El parto
de Jaejoong duró toda la noche... horas largas, tortuosas, que pusieron a
prueba los nervios de todos. Yoomi se asustó mucho cuando
los gritos provenientes del alojamiento llegaron al hall. ¿Había ella gritado
en forma tan horrible las cinco veces que dio a luz?
Ello
explicaría por qué Kangta siempre había estado tan pálido cuando fue a verla
después, como si hubiera tenido que soportar más que ella. Sin embargo, hacia
el final sus sufrimientos habían disminuido gracias a una poción preparada por
una leal esclava del Lejano Oriente. Si por lo menos esa esclava hubiera
revelado su magia antes de morir, Jaejoong también ignoraría el dolor y no
temería futuros partos.
Los rayos
del sol siguieron a Heechul dentro del hall. Se veía lastimosamente demacrado,
como si él también hubiera sufrido los dolores de Jaejoong. Tenía la ropa
empapada en sudor y su pelo renegrido estaba pegoteado y desordenado. Yoomi
apenas lo reconoció.
— No me di
cuenta de que los gritos han cesado. Jaejong... la criatura... están...
— Todo
está bien, señora — dijo Heechul y se desplomó en la silla semejante a un trono
de Kangta . Su voz era débil, sus ojos estaban opacos— . Tenéis un hermoso
nieto y Jaejoong ahora duerme profundamente. Mi tía está cuidando de la
criatura .
— ¡Un
nieto! Yunho se pondrá muy contento. ¡Y mi marido estallará de orgullo!
— Más
importante — añadió Heechul con amargura— la criatura es sana. Este niño no
será condenado. Vivirá. — Yoomi calló un largo momento y después preguntó en un
susurro:
— ¿Lo
sabéis?
— Sí. Lo
sé. Antes me preguntasteis por qué no le dije a nadie que llevo un hijo en mi
vientre. Esa es la razón. No me obligarán a quedarme aquí y alumbrar a mi hijo
en esta tierra, donde su vida dependerá de sus fuerzas.
— Sé que
es una costumbre cruel, Heechul. Yo no la conocía hasta hace
poco. Perdí dos niños en el parto antes de tener mi quinta criatura — dijo con
una voz ahogada por los recuerdos.
—
¿Murieron de muerte natural?
— Eso me
dijeron. Cuando me enteré de la costumbre, en mi mente surgieron dudas. Sin
embargo, nunca pude decidirme a interrogar a Kangta . Mi tercera criatura que
sobrevivió nació débil, pero Kangta sabía cuánto deseaba yo a ese bebé después
de haber perdido dos con anterioridad.
Esa criatura vivió muchos años antes de morir ella también.
— Conozco
la historia, señora. Lo siento.
— Yo quise
morir cuando murió mi hija — dijo Yoomi con voz hueca— . Hubiera sido mejor si
no la hubiese conocido. No estaba destinada a vivir.
— ¡Os
equivocáis! — estalló Heechul, con demasiada vehemencia— .Fue el destino cruel
quien os la arrebató. Debéis tener recuerdos queridos de ella. Y ella tenía el
derecho a conocer la vida aun por poco tiempo. No puedo justificar esa
costumbre. ¡Mi hijo no nacerá aquí!
— Conozco
a mi marido, Heechul. Ahora él no os llevará a vuestra tierra, por lo menos
hasta que nazca el niño.
— ¡En
invierno!
— Tendrá
que ser para la primavera siguiente.
— ¡No! —
gritó Heechul, poniéndose de pie tan rápidamente que casi derribó la silla— .
¡El lo prometió!
— Ahora
debéis pensar en la criatura. Si hubiera una tormenta en el mar, podríais
perderla.
— ¡Estoy
pensando en la criatura!
— Heechul,
sois un joven fuerte. Vuestro hijo será fuerte. No hay motivos para temer.
— ¿Podéis
asegurarme eso? ¿Podéis prometerme que a Siwon no le permitirán que se acerque
a mi hijo?
— Aquí la
ley dispone que el padre debe aceptar a la criatura y darle un nombre. Juzgáis duramente a Siwon. Yo
lo he criado con amor cristiano.
— El es un
vikingo y él... él ahora me odia. No querrá que mi hijo viva.
— También
es el hijo de él, Heechul. Sin embargo, os diré una cosa — Yoomi suspiró— . Siwon
zarpará este verano hacia Oriente y como su viaje se ha demorado podría no regresar
antes de la próxima primavera.
Esto fue
lo más que pudo asegurarle Yoomi a Heechul.
