Heechul se
preguntó si en su vida volvería a ver algo tan hermoso como la aurora boreal.
Miró maravillado la niebla de color violeta que se arremolinaba en el cielo. Si
no hubiera hecho tanto frío, Heechul se habría quedado a contemplar
indefinidamente la bruma luminosa. Pero hacía frío, mucho frío, en realidad.
— Vamos,
Coran, antes que mis pies se congelen y yo también me convierta en hielo.
Fue un
golpe de suerte cuando Coran le preguntó si necesitaban más provisiones del
depósito antes de ir a acostarse. En realidad, no faltaba nada que no pudiera
esperar hasta la mañana, pero Heechul dio la excusa de que estaban escasos de
centeno para hacer pan y que si lo buscaban ahora, Coran podría dormir hasta
más tarde por la mañana.
Heechul lo
hizo esperar mientras sacaba dos sacos del pequeño lugar de depósito detrás de
la escalera donde se guardaban alimentos y especias.
Escondió
uno de esos sacos debajo de su capa y le dijo a Coran que lo acompañaría por si
veía algo más que pudieran necesitar.
Esta era
la oportunidad que había estado esperando. Podría procurarse armas que
ocultaría hasta que las necesitase. Y si encontraba una capa más liviana la
cambiaría por la suya, aunque ahora tenía que admitir que la capa más pesada lo
mantenía bien abrigado.
Heechul
agradeció que fuera tarde y los demás estuviesen ocupados en el hall,
recogiendo los restos del oso asado que habían servido más
temprano.
Coran
abrió la sólida puerta del depósito. Heechul quedó decepcionado al descubrir
que la habitación contenía solamente alimentos. Lo que buscaba Heechul
evidentemente se hallaba detrás de otra puerta cerrada, la del fondo del
depósito, donde se había añadido otra habitación más pequeña.
— ¿Qué hay
ahí atrás, Coran? — preguntó en tono inocente y señaló la puerta cerrada.
— Ahí es
donde el amo Siwon guarda sus riquezas.
— ¿Tenéis
la llave?
— Sí —
respondió Coran— . Pero me está prohibido usarla a menos que me lo ordenen.
— ¿Alguna
vez la usasteis?
— Por
supuesto — replicó él con orgullo— . Cuatro veces al año limpio y pulo las
armas allí guardadas. Y es allí donde pongo las pieles después de curtidas.
—
¿Podríais abrir la puerta ahora, Coran? Me encantaría echar un vistazo.
— No, no
puedo.
— Por
favor, Coran — dijo Heechul con dulzura— . El amo no tiene por qué enterarse.
Yo podría mirar un ratito mientras vos llenáis el saco de grano.
Coran
meneó lentamente la cabeza. Era evidente que tenía mucho miedo de hacer lo que Heechul
pedía. Sin embargo, él estaba decidido a entrar en ese
cuarto.
— No debo
hacerlo, Heechul. Si el amo llegara a enterarse, me castigarían con el látigo o
quizá me harían algo peor.
— Pero él
no se enterará, os lo prometo — insistió Heechul—. Ahora él está divirtiéndose
en el hall y ni siquiera sabe que estamos aquí. Por favor, Coran... hacedlo por
mí.
El vaciló
unos segundos más y después sonrió con timidez.
— Está
bien. Pero sólo el tiempo que me lleve llenar este saco — fue hasta la puerta y
la abrió— . Y no debéis tocar nada.
Impulsivamente,
Heechul se inclinó y lo besó en la mejilla.
— Gracias,
Coran. No olvidaré esto.
El
enrojeció, y hundió avergonzado la cabeza y fue a llenar el saco. Heechul abrió
completamente la puerta para dejar que la luz de la vela entrara en la
habitación más pequeña. Había esperado encontrar tesoros, pero no la abundancia
que pudo ver a la débil luz de la bujía. Había una pequeña pila de pieles, un
cofre abierto, lleno de telas exquisitas: sedas, brocados, finísimos
terciopelos. En un estante contra la pared había hermosos cálices hechos de
bronce, plata y hasta oro, e incrustados con gemas. Junto a ellos había fuentes
y jarras de plata grabada y tallada. Alcanzó a ver varios cofres que tendrían
mas tesoros de Siwon.
