Jackie no
osó desobedecer a Siwon. Sabía que su amo estaba equivocado, ahora estaba
seguro de ello, pero también tenía la certidumbre de que nunca se dejaría
disuadir de su error. Jackie se condolía de Heechul. El joven no merecía un
tratamiento tan despiadado. Si no hubiera sido por el otro joven que había
destruido primero a Siwon, esta vez él habría podido ceder y confiar en Heechul.
Pero Siwon, un joven amargado, se había encerrado completamente en sí mismo y Heechul
sufría por ello.
Heechul no
dijo nada en el camino hasta la vivienda de Kangta . Jackie trajo un carro para
llevarlo y prometió que también le llevaría la yegua si bien el animal hubiera
recuperado un poco de sus fuerzas. Heechul nada respondió y fue con el corazón
acongojado que lo dejó en el hogar de su antiguo amo.
Heechul
fue recibido con grandes muestras de alegría por Boah, quien lo trató como a
un inválido después de expresar su compasión por el estado de su sobrino. No
le permitieron levantarse de la cama ni él lo intentó. Todos sus caprichos
hubieran sido satisfechos, pero Heechul nada pidió. Comió muy poco de lo que le
pusieron delante, pese a que Boah lo reprendió con severidad.
En vez de
ponerse más fuerte, se debilitó aun más. No quiso explicar nada ni responder a
ninguna pregunta, hasta el día que Jaejoong lo visitó.
— Boah me
dice que os estáis consumiendo, Heechul— dijo Jaejoong con afectación, y se
sentó en el borde de la cama— Eso me complace mucho.
Heechul
aparentó no haberlo escuchado. Se limitó a mirar fijamente a su hermanastro sin
cambiar de expresión. Esto fastidió a Jaejoong más que una réplica hiriente.
— ¿Me
habéis oído, Heechul? Me alegro de que os estéis muriendo. Así no estaréis aquí
para tentar a Yunho y alejarlo de mí. Con mi barriga tan
grande, él anda buscando otras diversiones.
Heechul ni
siquiera parpadeó y Jaejoong se levantó de la cama y empezó a pasearse.
— Yunho se
muestra amable conmigo y lo mismo su padre — Jaejoong empezó a caminar más
rápidamente, precedido a cada paso que daba por su enorme barriga— . Pero yo no
he tenido presentes tan valiosos como los que os dio vuestro vikingo. ¡Sois un
malcriado, Heechul! ¡Nunca estáis satisfecho! ¿Por qué huisteis de él? Ahora
estáis aquí, donde no sois bienvenido. Siempre que estáis cerca, yo pierdo lo
que es mío. Pero esta vez no. No dejaré que me quitéis a Yunho. ¡Primero, os
mataré!
Heechul lo
siguió con los ojos.
— Sois un
tonto, Jae — dijo con voz débil— . Preferiría morir antes que quitaros a Yunho.
El me desagrada.
— ¡Mentís!
¡Queréis todo lo que es mío!
— Vuestros
ridículos temores no tienen fundamento y me enfermáis con vuestros celos. No
quiero nada que sea vuestro. No quiero a ningún hombre. Nunca más.
— ¿Ni
siquiera a vuestro precioso vikingo, quien os hizo a un lado por otro joven? — Jaejoong
soltó una carcajada chillona— . Sí, yo sé de Zhoumi, su único amor verdadero.
Heechul se
sentó en la cama por primera vez en días.
— ¡Iros de
aquí, Jae!
Jaejoong
fue hasta la puerta y allí sorprendió a Heechul con una sonrisa de sincera
calidez.
— De modo
que vuestro espíritu vuelve. Quizá ahora vivirás sólo para despreciarme, ¿eh?
Con eso
salió de la habitación, dejando a Heechul sumido en confusión ¿Jaejoong lo
había hecho ponerse furioso a propósito? ¿De verdad no quería que Heechul
muriese?
Boah entró
en la habitación. En su rostro apareció una expresión de
alivio.
— ¿Estáis
mejor, por fin? — Heechul ignoró la pregunta.
— ¿Qué le
sucede a Jae?