Kangta y Yunho
regresaron del norte, pero Siwon siguió viaje sin detenerse. Heechul tenía
ahora todos los motivos para creer que él no volvería este invierno. Podría,
entonces, tener a su hijo tranquilo.
Yoomi
había predicho correctamente la reacción de Kangta : el jefe vikingo se negó a
devolver a Heechul a su tierra. Vino a decírselo personalmente, trayendo a Yoomi
para que hiciera de intérprete. La reunión no resultó bien porque Heechul se
disgustó por tener que pasar otro año en esta tierra. Sin embargo, Kangta
estaba de muy buen humor después de haber visto a su primer nieto y de
enterarse que pronto llegaría otro. Insistió para que Heechul retornase a la
casa de él, pero se negó con obstinación y se ofendió por el ofrecimiento.
— Es por
vuestro propio bien — explicó Yoomi— . No podéis seguir viviendo solo.
— ¡Puedo y
lo haré! — dijo Heechul con vehemencia— Nada ha cambiado. ¡Nunca volveré a
depender de nadie!
— Debéis
reconsiderarlo, Heechul. Engordaréis más y os pondréis más torpe. No podéis
seguir como antes.
— ¡No!
— Por una
vez, dejad de lado vuestro orgullo, joventico. Tenéis que pensar en la
criatura, no solamente en vos.
— Ah,
se muestra obstinado
como siempre —
dijo Kangta, fastidiado—
. De todos modos, con nosotros no sería feliz. ¡Si por lo menos mi terco hijo
no fuese tan terco, no tendríamos este problema! — Yoomi, incómoda, se aclaró
la garganta.
— ¿Oiréis
razones, Heechul?
— Me
quedaré aquí, señora, y me las arreglaré. Mi tamaño cada vez más grande no me
impedirá encontrar comida. Mi objetivo no ha cambiado. No seré tonto y no
saldré más a caballo, pero el bosque está cerca y la caza abunda. Recogeré
ramas para el fuego en vez de cortar madera. Pondré cuidado en no dañar a mi
criatura.
— No
creemos que no
puedas arreglaros solo, Heechul —
dijo Yoomi— . Sabemos que sois capaz. Pero pueden suceder accidentes.
— Pondré
mucho cuidado.
Yoomi
suspiró.
— Si no
queréis vivir con nosotros, ¿consentiréis por lo menos en tener a alguien con
vos aquí? Vuestra tía dijo que vos tomaríais esta posición y preguntó si podía
venir a vivir aquí con vos. Yo accedí. Si vos también estáis de acuerdo, no
estaré preocupada por vos.
Heechul no
respondió de inmediato. Tener a su tía nuevamente consigo sería maravilloso.
Alguien con quien compartir sus nuevas experiencias, cuando el niño pateara o
se moviera, alguien querido con quien poder hablar.
— ¿Daríais
la libertad a mi tía?
— Heechul,
sois irrazonable.
— ¿Lo
haríais?
Yoomi se
volvió a su marido.
— Heechul
accederá a dejar que Boah se aloje aquí si vos le dais la libertad.
— ¡No!
¡Jamás!
— ¿Qué es
más importante aquí? — dijo Yoomi, perdiendo por una vez el control— Heechul
podría morir aquí solo, ¡el niño podría morir! ¡El no aceptará razones, de modo
que debemos hacerlo!
— ¡Por los
dientes de Thor! — estalló Kangta — . ¡Nuestras vidas eran simples antes de
traer a este joven!
— ¿Y bien?
— Haced lo que os parezca mejor, mujer. Cualquier cosa con tal que este joven, pese a su obstinación, tenga los cuidados necesarios.
— Boah
vendrá por la mañana, Heechul... como una mujer libre. También enviaré a una
mujer para que se encargue de las tareas más pesadas. No podéis esperar que
vuestra tía, a su edad, corte leña o acarree agua.
Heechul
sonrió.
— Está
bien, señora. Pero yo seguiré pagando por esta casa. No viviré de vuestra
caridad.
— Sois el
joven más empecinado que he conocido, Heechul, ¡Ahora mismo puedo imaginarme
que saldréis al bosque para cazar conejos poco antes del parto! ¡Seréis el
escándalo de la región!
Heechul
rió abiertamente, por primera vez en mucho tiempo.
— Toda mi
vida he sido un escándalo, señora.
Heechul
ansiaba que llegara el día cuando todo hubiera terminado y pudiese tener en
brazos a su criatura. Quería un jovencito, un joven como él. No quería ver nada
de Siwon en la criatura. La vida había sido bastante cruel y no necesitaba que
le recordaran sus decepciones.
