Heechul lo
miró con incredulidad. Era como si estuviera reviviendo la escena en el bosque
cuando el oso atacó a Siwon. El yacía inconsciente o muerto pero la bestia
seguía con vida, todavía amenazadora. Buscó con la mirada su daga pero fue
demasiado tarde. Seungri lo tenía y estaba tratando de cortar las cuerdas que
lo sujetaban. Heechul corrió hacia él pero él lo apartó con un violento
empujón. Heechul cayó pero se puso de pie y corrió por las otras armas.
Nuevamente fue demasiado tarde. Seungri quedó libre, y antes que Heechul alcanzara
su ballesta, le hizo darse vuelta y derribó de un bofetón.
— Quiero
que sepáis lo que os espera — dijo en tono frenético— . Casi morí por culpa
vuestra y hubiera muerto si Seunghyun no hubiese venido a tiempo para parar la
sangre. No pude seguiros entonces, pero lo hice cuando estuve lo bastante
repuesto. Sólo que me enteré por un esclavo que no habíais regresado y que se
os daba por muerto. El esclavo mintió, según veo.
— No —
dijo Heechul en un susurro— Di la vuelta al fiordo y eso me llevó muchas
semanas.
El rió.
— No es
sorprendente que no os creyeran. Si pudisteis soportar eso, entonces duraréis
bastante para lo que tengo planeado para vos
— No seáis
tonto — dijo Heechul, mientras se le helaba la sangre— Siwon sólo quería saber
la verdad.
— Y supo
la verdad. No sucedió hasta que mencionasteis la cicatriz que él me causó
cuando éramos más jóvenes. Sólo él y yo sabíamos de ella. Fue un accidente pero
nunca lo olvidé, ni tampoco él.
Miró a Siwon
con rencor y Heechul contuvo el aliento.
— Si os
vais ahora, todo terminará. Yo me ocuparé de que él nunca vuelva a buscaros.
— Sí,
supongo que podríais hacerlo. Tenéis poder en vuestra belleza. Pero no estaréis
aquí para ocuparos de nada. Vendréis conmigo.
Seungri
empezó a acercarse a Siwon mientras sacaba de su cinturón la daga de Heechul. Él
ahogó una exclamación y se puso de pie de un salto. Tomó el brazo de Seungri y
lo hizo volverse.
— ¡No
podéis hacerlo! El os salvó cuando yo iba a m ataros, ¡El os salvó la vida!
— El debe
morir y vos también. Pero primero sufriréis todas las torturas de vuestro
infierno cristiano, ¡vuestro destino quedó sellado cuando tratasteis de
matarme!
— Si lo
matáis, también vos moriréis... si no por mi mano, porque seguramente yo lo
intentaré, por la de su hermano o la de su padre. Ellos no son tontos. Conocen
mi historia y si encuentran muerto a Siwon y ven que yo he desaparecido, sabrán
que lo hicisteis vos.
— No, cariño,
os echarán la culpa a vos — rió él.
— Yo no
mataría al padre de mi hijo... al hombre que amo con todo mi corazón.
El vio la
verdad en esas palabras y vaciló. Por fin vio a Junhui que jugaba en un rincón
con sus juguetes de madera, afortunadamente ignorante de la
tragedia que se desarrollaba cerca de él.
— Si
estáis tan decidido a vengaros de mí, llevadme donde Siwon no pueda encontrarnos.
Pero a él dejadlo vivir, por vuestro propio bien.
El vaciló
unos pocos segundos y después, sin agregar palabra, lo tomó de la mano y
arrastró tras él. Quiso rogarle que le permitiera llevar a su hijito pero no
deseó poner e n peligro la vida del pequeño. Él niño quedaría sin vigilancia
hasta que Siwon despertase y podría hacer alguna travesura, pero no correría
grandes peligros. Y Siwon viviría para poder cuidarlo.
Montaron
los dos caballos en que habían venido Siwon y Seungri y cabalgaron hacia la
casa de Siwon. Ahora que no tenía nada que temer por Siwon, Heechul se
aterrorizó por él mismo. Había escapado de este hombre una vez y volvería a
hacerlo, se dijo con seguridad. Cabalgaron una corta distancia hasta que fueron
llamados a gritos por otro jinete. Una mujer. Heechul se sorprendió cuando Seungri
se detuvo.
Cuando Jooahn
vio a Seungri y a Heechul juntos, se alarmó. El tonto patán había demorado
demasiado para acabar la tarea por la cual ella le había pagado. ¿Por qué tuvo
que venir ahora, cuando Heechul estaba por partir a la mañana siguiente,
llevándose con él a su hijito? Muchas veces había tratado de deshacerse del
joven celta, quien era un obstáculo más en su camino.
