Siwon
estaba en la habitación de Heechul, con una sola vela sobre la repisa del hogar
por única luz. Miró con furia el fuego apagado y los restos de las dos ajorcas
de oro, ahora ennegrecidas, pero conservando su forma original. Así le devolvía
él su generosidad. Así le retribuía sus atenciones.
Siwon ya
no controlaba su ira. No lo hacía desde varios días. ¿Por qué fingir ante los
demás que no estaba afectado? Se sentía tan furioso que si hubiera podido
encontrar hoy a Heechul lo habría matado. Pero había pocas posibilidades de
encontrarlo... había planeado muy bien su huida.
Nunca más
volvería a confiar en un joven. Le había dado su palabra y él le creyó.
— ¡Tonto!
Vació el
jarro que tenía en la mano y salió de la habitación. Ordenaría que quemaran
todo lo que había allí. No quería que quedara ningún recuerdo del perro
embustero.
Siwon
entró en el hall donde Leeteuk estaba poniendo sobre la mesa su comida.
— ¿Dónde
está Jackie? — ladró.
Leeteuk
saltó nervioso y se apartó del camino.
— Ya viene
— dijo, y esperando calmarlo, añadió— Jackie está viejo, amo Siwon. Ahora,
cruzar el patio le lleva más tiempo que antes.
— No pedí
excusas — gruñó él, y golpeó la mesa con el puño— . ¡Odin y Thor el poderoso me
asistan! ¿Es que ningún esclavo bajo mi dominio me obedecerá?
La
invocación a los dioses asustó a Leeteuk más que la cólera de Siwon y salió
corriendo de la habitación como si esas deidades paganas estuviesen a punto de
devorarlo.
En el
camino se cruzó con Jackie, quien se preocupó al ver el rostro pálido y los
ojos aterrorizados del joven.
— No
tenéis necesidad de descargar vuestra cólera en ese pobre infeliz — dijo Jackie
audazmente a Siwon, tomándose más libertad de la que le correspondía— El no ha
hecho nada fuera de serviros bien.
Siwon se
enfureció aún más.
—
¡Olvidáis vuestro lugar, viejo! ¡Haríais bien en recordar quién es el amo aquí!
— Sé muy
bien a quien sirvo con amor... y paciencia , cuando es necesario.
Siwon se
sintió culpable pero lo ocultó tras una expresión severa. A continuación, pasó
a la razón por la que había lo llamado nuevamente.
— Decidme
una vez más lo que recordáis del día que Heechul se marchó.
— ¿Otra
vez? Siwon, hemos hablado cuatro veces de eso. Os he contado todo.
En ese
momento Hyukjae entró en el hall pero su expresión cansada indicó que no traía
noticias alentadoras. Siwon lo ignoró después de una sola mirada y continuó su
interrogatorio.
— Repetid
vuestra historia, Jackie. — Jackie suspiró.
— Yo no
sabía que él había regresado ese día ni que vos vinisteis y volvisteis a
marcharon. Me maldigo por mi debilidad, por caer enfermo un día que os ha
traído tanta miseria.
— ¡No
importa lo que me haya traído a mí, Jackie! — dijo Siwon con rudeza— . Sólo
repetid lo que sucedió.
— Yo no
esperaba que ese día me necesitaran, de modo que fui temprano a la casa de la
curandera a pedirle sus pociones especiales. Ella me hizo acostar la mayor
parte del día y la verdad es que sus pociones hicieron que me pusiera bien.
Regresé al establo tarde y fue entonces que oí aullar al mastín como si fuera
una bestia del infierno. La tormenta no había comenzado todavía y el aire
estaba quieto y silencioso, de modo que no fue difícil oír al animal desde el
establo, aun con mis viejos oídos. Lo encontré solo en la
casa pero no pensé nada de ello hasta que comprendí que el animal no hubiera
podido encender el fuego ni hacer el pan que para entonces estaba quemado como
un carbón. Sabía que los otros jóvenes no habían estado en la casa, de modo que
entonces envié a Coran a avisaros lo que sucedía. Como vuestro caballo y el de Heechul
no estaban en el establo, pensé que él estaba todavía con vos en la casa de
vuestro padre. Antes de que vinieseis con Coran, la tormenta había empezado y
ya había cubierto las huellas que esperabais encontrar.
