Su sonrisa era irresistible, igual que su
voz, y sin previo aviso tomó su mano entre las suyas.
—Soy Siwon.
—Heechul —dijo, sin aliento, porque el
tacto de él estaba haciéndole perder la cabeza—. Kim Heechul. Pero será mejor que
me deje usted marchar... no quiero monopolizarlo.
—Mentiroso —le provocó él con suavidad,
manteniéndolo agarrado por la muñeca—. Sabes que los dos queremos monopolizar
al otro.
—¡Qué atrevimiento! —murmuró, pero no se movió
del lugar.
Estuvieron hablando toda la noche. Heechul
se sentía arrullado y a la vez estimulado por su mente rápida y su acento sexy.
Él provenía del principado de Hyundae, pero hacía tiempo que había rechazado
los privilegios de ser príncipe.
—Tal vez eso te decepcione —se burló él.
—Creí que no te gustaban las suposiciones
—replicó resueltamente—, porque ésa es una enormemente arrogante.
—Hablas como un maestro de escuela mojigato
—comentó él de forma sensual—. Aunque no tengas aspecto de ello.
Heechul enarcó las cejas, pero no contestó,
tenía claro que no iba a decir nada que condujera hacia el tentador terreno de
las fantasías sexuales.
—Bueno, ¿y qué hacen los príncipes cuando
no hacen vida de príncipes?—preguntó.
—Oh, tienen sus asuntos —murmuró él,
recorriendo su rostro con la mirada—. Igual que el resto de los mortales.
Heechul no creía que fuera igual. Otros
mortales no tenían el rostro de morenos ángeles caídos.
—¿Algo en particular? —insistió él,
tartamudeando, porque la forma en que Siwon le estaba mirando le hacía difícil
respirar, por no decir hablar.
—Inmuebles —contestó él sucintamente.
Él le ofreció acercarlo a su hotel, pero Heechul
rechazó la oferta, aunque sí le permitió que le buscara un taxi. No estaba
seguro de poder confiar en el extraordinario carisma sexy de él como para ir en
un coche a solas con el príncipe, o tal vez fuera que no confiaba en que no
respondería a ese carisma.
Siwon se inclinó sobre el taxi y le alargó
una tarjeta.
—¿Por qué no me telefoneas la próxima vez que
estés en la ciudad? —le sugirió suavemente.
Heechul sonrió educadamente y tomó la
tarjeta, pero la sonrisa era forzada, aunque Siwon pareció no darse cuenta. Tuvo
la clara impresión de que él se sentía como si le estuviera haciendo un enorme
favor al darle su número de teléfono. ¡Qué cara más dura!
No se molestó en telefonearlo. Su arrogancia
le había decepcionado, sí, pero había algo más. Él era un príncipe, por todos
los santos, y por tanto estaba completamente fuera de su alcance. Sólo alguien
con ganas de sufrir se expondría con
tanto entusiasmo a un rechazo tan inevitable.
Pero Siwon nunca había sido ignorado por ningún
joven o mujer.
Al principio, simplemente no pudo creerse
que Heechul no fuera a molestarse en llamarlo. Pero, después de varias semanas,
no le quedó más opción que creerlo.
¡Diantres, ni siquiera recordaba su
apellido!
Pero eso, por supuesto, no suponía un gran
problema. Siwon había dejado de lado su vida y sus compromisos de príncipe
hacía mucho tiempo, pero alguna vez hacía uso de su título. Ya que tenía que
convivir con sus desventajas, ¿por qué no disfrutar de algunos de sus
beneficios?
¡Y en Aerolíneas Cherry estuvieron
encantados de darle información sobre uno de sus auxiliares de vuelo a un
príncipe!
Averiguó cuándo iba a volar la siguiente
vez y compró un billete en Primera Clase, anticipando su reacción con deleite y
sintiendo que empezaba a excitarse al ver un par de largas piernas que se
acercaban por el pasillo del avión hacia él.
Heechul lo había visto, por supuesto.
