—Kangin, por
favor, mírame —rogó Teuk a su compañero. Él estaba de rodillas en el suelo
mientras bajos gruñidos salían de él. Su cuerpo se estremeció bajo sus manos
mientras frotaba suavemente su espalda. Su camisa empapada de sudor se pegaba a
él y Teuk trató de darle un poco de alivio despegando la camisa de su piel—. Kangin,
maldita sea, dije que me mires —gruñó Teuk.
La cabeza de Kangin
se alzó ligeramente al comando de su voz y su labio mostró los colmillos
afilados y blancos. Sus ojos brillaban y Teuk vio que el lobo de Kangin estaba
muy cerca de la superficie. Aprovechando la oportunidad, agarró su rostro
mientras estaba vuelto hacia arriba y sostuvo su mirada.
—Kangin, soy yo, Leeteuk.
Los ojos de Kangin
se estrecharon y tomó una respiración profunda, inclinándose más cerca de él
para atrapar su aroma. Algodón de azúcar y nieve golpeó sus sentidos y casi lo
derribó. Aulló ruidosamente y los demás se unieron a él.
—Compañero. —Su
voz fue gutural al hablar. Alzó la mano y acarició su rostro con añoranza.
Cuando él pasó un dedo por sus labios Teuk abrió la boca y mordió su dedo
juguetonamente con los dientes. Cuando empezó a acercarse a él, una voz detrás
de él lo hizo ponerse rápidamente de pie, empujando a Teuk tras él mientras
gruñía.
Dambi se detuvo
con las manos en el aire mientras miraba a Kangin.
Kangin la miró, y
entonces, por primera vez se dio cuenta de toda la conmoción que le rodeaba.
Retrocedió aún más, empujando a Teuk hacia atrás hasta que su espalda chocó
contra la pared. Su lobo le urgía a
protegerlo, a que nadie se acercara a él y le haga daño. Sus ojos iban
salvajemente de una persona a otra,
todas ellas una posible amenaza a lo que era suyo.
—Su lobo está en
control. —Una voz profunda llegó desde la izquierda. La cabeza de Kangin se dio
la vuelta para mirar directamente a los ojos de su Alfa y padre. Él lo
reconocía, pero eso no importaba. Aquí abajo, no se puede confiar en nada, le
recordó su lobo. Él levantó un labio en una mueca a Junjin.
—Kangin. —La voz
de Junjin retumbó y Kangin sintió el empuje en la misma— . Nosotros no vamos a
hacerle daño. Necesitas recuperar el control de tu lobo.
Kangin sintió una
pequeña mano en su espalda y luego un brazo se deslizó alrededor de su cintura
desde atrás.
«Kangin, vuelve a mí, amor». Oyó la voz
de Leeteuk en su mente y algo en él se rompió.
Se dio la vuelta
alrededor aplastándola contra él.
«Pensé que te había perdido», dijo. «Pensé que nunca te sostendría de nuevo».
—Estoy aquí —dijo
él, en voz alta—. Estoy aquí y tenemos que irnos.
Kangin se apartó
y lo miró. Le acarició la mejilla, se inclinó y la besó suavemente.
—No te vayas de
mi lado.
Sus ojos
brillantes le dijeron lo que no hizo su suave voz. Kangin aún no estaba
totalmente en control.
Se dio la vuelta
para enfrentarse a todos y tomó la mano de Teuk firmemente en la suya. Se
encontró con la mirada de su padre y expuso su garganta a su Alfa rápidamente,
antes de ver a los demás con ojos cansados.
Dambi les dio a
todos unos pocos minutos más mientras las parejas seguían poniéndose de pie y
la miraban. Hongki se había hecho cargo de poner a Sihyuk de pie, ya que no
tenía un compañero.
A Dambi le
pareció extraño que ellos no se abrazaran, o se preguntaran el uno al otro si
estaban bien. Pero, mientras miraba a cada uno de los hombres ojeándose unos a
los otros, se dio cuenta que no confiaban entre sí.