Siwon
rechinó los dientes al recordar sus maldiciones al cielo por la tormenta de
nieve que había borrado toda posibilidad de encontrar rápidamente a Heechul. No
había podido encontrarlo y ya habían pasado demasiados días.
— ¿Y decís
que cuando esa noche abristeis la puerta , Bugsy salió corriendo hacia el
frente de la casa?
— Eso dije
— repuso Jackie.
Siwon se
golpeó una palma con un puño.
— ¡He
registrado cada centímetro de la tierra hacia el este hasta llegar a la base de
las montañas, pero no había la más mínima señal de él!
— ¿Y las
montañas? — dijo Hyukjae por fin.
—
Cualquier tonto sabría que no es posible sobrevivir allí en invierno, sin
embargo revisé las colinas más bajas.
— ¿Y Bugsy?
El hubiera tenido más suerte que vos —
dijo Hyukjae—. ¿No lo llevasteis con vos?
— No pude
encontrarlo cuando salí la primera vez. Jackie dice que regresó al día
siguiente, mojado y herido. Murió horas después.
— Lo
siento, Siwon. Sé que lo criasteis desde cachorro.
Siwon nada
dijo. Todavía tenía que aceptar esa pérdida pero no podía pensaren nada que no
fuera encontrar a Heechul.
— Todavía
insisto en que él no huyó, Siwon — dijo Jackie con estoicismo—
El está en algún lugar, herido, quizá...
— ¡No
digáis que está muerto, viejo! — lo interrumpió Siwon con tanta vehemencia que Jackie
lamentó de inmediato sus palabras. Hyukjae trató de aflojar la tensión que
súbitamente llenó el aire.
— Si Bugsy
regresó mojado, el lago más cercano está al noroeste de aquí. ¿Habéis buscado
por ese lado, Siwon?
— Sí, y
también al norte. Y mi padre todavía está buscando en el oeste, hacia la costa.
— Yo
también estuve en el norte y el este, junto con muchos otros.
— Os doy
las gracias, Hyukjae, por vuestros esfuerzos; pero ya es tiempo de renunciar. Jackie
no me ha dicho nada nuevo. No hay indicios de la dirección en que él huyó.
— ¿Habéis
renunciado?
— Ese
joven es más astuto que muchos hombres. Una vez juró que cuando escapara yo no
lo encontraría. Fue sólo porque Bugsy iba con él que pude traerlo de vuelta la
primera vez.
— Pero
renunciar cuando, como dice Jackie, puede estar herido imposibilitado de
regresar...
— Entonces
ya lo habría encontrado. No, mi padre no renunciará, pero yo estoy harto de
hacer el tonto. Se ha marchado y no quiero que su nombre vuelva a ser
mencionado en mi presencia.
El agua
helada que le arrojaron a la cara despertó a Heechul. Se atragantó y tosió, y
creyó que se estaba ahogando. Entonces abrió los ojos. Inmediatamente tuvo
conciencia del peligro pero no pudo recordar qué lo amenazaba hasta que una
silueta se irguió ante él.
Seungri
estaba a sus pies, completamente desprovisto de ropas. Heechul vio que también
estaba desnudo, con sus ropas completamente desgarradas. El le miraba con una
mueca de lujuria por lo que gimió interiormente. ¿Había sucedido? ¿Sus partes
más intimas ya habían sido violadas por este monstruo? ¡No, no! No podía creer
que sus sentidos lo hubiesen abandonado, dejándolo indefenso ante el peligro.
— De modo
que habéis despertado — dijo Seungri en un a voz llena de desprecio— Sois como
todas mis parejas que se desmayan cuando sienten un poco de dolor. Esperaba que
vos seríais diferente, que podríais soportar lo que tengo para vos.
El
horrible recuerdo del dolor cegador le atravesó la mente. Se miró el pecho y
vio las pequeñas marcas que ya se formaban donde los dedos de él se habían
hundido en la carne. Rápidamente trató de cubrirse pero fue inútil.
— ¡Sois un
animal! — siseó lleno de odio.
Seungri
rió malignamente ante el estallido de Heechul.
— ¿No
apreciáis mis métodos de buscar el placer? Aprenderéis, Heechul — dijo él lleno
de confianza, y alzando la v oz por la excitación— Con el tiempo os gustará lo
que os hago y las muchas formas diferentes en que os someteré. Encontraréis placer
en el dolor exquisito y me rogaréis que os haga sufrir más.