Con el fin
del verano los días se acortaron pero todavía no pasaban con suficiente rapidez
para Heechul, quien ahora estaba muy grueso. Seguía cazando en el bosque pero
no con tanta frecuencia, porque dos veces a la semana encontraba en su umbral
carne o pescado fresco y no podía desperdiciarlos. Habían dejado una vaca en el
patio trasero y Heechul, con más tiempo libre, ayudaba a Boah y a Momo, la
sirvienta que había enviado Yoomi, a preparar mantequilla y queso con la leche
fresca. Heechul disfrutaba de la compañía de estas dos mujeres pero cada vez
que Siwon entraba en sus pensamientos necesitaba estar solo,
para soportar en privado su dolor.
Sucedió
uno de esos días en que Heechul salía a cazar, aunque no era necesario. Se
internó profundamente en el bosque, sumido en profundas cavilaciones, y perdió
noción de la distancia recorrida. Cuando por fin se fijó a su alrededor, no
reconoció el Iugar. Empezó a volver sobre sus pasos.
Después de
andar un corto trecho tuvo la sospecha de que alguien estaba observándolo. No
pudo librarse de esa sensación, aun después de mirar y no ver a nadie. Siguió
caminando más a prisa.
Entonces
vio al jinete, demasiado envuelto en pieles para un día tan templado. y
cubierto con una capucha, de manera que Heechul no pudo saber quién era. Estaba
montado en un gran caballo a menos de quince metros de él.
Un miedo
irracional hizo que las manos de Heechul empezaran a sudar. Cargó su ballesta y
se movió con cautela, como si no estuviera en lo más mínimo perturbado. Empezó
a tranquilizarse cuando puso más distancia entre ellos hasta que oyó el ruido
de un caballo que se le acercaba al galope desde atrás.
Heechul
giró justo a tiempo para apartarse del camino del animal. El caballo pasó
raudamente a pocos centímetros de él. Heechul apenas podía creer lo que estaba
sucediendo. Cuando vio que el jinete volvía grupas y cargaba otra vez, empezó a
correr. Estaba demasiado torpe para correr con rapidez y el sonido de los
cascos que se acercaban era cada vez más fuerte. Se volvió para disparar su
arma pero había esperado demasiado y el animal se le lanzó encima.
Fue
golpeado directamente en el hombro y el impacto lo hizo caer al suelo. Allí
quedó tendido, respirando con dificultad, pero sin sentir ninguna herida.
Después de
unos segundos, el impulso de salvarse retornó. Sin embargo, cuando trató de
levantarse, un dolor terrible lo atravesó por el medio de
su cuerpo y lo hizo gritar. Entonces oyó la risa malvada, una risa de mujer, y
el sonido de los cascos alejándose en la distancia.
El dolor
volvió y gritó otra vez, incapaz de detenerse. Mientras yacía allí, sintiendo
que se acercaban las negras nubes de la inconsciencia, sólo pudo pensar en una
cosa. Su criatura llegaba, pero era muy pronto, demasiado pronto.
Heechul
abrió apenas los ojos. A través de la bruma de brillante luz de sol que se
filtraba entre los árboles, vio a Siwon, con una poblada barba cubriéndole la
cara. ¿Por qué lo veía así en su sueño si antes nunca lo había visto con ese
aspecto? El lo sostenía... no, lo llevaba a algún lugar. Quiso despertar pronto,
porque hasta soñar con Siwon le hacía daño. Sin embargo, este dolor era de una
clase diferente, un dolor sordo corrosivo.
— Iros, Siwon
— susurró Heechul— . Me hacéis daño.
— Quieto —
replicó él.
Siwon
quería que él sufriera. Lo atormentaría para siempre en sueños para hacerlo
sufrir. ¡Santo Dios, el dolor era real! Gritó. Fue un sonido que él no
reconoció como propio. Y entonces el sueño terminó.
— ¡Primero
la fiebre, después casi murió de frío y de hambre, y ahora esto! ¿Cuántas veces
puede enfrentar la muerte y sobrevivir?
— No es
cuestión de cuántas veces sino de si podrá sobrevivir esta vez.
Heechul
oía las voces bajas, susurrantes, cerca de él. Primero su tía, después Yoomi.
Ahora oyó otra voz, grave y masculina, que venía de lejos.
— ¿Dónde
está la comadrona?
— ¿Quién
es ese? — preguntó Heechul débilmente. Boha vino a su lado y le apartó el pelo
de la cara. Estaba pálida y se veía mayor de lo que era en años.