Por fin,
las armas atrajeron la mirada de Heechul. colgadas de dos paredes laterales
había armas de toda clase. Ballestas y flechas, lanzas de diferentes largos,
hachas y espadones, mazas con púas y, en un soporte
especial, dagas enjoyadas, Heechul se acercó a estas últimas y tomó una
incrustada con trozos de ámbar. Quizá el ámbar que se decía era la gema
favorita de Thor, lo protegería. Aunque no necesitaría la ayuda de Thor.
Heechul miró
las ballestas, en cuyo manejo era experto. Tomó una, junto con una provisión de
flechas. Puso todo en un saco atado a su cinturón y también metió debajo de
éste una espada. No era tan liviana como había sido la suya, pero aquella
preciosa espada ya no existía.
Heechul
estaba por retirarse con su saco lleno, pero en ese momento vio un par de botas
de cuero negro. ¡Las suyas! Junto a las mismas, en un estante, estaban sus
ropas, las mismas que había vestido para sepultar a su padre. Todavía las
llevaba cuando perdió la batalla más importante de su vida a manos de Choi Kangta.
Heechul se
apoderó rápidamente de las botas y la ropa, se envolvió completamente con su
capa y salió de la habitación en el instante que venía Coran.
— No me
había percatado de que Siwon es un hombre tan rico — comentó Heechul con
inquietud. Rogó en silencio que Heechul no notara la falta de las armas.
— Sí, pero
no son muchos los que lo saben.
— Es muy
joven para haber acumulado tanta riqueza. Debió hacer muchas incursiones de
pillaje en su juventud.
Coran
sonrió.
— No. La
mayor parte de lo que visteis él lo trajo de Oriente. Nuestro amo es un
comerciante muy hábil.
Después
que Coran cerró las puertas con llave, regresaron junto a la casa. Al oír el
bullicio de la francachela que seguía llegando desde el hall, Heechul dio las
buenas noches a Coran y subió rápidamente al cuarto de costura.
Aunque era
medianoche. Heechul seguía completamente despierto. Se dio vuelta y se metió
más profundamente debajo de las pieles. Había un hogar pequeño en la
habitación, pero no se había molestado en encenderlo. Ahora deseaba haberlo
hecho. Era curioso, pero no recordaba haber sentido frío en su hogar. Sin
embargo, también allí había conocido crudos inviernos.
El
hogar... tan lejano. Nadie quedaba allí para formar un hogar para él. Echaba de
menos terriblemente a su padre. Si él estuviese vivo, removería cielo y tierra
para encontrarlo. Un pensamiento reconfortante, pero no realista.
Echaba de
menos a Boah, también, que estaba tan cerca, pero inalcanzable. Y Dios santo,
hasta echaba de menos a su hermanastro.
Si estos
pensamientos de autocompasión no cesan pronto, me echaré a llorar, se reprochó Heechul.
Un momento más tarde oyó crujir la escalera bajo un gran peso y Siwon gritó su
nombre desde el pasillo.
— ¡Heechul!
— Por todos
los santos, vikingo, ¿queréis despertar a toda la casa? — dijo Heechul para sí
mismo mientras iba a abrir la puerta. Lo llamó en un suave susurro— Aquí estoy.
Sin duda, habéis despertado a vuestra madre con vuestros gritos — añadió y fue a pararse frente a él— . ¿No
pensasteis en eso?
— Esa
buena mujer está acostumbrada a que la despierten durante un festín — respondió Siwon en voz tan alta que Heechul
hizo una mueca.
— Por su
marido sí, pero no por un hijo borracho — le reprochó quedamente— ¿Qué queréis
ahora?
— No estoy
borracho — dijo él con voz serena y sus hoyuelos se acentuaron cuando sonrió— .
Para responder a vuestra pregunta, os quiero a vos — añadió. Soltó una
carcajada, lo aferró de la cintura, lo levantó del suelo y se lo llevó a su
habitación. Una vez allí, lo soltó. Heechul retrocedió
hacia el diván mientras él cerraba la puerta. Cuando se volvió, él lo miró
sonriendo, pero no se le acercó.
— ¿Queréis
beber un poco de vino conmigo? — preguntó con amabilidad.
Heechul
vaciló, intrigado por la actitud de él. Era la primera vez que le ofrecía vino.
Recordó que una vez le había dicho que a los esclavos no se les permitía beber.
— Si,
beberé con vos.