No confiaban en
que esto fuera real, que las parejas que sostenían respectivamente cerca eran
genuinas. Sus mentes estaban tratando de llegar a un acuerdo con la noción de
que los compañeros, sólidos y enteros en sus brazos, no iban a ser arrancados
de ellos y torturados.
Aunque sabía que
necesitaban más tiempo para llegar a un acuerdo con la realidad, ella no podía
darles tiempo. Tenían que salir pitando y tenían que hacerlo “ayer”.
—Está bien,
encantadora gente. —La voz de Dambi se alzó de manera que todos pudieran
oírla—. Por mucho que me gustaría darles todo el tiempo para procesar esto, van
a tener que ponerse los pantalones de niños grandes y simplemente confiar en
que sus compañeros están aquí para salvar sus traseros e ir con ellos. No
tenemos tiempo para hacer un programa de doce pasos, así que contrólense a sí
mismos el tiempo suficiente para salir de aquí.
—Hombre, te
extrañé —dijo Henry al otro lado de la sala con una sonrisa socarrona, y un
brazo envuelto alrededor de Zhoumi mientras sonreía a Dambi. La sonrisa era
real y las palabras tan sarcásticas como siempre, pero todavía había algo fuera
de lugar en sus ojos.
—Sí, sí, lo sé.
Quieres prometerme tu amor eterno, bla, bla, bla —dijo secamente—. Vamos a
ponernos en marcha, gente. Hongki, empieza a cantar de nuevo, por favor, y tal
vez hazlo en un tono más alegre para que no todos queramos dispararnos a
nosotros mismos. —Dambi se dirigió hacia las escaleras. Ella les hizo un gesto
a Junjin y Hyesung para venir adelante—. Alfa. —Inclinó un poco la cabeza hacia
él—. Es bueno verte. Ahora, si fueras tan amable, conduce a tu gente fuera de
aquí. Manten el juicio. Escucha la voz de Hongki y no pienses en tus
preocupaciones. Si es necesario, toma nota del libro de Hee y piensa en sexo.
—Oí eso —gritó Hee.
Dambi no le hizo caso.
Junjin tomó la
mano de Hyesung y empezó a conducirlo por las escaleras. Se aclaró la mente de
todas las preocupaciones o temores. Solo pensó en el rico sonido proveniente de
Hongki y la sensación de la mano de su compañero en la suya.
Dambi dirigió a
cada uno de ellos por las escaleras, diciéndoles una y otra vez que pensaran
solo en la voz de Hongki. Dambi fue la última en iniciar la subida por las
escaleras y ella misma se centró en la voz del doctor alejando los temores que
estaban tratando de inundar su mente. Ella se negaba a darles siquiera una
fracción de su atención.
Cuando llegó a la
parte superior de la escalera se detuvo cuando vio que todo el mundo estaba
allí de pie mirando a donde la abertura debía estar.
—¿Qué demonios, Dambi?
—gruñó Hee.
—¿Ya han pasado
más de dos horas? —preguntó Changmin.
Dambi alargó la
mano y la puso en la pared. Ella cerró los ojos mientras se concentraba.
—Esa pequeña
comadreja llorona —espetó a la pared—. No han pasado más de dos horas. Nuestro
amistoso Troll de los alrededores piensa atraparme a mí, Dambi de las Fae.
Henry se rió
mientras negaba con la cabeza.
—Ellos nunca
aprenden —dijo él a nadie en particular.
Los ojos de Dambi
se estrecharon mientras miraba el lugar donde su mano acababa de estar. Habló
en voz baja, un lenguaje hermoso que fluyó con facilidad de su lengua. Sus ojos
brillaron y ella empezó a resplandecer mientras la magia pulsaba de su cuerpo.