— Ha
cambiado mucho a medida que otra vida crece dentro de él. Estuvo muy afligido
por vos cuando nadie pudo encontraros. Lloró ante mí diciendo que había sido
terriblemente malo con vos y que temía no poder reparar lo que os había hecho.
— Me
resulta difícil de creer.
— Todos
temimos que hubierais muerto, Heechul. ¡Fue una tontería lo que hicisteis!
Heechul
suspiró y volvió a acostarse.
— La única
tontería que hice fue regresar a Siwon.
— No,
criatura. Estáis vivo y ahora debéis hacer un esfuerzo para recobrar vuestras
fuerzas.
— Hay
mucho que tengo que contaros, tía.
— Primero
hablaréis con Yoomi. Ella ha estado aguardando muchos días para hablar con vos.
La buscaré y os traeré comida. Y esta vez — añadió con severidad— , comeréis
todo.
Heechul
esperó con impaciencia. Se recuperaría. Sólo estaba dañándose a sí mismo con su
autocompasión y su pena. Basta ya de despreocuparse de si vivía o moría.
De pronto
le vinieron a la mente las palabras de Kangta : «Preferiría ver a Heechul libre
que en poder de otro.» Le pertenecía otra vez a Kangta y, según lo que el mismo
Kangta había dicho, debía dejarlo en libertad aunque tuviera que revelarle que
lo había oído y entendido cuando dijo eso. Entonces, todos sus sufrimientos no
habrían sido en vano.
Yoomi
entró en la habitación seguida de Boah, quien traía una gran bandeja con
comida. Heechul sintió que el hambre le roía la barriga pero eso podía esperar
unos minutos más.
— He
matado a un enemigo de los Choi y por eso, según la ley vikinga,
exijo mi libertad.
Sus palabras
sorprendieron a las dos mujeres hasta dejarlas sin habla. Heechul pasó
rápidamente a explicar lo que le había sucedido.
— Podéis
no creerme — dijo por fin— tal como Siwon se negó a aceptar la verdad. Pero
juro, con Dios por testigo, que todo lo que he dicho es verdad.
— Es una
historia increíble, Heechul — dijo Yoomi por fin— .Debéis admitir que es
difícil creer que sobrevivisteis a un viaje tan largo en esta época del año.
— Sí, lo
admito. Si no hubiera sido por mi amor por Siwon, habría perecido.
— Admito
que el amor puede proporcionar fuerzas
adicionales. Puede superar obstáculos
imposibles — dijo Yoomi, y añadió pensativa— : sí, yo creo
lo que decís, Heechul. Pero otros no lo creerán.
— No me
importa qué piensen los otros. Sólo vuestro esposo debe creerme. No puedo haber
soportado todo lo que soporté para nada. Debo tener mi libertad.
— Le
contaré vuestra historia, Heechul, pero no importa si él la cree o no. Vos sois
ya un joven libre. Lo fuisteis el día
que mi hijo os devolvió a mi esposo
La
importancia de las palabras de Yoomi y la seriedad de su propia posición no
afectaron a Heechul hasta que estuvo del todo recuperado. Era libre pero estaba
al cuidado de Choi Kangta, comiendo su comida, durmiendo en su casa. Esta dependencia
empezó a corroerlo interiormente. No le gustaba sentirse endeudado a este
hombre más de lo que ya estaba.
Habían
pasado dos meses del nuevo año y la primavera estaba acercándose cuando Heechul
habló con Yoomi sobre el tema. La encontró en el hall principal supervisando a
sus sirvientes, mientras trabajaba con notable habilidad en un telar vertical
donde un hermoso cobertor estaba casi terminado.
A Heechul
le disgustaba tener que pedir trabajo a fin de no sentirse una carga, pero no
tenía a donde acudir en esta tierra extraña y por lo tanto se veía obligado a
quedarse aquí. Sin embargo, no podía seguir haciéndolo sin pagar por su
manutención.
— Señora —
empezó Heechul con reticencia— , no puedo continuar aceptando vuestra
hospitalidad sin pagaros de alguna forma.
— No es
necesario que paguéis, Heechul.
— No, yo
siento que es muy necesario. Soy una carga en vuestra casa.
— Sois una
persona libre, Heechul, y se os considera un huésped. Sería inaudito aceptar
pagos de un huésped.