— No
gastéis fuerzas en preguntas, Heechul. Tomad, bebed esto.
Boah le
llevó una copa de vino a los labios y la bebió toda. Después miró fijamente a
su tía con creciente alarma y sintió que el dolor se extendía por todo su
cuerpo.
—
¿Estabais hablando de mí? ¿Me estoy muriendo?
— Por
favor, Heechul, debéis descansar.
— ¿Me
estoy muriendo?
— Roguemos
que no — Yoomi se acercó— . Pero estáis sangrando Heechul, y... y...
— Y mi
criatura está llegando ahora, demasiado pronto — terminó Heechul, y una oleada
de miedo le erizó la piel— . ¿Vivirá?
— No lo
sabemos. Otros niños han llegado antes de tiempo, sólo que...
—
Continuad.
— Eran
demasiado pequeños, demasiado débiles.
— ¡Mi niño
vivirá! ¡Puede nacer débil, pero yo lo haré fuerte!
— Claro
que sí, Heechul
— dijo Yoomi
para tranquilizarlo— Ahora, descansad, por favor.
— ¡Dudáis
de mí! — Heechul se enfureció y trató de levantarse— Yo…
No pudo
terminar y volvió a caer sobre la cama. Cuchillos romos parecían clavarse en
sus flancos. Cerró los ojos para combatir el dolor, pero no antes de echar una
mirada a su alrededor. Cuando el dolor disminuyó, miró a las dos mujeres con
expresión furiosa y acusadora.
— ¿Por qué
me habéis traído aquí, a su casa? ¿Por qué?
— Fue él
quien os trajo aquí, Heechul.
— ¿Por
qué?
— El os
encontró en el bosque. Fue más cerca traeros aquí que llevaros a vuestra
casita.
En ese
momento, la mujer que había ayudado a Jaejoong con su criatura, entró en la
habitación e inmediatamente empezó a revisar a Heechul.
— Esto no
anda bien — dijo en su lengua natal— . La sangre que pierde no es mucha, pero
no tendría que perder nada.
Heechul la
ignoró por completo.
— ¿Quién
me encontró? — le preguntó a Yoomi— . ¿Vio él a la mujer que trató de matarme?
Sé que fue una mujer. La oí reír.
— ¿Alguien
trató de mataros?
— Una
mujer. Se me arrojó encima con un gran caballo negro y me derribó al suelo.
— Nadie
desea haceros daños, Heechul. Seguramente imaginasteis eso. Tanto dolor puede
haceros creer cosas que no existen.
— ¡El
dolor no empezó hasta después que caí!
— Pero Siwon
dijo que nadie estaba cerca cuando o s encontró — dijo Yoomi.
Heechul se
puso pálido y recordó el breve sueño que había tenido de él llevándolo en
brazos.
— ¿Siwon
ha regresado?
— Regresó
hace una semana.
Todos los
viejos temores retornaron duplicados para atormentar a Heechul.
— Debéis
llevarme a mi casita. ¡No quiero tener aquí a mi niño!
— Ahora no
podemos moveros.
—
¡Entonces debéis jurarme que no dejaréis que él se acerque a mi niño! — gritó Heechul.
— ¡Basta
de esa tontería,
Heechul! — dijo Yoomi en tono autoritario— . Siwon quiere a vuestro
niño tanto como vos.
— ¡Mentis!
Pero
entonces fue traspasado por otro dolor más intenso que el anterior y no quedó
tiempo de discutir.
Siwon
estaba de pie en la puerta abierta de su habitación, sintiéndose más impotente
que nunca en toda su vida. Oyó todo lo que dijo Heechul y sus temores se
clavaron en él como una hoja de acero. Sin embargo, no podía culparlo por
creerlo tan cruel. ¿Cuándo se había mostrado en otra forma con él?
El grito
de angustia de Heechul le llegó hasta el fondo del alma. Pensar que había
querido alejarse de Heechul, navegar lo más lejos posible,
hasta el Lejano Oriente y no volver a verlo jamás. Sólo había llegado hasta al
pueblo mas cercano cuando emprendió el regreso. Pensó que Heechul ya estaría en
su propio pueblo y él vino simplemente para decirle a su padre que iría a
buscarlo, que por fin había llegado a la conclusión de que. no podía vivir sin él,
no importaba lo que pensara de él.