De repente, la pared se abrió de golpe y Thurlok se tambaleó hacia atrás en el
otro lado. Junjin y Hyesung fueron los primeros en pasar, y luego los demás los
siguieron. Una vez que todos estuvieron fuera, Dambi pasó a través del velo, y
dejó que se cerrara detrás de ella. Se detuvo mirando a Thurlok fijamente.
—¿Pensaste
engañarme?
Thurlok se puso
de pie torpemente.
—Sabía que podías
salir, Dambi —le dijo con nerviosismo—. Tuve que cerrarlo en caso de que
alguien pasara por aquí. Se vería terriblemente sospechoso si alguien venía y
veía el velo abierto.
Dambi lo observó
como un halcón observaría a un ratón. Él se removió bajo su mirada, mientras
esperaba su respuesta.
—Voy a dejarte
vivir solo porque el juramento de sangre no se rompió. — Dambi se volvió para
mirar a Junjin y Hyesung—. Tenemos que irnos, ahora.
Ella arrancó en
un trote rápido y esperó que los demás la siguieran.
—¿Qué pasa con la
piedra? —gritó Thurlok.
—Revisa tu
bolsillo, imbécil —gritó Dambi, pero no se volvió para ver si él la escuchaba.
Dambi y Changmin
hicieron un fuego mientras los demás agarraban troncos para sentarse. El
campamento estaba tranquilo y sombrío. Habían corrido hasta tarde por la noche
y estaban agotados.
Hongki se acercó
a Dambi y tiró de ella hacia un lado.
—¿Por qué eso
parece como si hubiera sido un poco demasiado fácil? — dijo Hongki,
entrecerrando los ojos.
Dambi dejó
escapar un suspiro y se pellizcó el puente de su nariz.
—Rescatarlos del
Limbo nunca fue mi verdadera preocupación —admitió.
Hongki esperó a
que continuara. Dambi miró sobre su hombro hacia el grupo mientras hablaba.
—Esa fue la parte
fácil; la parte más difícil será contener a los machos de matar a nadie.
Los ojos de Hongki
se estrecharon. Dambi le indicó a Hongki para que viera y así lo hizo.
Siwon se sentaba
con Hee en su regazo. Estaba hablando con él en voz baja, mientras los ojos de
él se movían de persona a persona, estrechándose y brillando. Sus hombros
estaban tensos y parecía a punto de atacar, a pesar de que su compañero estaba
en sus brazos.
Hyukjae se sentaba
con la espalda apoyada en un árbol y Donghae entre sus piernas, con la espalda
contra su pecho. Él lo abrazaba con fuerza y Hongki vio como de vez en cuando
besaba su cabello o rozaba suavemente el dedo por su mejilla. Pero sus ojos no
se apartaban de los que le rodeaban. Él nunca lo miraba, sino que vigilaba a
cada uno cuidadosamente.
Miró a cada macho
y vio que sostenían a sus compañeros, la desconfianza en sus ojos siendo
evidente a medida que se miraban unos a los otros constantemente.
Hongki volvió a
mirar a Dambi que estaba observándolo con expectación.
—¿Ahora lo ves?
—preguntó ella. Hongki asintió.
—Nunca seríamos
capaces de detener una pelea si fuera a estallar entre ellos.
Dambi negó con la
cabeza.
—No con estos
dominantes.
—¿Qué hacemos?
—preguntó Hongki.
—En primer lugar,
vamos a tener que hacerles ver su comportamiento. De manera que, puedan pensar
antes de actuar por instinto.
—¿Y en segundo
lugar? —solicitó Hongki.
—En segundo lugar
—suspiró Dambi―, esperar contra toda esperanza que nadie haga nada estúpido.
—Entonces estamos
perdidos —dijo Hongki.
—Más o menos
—concordó Dambi.
Donghwa estaba
parado en la biblioteca de la mansión de la manada Coreana mirando hacia el
césped. Filas de autos se alineaban en el camino de entrada a medida que,
manada a manada de Alfas, y sus principales lobos llegaban. Habían pasado tres
días desde que se lanzó el llamado y ya seis de las otras once manadas habían
llegado y estaban cada uno alojados en este momento en la residencia. Solo la
mitad de los que estarían viniendo había llegado y ya las cosas estaban tensas.