— Entonces
debo marcharme de aquí — dijo Heechul, inflexible, sabiendo que su tonto
orgullo estaba llevándolo por un rumbo que no podía alterar.
Yoomi
frunció el entrecejo y meneó la cabeza.
— Mi
marido dijo que llegaríamos a esto — Heechul quedó momentáneamente atónito.
— ¿Cómo
podía saberlo él?
— El se
enorgullece de poder predecir vuestras actitudes. Os considera un doncell
vikingo, donde el coraje y el orgullo se imponen a todo lo demás.
A Heechul
le fastidió que lo hubieran calificado con
tanta precisión y más aun que Kangta
relacionara su forma de ser con las características de su
pueblo.
— ¿De modo
que él sabía que yo no podría permanecer mucho tiempo aquí?
— Eso fue
lo que me dijo — admitió Yoomi— , aunque yo no pude creer que seríais tan
temerario como para marcharon de aquí sin tener adonde ir.
Esas
palabras picaron a Heechul.
— No
puedo evitar ser
como soy, señora.
Mi destino es ser dominado por el orgullo.
— Lo sé, Heechul,
y siento haberos criticado. Una vez yo tuve orgullo como vos, pero aprendí a
dominarlo, como espero que vos aprenderéis un día.
— Me
marcharé mañana y os agradezco por haberme tenido aquí.
Yoomi
meneó la cabeza y sonrió con pena.
— Si
estáis decidido a hacerlo, hay una casa en nuestra tierra donde podréis vivir
hasta la primavera.
Heechul se
sintió al mismo tiempo aliviado y deprimida.
— ¿Sólo
hasta la primavera?
— No,
hasta que vos lo decidáis, Heechul. Pero mi marido me pidió que os dijese que
en la primavera él os devolverá vuestra tierra, si ese es vuestro deseo.
Heechul
recibió esta noticia con sentimientos encontrados. Dejar esta tierra fría había
sido su deseo durante mucho tiempo, después se había enamorado de Siwon. ¿Y
ahora? ¿Qué podía importar si ponía entre ellos la distancia que separaba a sus
respectivas tierras? Ahora había entre los dos un océano más profundo que
cualquier otro, lleno de rencor y desconfianza.
— Heechul,
¿es eso lo que deseáis'?
— Sí — su
respuesta salió en un susurro.
— Pero no
tenéis a nadie junto a quien regresar, ¿verdad? — preguntó Yoomi, apenada.
— No —
replicó Heechul y bajó la vista— . Sin embargo, tampoco aquí tengo a nadie.
— Vuestra
tía está aquí... y vuestro hermano. Y yo he llegado a amaros y a afligirme por
vos, a causa de mi hijo...
— ¡No
lo mencionéis en
mi presencia! —
estalló Heechul interrumpiéndola—
. ¡El es la persona más
mala, más odiosa, más desconfiada que
he conocido! — Heechul
se detuvo y se
mordió el labio— . Perdonadme. Es
vuestro hijo y supongo que a vuestros ojos él no puede hacer ningún mal.
— No. Mi
hijo ha hecho muchas cosas de las que no estoy orgullosa— admitió Yoomi.
Heechul
luchó por sacarse a Siwon de sus pensamientos.
— ¿Mi tía?
¿La dejaríais en libertad para que vuelva a mi tierra conmigo?
— No lo
sé, criatura — Yoomi arrugó la frente— .Ella y yo nos hemos
hecho muy amigas, aunque supongo que vos la necesitaréis más que yo. Lo pensaré
y decidiré antes de vuestra partida.
— ¿Y mi
hermano, y los de mi aldea? —insistió Heechul.
— Los otros
han formado nuevos hogares, Heechul. Por lo que sé, son felices aquí.
— ¿Cómo
esclavos? — No pudo evitar que su voz sonar a
llena de sarcasmo.
— Vos y yo
podríamos discutir interminablemente sobre este tema, Heechul — Yoomi sonrió— . Sé como pensáis y conocéis
mis opiniones. Esos jóvenes no
están peor que
antes — Heechul
empezó a protestar pero Yoomi
levantó una mano para impedirle que continuase— . Y vuestro hermano ahora no
podrá ser liberada nunca porque lleva en su seno la criatura de mi hijo mayor.