Se
acurrucó contra el brazo del diván mientras él llenaba dos cálices con un
pellejo de vino. Una sola vela ardía en la habitación y daba una luz débil y
vacilante, pero Heechul podía ver a Siwon con claridad. No parecía bebido como
sospechó al principio. Había cambiado las ropas que llevaba más temprano. Su
túnica corta era de seda blanca con adornos de hilo verde en el ruedo y en las
mangas largas. En su pecho colgaba un medallón de oro con una única esmeralda
en el centro, en vez del medallón de plata grabada que usaba habitualmente.
Estaba terriblemente guapo esta noche y a Heechul le costó apartar los ojos.
Siwon le
trajo un cáliz. Tomó sólo un pequeño sorbo del líquido agridulce, saboreó el
aroma y dejó el vaso en su regazo mientras él iba a encender un fuego en el
hogar. Había olvidado el frío que hacía, había olvidado todo excepto la presencia
de Siwon.
El fuego
quedó encendido y añadió más luz a la habitación. Siwon tomó su cáliz y se unió
a Heechul en el diván.
Heechul
estaba tan nervioso esperando que Siwon hiciera algún movimiento que le
hubieran temblado las manos si no estuviera sosteniendo con tanta fuerza el
cáliz sobre su regazo.
— ¿El vino
no es de vuestro agrado?
Heechul se
sobresaltó cuando él habló y lo miró con expresión culpable.
— No...
quiero decir, es excelente.
El le
sonrió con aire de conocedor.
— Si
tenéis pensado demorarme con la excusa de que no habéis terminado vuestro vino,
no dará resultado. Sin embargo, no tengo prisa, así que relajaos y bebed
vuestro vino. Podréis tomar más cuando hayáis terminado.
Heechul
siguió el consejo y bebió el líquido embriagador, esperando que le calmara los
nervios. Pero no pudo relajarse, aunque el vino le entibió la sangre.
Por fin se
recostó hacia atrás y empezó a sentir los efectos de la bebida.
— Si
vos murierais, Siwon,
¿qué sería de
mí? — Él lo miró divertido.
— ¿Estáis
planeando un juego sucio?
— No,
lucharé limpiamente. ¿Pero si no regresarais de uno de vuestros viajes de caza?
Siwon
suspiró y miró con aire pensativo el cáliz que tenía en la mano.
— Como no
tengo bastardos ni esposo, todo lo que poseo pasará a ser propiedad de mi
padre. Eso debería complaceros, Heechul — añadió con amargura.
Heechul
entendió lo que quiso decir, pero no podía dejar que se diera cuenta.
— ¿Por qué
eso tendría que complacerme? Odio a vuestro padre más que a vos.
—
¿Seguiríais odiándolo si él os diera la libertad? Ese es su deseo — dijo Siwon,
fastidiado— . El ahora lamenta haberos dado a mí.
Heechul
terminó su vino y miró a Siwon con expresión seria.
—
Entonces, devolvedme o vendedme a él.
Siwon tomó
un mechón de su cabello y lo enroscó lentamente en su dedo.
— ¿Y qué
haríais vos por mí, Heechul, si yo accediese?
Heechul lo
miró sorprendido. ¿Qué precio tenía la libertad?
—
Cualquier cosa — dijo.
— ¿Me
haríais el amor? —Él no vaciló.
— Sí.
Hasta eso haría.
Siwon dejó
su vino, lo alzó sobre su regazo y le sostuvo la espalda con el brazo. Le
sonrió y sepultó su cabeza en el hueco de su cuello. Sus labios fueron como una
marca de fuego y Heechul gimió suavemente hasta que él lo besó en la boca en
una forma que exigía más que una mera respuesta.
Heechul dejó
caer al suelo el cáliz vacío, tomó la cabeza de Siwon y lo estrechó contra él.
Se sintió perdidamente atraído por Siwon.
No supo si era por la libertad o por él mismo y no le importó. Lo deseaba.
Heechul
protestó cuando Siwon se movió y se puso de pie, pero sonrió cuando vio que
empezaba a quitarse la ropa. Se estiró lánguidamente, satisfecho, antes de
levantarse para hacer lo mismo. Cuando se puso de pie, se tambaleó mareado y
rió.
—
Demasiado de vuestro precioso vino, creo.