Habría sido difícil no hacerlo, incluso aunque el sobrecargo no les hubiera
avisado de que llevaban a un príncipe a bordo.
Pero no tenía ninguna intención de
reaccionar a la mirada de apreciación que había suavizado aquellos ojos color
ébano. No tenía ningún deseo de ser otra conquista más de un hombre guapo y
rodeado de privilegios, y era lo suficientemente perceptivo como para saber que
aquel hombre era un rompecorazones.
Llegó hasta él y esbozó una sonrisa
imperturbable y profesional.
—Buenas tardes, caballero —dijo
amablemente—. ¿Quiere algo de beber antes de que despeguemos?
Él había esperado... ¿el qué? ¿Que se
sonrojara y tartamudeara? ¿Que pareciera arrepentido o incómodo? De repente, se
echó a reír y el pulso comenzó a acelerársele.
—No, en lugar de eso puedes cenar conmigo
esta noche —murmuró. Algo de su arrogancia había desaparecido cuando lo miró a
los ojos—. Por favor.
Heechul debía de ser el primero que se
resistía a aquella mirada, porque intuyó que él normalmente no tenía que añadir
la petición del final. Así que salió a cenar con él y luego, después de poca
resistencia, acabaron acostándose. Heechul lo deseaba más de lo que nunca había
deseado nada en su vida, y mantenerlo alejado mucho más tiempo habría sido
hipócrita.
Pero, a pesar de la pasión de aquella
noche, un sentimiento instintivo de autoprotección le hizo no querer
comprometerse con él la mañana siguiente. Estaba decidido a no parecer que
quería agobiarlo, ni a comportarse como si el mundo fuera a acabarse si él no
le pedía salir de nuevo, y su frialdad pareció fascinar a Siwon.
Heechul intuyó que Siwon nunca se había
encontrado con algo así antes, y para un hombre hastiado de tantos
ofrecimientos, aquél era un plato fresco y excitante. Dentro de poco tiempo ya
no sería fresco, ni excitante, y perdería su encanto, pero estaría preparado
para eso, o al menos eso era lo que se decía a sí mismo una y otra vez.
Después de un pequeño lapso al principio,
comenzaron a verse una vez cada dos meses. Era perfecto, para lo que era.
Cenaban, a veces iban al cine, y una o dos veces él le había invitado al
teatro. Pero Heechul nunca había conocido a ninguno de sus amigos, ni él a los
suyos. Jugaban a un juego complicado, con sus propias reglas no pronunciadas.
Era como si tuviera asignado un compartimiento separado en la vida de Siwon,
uno con la etiqueta «amante». Y, mientas aceptara esa situación, todo iría
bien. En cuanto quisiera algo más, todo terminaría.
Entonces, ¿por qué le había llevado él a su
apartamento ese día? ¿Por qué no habían ido al acostumbrado anonimato de un
hotel?
Estaba contemplando su rostro dormido justo
cuando sus espesas pestañas se abrieron y sus ojos negros la miraron
soñolientos.
—Hola —murmuró él, y alargó la mano hacia su
pecho—. Vuelve aquí.
—Enseguida.
Heechul le permitió acariciarle el pecho
mientras el calor comenzaba a inundarlo. Si Siwon había roto una regla que
había seguido toda su vida, ¿por qué no iba a hacerlo él? Heechul deslizó su
mano hacia su vientre. Siwon gruñó de placer.
—Es muy halagador que me hayas permitido
entrar en tu territorio, Siwon —comentó
suavemente.
—¿Y por qué no? —replicó él, mirándolo
atentamente—. Aunque tú nunca hayas mostrado ningún deseo especial por ver
dónde vivo.
—¡Ah! –exclamó, enarcando las cejas.
¡De haberlo hecho, seguramente el
apartamento hubiera quedado prohibido para él!
—Qué interesante —añadió.
¡Era increíble cómo su autocontención lo
embelesaba y a la vez lo exasperaba! Cualquier otro joven hubiera aprovechado
mientras él estaba dormido para curiosear por el apartamento. Pero Heechul no, estaba
ahí, desnudo y hermoso junto a él, ¡como si hubiera acudido a su casa todos los
días de la semana!