Cuando Heechul
tuvo las fiebres, Jooahn lo atendió bien. Le dio pociones que hicieron que su
cuerpo rechazara todo alimento. Y pensó que dejando abierta la puerta del
balcón de la habitación de Siwon durante la mayor parte del día le daría el
resultado que buscaba. Pero el joven sobrevivió.
Fue una
pena que no hubiera sido Siwon quien enfermó. Entonces, ella no hubiese tenido
que preocuparse por los futuros bastardos que él pudiera engendrar. Pero
engendró otro heredero que se interponía en su camino.
Había
creído que este niño no llegaría a nacer cuando Heechul se cayó
en el bosque. Nuevamente, su tan esperada meta volvió a alejarse. Jooahn
todavía tenía que encontrar un medio de matar a Siwon y a su hermano. Pero a la
larga los mataría... y también a los hijos de ambos. Si por lo menos Seungri se
llevaba lejos a Heechul, no nacerían más hijos por ese lado.
Heechul
sintió esperanzas cuando reconoció a Jooahn pero rápidamente se decepcionó
cuando la mujer los alcanzó y Heechul vio el caballo que montaba, el caballo
que lo había derribado en el bosque.
— ¿Me
recordáis, Wayjei? Soy Adosinda. — Seungri rió.
— Creí que
erais más joven, mujer.
— Os llevó
mucho tiempo acabar el trabajo por el que os pagué— dijo ella en tono airado e
ignorando el comentario de él.
— Lo creí
muerto hasta que Siwon me trajo aquí para ponerme frente a él. Pero él no
volverá jamás, mujer.
— ¡Siwon
os trajo aquí! ¿Dónde está él? — preguntó Jooahn con excitación— ¿Lo matasteis?
— No, lo
dejé con vida. No tengo tiempo para más preguntas. El no estará inconsciente
mucho tiempo.
— No
temáis, Wayjei —rió Jooahn— Yo me ocuparé de Siwon y de su hijo. El no os seguirá.
— No,
mujer. Me echarán la culpa a mí.
— ¡Tonto!
— gritó Jooahn enloquecida— . ¡Le echarán la culpa a él! Es sabido que odia al
padre y al hijo. ¡Choi Kangta iba a llevárselo mañana por la mañana, lejos de
la familia antes que los mate a todos!
— ¡Ella miente, Seungri! —exclamó
Heechul— Su nombre es Jooahn. Su hijo es bastardo de Kangta
— Sí, y yo
los odio como él. ¡Pero mi hijo, no el de él, será el heredero de Kangta!
— Yunho es
el heredero y él tiene un hijo. ¿También los mataréis a ellos?
— Yunho no
tiene un hijo y nunca lo tendrá. Cuando era niño y enfermó de fiebres, yo lo
dejé convertido en solamente medio hombre. Vuestro hermano mintió y yo le conté
esto a Kangta , pero él no me creyó. De modo que sí, ellos morirán. Todos los
hijos de Kangta y sus hijos también. ¡Todos menos el mío!
Jooahn
partió en dirección a la casita de Heechul.
— ¡Debéis
detenerla! — gritó Heechul.
— No hay
tiempo.
— Seréis
perseguido y muerto por esto que hacéis.
— Dejé a Siwon
con vida, sabiendo que él me perseguiría. No hay ninguna diferencia. Viajaré lejos.
— ¡Ella va
a matar a mi hijo! — gritó Heechul, fuera de sí de miedo. Trató de hacer volver
a su caballo pero Seungri se apoderó de las riendas. Sin embargo, Heechul ahora
no podía ser detenido, a menos que él lo matara. Saltó de su caballo y empezó a
correr hacia donde estaban su hijo y Siwon. ¡Tenía que detener a Jooahn! Seungri
hizo volver a su caballo, lo alcanzó y levantó hasta ponerlo sobre la silla. Luchó
como un tigre acorralado hasta que él lo golpeó en la cabeza. Heechul se sintió
envuelto en tinieblas y su lucha terminó
en forma terrible.
Las aguas
del fiordo estaban agitadas, la corriente era rápida. Heechul fue despertado
por el balanceo de un bote pequeño. El temor no lo había abandonado un solo
instante y volvió en si agitando los brazos, todavía luchando por liberarse.
Pero no estaba atado y Seungri le volvió la espalda cuando empujó el bote
apartándolo del embarcadero de Siwon.