Se pasó una mano
por el cabello y dejó escapar un gruñido bajo mientras su frustración y
agitación aumentaban. Era el cuarto en su manada. ¿Dominante? Sí, pero no lo
suficiente para evitar una guerra entre cualquiera que fuera enemigo del Alfa.
¿Dónde diablos
estaba Junjin? Habían pasado semanas desde que él y los demás habían partido y
aunque sabía a través del vínculo de manada que Junjin aún estaba vivo, eso era
todo lo que sabía. Antes de hace tres días, Donghwa había pensado que solo le
estaba tomando a Junjin más de lo previsto descubrir el plan de Desdémona.
Pero, entonces la llamada se había realizado y así fue cómo Donghwa se dio cuenta
que algo le había sucedido a Junjin y a los demás. Para que la Gran Luna
enviara una llamada a todos sus lobos tenía que ser malo.
Un golpe en la
puerta lo sacó de sus pensamientos.
—Entre —respondió
él a la llamada.
Wadim entró y sin
tener en cuenta la formalidad, se arrojó sobre el sofá grande en medio de la
biblioteca. Echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos mientras dejaba escapar
un gemido de frustración.
—Nunca vamos a
sobrevivir a esto —le dijo a Donghwa—. Quiero decir, no es una cuestión de si
el mundo será destruido. Es una cuestión de quién va a destruirlo y cuándo será
destruido; ¿una retorcida como el infierno bruja loca descabellada, ooo, una
manada de hombres lobo Alfas en un concurso de meadas?
—Por favor, dime
que esa es una forma de hablar, y que no hay realmente un concurso de meadas en
marcha —gruñó Donghwa—. Acabamos de instalar una nueva alfombra.
Wadim rió.
—Desafortunadamente,
no. No hay un verdadero concurso de meadas en marcha, sin embargo, Radim, el
Beta de la manada de Polonia tuvo la brillante idea de compartir con Seojoon
cuán vergonzoso pensaba que era para él venir de una manada en donde el Alfa
traicionó a los suyos.
Donghwa se frotó
la cara con las manos mientras negaba con la cabeza.
—¿Está alguno de
ellos muerto?
—No, y no hubo
derramamiento de sangre tampoco. El Alfa Polaco, Arthur, tiene una buena cabeza
sobre sus hombros y puso a su Beta en su lugar de forma rápida y públicamente.
Eso pareció frenar algunos cuellos levantándose.
—¿Has oído de la
Gran Luna de nuevo? —preguntó Donghwa. Wadim negó con la cabeza.
—No, pero estoy
pensando que podría no ser una mala idea ver si nos ponemos en contacto con el
consejo Fae. Si mi información es correcta, y siempre lo es, entonces los Fae
deben haber sido los que enviaron la llamada.
—¿Crees que ellos
por fin van a dar un paso fuera de su pequeña burbuja segura y ayudar?
—preguntó Donghwa.
—La Gran Luna
puso el plan en marcha para obligarlos a ayudar cuando nos hizo compañeros
compatibles con ellos, así que, sí, creo que finalmente van a mostrar sus
traseros.
Donghwa se quedó
mirando hacia el historiador de la manada mientras pensaba en la idea de ser
acoplado a una Fae. Parecía una idea muy extraña ser emparejado a alguien que
no fuera de su propia raza. Pero, de nuevo, él había estado esperando encontrar
a su compañero durante tanto tiempo y la oscuridad se estaba deslizando más
profundo dentro de él. Si su compañero fuera Fae, entonces le tomaría en un
santiamén.
—¿Y, cuál es el
plan, Donghwa? —Wadim levantó una ceja.
—Creo que el
próximo paso será reunirse con todos los Alfas una vez que lleguen.
Justo en ese
momento, las puertas de la biblioteca se abrieron de golpe, y Kangta entró.