Siwon entrecerró los ojos mientras sentía
el pulso del deseo apoderándose de sus venas. Como amante, él no podía haber
pedido nada mejor. Era receptivo hermoso y no le exigía nada. ¡Qué diferente a
la mayoría!
El gesto de la boca se le endureció al
pensar en compromiso y expectativas. Y, sobre todo, al pensar en el suntuoso
bautizo de su sobrino, que tendría lugar en Hyundae dentro de poco, y todo lo
que aquello implicaba. Contempló al joven desnudo que tenía a su lado y una
idea comenzó a aparecer en su mente. A lo mejor la fría indiferencia de Heechul
podía resultar una ventaja a su favor...
—¿Te gustaría pasar el fin de semana
conmigo por ahí, cariño? —sugirió él con desenfado.
Heechul no respondió inmediatamente, no
quería parecer muy deseoso.
—¿Has pensado en algo concreto?
—Por supuesto.
Sus ojos centellearon mientras se
preguntaba cómo reaccionaría. Porque, si le daba demasiada importancia,
simplemente no funcionaría.
—He pensado que a lo mejor te gustaría
acompañarme a Hyundae.
Hubo un silencio, durante un minuto, en el
que Heechul creyó que se había inventado lo que había escuchado.
—¿A Hyundae? —repitió sin comprender nada.
—Intenta contener tu ilusión... —comentó él
secamente.
¡Oh, si él supiera! Heechul sentía el
corazón golpeándole fuertemente contra el pecho y estaba a punto de desmayarse.
Siwon lo iba a llevar a su casa, ¡a conocer a su familia!
Una sonrisa fue dibujándose lentamente en
su rostro.
—¿Y a qué debo este honor?
Siwon se concentró en rozar el pezón erecto
con las yemas de sus dedos.
—A lo mejor quiero enseñarte la tierra
donde nací —murmuró.
Heechul cerró los ojos, en parte porque al
acariciarlo así apenas podía pensar con claridad, pero en parte para ocultar su
mirada. Para que Siwon no advirtiera la abrumadora ilusión que estaba
sintiendo.
«No lo asustes con tus sentimientos», se
dijo a sí mismo. «Vayamos paso a paso».
—De acuerdo. ¿Por qué no? —dijo
alegremente, como si aquello no tuviera importancia.
¡Cómo si aquello no tuviera importancia!
Él sonrió satisfecho ante su respuesta.
¡Era mejor de lo que se había imaginado!
—Y a lo mejor me gustaría que un bello
joven me acompañara al bautizo de mi sobrino.
Hubo una larga pausa, después de la cual Heechul
lo miró.
—Dilo de nuevo.
—El hijo de mi hermano va a ser bautizado.
¿Te gustaría acompañarme?
Heechul parpadeó rápidamente. Un bautizo
era algo privado y muy sagrado, y Siwon le estaba pidiendo a él... a él...
—¿Estás... estás seguro?
—No te lo pediría sí no lo estuviera
—respondió él, deslizando un dedo por su hombro desnudo—. Necesitas comprarte
ropa, eso desde luego. Podemos ir de compras después, ¿te parece bien?
Fue como si alguien le hubiera dado un
regalo impresionante y luego se lo hubiera quitado de las manos. Heechul se
quedó helado.
—¿Estás diciendo que no crees que yo tenga
nada apropiado?
El rostro de él no mostró ninguna reacción.
—Cariño siempre estás maravilloso.
—Entonces, ¿dónde está el problema?
—No hay ningún problema —contestó él,
escogiendo las palabras cuidadosamente—. Pero va a ser una ceremonia suntuosa.
Y además, me gustaría comprarte algún atuendo.
—¿Crees que me voy a presentar en vaqueros
y camiseta? —preguntó.
—¡Por supuesto que no!
—Muy bien, entonces... Puedo comprarme mi
propia ropa —afirmó tercamente.
—Sí, ya sé que puedes.