De todos modos, no creo que desee regresar a una propiedad arruinada.
Heechul se
estremeció. No había pensado en eso. Tendría que construirse una casa nueva
para reemplazar a la vieja. Aunque la mansión de piedra gris todavía estuviese
en pie, no podría soportar vivir solo allí.
—
¿Dijisteis que hay una casa donde yo podría vivir hasta la primavera?
— Sí. Está
cerca de un pequeño lago, no lejos de aquí. Y junto a la casa un manantial.
— Por
supuesto, pagaré por usar la casa.
— Por
supuesto — dijo Yoomi con diplomacia, sabiendo que hubiera sido inútil discutir
con este joven empecinadamente orgulloso— . La familia que usó últimamente la
casa daba una parte de su cosecha de verano. Pero puesto que vos no podéis hacer
eso, creo que dos pieles por semana serán suficientes como pago. Tengo
entendido que cazáis desde que erais una criatura, de modo que esto no os será
muy difícil.
— No. Es
muy poco. Daré tres pieles por semana — replicó Heechul, con determinación.
— iHeechul!
— dijo Yoomi en tono de reproche.
— Insisto.
La mujer
mayor meneó la cabeza pero sonrió a su pesar.
— Entonces,
insisto en que me permitáis proveeros de sal, pues terminaréis con más carne de
la que podréis comer y tendréis que curarla. También avena y centeno, Secas,
pues no podréis subsistir solamente con carne por única comida.
Heechul
asintió, satisfecho.
— De acuerdo. Y para la primavera también tendré pieles suficientes para pagar mi pasaje de regreso a mi tierra.
— Eso no
es necesario, Heechul. Kangta no lo aceptará.
— No
obstante, tendrá que ser así — dio media vuelta y salió del hall.
Yoomi
levantó las manos.
— Qué
orgullo tonto — murmuró, antes de volver a su trabajo
en el telar.
La casita
se ajustaba perfectamente a las necesidades de Heechul y había sido limpiada
por completo antes de su arribo. Era lo bastante pequeña para retener el calor
de un fuego y estaba muy cerca del bosque, donde abundaba la caza. Había ollas
de hierro para cocinar, mantas limpias de lana, un arco y trampas para cazar y
hasta una muda de ropa de suave lana y una capa muy abrigada.
Lo único
que no había sido previsto era una tina para bañarse, pero Heechul pensó que
ello se debía a que el pequeño lago estaba tan cerca. Sin embargo, ahora el
lago se encontraba cubierto de hielo y romper la gélida costra para bañarse en
el agua fría no resultaba nada tentador.
Se las
arreglaría con baños de esponja hasta que los días fueran más templados.
Heechul se
instaló en su nuevo hogar con la alegría y el entusiasmo de una criatura. Ahora
era independiente, responsable sólo ante sí mismo. Disfrutó de su flamante
libertad pero no pasó mucho tiempo antes que la novedad perdiera sus atractivos
y se instalara la soledad. En tan completo aislamiento no podía evitar pensar
constantemente en Siwon. Cuando un día lo vio en el bosque y se cruzaron sin
decir palabra, con hostilidad de enemigos, su melancolía se acentuó aún más.
Todos los días cazaba hasta cansarse.
Después se
agotaba conservando la carne con sal y tratando las pieles, y por último
preparaba la comida para el día siguiente, antes de irse por fin a la cama. Sus
días eran monótonos, dedicados solamente al trabajo, pues trataba con
desesperación de tener su mente siempre ocupada en sus necesidades más
inmediatas.
Las flores
nuevas empezaron a ocupar el lugar de los botones de invierno y la nieve
desapareció de la mayor parte de la tierra. La primavera había llegado a
Noruega. Heechul se quedó extasiado cuando vio el carro que
s e acercaba a su casa.
Esperó que
fueran Yoomi o Boah, con noticias sobre la fecha en que zarparía Kangta . Pero
estaba tan hambriento de compañía que no se decepcionó cuando Donghae y Leeteuk
se apearon del carro en que Jackie los había traído. Después de que
intercambiaran afectuosos saludos, Heechul los hizo entrar y se alegró de tener
sobre el fuego una generosa comida para poder ofrecerles. Jackie había traído
un pellejo de vino que Siwon le regaló durante la celebración de invierno y
todos bebieron a la salud de todos.