—¿Qué diablos
está pasando y por qué estamos en este momento oyendo hablar de la desaparición
de la humanidad? —Sus ojos estaban brillando y su poder llenaba la habitación. Kangta
estaba muy enojado y a menos que pudieran conseguir calmarlo, había una buena
posibilidad de que algunas cabezas salieran rodando.
Donghwa se situó
en la parte delantera de la enorme sala de reunión y se encontró brevemente con
los ojos de cada Alfa. Las diez manadas de otros países y ciudades finalmente
habían llegado y con la manada Coreana y China ya presentes, eso hacían doce.
Todos bajo un mismo techo y estaban inquietos. La tensión entre los dominantes
era tangible y si un ser humano hubiera estado presente, esto los habría
ahogado.
—He estado en
esta tierra más de lo que me importa admitir y nunca en ese tiempo hemos
recibido la llamada de la Gran Luna. ¿Por qué ahora? — preguntó el alfa de la
manada de Canadá.
Wadim dio un paso
hacia delante y comenzó a explicar todo lo que había sucedido desde el
Encuentro hasta ahora. Lo condensó tanto como fue posible, pero se aseguró de no dejar de lado
ningún detalle vital. Mientras su historia continuaba, con cada palabra, los
Alfas se ponían más y más tensos.
—¿Por qué estamos
oyendo a estas alturas de esta bruja que representa una amenaza tal para todos
nosotros? —Habló el Alfa de la manada de Irlanda.
Hubo un murmullo
de acuerdos a través de la sala y Wadim reprimió el impulso de retroceder un
paso. A menos que quisiera ser perseguido, sabía bien que no debía alejarse de
estos depredadores.
—Todos ustedes
conocen a Junjin. —Donghwa dio un paso adelante, quitando la presión del
historiador menos dominante—. Él se preocupa más profundamente por nuestra raza
de lo que nos podemos imaginar. Él estaba tratando de evitar una guerra, y
tratando de prevenir que todos nosotros tuviéramos que reunirnos, teniendo en
cuenta lo que podría ocurrir entre nuestras manadas. No estaba tratando de
mantenerlos en la oscuridad, porque quisiera dejarlos indefensos. Si no
hubiéramos permitido a la dominancia en nosotros mantenernos alejados entre
nosotros, esto podría no haber llegado hasta aquí. Si Desdémona hubiera pensado
que tenía que luchar con toda nuestra raza y no solo con una sola manada, ella
podría no haber seguido con este plan ridículo.
—¿Estás diciendo
que esto es culpa nuestra? —gruñó Angus, con los ojos brillantes.
Donghwa levantó
las manos lastimeramente y bajó la mirada.
—No, no estoy
diciendo eso en absoluto. Estoy diciendo que esto es un problema de manada. Es
culpa de todos y cada uno de nosotros. Nos guste o no, todos somos una manada.
Puede que vengamos de diferentes países, podamos hablar diferentes idiomas, y
vivir vidas diferentes, pero todos venimos del mismo Creador, todos somos de la
misma sangre y eso nos hace una manada. La manada se levanta unida, lucha
junta, y está vinculada.
El silencio que
siguió a las palabras de Donghwa fue insoportable a medida que los Alfas
escuchaban, no solo se limitaban a oír, sino escuchaban lo que él estaba
diciendo. Aunque no entendieran nada más, entendían la importancia de la
manada. Los lobos no eran criaturas solitarias. Dependían el uno del otro y se
necesitaban mutuamente.
Kangta se
adelantó y esperó a que Donghwa lo invitara a estar delante de los Alfas. Donghwa
dio una leve inclinación de cabeza y dio un paso a un lado.