A Heechul
el estómago se le revolvió de repulsión. Tendría que matarlo, ahora no había
ninguna duda. ¿Pero cuándo?¿Cuánto tendría que sufrir hasta encontrar su
oportunidad?
El, era un
monstruo malvado con una mente pervertida. Lo miró con
morbosa fascinación, asqueado, pero incapaz de apartar los ojos. Las cicatrices
que le cubrían los brazos y el torso no eran nada comparadas con un corte
horroroso en el muslo. Y junto a eso estaba su erecta virilidad, palpitando con
furia, un miembro tan grande que ciertamente le causaría mucho dolor. ¿Ya había
sucedido? ¿Ahora él se preparaba a someterlo otra vez? Tenía que saberlo. Si el
daño ya estaba hecho nunca podría regresar a Siwon sin sentirse
intolerablemente avergonzado, sabiendo que lo que hubieran podido alcanzar no
llegaría jamás.
Se mordió el labio, intensamente atormentado.
— ¿Vos?...
— No podía decidirse a preguntar
pero tenía que hacerlo. Cerró los ojos y habló— . ¿Vos ya me sometisteis?
El rió de
la pregunta.
— ¿Lo
dudáis?
Heechul gritó
angustiado pero entonces más fuerte.
— No. No
sometería a una pareja a menos que ella pueda sentir cada centímetro de mi
espada. Debe saber quién le somete y tú lo sabrás ahora.
Heechul
suspiró con un alivio que duró sólo un segundo. Comprendió asustado que estaba
en la misma posición que antes, no más cerca de la daga oculta.
Esta vez cuando
él se agachó, Heechul se escabulló rápidamente, lo oyó reír aún usando sus pies
y sus codos para arrastrarse hacia atrás. Pero él todavía estaba demasiado
cerca para que Heechul tratara de levantarse y correr. En el momento siguiente,
con el grito poderoso de un guerrero victorioso, él saltó encima.
Heechul
quedó sin aliento. Luchó contra las negras oleadas que amenazaban nublarle la
mente una vez más. Se sintió preso del terror, seguro de que no podría seguir
demorándolo. En vez de tratar de sacárselo de encima con las manos, buscó frenéticamente hacia atrás, rogando que se hubieran
acercado lo suficiente a su arma.
Al
principio no sintió más que el suelo liso debajo del tapete y le dio pánico.
Seungri ya
trataba de separarle las piernas con una rodilla y por fin tuvo éxito. En ese
instante los dedos de Heechul tocaron la fría hoja de la daga. Logró aferrar la
empuñadura.
Heechul le
hubiera abierto fácilmente la garganta en ese momento si él no hubiese
sospechado por su falta de resistencia. Pero vio el brazo debajo de la alfombra
y la hoja cuando la sacó. Le aferró la muñeca y le inmovilizó la mano contra el
suelo junto a la cabeza, aplicando una presión brutal hasta que sintió que sus
dedos empezaban a aflojarse. Resistió como si su vida dependiera de ello pues,
hasta donde podía ver, efectivamente era así. No podía fallar ahora cuando
tenía tan cerca la victoria.
El se
incorporó sobre sus rodillas y con la mano libre se preparó a aplicarle un
puñetazo demoledor. Estaba enfurecido. En la mente de Heechul relampaguearon
las nuevas torturas que él le infligiría si fracasaba.
En un
último esfuerzo, antes que el puño de él cayera Heechul trató de zafarse
utilizando el resto de su cuerpo. Levantó con fuerza las piernas y aunque sólo
lo golpeó con una, esto bastó para que Seungri saliese proyectado hacia
adelante, gritando de dolor.
Heechul se
sorprendió por el resultado porque no sabía cómo su único movimiento había
afectado a su poderoso oponente. Pero él quedó acabado pues cayó sobre la daga
levantada y no se movió. El alivio de Heechul fue tan grande que apenas pudo
respirar con su cara cubierta por el pecho de él.
Le fue
necesario un gran esfuerzo para sacárselo de encima. El siguió sin moverse. Si
no estaba muerto lo estaría pronto y no sintió ningún
remordimiento.
Los
pensamientos se sucedían en la mente de Heechul pero su cuerpo reaccionó de
manera diferente. Cuando vio la sangre que empezaba a cubrir lentamente el
suelo debajo de Seungri, sintió náuseas. Apartó la vista y devolvió todo el
contenido de su estómago. Después siguió teniendo dolorosas arcadas hasta que
no quedó nada por devolver.