La
desesperación de Heechul desafió a la razón. Pensó sólo en volver al
embarcadero, en encontrar a Jooahn antes de que fuera demasiado tarde. Sin
tomar en cuenta que no sabía nadar, saltó al agua antes de que Seungri se
percatara de que había vuelto en sí. Instantáneamente se hundió pero luchó y
logró volver a la superficie. Oyó que Seungri le gritaba y volvió a hundirse.
La
corriente lo arrastró y chocó contra las tablas debajo del embarcadero. Salió
otra vez a la superficie, se aferró a una tabla de madera y vio que Seungri
venía hacia él en el bote. ¿Por qué, en nombre de Dios, él no renunciaba y se
marchaba?
Heechul
trató de llegar a la orilla desde donde podría alcanzar fácilmente el sendero
que subía el acantilado. Pero Seungri estaba demasiado cerca. Llegaría allí
antes de que pudiera salir del agua. Aferrándose de las tablas, pudo pasar al
otro lado del embarcadero.
Seungri se
veía ahora obligado a dar la vuelta, lo cual le dio más tiempo a Heechul. Aquí,
por muchos metros, había solamente rocas puntiagudas que le cerraban el camino
al sendero del acantilado. Rodeó las rocas, cortándose los dedos en su
desesperación. Por fin llegó a un lugar donde podría salir del agua.
No importó
que ya estuviera exhausto porque Seungri se acercaba rápidamente, remando como
un poseído en el pequeño bote. Heechul escaló el acantilado tan velozmente
corno pudo, aferrándose de ramas, rocas agudas, cualquier cosa que tocaran sus
dedos, para sostenerse. Empezó a dirigirse otra vez hacia el embarcadero, seguro
de que Seungri no podría moverse más rápidamente y así no
le sacaría ventaja. Pero él ya había dejado el bote y estaba alcanzándolo y
gritaba que lo mataría. Entonces no tuvo más de qué agarrarse, sólo quedó la
roca lisa. Ya no podía seguir trepando. Seungri estaba directamente debajo.
Cuando sintió
que los dedos de él le tocaban el tobillo gritó frustrado por la inutilidad de
sus esfuerzos. Lo apartó de un puntapié pero él siguió tratando de agarrarlo.
Por fin le golpeó la cabeza con el pie y él cayó unos pocos metros pero
rápidamente logró sostenerse y empezó a trepar otra vez. ¿Cuánto tiempo podría
prolongarse esto? Estaba muy cerca del borde del sendero pero no podía
alcanzarlo.
Gritó otra
vez cuando los dedos de Seungri se estiraron hacia él. Y entonces oyó su nombre
que parecía llegar de lejos, apagado por el ruido del agua y su propia
respiración jadeante. Al principio creyó que la mente estaba haciéndole tretas,
ofreciéndole esperanzas cuando no había ninguna. Entonces oyó la voz otra vez,
más fuerte y la reconoció.
— ¡Siwon! ¡Deprisa...
daos prisa!
Seungri
también lo oyó y ya no trató de alcanzar a Heechul. Vio que él descendía
apresuradamente el acantilado y presa de pánico saltaba dentro de su bote. El
impacto de su cuerpo hizo que la pequeña embarcación se diera vuelta y Seungri
cayó al agua. La corriente lo tomó y arrastró. Heechul lo vio luchar contra el
agua, tratando de nadar. La cabeza se hundió una vez, luego una vez más, y por
fin ya no lo vio más.
Siwon le
encontró mirando sin expresión el agua negra del fiordo. Estiró un brazo hacia él,
sus manos apenas se encontraron, y lo ayudó a subir al sendero rodeando un
peñasco liso. Cayó en sus brazos y no protestó cuando él le llevó a la cima del
acantilado y al interior de la casa.
Siwon
depositó a Heechul junto al fuego del hall y rápidamente le trajo vino.
— Debéis
quitaros esas ropas mojadas, Heechul.
— No,
primero dejadme descansar.
Siwon no
discutió y se sentó con él sobre la alfombra. En sus ojos había una expresión
de intensa ansiedad. Heechul sabía por qué.
— ¿Podréis
perdonarme alguna vez? — Heechul le tocó una mejilla.
— Silencio
— dijo— Ahora ya todo pasó.
— No. Os
causé penurias interminables. Casi os costó la vida que yo trajese a Seungri
aquí para descubrir la verdad cuando debí creer en vos.
— Yo no os
culpo, Siwon. Mientras confiéis ahora en mí. ¿Lo haréis?
— Sí, y
siempre lo haré — susurró él y le besó tiernamente — ¿Os casaréis conmigo?
— Si
todavía me queréis.
— ¿Quereros?
— gritó él asombrado— ¿Cómo podéis dudarlo?
Heechul rió
y se acurrucó en sus brazos.