Después, Jackie
fue a cortar leña contra las protesta de Heechul, porque se sentía incómodo
entre tantos jóvenes. Al principio, Donghae y Leeteuk se mostraron distantes,
intimidados por la nueva posición de Heechul, pero cuando bebieron más vino y
sintieron el afecto sincero de Heechul, la incomodidad desapareció muy pronto.
— Jackie nos
contó lo que os sucedió, Heechul — empezó Leeteuk— . Es asombroso que estéis
con vida.
Heechul se
limitó a asentir. Raramente pensaba en la vez que estuvo a punto de morir.
Mejor era olvidarlo.
— Siwon
ahora es un verdadero vikingo.
— ¿Qué
queréis decir, Leeteuk? — preguntó Heechul. Se sentía ansioso por tener
información sobre él.
— Es la
clase de hombre con que mi madre solía asustarme contándome historias cuando yo
me comportaba mal. Se ha vuelto terriblemente malvado, Heechul, desde que os
fuisteis. Es mucho peor que antes, cuando lo dejaron por otro hombre. Ahora
está continuamente de mal humor. siempre a punto de estallar. Me da mucho
miedo.
— ¿Cómo
está él, fuera de eso?
— Si os
referís a su salud, está bien. Excepto que bebe cada vez más, hasta que con
alivio de todos, se duerme.
— ¿Seguro
que no exageráis?
— Ojalá lo
hiciera.
— ¿Ni
siquiera un poquito?
— No, Heechul—
dijo Donghae con tristeza— . Ha ofendido a sus amigos con su mal carácter...
hasta a Hyukjae. Se dijeron palabras que no pueden retirarse. Hyukjae ya no
viene.
— Lo siento
— dijo Heechul.
— Y si
fuera posible, el amo Siwon se volvió aun más malvado después que cruzó el
fiordo — añadió Leeteuk.
— ¿Cuándo
fue eso?— preguntó Heechul, muy excitado.
— No mucho
después de vuestro regreso. Partió armado hasta los dientes, como preparado
para la guerra. Pero estuvo ausente menos de un día. A nadie dijo por qué fue
ni por qué vino tan disgustado con lo que encontró.
¿Qué podía
haber encontrado que no confirmara la historia de Heechul? O quizá averiguó la
verdad y se enfureció por haberse equivocado, por haber sido demasiado
obstinado para deshacer el daño que había causado con sus dudas.
— Fue un
milagro que regresara ese día — continuó Leeteuk— Si los Wayjei lo hubieran
encontrado lo habrían matado.
Algo de la
antigua curiosidad picó a Heechul.
— Esa
guerra entre los dos clanes... contadme de eso
— ¿No lo
sabéis? — exclamó Leeteuk— . Creí que Donghae os lo había contado.
— Yo creí
que lo habíais hecho vos — repuso Donghae.
— ¿Alguno de
vosotros me lo
explicará? — preguntó exasperado.
— No hay
mucho que contar — replicó Donghae.
— Entonces,
dejadme a mí
— intervino Leeteuk,
ansioso de entregarse a la murmuración— . Cinco inviernos han pasado
desde que empezó todo. Antes de ello, el jefe del clan Wayjei y el padre de Siwon
eran muy amigos, hermanos de sangre, a decir verdad. Tenía tres
hijos: el menor, quien acababa de regresar de su primer viaje por mar, era Seungri,
el mismo que vos decís que...
— Sí,
continuad — lo interrumpió Heechul rápidamente.
— Era
otoño y la época de rendir tributo a los dioses por la buena cosecha. Kangta
preparó un festín enorme y los dos clanes se reunieron para celebrar. La francachela
y el jolgorio se prolongaron semanas... se bebió más hidromiel que en ninguna
otra ocasión.
— ¿Pero
qué pudo suceder para poner fin a esa larga amistad? — preguntó Heechul con
impaciencia.