Se
encontró con la noticia de que Heechul seguía aquí y el motivo de ello lo
sorprendió. Aunque no pudo ir a verlo entonces por temor a perturbarlo en su
estado, todos los días se acercó al bosque hasta la casa, con la esperanza de
verlo. Y hoy, al oírlo gritar y al encontrarlo inconsciente... quedó devastado
por el temor.
— Un varón
— dijo Uda la comadrona, sosteniendo por los pies al niño en el aire. Siwon
miró intimidado, clavó sus ojos en el niño
diminuto. Uda sacudió a la criatura y volvió a sacudirla. Siwon contuvo el aliento, esperando alguna señal de
vida.
— Lo
siento — dijo Uda— . El niño está muerto.
— ¡No! —
gritó Siwon y entró en la habitación. Tomó a su hijo en sus grandes manos y
miró impotente a Uda— No debe morir. ¡Él
dirá que yo lo maté!
— El niño
no puede respirar. Esto les sucede a muchos niños recién nacidos. Nada podemos
hacer.
Siwon miró
al niño inmóvil en sus manos.
— ¡Tenéis
que vivir! ¡Tenéis que respirar!
Yoomi se
le acercó, con lágrimas en los ojos.
— Siwon
por favor. No os torturéis así.
El no
escuchó a su madre. Estaba desgarrado interiormente, tan consciente del aire
que movía su propio pecho pero no movía el de su hijo. Miró el pecho diminuto,
deseando llenarlo de aire. Sin pensarlo, sopló su aliento en la boca de la
criatura.
— ¡Aaayyy!
— chilló Uda— . ¿Qué está haciendo? — salió corriendo de la habitación— ¡Está
loco!
Nada resultó
del intento desesperado
de Siwon de
insuflar su propia
vida a su hijo. Pero estaba más allá de todo pensamiento racional y probó
nuevamente, cubriendo esta vez la boca y la nariz del niño de modo que el aire
no tuviera a donde ir como no fuera hacia los pequeños pulmones. El pechito se
llenó, los bracitos se agitaron, enseguida el recién nacido aspiró aire por sí
mismo y emitió un grito tan fuerte que resonó en toda la casa.
— ¡Alabado
sea Dios por este milagro! — exclamó Yoomi y cayó de rodillas para dar las
gracias.
— Ciertamente
es un milagro.
Siwon — dijo Yoomi con suavidad— Pero un milagro que causasteis
vos. Habéis dado la vida a vuestro hijo.
El dejó
que ella tomara al niño que lloraba. Milagro o no, estaba demasiado aliviado
para hablar. Sintió un orgullo tan abrumador como si esta fuera la más grande
hazaña de su vida, como si nada pudiera ser tan maravilloso.
— ¡No
necesito preguntaros si aceptáis a este niño! — dijo Yoomi mientras envolvía al
bebé en una manta y lo colocaba los pies de Siwon para el acto ritual del
nacimiento.
El se
inclinó, puso al niño sobre su rodilla y lo roció con agua de una copa. Había
visto hacer esto a su padre con su hermana y sabía que lo mismo habían hecho
con él y con Yunho.
— Este
niño será llamado Junhui, el Bendecido.
— Un buen
nombre, porque está seguramente bendecido — comentó Yoomi con orgullo y tomó
otra vez al bebé — Ahora bajad y decid a vuestro padre que tiene otro nieto. Su
orgullo y alegría serán tan grandes como el vuestro.
Siwon no
fue hacia la puerta; en cambio, caminó lentamente hasta la cama. Heechul tenía
los ojos cerrados. El miró interrogativamente a Boah.
— Se
desmayó cuando nació el niño — dijo ella, secando el sudor de
la frente de su sobrino— . No sabe que luchasteis por salvar a su hijo pero yo
se lo diré.
— ¿Pero él
lo creerá? — se preguntó Siwon. — Sé que perdió mucha sangre ¿Vivirá?
— La
pérdida de sangre ha cesado. Estará débil, como el niño. Sólo podemos rogar
para que ambos recobren fuerzas rápidamente.
— No os
preocupéis, Siwon — dijo Yoomi desde el otro extremo de la habitación, donde
estaba bañando a Junhui en agua tibia contra las ruidosas protestas del niño—
Todo lo que hicisteis no será inútil. El niño y el appa vivirán.
— Haced lo que os parezca mejor, mujer. Cualquier cosa con tal que este joven, pese a su obstinación, tenga los cuidados necesarios.
Que intenso pero al final logro que el bebe viviera no quería que Heechul lo culpara de la muerte del bebe, pero quien quiere acabar con Heechul por poco lo logra si no hubiera estado Siwon por ahí otra historia seria, gracias por el cap bye
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