— Tenemos
mucho que agradecer, Siwon. Vos, yo, Junhui... todos pudimos morir — se sentó.—
¿Dónde está Junhui?
— Está a
salvo.
Heechul se
relajó otra vez.
— Me
estremece pensar lo que hubiera sucedido si no hubieseis llegado a tiempo. Seungri
quería vengarse de mí porque yo casi lo maté. Cuando oyó que vos me llamabais
trató de escapar, pero cayó al agua y se ahogó. — Tembló al contarlo.
—
Afortunadamente, vuestra yegua es más veloz que mi caballo. Llegué aquí en
pocos minutos.
— El
viento debió traeros — sonrió— . Pero gracias
a Dios que despertasteis a tiempo,
Siwon rió.
— Eso
podéis agradecérselo a nuestro hijo. El me despertó golpeándome en el pecho,
pensando, sin duda, que había descubierto un nuevo juguete.
— ¿Dónde
lo dejasteis? ¿Con Jackie?
— No. En el momento que salía con él de la casa llegó Jooahn, dijo que para despedirse de vos. Le pedí que llevase al niño a mis padres.
La sangre
de Heechul se convirtió en hielo.
— ¡Siwon...
no! ¡Decidme que bromeáis!
— ¿Qué
sucede?
Heechul se
puso de pie de un salto.
— ¡Ella lo
matará! ¡Ella fue allí para mataros a los dos!
Siwon no
se detuvo a dudar de sus palabras. Ambos corrieron al establo por caballos
frescos y galoparon con aterrorizadora velocidad hasta la casa de Heechul.
Detrás de la casita, Siwon encontró las huellas del caballo de Jooahn que iban
hacia el bosque y no hacia la casa de sus padres.
No
hablaron mientras siguieron la huella. Heechul apenas podía ver a través de las
lágrimas que derramaba. Sin embargo, consiguió sostenerse, murmurando
esperanzadas plegarias a cada paso que daban. Cuando Siwon perdió la huella
entre los arbustos, Heechul creyó que moriría de pena. ¿Qué esperanzas podía
tener su hijito contra Jooahn? Había pasado demasiado tiempo.
Siwon
trató de persuadir a Heechul que fuera a pedir ayuda, pero él no pudo soportar
la idea de alejarse del bosque cuando Junhui podía estar cerca. De modo que
siguieron, ciegamente, buscando señales del paso de Jooahn.
Cuando Heechul
la vio viniendo lentamente hacia ellos, corrió delante de Siwon y la alcanzó
primero. La mujer estaba sola.
— ¿Dónde
está él? — gritó Heechul.
Jooahn
meneó la cabeza y miró fijamente las palma s de sus manos.
— No pude
hacerlo — dijo— Yo también soy madre. No pude.
Heechul se
apeó y arrancó a Jooahn de su caballo. La sacudió con violencia, mientras
miraba su cara con desesperación.
— ¿Dónde
está? — Jooahn señaló al interior del bosque.
— Acabo
de dejarlo — Siwon se
acercó y habló
con voz sorprendentemente gentil.
— ¿Dónde, Jooahn?
— No
lejos de aquí
— alzó la
vista, sus ojos
tenían un brillo
extraño— . Allí, podéis oírlo llorar. Ahnta siempre lloraba más fuerte que
todos. Debo ir con él.
Siwon se
adelantó con su caballo y Heechul montó y lo siguió. No odiaba a Jooahn por su
traición, porque evidentemente la mujer estaba completamente loca. Pero tampoco
podía compadecerse de ella.
Encontraron
a Junhui debajo de un alto pino, lloriqueando porque no podía gatear sin
pincharse con las pinochas. Cuando Siwon se lo entregó a Heechul, por fin sus
lágrimas fueron de felicidad. Pero con la ansiedad de un appa, supo que pasaría
largo tiempo antes de que se atreviera a dejar que el niñito se alejara de su
vista aunque fuera por un momento. Pasaron por el sitio donde habían hablado
con Jooahn, quien se había marchado.
— Ella lo
planeó todo, Siwon — dijo Heechul mientras volvían cabalgando lentamente a la
casa— . Jooahn fue la que le pagó a Seungri para que me raptara. Y yo reconocí
su caballo. Ella fue la mujer que trató de matarme en el bosque.
— ¿Por qué
a vos, Heechul? Es algo que no puedo entender.
— Ella le
temía a mi niño, no a mí. Junhui es un heredero más de Kangta de quien ella
tendría que deshacerse antes de que su hijo quedase como único heredero.
— Debió
estar loca durante muchos años para creer que podría lograr una cosa semejante.