Por fin se
levantó, aunque su estómago seguía rebelándose. Comprendió que el tiempo era su
nuevo enemigo. Seunghyun podía regresar en cualquier momento y entonces se
vería en una situación todavía más peligrosa que antes. Había matado a un
vikingo, a un hombre libre, y peor aún, al hijo de un jefe. Si ahora lo
encontraban, podría darse por muerto. Seunghyun daría la alarma y todos
saldrían a perseguirlo, pero si lograba llegar primero junto a Siwon, él lo
protegería.
Con
frenética prisa, Heechul reunió todo lo que podía serle de utilidad, comida,
abrigos, las armas de Seungri. Metió todo dentro de un tapete y lo ató. Tomó su
capa y salió corriendo de la casa. Rápidamente encontró el rústico cobertizo
donde estaba Gibok pero no perdió tiempo con la silla que allí había y puso
solamente una gruesa manta sobre el lomo de la yegua.
Encontró
un saco de avena y lo añadió a su lío. Enseguida montó y salió del cobertizo.
El cielo
era de un azul oscuro, sin estrellas. Rogó que la casa de Seunghyun diera
frente al fiordo porque esa fue la dirección que tomó. A la distancia, a su
izquierda, vio a Seunghyun montado en su caballo y viniendo hacia la casa. El
también le vio y Heechul sintió de pronto como si hubiera hecho todo por nada.
Pero Seunghyun
no cabalgó hacia él. En realidad, se detuvo y se limitó a mirar
cómo Heechul se alejaba. No perdió tiempo preguntándose por esa actitud. Alentó
a Gibok a que tomara mayor velocidad.
¿De cuánto
tiempo dispondría ahora? Seunghyun llamaría a otros para que lo ayudasen a
perseguirlo y eso le daría un poco de tiempo, porque primero él tendría que
convencerlos de que un joven era el responsable de la muerte de Seungri. Y esa
muerte había sido un accidente, aunque tuvo intención de matarlo, pero esto no
le serviría de mucho. i Dios mio, escapar del humo para caer en el fuego!
Heechul
cabalgó, interminablemente, según le pareció . No se detuvo ni redujo la marcha
hasta que por fin oyó a la distancia el sonido de las aguas del fiordo.
Empezó a
temer que en vez de ir hacia el norte hubiera ido hacia el sur. No quería
pensar en sus posibilidades si así era. En realidad, todavía no sabía cómo cruzaría
el fiordo para ponerse a salvo. Necesitaría la ayuda de Siwon.
— ¡Dios
misericordioso, mostradme el rumbo que debo tomar! — gritó en alta voz.
Como
respuesta, Gibok dobló a la izquierda y avanzó a lo largo de la orilla de
fiordo. Los ojos de Heechul se llenaron de lágrimas.
— ¡Por
favor, Gibok, no yerres! ¡Por favor! — Heechul no sentía el frío excepto cuando
se abría su capa y el aire helado tocaba su piel desnuda.
Heechul no
sabía el tiempo que había cabalgado. ¿Una hora? ¿Dos? Por fin reconoció el
paisaje que tenía enfrente, y muy cercana, la casa de piedra sobre el
acantilado. Todo lo que pudo hacer fue contener su alegría. Aguas profundas la
separaban de su amor pero él superaría ese obstáculo y estaría nuevamente a
salvo. Llegó a la cima del acantilado, se apeó y empezó a gritar el nombre de Siwon.
Sólo después que pasó cierto tiempo sin obtener respuesta, empezó a preguntarse
si él estaría en la casa. Podía muy bien estar buscándolo. Sin embargo, alguien
tenía que estar allí porque salía humo de la chimenea. Con todas las puertas
cerradas para protegerse del frío, ¿oirían sus gritos pidiendo ayuda?
Todas sus
prematuras esperanzas se disolvieron. No llegaría a ninguna parte.
Seguramente
sus gritos no llegaban a la casa porque se le había enronquecido la voz y
apenas podía soportar el dolor de su garganta. Llegar hasta aquí, tan cerca, y
que no lo oyeran ni vieran.
Heechul
cayó a tierra. Las lágrimas brotaron incontenibles y pronto lo sacudieron
sollozos desgarradores. ¿Qué haría ahora? No podía quedarse aquí y esperar
hasta la mañana, cuando saliera alguien de la casa, pues Seunghyun lo
encontraría primero.