—También
podríamos dejar a un lado las pequeñas rivalidades y posturas territoriales
—les dijo—. Todos sabemos que vamos a quedarnos y luchar sin importar las
consecuencias. Personalmente, creo que el primer paso sería aprender a luchar
juntos, como una sola manada. Tenemos que saber cómo pelea cada uno de
nosotros, cómo nos movemos y cuáles son nuestras estrategias individuales de
manada para que podamos ser efectivos cuando vayamos a la batalla. —Kangta miró
y esperó una respuesta de la manada.
Lentamente, los
rostros se transformaron en miradas de determinación y asentimientos fueron
dados.
Kangta juntó las
manos y las frotó lentamente.
—Genial. —Se dio
la vuelta para mirar a Donghwa—. ¿Dónde hay un buen lugar para empezar el
entrenamiento de combate?
Donghwa dejó que
una lenta sonrisa se extendiera por su cara cuando le hizo una seña al Alfa
para que lo siguiera.
—Tenemos un
gimnasio y jardines al aire libre que utilizamos para nuestro entrenamiento de
combate.
Donghwa los llevó
hacia el enorme gimnasio y se volvió para encarar al grupo.
—Solo hay una
regla en este gimnasio. Respeta a tu oponente.
—Creo que sería
prudente añadir una regla más —habló Vaness—. No mates a tu oponente.
—Buena idea —dijo
Wadim con una risita baja—. Sería una maldita vergüenza si la última cosa que
documente para nuestra raza fuera que fuimos lo suficientemente tontos como
para matarnos los unos a los otros antes de que la bruja tuviera la
oportunidad.
Thurlok se quedó
mirando la piedra en su mano mientras una malvada sonrisa cruzaba su cara.
Consideró el poder que ahora sostenía y pensó en cuán tonta era Dambi al darle
a alguien como él un objeto así de poderoso.
Frunció el ceño
ante la idea. Conocía a Dambi de las Fae, sabía que ella era un enemigo
inteligente. No tenía sentido que intercambiara tal tesoro. Y, justo cuando
empezaba a preguntarse cuál podría ser posiblemente la trampa, su palma
repentinamente estaba vacía. Un gruñido salió desde su pecho mientras miraba
rápidamente a su alrededor. Él sabía que ésta se había ido, pero eso no le
impidió buscar en todo el puente.
Después de varios
minutos de buscar, por fin se detuvo y cerró los ojos. Había sido engañado. No
le gustaba ser engañado y rabió, hirviendo por dentro mientras pensaba en lo
tonto que había sido al confiar en la Fae.
—¡DAMBI! —gritó
en la noche—. Te vas a arrepentir —prometió al vacío entre respiraciones
jadeantes. No la dejaría escapar con su traición. Él, quien había vigilado la
entrada al Limbo durante tanto tiempo, no permitiría que el insulto quedara sin
respuesta.
Dambi sintió la
rabia de Thurlok a través del vínculo de sangre. No sabía cuánto tiempo la
piedra se quedaría en su poder. Las piedras Fae tenían una mente propia y
tendían a aparecer donde y cuando se necesitaban.
Ella no se había
preocupado de que él fuera capaz de utilizar el poder de la piedra, porque
sabía que no la tendría por mucho tiempo. También sabía que su ira sería rápida
y que respondería precipitadamente a causa de esta. Ella tendría que estar en
alerta, aunque sabía que su poder no era nada comparado con el suyo.
Wi~
ResponderEliminarAl fin!!!!
Jajajajaja me los imagino a todos, vigilantes!!!!
Ahhhh
Las manadas fin juntas!!!
Ojala y los machos no se maten entre si!!!
Comprensible las actitudes de los lobos
ResponderEliminarCuanto tiempo pasaran viendo como perdian a sus parejas una y otra vez...tenerlos ahí con ellos,no pueden creerlo del todo.
Están alerta a todo y a todos,la parte "buena" es que cuando se llegue el moment,pelearon con todo para defenderlos y nunca pasar por lo que imaginaron en el limbo.
Por fin las manadas están ahí...ya espero que hagan algo bueno.
Como casi no tienen problemas...a dambi se le ocurre jugar con el troll😒😒😒😒