.
Quizá vos no debáis estar junto él. Es mejor que no sepáis lo que tendréis que
soportar.
— He visto
partos antes, señora, en la aldea de mis tierras. Sé que es largo y penoso. Jaejoong
quiere que yo esté con él. Nunca hemos sido muy amigos, pero esto es lo menos
que puedo hacer por mi hermanastro.
— Yo diría que hasta principios del verano. Es una hermosa época del año para navegar.
Heechul encontró la mirada de Siwon y se estremeció ante la expresión glacial de esos ojos. Se volvió para entrar de nuevo en el hall, para ocultarse, para huir, para alejarse de esa mirada que le hería más que un golpe físico. Pero el sonido de la voz de Siwon le hizo detenerse, torturándolo con su tono suave.
— ¡Iros, Zhoumi!
miró a su alrededor.
Heechul embarazado wow que tradición ta barbara, sera que no lo dejen ir al saber que lleva a su nieto vaya lio, gracias por el cap bye.
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