Heechul
montó v volvió por donde había venido. No durmió esa primera noche. Cabalgó más
allá del embarcadero hacia el este a lo largo del fiordo, hasta que le dolió la
espalda y perdió toda la sensibilidad en las piernas. Hacia rato que el
estómago había dejado de exigirle alimento.
Por fin,
en un momento de la mañana siguiente, Heechul se detuvo por Gibok, no por él.
Rápidamente alimentó a la yegua y la frotó. Después cortó de la manta finas
tiras de piel antes de cubrir a Gibok. Se enroscó como una pelota junto a Gibok
y durmió unas pocas horas.
Así
pasaron días. Poco sueño, comidas apresuradas y un miedo constante a que lo
encontrasen. Pronto las provisiones disminuyeron y se vio obligado a cazar. Al sexto día, Heechul renunció a la esperanza
de encontrar un bote dejándole solamente un recurso: llegar al fondo del fiordo
y rodearlo.
A la larga
esto lo llevaría a casa o moriría en esas tierras desoladas. Le quedaban pocas
esperanzas y cuando pasaron más días y el fiordo pareció extenderse
interminablemente, hasta eso perdió.
Continuó
avanzando sin pensar, simplemente porque no tenía alternativa. Dos veces
renunció y se desplomó, pero Gibok lo volvió a la vida empujándolo con el
morro. Ese fiel animal no estaba dispuesto a dejarlo morir. Cuando por fin su
cuerpo, lleno de incontables dolores, no quiso moverse más, Heechul cayó en un
sueño profundo que duró todo un día y una noche. Ni los suaves empujones de Gibok
lo despertaron.
Por fin
despertó, no descansado y dispuesto a continuar, sino tan desalentado que
decidió no moverse y prefirió esperar donde estaba hasta que la muerte viniera
a buscarlo. Permaneció tendido, cubierto con mantas que poco lo protegían del
frío, con los miembros tan entumecidos que ya no sentía dolor alguno.
Gibok hizo
lo posible por llamar su atención, pero él cerró los ojos con fuerza, deseando
que su amada yegua se alejara y lo dejase morir en paz.
Cuando Gibok
se alejó al trote, Heechul abrió los ojos para verla marcharse y sólo en ese
momento experimentó una sensación de pérdida. Fue entonces que vio por primera
vez el lago, magnifico en su tamaño, anidado en la base de las montañas. Era el
final del fiordo.
Le llevó
todo un día rodear el lago. Esta fue la parte más azarosa y atemorizadora del
viaje. En muchos lugares debió vadear en aguas poco profundas porque afiladas
rocas del borde de la montaña bloqueaban el camino. La corriente cálida no
llegaba hasta aquí y Heechul corrió peligro de helarse mientras esperaba que se
secaran sus ropas.
Cruzó una
tierra desolada donde no había nada para cazar. Tuvo que cavar para encontrar
alimento para Gibok. Después tuvo que desviarse más al norte en busca de
alimentos para él.
Con cada
paso se acercaba a su meta y su ánimo mejoraba notablemente. Ya no se sentía
desesperado y perdido sino seguro de que lo lograría. Los cortes y ampollas,
las articulaciones doloridas, todas esas molestias pasaban inadvertidas. Ya
tendría tiempo suficiente para atender sus heridas, para recuperar el peso que
había perdido.
Siwon
cuidaría de él y lo ayudaría a recobrar su salud. Se pondría fuerte rápidamente
con su amor. Y él lo amaba. Aunque todavía no lo admitía, con el tiempo lo
haría. Estos pensamientos lo
espoleaban cada vez
que empezaba a desesperar. Hacían
tolerables las dificultades.
Cuando por
fin llegó a tierras que conocía, su alivio y su regocijo fueron más intensos.
Si Gibok no hubiera estado en tan lamentables condiciones, habría cubierto al
galope la distancia que faltaba. Pero dada la situación, le llevó otras dos
horas subir la última colina más allá de la cual estaba la casa de Siwon.
Qué
espectáculo tan bienvenido y que creyó que nunca volvería a contemplar. Jackie estaba
en el establo cuando Heechul abrió la puerta y arrastró a Gibok al interior. La
mirada que le dirigió el anciano no fue solamente de sorpresa sino, también, de
incredulidad.
— Habéis
vuelto de la muerte — dijo él asombrado y con su viejo rostro muy pálido.