— La
muerte de Jiwon, la única hija de Kangta . Ella era una joven bonita, según lo
que nos han contado, pero enfermiza y terriblemente tímida, excepto con su
propia familia. Tenía entonces quince veranos, pero nunca asistía a las
celebraciones, ni siquiera después que se lo permitieron. Era comprensible que
los hijos de Yang Hyun Suk no supieran quién era ella pues nunca la habían
visto.
— ¿Qué
tuvieron ellos que ver con la joven?
— En
realidad, no se sabe exactamente qué sucedió, Heechul. La opinión general es
que Jiwon salió a caminar para alejarse del bullicio del festín. La encontraron
a la mañana siguiente, detrás de la casa depósito, con el rostro horriblemente
golpeado, su falda todavía subida hasta su cintura y su sangre virginal
cubriéndole los muslos. En corazón tenía clavada su propia daga que seguía
aferrando con su mano.
Heechul
quedó horrorizado por el drama de alguien tan joven.
— ¿Se
quitó la vida?
— Nadie lo
sabe con seguridad, pero la mayoría cree que lo hizo porque no quiso seguir
viviendo después de lo sucedido.
— ¿Quién
pudo hacen algo tan monstruoso? — Heechul comprendió la respuesta por otras
cosas que le habían contado.
— Los
hijos de Yang Hyun Suk: Gervais, Daesung y Seungri... ellos tres.
— ¿Cómo se
supo eso?
—
Ellos mismos se traicionaron la mañana en que supieron quién era Jiwon. Los
tres se asustaron y huyeron. Fue un momento terrible para todos... el dolor, y
después la sed de venganza. El amo Siwon amaba a su hermanita, pero también Yunho
la amaba. Los dos pelearon por el honor de vengar su muerte. Ganó Yunho. No
importó que los hijos de Yang Hyun Suk hubieran
creído que violaban a una moza sin importancia, sin duda tomándola por una
simple esclava. Se había cometido un crimen contra el clan Choi y los
criminales tenían que pagar.
Kangta , Siwon
y muchos otros cruzaron el fiordo con Yunho. Kangta estaba consternado y
dolorido por lo que había pasado, lo mismo su amigo Yang Hyun Suk. Yunho
desafió por turno a los otros dos, Kangta lo detuvo, contra las protestas de Yunho
y de Siwon. Todos los Choi volvieron a casa y esperaron que los Wayjei se
tomaran represalias. Pero nunca lo hicieron, excepto la matanza de algún animal
extraviado de cuando en cuando. Las dos familias habían sufrido una pérdida y
los dos jefes no quisieron que hubiera más muertes.
— Qué
trágica historia. ¿Nadie se preguntó por qué Jiwon no gritó cuando fue atacada?
Nada de eso hubiera tenido que ocurrir.
— Ella era
una muchachita muy tímida que se
asustaba de cualquier cosa — repuso Donghae—
Sin duda se asustó demasiado para gritar, o quizás ellos se lo
impidieron.
— Dicen
que siempre fue una criatura débil, ya desde el nacimiento— comentó Leeteuk— .
Es sorprendente que le hayan permitido vivir cuando nació.
—
¿Permitido vivir? ¿Qué juego de palabras es ese?
— No es un
juego de palabras, Heechul — dijo Donghae, disgustado— .Si yo hubiera conocido
esa costumbre vikinga cuando llevaba a mi hijo en mi seno, habría estado
aterrorizado. Pero mi niño nació sano, gracias a Dios todopoderoso.
Heechul se
había puesto mortalmente pálido.
— ¿Qué
decís? ¿Qué costumbre vikinga?
— El
ritual del nacimiento — dijo Leeteuk, con igual desagrado— Un niño recién
nacido debe ser aceptado por su padre, ya sea que éste se haya casado o no con
la madre o appa. Como sabéis este pueblo valora la fuerza y deplora la debilidad. Se
supone que quien no sea fuerte no puede sobrevivir en esta tierra inhóspita. De
modo que un niño que nace deforme o débil es rechazado por el padre y expuesto
a los elementos. Se muere, por supuesto, pero el padre se absuelve a sí mismo
razonando que el niño de todos modos no habría sobrevivido y que hubiera sido
un desperdicio proporcionarle alimentos y cuidados cuando hay otros más
necesitados.
— ¡Esa es
una costumbre bárbara! — exclamó Heechul y luchó por controlar la náusea que
empezó a sentir.