Siwon no
dijo nada, pero le sonrió y ayudó a desnudarse, después lo levantó en brazos y
llevó a la cama. Allí lo depositó con suavidad y se tendió a su lado. En
seguida, Heechul sintió las manos de él, sorprendentemente suaves, pese a ser
tan fuertes, que lo acariciaban íntimamente con dedos que le hacían cosas
extrañas y maravillosas.
— Podéis
ser tan dulce como la miel cuando lo deseáis — dijo Siwon con voz ronca,
besándolo en la boca con labios ardientes.
— Como
vos — murmuró y
le pasó los
dedos por el pelo.
— Mi
beldad celta — murmuró él pasándole una mano sobre el vientre. Empezó a
acariciarle el pecho con los labios. Las
sensaciones que le atravesaron le hicieron sentirse
débil, pero lo mismo trató de resistirse, aunque sin muchas energías. Cuando
levantó las rodillas él se las sostuvo con una pierna.
Cuando sus
uñas se clavaron en los hombros de él, Siwon soportó el dolor y en vez de
sujetarle las manos, las besó con un beso apasionado y salvaje que pareció
privarlo de los últimos restos de voluntad y borrar de su mente todo lo demás.
Lo único
que importaba era Siwon, su beso, sus manos que le acariciaban con ansiedad, su
cuerpo apretado contra el suyo, su miembro caliente y palpitante buscando la
entrada, encontrándola por fin, y después ese primer exquisito impulso que
llevó a Heechul al éxtasis.
Una y otra
vez pronunció su nombre mientras él se movía en su interior y le estrechaba
como si quisiera soldar sus cuerpo para siempre. Heechul lo besó en el cuello,
en las mejillas, en los labios, con salvaje abandono. Después todas sus
sensaciones se acumularon en su parte inferior.
Un momento
más tarde, Heechul sintió un delicioso palpitar en su interior. Habiendo
alcanzado las cimas del placer, Heechul sucumbió inmediatamente a los efectos
del vino y del amor. Se durmió y ni siquiera se movió cuando Siwon se apartó
para buscar algo con qué taparse. Después, él se acostó a su lado, boca abajo,
se incorporó apoyándose en los codos y le contempló largo rato con una
expresión desusadamente tierna. Por fin pasó sobre él un brazo posesivo y se
quedó dormido.
El ruido
de una pelea despertó a Heechul de su profundo sueño. Viendo que estaba solo,
saltó de la cama y tomó lo primero que encontró, la bata de seda blanca de Siwon,
y se la puso mientras salía corriendo de la habitación.
En el
fondo de la escalera se ocultó en las sombras y observó la escena que se
desarrollaba en el hall, crecientemente alarmado. Las dos mesas largas estaban
volcadas; los bancos estaban rotos en pedazos. El gran caldero de hidromiel se
había derramado en el suelo con los restos de una comida matinal.
Los ojos
de Heechul recorrieron frenéticamente la estancia. Varios hombres yacían
inconscientes o muertos en el suelo. Algunos luchaban con los puños, otros con
espadas o hachas. ¿Cómo podía ocurrir una riña semejante a hora tan temprana?
¿Y dónde, Dios mío, estaba Siwon?
Rápidamente,
sus ojos siguieron buscando hasta que descubrieron a Yunho, sentado en un banco
contra la pared. El enorme vikingo se sostenía con una mano la quijada
hinchada, aunque reía con un compañero que estaba en el suelo. Heechul miró
hacia abajo y ahogó una exclamación. Siwon estaba tendido en el piso, con un
brazo apoyado en el banco. No vio nada más que la sangre de color rojo
brillante que le manchaba los pantalones y la túnica color ciervo.
En el
momento de ansiedad, Heechul olvidó todo lo demás y corrió hacia Siwon. El
estaba riéndose de algo que había dicho Yunho, pero cuando Heechul llegó a su
lado y se arrodilló, la risa se apagó. Siwon se volvió hacia él, atónito, y
enseguida lo dominó la cólera y una mirada de furia la hizo parpadear.
— ¿No tenéis
vergüenza? — preguntó él con rudeza y le aferró el brazo con tanta fuerza que
le hizo doler— . ¿Qué significa esto?
Heechul no
tenía idea de qué hablaba él.
— Estáis
herido.
— ¡No! —
rugió él— . Pero aunque estuviese moribundo, ello no sería motivo suficiente
para que vengáis a presentaros ante estos hombres vestido como estáis.