Heechul
encontró fuerzas para reír débilmente.
— No, no
morí, aunque muchas veces lo deseé.
El meneó
la cabeza y la miró con compasión.
— No
debisteis escapar, jovencito.
— ¿Qué?
— Tampoco
debisteis regresar habiendo escapado.
Heechul se
sonrió del error del anciano.
— No
escapé, Jackie. Fui raptado por dos vikingos del otro lado del fiordo.
Jackie quiso
creerle pero todo indicaba que mentía. Sin embargo, no sería él quien lo
acusaría.
— Os veis
exhausto. Prepararé comida para vos.
— No.
Comeré en la casa. ¿Siwon está allí? — cuando él asintió vacilando, Heechul
continuó— sabéis, grité desde el otro
lado del fiordo pero nadie me oyó. No podía quedarme allí sin embargo, porque maté a uno de los hombres que me llevaron, creo que era el
hijo de un jefe.
Parecía
aturdido, con dificultad para recordarlo todo.
— ¿Sabéis
lo que estáis diciendo, Heechul?
Él no pareció
escucharlo.
— Perdí la
cuenta de los días que viajé rodeando el fiordo. ¿Cuánto tiempo estuve ausente,
Jackie?
— Casi
seis semanas.
— ¿Tanto?
— Heechul...
— Cuidad
de Gibok, Jackie. Ella ha soportado tanto como yo y necesita atención. Ahora
debo ver a Siwon. No pue do esperar más.
— Heechul, no
vayáis a la
casa — Heechul vio su preocupación
y quedó intrigado.
— ¿Por qué
no?
— No
seréis bienvenido allí.
— No
seáis absurdo, Jackie —
frunció el entrecejo—
¿Siwon también cree que escapé?
— Sí.
— Entonces
con más razón tengo que verlo en seguida . El debe saber la verdad.
— Heechul,
por favor...
— Todo
saldrá bien, Jackie — lo interrumpió y se dirigió a la puerta.
— Entonces
iré con vos.
La casa
estaba tibia y acogedora por los fuegos encendidos para cocinar. Aromas
deliciosos llenaban el aire y Heechul se sintió débil de hambre. En todas sus
semanas de ausencia no había comido hasta hartarse una sola vez, siempre tuvo
que medirse porque no sabía si encontraría más comida al día siguiente.
Donghae
fue el primera que lo vio e inmediatamente interrumpió lo que
estaba haciendo. Sus ojos se llenaron lentamente de miedo pero Heechul le
sonrió y abrazó a su amigo. Sin embargo no dijeron una sola palabra, porque Heechul
estaba ahorrando sus fuerzas y Donghae se sentía demasiado atemorizado para
hablar. Heechul entró en el hall dejando que Jackie diera las explicaciones.
Siwon
estaba inclinado sobre el fuego del hall, atizando la madera encendida como si
atacara a un enemigo desconocido. Heechul se tomó un instante para mirarlo a
sus anchas antes de acercársele y detenerse detrás de él.
Siwon se
volvió rápidamente cuando sintió su presencia y ambos se miraron con fijeza un
largo momento. Heechul vio en sus ojos la sorpresa y después la cólera, pero no
pudo seguir conteniéndose y se le arrojó en brazos para estrecharlo con las
pocas fuerzas que le quedaban.
Sintió que
el cuerpo de él se ponía rígido y que esos brazos amados no devolvían el
abrazo. Lentamente, se apartó.
— De modo
que habéis regresado.
Heechul no
pudo soportar esa mirada ni el tono de esa voz. Había odio allí, además de la
cólera.
— ¿Os
extraviasteis? — continuó Siwon en el mismo tono lleno de rencor— . ¿O quizá
comprendisteis por fin que no podíais sobrevivir solo en esas tierras
desoladas?
— Él
afirma que no escapó, Siwon — dijo Jackie entrando en la estancia— Fue llevado
por la fuerza al otro lado del fiordo.
— ¿Eso fue
lo que os dijo?
— Yo le
creo— dijo Jackie con firmeza, saliendo en su defensa— . Eso explicaría por qué
el mastín estaba mojado y herido cuando regresó. El animal pudo tratar de
seguirlo a través del fiordo .
— ¡O
caerse en un lago tratando de seguirlo, lo cual le costó la vida!
— ¿Bugsy
ha muerto?