— ¿Qué es
bárbaro? — preguntó Jackie que entraba con un haz de leña en los brazos.
— La costumbre
de rechazar a un niño débil y de dejarlo a la intemperie para que muera de frío
o de hambre antes que la madre o appa haya podido tenerlo en brazos.
— ¿Por qué
es eso bárbaro? — preguntó él obstinado
y dejando la leña junto al fuego.
— ¿Creéis
que no lo
es? — preguntó
Heechul, en tono de
indignación— . ¡Sois tan pagano como estos vikingos, Jackie, si podéis justificar
tan malvada costumbre!
— No, no
es así. Yo sólo creo que es el menor de los males. Preguntadle a Donghae, él es
appa. Preguntadle si su amor por su hijo no se vuelve más fuerte con cada día
que pasa.
— Es así —
admitió Donghae.
— ¿Qué
estás diciendo, Jackie?
— El
vínculo entre madre o appa e hijo es fuerte, pero no se hace fuerte hasta que se
conoce a ese hijo — Heechul estaba atónito.
— ¿De modo
que creéis que es más bondadoso matar al niño al nacer,
antes de que pueda formarse un vínculo'? ¿Y qué pasa con el vínculo que se siente
mientras lleva al hijo en el vientre? ¿No contáis con eso?
— Yo sólo
sé que perdí un hijo al nacer, aunque no por causas naturales. Mi esposa y yo
lo lloramos sólo por corto tiempo y después el niño que nunca conocimos fue
olvidado. Tuve otro hijo a quien llegué a amar, y lo perdí después de diez
cortos veranos. A este hijo sigo llorándolo hasta hoy. porque de él tengo
recuerdos que todavía me atormentan.
— Lo
siento, Jackie.
— Lo
sentís, ¿pero comprendéis, Heechul? ¿Entendéis que perder al niño a su
nacimiento, antes que conozca lo que la vida tiene para ofrecerle, antes que
sus padres sepan lo que es amar a ese hijo, es preferible a perderlo más tarde,
cuando la pérdida necesariamente casi destruirá a los padres?
— No, eso
no puedo entenderlo. Un niño débil puede hacerse fuerte, a un niño deforme
puede enseñársele a valerse por sí mismo.
— Quizá en
vuestra tierra, pero esto es e l Norte, donde las vidas son gobernadas por la
nieve y el hielo. Estamos en primavera y vos seguís encendiendo un fuego para
calentaros. Mirad el humo, Heechul. Un niño débil moriría por ese humo, pero si
se lo alejara del fuego moriría de frío.
— Nunca
podré entender eso de modo que basta — dijo Heechul, y se volvió.
Le
temblaban las manos cuando sirvió la comida a sus amigos. Se había sentido muy
contento de verlos pero ahora deseaba que no hubieran venido. La conversación
sobre la guerra de los clanes y la matanza de criaturas lo había deprimido
terriblemente. No pudo tocar su comida, su estómago se rebelaba.
Los otros
siguieron platicando como si la conversación anterior no los hubiera afectado. Jackie
miró a Heechul con expresión pensativa. Trató de evitar su mirada y por fin se levantó
de l a mesa para limpiar la habitación. Después de un rato, comprobó que él
seguía mirándolo con fijeza y no pudo seguir soportándolo.
— ¿Por qué
me miráis así? — preguntó. Jackie no se ar redró por el tono cortante.
— ¿Estáis preñado, muchacho?
Heechul se
había negado a admitirlo y menos dispuesto estaba a dejar que otros lo
supieran.
— ¡No, no
lo estoy!
— Yo iba a
preguntaros la misma cosa, Heechul — dijo Leeteuk—
.Habéis engordado un poco.
— ¡Os digo
que no! —citó Heechul, e inconscientemente se cubrió el vientre con las manos—
. ¡Os digo que no estoy preñado!
— De acuerdo. Y para la primavera también tendré pieles suficientes para pagar mi pasaje de regreso a mi tierra.
Heechul tan terco como siempre que habrá encontrado Siwon que regreso muy enojado, dios Heechul esta embarazado ahora no podrá irse como quería que tradiciones tan barbaras en fin gracias por el cap bye.
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