¡Marchaos antes que la sed de sangre se convierta en sed de vos!
Heechul miró
nerviosamente a su alrededor y vio que muchos habían dejado de pelear y lo
miraban con fijeza.
— Yo no
pensé, Siwon — murmuró, con la cara cada vez más roja— . Sólo quise ayudaros.
— ¡Vos
nunca pensáis! — dijo él con crueldad y lo apartó de un empujón— ¡Iros de este
salón!
Heechul se
mordió el labio inferior que le temblaba
de indignación. Sintió en la garganta un nudo que casi lo ahogó y los
ojos se le llenaron de lágrimas. Rápidamente huyó corriendo del hall antes de
que las lágrimas cayeran y lo hicieran avergonzarse más.
No quiso
pensar en la noche pasada. Corrió al cuarto de costura y cerró con un portazo.
Se dejó caer sobre la pila de pieles y dio rienda suelta a un torrente de
lágrimas. Pero después de unos momentos, se secó decididamente los ojos.
— ¡Yo
nunca lloré — siseó con furia— hasta que lo conocí! No derramaré más lágrimas
por ningún motivo. ¡Si él capaz de maltratarme así cuando yo sólo quería
ayudarlo, que el demonio se lo lleve! ¡No estaré aquí para que eso vuelva a
suceder!
Heechul
buscó entre las pieles y sacó lo que había escondido allí la noche anterior. No
había pensado que necesitaría tan pronto los objetos robados, pero tampoco
imaginó que Siwon sería tan despiadado.
Se vistió
lentamente con sus propias ropas y se animó un poco al sentir contra su piel el
rico terciopelo. Una vez dentro de su atuendo varonil, su
orgullo herido mejoró algo. Recobró la confianza y se sintió capaz de hacer
cualquier cosa. Metió la espada en su cinturón y llenó su saco con más pieles y
correas de cuero para ceñirse los pantalones y hacerse más tarde abrigos para
sus manos. Después fue a la habitación de Siwon y tomó una manta de la cama.
Cubierto
con su capa para ocultar su atuendo, se dirigió a la puerta, pero casi tropezó
con Bugsy, que dormía allí. Heechul se arrodilló y acarició las orejas del
mastín.
— ¿También
a ti te
expulsó del hall?
—el animal le lamió
la mano—. No importa,
viejo amigo. ¿Todavía
no has salido
esta mañana?
Abrió la
puerta y Bugsy lo siguió. Heechul estaba aprendiendo a calcular la hora por las
estrellas. Era extraño llamar a esto mañana cuando el cielo estaba tan oscuro. Se
acercó lentamente a la puerta abierta del área de cocinar, pero Bugsy se le
adelantó en busca de comida. Cuando Heechul vio que sólo Leeteuk estaba ante la
mesa, cortando cebollas para hacer una sopa, se asomó a medias en la
habitación.
— ¿Tenéis
una hogaza de pan que pueda llevarme? — Leeteuk alzó la vista, sorprendido.
— Sí,
¿pero por qué estáis afuera? Hay mucho trabajo que hacer. Más temprano hicieron
un desastre que hay que limpiar.
Heechul
oyó las risotadas que llegaban desde el hall .
— ¿De modo
que la pelea terminó? ¿Sabes cuál fue el
motivo?
— Fue
el mismo Siwon
— replicó Leeteuk,
sacudiendo la cabeza— . Donghae estaba allí y dijo que Yang hizo un
comentario que a Siwon no le gustó. El amo atacó a Yang como un jabalí salvaje
y eso fue el motivo de que empezara la pelea. Todos participaron.
—
¿Entonces Yang y Siwon ahora son enemigos?
— No, Siwon
se disculpó. Así pasa en las peleas a mistosas.
—¡Hum! ¿Qué fue lo que dijo Yang para hacer enojar a
Siwon? ¿Donghae no os contó nada?
— No. — Leeteuk
suspiró y se alisó el pelo en desordenado con el dorso de la mano.
— ¿Habéis
pasado una mala noche? — preguntó Heechul, compadecido.
Leeteuk
sonrió.
— No fue
tan mala.
— ¿Y Donghae?
— Esta vez
tuvo suerte. Hyukjae se lo llevó y nadie supo nada más.
Heechul no
podía entender a Hyukjae. Se suponía que Siwon era su amigo más íntimo, pero Hyukjae
temía enfrentarse con él por un asunto tan importante como Donghae. ¿Era Siwon
realmente tan severo hasta con sus amigos?