Él apartó la cabeza para poder mirarle
mientras escogía sus palabras de forma que no lo ofendiera.
—Déjame decirlo de otra manera —continuó él
suavemente—. Tú eres mi amante, Heechul, y la tradición dicta que, como amante
mío que eres, tengo permiso para mimarte. Y quiero mimarte.
Aquello también era parte del juego,
advirtió Heechul. Si iba con él, tendría que tener el aspecto adecuado. Su
presupuesto era demasiado limitado como para poder competir con otros jóvenes y
mujeres en una reunión de una Casa Real.
Y él quería ir. Se moría por ir. Si
permitía que su terco orgullo lo dominara, Siwon no querría llevarlo con él. Y
si se empeñaba en ponerse algo de su ropa, ¿no existía la posibilidad de
defraudarlo?
Además, siendo cien por cien sincero
consigo mismo, ¿acaso no todos los jóvenes y mujeres tenían cierta nostalgia
por parecerse a Cenicienta, y que alguien apareciera con una varita mágica y los
transformara de personas normales y corrientes en príncipes y princesas? Bueno,
eso era lo que Siwon se estaba ofreciendo a hacer y, siempre que no esperara un
final como el del cuento, ¿por qué no dejarse llevar y disfrutarlo? ¿Qué otra
cosa iba a hacer? ¿Decirle que no y dejar que la relación se fuera apagando?
Esa idea le dolía más de lo que hubiera
querido o deseado, y se encogió de hombros, como si la puñalada de la realidad,
que no era bien recibida, no estuviera clavándosele en el corazón.
—Muy bien, Siwon —dijo lentamente—. Acepto.
—Me estás poniendo a prueba, cariño —comentó
él en un tono plano.
—¿Cómo?
—Un hombre no hace un regalo para que la
otra persona lo trate como si fuera un castigo que hay que soportar.
—Un regalo debería hacerse sin condiciones
ni expectativas —replicó dulcemente—. ¿No sabías eso?
—¿Siempre tienes una respuesta inteligente
para todo, Heechul?
—Espero que sí —contestó, y entrecerró los
ojos—. Si lo que quieres es tener una sumisa gratitud, Siwon, entonces debe de
haber muchos deseando proporcionártela.
¡Tenía razón, maldición! Heechul le gustaba
por muchas más cosas además de por su forma de hacer el amor, porque lo
desafiaba y lo intrigaba, y no podía querer prescindir de esas cualidades
cuando a él le convenía.
Llevó la mano a su entrepierna y le escuchó
ahogar un gemido.
—Voy a hacerte el amor de nuevo —anunció
él, con voz ronca—. Y después voy a llevarte de compras y a vestirte de pies a
cabeza.
Heechul le permitió que lo paseara por
Manhattan, incapaz de quitarse de encima la sensación surrealista de estar
dentro de una película, conforme Siwon lo llevaba de tienda de lujo en tienda
de lujo. Se decía a sí mismo una y otra vez, maravillado, que esas cosas no
pasaban en la vida real.
Pero parecía que sí pasaban.
Primero compraron prendas de delicada seda. Una enérgica y eficiente mujer francesa lo midió, ¡y Heechul
descubrió que llevaba toda su vida comprando una talla inadecuada.
—Nos llevaremos ambos —anunció Siwon con
despreocupación, arrastrando las palabras, al verlo dudar entre un pantalón de
color crema y uno azul.
—Y también el negro —añadió él.
—¡Siwon, no! —protestó, en cuanto la
dependienta salió de la habitación.
—Siwon, sí —replicó él, con una sonrisa de
satisfacción.
—¡No voy a ponerme más de dos en un fin de
semana!
—Pero después del fin de semana sí te
pondrás más, y quiero verte con ellos puestos. Y sin ellos —terminó él, con una
nota de promesas eróticas en su voz.
Heechul no siguió discutiendo, porque las
palabras de Siwon implicaban que su romance iba a continuar cuando regresaran
de Hyundae.
Heechul acalló la cruel vocecita de su
interior que le preguntaba durante cuánto tiempo lograría dedicar su vida a una
relación que estaba condenada a no llegar a ninguna parte.