— Yo debí
darme cuenta que ella era la única responsable. Me percaté de que ella odiaba a
vuestra familia, pero a causa de mis celos, pensé que Zhoumi
estaba involucrado.
— i Zhoumi!
— Él os
quiere reconquistar. Y... y vos os volvisteis a él cuando nos separamos.
— De
modo que lo creisteis
— dijo Siwon, frunciendo el entrecejo— . Debido a mi cólera, quise que
pensarais eso. Pero no es verdad. Heechul. El y yo nos hubiéramos casado hace
años por razones distintas del amor. Yo lo quería por su belleza y él sólo me
quería porque yo era el hijo de un jefe. Ahora lo sé.
— ¿El ya
no significa nada para vos?
— No, sólo
me recuerda lo tonto que fui al tomarme tan a pecho su rechazo. Fui un tonto en
muchos sentidos. ¿Podéis perdonarme todo el dolor que os he causado?
— Por
supuesto — sonrió él— . A partir de este día, vos sólo me daréis felicidad.
Tiempo
después, Jooahn fue juzgada y condenada al destierro, Su hijo Ahnta decidió
acompañarla pues ella ya no podía valerse por sí misma. Él nada había sabido de
las maquinaciones de su madre y cuando se enteró quedó tan sorprendido como los
demás. Heechul consideró duro el castigo pero su propia familia venía primero,
y con Jooahn lejos, sus temores dejaron de existir.
— ¿Junhui
duerme?
— Sí, amor
mío — repuso Heechul y se metió en la cam a
para acurrucarse contra Siwon— . Despertó con dolores de barriga, sin duda por
todos los dulces que vuestro padre le dio más temprano.
— El lo
malcría demasiado.
— Eso no
lo discuto — dijo y sonrió.
— ¿Y por
qué, querríais discutir alguna cosa conmigo? — dijo él con fingido asombro.
Heechul se
apartó fingiéndose encolerizado.
— No
creáis que porque estamos casados vuestra voluntad será la mía, vikingo.
El rió por
lo bajo y lo atrajo contra su pecho.
— Sois
obstinado y caprichoso. Eso es bien sabido. ¿Acaso no insististeis, el día de
nuestra boda, que dejara a Donghae en libertad, a fin de que Hyukjae pudiese
tenerlo como yo os tengo a vos? Con facilidad me hicisteis doblegarme a vuestra
voluntad.
—
Quedasteis tan contento como yo al ver la felicidad de esos dos —le regañó.
— Supongo
que sí — dijo él, sonriendo— . Todavía me asombra
el haber sido tan ciego como para no ver su situación. ¿Por qué Hyukjae no me
habló de Donghae? Tuvimos nuestros desacuerdos por un tiempo, pero eso no duró
después que nació Junhui.
— El
quería comprar a Donghae pero sentía renuencia a pedíroslo por temor a que os
negaseis. Durante mucho tiempo no estuvisteis de un humor agradable.
— Sí. Aun
después que nació Junhui y sentí por ello mucho orgullo y mucha alegría,
todavía seguí deprimido a causa de vos, queriendo ir hacia vos todos esos
meses, pero temiendo que me rechazarais. Comprendo por qué Hyukjae no quiso
hablarme del asunto.
— ¿De modo
que me echáis la culpa a mí, eh?
—
¡Fuisteis demasiado obstinado!
Heechul sonrió y le besó suavemente, provocativamente.
— Supongo
que siempre lo seré. Pero vos me amáis, de todos modos.
— ¿De
veras?
— ¡Siwon!
— Siwon rió y rodó hasta quedar encima de él.
— Nunca lo
dudéis, Heechul. Nunca. Ahora sois mío, lo admitáis o no.
— Oh, lo
admito... de buena gana.
La puerta
del balcón estaba abierta para dejar entrar la luz del sol de medianoche. Sus
rayos anaranjados lanzaban un suave resplandor sobre la pareja entrelazada
sobre la cama. Ya llevaban cuatro semanas de casados. La ceremonia pagana había
sido hermosa, pero Heechul seguía deseando la bendición de Dios y estaba
decidido a tener algún día una ceremonia cristiana.
Heechul ya
no pensaba en regresar a la tierra de su infancia. Ahora su hogar estaba aquí,
con su marido y su hijo.
— No. En el momento que salía con él de la casa llegó Jooahn, dijo que para despedirse de vos. Le pedí que llevase al niño a mis padres.
Heechul sonrió y le besó suavemente, provocativamente.
Hermosa historia me encanto el saber que lograron superar todo y ahora están juntos, muchas gracias la disfrute mucho y espera mas sichul si se puede claro esta bye.
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