— Bueno,
¿os sobra una hogaza de pan, Leeteuk? Tengó mucha hambre, pero primero me
gustaría cabalgar un poco para calmar mi pena.
— ¿Qué
pena?
— ¿No
supisteis que Siwon me reprendió con dureza delante de todos sus amigos?
Leeteuk
pareció asombrado.
— ¿Hizo
eso?
— Sí.
Leeteuk
rió por lo bajo. Sacó una hogaza de recién cocido y lo envolvió en un paño
limpio.
— Entonces
está bien. Iros tranquilo.
— Si Siwon
pregunta por mí, no le digáis cómo me han herido sus palabras. Decidle
solamente que tenía ganas de cabalgar un poco y que regresaré pronto.
— Como
gustéis, Heechul. Pero
si me lo
preguntáis, él debería saberlo.
Una
sonrisa curvó los labios de Heechul cuando se dirigía a los establos. Leeteuk
le contaría a Siwon todo lo que le había dicho, porque Leeteuk era así. El pensaría
que era el orgullo herido lo que motivaba su ausencia. Más tarde, cuando por
fin comprendiera que había huido, creería que el motivo habían sido sus rudas
palabras.
Pero eso
era sólo la mitad, admitió Heechul con sinceridad. Ya no podía confiar en si mismo
estando cerca de Siwon, no después de la noche pasada.
Jackie no
estaba en la parte delantera del establo cuando entró y fue directamente hacia Gibok.
Ensilló rápidamente la yegua rogando que Jackie estuviera dormido o ausente. No
le gustó mentir a Leeteuk, pero con Jackie hubiera sido aún peor, porque había
llegado a estimar profundamente al anciano. Por fortuna, él no estaba aquí.
Heechul
tomó dos grandes sacos de avena para Gibok y los ató atravesados sobre los
flancos del animal, después llenó cuatro pellejos de agua en el abrevadero.
Ahora ya estaba listo.
Llevó a Gibok
por el sendero detrás del establo, pero se detuvo cuando Bugsy vino corriendo
tras él, ladrando y produciendo una alarmante conmoción.
— ¡Vete! —
le ordenó al animal, temiendo que los ladridos hubieran alertado a alguien— .
Vete, Bugsy.
Siguió
cabalgando pero el Bugsy lo siguió.
— ¡Vete, Bugsy!
No puedes venir conmigo.
El animal
ladeó la cabeza y lo miró con curiosidad,
agitando la cola. Heechul suspiró.
— Está
bien, si tienes inclinación por la aventura, ven conmigo. Los
tres formaremos un extraño trío. Un perro, una yegua y un esclavo fugitivo.
Salió al
galope a campo abierto seguido muy de cerca por Bugsy. No tenía idea de adónde
iba, pero estaba libre, sin tener que rendir cuentas a nadie. Se detuvo en el
borde de la floresta y miró hacia atrás, hacia la casa de piedra sobre el
acantilado.
— Adiós, Choi
Siwon... Siwon el de Corazón Duro. Os recordaré, sin duda para siempre —
Nuevamente sintió ese incómodo nudo en la garganta que casi la ahogaba.
— Debéis
sentiros feliz, Heechul — se dijo en alta voz— . Ahora sois libre.
La costa
podía ofrecerle poca caza y él nada sabía de pesca. El este, que era a donde él
hubiera preferido dirigirse, sería la primera dirección donde buscaría Siwon,
porque jamás pensaría que huiría hacia el norte, donde los vientos y el frío
eran aún más intensos que aquí. De modo que tomó hacia el norte.
— ¿Podremos
sobrevivir allí hasta la primavera, Bugsy? Para entonces tendré muchas pieles y
podremos encontrar otro establecimiento de pobladores cerca del agua.
Compraremos pasaje en un barco que vaya a nuestra tierra, o por lo menos, lejos
de tu tierra. ¿Qué piensas tú?
Bugsy lo
miró con expresión solemne.
— Si, creo que podemos lograrlo. O morir en el intento..., no hay otro camino — se respondió él mismo.
— Si, creo que podemos lograrlo. O morir en el intento..., no hay otro camino — se respondió él mismo.
WOw se escapo a Siwon no le va a gustar nadita veremos que pasa gracias por el cap bye.
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