En la sucesión de boutiques, él le compró
un atuendo para el bautizo, dos trajes de gala y ropa informal.
—A veces la brisa nocturna que baja desde
las montañas puede enfriar la piel —murmuró— Sobre todo una piel tan magnífica
y tan blanca como la tuya, Heechul.
Deslizó sus dedos suavemente sobre su brazo y Heechul
comenzó a temblar. Lacónicamente, pidió que envolvieran las prendas y se las
enviaran a su apartamento, y luego lo llevó allí y le hizo el amor de nuevo.
Siwon
lo estaba deseando, y él también, y el sonido de sus gritos de éxtasis siguieron
resonando en la enorme habitación mientras se estremecía en sus brazos un rato
después.
Pero una vez que la tormenta de la pasión
se calmó, Heechul se sintió diferente. Algo había cambiado, al menos en su
imaginación, y se preguntó si habría abandonado algo de sí mismo al aceptar los
regalos con tanta facilidad. ¿Sería su independencia lo que había cambiado?
Se acurrucó en la parte interna del brazo
de su amante y sus párpados comenzaron a cerrarse.
«Sólo me pondré esta ropa en Hyunday», se
prometió a sí mismo.
«Y después de eso volveré a ser yo».
Pobre Hee en verdad se ha de sentir abrumado por su situación actual con Siwon.
ResponderEliminarCuando se enterara que esta embarazado???
Que bello capitulo me encanta tus adaptaciones!!! gracias por tomarte el tiempo y compartirlo con nosotras!!! ahhhh Hee definitivamente ya lo ama aunque duda en hacerlo eso creo yo!!
ResponderEliminarahh me entra las ganas de que Hee ya quede embarazado=D
Ami tb m da penita la situación de hee..... pobrecito:-(
ResponderEliminarCreo q siwon L esta ocultando algo y cuando heechul se d cuenta. Siwon lo va a lamentar
Adiosito besiussss:-)
Si... en definitiva estas cosas no pasan en la vida real,y diré lo contrario cuando me suceda a mí o a alguien muy cercano a mí.
ResponderEliminarNo debe sentirse así,el aceptar esto,no quiere decir que así será siempre,además,no es como si siempre Siwon ganara o se hiciera su voluntad,Hee no se deja ganar tan facil,a menos que a partir de aqui,Hee quiera seguir haciendolo,eso ya es diferente,y sí cambio algo,pero no solo en él.
Bien puede dejarle las cosas en claro a Siwon, es obvio que los dos siente algo... llegar a un acuerdo,puede ser muy el amante de un exprincipe,pero no es su dueño
No me he perdido ni un capitulo, es lindo.
ResponderEliminarPor lo regular no leo cosas cursis, pero esta adaptación se me esta haciendo muy linda
Gracias por hacerla
HeeChul si que no se la hizo fácil a Siwon, fue el mismo Siwon el que tuvo que buscarlo si quería algo con él.
ResponderEliminarLo de la visita a Hyundae me sorprendió bastante, todo eso aunque HeeChul no quiera admitirlo solo está haciendo que sus sentimientos e ilusiones crezcan, solo espero que no termine mal.
Gracias por el Mp.
Nos leemos la otra semana.
No todo va a ser tan sencillo como Heechul lo esta planeando, es mas casi nunca sale bien algo que en la mente se ha planeado tanto y a la perfeccion.
ResponderEliminarAun sigo sin tener en claro que pasa por la mente de Siwon, este hombre me tiene muy confundida en este fic.
Ninguno de los dos se la esta poniendo facil al otro!! Son arrogantes los dos.
Creo que no va a ser tan sencillo como toda una salida a visitar a la familia del amante, no no no, Hee la va a pasar algo mal, cierto?? Aaah!! Muero por leer el siguiente capitulo. Esto se esta poniendo emocionante.
ResponderEliminarY Siwon...ultimanente me da no sé que leerlo en fics con personajes fríos y distantes, pero me gusta XD
Saludos!!