Siwon no
hizo caso de la pregunta. Heechul miró consternado a Jackie,
quien asintió en silencio. Dios misericordioso, ¿porqué también esto? ¿No
bastaban sus sufrimientos? Los ojos se le llenaron de lágrimas cuando lo
asaltaron los recuerdos. Se había ganado el afecto del mastín sólo para causar
involuntariamente la muerte del animal.
Vio que Siwon
era de la misma opinión, pero él no tenía toda la culpa. Debía hacerle
comprender eso.
— Fue Seunghyun
quien hirió a Bugsy — dijo Heechul en un susurro cargado de dolor— . El lo
apartó de un puntapié cuando Seungri se disponía a matarlo.
— ¡Seungri!
— ¡Ellos
fueron quienes me llevaron, Siwon! — vio que él dudaba y se puso frenético— .
¡Debéis creerme! Trajeron un barco a fin de poder llevarse también a Gibok.
Querían que vos creyeseis que yo había escapado a fin de que no sospecharais de
ellos.
— ¿Por
qué? — preguntó él.
— Nunca
supe por qué, excepto que una mujer fue a verlos y les habló de mí. Me
retuvieron en la granja de Seunghyun pero con la intención de que Seungri se
adueñase de mí. Cuando él vino intentó someterme, yo lo maté y escapé. Primero
busqué vuestra ayuda y grité desde el acantilado del frente, pero nadie me oyó.
No sé nadar, no pude encontrar un bote, de modo que di la vuelta al fiordo pues
era el único camino que me quedaba.
— ¡Sacadlo
de aquí, Jackie, antes de que lo lastime! — Jackie le puso las manos sobre sus
hombros pero él se apartó.
— ¡Es la
verdad, Siwon! ¡Todo es verdad! En nombre de Dios, ¿por qué iba yo a mentiros?
— En la
esperanza de que os perdone y os acepte nuevamente — dijo él, sin piedad— Es
demasiado tarde para eso.
Lágrimas
incontrolables rodaban por las mejillas y el cuello de Heechul.
— Podríais
averiguar la verdad si quisieseis, Siwon. Cruzad el fiordo. Comprobad vos mismo que Seungri ha
muerto a manos de un joven.
— Sería mi
muerte si me encontrasen en tierras de los Wayjei. Pero eso vos debéis saberlo,
tal como supisteis sus nombres. Los jóvenes conocen bien la historia y murmuran
a menudo.
— No es
así. ¡Preguntadles! — dijo Heechul. Ahora lloraba histéricamente pero él le
volvió la espalda.
— Vuestras
propias palabras os delatan, porque nadie hubiera podido sobrevivir, en
invierno, a lo que describís. Llevadlo a la casa de mi padre, Jackie.
— ¿Por qué
allí?
Siwon lo
miró otra vez a la cara, con tanto veneno en los ojos que Heechul se
estremeció.
— Mi
intención, si os encontraba, era venderos en el Oriente, donde los esclavos son
tratados como esclavos y no con las libertades que tontamente os concedí aquí.
Pero fuisteis un regalo de mi padre y por lo tanto es el derecho de mi padre
teneros de vuelta.
— Venid Heechul
— dijo Jackie.
Heechul se
sintió corno si lo desgarraran en dos. La bilis le subió a la garganta y casi lo
ahogó. No estaba lo bastante fuerte para enfrentar este rechazo. Se hubiera
desplomado en el suelo si Jackie no lo hubiese sostenido. Se dejó llevar, pero
se volvió y miró a Siwon por última vez.
— Todo lo que he dicho es verdad, Siwon —su voz
sonó desprovista de toda emoción. Interiormente, estaba muerto— . Fue mi amor
por vos y mi necesidad de regresar a vuestro lado lo que hizo posible que
sobreviviese al viaje alrededor del fiordo. Pasé hambre porque no había nada
que comer y muchas veces estuve a punto de helarme. Pero seguí adelante porque
pensaba que vos estaríais aquí para recibirme. Debí morir. Eso os hubiera hecho
más feliz.
Había
hablado a la espalda de él, rígida e inconmovible. Ahora se marchó, con un
dolor torturante en el pecho. Lo había perdido. Ya nada más importaba.
Se mordió el labio, intensamente atormentado.
No quiero defender a Siwon pero las pruebas dan a pensar que escapo pero si confiara el sabría la verdad que dilema en fin Heechul haciendo todo por sobrevivir y volver para que este lo rechace vaya lio gracias por el cap bye.
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